ATENCIÓN: Este libro tiene los siguientes AUDIOS publicados en este blog anteriormente:
INTRODUCCIÓN - CAPÍTULO1 - CAPÍTULO 2 - CAPÍTULO 3
MÉTODO DE REGRESION A VIDAS PASADAS DE CARMEN
Carmen de Sayve, y Joselyn Arellano
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INTRODUCCIÓN.
Aquel que enseñara a los hombres a
morir, les enseñaría a vivir.Montaigne.
Desde tiempos muy
remotos la humanidad se ha preguntado si la muerte significa la aniquilación
total del ser, o si hay vida después de la muerte. Y, en el caso de existir
ésta, a dónde va. Cada religión o escuela filosófica ha dado su versión, y
aunque hay quienes niegan la inmortalidad, muchas otras creen en la
supervivencia del alma.
Es verdad que la muerte es un gran
misterio, sin embargo la única certeza que tenemos es que algún día, tarde o
temprano, todos hemos de pasar por ese trance llamado muerte y, paradójicamente,
es a lo único a lo que no se nos prepara. Pero puesto que es algo inevitable
para cualquier ser que nace y vive en este plano, quizás sea conveniente
conocerla mejor para temerla menos.
El concepto de la muerte nos pone
ante la perspectiva de la eternidad o de la nada. Hay quienes tratan de
demostrar o negar la supervivencia del alma apoyándose en métodos científicos,
o en principios filosóficos. El creer que se pueda demostrar esto a través de
la ciencia es una falacia; la ciencia corresponde al campo de la mente
racional, al del plano de la materia física. La vida del, "más allá",
pertenece a otro sistema de realidad, de más sutiles vibraciones. ¿Cómo,
entonces, podríamos medir con un instrumento limitado al plano terrestre, lo
intangible? Si bien es cierto que la vida después de la muerte no se ha podido
comprobar científicamente, por otro lado se tienen cada día más evidencias que
sugieren su existencia. En varios países se están haciendo experimentos que han
llegado a resultados sorprendentes, como grabaciones de voces de personas fallecidas
e, inclusive, conversaciones con ellas a través de aparatos especialmente
diseñados para ello, y aún video filmación de imágenes de fallecidos.
El propósito de esta obra no es
demostrar lo que ya cada uno cree, o no cree, sino, únicamente, exponer ciertos
conocimientos ya sean recibidos directamente de otras realidades o provenientes
de estudios en diferentes fuentes, así como compartir una serie de experiencias
que nos ha tocado vivir dirigidas, ciertamente, desde otros planos de
conciencia y que derivan de esta verdad que cada día se hace más patente; la
supervivencia de la conciencia humana después de la desintegración del cuerpo
físico.
El temor a la muerte hace que se
prefiera ignorarla, no pensar en ella, y rechazarla como enemiga de la vida. Para
los materialistas la muerte significa la total supresión de la vida ya que, al
desintegrarse el cuerpo con su cerebro, la inteligencia que lo habita
desaparece también. Pero nuestra mente no es el cerebro, éste es el instrumento
del que se sirve aquélla para expresarse en esta dimensión. La vida, en
realidad, es eterna, es decir, que la que actualmente experimentamos no es más
que una mínima parte de nuestra existencia, de todo un proceso vital de
evolución en el que estamos inmersos. De esto resultaría que nuestra vida no
está limitada a un solo pasaje sobre la Tierra, sino a todo un proceso
evolutivo de perfeccionamiento.
En los últimos años se han dado cada
vez con mayor frecuencia casos de personas que, después de haber sido
declaradas clínicamente muertas, vuelven a la vida. Los investigadores de estos
casos, como el de los doctores Raymond Moody, Melvin Morse, Kenneth Ring y
muchos otros, han recopilado relatos de estas experiencias, que coinciden de
manera asombrosa, aportando datos fascinantes sobre lo que llamaríamos el
umbral de la muerte. Estos informes hablan de que al producirse la muerte
clínica el individuo se desprende del cuerpo físico, que puede observar desde
cierta distancia. A continuación, son llevados por un túnel hacia una luz maravillosa
de la que emana una sensación de paz y amor indescriptibles. La libertad y el
gozo que experimentan en ese estado les hace desear no regresar a la existencia
terrestre pero, por diferentes razones, hay algo que los impele a volverse a
limitar en el vehículo corporal que habían abandonado.
Todos los que han pasado por una
experiencia similar sufren una transformación radical en sus vidas. El temor a
la muerte desaparece, dando lugar a la toma de conciencia del verdadero sentido
de la vida en la que lo más importante es actuar con AMOR. Su incursión en ese
otro plano de realidad les acerca al conocimiento del auténtico objetivo de la
vida terrestre, que es el aprendizaje y la superación.
Estas experiencias sólo nos prueban
que nuestra conciencia es independiente del cuerpo físico que, al morir éste,
aquélla no desaparece.
Nos enseñan a negar la muerte pues
se cree que significa exterminio y pérdida. La mayoría la niega o la teme, y
piensa que el sólo nombrarla les atrae algo negativo. Pero morir es parte del
proceso vital, y cuanto menos lo aceptemos más difícil nos será el momento de
la muerte, y aún el después. Es el miedo el que nos impide vivir la vida y la
muerte plenamente: miedo a los cambios en nuestra vida diaria, al qué dirán, a
no ser reconocidos, a dejar lo que tenemos, a lo desconocido, a que todo
termine. Cuanto más comprendamos que la vida es un continuo cambio porque
estamos en incesante evolución, aceptaremos mejor el concepto de la muerte.
Cada momento tendríamos que morir al pasado para vivir y aprender de lo que la
vida nos ofrece en el presente.Cuanto menos veamos la muerte como el final de
nuestra existencia, y más como la puerta
de acceso a otra realidad superior, más nos familiarizaremos con ella, lo que
nos liberará del temor que nos infunde.
Al decir que nada permanece, que todo
cambia, estamos diciendo que este mundo es ilusorio, que lo único real y
permanente es nuestro Yo superior o esencia divina; las experiencias y los
cuerpos pasan, pero nuestro espíritu es eterno. Rara vez aprovechamos la
noticia de la muerte de alguien para darnos cuenta de que todo es transitorio.
El universo, y todo lo que existe, no es
estático, está en perpetuo cambio y la muerte es uno de esos cambios
inevitables al que es tanto mejor verlo llegar con tranquilidad cuando sea el
momento, sabiendo que en el largo camino de la evolución todavía nos quedan
innumerables cosas por descubrir y, desde luego, una nueva vida que parece ser
la verdadera.
Tenemos miedo a lo desconocido, pero el
terror más grande es no saber quiénes somos; perdemos de vista nuestra
identidad al creernos separados del resto de la creación, y al sentirnos solos
y vulnerables basamos nuestra seguridad en, y nos identificamos con, cosas
externas que a la hora de la muerte es obvio que vamos a perder; vivimos
tratando de afirmarnos mediante el control de nuestras vidas y las de los
demás. Esta es la razón de nuestro miedo, perder todo aquello en lo que hemos
basado toda una vida pero que no es más que ilusión. Una ilusión en el sentido
de que todo lo que creemos perder no fue más que la obra de teatro en la que
tuvimos que participar para aprender pero que, en el momento en el que baja el
telón, volvemos a nuestra verdadera vida donde se aclara la finalidad del guion.
Lo que nos proponemos, a continuación, es
compartir con nuestros lectores u oyentes, algunas experiencias que nos han
puesto en contacto con ese otro plano donde se encuentran los llamados muertos,
los cuales nos han ayudado a comprender, un poco mejor, las dificultades que
algunas almas tienen que franquear antes de verse liberadas de la atracción
terrenal y llegar al plano de luz que les corresponde. Por lo que hemos podido
comprender, según la espiritualidad de cada individuo, este paso se da con
mayor o menor facilidad.
La mediumnidad, o
psiquismo, es la facultad que tiene todo ser humano de ponerse en contacto con
otros planos de conciencia o realidad, sólo que algunos la tienen más
desarrollada que otros. Sin percatarnos de ello, estamos en continuo contacto
con esos otros planos o dimensiones donde se encuentran los llamados muertos
quienes, en realidad, están más vivos que nosotros. Recibimos su ayuda en forma
constante, ya sean santos, maestros, guías, ángeles de la guarda o, simplemente,
familiares fallecidos. Todos se preocupan por nuestra evolución y bienestar y
se comunican con nosotros en forma telepática.Muchas veces nos vienen
pensamientos o intuiciones que nos salvan de una situación peligrosa, o nos
ayudan a resolver un problema crucial en nuestra vida y percibimos esas ideas
como si alguien nos las hubiera inspirado, y así es en realidad. No obstante,
como más adelante veremos, nosotros también podemos ayudar a esos seres. Esto
es lo que se entiende por comunión de los santos. Ha sido en un círculo, de
meditación y oración, donde, en un principio, se dieron de forma espontánea
nuestros contactos con los difuntos que necesitaban ayuda. De igual manera, las
enseñanzas se han recibido a través de la escritura intuitiva de Carmen. Debe
quedar claro que nunca buscamos la comunicación con los difuntos, son ellos los
que se nos presentan pidiendo ayuda cuando están desorientados.
No pretendemos, con lo que damos en estas
páginas, tener la verdad absoluta o ser contundentes en las explicaciones sobre
los diferentes procesos de la muerte. Las experiencias que relatamos, así como
las enseñanzas que compartimos, han sido objeto de estudio o recibidas a través
de mediumnidad. Así como el pez viaja en el agua, y sale mojado, los mensajes
pasan a través del médium y, por lo tanto, puede haber influencia del propio
subconsciente de éste. El psíquico es un canal que hace de intermediario entre
dos realidades distintas y al serle una de ellas desconocida, puede haber
errores en la recepción e interpretación de lo que recibe. Sin embargo, la
presente obra se ha realizado a través de un meticuloso trabajo de
discernimiento además de una profunda investigación en diferentes fuentes que
generalmente coinciden con el material recibido. Así y todo, el lector o
escuchador, deberá ejercer su facultad crítica en todo momento, y llegar así a
sus propias conclusiones.
Al salir del mundo físico, y llegar
al astral, se origina un conflicto cuando la mente está muy apegada a la baja
vibración terrestre. En forma natural, el alma se siente atraída hacia la luz
pero sus preocupaciones sobre lo que acaba de dejar, su rebeldía al no querer
aceptar su nueva condición, su sentido de culpabilidad, su soberbia de sentirse
espiritualmente superior y no encontrar lo que esperaba, o el descreído que
espera la nada, son algunas de las razones por las que algunas almas se quedan
estancadas en ese limbo del que, a veces, es difícil salir.
Prepararnos para la
muerte es lo mismo que prepararnos para la vida. Esto se logra en la medida en
que entendamos nuestra verdadera esencia y el propósito de nuestra existencia.
Nuestro problema ha sido
que, al bajar a la materia densa olvidamos nuestro origen divino y nos
circunscribimos, voluntariamente, a su limitación. Al olvidar nuestra verdadera
identidad, nuestra mente se queda únicamente enfocada al plano de la materia
física. Nuestro pensamiento ilimitado se convirtió en limitado. Para volver a
escapar de esa densidad, donde estamos atrapados, se tiene que recuperar la
conciencia de unificación, la del Uno que somos todos, para volver a tener la
fuerza de crear mundos y realidades más armoniosas. Un camino para lograrlo es
a través de la meditación y el desapego de este plano en el que nuestro corazón
está aprisionado.
Morir es menos difícil
que nacer. En el primer caso se trata de liberarse y en el segundo de limitarse.
En aquél, se vuelve al hogar mientras que en éste, se va a la difícil escuela
de la vida. Mientras no se vea la muerte como parte de la vida, como el
desenlace feliz de un periodo de trabajo, se dificultará ese paso que es, en
realidad, una liberación y no un final definitivo. Vivir la vida plenamente es
también vivirla en conciencia de la muerte.
La muerte, tan temida
por muchos, esperada por otros pero destino de todos, no es el final de la vida
sino la transición de un estado a otro, de una forma de vida a otra, ya que la
vida es un don divino que no tiene ni principio ni fin; somos eternos como la
fuente de energía de la que nos originamos, a la que llamamos Dios. De El
salimos, y a El hemos de volver.
CAPÍTULO I. LA
MUERTE NO EXISTE.
No llores si me amas.
¡Si conocieras el don de Dios,
y lo que es el cielo!
¡Si pudieras oír el cántico de
los ángeles y verme en medio de ellos!
¡Si por un instante pudieras
contemplar como yo la belleza
ante la cual las bellezas palidecen!
¿Me has amado en el país de
las sombras y no te resignas
a verme en el de las inmutables realidades?
Créeme, cuando llegue el día
que Dios ha fijado y tu alma
venga a este cielo en que te ha
precedido la mía, volverás a ver
a aquel que siempre te ama y
encontrarás su corazón con todas
las ternuras purificadas, transfigurado,
feliz, no esperando la muerte sino
avanzando contigo en los senderos de la luz.
Enjuga tu llanto y no me llores, si me amas.
(San Agustín).
LA MUERTE NO EXISTE.
En realidad nada muere, porque nuestro
verdadero ser nunca cambia. Nuestro cuerpo es únicamente un vestido que
utilizamos temporalmente para expresarnos en el plano físico, pero cuando ya es
inútil, cuando ha cumplido su cometido, se desecha y vuelve a los elementos de
la tierra de los que se formó originalmente. El cuerpo no es más que un
instrumento y es ilusorio como todo el mundo tridimensional, por lo tanto, al
no tener existencia real y perenne no puede en realidad ni "vivir" ni
"morir". Lo que tiene vida es la conciencia y ésta nunca muere. En el
momento de la muerte sólo se retira de su habitación temporal y pasa a otro
plano mucho más real que el ilusorio mundo físico. Lo que tiene vida verdadera
siempre la tendrá, lo que está vivo nunca muere. Morir no es más que renacer a
otro plano de conciencia o realidad de otra frecuencia vibratoria.
Aunque en las diferentes
religiones se predica el concepto de la supervivencia del alma y que la
identidad del hombre es independiente del cuerpo físico, no les interesa
estudiar casos en los que parece haber comunicación entre los vivos y los
muertos. A esto le llaman espiritismo y le dan una connotación negativa.
A lo largo de esta obra
relataremos ciertas experiencias que hemos tenido con almas que se encontraban
desorientadas después de la separación del cuerpo físico. Algunas de estas
comunicaciones se presentaron espontáneamente en un grupo de meditadores con el
que nos reuníamos cada semana. Durante la meditación, y a través de la
extraordinaria mediumnidad de una de las participantes que es vidente y
trasmite lo que oye, hablaban estos seres. Por otro lado, mediante la escritura
intuitiva de Carmen se corroboraba lo que ella veía.
Simultáneamente, pero
sin saber la una lo que recibía la otra, se establecía la comunicación. Debe
quedar claro que a pesar de que no es una tarea fácil, por las dudas que nos
asaltan al incursionar en esos otros planos de los que tan poco conocíamos,
hemos aceptado ayudar a las almas que se encuentran estancadas, por diferentes
razones, en ese limbo que está entre el mundo físico y el espiritual.
Nuestros maestros y
guías, que nos dan instrucción, son los que facilitan el encuentro con aquellos
que lo necesitan, tanto con los desencarnados como con los familiares, a
quienes se les da ayuda y consuelo. De la misma manera se nos ha llevado con
personas que están cerca de la muerte para asistirlos en ese paso. Todos estos
encuentros podrían aparentar ser casuales pero es evidente para nosotras que la
casualidad no existe. Las circunstancias propicias para este trabajo se dan en
respuesta a nuestro deseo de ayudar.
Lo que hacemos, en
conjunto con el plano espiritual, es prestarnos como instrumentos para ayudar a
los que se encuentran en el atolladero del Bajo Astral, ya que al estar ellos
más cerca de la vibración terrestre nuestra ayuda les llega más fácilmente. La
enorme diferencia con la práctica espiritista estriba en que ésta busca el
contacto con los desencarnados para seguir atendiendo a las preocupaciones del
plano terrenal y no para ayudarlos a que se eleven a los planos espirituales
que les corresponden. Esta actuación hace que el difunto se enfrente al dilema
de seguir ocupado en lo que acaba de dejar y continuar vibrando en esa
frecuencia o elevarse adonde le corresponde en su nuevo estado. Es, además,
peligroso, puesto que las almas invocadas que ya no se encuentran en el Bajo
Astral, son suplantadas por seres de muy baja vibración que gozan con hacer
creer que son las personas requeridas y únicamente provocan obsesión en los
deudos, llevándolos en ocasiones a situaciones en extremo negativas. Por esta
misma razón nunca buscamos el contacto con un alma determinada sino que
únicamente aceptamos, bajo la protección de nuestros guías, la comunicación con
los que se nos presentan para pedir ayuda.
Algunos de los ejemplos
que a continuación relatamos ilustran los diferentes motivos por los que las
almas no avanzan hacia la luz y se quedan estancadas en el Bajo Astral. Muchas
civilizaciones hablan de que después de la muerte se ha de pasar el río, un
túnel o cualquier otra analogía que signifique el paso de un lugar a otro, de
una realidad a otra completamente diferente. Todo obedece a la frecuencia
vibratoria del pensamiento y pasar al otro lado del río o del túnel significa
el cambio de vibración necesario para alcanzar el mundo espiritual. Los que no
lo pasan o no lo logran es simplemente porque su atención está todavía puesta
en la realidad del mundo terrenal que acaban de dejar y no ven la luz del mundo
espiritual que siempre está ahí a la espera de recibirlos. Ya sea que no
realicen que han muerto, que tengan miedo del castigo del que se les ha hablado
durante su vida en el plano físico, que crean que se encontrarán con la nada o
que estén sumamente apegados a sus pertenencias y afectos. Todo esto y otras
razones más les impiden verla.
En los siguientes
testimonios se pueden apreciar las diversas razones por lo que las almas están
desorientadas. El castigo no existe, sólo el efecto de nuestros pensamientos y
como podremos ver, la infinita misericordia de Dios que acoge a cada uno de sus
hijos con su amor inconmensurable.
Todos los casos que aquí
relatamos son verídicos. Sólo se han alterado los nombres y detalles que
pudieran llevar a su identificación.
Hay ocasiones en que la
muerte sobreviene en forma repentina o violenta en cuyo caso muchos sujetos ni
siquiera realizan que han muerto. No entienden lo que les ha sucedido pues
siguen estando vivos y a la vez nadie los ve ni pueden comunicarse con sus
seres queridos. Esta desorientación los lleva a estados de gran desesperación.
He aquí un ejemplo:
YA NO TENGO CUERPO Y, SIN EMBARGO, ESTOY VIVO.
La hermana Lucía es una antigua conocida.
Asistió a nuestro curso de meditación como parte de su búsqueda espiritual. Es
una mujer generosa, dedicada a la labor social en una colonia obrera. El día
que me llamó su voz sonaba preocupada. Me pidió venir a verme para consultar un
problema.
No se trata de mí, Yoselín.
Hay una niña, Paul, una joven muy angustiada que me pide ayuda. Siente...No, no
sólo siente, ve una presencia en su casa: un hombre que la persigue, la agrede,
en ocasiones parece querer violarla. Ella no entiende, piensa que puede ser su
culpa, que se trata de un castigo por algo que ha hecho. Nadie de su familia le
cree. Le dicen que está loca y la pobre niña ya no sabe si lo que ve es cierto
o realmente está perdiendo la razón. Yo no tengo manera de ayudarla, Yoselín.
Creo que ustedes...Por favor, vengan conmigo a verla.
Le hablé a Carmen del
asunto y decidimos acompañar a la hermana Lucía a casa de Paula. para ver si
podíamos hacer algo por ella.
La carretera serpenteaba
por una colina llena de árboles. La ciudad se veía allá abajo en su nube de
smog. Caminos angostos de terracería se perdían a cada lado. Pequeñas casas
humildes bordeaban la calle por la que llegamos.
Aquí es, dijo la hermana
Lucía señalando un callejón. Al final, una puerta azul deslavada.
Entramos a un patio de
tierra. Sábanas y prendas de ropa colgaban de alambres tendidos de pared a
pared. Una muchacha muy joven salió a recibirnos. El pelo negro y largo le
tapaba en parte la cara. La cabeza baja. Nos invitó a pasar.
Una habitación
pobremente amueblada: sillones, una mesa, el llanto de un niño pequeño que se
dejaba oír desde lo que parecía ser la única recámara. Paula relató su
experiencia en voz baja, interrumpiéndose a menudo, mezcla de temor y
desconfianza. Desde que se había instalado con su familia en esa casa tenía lo
que ella llamaba visiones: un hombre joven, moreno y fuerte la acosaba. Ella
sentía una agresividad inexplicable que la llevaba de terror. En ocasiones
temía que llegara a violarla, tal era el odio que se desprendía de él.
¿Lo ves en la escuela,
en la calle, en algún lugar fuera de tu casa?
Nunca. Es siempre aquí.
Nos ayudó a colocar
velas encendidas sobre la mesa. La luz hizo brillar las flores rojas del mantel
de plástico. Las varitas de incienso liberaron un humo tenue que flotó entre
nosotros.
Le pedimos a la hermana
Lucía que orara, que se concentrara en la palabra amor y en enviar luz rosada
al ser que habíamos venido a ayudar. A Paula le aconsejamos que se uniera a las
intenciones de la hermana Lucía. Pálida, se sentó muy cerca de la monja y cerró
los ojos. Nos concentramos para alcanzar un estado meditativo. Poco a poco la
pluma que Carmen sostenía sobre el papel empezó a moverse. La transmisión
telepática se inició, confirmando la presencia del ser desencarnado que Paula
percibía.
Me encuentro en mi casa,
pero hay otras personas que la ocupan y eso me enfurece. No sé qué me pasó. Me
peleé con unos chicos y cuando desperté me di cuenta de que algo había
cambiado. Desde entonces nadie me escucha y me desespero. Sólo esta niña, Paula,
que está aquí me ve, pero le doy miedo.
Lo que pasa es que estás
muerto para este plano. Ya no te corresponde estar aquí le contestamos Ahora
debes dejar este lugar y dirigirte a la luz, en donde te espera una vida llena
de amor y de paz. Te estamos enviando energía amorosa que te ayudará a
entenderlo.
Veo como luz alrededor
de ustedes dentro de una oscuridad horrible. Pero ¿cómo debo sentir su amor si
nunca lo he sentido por nadie? Aunque cuando me hablan siento bienestar.
Ese bienestar que
sientes es poco comparado con lo que te espera si deseas salir de tu encierro y
buscas ir hacia Dios. Lo único que tienes que hacer es solicitarlo.
No entiendo lo que me
dicen, ni creo que haya un Dios.
Como ves, ya no tienes
cuerpo ni puedes manifestarte en este plano, por lo tanto, tu vida debe
continuar en otra parte. La muerte no existe, es sólo un paso hacia la
verdadera vida en nuestro camino de evolución. Te espera una vida maravillosa
si sólo aceptas ir hacia ella.
Si cree que ya no tengo
cuerpo, sin embargo estoy vivo. Cuánta razón tienen al decir que la muerte no
existe, como yo creía. Es algo horrible, pero la existencia no se acaba.
-¿Cómo te llamas? le
preguntamos
- Rodolfo. No sé qué me
pasa.
- Te sientes confundido
porque sigues queriendo estar aquí y tu nuevo estado no te lo permite. Tu
confusión se debe a que no aceptas tu nueva realidad. Eso es lo que te mantiene
en la oscuridad. La luz está ahí y si la pides empezarás a sentir un gran
bienestar. Se te acercarán seres de luz que te llevarán a donde te corresponde:
una vida llena de amor y paz, donde todo es armonía.
- Veo su luz, la de
ustedes, pero ninguna otra. Me dice que pida la luz ¿A quién? Me dice cosas muy
bellas, y quiero creerlas.
Nos concentramos en
enviarle luz, rezando y enviando energía amorosa.
- Pídele a Dios que te
ayude a salir de tu confusión y ruega para que la luz se haga. Su misericordia
y amor son infinitos y sólo espera que te abras a Él.
- Momentáneamente se ven
como vislumbres de una luz que no sé de dónde viene. Me dan mucha paz con sus
palabras. Veo cada vez más luz y creo que ya les estoy creyendo. Moviéndome
hacia ella se aclara cada vez más.
- Déjate llevar por ella
le decíamos mientras orábamos y continuábamos enviándole energía amorosa para
ayudarlo a desprenderse.
- Sí, sí, y es
maravilloso. Sigan ayudándome que creo que me estoy desprendiendo de este
chicle que me tiene atrapado. ¿Cómo es que no la había visto? Me siento más
ligero, liberado de un peso, y creo ver seres que vienen de la luz y me llaman.
En verdad les digo que siento la gloria. Gracias a quienes sean, y pido perdón
a Paula. Ya no la molestaré más. Me voy al cielo.
El hecho de que Paula lo
viera y los demás no es porque ella tiene sensibilidad psíquica. Después
supimos que el joven que habitaba esa casa anteriormente había resultado muerto
en una riña cerca de allí; también que a partir de esa sesión dejó de
manifestarse a Paula y la calma retornó. Ejemplos como éste demuestran que en
ocasiones las almas no se percatan que han fallecido y creen estar vivas en
este plano.
Otras veces, al no tener
más valores que los materiales, se quedan atados a ellos, como veremos en el
siguiente caso.
CREÍA QUE LA MUERTE ERA ANIQUILACIÓN TOTAL.
Veamos el caso de Isabel. Su estudio está
siempre bañado de luz, no sólo de la proveniente de los enormes ventanales sino
también de los lienzos de Isabel: montañas, lagos, soles escandinavos de fría
luminosidad, se dejan adivinar en las formas de geometría sutil y hablan de un
universo claro y fantasioso. Pero no siempre ha sido así.
Desde que Camila murió, dejándole a ella
sola el estudio que durante tanto tiempo habían compartido, Isabel sentía algo.
Una presencia, tal vez, un cambio en la atmósfera de ese espacio antes
entrañable. La obra de Isabel sentía esa diferencia que sólo ella parecía
detectar. Se encontró en una época de gran productividad, pero su temática se
vio alterada inconscientemente. Los cuadros surgían con una facilidad pasmosa.
Sin embargo, desde la muerte de Camila, los paisajes que ella nunca había
visto, pero que venían a su mente con la claridad del sol iluminando las
praderas, ahora se transformaban en mensajes negativos. Muchas veces,
sorprendida por sus propias creaciones, buscaba libros y descubría escenas
similares a las que aparecían en las telas: rituales y símbolos de tono
siniestro, algo conectado con el ámbito de la brujería. ¿De qué mundo oscuro
provenían esas señales que ella no podía reconocer en su propia imaginación, y
que surgían como por voluntad propia en sus cuadros?
Nos llamó preocupada. Algo, o alguien que
ella no podía identificar, irrumpía, constantemente, para dictarle visiones
misteriosas. Escéptica, inteligente, rehusaba considerar cualquier suceso
paranormal. Su vida estaba regida por la lógica y la razón, y no cabía en ella
esta sensación de extrañeza fuera de su control. Pensó en nosotros, a pesar de
todo, porque sus días empezaban a teñirse de angustia inexplicable, de una
incomodidad que interrumpía su trabajo y la hacía temer lo que antes había sido
su mayor satisfacción.
La encontramos en su estudio. La
atmósfera, sin ser físicamente obscura, daba impresión de agobio y frialdad.
Iniciamos el ritual de costumbre: cantos gregorianos, vasos llenos de flores
blancas esparcidos entre pinceles y tubos de pintura. Su aroma se mezclaba con
el acre olor a aceite y disolventes que impregnaba el lugar. Carmen había
llevado unas velas finas y largas que encendimos junto a las varitas de
incienso.
Nos sentamos las tres
alrededor de la mesa. Receptiva, la pluma de Carmen empezó a escribir:
- Me dicen que ya no me
corresponde este lugar ¿Cual otro puede haber? No morí como creía sino que sigo
viva, pero sin poder hacer las cosas por mi misma. Isabel las hace por mí, y
muy bien. El poder que tengo sobre ella me resulta muy interesante.
- Debes continuar tu
proceso de evolución en otro plano mucho mejor que éste. Sigues apegada a tu
trabajo y por eso no crees que exista otro lugar, ya que en éste influencias
mentalmente a tu amiga para que plasme tus ideas en sus obras y eso te fascina.
Pero como te has dado cuenta, no puedes hacer las cosas por ti misma y esto
debe indicarte que debes aceptar tu nueva realidad para poder empezar a ver el
mundo maravilloso que te espera: una nueva vida llena de amor y armonía. Sólo
tienes que desear salir del estado en el que te encuentras y pedir ver la luz
para que ella se haga le dije.
- ¿Cómo puedo saber que
eso existe? Me dices cosas que nunca oí y que no creo. El decir que sólo debo
solicitar la luz es muy fácil, es como si fuera brujería y no lo creo. ¿Cómo es
que si no veo la luz, sin embargo veo cierta luminosidad cuando me hablan y
cuando pronuncian la palabra amor?
- Estamos mandándote
pensamientos de amor. Por eso ves cierta luz a nuestro alrededor. Todo es
energía, y es la energía de nuestros pensamientos la que percibes. Mientras más
llenos de amor estén, más luz verás. La muerte no existe: es, más bien, la
puerta para la verdadera vida donde continuamos nuestra ascensión.
Todos los seres humanos estamos en un
proceso de crecimiento espiritual y éste se logra a través del desapego y la
aceptación de nuestras circunstancia. Para que tú puedas percibir la luz, el
amor y la paz que te esperan debes reconocer humildemente que ya no te toca
estar aquí y abrir tu mente a nuevas realidades. Sólo tienes que desear ver la
luz.
Me dices cosas que no creí nunca, y ahora
comienzo a dudar. Antes creía que la muerte era aniquilación total y ahora veo
que no es así. Sí, siento como un bienestar cuando me hablan, pero quiero
seguir creando belleza y arte y si me voy a otro lado ya no podré hacerlo. (En
ese momento, el gato que estaba en el estudio lanzó un prolongado maullido)
Miren, este ser que acaba de llorar me acompaña en mi soledad y me ve, es el
único que me ve.
- De mucha más belleza
será lo que crearás si te dejas llevar adonde te corresponde. Tienes que
confiar en lo que ha sucedido y entregarte a la voluntad divina. Esto que
dices, crear, no es nada comparado con lo que crearás en otros planos
maravillosos.
- Me dicen que ya no me
corresponde estar aquí. Se me hace difícil creerlo. Sin embargo, voy a
reflexionar sobre esto y en otra ocasión hablaremos.
- Nos concentramos en
enviarle energía amorosa y le dijimos que, si se iba a la luz, esa agradable
sensación se vería magnificada.
- Me dan algo que no sé
qué es. Lo siento muy agradable, es cierto, pero creer que si me voy de aquí,
ese será mi sentimiento, es difícil de aceptar. De cualquier manera, muchas
gracias por sus buenas intenciones. Hasta la vista.
Una semana más tarde
volvimos a entablar conversación con Camila.
- Buenas tardes,
queridas amigas. He estado reflexionando sobre lo que dicen y no estoy
convencida. Es cierto que en el plano donde me encuentro no soy completamente
feliz, pero ¿acaso lo fui durante mi estancia en la tierra?
- La felicidad no es un
lugar específico sino un estado de conciencia. No fuiste feliz en la Tierra ni
tampoco ahora porque sigues atada a tu ego. Es tu ego el que piensa que tu
felicidad depende de algo externo a ti.
- Me dicen que este
lugar y la Tierra no es la felicidad. Entonces, ¿dónde está?
- No puedes descubrir la
felicidad porque sigues aferrada a lo que dejaste en este plano. La felicidad
está en aceptar la vida como se presenta, en actuar por amor y no por egoísmo.
- Estoy separada de todo
lo que me gusta y amo. ¿Cómo no quieres que esté infeliz?
- Aquello que amas fue
lo que necesitaste vivir en su momento. Ahora te toca vivir una etapa en la que
ya no te sirve. Deja momentáneamente esos pensamientos y desea ver la luz. ¿No
ves la que te estamos mandando?
- Sí la veo pero es la
única, y cuando ustedes hablan hay una especie de resplandor.
Le dijimos, “Es la luz
del Creador que está en todo lo que existe. De El salimos y a El hemos de
volver. Déjate llevar hacia esa luz que es amor, paz, armonía, belleza”. El
siguió diciendo:
- Dices que hay un
Creador, pero no lo veo, ni creo que exista. Es tontería creer en un Ser
Supremo.
La respuesta fue: “Lo
que existe no pudo haber salido de la nada. Ve la maravilla de estructura del
cuerpo humano: tuvo que haber una inteligencia superior que la concibió para
que funcione como lo hace”.
- Podrías convencerme si
veo lo que es la construcción del cuerpo humano. Es, en verdad, maravilloso
pero tiene un gran defecto y es que no dura para siempre.
Le explicamos que el
cuerpo es sólo el instrumento que utilizamos para trabajar en este plano y que
ahora le esperan nuevas experiencias mucho más interesantes, donde su creatividad
se incrementaría en grados inimaginables.
- Me dan esperanzas de
algo que no puedo creer, pero si me piden que solicite la luz, lo haré.
- Pídela. Y píde a Dios
que te ayude.
- Me dan ganas de creerlas.
Donde estoy hay mucha oscuridad y no veo luz. Necesito ver la luz, denme
fuerzas para dejar mi orgullo.
Continuamos diciéndole
que buscara la luz al tiempo que se la enviábamos mentalmente. Elevamos
oraciones, también, ya que el rezo es una energía que ayuda a estas pobres
almas aferradas a lo que ya no les corresponde, para elevarse y desapegarse de
este plano.
- Siento algo cuando
ustedes hablan. Denme fuerzas. Ya comienzo a ver esa luz de la que hablan. Al
verla siento calor y bienestar. Se da a quien la pide desde el fondo del
corazón...Voy a ella y me siento más ligera...Me dan fuerzas para elevarme. Gracias,
ya veo seres que tienden sus manos hacia mí y al ir hacia ellos siento
bienestar...Adiós, querida Isabel, no vale la pena seguir aquí. Creo que
nuestras amigas tienen razón. Si rezan me ayudan. Ya entendí el proceso. Adiós
y sigan ayudándome.
Fin de la conversación.
Para comprender el
proceso de la muerte tendríamos primero que tratar de entender el significado
de la vida, qué somos, de dónde venimos adonde nos dirigimos y el objetivo de
nuestra existencia en este plano.
La Fuente de Vida a la
que llamamos Dios, Creador, Conciencia Universal, es la que genera la energía
que conforma el universo conocido y los desconocidos. Esta energía vibra a
diferentes ritmos o frecuencias vibratorias y de diferentes maneras, formando
así las diversas manifestaciones de materia y de planos de conciencia.
Todo es energía, la
materia es energía, el pensamiento, las emociones y el amor son también formas
de energía vibratoria.
La creación actúa en
forma piramidal: en la cúspide se encuentra la Conciencia Universal en donde
todo se origina; al querer manifestarse, según va bajando la frecuencia
vibratoria, su esencia se materializa más densamente. Todo lo que sale del
Creador regresa a Él, primero se aleja de esa fuente original en un proceso que
denominamos involución y después regresando mediante el proceso de evolución.
Aunque en realidad nunca nada se aleja ya que siempre estamos en El, sostenidos
por su divina voluntad. La separación se refiere al estado de conciencia en el
que al bajar a la densidad del mundo físico vamos perdiendo conciencia de
nuestra esencia y origen; el regresar a él significa volver a abrir la
conciencia a la divinidad que está en el núcleo de cada ser humano.
El Creador dio
individualidad y libre decisión de actuar a las partículas de su conciencia que
son la esencia de cada ser humano, para crear mundos y realidades donde se
expresen. Somos el medio a través del cual El mismo se manifiesta y nos ha dado
la libertad de experimentar la vida como cada quien decide, entendiéndose por
vida el doble proceso de involución y evolución desde el momento de nuestra
individualización hasta el momento de la fusión en el Todo. Nuestras
experiencias son suyas, puesto que al estar El en todo lo que existe, percibe y
es su voluntad que así sea todo lo que acontece al más ínfimo de sus criaturas.
De ahí la frase "No se mueve la hoja del árbol sin la voluntad de
Dios".
Somos la manifestación
material de la Conciencia Pura que es mente, de la cual emana el pensamiento
que antecede a toda creación. Su voluntad es expresarse en movimiento, lo cual
da origen a la creación. Somos los instrumentos de su inteligencia creadora que
se expresa a través de la mirada de inteligencias individualizadas. Nuestras
experiencias, así como las de los ángeles y toda criatura de cualquier nivel de
la escala vibratoria, lo están nutriendo y se mueve y expande mediante los
diferentes actos creadores de sus criaturas. Aunque Él les da la libertad de
actuar según cada uno lo entiende, su voluntad sostiene a todas las voluntades
y a través de sus leyes todo regresa a la armonía, es decir a Él.
No se puede comprender
lo infinito con un instrumento finito como es nuestra mente actual y el
desentrañar los misterios de la creación no está todavía a nuestro alcance.
Pero en cuanto nuestra conciencia se va abriendo y su atención elevándose a
otros planos, se van entendiendo mejor las verdades cósmicas.
A continuación
transcribimos el mensaje de un alma que se encuentra ya en el mundo espiritual:
La verdad está dentro de
cada uno y aún en este plano, mientras no se llega a la conciencia cósmica, no
se tiene en su totalidad. Es verdad que cuando se desencarna se ven los
conceptos con mayor claridad al no estar inmersos en la densidad del cuerpo físico,
pero no se alcanza la sabiduría del Creador hasta no franquear las etapas que
llevan a Él.
Frecuentemente se cree
que solamente existe un camino para llegar a Dios y este es el que cada uno ha
optado como bueno. Todos creen poseer la verdad absoluta y que los demás están
en el error. Pero en el estado de conciencia de la humanidad actual se está a
mil años luz de comprender, dominar y recibir la verdad divina en toda su
magnitud. Son únicamente vislumbres los que se pueden alcanzar y es por lo que
cada quien tiene diferente concepto de ella. No es que unos estén en el error y
otros en lo cierto sino que algo de lo que creen corresponde a un aspecto de la
verdad interpretado por cada uno al alcance de su conciencia, que se encuentra
en estado más o menos elemental.
¿Cómo podría el Creador
tener escogidos entre sus hijos si a todos nos ama de igual manera? ¿Cómo
podría revelarse únicamente a unos cuantos dentro de los millones de seres
humanos que habitan y han habitado el planeta? Todos tenemos dentro de nuestro
ser esa chispa de su conciencia donde se guarda la verdad absoluta. El trabajo
a realizar es hacer que se manifieste pero si en lugar de erradicar el ego
soberbio que piensa ser poseedor de la verdad, lo enaltecemos con fanatismo,
estaremos cubriendo cada vez más esa luz interna que sólo emergerá a través de
la humildad y el amor. El día que comprendamos que no poseemos la verdad sino
que estamos en su búsqueda, habremos dado un gran paso en el proceso de
encontrarla.
Hay muchos caminos para
llegar al encuentro con el Creador y todos llevan a Él, aún los que están
equivocados, ya que del error también se aprende, pero lo único que podemos
saber es que el camino recto es a través del amor y la humildad. ¿Cómo se puede
caminar entonces en el camino correcto? Actuando en amor y siendo humildes, es
decir, comprendiendo que somos la manifestación del Altísimo de igual manera
que el resto de la creación; que no existe superioridad de ninguna especie
entre sus criaturas, sólo diferentes niveles de evolución y de propósito y que
lo que somos se lo debemos a Él en su objetivo de creación.
Hay multitud de
conceptos que escapan a nuestra comprensión pero si nos abandonamos a su
voluntad, si vivimos la vida con fe y humildad, nuestro entendimiento se
aclarará cada vez más. El eterno problema del ser humano, la soberbia de creer
tener siempre la razón además del deseo de manipular a los demás imponiendo el
propio criterio, es responsable de los sectarismos y las divisiones. Pero se
está gestando ya la nueva conciencia de la humanidad en la que desaparecerán
las facciones y se llegará a la religión universal basada en el amor.
CREACIÓN, Y MUNDO ILUSORIO.
Nuestro verdadero ser es conciencia que se
origina en esa fuerza primaria que es la Conciencia Universal; cuando se le da
libertad para manifestarse empieza a crear, las diferentes realidades y después
cada uno de los cuerpos que le servirán para expresarse en ellas. . El plano
físico o el universo material, es el último en crearse y las conciencias
individualizadas que son los seres humanos, no únicamente las de este planeta
sino las de multitud de otros, se organizaron para crear todo este plano físico
en el que se expresarían. Se habla del mundo ilusorio de la tercera dimensión
porque no es eterno, es transitorio, es movimiento, mas no tiene existencia
real y perenne como lo tiene nuestra esencia. Es verdad que Dios creo el mundo
y el universo, puesto que se sirvió de todas esas conciencias que emanan de El
para formarlo. Cada una de ellas es la expresión de su voluntad creadora que
siempre estará conectada con su Creador.
Así pues, la creación
consiste en dejar que esas partículas de conciencia que le pertenecen se
manifiesten con voluntad propia. Pero cuando éstas deciden experimentar la
vivencia del plano físico, se olvidan de su verdadero origen y esencia divina,
comienzan a actuar en forma desarmónica, separatista y ya no en comunión de
unos con otros, lo cual promueve la destrucción en lugar de la construcción de
mundos armónicos.
Sin embargo no puede
crearse nada que vaya en contra de la fuerza de equilibrio que son las leyes
que rigen el cosmos. Este surgió del Altísimo que es paz, amor y armonía y nada
puede ser creado que vaya en contra de esa fuerza; por lo tanto toda la
desarmonía creada por los seres humanos no es más que ilusión, es movimiento
mas no tiene existencia real y eterna. El Creador es equilibrio, es
magnificencia, es amor y unión y su creación no puede ser de otra manera.
Algunas de las
conciencias individualizadas creen poder actuar en contra de su propia
naturaleza, pero esto es imposible, su esencia es tan perfecta como la fuente
de donde salieron. Sus manifestaciones no armónicas no son más que ilusión. De
ahí que se diga que el mundo material es ilusorio. Esto no significa que en
esta dimensión no vivamos la violencia y toda clase de trasgresiones al amor,
sino que dichos comportamientos son provocados por la falta de conciencia de
quienes actúan así y por lo tanto son transitorios. Esta es la ilusión, ya que
en el proceso evolutivo de los seres humanos a la larga todos llegaremos a
actuar en congruencia con lo que somos en realidad, es decir, amor. Las leyes
universales se encargan de restablecer el equilibrio.
Mientras se tiene puesta
la atención en esta dimensión, la más densa de todas, se pierde la conciencia
de los otros cuerpos y dimensiones correspondientes, por eso el trabajo a
realizar consiste en despertar a nuestro verdadero ser. La actuación equivocada
o ilusoria de nuestro vehículo físico contamina los diferentes cuerpos de los cuales
estamos formados, pero en cuanto se acaba el interés por esta ilusión,
progresivamente se va despertando a esas otras realidades donde habremos de
expresarnos para finalmente fundirnos en la inefable luz de nuestro Creador.
Queda siempre la
inquietud de saber cuál ha sido el propósito de crear este mundo que alberga el
dolor, la maldad y la muerte junto con el placer, el amor y la vida. No
comprendemos cuál es el plan de nuestro Creador cuando vemos tanta miseria,
tanto egoísmo, tanta dureza de corazón y sin embargo detrás de cada una de esas
actitudes se encuentra su voluntad. No quiere esto decir que sea El quien crea
esas circunstancias sino que las admite al dar libre decisión de actuar a sus
criaturas; son ellas las que al actuar en contra de la armonía universal
provocan las reacciones inarmónicas que causan el dolor, la muerte, la
enfermedad. Nosotros somos los que hemos querido expresarnos en el plano físico
como un experimento de nuestra creatividad y al hacerlo nos enredamos en su
densidad, atándonos a ella.
Cuando el hombre comenzó
a experimentar y crear en el plano material se olvidó de su propia divinidad
porque se involucró en todo lo que éste le ofrecía. Su pensamiento se enfocó
únicamente a este plano y de ilimitado que era empezó a experimentar
pensamientos limitados de supervivencia, posesión y envidia. Al perder el
concepto de unión con el Todo el ser humano se sintió solo y vulnerable, el
miedo invadió su conciencia y dominó su proceso de pensamiento; como es un
hecho que cualquier pensamiento que él acepte, su efecto se manifiesta en el
cuerpo físico, aparecieron la enfermedad y la muerte.
Surge la pregunta de
cuál es la razón para que el Creador haya permitido ese proceso y aunque nos
dicen los maestros que no pueden dar una respuesta contundente hasta llegar a
Él, se intuye que se trata de un acto de amor. El Altísimo tiene todo lo que se
pueda imaginar, en El no hay carencia de ninguna especie, por lo tanto es
bondad absoluta y su deseo es dar. Cuando nos alejamos en conciencia aunque no
en realidad, nos vaciamos de ese amor al creernos separados de Él y del resto
de la creación. Mientras nos encontrábamos cautivos en su esencia no teníamos
la percepción de lo que es su amor puesto que estábamos inmersos en él, pero al
alejarnos y regresar al Creador, nos damos cuenta de su grandeza y
magnificencia gozándolo en forma infinita. Quizás ése haya sido uno de los
objetivos de la creación, que nos alejemos del Todo para vaciarnos de amor y
reencontrarlo; nos lleva a descubrir su magnificencia a través de multitud de
experiencias, que aunque a veces puedan parecer negativas, dan siempre como
resultado el gozo infinito de descubrirlo.
Al decidir emprender la
aventura del mundo físico creamos todas las circunstancias que se viven durante
una experiencia en la materia que tienen como propósito manifestar a nuestro
ser real y permanente. ¿Qué objeto entonces tiene crear todo ese entorno si es
para reencontrar lo que ya somos? Es que al actuar así se está regresando al
origen con la diferencia de tener conciencia de lo que somos o solamente ser en
el Creador en forma probable. Es decir, que antes de darnos la existencia
individual su mente nos mantenía en ella con la potencialidad de ser entidades
con propia voluntad y discernimiento; en cambio dándonos la individualidad y la
libertad de acción nos convertimos en instrumentos de su creación.
Toda materia física
necesita de una sustancia espiritual que la anime para existir. A esta
sustancia espiritual se le llama alma grupal en el principio del proceso
evolutivo, ya que anima a un gran número de minerales, vegetales o animales.
Cuanto más elevada es la forma de vida, cuanto más conciencia tiene de sí, el
alma va siendo más individualizada, es decir, que anima cada vez a menos
sujetos.
El alma grupal que anima
los minerales, vegetales y animales va paulatinamente individualizándose y su
conciencia abriéndose hasta llegar al grado de conciencia humana de tercera
dimensión. Lo que corresponde a la conciencia de primera dimensión es el alma
grupal de los minerales y vegetales. La de segunda dimensión sería la de los
animales. No obstante que algunos de ellos como los perros, gatos, simios,
caballos, etc. ya poseen indicios de conciencia tridimensional al tener almas
casi individualizadas. De ahí su apego al ser humano, porque van sintiendo que
se acercan anímicamente a él a diferencia de los animales salvajes, indomables,
que aún les falta un trecho para aproximarse al hombre, permaneciendo mientras
tanto anímicamente agrupados.
DIFERENTES NIVELES DE CONCIENCIA, O DIMENSIONES.
La realidad del mundo físico, que es la
que conocemos a través de nuestros cinco sentidos, no es la única. Todo en el
universo está formado por energía que vibra de diferentes maneras y frecuencias
vibratorias, lo que da como resultado diversos niveles de existencia tan reales
como este. "Hay muchas mansiones en la casa de mi Padre" dijo Jesús,
refiriéndose a los diferentes niveles de conciencia o dimensiones que van desde
el mundo físico hasta El Creador. Los llamados muertos sólo cambian de
realidad, no van a ningún lugar, son mundos interpenetrantes como los diversos
cuerpos del ser humano en el que cada cuerpo vive y actúa en una dimensión
diferente.
Al referirnos a los
diferentes niveles de conciencia o dimensiones, se entiende que se trata de
etapas que hay que franquear en las que en cada una se adelanta en las
cualidades del Ser Supremo que están latentes en nuestro ser. Las diferentes
dimensiones no se deben entender como lugares sino como estados de conciencia,
como planos vibratorios que se van alcanzando conforme más alto se vibre. Se
dice que son siete pero cada una tiene incontables niveles y grados vibratorios
y su numeración es meramente ilustrativa.
Durante el paso por la
tercera dimensión se olvida el ser humano del verdadero objetivo de la vida que
es manifestar la energía divina que es su esencia. Al sentirse separado del
resto de la creación tiene miedo, contrarrestándolo con la necesidad de
reconocimiento, de control sobre los demás, de aceptación, de poseer, actitudes
todas que conforman el ego. Se apega a todos los falsos placeres que le ofrece
el mundo físico, lo que provoca que vuelva una y otra vez a él. Para trascender
esta dimensión necesitará pasar por múltiples y variadas experiencias que le
ayuden a desidentificarse con su ego y a reencontrar el sentido de unidad.
Una vez que pasemos la
etapa en que ya no necesitemos reencarnar en forma humana, cuando ya hayamos
vivido toda la gama de experiencias que nos lleven a erradicar el ego,
seguiremos nuestro aprendizaje pero ya sin la necesidad de materializarnos. Se
pasa entonces a la cuarta dimensión cuyo vehículo será de más alta vibración y
ya no sujeto a la muerte ni limitado por el espacio tiempo. Esto es lo que se
entiende por resurrección. Después de aprender a actuar con verdadero amor y
llegar al concepto de unidad con toda la creación se abre a la conciencia de la
quinta dimensión en la que se obtiene la sabiduría o el conocimiento de las
leyes cósmicas y la comprensión del plan de la creación.
Enseguida se llega a la
conciencia de sexta dimensión en la que se alcanza con mayor plenitud el don de
la creatividad pero en total armonía con el orden cósmico. El final de esta
dimensión es un movimiento hacia el entendimiento y la aceptación absoluta de
que nunca hemos estado separados, hacia la unión con el Todo.
La séptima dimensión ha
sido descrita como la fusión en el Todo y es imposible de describir, solamente
la llamaremos Dios.
De lo que se trata en
este proceso evolutivo es de ensanchar la conciencia, de abrirse a la propia
luz, de despertar hacia lo que realmente somos.
LOS SIETE CUERPOS.
El ser humano está constituido por varios
cuerpos, cada uno de materia distinta en frecuencia vibratoria, que se
interpenetran e interactúan y de los cuales el físico es el único que podemos
percibir con nuestros cinco sentidos. Son diferentes aspectos del ser y se
consideran cómo estados de conciencia o capas energéticas. Todo obedece al
pensamiento y los diferentes cuerpos de los que está constituido el ser humano
son emanaciones del espíritu o conciencia en su acción pensante. Cada uno
pertenece y actúa en una dimensión diferente, por lo tanto, somos seres
multidimensionales, aunque actualmente solamente tenemos conciencia del plano
físico.
El espíritu o conciencia
pura se desdobla, al densificarse, en varios aspectos. La triada superior
compuesta por el cuerpo espiritual o chispa divina, el cuerpo causal en el que
se graban las experiencias recibidas durante todo el proceso de manifestación y
evolución y cuerpo mental superior que es el que procesa los pensamientos que
vienen del espíritu. Siguen los cuatro cuerpos inferiores que son: el mental
inferior que recibe los pensamientos egocéntricos, sigue el aspecto emocional o
cuerpo astral donde se generan las emociones necesarias para vivir en el mundo
tridimensional; a continuación el doble etérico que es el que recoge la energía
universal que dará vitalidad al cuerpo físico. Esto nos da un total siete
cuerpos, cada uno correspondiente a una dimensión diferente.
Nuestros diversos cuerpos
son en realidad capas energéticas de diferente frecuencia vibratoria. El cuerpo
físico es el más denso y opera básicamente con electricidad; está compuesto de
materia física que es energía vibrando a muy baja frecuencia. Está impregnado
por su contraparte etérea o doble etérico que es el elemento indispensable para
que sus átomos se cohesionen; ese elemento está presente en cualquier objeto
formado de materia física. Como su nombre lo indica, es materia etérica que
está constituida de energía universal cuya función es absorber esa energía para
vitalizar cada átomo del cuerpo físico, de ahí que sea la perfecta réplica del
cuerpo humano. El doble etérico, llamado también cuerpo bioplasmático, en el
momento de la muerte se desprende del cuerpo físico y después de algún tiempo
se desintegra también. Estos dos cuerpos, que en realidad son uno, son la parte
mortal del ser humano.
El cuerpo emocional o
astral es el que le sigue en densidad; en él están depositadas todas las
emociones, deseos, pasiones y sensaciones. Es el molde energético que da lugar
al cuerpo físico, vive y actúa en los niveles del Astral y es de la misma forma
que el físico pero de materia más sutil. En este cuerpo se generan las
enfermedades para manifestarse luego en el cuerpo físico. Su vida dura mientras
perdure el paso por la tercera dimensión. Está formado por ondas mentales y se
contrae cuando necesita tomar otra forma, entrando en el cuerpo de la futura
madre, quien al recibirlo va dándole forma con los nuevos genes, como resultado
de las condiciones que el ser superior decide tomar para su nueva experiencia
en el mundo físico.
Este cuerpo, en el que
residen las emociones, se va elevando en vibración conforme se va reaccionando
menos a éstas y se disuelve cuando se deshace el ego separatista, es decir, al
acabar la experiencia de la tercera dimensión. Podemos decir que el cuerpo
astral es el que nos sirve para ir y venir al mundo físico y que, una vez
trascendida esa necesidad, desaparece.
El cuerpo mental en sus
dos aspectos, sigue en sutileza y está compuesto de ondas mentales también,
sirve para procesar los pensamientos, tanto los provocados por nuestros cuerpos
inferiores, cuerpo mental inferior, como los que provienen del Yo superior o
Espíritu, cuerpo mental superior. Pero mientras nuestra atención esté
únicamente enfocada a los cuerpos inferiores no podremos tener acceso a los que
provienen de los cuerpos superiores. Este cuerpo es el que hace el enlace entre
ambos. En él se originan los pensamientos, las creencias, los conocimientos y
se almacenan todos los pensamientos, los negativos y los positivos. Estos
últimos son los que ayudan a hacerlo crecer y desarrollar. Su influencia sobre
los tres cuerpos inferiores es decisiva. Estos se equilibran y perfeccionan
cuando el cuerpo mental inferior se refina a través de la meditación, la auto
observación y la transmutación de los pensamientos.
En el cuerpo mental
inferior es donde se establecen los juicios y actitudes o estructuras rígidas
en nuestro sistema de pensamiento. En él se forman los pensamientos nacidos del
sentido de separación o ego, es decir, los que están basados el miedo de
sentirnos solos y vulnerables. Son estos los pensamientos egocéntricos. Cuanto
más rígida se vuelve la sustancia de nuestro cuerpo mental, más difícil es
fluir con la vida, aprender nuevas formas de vivir y adquirir nuevas ideas
necesarias para progresar en nuestra carrera evolutiva. Nuestro cuerpo mental
es el instrumento del que se sirve el espíritu para sutilizar los cuerpos
densos. Es el punto de enlace entre lo material y lo espiritual porque la
mente, con su acción pensante, es la que origina la calidad de la materia, es
decir el estado de evolución de las manifestaciones física y astral, la que
actúa en pro o en contra del equilibrio cósmico, responsable por lo tanto de
las acciones del ser humano y de su reacción correspondiente, o sea de la causa
y el efecto. Si la mente sutiliza sus pensamientos, la materia de los cuerpos
inferiores se sutilizará también. Este cuerpo no desaparece, sólo va acelerando
su vibración hasta recibir únicamente los pensamientos provenientes del Yo
superior, que es amor, lo cual hará que su aspecto inferior se diluya y se
convierta en luz.
Las acciones son conscientes y
provienen del cuerpo mental mientras que las reacciones o las actitudes
llamadas instintivas son provocadas por el cuerpo emocional. Se reacciona ante
un estímulo emocional y se actúa obedeciendo a un pensamiento reflexivo. Las
emociones como los pensamientos varían de vibración por lo que en ambos existen
los negativos y los positivos. En el nivel de conciencia en el que se encuentra
actualmente la humanidad se sigue reaccionando la mayor parte de las veces a
los estímulos del cuerpo emocional.
El cuerpo causal es el que guarda
todas las experiencias a través de las cuales el ser ha pasado durante el largo
proceso de evolución. Cómo su nombre lo indica se relaciona con el mundo de las
causas de donde sale la personalidad, las cualidades, tendencias y todo lo que
ha adquirido el ser humano en el sendero del perfeccionamiento. Es también
donde se inscribe el karma. Ahí están inscritas las tendencias y las
capacidades contra las cuales y con las cuales deberá trabajar para progresar
en el camino de la evolución.
Una vez purificados los
cuerpos inferiores, el mental y el causal seguirán su ascensión hacia los
planos superiores, convirtiéndose todos ellos en luz.
El cuerpo espiritual es
el más elevado de todos y el que da origen a los demás. Para llegar a
descubrirlo se tiene que trabajar en la aceleración vibratoria de los demás
cuerpos. Es nuestra parte divina que tenemos que descubrir. La intuición es el
reflejo de nuestra sabiduría proveniente del ser real o espíritu. De ahí emana
la intuición que es más precisa cuanto más se abra el ser a su Yo esencial. Pero
al estar más ocupados con los pensamientos provenientes del ego pocas veces
escuchamos nuestras intuiciones.
El cuerpo físico se manifiesta
en el plano de la percepción tridimensional. Es el plano donde el pensamiento
es visible en la forma tridimensional llamada materia física.
Cuando el ser humano
vive en el mundo físico toda su atención y su pensamiento se enfoca a este
plano donde se expresa, olvidándose de las otras realidades de donde proceden
sus otros cuerpos. Al salir del mundo tridimensional mediante el proceso de
muerte física, el pensamiento ya sea que siga atrapado en esa dimensión y
entonces vuelve a manifestarse en ella o eleva su vibración al siguiente plano
de conciencia donde se sigue expresando; continúa el proceso de aceleración de la
vibración de los cuerpos emocional, mental y causal, convirtiéndose todos ellos
en luz y uniéndose finalmente al Creador.
De cada uno de estos
cuerpos emana una aura que es el campo electromagnético que rodea a todo ser
viviente.
LA MUERTE Y EL ASTRAL.
En la primera fase de lo que se entiende
por la muerte sobreviene el desprendimiento de los dos cuerpos perecederos; en
ella el individuo ve a su cuerpo físico que acaba de dejar y al mismo tiempo se
encuentra en uno tan sólido y real como el que tenía. Esto se debe a que pasa a
un plano de realidad diferente que es el astral. Sus cuerpos sutiles están
envueltos en la forma energética o molde energético que daba lugar al cuerpo
físico.
El Astral es el mundo
espiritual que pertenece a la tercera dimensión y consta de tres planos
principales, cada uno subdividido en varias esferas, siguiendo la frecuencia
vibratoria que las rige. En los diferentes planos astrales se encuentran las
almas en tránsito esperando, ya sea volver a encarnar o seguir evolucionando
hasta obtener la frecuencia vibratoria necesaria que les permitirá acceder al
siguiente plano o cuarta dimensión.
El Bajo Astral es donde
se encuentran los desencarnados cuya vibración es muy baja ya que siguen
fuertemente apegados al plano terrestre. Los que ahí se estacionan y según su
estado de conciencia, están en lo que se considera como el purgatorio y el
infierno; ambos estados son voluntarios y no son eternos.
Sigue el Astral Medio en
cuyas diferentes esferas están la mayoría de los seres humanos en el estado
evolutivo de la humanidad actual. A continuación se encuentra el Alto Astral, a
donde van los seres más evolucionados y de donde se pasa a la cuarta dimensión
o se decide bajar al plano terrenal para ayudar a los que están más atrasados.
Al llegar al astral el
ser puede sentirse desorientado porque no sabe lo que le acontece. Pero si en
el momento de la muerte, ya sea antes o después de éste, el ser se entrega a
Dios pidiendo ayuda o elevando una oración, lo cual es muy común, la luz se
hará de inmediato. Ahora bien, si su apego a lo que acaba de dejar es grande,
eso mismo le impedirá continuar su ascensión hacia el plano que le corresponde
y se verá rodeado de oscuridad. Es en esos momentos en los que la intervención
de aquéllos que seguimos en la tierra, con oraciones o hablándoles directamente
es muy útil, en virtud de que la vibración de los recién desencarnados es muy
afín al plano físico.
Mientras nos encontramos
en la Tierra le damos valor a lo que en realidad no lo tiene y generalmente nos
dejamos llevar por nuestros impulsos y deseos; cuando llegamos del" otro
lado" nos damos cuenta que todo aquello que nos era preciado no nos sirve
de nada.
LO QUE SE LLAMA MUERTE ES, EN REALIDAD, RESURRECCIÓN.
Viví aferrado a todo lo que veía de bello,
ya fueran mujeres, coches, obras de arte, casas, etc. que con mi dinero
compraba. No había para mí otro valor que mi deseo y cualquier medio era bueno
para obtenerlo.
Morí de repente, robando
sin escrúpulos cuanto pude y fue mi deseo. No creía entonces que esto era malo
pues el mundo es una selva en la que luchan todos contra todos. Mi conciencia
estaba dormida y supeditada al dictado de mis deseos. Siempre que lograba
conseguir algo que había anhelado me producía gozo profundo pero ¡Ay! que poco
duraba. Era como una estrella fugaz, por lo que de inmediato buscaba un nuevo
interés al cual dedicaba toda mi energía e inteligencia. Llegué a este lugar
cuando yo no esperaba nada; para mí la muerte significaba la nada y fue grande
mi sorpresa al verme vivo y en un lugar desconocido.
No sé cuánto tiempo
llevo aquí pero pasé de la desesperación primero a la rebeldía de haber perdido
todo lo que me pertenecía y al no encontrar consuelo ni sentido a lo que me
pasaba, empecé a reflexionar sobre la vida que acababa de llevar. Ya sin el
cuerpo físico es más fácil entender mucho de lo que es la vida. Me di cuenta de
que mi vida había estado regida por mi deseo de poseer todo, de controlar a mi
alrededor y comprendí que no era lo correcto. ¿Cómo llegué a esa conclusión?
porque analizando mis sentimientos me di cuenta de que en esa actuación nunca
encontré paz y armonía, siempre había desazón y eterna insatisfacción. Me
acordé entonces de cuando en alguna ocasión ayudé a alguien o me compadecí de
un amigo o de cualquier persona y el sentimiento que experimenté después. Ese
sí me llenaba de paz y satisfacción.
¿Cómo se puede ser tan
ciego cuando se está en la Tierra y no darse cuenta de esto? Nos pasamos la
vida luchando por obtener cosas que a la hora de la muerte, que a todos nos llega,
no sirven de nada, en lugar de insistir en las actitudes que provocan la
verdadera felicidad.
Ahora me encuentro ya en
un lugar menos oscuro pero sin saber bien a bien qué hacer. Oigo voces que me
llaman y me dicen que me dirija a la luz, no veo ninguna y en lugar de eso me
llevaron con ustedes ¿Me pueden decir qué hacer?
Un día nos llegó este
llamado de un desconocido; le explicamos, como lo hacemos en estos casos, el
porqué de su situación y cómo llegar a la luz, al cabo de lo cual terminó
diciendo:
Me atrae una luz que no
puedo describir, un remolino de colores que se convierten en luz brillantísima
pero que no ciega. Voy más y más cerca, se hace más y más grande y brillante
¿Cómo fui tan necio en negar la existencia de Dios? Esto es el paraíso, veo gente
salir de ahí que me llaman. Me voy...gracias...ya comprendí lo que es la vida y
lo que se llama muerte que es en realidad resurrección.
"HÁBLENLE A LA CABRITA".
Esta experiencia es especial para nosotros
porque ha sido de las que mejor hemos podido comprobar como verdaderas. En uno
de nuestros grupos de meditación asistía Teresina, cuyas facultades especiales
nos sorprenden. Medium y vidente, no sólo tiene la capacidad de ver otros
planos de realidad sino de servir de intermediaria; otros seres hablan por su
voz.
En una de las sesiones
de meditación, por la voz de Teresina se comunicó con nosotros Eduardo, a quien
habíamos conocido. Nunca hubiéramos pensado que necesitara nuestra ayuda;
estábamos conscientes de la vida recta, incluso estricta, que había llevado.
Nos reclamó, siempre a través de Teresina, el no haber recibido auxilio alguno
de nosotros. Le confesamos no haber pensado en él a pesar de los repetidos
mensajes que nos había enviado y que no supimos interpretar.
No lograba evadirse del
Bajo Astral, retenido por sus complejos de culpa y por miedo al castigo
prometido bajo los parámetros de sus conceptos religiosos tan rígidos. Oramos,
conversamos con él y lo convencimos de ir a la luz. Antes de partir nos dijo:
Gracias por ayudarme
tanto, sigan ayudando a quién está atorado, hay millones y millones como yo.
Estoy con Julio, ayúdenlo diciéndole a su hija, "La Cabrita", que
está bien y con eso se tranquilizará. A continuación nos dictaron un número
telefónico diciéndonos que preguntáramos por Elena.
Al tiempo que esto
recibíamos, la vidente del grupo vio claramente cómo el llamado Julio se
ahogaba en el mar. Estábamos desconcertadas ante esta información y sin saber
qué hacer. Finalmente nos decidimos a llamar al número indicado preguntando por
Elena que en efecto se encontraba ahí. Se le dijo someramente de lo que se
trataba nuestra llamada a lo que rompió a llorar diciendo que en efecto su
padre había muerto ahogado dieciocho años antes.
Unos días después nos
reunimos con ella para meditar y enviarle luz a su padre. Nos informó que desde
su muerte ella no dejaba de pensar en él, llamándolo todo el tiempo y
torturándose con el pensamiento de lo que debió sufrir en su muerte y de no
saber dónde se encontraba. Su asombro fue grande al saber que la habían llamado
"La Cabrita", apodo afectuoso que venía de sus hijos y no de su
padre. Esto la convenció de la veracidad de la experiencia así como del hecho
de que su padre había estado cerca de ella todo el tiempo. La liberación que se
obtuvo fue para ambos, ya que Julio se elevó finalmente al plano que le
correspondía y Elena se quedó con la tranquilidad de saber que él había al fin
encontrado la felicidad.
A partir de estos
ejemplos se puede comprender cómo en ocasiones, al llorarlos en demasía,
podemos retener a nuestros seres queridos en ese limbo que no es ni aquí ni
allá. Esto los inquieta impidiéndoles elevarse adonde deberían ir.
Parece muy fácil
convencer a estas almas errabundas de que se despeguen de sus intereses
terrenales, y habrá quien se pregunte porqué entonces es tan difícil convencer
a los semejantes con los que tenemos comunicación directa; esto se debe al
hecho de que al estar sin la densidad del cuerpo físico las verdades
espirituales se ven con más claridad. Por otro lado, parece ser que al llegar a
la luz se aclara el entendimiento de tal manera que se ve todo con una
objetividad pasmosa.
CAPÍTULO II. EL
DESPRENDIMIENTO.
Contento con tener lo que por sí solo llega
Más allá de los pares, liberado de la envidia,
Sin apego al éxito ni al fracaso,
Aún cuando actúe, no se encadena.
Hay que reconocer como eternamente libre
A quien no abomina ni anhela;
Porque quien se ha liberado de los pares,
Fácilmente se libera del conflicto.
Bhagavad Gita.
EL DESPRENDIMIENTO.
En el proceso de la muerte hay
varias fases. Después del desprendimiento de los dos cuerpos perecederos, el
individuo se encuentra en el mismo estado de conciencia y evolución del que se
encontraba al morir. Se lleva consigo sus deseos y creencias, sus intereses y
prejuicios, sus ideas equivocadas y dogmas religiosos. No obtiene de inmediato
la sabiduría del más allá por el hecho de encontrarse en ese mundo; será
necesario de todo un período de adaptación a su nuevo estado.
Generalmente se necesita
un cierto tiempo para que se realice el desprendimiento total del ser que acaba
de morir, el cual tiende en un principio a seguir cerca del cuerpo que ha
dejado. La mayoría de las civilizaciones habla de tres días para que el cuerpo
espiritual se separe completamente del cuerpo físico. Los tibetanos esperan un
lapso de tiempo antes de cremarlo, en razón de este proceso. Sin embargo no
todos los desprendimientos se hacen de igual manera, algunos requieren de menos
tiempo pero otros pueden tardar más, según las circunstancias de la muerte o el
grado de evolución del individuo.
Hay muchos casos en que
los seres se despegan rápidamente de su cuerpo físico y del mundo material,
experimentando la dicha inefable del encuentro inmediato con la luz; pero hay
otros en que se quedan fuertemente apegados a su cuerpo físico y a toda su vida
material a la que se aferran, quedándose de esta manera estancados en ese
limbo, denominado el Bajo Astral, que no es ni el mundo material ni el
espiritual. Algunos ni siquiera se han percatado de que se han muerto y se desesperan
porque nadie los ve ni los oye; otros, dándose cuenta de que han fallecido, se
niegan a moverse de donde están por diversas razones; estas pueden ir desde la
negación total de su propia luz, que es lo que se entiende por el infierno
hasta solamente el sentido de culpa y el miedo al castigo o la rebeldía a lo
que está sucediendo, lo que correspondería al purgatorio. Las almas que se
encuentran ahí se niegan a seguir la luz cada una por diferentes razones, pero
todas en el fondo por soberbia en sus diversas modalidades. En la muerte como
en la vida somos el arquitecto de nuestro destino.
A todos estos seres se
les puede ayudar más fácilmente elevando oraciones que los ayuden a desapegarse
de la baja vibración del plano terrestre. Es posible ayudarlos también
hablándoles a través de un médium para convencerlos de que ya no les
corresponde estar en este plano y que deben ir hacia la luz.
En algunos casos el
apego desordenado a lo que dejaron en la tierra, ya sea bienes materiales,
poder o afectos les impide elevarse hacia las esferas superiores.
Sobre el desprendimiento
de los famosos y poderosos los maestros nos informan lo que sigue:
El poder y la fama es
uno de los más grandes obstáculos para elevarse pues creen los que lo han
vivido y cuando están en el pináculo de su hegemonía que lo han perdido todo,
desesperándose ante su impotencia de seguir ordenando y manipulando.
Cuando esos individuos
llegan aquí no escuchan a nadie y se envuelven en su desesperación de haber
perdido el poder. Se necesita de mucho tiempo en el que se les va
paulatinamente olvidando en la Tierra cuando son necesariamente suplantados por
otra persona, para que se decidan a moverse de su escondrijo en el que sólo ven
lo que sucede en el lugar que dejaron al morir. El gran problema que se
presenta en esos casos es que generalmente estos seres no creen en la
existencia de una vida posterior a la muerte y aunque constatan que siguen
viviendo, el encontrarse en la oscuridad les confirma que la muerte es eso,
algo parecido a la nada.
¿Cuantos hay en esas
condiciones? Muchísimos y se necesita de oraciones de los que todavía se
encuentran en la Tierra para que esa energía los empuje fuera de la atracción
de la vibración terrestre.
Aun después de liberarse
del Bajo Astral y llegar al plano espiritual, los recuerdos de gloria pueden
seguir ejerciendo influencia sobre el alma.
Volver a vivir en el
mundo físico después de haber tenido fama no es fácil pues se necesita
experimentar el ser don nadie. Se necesita mucho valor que no se obtiene rápidamente,
sobre todo cuando la vibración de admiración de la humanidad sigue alimentando
al desencarnado. Como ejemplo, en el caso de un famoso músico si su música se
sigue tocando, el público vibra con ella y venera al compositor por su genio;
esa veneración llega a este plano y alimenta el ego del desencarnado que,
aunque se encuentre en el mundo espiritual y haya comprendido muchas cosas,
siente todavía el deseo del éxito. Es un sentimiento fuerte que es difícil de
quitar. Sin embargo su deseo de avanzar se presenta también y muchas veces es
más fuerte que el deseo de gloria humana.
Así, decide regresar a
la Tierra para tener una experiencia que le enseñe la humildad. Necesita el
alma regresar en condiciones sumamente precarias, ya sea tonto o con una situación
de pocos recursos económicos donde no pueda sobresalir en ningún aspecto. Esto
sucede cuando el llamado del Ser Supremo es más fuerte que sus recuerdos de
éxito.
Ciertas personas que
viven controlando a quienes los rodean, sufren mucho después de la muerte al
verse imposibilitadas de seguir teniendo dominio sobre ellos. El problema de
muchos hombres poderosos es que continúan tratando de ejercer su poder desde el
astral lo cual les impide elevarse.
NO PUEDO IRME DEJÁNDOLO AQUÍ.
La voz que nos llama es la de un joven
nervioso y reticente. No le es fácil explicar su problema, evade las preguntas,
se defiende; sin embargo, sentimos su depresión y vamos a verlo. Nos sorprende
un dueño tan joven para esa mansión señorial, los muebles europeos de época impecablemente
conservados, la cantidad de antigüedades, la riqueza en cuadros y objetos de
plata. Es la herencia de mi tío, nos explica. También, después de largas
pausas, nos dice que siente su presencia continuamente en la casa, que desde su
muerte hace ya varios años no logra liberarse de fuertes depresiones, primero
por su ausencia y después por no lograr llevar una vida pacífica. Comprendemos
a través de su relato entrecortado que la relación entre ellos fue una de gran
posesividad y autoritarismo de parte del hombre tantos años mayor.
Yo no sé si la presencia
que está aquí se trata de tu tío, — dijo Carmen, — puede tratarse de otra
entidad y no me gusta empezar una comunicación con el otro plano con ideas
preconcebidas. Vamos a meditar pidiendo protección y con la intención de ayudar
a quien se encuentra aquí.
Estando en esto
empezamos a recibir lo siguiente:
Bendito sea Dios, que me
permite expresarme al fin. Soy yo, Francisco, que desde hace mucho deseo
comunicarme con mi adorado Rolando y no lo he logrado. Quiero decirte que he
estado junto a ti para dirigirte en el escabroso mundo físico. Desde que te
dejé no logro ver nada más que esta casa y a tu amadísima persona. Sólo sé que
deseo estar junto a ti pero no me escuchas y eso me desespera.
Le contestamos que ya no
debía estar en ese lugar, sino que ahora le correspondía una vida maravillosa
en otro plano.
No puedo irme dejándolo
aquí, no sabe cómo manejarse en la jungla de la humanidad. Es un ser demasiado
sensible y delicado para abandonarlo. No me pidan que lo deje, me duele
enormemente.
—A él le corresponde
ahora vivir separado de ti. Tiene que aprender a luchar solo para fortalecerse.
Por el contrario, tú tienes que continuar tu evolución buscando la luz de Dios
que siempre está ahí para el que la desee. Dios es amor y misericordia
infinitos y sólo espera que regreses a Él, que desees salir de ese lugar y ver
la luz y ésta se hará.
No sé quién eres, pero
me dices cosas muy bellas. Es cierto que siempre creí en Dios pero no como me
enseñaron. Me decían que había un infierno para los pecadores y un purgatorio
antes de llegar al Cielo. No es cierto, aquí nada más hay frío y oscuridad y lo
único que alcanzo a ver es al que dejé y que amo tanto.
Nos concentramos en
mandarle energía amorosa.
No sé qué me envían,
pero siento calor y bienestar. Si pudiera sentirlos siempre sería maravilloso.
—Eso y muchísimo más es
lo que sentirás. Ahora sólo ves oscuridad porque tus pensamientos te mantienen
en ella. Tu deseo de proteger a tu ser querido es lo que te ata y te impide ver
la luz.
La estoy pidiendo desde
el fondo de mi corazón y ya vislumbro un rayo de luz que siento cómo un
consuelo en este calabozo frío y húmedo. Es cada vez más luminoso pero ¿y
Rolando? ¿lo voy a dejar?
Le pedimos a Rolando que
mentalmente le insistiera en que siguiera la luz donde encontraría la paz y la
felicidad, a lo que Francisco finalmente contestó:
Sí, mi chiquito, si tú
me lo dices así será, me voy hacia esa luz que no puedo describir. Me envuelve,
siento una dicha inenarrable, ¿cómo pude estar tanto tiempo sin verla? Ahora
comprendo cual es el infierno y lo que llaman purgatorio. Es nuestra ceguera de
ver únicamente nuestro capricho. Me doy cuenta de que sólo quise que se hiciera
siempre mi voluntad, y se la impuse a quien me rodeaba. Me diste mucho amor y
satisfacciones y yo fui cruel y egoísta contigo. Mi amor fue posesivo y
dictatorial. Perdóname. Creo que esa luz ilumina de verdad. Empiezo a ver las
cosas muy claras, de una claridad impresionante. Me voy hacia esa luz que me
atrae irremisiblemente y sé que desde allá podré ayudarte mejor.
NO SE CONSOLABA POR HABER PERDIDO EL PODER Y EL CONTROL.
En una ocasión en que nos encontrábamos
trabajando se nos presentó un alma que había pasado por un problema similar de
poder y control. He aquí lo que nos dijo.
Sufrí mucho después de
mi muerte al encontrarme de pronto en un lugar oscuro y frío ya que mi deseo
era seguir controlando y gozando de todo lo que se me dio en vida. Es cierto
que en los últimos días de mi vida en la Tierra era tal mi sufrimiento físico
que desee la muerte, pero cuando dejé todo lo que amaba, me sentí desesperado.
El dolor de mi mujer,
que vivía únicamente para mí, me ató durante mucho tiempo, ya que no lograba
consolarme de haber perdido el control y el poder que tenía sobre los que me
rodeaban.
No sé cuánto tiempo
terrestre duró ese infierno pero el verdadero camino lo perdí por soberbia y
deseo de poder y control. Me provocó mucho dolor ver todos los disgustos que
hubo por mi herencia y me prometí que no volvería a caer en la ambición de
poseer. Fue una gran enseñanza de desapego. Ahora necesitaré una vida de
privaciones para aprender el desapego y la humildad.
No tengo todavía la
fuerza para decidirme a tomar una vida así, pero sé que eso vendrá en su
momento. Sólo les puedo decir que ahora que ya trascendí todas esas etapas del
apego al poder y al control soy feliz y que no quiero que me vuelva a suceder.
Algunos individuos
debido a sus rígidas creencias religiosas no se abren a nuevos conceptos por
miedo a romper con lo establecido. Con respecto a esto nos dicen nuestros
guías:
Cada quien es
responsable de su adelanto espiritual y nadie puede hacer nada por otro si él
no lo desea. Hay mucho miedo de enfrentarse a sí mismos y de tomar la
responsabilidad de los propios actos. Esto es lo que hace que los hombres se
escuden detrás de creencias establecidas y dirigidas por otros en lugar de
pensar por sí mismos y lanzarse a la búsqueda de la luz y la verdad, solos, sin
instituciones que los respalden.
Pero actualmente ya la
conciencia humana tiene que salir del estado infantil en el que se ha mantenido
hasta ahora. Se desarrolla la conciencia en la búsqueda personal de la luz,
siendo así una conciencia adulta que decide y actúa por sí misma, ya no basada
en dogmas y reglas establecidos por otros seres humanos que pretenden tener el
monopolio de la revelación divina.
La revelación divina no
es otra cosa que el acceso a la propia luz y en la medida en la que nos abramos
a ella, la sabiduría divina, que está en nuestra esencia, se hará patente. Esta
es el patrimonio de cualquier ser humano y no únicamente de unos cuantos. Si
nos conformamos con las ideas que se nos han dado sin cuestionarlas ni tratar
de ir al fondo de ellas no podremos crecer en nuestra apertura de conciencia,
seguiremos en un estado infantil e inmaduro, siempre aceptando sin cuestionar
lo que se nos ha dado como verdad absoluta.
En el fanatismo de
obligar a los demás a creer y pensar como nosotros lo entendemos no hay más que
ego controlador y manipulador. El fanatismo es pues una mezcla de miedo de
enfrentarse a uno mismo y de tomar la responsabilidad de los propios actos y a
la vez deseo de control y manipulación hacia los demás. Es también miedo de
adoptar nuevos patrones de conducta y de pensamiento. Los que se fanatizan por
una idea o una religión son los que no tienen valor de cambiar.
Cuando se deja el cuerpo
mortal y se llega al mundo espiritual ya no hay lugar para fanatismo. Ahí se
ven los propios actos con una claridad objetiva que no da la posibilidad de autojustificarse.
No existe ya el argumento de que lo que se hizo fue siguiendo tal o cual regla
o dogma, sólo el propio juicio de lo que se hizo con amor o en su contra. Ahí
nos encontramos solos, sin escudos religiosos o pretextos de haber creído actuar
correctamente porque eso es lo que se me había enseñado, aunque ello haya
estado desprovisto de amor.
Cuando nos encontramos
en el salón del juicio de la vida que acabamos de vivir, son los remordimientos
de nuestros actos erróneos y omisiones los que nos atormentan más cruelmente,
pero de esos remordimientos es de los que se aprende más, ya que quedan
grabados en nuestro cuerpo causal y nos servirán para no volver a repetir esos
patrones en las futuras experiencias.
Mucho dolor causa el
hecho de haber tenido oportunidades de abrirse a conocimientos profundos y
haberse quedado al margen por miedo o por facilidad de seguir enmarcado en lo
convencional y no haber tenido el valor de ahondar más en enseñanzas de
profunda espiritualidad. Son estos seres los tibios que eligen quedarse en la
superficie sin avanzar.
Pero en todas las
actitudes equivocadas se presenta como alternativa al dolor de la culpabilidad
la misericordia y el amor divino que no juzga, no castiga, sólo comprende y esa
Luz que es amor, es paz, es belleza, es armonía y que nos envuelve en cuanto lo
comprendemos y vamos hacia ella. Nuestro Creador siempre está ahí, dispuesto a
darnos el amor del que nos hemos vaciado con nuestro egocentrismo, lo único que
necesitamos es desearlo y pedirlo.
"NO ME SIENTO CAPAZ DE ENFRENTARME AL JUICIO".
Este es el caso de un sacerdote que,
temeroso ante la idea del juicio y agobiado por la culpa, no acertaba a ir a la
luz. Durante uno de nuestros círculos de oración se hizo presente.
Me encuentro muy
desorientado, no sé si merezco un castigo en el que no creía o si debo abrirme
a lo que no me atreví en vida.
Lo alentamos a buscar la
luz en la que encontraría la paz y la misericordia divinas.
Me dicen que me abra a
la luz pero en ella debe estar el juicio al que temo por haberme salido de las
normas a las que me comprometí al tomar el sacerdocio. Me atreví a ser un
rebelde y prediqué en contra de los dogmas y de los dictados de las autoridades
eclesiásticas, sin verdaderas bases, sólo por mi soberbia de buscar aceptación
de los cristianos que no estaban conformes con las enseñanzas tradicionales de
la Iglesia. No me atreví a dejar a un lado mi condición de sacerdote y buscar
con entrega y sinceridad otros conceptos más convincentes; por temor me quedé
en la frontera, fui uno de esos tibios que vomita el Espíritu Santo. Aquí me
ofrecen ayuda pero no me atrevo a aceptarla, no sé si se trata de una trampa
que me llevará al infierno.
- Lo que te hace pensar
así son tus ideas equivocadas sobre el cielo y el infierno. Sólo existe el amor
de Dios, el purgatorio y el infierno son estados mentales voluntarios.
Al tiempo que decíamos esto nos concentrábamos
en enviarle luz rosada que es la energía de amor que ayuda a elevarse y a ver
las cosas más claras.
Percibo el amor que
ustedes me envían pero no me siento capaz de enfrentarme al juicio. Estoy
aterrado ante la idea de que se me reclame por todo lo malo que he hecho.
Dios no castiga, su amor
y misericordia son infinitos. Busca la luz, ahí está, en ella están la paz y la
felicidad que te esperan en tu nueva vida. El castigo no existe, es la culpa la
que no te deja verla.
—Entonces ¿dónde
están la bondad y la maldad, si Dios perdona de todas maneras?
El mal no tiene
existencia real— le explicamos— Si entendemos que Dios es todo y que es el bien
absoluto, no puede existir una fuerza que se le oponga. Así como la luz es
perceptible, la sombra no es más que la ausencia de aquella, carece de
existencia en sí misma. Lo que se entiende por el mal es la actuación
equivocada del ser humano provocada por su ignorancia y falta de conciencia. El
Creador no castiga, le da al hombre las oportunidades y las condiciones
necesarias para que entienda por sí mismo el camino a seguir.
—¿Por qué se me
dieron todos esos conceptos que dicen ustedes que son erróneos? No es posible
que se siga instruyendo a la gente en errores capaces de provocar este
sufrimiento.
Continuamos rezando y
enviándole luz, tratándolo de convencer.
Creo que empiezo a
entender, pero es necesario que digan a los que todavía no mueren que este
pasaje es difícil si se tiene culpa y miedo al castigo.
Después
escuchamos:— Ya voy hacia la luz, siento un gran bienestar y no veo
ningún juicio, sólo percibo amor, amor, amor. Cómo pude ser tan ciego, cómo no
tuve el valor de ir más allá en mis inquietudes... Pero el Altísimo es bondad
infinita, es amor y creo que me perdonará mis debilidades....me dan amor y
confianza...adiós y gracias por su ayuda.
La culpabilidad es el
resultado de nuestro deseo de ser perfectos y de no aceptar que nos equivocamos.
Si nos concientizáramos de que nuestros errores nacen de nuestra falta de
conciencia, la culpabilidad no existiría, sólo la humildad de aceptar nuestra
parte obscura, nuestra sombra, comprendiendo que ésta se iluminará en cuanto se
abra nuestra conciencia.
Un bello mensaje
recibido de nuestros maestros dice así:
No es conveniente ser
muy exigente con nosotros mismos; aún en nosotros tenemos que practicar la
tolerancia. Nuevamente llegamos al concepto de equilibrio: no quiere esto decir
que tenemos que amar y consentir nuestras fallas pero tampoco odiarlas. Es
decir, necesitamos concientizarnos de ellas y comprender que son el resultado
de nuestra falta de conciencia, de nuestro egocentrismo y al verlas frente a
frente poco a poco van perdiendo fuerza. Si las odiamos las alimentamos ¿Por
qué?
Simplemente porque el
odio y el rechazo son energías negativas que se mezclan con las fallas que
odiamos, dándoles fuerza y alimentándolas con esa negatividad. Por el
contrario, si tenemos tolerancia hacia ellas, aceptando que todavía no somos
perfectos, la humildad genera fuerza positiva que ayuda a eliminar el defecto.
Por esta razón la meditación es un arma poderosa para el desarrollo espiritual;
en ella se ven los defectos sin juicios negativos, lo que elimina su
virulencia.
Ahora bien, nuestro
deseo de perfección es innato, ya que significa el deseo de regresar a nuestra
verdadera esencia que es perfecta. Al regresar a Dios volvemos a nuestro origen
después de haber experimentado múltiples vivencias con las cuales damos gloria
al Creador. Si actuamos negativamente es porque en el circuito de nuestra
experiencia creativa perdemos la ruta pero siempre se vuelve a encontrar.
CREÍA HABER COMPRADO LA SALVACIÓN.
Hay quienes envueltos en su soberbia no
aceptan que lo que encuentran no corresponda a sus expectativas y se estacionan
en un estado de rebeldía del que es a veces difícil moverlos. Se dan casos de
individuos que creyéndose espiritualmente muy adelantados se desesperan al
encontrar que no se les recibe con honores por toda la corte celestial. A estos
es difícil en ocasiones ayudarlos pues no quieren escuchar nada que no
pertenezca a sus creencias.
Pedro era un hombre muy
atado a sus conceptos religiosos pero en realidad su vida estuvo envuelta en
soberbia y egoísmo. Nuestros guías pidieron al grupo que se le ayudara porque
se encontraba en un estado de rebeldía y desesperación al no encontrar lo que
esperaba. Nos informaron que habían tratado de ayudarlo sin ningún éxito; su
escepticismo se debía a que creía saberlo todo y aquello que no era como él lo
pensaba simplemente no era. Creía haber comprado la salvación por los donativos
que había hecho a la Iglesia, pero su problema no eran sus conceptos
religiosos, ya que cuando no hay soberbia, éstos se pueden cambiar fácilmente.
Desgraciadamente su orgullo no lo dejaba aceptar que había estado equivocado,
que la salvación no se compra con dinero sino con amor.
Nos concentramos en
enviarle luz y amor tratándolo de convencer de que saliera de su encierro
voluntario. Le explicamos que el castigo no existe, que el infierno y el
purgatorio sólo son estados mentales, a lo cual nos respondió.
No he visto el infierno
porque no me toca ir ahí, pero sé que existe y no sería justo un Dios que no
castiga. Mi encierro aquí en mi casa se debe a que se necesita tiempo para
procesar mi caso. Yo siempre cumplí con los preceptos de la Iglesia y ayudé con
dinero a que se difundiera su doctrina. Si hice algunos pecados me confesé de
ellos y eso basta para obtener el perdón. Ahora me encuentro en espera de que
venga mi ángel a buscarme y me lleve delante de Dios.
Tratamos de convencerlo
de que el único camino a Dios es el amor y la humildad de aceptar las cosas
como se nos presentan, pero todo ello sin éxito alguno. Mientras tanto nuestros
guías nos instaban a seguir enviándole luz pues esto le ayudaría a convencerlo
del error de creer que no necesitaba amar sino solamente seguir al pie de la
letra los preceptos de la Iglesia, no necesariamente de comportamiento sino de
formalismo. Su soberbia no lo dejaba aceptar nada que no creyera con
anterioridad.
Durante varios días
continuamos orando, enviándole energía amorosa, orando e insistiéndole en que
debía ir a la luz. Finalmente un día empezó a tener más claridad.
Me llega una ola de
calor que ustedes llaman amor. No entiendo nada, ya que todo lo que yo creía no
es así. Dicen que es soberbia no aceptar lo que estoy viviendo, pero ¿Cómo es
la humildad de la que hablan? Si supiera que lo que dicen es verdad me iría,
pero he tenido mucho tiempo para reflexionar y me he dado cuenta de todo el mal
que hice, de cómo mi vida estuvo manejada por el rencor y la envidia y de cómo
destruí cuanto a mi paso se presentó. Eso me apesadumbra terriblemente y no
creo merecerme ninguna gloria. Estaba cegado por el orgullo de creer que las
cosas debían de ser como a mí me acomodaban, pero ahora me doy cuenta de que no
es así y tengo miedo, sí miedo del castigo que merezco.
El castigo no existe, -le
contestamos-, Dios es amor y por lo tanto no castiga sino que espera con
infinita paciencia a que nos demos cuenta de cuál es el verdadero y único
camino. El verdadero trabajo de humildad consiste en saber que no hay nadie
superior a nadie, que todos somos diferentes manifestaciones de una misma
esencia y que cada uno tiene una función y un papel diferente en el plan
infinitamente sabio del Creador. Si se entiende esto profundamente no hay ya
lugar al deseo de sobresalir ni de controlar a los demás. Así mismo, se es
humilde cuando se es consciente de que todo lo que nos acontece es con un fin
determinado de aprendizaje. Por lo que la aceptación total de nuestras
circunstancias nos lleva a la perfecta humildad.
Es cierto que lo que
estoy pasando es un infierno y que debe existir misericordia para las almas que
sufren. Voy a escuchar las voces que oigo que tratan de ayudarme.
Su desprendimiento fue
muy bello cuando al fin vio la luz
y se dejó llevar por
esos maravillosos seres que se le presentaron.
DIALOGO CON UN DEMONIO.
Otros no quieren creer en un poder
superior a su ser y entonces rechazan su propia luz al negar la existencia de
la Fuente de Vida de donde proceden; estos seres son muy desdichados pues no
encuentran consuelo y su desasosiego no tiene límites. Como dijimos
anteriormente, en el Bajo Astral hay varios planos y el nivel donde moran estos
seres es lo que se considera como el Infierno, en el que reinan la angustia y
las tinieblas. Ángeles y guías provenientes de altas esferas van a esos penosos
planos para ayudarlos a encontrar la luz que por soberbia rechazan. Siempre hay
posibilidad de salir de esos estados que son voluntarios toda vez que el
Creador atrae a su seno a todas sus criaturas sin excepción. Aún San Pedro en
una de sus epístolas nos habla de que Cristo después de muerto " fue
también a predicar a los espíritus encarcelados que una vez fueron
rebeldes" (San Pedro, primera epístola, Capítulo 3, versículos 1920). Si
no hubiese salvación para ellos no tendría caso el predicarles.
Un día recibimos un
llamado angustioso; la pareja que nos busca está desesperada. Ella es amiga
nuestra y nos cuenta su historia. Son una familia unida, con un hijo
adolescente; después de mucho buscar encontraron la casa perfecta: moderna,
acogedora, con un pequeño jardín que la llena de sol. Se instalaron
ilusionados, pero la alegría no duró mucho. Daniel, su hijo, un muchacho antes
entusiasta, se vuelve nervioso y malhumorado. Sus largos silencios se
interrumpen con explosiones de una violencia inexplicable que poco a poco
invade la relación de la pareja. La armonía familiar que había sido su mayor
satisfacción se esfuma para dar paso a un ambiente de inquietud. En un momento
de angustia, Daniel confiesa que se siente perseguido, hay alguien, una
presencia que se pega a su cuerpo. Puede percibir una respiración jadeante
junta a su cara mientras escribe. Una noche aparece aterrado en la habitación
de sus padres; un ser informe, una especie de cadáver en estado de
descomposición apareció junto a él. Los padres lo tranquilizan, es una
pesadilla, estás nervioso, pero el muchacho insiste: lo vi parado junto a mi
cama. La situación se deteriora por momentos; se ven sombras, suceden percances
molestos que los sobresaltan y no los dejan vivir en paz. Cualquier pretexto
tonto provoca conflictos serios. El trabajo del marido, siempre exitoso, ahora
se ahoga en dificultades.
Accedemos a ayudarlos y
vamos a verlos. Desde la entrada nos damos cuenta de la verdad de lo que dicen.
El ambiente es opresivo, todo nos habla de la presencia de una entidad
desencarnada. Llevamos a cabo los ritos habituales para ayudar a las almas que
se encuentran en la oscuridad y a continuación recibimos este mensaje:
Yo me iré cuando a mí se
me pegue la gana y no cuando ustedes quieran hijas de puta.
La forma agresiva y soez
de hablar nos da la pauta de la clase de personaje que mora ahí. Le preguntamos
la razón de su permanencia en el lugar.
Llegué aquí siguiendo a
un amigo del primer dueño de esta casa; un depravado, como ustedes lo
llamarían. Me dediqué a influenciarlo lo más que pude. Ahora me propongo
descarriar al joven de esta familia. He estado aquí con muchas generaciones,
desde que perdí mi cuerpo y me sentí desesperado por no poderme manifestar en
el mundo. En mi rincón me divierto con crear la mayor desarmonía que puedo en
lo encarnados.
—¿Qué logras con estar
en un lugar que ya no te corresponde?— le decimos— Como ves ya no puedes
manifestarte en este plano; te espera una vida mucho más interesante y
agradable que esta si sólo deseas ir hacia la luz.
—Esas son patrañas,
tal cosa no existe. Son ustedes muy ingenuas en creer lo que la religión
cuenta, lo único que existe es lo que ven y lo que veo. No hay ninguna luz ni
ninguna otra vida más que la que perdí, o la que ahora tengo.
—La luz existe para
quien desea verla. Vamos a hacer una prueba: pide la luz y veremos qué pasa —
lo alentamos.
Esas son idioteces, no
voy a pedir ninguna luz porque no creo en ella, eso va en contra de mis
principios. Estoy decidido a seguir aquí.
—Pierdes tu tiempo y la
oportunidad de una vida maravillosa, aquella que Dios tiene preparada para los
que la desean. Lo único que tienes que hacer es seguir la luz que es amor, paz,
felicidad, en lugar de seguir aferrado a lo que ya no es para tí.
Ja, ja, me hablas de
Dios, nuevamente te digo que eres estúpida, Dios no existe, para mí no hay más
Dios que yo.
Desgraciadamente no
logramos convencerlo; se quedó envuelto en la oscuridad creada por él mismo al
negar la luz de Dios y la suya propia. Sentimos no haber podido ayudar a la
familia; les aconsejamos no caer en el juego perverso de este ser, y, ya
conscientes de la realidad, ignorarlo y seguir con su vida. Este tipo de seres
es lo que se entiende por un demonio en el infierno de su creación. Sin embargo
esta situación no puede ser eterna; la atracción de quien nos creó es tan
poderosa que algún día este ser olvidará su soberbia y se encaminará, como
todos, hacia su destino final, la fuente de luz donde se originó. Si Dios es
absoluto, no puede haber nada que no esté en El y todo lo que surge de su
esencia regresará tarde o temprano a ella.
Los seres como el de
este ejemplo buscan manifestarse en el plano físico por haber permanecido muy
apegados a él; al no poder hacerlo, se dedican a molestar a los encarnados
induciéndolos a efectuar acciones inarmónicas. También, en ocasiones, logran
poseer a algún ser humano obsesionándolo y llevándolo aún hasta el suicidio o
la demencia. Muchos casos de locura provienen de estas posesiones aunque los
psiquiatras generalmente no lo reconocen.
UN CASO DE POSESIÓN.
Las posesiones demoníacas existen. Se
trata de los seres que están apegados al plano terrestre y que al no poderse
manifestar con un cuerpo tratan de invadir el de un encarnado obsesionándolo,
adueñándose de su voluntad y absorbiendo su luz.
Como es natural, son
almas con muy poca evolución espiritual, es decir, lo que se entiende por seres
malvados, los llamados demonios. Como hemos visto, estos seres viven en la
oscuridad y se alimentan de la luz de los que persiguen, sobre todo de los que
tienen algún tipo de mediumnidad o sensibilidad psíquica porque es con éstos
con quien pueden entrar en contacto.
En una ocasión tuve la
oportunidad de presenciar una de estas posesiones, en el momento preciso en el
que hubiera podido ser yo una de sus víctimas. Cuando se me despertó la
sensibilidad psíquica en forma de escritura intuitiva, al empezar a comunicarme
con los otros planos, entré en contacto con estos seres; dado que se encuentran
vibrando en la baja frecuencia del plano terrenal es muy fácil la comunicación
con ellos. De ahí que cuando se juega con la ouija se logren estos contactos
con relativa facilidad, sólo se necesita que alguno de los participantes tenga
un poco desarrollada su facultad psíquica para que el enlace se realice.
Por aquellos días me
veía atormentada por esos seres demoníacos que me trataban de obsesionar,
torturándome de mil maneras. El método que usan es elevar el ego de la persona
con múltiples halagos, decirle que tiene una gran misión, que le ayudarán a
obtener lo que desea o que a través de ellos obtendrá la sabiduría, en fin, mil
cosas destinadas a elevar su importancia personal. Al mismo tiempo intentan
apoderarse de su voluntad dándole órdenes continuamente y una vez que la tienen
a su merced, la dejan caer desde lo alto con burlas y humillaciones. Fue para
mí lo que entiendo por mi iniciación.
Estando en una reunión
se comentó sobre una pobre mujer que se encontraba desde hacía tiempo enferma
pues decía que oía voces que todo el día le daban órdenes y que la estaban
volviendo loca. Dijeron que ya le habían hecho un examen psiquiátrico pero que
aparentemente no se trataba de ninguna forma de locura. Cuando esto escuché me
di cuenta de que probablemente le estaba sucediendo lo mismo que acababa yo de
pasar por lo que le pedí a una amiga suya que me llevara a verla.
Cuando llegamos, Verónica
deambulaba por su casa como un fantasma envuelta en una vieja bata. Al verme
tuvo un sobresalto en el que creí notar desagrado, pues como más tarde supe,
sus voces le habían dicho que no me recibiera. En efecto, yo había forzado esa
visita a pesar de que ella se había negado a vernos con algún pretexto.
Empecé preguntándole qué
le decían las voces. Ante su silencio le enumeré todo lo que me imaginaba que
debían proponerle, a lo que ella asentía temerosa. Sobrecogida por un terrible
nerviosismo, se veía como de vez en vez parecía escuchar a alguien.
—Verónica, ¿te están
hablando? — le pregunté
—Sí, me dicen que te
vayas — profirió llena de miedo
—Les dices que los que
se van a ir son ellos. Dales la orden de que te dejen tranquila. Exprésales tu
decisión de no escucharlos más.
Le traté de explicar lo
que le estaba ocurriendo, que se trataba de entidades negativas de las que
tenía que liberarse. Al haber pasado yo por lo mismo sabía hasta cierto punto
como había que proceder para deshacerse de ellas. El primer paso era no dejarse
dominar por esos seres, tratando de no escucharlos, pero si aún así aquello
continuaba, la única manera de alejarlos era con la oración. Al elevar la
vibración por medio de la plegaria, se escapa a su radio de acción.
Me escuchaba con
atención pero siempre inquieta. Le coloqué una cruz que traía conmigo y comencé
a recitar salmos y oraciones. En un momento dado no pudo ya dominar su
desasosiego y arrancándose la cruz nos ordenó que la dejáramos en paz.
Días después comenté con
mi maestra de meditación lo ocurrido y decidimos ir juntas a ver a Verónica
para auxiliarla en su problema. Mi maestra me había ayudado a alejar las
entidades que me atormentaban y desde luego tenía más conocimiento que yo sobre
estos temas.
Cuando llegamos a verla
y desde el momento en que nos abrió la puerta un horrible gruñido salió de sus
entrañas sin que la dejase ni un sólo momento durante todo el tiempo de nuestra
visita. Le volvimos a explicar cuál era su situación, le dijimos que ella podía
liberarse de sus verdugos con la firme voluntad de alejarlos y sirviéndose de
la plegaria. Procedimos a rociar agua bendita y a rezar en alta voz. Los
gruñidos se hacían cada vez más intensos y la pobre mujer, nerviosa e
intranquila, entraba y salía continuamente de la habitación, hasta que
desesperada exclamó:
Carmen, por favor
váyanse, ya me cansé
Así lo comprendimos,
pues aquellos horribles rugidos que salían del fondo de su ser sin que pudiese
controlarlos, la habían agotado.
Durante varios días
rezamos por ella enviándole luz; supimos después que aparentemente se había
liberado de las voces. Desgraciadamente esos seres le habían absorbido toda su
energía debilitándola en grado sumo, lo que provocó poco tiempo después, su
muerte.
LOS OBSESIONADORES.
Los seres con un estado de conciencia más
primitiva y que han estado atados a algún tipo de adicción como alcohol,
drogas, cigarro, sexo, al morir se dedican a satisfacer estos vicios a través
de personas encarnadas igualmente adictas, obsesionándolos e induciéndolos a seguir
en sus adicciones. Exponemos a continuación lo que un alma que pasó por esto
durante su vida nos dijo:
Durante mi vida en el
plano terrestre hubo un ser que me obsesionaba y me inducía a beber y a actuar
con una grosería que no me era habitual cuando no estaba bajo su influencia.
Cuando estaba bajo el
efecto del alcohol se abría en mi aura una hendidura por la que este ser
entraba y se posesionaba de mi voluntad. Yo no me daba cuenta en el momento que
esto pasaba pero después no comprendía como podía haber actuado de esa manera.
A través de los años se apoderó cada vez más de mi voluntad, siguiéndome
constantemente, obsesionándome con la bebida y el sexo.
Cuando morí lo vi frente
a mí riéndose con sorna y vengándose del hecho de no tener ya cuerpo para
seguir con sus vicios, que había experimentado a través del mío. Son muchos los
que están en esa situación y es difícil convencerlos de seguir a la luz pero
como siempre, la oración y el amor es lo único que puede ayudarles.
Cuando estamos bajo la
influencia de una adicción fuerte, baja nuestra vibración debilitando nuestro
campo energético, lo cual facilita que seres desencarnados de una vibración
similar, entren en él apoderándose de nuestra voluntad. Estos seres gozan con
la influencia que ejercen sobre los encarnados absorbiéndoles su energía.
Existen psíquicos que pueden ayudar a alejar a estos seres, convenciéndolos de
ir a la luz siempre y cuando aquellos a quienes molestan estén dispuestos a
dejar sus vicios. Si la persona adicta se niega a rehabilitarse seguirá
atrayéndolos. Estos seres acarrean mucha negatividad a sus víctimas.
El siguiente caso
ejemplifica lo que se acaba de exponer.
Fernando acudió para
pedir ayuda a Carmen porque nada funcionaba bien en su vida, ni desde el punto
de vista económico ni desde el emocional. Sin dar más explicaciones, la sesión
empezó:
—Me oyes, hija de puta,
pues qué bueno. No voy a dejar a este pimpollo porque es mío, me lo hube en un
burdel cuando tenía abierta su aura. Con él me divierto porque le hago ir a
burdeles, en donde nos divertimos los dos. Tú ni te imaginas lo que es eso, con
tu estilo de mojigata.
-No tiene ningún caso
que sigas aquí, en un lugar que ya no te corresponde, cuando te espera una vida
mucho más interesante y agradable. Ahora estás en un lugar oscuro y frío en el
que no eres feliz, le contestó Carmen.
—Sí es cierto, pero
¿cómo lo sabes? A poco has estado aquí.
—He ayudado a muchos que
como tu están desorientados enviándolos al mundo que les corresponde, a una
vida de armonía y felicidad que se encuentra en la Luz. Todo lo que tienes que
hacer es solicitar ver la luz y ella se hará.
—Cual mundo que me
corresponde si no hay más que este que dejé y al que quisiera volver. Me dices
cosas increíbles, cual luz si no hay ninguna.
Después de
hablarle y convencerlo de que solicitara ir a la luz dijo:
—Voy a hacer el
intento de pedir esa luz de la que me hablas, pero si no es cierto, hija de la
c..., te mato. Voy a ir a la Luz, quiero ir a la Luz...es cierto, ya se abrió
una rendija, se abre más entre más me acerco, es algo que nunca vi no sentí, me
envuelve, me jala y se siente a todo dar ¿de dónde sale? Me pregunto si no
viene de eso que se llama Dios, en el cual nunca creí. Ahora sé que existe,
todo se aclara en esta luz. Tenías razón, qué pérdida de tiempo el estar
atorado en la Tierra cuando este lugar maravilloso existe.
Gracias por
ayudarme a venir aquí, perdón a Fernando por haberlo molestado, pero dile que
deje de ir a esos lugares en los que hay multitud de gente como yo y que si se
deshizo de mí, puede encontrarse con muchos otros allí. Me voy al cielo, que
Dios los bendiga.
Al pedir la luz, como
todos los que lo hacen por muy rebeldes que sean, se abrió para él y se
desprendió al fin de la vibración tan densa en la que se encontraba, liberando
así a Fernando. Esto nos demuestra una vez más que el castigo no existe.
Hay casos de obsesionadores
que siguen a una persona por deudas kármicas que provienen de otra vida. Este
es el caso de una niña judía de diez años, de naturaleza dulce y agradable pero
que frecuentemente y sin razón alguna, presentaba un comportamiento
desagradable y agresivo, lo que le acarreaba la antipatía de los que la
rodeaban. Sus padres estaban sumamente preocupados, pues aparentaba en esos
momentos, como si algo ajeno a ella la poseyera.
Buscaron ayuda con
Carmen, quien se puso en contacto con el ser que la obsesionaba y la incitaba a
actuar así.
—Esta niña que ahora
se llama Raquel fue mi verdugo y debo vengarme de ella. Ahora quiere ser buena
pero no lo creo y sobre todo haré lo posible para que no lo sea y sufra las
consecuencias de su maldad.
Se le habló de perdón, a
lo que replicó:
—No se de que hablas.
¿Cómo puedes hablar de perdón si no sabes lo que me hizo? Fue maldito en grado
sumo, se dedicó a darme todos los tormentos que se pueden dar en la vida y
después de mi muerte juré vengarme por una eternidad y eso es lo que estoy
haciendo. Me dices cosas que me cuesta creer. ¿Y esta chiquilla cómo es que ha
cambiado tanto, cómo se hizo de ese nuevo cuerpo cuando es mujer judía y antes
era un hombre carcelero nazi? Cuando me encarcelaron y me hicieron perder todo,
hasta la dignidad humana, no entendí nada. Morí en esos horribles campos de
concentración en la cámara de gas, desnudo, después de sufrir horribles
vejaciones. No entiendo cómo ahora me hablas de una vida mejor, de una luz que
no veo y de un amor que no existe.
Finalmente se desprendió
dejando en paz a Raquel, que pudo cambiar su actitud drásticamente.
Si alguien cree que no
existe nada al morir se encontrará con esa nada, una especie de neblina que lo
aísla de todo contacto ya sea con el mundo espiritual o con el físico. Es
importante abrirse al concepto de la supervivencia del alma para estar mejor
preparado al llegar al astral; así el alma se encontrará menos desorientada. Al
mismo tiempo esto nos ayudará a ser más responsables de nuestras acciones
durante la vida. Cómo ejemplo incluimos una frase de un ser que no tenía
conciencia de esto.
He estado envuelto como
en una niebla fría y no entiendo que me pasa. Yo no sabía lo que era la muerte,
creía que todo acababa con la desaparición del cuerpo físico. Así pues la temía
pero al mismo tiempo no me importaba lo que dejaba atrás puesto que no sabría
ya lo que pasaría después de mi muerte.
Fui muy egoísta siempre
pensando únicamente en mi satisfacción personal, pero ahora en esta soledad he
tenido tiempo de reflexionar y me siento muy apesadumbrado al darme cuenta de
cuanto mal hice a mi alrededor. Me habían dicho que había un castigo, no lo veo
tampoco, solo esa niebla fría.
Se le ayudo como a
tantas otras almas a salir de su atolladero.
Estos planos de infierno
y purgatorio no son lugares sino niveles vibratorios producidos por el estado
de conciencia y por lo tanto voluntarios. La luz está siempre ahí, de acuerdo a
nuestro estado de conciencia la veremos o no. No se nos fuerza a nada el libre
albedrío está siempre presente, por lo tanto, si nuestra mente sigue ocupada
exclusivamente en los intereses terrenales no saldremos de nuestra oscuridad.
Durante la vida misma
nosotros escogemos vivir en la oscuridad cuando nos empeñamos en que las
circunstancias sólo pueden ser de determinada forma y queremos controlar para
que así sean o abrirnos a la luz en la medida en que vamos aprendiendo a
aceptar la vida como se va presentando. La verdadera humildad es comprender que
todo tiene un propósito para nuestro crecimiento espiritual. Así, aprender a
morir es aprender a vivir ya que en ambos casos se practica la entrega a la
voluntad divina, el desapego a nuestras ideas de lo que debe de ser y la fe en
que todo está bien como está.
Los momentos antes de la
muerte, el momento de morir y todos los de nuestra vida son oportunidades para
soltar el deseo de controlar y descubrir que éste está basado en el miedo y no
en el amor. El apego excesivo a ideas, objetos, personas o situaciones tiene su
origen en el miedo que se genera al sentirnos separados y solos. Venimos a la
vida para entender que no estamos aislados, que somos todos Uno y que nuestra
esencia es amor. Poco a poco lo iremos comprendiendo en la medida en que
actuemos por amor, ya que esto es conforme a nuestra esencia y no por miedo,
que ha sido el que hasta ahora domina la mayor parte de nuestras reacciones.
Se requiere de mucha
energía para desapegar a aquellos que su estado de conciencia es primitivo,
pero la atracción de quien nos dio la existencia es más fuerte que el deseo de
estar en el mundo de la ilusión y acabarán finalmente desprendiéndose de éste.
A través de la oración y de la asistencia que se les proporciona de los planos
espirituales es como se les ayuda a salir de ahí. Se les recomienda a los que
se quedan que eleven oraciones y les envíen mentalmente amor y luz rosada, ya
que esto es lo que les ayuda a ver la luz maravillosa del Creador.
Veamos lo que nos dicen
quienes tienen como misión ayudar a los que todavía nos encontramos en la
Tierra:
No se necesita el don de
la mediumnidad para comunicar con este plano. Nuestra ayuda a los encarnados es
constante y ellos nos escuchan más o menos bien. A veces se nos dificulta la
comunicación porque nuestros protegidos están envueltos en su ego que desea
dominar a otros, sobresalir, poseer y no los deja escuchar otra cosa que sus
propios deseos. Pero entonces tenemos el recurso de proporcionarles
circunstancias, a menudo dolorosas que los hagan reaccionar.
Se ven muchos casos de
personas que actúan contra el amor y sólo en favor de sus ambiciones sin que
tengan por eso algún revés en su vida. Se necesita a veces dejarlos ir hasta el
límite de sus ambiciones para que se den cuenta de que eso no los satisface
plenamente. Al morir se percatan de que todo aquello por lo que vivieron,
actuando en contra del amor para obtenerlo, no les sirve de nada. Es cuando,
una vez que se despegan de su obsesión por lo que dejaron, sus remordimientos
los hacer reaccionar y darse cuenta de cual es el verdadero camino.
A muchos les es difícil
salir del Bajo Astral donde se quedan apegados, deseando volver a tener poder y
posesiones, pero ya dijimos que la atracción de nuestro origen es más fuerte
que cualquier deseo. Es cierto que estas almas se pueden quedar siglos de
vuestro tiempo ahí, pero las oraciones de los encarnados y nuestro esfuerzo por
sacarlos de ahí tiene al fin y al cabo éxito. Por esto es que se recomienda
tanto orar por las almas del purgatorio, ya que esto genera una energía que
ayuda a elevarse a los que ahí se encuentran atados.
Estamos en un proceso de
evolución hacia nuestro origen, tanto el planeta Tierra como la humanidad que
lo habita y en estos momentos este proceso se está acelerando ya que el planeta
cambiará de ser una escuela elemental en donde hasta ahora manda el ego a una
escuela superior donde reinará el amor y la fraternidad. Esto es lo que se
entiende por el cambio de era; es ahora cuando más se facilitará a estas entidades
liberarse de esos planos, puesto que el cambio de vibración de la tierra
arrastra en su ascensión a quienes entienden su error.
Se tiene que comprender
que los conceptos que se tienen en la tierra son bastante lejanos de la
realidad espiritual, que el cuerpo es como una coraza que impide comprender con
claridad la dimensión espiritual. Al bajar a la frecuencia del mundo material
se pierde la memoria de los otros planos; son características de la densidad
misma de esta realidad que interrumpe la fluidez de las vibraciones superiores.
Si se introduce un objeto en el agua perderá contacto en cierta medida con el
exterior pero si este mismo objeto se entierra en el lodo que está en el fondo
del agua, lo perderá por completo. Así la densidad de la vibración de la
materia física nos separa de las otras realidades. Al dejar el cuerpo físico se
está en la posibilidad de comprender mejor las verdades divinas pues el cuerpo
material es cómo el lodo del que hablábamos.
Por esto no nos
cansaremos de decir que nadie posee la verdad en su totalidad, cuando se está
encarnado son únicamente destellos los que nos llegan de esa Gran Verdad, por
lo que cada uno ve un aspecto de ella sin llegar a comprenderla por completo.
No obstante, en cuanto nos vamos acercando a nuestro ser real, es decir,
conforme nuestra conciencia se va expandiendo y acercándose a nuestra propia
luz, que es el rayo que emana de la Conciencia Cósmica, vamos comprendiendo con
mayor claridad todas las verdades.
CAPÍTULO III. EL
ASTRAL.
La mayoría de las personas están dormidas,
pero no lo saben. Nacen dormidas, viven dormidas,
dormidas tienen hijos, dormidas mueren sin
despertar. Nunca comprenden el encanto y
la belleza de esto que llamamos existencia humana.
Todos los místicos, católicos, cristianos, no cristianos,
cualquiera que sea su teología, independientemente de
su religión, unánimenente afirman una cosa: TODO ESTÁ BIEN.
Esto es, sin duda, una extraña paradoja, pero lo trágico es
que la mayoría de las personas nunca llegan a darse cuenta
de que todo está bien, porque están dormidas. Tienen una pesadilla.
(Antonio de Mello, Sacerdote Jesuita).
El ser que desencarna entra en un proceso
de adaptación a su nueva vida, ya sea que se encuentre en el bajo astral o en
sus niveles superiores. Se empieza a realizar en su conciencia un asombro ante
lo que encuentra que no esperaba pero los seres que están ya allí salen para
ayudarlo a comprender lo que sucede. El recién llegado muchas veces es rebelde
e incrédulo, y no los escucha. Se necesita de mucha paciencia y amor para
hacerles entender que sus antiguas creencias no siempre se corresponden con esa
realidad.
Aquí surge de nuevo el
eterno problema de la humanidad: la soberbia, que no acepta haber estado
equivocado, rebelándose el humano ante lo que difiere de sus expectativas. En
ocasiones es sumamente difícil convencerlos de dejar sus prejuicios y
abandonarse a la luz del Ser Supremo que ilumina ese lugar. Sin embargo, la
atracción que ejerce el Creador sobre su creación es de tal manera intensa que
todos acaban por avanzar hacia Él.
NO COMPRENDO EL PORQUE DE LO QUE ME SUCEDE.
El cáncer de Marina era agresivo, y su
estado delicado, pero se negaba a admitir la posibilidad de la muerte que se
veía venir de manera inevitable. Su juventud y deseo de vivir no la dejaban
enfrentar, objetivamente, la realidad y consideraba la muerte cómo algo
negativo.
Yoselín comenzó a
visitarla regularmente, e intentaba abordar el tema de la muerte, pero Marina
lo rechazaba porque iba en contra de lo que ella deseaba, que era seguir
viviendo.
Marina murió en estado
de falta de aceptación y sin haber profundizado en el verdadero sentido de su
enfermedad, de la vida, y de la muerte; rebelde por todo lo que dejaba atrás,
su familia y los proyectos que tenía para el futuro.
Unas semanas después de
su muerte se expresó así:
El esperar sin esperanza
de alcanzar alivio es, verdaderamente, el infierno. No sé por qué tuvo que
sucederme esto a mí. Mi vida se truncó cuando tenía tantas cosas por delante:
mi marido, con el cual me entendía, mis hijos, que amo intensamente, todo me ha
sido arrebatado rompiéndome el corazón.
Le contestamos, que ni
su marido ni sus hijos le pertenecían sino que eran almas que habían aceptado
de antemano vivir juntos esta experiencia que incluía una dolorosa separación,
con el propósito de aprender y crecer. Ella contestó:
¿Cómo pueden decir que
ni mi marido, ni mis hijos son míos? Esto no lo creo, y no estoy dispuesta a
seguir hablando así. Estoy muy enojada contra quien me los ha quitado y no
entenderé nunca cual es la razón. Mi creencia es que todo lo que me enseñaron
eran mentiras. ¿Dónde está el cielo, dónde el purgatorio? Y en cuanto al
infierno, lo estoy viviendo pero no creo merecerlo, nunca hice nada malo y
siempre creí lo que la religión decía. Explíquenme algo más creíble.
Le explicamos que eran
sus apegos los que la mantenían en ese estado, que la luz estaba ahí pero sólo
la podría ver si aceptaba su nueva situación y deseaba ir hacia ella. Y siguió
diciendo:
Decirme que deje a mi
familia me parece una aberración. Es lo más sagrado que tengo ¿Cómo lo puedo
dejar? No es cierto lo que ustedes dicen, no hay ninguna luz aquí, sólo niebla
y oscuridad.
Continuamos diciéndole
que Dios es amor y misericordia, que se entregara a Él.
Me dan algo de consuelo esas
palabras en medio de mi rebeldía, y si oigo que Dios es amor y misericordia, en
el fondo siento que así es, pero sigo sin comprender el porqué de lo que me ha
sucedido.
—La verdadera vida no está
aquí, — le replicamos, — esta es sólo la escuela a la que venimos a aprender a
desarrollar diferentes virtudes. No sería justo que ésta fuera la única con
todo el sufrimiento y diferentes destinos. La verdadera vida se encuentra en el
mundo espiritual. Y continuó Marina diciendo:
Me dan paz; voy a
reflexionar sobre el hecho de que la verdadera vida no está en el mundo físico,
eso también lo dice la religión. Me dan paz, voy a pedir a Dios misericordia.
No me abandonen, sigan enviándome amor.
Durante los siguientes
días, continuamos mandando luz a Marina. Según lo que nos han dicho los que han
pasado por este trance, la perciben como un baño de amor, como una ola de calor
y bienestar que los envuelve, pues al estar ellos sin la limitación del cuerpo
físico sienten esta energía en forma más directa que nosotros. El amor, al ser
la energía que une al Creador con sus criaturas, ayuda al que la recibe a
elevarse a planos superiores.
Posteriormente, en
nuestro grupo de meditación, Marina se volvió a presentar y se le ayudó a
desprenderse, al fin, del plano terrestre.
De acuerdo con lo que
nos dicen quienes ya han pasado por ese proceso, en cuanto el alma ve la luz
del Creador, que ilumina el mundo espiritual, se eleva al plano del astral que
le corresponde por afinidad vibratoria. Ahí se ven con toda claridad los actos
realizados durante la vida que acaba de concluir, momentos en los que ya no hay
lugar para autojustificaciones. Se ven sin ambages los actos de egoísmo, las
trasgresiones continuas al amor, lo cual puede ser muy doloroso. Esta revisión
de la vida se hace delante de seres de luz que se les conoce como el tribunal
del juicio, que no están ahí para reprobar sino para irradiar energía curativa
que limpie cualquier negatividad provocada por la culpa. Son los altos seres
del Juicio los que nos ayudan, con amor infinito, a perdonarnos y a comprender
que nuestros errores han nacido de la falta de conciencia. En lugar de
confirmar la no aceptación y el autodesprecio, estos seres nos apoyan
ayudándonos a ver lo que hubo de positivo en esa vida, encauzándonos a aprender
de los desaciertos pasados.
Según informes de
personas que han pasado por la experiencia de la cuasimuerte, es
decir, que después de estar clínicamente muertos vuelven a la vida, cuando se
les presenta la visión panorámica de su vida entera la ven al mismo tiempo como
espectadores y como actores. Lo que más les impacta es que sienten en ellos
todos y cada uno de los sufrimientos y alegrías que han causado a otros. Es ahí
donde nos damos cuenta del sentido de la frase: "Amarás a tu prójimo como
a ti mismo", porque el mal y el bien que hacemos a otro nos lo hacemos a
nosotros mismos puesto que somos parte de una unidad.
Si el cuerpo astral del
recién fallecido está muy dañado, ya sea por enfermedad prolongada y no
aceptada, por drogas, alcohol, muerte por asesinato o suicidio, se le lleva a
un periodo de sueño en el que la conciencia se adormece mientras que sus
cuerpos se reparan con la energía universal que todo lo armoniza. A este estado
también se lleva a quienes han estado muy alejados de su luz interna. Es lo que
se entiende por “sueño reparador”, que será más o menos largo según la
necesidad del individuo.
A continuación incluimos
un mensaje recibido de un alma desencarnada que nos ha ayudado a entender este
proceso.
"No pueden,
siquiera, imaginar la belleza de este plano donde nos encontramos. Se necesitan
utilizar conceptos terrenales para describirlo pero faltan palabras que se
ajusten a esta realidad. Sólo les puedo decir que nuestro sentimiento de amor
se sublimiza y se agudiza nuestra comprensión de las leyes cósmicas.
Al desencarnar, se
comienza por el desprendimiento de los cuerpos mortales. Enseguida, cuando no
se sigue obsesionado con lo que se dejó sino que el alma se dirige a la luz que
ilumina el mundo espiritual, se ve con mucha claridad la vida que acabamos de
experimentar. Vienen los remordimientos y el autojuicio, siempre asistidos por
esos altísimos seres que nos ayudan con inmenso amor a ver nuestros errores y
aciertos.
Después, se nos pone en
ese estado de sueño reparador para equilibrar nuestras desarmonías. Mientras
estamos en esta dimensión, en un principio se nos otorga la posibilidad de
crear el entorno que fue nuestro ideal en la Tierra con el objeto de poder
descansar de las vicisitudes de la vida que acaba de terminar.
Como el deseo de avanzar
siempre está latente, el alma se estaciona más o menos tiempo en ese mundo
ilusorio y después despierta a la realidad del mundo espiritual. Entonces,
empieza el verdadero trabajo en este plano, que es maravilloso. Hay quienes se
dedican a conocer y estudiar más a fondo las verdades cósmicas hasta donde su
estado de conciencia les permite. Estos conocimientos generalmente se conservan
y sirven en la siguiente encarnación. Otros trabajan en recibir y ayudar a los
recién llegados a este plano a integrarse a su nueva vida; otros se dedican a
dirigir a los encarnados desde aquí, a través de comunicación telepática.
Se decide desde aquí
nuestra participación en el plan de ayuda a los que se encuentran todavía en la
densidad del mundo físico; se hacen planes de trabajo arreglando las
circunstancias necesarias para que se den las condiciones óptimas en el
despertar de la conciencia. Nuestra labor consiste en organizar lo mejor
posible el funcionamiento del plano material para corregir las desviaciones de
las actitudes humanas, proporcionando estímulos y circunstancias que lleven a
los seres humanos a su despertar.
Es un trabajo minucioso,
y no siempre fácil. No se logra fácilmente que los individuos respondan en el
sentido que se espera, y cuando esto no es así se necesita organizar otro
suceso que los haga reaccionar. Es por eso que a veces nos parece que son
coincidencias lo que sucede, y lo tomamos como simple golpe de suerte o
crueldad del destino. Hay que entender que no es ni una cosa ni otra, sólo
efectos de nuestras propias causas.
Al ser nuestra mente
creadora, se crean las circunstancias de nuestra vida, ya sea desde el plano
causal, es decir, desde nuestro Yo interno, que pugna por manifestarse, o desde
nuestro cuerpo mental, que se conecta con el astral y sigue las emociones
provocadas por éste. Cuando es este el caso, y nuestros deseos van en el
sentido opuesto del despertar de conciencia, se provoca el efecto desarmónico
que se plasmará en nuestra vida como dolor. En ambos casos se trata del poder
de nuestra mente, pero a diferentes niveles. El pensamiento que pertenece a los
cuerpos inferiores se provoca en ellos, es decir, el cuerpo físico, con sus
exigencias materiales, el cuerpo astral, con sus emociones egocéntricas,
destapan la energía que provoca los pensamientos egoístas y los que conforman
el ego. Es un círculo que se alimenta de los deseos, necesidades y emociones de
los cuerpos inferiores, círculo que se romperá cuando se llegue a la
comprensión de la unidad y se deje fluir hacia el cuerpo mental la energía
proveniente de los cuerpos superiores.
Lo que nosotros hacemos
es seguir la corriente de la energía del pensamiento de los encarnados,
organizando las circunstancias necesarias para que se cumplan esos deseos
creativos, sean en el sentido que sean, y después ayudamos a que se cumplan los
efectos de esos deseos creativos que ayudarán al despertar de la conciencia, es
decir, a la energía proveniente del cuerpo causal.
La ayuda, desde nuestro
plano al vuestro, es continua; si somos todos Uno es comprensible que se esté
conectado desde los niveles más altos hasta los más bajos. Conforme se va
abriendo la conciencia se va actuando en mayor armonía con la voluntad del
Altísimo, pero mientras la conciencia está dormida se actúa muy frecuentemente
en desarmonía. Los hermanos mayores estamos pendientes de los que aún se
encuentran dormidos para ayudarlos a despertar, organizando circunstancias que
les ayuden a abrir su conciencia. Si no se puede ir en contra del libre
albedrío de nadie, estando su poder de crear siempre presente, lo que hacemos
desde los planos superiores es tratar de contrarrestar las creaciones
desarmónicas con estímulos que les hagan comprender su error.
El poder de nuestra
mente es inmenso, y emite energía creativa que se conecta con nuestra mente en
este plano espiritual y provoca que nosotros trabajemos en obtener lo que esa
mente esté creando. Esto pone en claro cómo estamos todos interconectados
puesto que somos todos manifestaciones de una sola y misma esencia. Si logramos
entender, y después aceptar, que todo lo que nos acontece se nos da con el fin
de aprender, crecer y despertar, cada día se equilibrará más nuestra vida, y
será más armónica.
En este mundo no existe
ni el dolor ni el sufrimiento. Las almas se reúnen por afinidad vibratoria y
trabajan en grupos, ayudándose unos a otros. Se preguntan qué pasa con esas
almas que han estado llenas de lo que se llama maldad y egoísmo. Cómo es que, de
pronto, se convierten en seres pacíficos y fraternales. Al estar sin la
densidad del cuerpo y envueltos en esta luz maravillosa, su conciencia se abre
a ella y no les es posible actuar desarmónicamente. Esto ocurre cuando ya se
salió del bajo astral y se está en cualquier nivel del astral medio, y alto.
Cómo todavía no se
dominan las diferentes virtudes, y se tienen que experimentar las diversas
vivencias del mundo tridimensional, además de sentirse atraído por él mientras
se sigue vibrando en esa frecuencia, se regresa al mundo para acabar de
experimentar todo lo que ese mundo ofrece, antes de continuar tu evolución en
el siguiente plano de conciencia.
Hay seres que del astral
bajo vuelven a encarnar, en virtud de que la atracción por el mundo de la
materia es irresistible. Estos seres son los que nacen en medios muy alejados
de la luz pero, a través de experiencias muchas veces difíciles y dolorosas,
empiezan a desapegarse de esa baja vibración y comienzan a abrir su conciencia.
Se les vuelve a decir que los momentos actuales son de purificación, y que a
todos esos seres que no conocen la luz se les dio la oportunidad de expresarse
en la materia para que puedan aprovechar la aceleración del planeta y lograr
elevarse al siguiente plano de conciencia.
Estamos viviendo el
cambio de era que llevará a la humanidad del planeta Tierra a abrirse a la
conciencia de cuarta dimensión, donde ya no habrá maldad ni egoísmo y será una
vida completamente nueva. Este cambio de dimensión se hará en mucho, muchísimo,
tiempo del tiempo terrenal pero se comenzará a gestar en las próximas
generaciones. Fin de la cita.
Entre la vida y la
muerte no existe barrera alguna. La una es continuación de la otra en una misma
línea energética. Todo es energía que vibra a diferentes frecuencias, y lo que
en el mundo físico se entiende por, "vida", no es más que una etapa
en el largo camino de la evolución. Cuando nos encontramos en esa etapa creemos
que es la única, y la más importante; y no porque no lo sea, pero solamente se
trata de una de tantas experiencias de nuestro poder creativo.
Algunas veces, aun
después de haber llegado al primer plano del mundo espiritual, siguen las almas
reaccionando con el cuerpo emocional. Es decir, siguen experimentando emociones,
como la culpa o el enojo, por haberse equivocado durante su experiencia
terrenal, lo cual detiene su ascensión a los planos superiores. Damos aquí un
ejemplo de esto. Es la continuación del caso del alma que creía haber comprado
la salvación. Así continúa la comunicación con esa alma, y esto es lo que dice:Carmen,
me dan permiso para volver a hablar y decirte como ha sido mi proceso. Cuando
llegué a este mundo, después de la soberbia de sentirme con todo el derecho a
ir al cielo por haberlo comprado, y gracias a tu ayuda y la de tus compañeras,
me sentí feliz de descubrir este mundo maravilloso, pero a la vez enojado por
haberme equivocado en mis antiguas creencias.
¿Cómo fue posible que
nunca hubiera cuestionado nada, habiendo tenido la inteligencia que me lo
permitía? Mi orgullo estaba muy herido, y a pesar de estar feliz en este mundo,
me reprochaba no sólo eso sino todo lo que fue mi vida. Cómo sabes, viví lleno
de rencor y frustración, molestando a quien podía, pues encontraba una dulce
venganza en ello. No puedes saber el sufrimiento moral por el que se pasa
cuando nos damos cuenta de nuestros fallos. Mientras estuve allá me justificaba
con la idea de haber sido víctima de mi padre, y con confesarme todo lo
arreglaba, además de comprar indulgencias cada vez que se presentaba la
ocasión.
Estuve algún tiempo con
esos remordimientos, pero aquí hay unos seres amorosísimos que nos ayudan a
revisar nuestras vidas y a aprender de los errores. Al vivir ahora en este
mundo espiritual, tu entendimiento se agudiza pero el orgullo está siempre
presente y me costó trabajo elevarme al siguiente plano porque no quería
aceptar mi equivocación. Vinieron muchas personas que conocí en vida para ayudarme.
Mi terquedad no tuvo límites, pues tardé mucho tiempo en decidirme.
Ahora ya dejé atrás la soberbia,
estoy en un plano en donde se aprenden verdades cósmicas asombrosas, son cómo
universidades de altísimo nivel adonde acuden muchísimos seres y se discute y
habla de temas importantísimos. Aquí seguiré aprendiendo verdades importantes
al mismo tiempo que aprendo a ejercer el amor universal hasta que pueda
elevarme a dimensiones superiores, lo que se logra con vivir en armonía de
amor.
Fin de la cita.
Se viene al mundo físico
para aprender y superarse, pero el verdadero mundo es el espiritual ya que en
él se prepara conscientemente toda la experiencia que se llevará a cabo en la
vida física. En el mundo espiritual se hacen los planes que, con anterioridad,
se aceptan según las lecciones que el ser se propone aprender. Si a veces no se
completa el plan previsto se organiza una nueva experiencia para llevar a
término lo que no realizado.
Esto sugiere el hecho de
que nuestro libre albedrío está mucho más presente antes de encarnar en el
mundo físico ya que, voluntariamente, se escogen todas las circunstancias de
familia, país, y medio socioeconómico, así como las penas y alegrías por las
que se han de pasar con el objeto de aprender de todo ello. El cómo se
aprovechen, o no, todas estas oportunidades es lo que queda, en el plano
físico, de nuestra libre decisión de actuar.
Mientras se está en el
llamado, "bardo", ese espacio que se encuentra entre cada
encarnación, muchas son las actividades a las que se dedican las almas. Van
desde el sueño reparador, que puede durar siglos del tiempo terrestre y que se
necesita para desencostrar o eliminar la negatividad de quienes se envolvieron
en mucha oscuridad durante su paso por la Tierra hasta, cómo antes se dijo, el
estudio de los misterios y leyes del cosmos, o el servicio de ayuda a
encarnados y a recién llegados al mundo espiritual.
La vida allí, digamos el
mundo espiritual, es continuación de la de la Tierra, aunque más la terrestre
es una copia de aquella. Allí existen jerarquías, pero no basadas en el poder,
sino en la frecuencia vibratoria. Nadie trata de suplantar a otro, las
jerarquías son perfectamente respetadas pues provienen de la cantidad de luz
que emana de cada uno de los seres.
Ha habido investigadores
del espacio entre las vidas, como Helen Wambach, Edith Fiore, Joel Whitton y
otros que han obtenido información muy interesante. Todos estos médicos llevan
a sus sujetos a un estado de hipnósis en el que viajan por esa tierra de nadie
de la muerte, y sus relatos nos dan el mensaje de que la vida después de la
muerte es la misma que antes de nacer, que todos hemos pasado por ella
múltiples veces, y nos es tan familiar como la del plano terrestre.
Nos dice el doctor
Whitton, en su libro, "La Vida entre las Vidas", que sus sujetos,
cuyas formaciones religiosas son tan variadas como sus prejuicios iniciales en
pro o en contra de la reencarnación, han atestiguado de manera consistente que
el renacimiento es fundamental en el proceso de evolución del que participamos.
Todas las investigaciones mencionadas coinciden, básicamente, con lo que hemos
recibido nosotros a través de nuestras comunicaciones con los desencarnados.
Antes de iniciar una
nueva experiencia en la Tierra se planifica la vida futura, generalmente
asistidos por seres más evolucionados que nos ayudan a tomar las decisiones
pertinentes.
Como ejemplo citaremos
el caso de una paciente del doctor Whitton que relató lo siguiente:
Elegí a mi madre
sabiendo que en su familia había una incidencia alta de la enfermedad de
Alzheimer, y que era muy probable que yo llegara a sufrirla. Pero los lazos
kármicos con mi madre eran mucho más importantes que esa deficiencia genética.
Había también otra razón para elegir a mi madre. Los jueces me dijeron que me
convenía pasar por la experiencia de criarme sin padre, y yo sabía que mis
padres habrían de divorciarse pronto. También sabía que la elección de esos
padres me ubicaba en el lugar ideal para conocer al hombre con el que estaba
destinada a casarme.
Y he aquí otra cita, la de
una mujer que contó que sería vulnerable a una tragedia personal que le
cambiaría mucho la vida, y lo dijo con estas palabras:
Mi plan era que un
acontecimiento trágico haría cambiar toda mi alma cuando tuviera poco más de
treinta años. Al concentrarme en ese acontecimiento iba a encontrar un sentido
más profundo a mi vida. Y eso fue, exactamente, lo que pasó.
Cómo ejemplo de la ayuda
de nuestros guías y maestros en organizar circunstancias, podemos pensar en una
persona que, de antemano, escogió el desapego material en esta vida cómo
estímulo para su crecimiento. Después de pasar por múltiples dificultades
económicas a lo largo de toda su vida sigue apegada a ciertas cosas materiales.
Entonces, se le presenta una situación en que su marido pierde el trabajo y
ahora sí, para salir a flote, necesita vender aquello a lo que estaba
fuertemente apegada. Al no haberle servido suficientemente los primeros
estímulos menos graves para entender el desapego, los nuestros guías ayudaron a
que se presentara una circunstancia más fuerte.
Mucho trabajo interno se
necesita desarrollar para aceptar la vida como se nos presenta. Mucha elevación
de espíritu para entender que TODO ESTA BIEN tal y como se va dando y, sobre
todo, dejar a un lado el control que nos hace vivir en la falacia de creer que
somos dueños de nuestro destino y del de los que nos rodean. Somos dueños de
nuestro destino desde otra dimensión, ya que hemos escogido de antemano las
circunstancias que nos servirán para nuestro despertar. Pero en el estado de
conciencia tridimensional se nos olvida, y queremos cambiarlo todo. Es ahí
donde no somos dueños de los acontecimientos como quisiéramos. Es posible, en
efecto, poder cambiar ciertas circunstancias con el poder de la mente, pero si
esto va en el sentido opuesto de lo que nos servirá para nuestro aprendizaje,
estaremos provocando otra circunstancia que será igualmente desagradable que la
que quisimos cambiar.
El cambio de Era tiene
que ver con un cambio interno en el hombre, en el cual nuestros comportamientos
estarán regidos por el amor, y no por el miedo. El hombre, al haber perdido el
sentido de unidad con el Todo, se guía por el miedo de sentirse separado y basa,
prácticamente, todas sus actitudes en el deseo de controlar, de sobresalir, de
ser reconocido, ya que esto es lo que le da sensación de seguridad. Todo el
comportamiento egocéntrico gira alrededor del temor y la vulnerabilidad que
sentimos. Se trata de que a través de nuestras experiencias en la vida vayamos
poco a poco rompiendo la ilusión de la separación, abandonándonos al fluir de
la vida, llevando la rienda más suelta con la seguridad de que vamos siendo
guiados por nuestro ser interno.
Por lo tanto, dirijamos
nuestra mirada hacia el crecimiento interno y soltemos el control de nuestras
vidas, y la de los demás. No se puede vivir controlando todo lo que pasa,
obligando a la vida a seguir los pasos que creemos que deben ser. Aceptemos las
circunstancias como vienen; esto no quiere decir que no debamos actuar, pero
cuando se actúa y se obtienen resultados que no son de nuestro agrado, tal vez
sería mejor no tratar de cambiarlos pues por algo será que así se nos
presentan.
El desear siempre ser
superior a los demás es un comportamiento muy usual en los humanos. Nos molesta
que alguien haga las cosas mejor que nosotros y tenga más éxito. Mejorar
nuestras actitudes, dar lo máximo de nuestro esfuerzo es lo que nos debe
importar, sin ver si lo hacemos mejor o peor que los otros. Cada quien tiene
dones diferentes que desarrollar, y no se pueden acrecentar los que no se
tienen. Por tanto, dejemos de mirar la hierba verde del vecino y empeñémonos en
hacer reverdecer la nuestra. Él, quizás tenga árboles frutales y flores
diferentes a las nuestras que requieran de otros cuidados para su crecimiento.
Elijamos lo que hará florecer nuestro propio huerto.
El Altísimo comprende
todo, acepta todos nuestros errores sin que por eso disminuya su amor por
nosotros, porque su amor es el amor perfecto. Si queremos acercarnos a Él
debemos aprender a amar de esa manera. Nuestro problema es que todo lo que se
opone a nuestro concepto muy personal de ver la vida lo rechazamos, y al ser
cada persona diferente, no es fácil que siempre nos parezca bien lo que los
otros hacen. Aprendamos a convivir en armonía con seres que difieren de
nuestras espectativas, aceptémoslos tal y como son, y elevemos nuestra
vibración cuando sus actitudes no nos complacen, viendo en su actuar su forma
de enfrentar la vida, que es diferente a la nuestra. Cuando se logra aceptar
así a los demás se obtiene una enorme armonía y paz interna, donde se encuentra
la verdadera felicidad.
Nuestro poder creativo
lo hemos utilizado creando diferentes realidades para expresarnos en ellas. Al
llegar a la de la materia física se densifica de tal manera la energía creadora
que perdemos el contacto con las otras dimensiones, y nos quedamos atrapados en
ella.
Se considera que este
mundo tridimensional es ilusorio porque es sólo un experimento de nuestro poder
creativo, su existencia no es eterna, sino perecedera. Una vez terminada la
experiencia de esta dimensión, este mundo material se reintegrará a su origen,
como todas las conciencias que lo habitan. Se habla de la respiración de
Brahma, de la involución, y la evolución de la conciencia, y es esta emanación
de nuestro Creador, seguida de la absorción en Él de todo lo creado, lo que
corresponde a la ilusión, ya que su existencia es efímera, no eterna. A
nosotros nos lo parece pero, en el concepto de la eternidad, es sólo un
suspiro.
El comportamiento
separatista y egocéntrico que se tuvo durante la experiencia tridimensional se
va diluyendo conforme se va comprendiendo que no estamos separados, y para eso
ayudan las vivencias dolorosas que se tienen en el mundo físico.
Se dice que el dolor
acelera las vibraciones y abre la conciencia. ¿Por qué? Es el dolor el estímulo
que urge a encontrar otros conceptos, otras soluciones y, por lo tanto, nos
ayuda a salir de la ilusión. Sin él nos estancaríamos en la experiencia del
mundo físico. Otro propósito del dolor es crear el placer, si no se ha tenido
un dolor, el placer no es perceptible. Así, el dolor tiene un doble objetivo:
crear el placer pero, también, cuando éste ya se desgasta, estimular al ser
humano a buscar otras soluciones más elevadas que el simple placer material.
La experiencia que nos
toca vivir se escoge de antemano, siguiendo un plan determinado, con el objeto
de aprender ciertas virtudes. Aunque la aprovechemos, o no, tal y como nos lo
habíamos propuesto antes de emprender la aventura en el mundo físico, de
cualquier manera se aprende. He aquí el testimonio de un alma que quiso
compartir sus experiencias, que puede servir de ejemplo.
Fui muy consentido de la
vida, porque eso escogí con el objeto de dar a otros lo que no tenían. Sí, lo
hice, pero no suficientemente porque me ganó el egoísmo. Cuando se tiene mucho
en la vida no es para quedárselo uno en forma exclusiva sino para compartirlo
con quien lo necesita. Nunca es bastante lo que damos porque el que da recibe y
si, como se dice, somos vasijas llenas, debemos dar lo que se nos ha dado. Yo
esto no lo comprendí, ya que creía que todo me lo merecía, y que yo era el
dueño de los destinos de los que me rodeaban.
Ahora sé que no es así,
lo que se nos da es con el objeto de ayudar a los necesitados, de difundir la
palabra del Creador, y dar salud moral y física al enfermo. Esto no quiere
decir que no debamos gozar de los bienes que se nos otorgan, por el contrario,
somos felicidad en esencia, así que si actuamos en armonía con la vida, eso
obtendremos. En el hecho de dar se encierra la verdadera felicidad.
Mi comportamiento fue
muy egocéntrico, nunca tomé en cuenta la opinión de mis subordinados, ya fueran
familia o empleados. Creía que mi opinión debía prevalecer, y ser respetada sin
oposición. Mucho sufrimiento me ha causado ese comportamiento ya que aquí se
comprende que nunca se debe actuar en contra del libre albedrío de alguien.
Estas cosas las digo
para que queden como ejemplo y testimonio de lo que no se debe hacer. Al estar
en este plano maravilloso se comprende, con claridad impresionante, de lo que
trata la vida. Es para crecer en lo espiritual, para ser cada día más fuertes y,
a la vez, más humildes y amorosos.
Cuando la gente se
rebela ante lo que le toca vivir tiene que entender que todo lo que acontece en
ese mundo es con el objeto de aprender a desapegarse del plano terrenal, y
fortalecerse espiritualmente. El dolor es el acicate del avance espiritual, y
entre más se le acepte más arriba se logra alcanzar la espiritualidad. Esto no
solo ayuda a la evolución sino al propio dolor que, en cuanto hay aceptación de
las circunstancias que se viven, se apacigua y aún desaparece.
Se me da la oportunidad
de comunicarme con ese plano terrestre, y lo poco que sé, se lo comunico. Lo
único que sirve en la vida es actuar con amor y generosidad. Nuestras acciones
egoístas se pagan con gran desasosiego al llegar aquí. En nombre del Creador
les digo que mientras nuestra mente esté puesta en los satisfactores materiales
no alcanzaremos nunca la felicidad. Ojalá hubiera oído estas cosas durante mi
vida allá. Nos las dicen, pero de manera superficial que no convence.
Fin de la cita.
Todas las experiencias
que se tienen durante la vida van enfocadas al despertar de la conciencia. Cada
muerte, tanto para el que pasa por el proceso como para los que se quedan,
lleva implícita una enseñanza.
AFERRADO A TODO LO QUE LA VIDA OFRECE.
Cuando Felipe murió, estaba en la plenitud
de su vida afectiva y profesional. Después de asistir durante años a una esposa
gravemente enferma, y pasar la solitaria viudez, había encontrado el amor y
compañía en una nueva mujer, llamada Lita. Para ella, el matrimonio feliz y
armónico también venía a cancelar tiempos tristes, abandono, y conflictos con
su primer marido. Poco antes de que muriera, nos encontramos con Felipe en una
reuinión social; se tocó el tema de la muerte, posibilidad que él nunca quiso
enfrentar, a pesar de que había estado muy cerca de ella.
Poco tiempo después
supimos de su muerte y al estar pensando en él, se presentó a través de Carmen.
Nos dicen nuestros guías, que cuando piensas en alguien el contacto es tan
fácil como si hablaras por teléfono. En el caso de Felipe, aunque no nos
conoció bien, su deseo de comunicarse con el mundo físico era tan grande que
descolgó el auricular del teléfono. Y esto nos dijo:
Nuestro encuentro no fue
casual y ahora me doy cuenta que se me dio la oportunidad de conocerlas para la
futura ayuda que vendría de ustedes. Mi desesperación no tiene límites, ya que
no quería ni estaba preparado para dejar ese mundo. Por fin había encontrado
una compañera que me amaba y que es buena y mis negocios no iban mal a pesar de
la crisis. Cuando ustedes tocaron el tema de la muerte no me gustó, pues no quería
ni oir hablar de algo así. Vivía aferrado a todo lo que la vida ofrece y veía
la muerte como algo lejano e improbable. De pronto se cernió sobre mí, sin
previo aviso, en el mejor momento de mi vida. Esto es sumamente cruel y no lo
acepto. No sé si hay un Dios, pero no entiendo que dé la vida para quitarla
después.
Le dijimos que ya no le
correspondía estar aquí, que no es que Dios nos quite la vida sino que nos
permite estar en este mundo el tiempo necesario para nuestro aprendizaje.
Cuando termina aquí, empieza en otro plano, y es cuando nos toca dejar este
cuerpo. Como siempre, le aconsejamos que confiara y fuera hacia la luz.
No quiero ver ninguna
luz, sólo quiero regresar a donde fui feliz, y no sé cómo.
Le contestamos que esta
vida no es la verdadera es, simplemente, una escuela. Te espera un mundo
maravilloso donde reina la verdadera felicidad, el amor y la fraternidad, si
solamente tu deseo es ir hacia él.
Me dices cosas muy
bonitas pero irreales. Si fuera eso cierto ya estaría viendo ese mundo maravilloso
del que me hablan. No deseo ver la luz, no existe tal cosa. Muchas gracias por
su buena intención pero es infructuosa. Adiós.
Días más tarde, volvió a
comunicarse en los siguientes términos:
No entiendo que me pasa
cuando las siento, Claramente recibo sus pensamientos de amistad tratando de
ayudar. Con mucha pena les digo que no creo lo de la luz, aquí no hay ninguna,
sólo frío y oscuridad, aunque cuando me mandan pensamientos de amor siento
alivio. Me siento muy solo, no veo a nadie, sólo niebla y oscuridad; a veces
logro entrever lo que acabo de dejar, se me aparece lo que ya no puedo tener y
eso me entristece profundamente. Me dicen que hay algo diferente y mejor de lo
que dejé. ¿Donde? No lo veo. Siento calor cuando me hablan, y eso me consuela.
Sigan mandando eso que llaman amor y me daré cuenta quizás de que existe algo
más que este calabozo frío y lúgubre.
Le dijimos que “ese
consuelo que experimentas al sentir nuestro amor es para que comprendas que
eso, multiplicado, es lo que encontrarás en la luz”.
Felipe quería creernos,
pero al pensar en su mujer se retraía de nuevo. Pedía verla, que nos acompañara
en nuestro esfuerzo por liberarlo. No era un deseo fácil de cumplir, ya que a Lita,
como a tantos otros, le resultaba difícil creer en la muerte como un simple
paso a otro nivel así como en la comunicación con los difuntos. Felipe dijo:
Es cierto, nadie cree en
estas cosas mientras nos encontramos en la Tierra. Yo no me ponía a pensar qué
pasaría después de la muerte; nos creemos eternos, y la muerte es algo en lo
que no hay que pensar.
Le dijimos que, “Sí
somos eternos, ya te estás dando cuenta de que la muerte no existe” El continuó
diciendo:.
Me dices que somos
eternos y comienzo a entenderlo, puesto que sigo vivo. Si Lita me lo dijera, lo
creería.
Mientras tanto, mi
compañera Yoselín le había enviado a Lita el libro de Carmen titulado “El
camino de Regreso”, recomendandole que leyera el capítulo sobre la muerte.
A través de una amiga común, supimos que Lita consideraba el libro como algo
irreal y fantasioso, y no quería leerlo. La noticia nos desanimó de pedirle que
nos acompañara en las comunicaciones con Felipe.
No obstante, la
siguiente semana, antes de nuestra reunión, Carmen recibió una llamada de Lita
en la que pedía verla. Aquella amiga le había hablado sobre nuestra
comunicación con su marido, lo que la convenció de que tal vez habría algo de
cierto y valdría la pena explorarlo. Se le invitó a que asistiera a la reunión.
Durante todos esos días
enviamos luz a Felipe, y en esa reunión se comunicó de nuevo a través de
nuestra compañera Teresina, diciendo estas palabras:
Tengo una opresión en el
pecho que no me permite hablar. (nota: Felipe había muerto de un infarto
al corazón) Hay aquí muchos seres que me ayudan. No quiero bajar con
ustedes porque no está Lita, me prometió venir y no quiere.
Efectivamente el tiempo
pasaba y Lita no llegaba. Y cuando llegó confesó sus dudas, su intento por
escudarse en la falta de tiempo como una autodefensa. Nuestros guías no
informaron de que Felipe se encontraba rodeado de seres que intentaban
ayudarlo, sin embargo él no quería oír nada que no se refiriera al mundo que
acababa de dejar, y a su esposa. Había accedido a oírnos siempre y cuando se
encontrara presente Lita, pero al no verla regresó al rincón donde,
encorajinado, seguía experimentando las mismas sensaciones de su cuerpo al
morir, puesto que ahí estaba su mente. Gracias a la luz que le enviamos
constantemente, accedió a comunicarse con nosotros de nuevo.
Le preguntamos:
— ¿Por qué te encierras voluntariamente
en ese dolor? Créenos, hay un mundo maravilloso que te espera.
Contestó
un: “No creo en ustedes, no hay verdad”.
Le dijimos que “Estás
encerrado en tí mismo. Tu dolor está en tu mente; ¿porqué no buscas la luz?”, a
lo que él rspondió:
Hay muchos hilos que me
atan a este mundo; no arreglé los papeles del banco. Me preocupa mi hijo, no fuimos
amigos, siempre fui una autoridad para él. ¿Porque no vino Lita, por qué se
aleja?
Nuestros guías nos
informaron de que el dolor del pecho desaparecía.
Felipe continuó diciendo: Hay
algo que no entiendo, veo esferas de luz que me rodean y me empujan.
Le aclaramos que: “Son
los seres de luz que te rodean, déjate llevar por ellos”.
Me llevan a un túnel,
tengo miedo, todo es amarillo y no siento el piso. Los hilos me atan.(Los hilos a los que se
refería eran sus apegos mentales a todo lo que dejaba, los cuales eran tan
fuertes que se habían materializado en cuerdas que le ataban)
Un mensaje de nuestros
guías llegó: Estamos ayudándolo a partir, necesita que ustedes lo
impulsen con luz rosada. Su calor y seguridad le permite avanzar, ya empieza a
desprenderse.
Lita llegó en ese
momento y, convencida por lo que citamos de las palabras de Felipe, que
nosotros no podíamos inventar, se unió a nosotras en nuestra intención de enviarle
luz. Poco después recibimos el último mensaje anunciándonos que Felipe estaba
convencido: Su gozo es grande al ver a Lita; salió ya de su encierro y
comenzó a caminar hacia la luz. Momentáneamente se ha detenido porque quiere
decirle a su esposa cuanto la quiere y pedirle perdón por no haber arreglado
mejor sus asuntos. Ella debe perdonarlo y comprender que es la experiencia que
le toca vivir... Se dirige ya hacia el túnel donde se le puede ayudar mejor...
Ya se ha liberado, no se preocupen por él.
A Lita le ha sido muy
difícil aceptar la ausencia de Felipe; se siente desamparada pues alguna vez
nos comentó que él la protegía mucho y le aseguraba que no la abandonaría
nunca. Algunos meses más tarde nos reunimos con ella y nos dijo que lo veía
mucho en sueños. Recibimos el siguiente mensaje:
Amada Lita, no te
rebeles contra lo que tú misma elegiste antes de encarnar: el desapego
afectivo. Tu vida es el medio para aprenderlo. Aunque doloroso, es el estímulo
que necesitabas para desprenderte de los afectos humanos que te han hecho
volver una y otra vez al mundo tridimensional. Si logras superar esta prueba,
se terminará ese problema. Se te dice que Felipe ya está en la luz y que las
visitas que te hace durante el sueño, en el plano donde se encuentran los
encarnados tienen por objeto hacértelo comprender. El te ama de igual manera, y
aún más, pero espera que superes esta prueba y reencontrarte aquí de nuevo con
un amor ya no posesivo sino universal.
NO PUEDO ABANDONAR MIS AMADOS OBJETOS.
Todo empezó cuando era muy pequeña; su
abuela le regaló un hermoso terno antiguo de porcelana. La idea era que lo
utilizara, pero la advertencia materna, es muy fino y muy frágil, cuídalo, la
hizo atesorarlo. La taza con sus diminutas flores azules en el borde, el asa
tan esbelta, la cualidad translúcida del plato la fascinaban. No era usual
tanto cuidado en una niña, y pronto las tías se unieron al coro familiar: Adela
es una niña muy madura, de gustos refinados. Otro terno, un pequeño florero
para su recámara, ya adolescente el juego de té, para cuando te cases, para tu
colección. Nunca se preguntó si la afición era real o sólo una pose asumida.
Cuando se casó ya sus piezas llenaban varios estantes, y su marido, orgulloso,
continuó la tradición. Adela, que al principio disfrutaba el tacto terso, los
diseños y las combinaciones, se volvió obsesiva. Jarrones, platos, piezas
únicas fueron adornando los estantes; como otros coleccinasn joyas o timbres
postales, ella recorría galerías de antiguedades y tiendas especializadas para
descubrir un objeto más, cada vez más exclusivo, más caro. El placer estético
se fue transformando en el de la posesión; la colección crecía, y con ella la
angustia de Adela. Las joyas se aseguran, los timbres se protegen en libros
adecuados; la porcelana debe parte de su encanto a su fragilidad, su condición
vulnerable en manos poco cuidadosas. Nadie podía abrir las puertas de cristales
biselados de las vitrinas para tocar el precioso contenido.
Juan Carlos creció en un
museo improvisado; las primeras advertencias fueron no lo toques, se rompe, el
primer regaño monumental sucedió cuando, al entrar corriendo a la sala, se
tropezó con la mesa del té y causó una catástrofe: la azucarera panzona, llena
hasta el borde de cuadritos multicolores, rodó entre las tazas y se estrelló
esparciendo su contenido sobre los zapatos de las invitadas. El regaño fue
terrible, pero lo fue más el grito de su madre y las lágrimas que no pudo
evitar. El lloró también grandes sollozos de incomprensión por la magnitud del crimen,
y fue debidamente consolado y severamente advertido: debes de tener cuidado, no
corras en la casa, no te acerques, no toques, no seas brusco.
Tal vez por esas
misteriosas reacciones del subconsciente, Juan Carlos se casó con una mujer
opuesta a su madre; Yolanda era práctica, interesada en hacer y no en tener, y
Juan Carlos se sintió al fin libre en una casa donde los objetos eran para
usarse sin remordimientos. Cuando Adela murió, no pudo evitar heredarle la
colección a su único hijo. Yolanda, aterrada de la cristalina avalancha que se
le venía encima, sugirió venderla, donarla, en fín, cualquier medio razonable
para liberarse del incómodo regalo. Para su sorpresa, Juan Carlos, al que toda
la vida había oído burlarse de las obsesiones maternas, se opuso, por afecto
filial, por sentido de culpa, por lo que fuera, y las cajas inundaron el piso
de su casa a esperar los anaqueles especialmente adaptados para acomodar su
contenido. Odió el aspecto de las paredes, antes tan elegantes en su moderna
simplicidad, y ahora escaparate de un barroquismo anticuado para su gusto.
Prefería pasar de largo sin mirarlas, y un sentimiento de incomodidad la
acosaba cada vez que, sin querer, sus ojos se tropezaban con los objetos en su
cárcel de madera y vidrio. Pronto la incomodidad empezó a extenderse a otros
miembros de la familia: las sirvientas ponían mil pretextos y dejaban que se
acumulara el polvo sobre los muebles; su hija, que desde pequeña había hecho de
la mesa del comedor su escritorio personal, venía a buscarla con ojos de azoro
y lamentos incomprensibles. Mamá, mi abuela no me deja hacer la tarea. Ella lo
atribuyó al impacto de la muerte sobre la imaginación infantil, pero la niña
insistía: la siento atrás de mí, mamá, me mira, puedo oler su perfume. Yolanda,
tan pragmática, nos buscó a través de una amiga.
El día de nuestra visita
amaneció oscuro y lluvioso; el viento azotaba los árboles del jardín. Llegamos
temprano, y pasamos a la sala a esperar a Yolanda. Nos sorprendío que la
temperatura no mejorara en el interior de la casa, y nos dimos cuenta que las
ventanas, todas abiertas, dejaban pasar el frío del exterior. En ese momento
llegó Yolanda y le pedimos cerrar, nos congelábamos. Perdónenme, nos dijo, esta
casa parece un refrigerador, pero Dora, la cocinera, se empeña en abrir todo,
dice que así se van los espíritus de la noche. Nos explicó lo que le sucedía y
comprendimos que había una presencia en esa casa.
Carmen empezó a recibir
estos mensajes:
Me dicen que ya no debo
estar aquí. ¿A dónde debo ir, si mis amados objetos, que con tanto trabajo
reuní, están aquí? El estar en un lugar donde no hay nada más que oscuridad y
desde donde sólo puedo ver lo que dejé me desespera. Se dice mientras se está
en el mundo que después de la muerte existe el cielo o el infierno, pero eso no
es cierto, sólo está la nada, esta oscuridad donde no encuentro a nadie más que
la nostalgia de lo que dejé. Si quiero puedo ver ese mundo pero no manifestarme
en él; nadie me vé ni me escucha. Ahora entiendo que el lugar de la muerte es
negrura y soledad.
Como es ya habitual en
estos casos, le explicamos que debía ir hacia la luz donde le esperaba una vida
maravillosa, que lo que la tenía atada a la oscuridad era el apego a sus
objetos que ahora de nada le servían. Siempre tenemos libre albedrío y no se
nos fuerza a nada que no queramos. Si nuestro deseo es seguir pensando en lo
que acabamos de dejar, eso mismo nos impide ver la luz que emana de Dios, que
es amor y misericordia.Lo único que cuenta en la vida es actuar con amor.
¿Cómo no oí nada de
esto durante mi vida? No entiendo como ustedes saben lo que nadie sabe y por
qué, si esto es cierto, no se enseña en las religiones. Obrar en sentido de
amor no es fácil cuando toda la vida está basada en egoismo, cada uno ve para
su propio beneficio y si no actuas así te comen. Ahora me dicen que el amor es
la base ¿cómo puedo cambiar de un momento a otro?... El ver nuestra miseria no
es agradable y estoy comenzando a darme cuenta de todas mis actitudes de falta
de amor.¿Cómo quieren que ahora se me de sin mayor esfuerzo?
Continuamos hablándole y
enviándole energía amorosa, con lo cual, al cabo del tiempo fue acercándose a
la luz que la atraía; finalmente se desprendió diciéndonos:
No entendía que el cielo
estaba tan cerca pero ahora ya lo sé y lo experimento. La muerte no existe, es
ir a otra vida que depende de la propia voluntad. Nuestro apego a lo que
dejamos nos atora en un espacio negro y cuando nos abrimos a la luz ésta se
hace. Es maravilloso, es amor, es paz.
Cuando un alma está
apegada a un determinado lugar, sólo hay que hablarle con mucho amor,
convencerlo de que le espera la misericordia infinita del Creador y una vida
maravillosa y al mismo tiempo rezar para que esa energía le ayude a despegarse.
Algún tiempo después
Yolanda, agradecida, nos hizo saber que la calma había retornado a su hogar.
EL TERRATENIENTE.
Elsa había buscado la casa de sus sueños
durante mucho tiempo; cada vez que estaba a punto de decidirse entraba en
conflicto, es grande o muy pequeña, no tiene suficiente luz, quiero un jardín
para mis hijos, el estudio de mi marido; en fin, nada la satisfacía. Un día el
agente de ventas la llevó a un club de golf en una colonia suburbana
relativamente nueva. No hacía mucho las vacas pastaban donde ahora las
extensiones de pasto rodeadas de árboles creaban un paisaje ideal para las
casas sembradas alrededor de un pequeño lago artificial. Elsa se emocionó; esto
era lo que quería, este verdor y la paz del campo con las ventajas de la
ciudad. Llevó a Daniel, su marido; él dudó un poco, la casa parecía abandonada
y requería varios arreglos. Elsa no tardó en convencerlo: yo me encargo de
todo, verás. Trabajó mucho llevando ella misma parte del material y vigilando a
los operarios. Uno de ellos, habitante de la localidad, le dijo: "se cambia
usted a la casa donde espantan, seño". Elsa no le dio importancia al
comentario. Se instalaron al poco tiempo y su marido la hizo sentir orgullosa
de su logro; había requerido tiempo y esfuerzo, pero por fin la familia tenía
la casa deseada.
El gozo fue efímero;
ninguna casa ideal podía compensar los problemas que se presentaron. El negocio
de Daniel, hasta entonces próspero, decayó inesperadamente. El, tan
emprendedor, se vio envuelto en un torbellino; los pedidos se suspendían, una
auditoría puso al descubierto malos manejos de su administrador. A pesar de las
horas sin finque dedicó a salvar la empresa, tuvo que declararse en quiebra.
Deprimido, de humor sombrío, descuidó a su familia. Elsa, preocupada, pasaba
las noches en vela. Sentía desmoronarse su relación de pareja, la irritabilidad
de su marido causaba conflictos constantes entre ellos. Pronto se preocupó
también por su propia estabilidad emocional; en sus insomnios oía gritos, una
voz de hombre que clamaba en forma desgarradora. Se levantaba a buscar de donde
provenian aquellos gritos sin ningún éxito. Preguntó discretamente, pero nadie
más en la casa había oido nada. Empezó a descubrir un patrón aterrador, los
gritos parecían anunciar un conflicto o una desgracia. Un día chocó su hijo
mayor, un accidente que implicó gastos desorbitantes dadas las circunstancias;
después enfermó su hija, un virus recurrente que la obligó a perder el año
escolar. En otras ocasiones recibía noticias desagradables de la familia, o se
daba un conflicto mayor en su relación con Daniel.
Desesperada, buscó a
Carmen a través de una amiga común, y le expuso su situación; no entendía
porqué nadie más que ella oía esos gritos. Carmen le explicó la razón de esto;
seguramente ella tenía facultades psíquicas que le permitían la percepción de
otros planos. Acudimos a su casa e iniciamos el rito acostumbrado: flores,
velas, incienso. Cuando tratamos de usar la grabadora para los cantos
gregorianos, estaba descompuesta. Elsa buscó la suya, luego la de sus hijos; no
logramos que ninguna funcionara. Pronto le llegó a Carmen el primer mensaje:
Esta es mi casa y me la
quitaron los chingados agraristas que se apoderaron de mis tierras. Aquí estoy
desde que perdí mi cuerpo; veo pasar intrusos que fincan en donde era mi
propiedad. No lo soporto y por eso grito de desesperación al no saber qué
hacer. Todo está muy oscuro y no sé a dónde ir. Sólo me acompañan otros que
están en las mismas que yo.
Le enviamos pensamientos
de amor y lo exhortamos a que buscara la luz.
Cuál luz, si aquí no hay
ninguna. Veo sus velas y las veo a ustedes rodeadas de luz. ¿Qué significa
esto? ¿Quiénes son ustedes que me traen una cierta paz?
Le explicamos el sentido
de nuestra presencia y la ayuda que podíamos proporcionarle.
Me siento muy bien
cuando me hablan; también, cuando la que vive aquí reza, siento calma y se me
quita el deseo de hacerle daño.
Le hablamos de la vida
que le esperaba, y la forma en que debería buscarla.
Nunca me hablaron de
estas cosas. Todo lo que supe fue pelear por la tierra, pero cuando te quitan
el cuerpo eso no sirve de nada. Me dices que pida luz a Dios, pero yo nunca
creí en El, ni ahora tampoco creo.
Insistimos en nuestras
oraciones, en hablarle de Dios y enviarle luz rosada.
El nombre de Dios es
brillante. No sé por qué cuando lo nombran se ve como un resplandor y eso me
hace creer que tienen algo de razón. Tal vez no merezco eso que dicen que me
espera. En mi vida fui muy canijo, sólo di maldad a mi alrededor. Maté a más de
uno y creo que son ellos los que me rodean en este hoyo negro donde no siento
más que odio y rencor.
En esos momentos llegó
un mensaje de nuestros guías que decía así: El verdadero amor es aquel
que no juzga que se entrega a la confianza en Dios, que se perdona y perdona a
los demás. Nuestra esencia es como la de nuestro Creador, es amor,
misericordia, armonía, felicidad y nuestro trabajo es descubrir esa esencia que
mora en cada uno de nosotros.
Tardamos varias sesiones
en convencerlo, pero su mensaje final fue el siguiente:
Me voy; a la que vive
aquí le pido perdón por todo el daño que le hice. Ahora, sin mí, su casa se
llenará de la luz que ustedes han traído.
Y así fue, Elsa nos lo
confirmó más tarde.
En todos estos trabajos
de ayuda a los que se encuentran apegados al plano físico hemos recibido un
gran apoyo y dirección de nuestros guías. Como ejemplo podemos citar la
siguiente comunicación:
¿Cómo después de haber
actuado en una vida en forma tan negativa el alma de pronto se va a la luz?
Se necesita entender que
la luz es nuestro hábitat natural, de ella salimos y a ella hemos de volver. Si
durante nuestra experiencia del mundo físico nos envolvemos en oscuridad, ésta
es transitoria y pertenece al mundo ilusorio del plano físico. Al regresar al
mundo espiritual, si nuestro deseo es ver la luz, nos envolverá y nuestra
conciencia se abrirá a ella en la medida de nuestra evolución espiritual.
No se necesita ser
"bueno" para estar en el Creador, ya que aunque se actúe en contra de
la armonía universal, su voluntad está detrás de esa actuación. Finalmente
regresará el ser a su origen puesto que su plan es de tal manera sabio que está
diseñado para volver al redil al más descarriado. Cada uno que se sale del
camino del amor vuelve a él por los efectos que ese descarrío le atrae, los
cuales son de tal manera concebidos que se acaba siempre por entender que el
amor es el único camino en el que se encuentra la felicidad.
En estos tiempos hay
cada día mayor comunicación con el plano astral y se necesita de los encarnados
para empujar a los que se encuentran en el Bajo Astral. Al estar ahí
estacionados desde ya mucho tiempo, cada vez es más difícil alcanzarlos desde
aquí, no nos escuchan, en cambio entran en contacto con ustedes con gran
facilidad. No será fácil, ya que son seres que llevan siglos en ese estado,
pero con amor, oración y paciencia lo lograrán.
CAPÍTULO IV.
REENCARNACIÓN.
Cultivar lo externo sin entender lo interno
inevitablemente crea aquellos valores que
llevan al hombre a la destrucción y al dolor.
Krishnamurti
Los maestros nos
hicieron llegar este mensaje:
Si contemplamos la creación, cómo cada
partícula de energía se va combinando hasta formar las diferentes clases de
materia, cómo las leyes que rigen el universo son de una profunda sabiduría, no
podemos más que concluir que han sido concebidos por una inteligencia superior
y que no pueden haber salido en una forma espontánea. Existe un orden universal
que difícilmente se puede negar que tiene que estar regido por algo que nos es
todavía incomprensible pero desde luego muy superior a lo que podamos siquiera
imaginar.
Hay otra cosa que es
evidente para el más simple observador y es que todo evoluciona; hacia dónde,
no sabemos, pero desde el comienzo del universo físico se van formando
diferentes clases de materia que dan lugar a los cuerpos celestes y, en un proceso
evolutivo, se va dando la aparición de lo que llamamos vida, primero en forma
vegetal, después animal, hasta llegar al ser humano que ya posee una conciencia
más evolucionada que está consciente de existir.
Así pues la evolución es
incontestable sólo que no sabemos hacia donde se dirige, cual es el futuro de
toda esta creación. Los diferentes místicos de la humanidad han dado cada uno
su versión pero todos coinciden en que nos dirigimos hacia nuestro origen. Esto
indica que aquellos que se han dedicado a buscar en el mundo espiritual
encuentran las mismas respuestas, claro está, cada uno a su nivel de
comprensión e interpretado según su propio criterio, pero profundamente todos
hablan de lo mismo, en diversas versiones.
Si hablamos de evolución
nos encontramos ante el tema de la reencarnación, que unos aceptan y otros no,
y los que creen en ella cada uno da una diferente interpretación. ¿Cuál es la
verdadera? Todas tienen parte de verdad pero, sí cómo hemos dicho, no podemos
entender en toda su magnitud los misterios de la creación, ese con mayor razón
nos es inaccesible en todo su funcionamiento. No se puede entender con una
conciencia de tercera dimensión un proceso que comprende las siete.
Conforme vayamos
abriendo nuestra conciencia a los otros planos iremos comprendiendo mejor el
proceso creativo y el porqué de los diferentes acontecimientos que se realizan
a lo largo de la creación y evolución del universo.
Después de esta lección
dictada por los maestros abordaremos el controvertido tema de la reencarnación.
Esta doctrina expone que el hombre nace una y otra vez en la Tierra hasta
llegar a ser consciente de su divinidad. Dicha teoría es muy antigua, pero
hasta ahora se ha manejado en forma secreta. Sólo los grandes iniciados de las
diferentes religiones la conocían, ya que antiguamente la conciencia de la
humanidad no estaba preparada para entenderla correctamente.
Aunque varias religiones
de oriente enseñan la doctrina de la reencarnación, como los hindúes y
budistas, las religiones occidentales generalmente la niegan. Sin embargo esta
teoría no es nueva en occidente: los antiguos habitantes del norte de Europa
estaban convencidos de ella, así como los druidas, para quienes la
reencarnación era el punto básico de su religión. Para los griegos la palabra
educación significaba originalmente extraer algo de lo que ya se sabe y Platón
decía: "El conocimiento fácilmente adquirido es aquel que se ha obtenido
en una vida anterior, por eso fluye con facilidad".
La religión cristiana en
sus principios la aceptaba, y algunos padres de la Iglesia primitiva, como
Clemente de Alejandría, Orígenes, considerado como uno de los más grandes, y
San Jerónimo, creían en ella. En el siglo IV el cristianismo fue
institucionalizado como religión del estado y es entonces cuando nace la
oposición a la idea del renacimiento. Fue en el concilio de Constantinopla, en
el año 553, bajo el gobierno del emperador Justiniano, cuando esta teoría fue
declarada, por primera vez, herejía. El dictó sentencias formales contra la
creencia "de la monstruosa repetición del nacimiento". Desde entonces
se persiguió a los llamados, "herejes", (la palabra hereje, por su raíz,
significa "capaz de elegir"), que sostenían la creencia denominas,
"herejía de Orígenes". Esto, probablemente, se debió a que se pensaba
que la doctrina de la reencarnación ofrecía al ser humano un lapso temporal y
espacial demasiado vasto para impulsarlo a luchar por su salvación durante su
vida inmediata, por lo que prefirieron decir que sólo se tiene una oportunidad,
que decidirá el futuro de toda una eternidad.
Probablemente, también
se debió a que en la nueva alianza de la Iglesia y el Estado les sería más
fácil manipular bajo el miedo al castigo si no se seguían las normas
establecidas.
Esto fue quizás
necesario en su momento, cuando las conciencias en estado primitivo no habrían
hecho esfuerzos al saber que existían muchas oportunidades. Sin embargo,
actualmente la humanidad está ya preparada para recibir esas enseñanzas y
aprovechar así el corto período de una vida terrena para aprender y superarse.
Sin embargo, a través de
la historia ha habido grupos místicos que han conservado la creencia en la
reencarnación, como los cátaros, quienes fueron perseguidos cruelmente en el
siglo XIII. Las sistemáticas persecuciones a quienes sostenían esta creencia
lograron erradicar esta idea en Occidente. No obstante siempre ha quedado una
luz encendida en diferentes grupos, como los alquimistas, los gnósticos, los
rosacruces, los teósofos, etc., quienes han sufrido un desprestigio considerable
debido a esta idea.
No se necesita creer en
la reencarnación para avanzar en la evolución de la conciencia. No obstante,
esto ayuda a explicar muchas cosas que en un momento dado nos pueden servir, tales
como comprender el porqué de nuestras diferencias de destino, de estado de
conciencia, de medio económico, de sufrimientos. Parecería que la vida se
ensaña con algunos, dándo a otros todas las satisfacciones materiales necesarias.
Como todo en la vida
tiene una razón de ser, y nada surge al azar, esto se explica, por un lado. porque
cada quien se encuentra en un nivel de conciencia diferente, y por otro, se
trata de experiencias que difieren unas de otras porque han sido concebidas con
el objetivo específico de aprender ciertas virtudes y también para desarrollar
la creatividad que yace en el interior de cada uno.
Nuestra mente es
creadora, y crea los diferentes planos de conciencia, incluyendo en el que nos
encontramos ahora, así como cada momento de nuestra vida. ¿Cómo, entonces,
creamos dolor, sufrimiento y horror? Se necesitan experimentar esos
sentimientos, propios del plano físico, para modelar nuestra alma. Para obtener
un trabajo excelso de orfebrería hay que poner el metal al fuego para moldearlo
y así poder incrustar las piedras preciosas. Así, nuestra alma necesita conocer
dolor, sufrimiento, vicio y virtud, para ser completa en su comprensión de lo
que es la experiencia del plano físico, en el que cada cual está, y hemos
decidido experimentar.
El problema es que nos
involucramos de tal forma en nuestra propia creación que se nos olvida que sólo
se trata de una ilusión a la cual nos apegamos y recreamos, una y otra vez.
Como todo está conectado con una sabiduría infinita, ese mismo apego hace que
al volver a expresarnos en este plano, y como consecuencia de la ley causa-efecto
conocida con el nombre de Karma, volvamos cada vez en forma nueva creando las
circunstancias necesarias para que esta energía que somos se exprese con la
suficiente claridad y ya no necesite regresar a esta escuela. Aceptar el Karma
es comprender que no existe la injusticia, que la desigualdad y la desgracia
son estados del ser humano en su proceso de aprendizaje.
Cada vida en el plano
físico es como un ciclo escolar que ha sido diseñado, por nuestro Yo superior,
para superarnos y curar las distorsiones que hemos provocado con nuestro actuar
egocéntrico en el curso de nuestro proceso evolutivo. Antes de comenzar una
nueva encarnación se eligen las condiciones necesarias para aprender lo que nos
proponemos en nuestra próxima estancia en la Tierra.
Es importante mencionar
que el Karma no es castigo, como se suele creer, sino una oportunidad para
repetir las lecciones necesarias hasta aprender lo que necesitamos. En esta
escuela, finalmente todos pasan el examen, no existe el suspenso, sólo la
necesidad de revisar las lecciones la cantidad de veces que sea necesario hasta
que sean asimiladas. Podemos tomar cuantas clases queramos y, cuando hayamos
comprendido, el universo pondrá a prueba nuestro entendimiento. A veces estas
pruebas parecen duras, pero se trata del examen final de la materia que, al fin,
acabaremos pasando.
En cada encarnación
aceptamos olvidar, momentáneamente, nuestro verdadero origen para entrar en la
ilusión de la materia. Es como si se cerrara una cortina que nos separa del
mundo espiritual. Este olvido es necesario para practicar la fe, la cual no
podríamos aprender si todo estuviera claro para nosotros. En ocasiones, la
cortina se hace más delgada y nos permite percibir con más claridad. Estos
vislumbres de luz nos sirven para confirmar nuestra fe, que no debe ser ciega
sino nacida de un entendimiento profundo que viene de nuestra sabiduría
interna.
En el mundo vemos seres
en muy diferentes niveles de evolución. Esto no quiere decir que unos sean
mejores que otros ya que todos tenemos la misma cantidad de luz; la diferencia
está en qué tanto cada uno ha purificado sus cuerpos a través de la
desidentificación con el ego. Todos estamos en diferentes lecciones: algunos
aprenden sobre el desapego o la generosidad, otros sólo se preocupan de las
cosas materiales y piensan en el éxito y el reconocimiento, mientras que los
más evolucionados están en el aprendizaje del no juicio y de la aceptación de
todo lo que sucede en la experiencia humana.
Se necesita experimentar
todo, lo agradable como lo desagradable ya que esto último es lo que nos
templa, lo que nos fortalece, siendo el placer sólo un aliciente que nos
permite continuar la lucha y la superación.
¿Cómo podemos entender
que todos somos iguales cuando al tiempo que unos actúan en amor y armonía
otros escogen ir en contra de ellos mismos y de los demás, dañando así al mismo
planeta? Esto lo podemos manejar en términos de "luz", y,
"ausencia de luz". Los que actúan en forma negativa es porque están
conectados a un cuerpo emocional y mental llenos de sombra, es decir, donde
reina el ego. Sin embargo, el ser interno de estas personas no es malo, es luz
pura la cual aprenderán a manifestar a través de muchas lecciones. No debemos
juzgar a estos seres sino comprender que sus actos son nacidos del miedo y de
una profunda ignorancia.
Todas las acciones de
los seres humanos están interrelacionadas y aún las más inarmónicas sirven a
quienes sufren de ellas para desapegarse de este plano, practicar la compasión,
y el no juicio. Si no existieran estas personas que se cruzan en nuestro camino
¿cómo entonces podríamos practicar la aceptación y la caridad?
Todo es enseñanza y
siempre estamos exactamente donde tenemos que estar para aprender lo que
vinimos a aprender. Mientras más atentos estemos a lo que nos dice la vida con
las situaciones que se nos presentan, así como al ir y venir de nuestros
pensamientos y emociones, dejando de juzgar todo lo que acontece, mejor
entenderemos el verdadero sentido de nuestra existencia aquí.
Confiemos en esta
experiencia de vida que se nos ofrece, trabajemos con amor, valentía y fe.
Practiquemos la compasión hacia nosotros mismos y hacia los demás y sepamos que
somos amados más allá de nuestra comprensión. Nunca estamos solos, cada segundo
de nuestras vidas contamos con el apoyo de nuestros ángeles, maestros y guías.
Se necesita comprender
que estamos en un proceso de evolución que nos llevará de regreso a nuestro
origen, el cómo se haga no tiene importancia, lo importante es el método a
seguir que sólo se reduce a una palabra, AMOR.
En cada una de nuestras
manifestaciones en este plano seguimos la ley del karma. Una vez que las
diversas lecciones han sido suficientemente comprendidas y se haya agotado el
interés por las diferentes ilusiones del plano tridimensional, el ser esta
listo para pasar a la siguiente etapa en su camino de evolución.
Cada vez que rompemos la
armonía universal, que es amor, con nuestro actuar egocéntrico, es necesario
algo que nos haga comprender que esa actitud es errónea. Es lo que se entiende
por Karma o ley causa — efecto. Entonces se nos da la oportunidad de tener una
determinada experiencia que nos enseñe la forma correcta de actuar. Cuando se
actúa en forma distorsionada, esto repercute en un efecto desarmónico también
el cual nos enseñará, al sufrir de esa inarmonía, que no era la acción
correcta. No se tiene que entender esto como un acto punitivo del universo sino
como el simple efecto de nuestras causas que necesitan ser corregidas para
restablecer el equilibrio perdido.
A continuación,
transmitimos el mensaje de un alma que nos habla del más allá:
La vida, en el mundo
espiritual, es la verdadera vida y no se comprende esto mientras se está
inmerso en la materia física.
El cielo que pintan las
religiones no tiene nada que ver con la realidad. Nuestro bienestar y gozo es
infinito, abunda la armonía y el trabajo gratificante, no existen ni el dolor
ni la desilusión. ¿Cómo, entonces, podemos dejar eso para volver a encarnar en
la Tierra?
Nuestra existencia es
maravillosa pero siempre está presente la atracción de la Fuente que nos dio la
vida y la individualidad. Es por esta atracción por lo que nos vemos impelidos
a avanzar, y sabemos que no hay mejor escuela que la vida en el plano físico,
ya que tenemos que comprender su funcionamiento en forma completa. Es decir,
que se tienen que pasar por todas las experiencias para merecer el siguiente
plano, ya que ha sido nuestra voluntad expresarnos en el plano de la materia
física y lo tenemos que agotar hasta ya no desear conocer nada de él porque
hemos experimentado todo lo que ofrece. Nos cuesta trabajo, mientras estamos
allá, comprender cómo se puede desear ir a sufrir y pasar toda clase de
privaciones, pero tienen que entender que el enfoque en esta dimensión es
completamente distinto. El sufrimiento y las privaciones ayudan a desapegarse
del atractivo del plano terrenal, el cual, mientras se sigue vibrando en esa
tesitura, nos atrae irremisiblemente volver a él. Es por esto por lo que se
escoge sufrir, ya que eso eleva la vibración y nos ayuda a desapegarnos del
plano en el que nos vemos atrapados si nos dejamos llevar por sus placeres
ilusorios y sus espejismos.
Ahora bien, hay momentos
en que ya no nos sentimos atraídos hacia esos falsos placeres por haber
comprendido su futileza pero necesitamos aprender a perdonar, a desarrollar la
paciencia y la humildad. Mientras estamos aquí donde todo es armonía no nos
damos cuenta de que todavía no hemos aprendido a amar profundamente, de que no
sabemos ser generosos, de que no hemos todavía alcanzado la verdadera humildad
y de que no dominamos la paciencia. Todas las virtudes se tienen que
desarrollar en forma total y dado que aquí se vive en una especie de nube de
bienestar, donde no hay necesidades físicas, no tenemos la oportunidad tampoco
de ejercitar todas esas virtudes. Es allá donde de verdad se aprende, ya que el
ambiente es tan adverso que cuando se logra ese aprendizaje es verdaderamente
profundo y es la única manera de poner a prueba nuestro nivel de evolución.
Que quede claro que aquí
también se puede avanzar en nuestra evolución pero hay ciertas experiencias que
sólo ofrece el mundo físico que nos enseñan las virtudes en forma rápida y
profunda.
El sufrimiento, aunque
no se le acepte, acelera las vibraciones y ayuda a desapegarse del mundo
físico. ¿Porque eleva la frecuencia vibratoria? El sufrimiento es provocado por
algo ajeno a nuestro deseo de bienestar, que es lo que nos apega a esa
dimensión. El sufrimiento ya sea físico o moral nos eleva de la vibración
terrena puesto que se opone a ella.
Es cierto que es parte
de la vida física pero es precisamente la consecuencia de las desarmonías
provocadas en esa dimensión, efectos que tienden a restablecer el equilibrio y
que por lo tanto son de más alta vibración. Para contrarrestar un movimiento en
sentido desarmónico se necesita de una energía que restablezca el equilibrio y
que vaya en el sentido opuesto, es decir que ese movimiento, en este caso el
dolor, lleva una carga positiva o de armonía.
LA INEXISTENCIA DEL ESPACIO — TIEMPO, Y EL YO TOTAL.
El proceso de reencarnación es desde el
punto de vista del mundo tridimensional en el que existe el tiempo cómo
secuencia de acontecimientos pero en las dimensiones superiores este concepto
varía y la eternidad es un continuo presente, es decir, todo es simultáneo.
La reencarnación existe
en términos del mundo físico y no existe en términos del no tiempo. La entidad
se manifiesta simultáneamente a través de sus diferentes personalidades en los
diversos momentos históricos. Esto es difícil de captar para los que están
inmersos en el tiempo así que se hablará de reencarnación cómo las diferentes
experiencias del ser total que le ayudarán todas ellas a experimentar la
aventura del mundo físico.
El espacio y el tiempo
son una ilusión de la tercera dimensión pero en realidad no existen como los
percibimos.
El no espacio se reduce
al sentido de unidad. Si formamos parte de un todo ese todo está en nosotros.
La distancia separa una cosa de la otra y al haber unidad no hay separación.
La distancia no es una
realidad cuando se eleva la conciencia, ya que esa barrera sólo existe en el
estado de conciencia tridimensional en el que el ser voluntariamente se ha
retraído en sí mismo perdiendo la conciencia de unidad. Al sentirse separado,
lo está en verdad y esas enormes distancias infranqueables son el resultado de
su estado de conciencia. Vamos a aclarar: el universo existe como lo vemos pero
las distancias no existirían si pudiéramos ir a Venus con el pensamiento. Eso
es lo que hacen los seres que están ya en otra dimensión o plano de conciencia.
Nuestra conciencia
existe desde el principio de los tiempos puesto que es una partícula de esa
fuente de energía poderosísima que llamamos Dios. Nuestro Yo se origina en el
momento en que El decidió dar libertad a esas partículas de sí mismo. Al
empezar la experiencia individual, la conciencia individualizada empieza a
crear diferentes planos en donde expresarse, de los cuales el mundo físico es
uno, dejando una porción de su misma conciencia en cada uno. El Yo que actúa en
la realidad física no es más que una parte de nuestro Yo total que se expande y
crece con todas las experiencias que recoge en las diversas realidades.
No debe conmocionarnos
saber que lo que creemos ser no se reduce a nuestra conciencia de tercera
dimensión. Somos seres multidimensionales y esta porción del Yo integral que
actúa en el mundo físico es sólo una porción de él. Nuestro trabajo es elevar
la conciencia de este plano donde no se entiende lo que en realidad somos para
acrecentar nuestra creatividad y actuar en conciencia de nuestras diversas
experiencias. Esas otras facetas del Yo integral están viviendo otras
experiencias en otras realidades dando así al Absoluto su contribución de
creatividad.
Mucha inquietud causa la
aseveración de que la reencarnación no existe cuando se habla de evolución.
Existe, pero no existe cómo sucesión de hechos en el tiempo. El tiempo, como
tal, no es. La vida es continua y todo se experimenta al mismo tiempo. Sin
embargo, las diferentes experiencias en el mundo ilusorio de la materia física
tienen lugar viviéndolas el ser total en diferentes momentos de esa ilusión,
pero en forma simultánea.
No alcanzamos a
comprender la inexistencia del tiempo y la simultaneidad. Cuando se habla de
reencarnación en la que una misma entidad ha vivido diversas experiencias,
querría decir que su Yo total está experimentando simultáneamente esas
experiencias a través de sus diferentes personalidades en los distintos
momentos históricos. Cuando se perciben esas otras vidas bajo hipnosis o en
meditación probablemente es porque se está haciendo contacto con el Yo total.
Podríamos imaginarlo como la cabeza de un pulpo al que llegan las múltiples
vivencias que se absorben por los diferentes tentáculos, las cuales es su
voluntad vivenciar para experimentar en su totalidad la experiencia de la
ilusión del mundo físico.
Por los diversos
tentáculos o personalidades del Yo total se entiende que el ser individualizado
se desdobla en varias personalidades simultáneamente, las cuales son él mismo,
para aprender y experimentar todo lo que ese mundo ofrece. Cuando se ha agotado
el interés por el plano tridimensional el Yo total se retrae a la siguiente
dimensión donde va a seguir vivenciando lo que éste ofrece y así sucesivamente,
va recogiendo sus diferentes personalidades hasta convertirse de nuevo en lo
que era en un principio, luz que se reintegrará a la fuente donde se originó.
Este proceso no se debe
considerar en términos de tiempo sino de movimiento, ya que El Creador se mueve
y expande continuamente expresándose a través de sus criaturas, cómo el gran
director que es de ese maravilloso concierto de la creación
Siempre está presente el
orden divino que emana de Él y aún en la gran ilusión del mundo físico todo lo
que acontece tiene un propósito de orden y armonía. Si a veces aparenta la vida
ser inarmónica, necesariamente hay un trasfondo que llevará de nuevo al
equilibrio. Las conciencias individualizadas que son los seres humanos desean
experimentar lo desarmónico, es decir, la desunión, el no amor pero entonces se
pone en marcha el orden divino que se encarga de restablecer el equilibrio y la
armonía universal. Este orden divino es lo que se entiende por karma.
Se dice que la
reencarnación no existe cómo sucesión de experiencias en diferentes cuerpos y
personalidades. Si nos enfocamos a este tema con la conciencia de no tiempo y
no espacio en efecto no existe pero ¿Cómo podemos comprender este concepto
mientras se está inmerso en el plano donde rige el espacio-tiempo? Es como
pedirle a una hormiga que contemple todo el paisaje desde el suelo.
Se necesitaría entender
que todo es al mismo tiempo y que la misma entidad está experimentando las
diferentes personalidades en una misma línea de vida es decir, que se es la
misma entidad con una diferente personalidad según la experiencia que se
necesita vivir para aprender las diferentes virtudes que nos acercan a Dios.
Entonces, cómo se pueden
conjugar la reencarnación como sucesión de hechos con las diferentes
experiencias del ser que tienen lugar simultáneamente.
Si tomamos el hecho de
que encarnamos en un cuerpo de tercera dimensión y aceptamos de antemano la
experiencia que vamos a vivenciar para nuestra apertura de conciencia, esto
implica el concepto tiempo, ya que una cosa precede a la otra. En cierta forma
es así, puesto que se necesita de un proceso para volver a recuperar la
conciencia cósmica. Se habla de involución y evolución, de emanación y
absorción de la energía divina, de alejarse de la Conciencia Universal y
reunificarse a Ella; en todo esto está implícito el factor tiempo, entonces
¿Cómo puede ser todo simultáneo?
Se entiende la
simultaneidad como movimiento y éste en la eternidad es como un continuo
presente porque el pasado sigue existiendo de la misma manera que el futuro
está ya determinado. Esto no es igual a determinismo porque existe como
probabilidad y es nuestra decisión la que hace que las circunstancias se
inclinen hacia un lado u otro. Es decir, que si ante un hecho nosotros tomamos
una decisión X, ésta producirá el efecto que ya existe como una probabilidad,
pero si hubiésemos optado por su contrario, habría acarreado el otro efecto que
ya está determinado como posibilidad.
Esto no es fácil de
entender, sin embargo se tiene que comprender que no somos marionetas, que
nuestro libre albedrío es un don divino que ejercemos continuamente. La vida es
como un tejido que si optamos por un camino se van entretejiendo los resultados
de esa decisión, los cuales finalmente llevarán a la armonía siguiendo caminos
más o menos cortos o directos. Todo esto implica sucesión de vidas en nuestra
conciencia tridimensional, aunque se trate de un Yo total que toma sus
diferentes experiencias a través de sus diversas personalidades, como en el
ejemplo del pulpo con varios tentáculos. Si un tentáculo crea desarmonía, otro
al mismo tiempo la contrarresta a través de otra vivencia.
Mientras se está inmerso
en la materia física no se puede llegar a la comprensión total de estos
conceptos tan abstractos, no obstante se pueden intuir, y nos dan la idea de la
intemporalidad y la impermanencia de la vida.
Incluimos, a
continuación, un texto de los maestros.
Al ser individuos, es
decir, al habérsenos dado la individualidad, eso no quiere decir que estemos
separados de los demás sino que tenemos cada uno diferente misión y propósito,
como en el cuerpo humano cada célula tiene su función para el perfecto
funcionamiento del mismo.
Nuestra función es abrir
la conciencia de quienes todavía están dormidos y, al mismo tiempo, abrir la nuestra.
Vamos en el camino de regreso que nos llevará a la Fuente de donde nos
originamos y en ese camino hay varias etapas. Nos encontramos en la primera que
es el mundo físico del cual tenemos que salir con nuestro propio esfuerzo.
Fin de la cita.
En el largo camino de la
evolución, los que hemos querido incursionar en la sombra tenemos que vivir
múltiples experiencias que nos hagan comprender por donde se encuentra la
salida. En cada experiencia aprendemos diferentes cosas y cuando la acabamos
podemos juzgar los aciertos y los errores lo cual nos prepara para otra
experiencia. Sigue diciendo el maestro:
No entienden cómo, si
todo es simultáneo, nos preparamos para una nueva vida en el mundo físico.
Entre cada vida en el mundo tridimensional existe un lapso en el que el Yo
superior escoge en donde va a efectuar su próxima experiencia, con quién y en
qué momento histórico. No es posible entender esto cuando se está en el tiempo
lineal pero es así, las diferentes personalidades en las que se desdobla el
individuo se compensan unas a otras hasta obtener el equilibrio que se perdió
al entrar en la oscuridad.
Es cuando el promedio
entre las diferentes experiencias que se viven “simultáneamente” encuentran el
equilibrio cuando el Yo total eleva su vibración y sale de la tercera
dimensión, continuando así su ascensión hacia los planos superiores que lo
llevarán a la fusión con Dios.
Fin
de la cita.
EL CONCEPTO DE REENCARNACIÓN EN LA TERCERA DIMENSIÓN.
Puesto que con nuestra conciencia
tridimensional no alcanzamos a comprender la simultaneidad y para entender el
proceso de evolución, hablaremos de la reencarnación como una sucesión de
experiencias en el tiempo.
En virtud de que ha sido
nuestra voluntad expresarnos en el mundo de la materia, para conocer y dominar
todo lo que este mundo ofrece se necesitarán experimentar múltiples vivencias.
Estas nos harán ejercitar nuestra capacidad creativa y están diseñadas para
crecer y aprender a amar, a desapegarnos del plano físico, a ser humildes y en
fin, a adquirir todas aquellas virtudes que nos llevarán a manifestar nuestra
esencia.
Al llegar al plano de la
materia física es como si creáramos el escenario de una pieza teatral en la que
deseamos ser los actores. Es ahí donde el concepto ilusorio toma sentido ya que
únicamente se trata de una experiencia creativa de los seres que habitan el
mundo físico. Así el Creador se manifiesta a través de sus creaturas pero
guardándose siempre la dirección de la pieza teatral para que no se convierta
en caos a través de la ley causa-efecto.
Necesita el ser humano
de muchas y muy variadas experiencias para elevar su nivel de conciencia que se
encuentra dormida después de su inmersión en el plano físico. En él se
involucra en toda clase de distracciones; aparece el ego que en un principio le
es necesario para afirmar su individualidad pero que a la larga se confunde con
separación. Es entonces cuando comienza a actuar en forma discordante, creando
las distorsiones que se convertirán en enfermedades del alma y que son
difíciles de curar. Esas toxinas espirituales sólo se expulsan a través de
enfermedades manifestadas en el cuerpo físico y que el dolor que producen hace
que se disuelvan o con la comprensión del error, con la toma de conciencia del
patrón patológico y por ende, su curación.
En muchos casos, se
necesita de fuertes estímulos de dolor para tomar conciencia de lo erróneo de
nuestras actitudes. Repetir una y otra vez las mismas no es grave ya que entre
más elaborada sea la actitud distorsionada más profundamente se hunde el
individuo y esto mismo lo llevará a reaccionar en un momento dado. Se da a cada
quien las oportunidades necesarias para enderezar el cauce de su vida. En cada
experiencia en el mundo físico se tienen diferentes opciones. Si se elige el
camino que nos sumerge de nuevo en la vida distorsionada, se encontrará más
adelante otra circunstancia que nos ayude en la curación de esa distorsión.
Estos vicios de actitud frecuentemente pasan de una vida a otra y a veces es
necesario caer hasta el fondo para que esa misma enfermedad nos haga
reaccionar.
Mientras se está
encarnado es muy difícil darse cuenta de nuestras distorsiones pero una vez
desprovistos de la envoltura corporal se ve claramente lo que está enfermo y en
función de esto se elige la nueva experiencia con el fin de obtener la
curación.
Pasar el examen
significa salir victorioso de las actitudes que nos tienen atados al plano
terrestre y se logra en la medida en que nos desapeguemos de nuestros deseos
egoístas. Mientras sigamos ocupados en sobresalir, poseer y controlar nos será
difícil pasar el examen final en virtud de que la vibración del plano físico
nos atraerá irremediablemente a volver a él. Nuestra meta debe de ser la
felicidad para la que fuimos creados, la cual se obtiene viviendo en armonía
con el infinito.
En todas las
experiencias por las que pasamos, a lo largo de nuestras incontables
reencarnaciones, está presente el libre albedrío. Antes de iniciar una nueva
experiencia en el plano físico es cuando más lo ejercitamos, estableciendo las
circunstancias requeridas para desarrollar las tareas que nos hemos fijado.
Se eligen de antemano
las condiciones ideales para lograr nuestra meta de aprendizaje, el vehículo
físico y aún las personas con la cuales vamos a convivir. Estas últimas pueden
ser seleccionadas por tener vínculos con ellas en experiencias anteriores,
durante existencias previas, ya sea porque se tienen asuntos pendientes o
porque se desea trabajar en conjunto con ellas. La doctora Helen Wambach ha
investigado numerosos casos en los que a través de la hipnosis revivieron los
momentos antes de encarnar. Incluimos algunos de ellos que aparecen en su libro:
"La vida entre las vidas".
"Cuando preguntó
sobre el propósito de mi vida actual, me di cuenta de que consistía en
establecer una nueva relación con la gente con quien estaba en deuda por
perjuicios que le había causado en vidas anteriores. Me doy perfecta cuenta
ahora de que mi marido en esta vida de hoy es un alcohólico, y entiendo que
debo ayudarle porque en una vida anterior me porté mal con él."
"Mi madre fue monja
en una vida anterior, y mi padre un tahúr. Los elegí para experimentar los
extremos, les ayudé a cumplir sus
destinos, y también el mío."
La vida en el mundo
espiritual es la verdadera y no se comprende esto mientras se está inmerso en
la materia física. Se toman experiencias en la Tierra para evolucionar y
obtener sabiduría pero es ahí donde se vive de verdad.
Damos aquí un pequeño
mensaje de los que nos han precedido en el proceso evolutivo, que dice como
sigue:
Nosotros hemos
voluntariamente bajado al mundo físico a experimentar con lo material, pero nos
involucramos de tal manera con esa experiencia, que olvidamos nuestra verdadera
identidad divina y nuestra mente se queda atrapada en el plano tridimensional.
Nuestro pensamiento
ilimitado se convirtió en limitado, encarcelándonos voluntariamente en la
limitación de la materia física. Lo que nos queda por hacer es tomar conciencia
de nuestra divinidad y deshacernos cada vez más de nuestra manera de pensar
limitada. Esto se obtiene meditando y desapegándose de este plano en el que
nuestro corazón está atrapado.
¿Por qué no podemos
desapegarnos de nuestros deseos de poder, de sobresalir, de reconocimiento?
¿Por qué no podemos des identificarnos con nuestro cuerpo, nuestra familia,
nuestra posición, nuestras pertenencias? Todo esto nos ata a esta limitación de
la materia física y nos hace volver a ella una y otra vez.
Se está dando ahora la
oportunidad del cambio, el momento idóneo para abrir nuestra conciencia hacia
lo que realmente somos, hacia la liberación de nuestra limitación provocada por
nuestro pensamiento que sólo está enfocado a este plano.
Nuevamente les decimos
sus hermanos mayores que ya nos hemos liberado, que no es difícil, sólo se
tiene que enfocar la atención en lo ilimitado dejando atrás ese plano del mundo
físico en el que ya se agotó todo lo experimentable. Casi todos han pasado por
todas las experiencias que ese mundo ofrece: poder, dolor, enfermedad, gozo,
riqueza, miseria, inteligencia, tontería, todas ellas con el objeto de
estimular su creatividad, puesto que este mundo ha sido creado por nosotros y
su verdadero objetivo que fue el de dar gloria al Creador, ya se obtuvo. Ahora
nos toca dejarlo atrás, pasar al siguiente plano de conciencia donde nuestra
creatividad encontrará motivaciones más elevadas.
Nuestra ayuda se hará
cada día más patente, volveremos a ver dolor y angustia en el mundo, pero esos
estímulos son necesarios para que se logre el desapego de ese plano. Una nueva
era se avecina en donde la humanidad dará un paso adelante en su evolución. El
Creador sea con ustedes.
Fin de la cita.
Relatamos el caso de dos
personas que escogieron la enfermedad como medio de aprendizaje.
NECESITAMOS COMPRENDER QUE NO ESTAMOS HECHOS PARA SER EL CENTRO DE ATRACCIÓN.
Sofía empezó a padecer a la edad de 39
años de ELA, acrónimo que significa esclerosis
lateral amiotrófica, terrible enfermedad que provoca parálisis progresiva que
termina con la muerte. Joven esposa, y madre de dos hijos en el principio de la
adolescencia, le fue al principio muy difícil aceptar su enfermedad. Buscó por
todos los medios hallar una cura, sin encontrarla. Sin embargo, en lugar de
hundirse en auto conmiseración, poco a poco Sofía llegó al entendimiento de que
la enfermedad era una oportunidad de crecimiento y que en el perdón a sí misma,
y a los demás, se encontraba la verdadera sanación. Aprendió a ver su vida como
una aventura diferente, que no era ni mejor ni peor que la de otros sino,
simplemente, diferente, y mantuvo siempre la esperanza. No obstante, tenía la
convicción de que aun cuando su cuerpo no sanaría, no habría perdido el tiempo
pues llegaría a ser una persona mejor, más llena de amor y paz.
Durante los seis años
que duró su enfermedad y conforme su parálisis iba aumentando, Sofía se debatía
entre la rebeldía que esto le provocaba y su deseo de aceptar sus
circunstancias. Decía: "Para mí, descubrir que la enfermedad podía ser
una oportunidad para crecer ha sido un proceso lento y difícil de mantener.
Pero ha sido una escuela de vida en la que he aprendido a buscar la paz
interior, a vivir en el presente, dejando las culpas del pasado y el temor al
futuro, a no querer cambiar a los demás, etc. Sé, que dentro de mí
y de cada uno de nosotros hay un ser luminoso, pleno e inalterable, sólo hay
que aprender a enfocar esa realidad. Una amiga dice que vivimos sintonizados en
una frecuencia, viendo y juzgando con los ojos del cuerpo, pero que podemos
aprender a sintonizarnos en otra frecuencia y ver con los ojos del espíritu y
del corazón, enfocando sólo esa parte luminosa. A mí me es fácil percibirme
como ese ser pleno y luminoso, pero cuando me oigo hablar, o cuando deseo tomar
algo que está en mis rodillas y no puedo, veo que hay una parte de mí que se
desmorona. Sin embargo, creo que la sanación está más cerca de lo que creemos,
tal vez al menos parte de ella está en nuestro corazón."
Un año antes de su
muerte, Yoselín comenzó a visitarla para ayudarla en su proceso de aceptación.
Cuando yo la conocí, dos semanas antes de morir, se encontraba totalmente
paralizada e imposibilitada para hablar, pero la expresión de sus ojos era de
gran paz. Lo que más me impresionó fue la luz que emanaba de su persona. Nos
reunimos ese día con dos de sus amigas con el propósito de hacer una meditación
y mandar luz a Sofía. Estando en esto, una ola de vibración amorosa nos
envolvió y emocionó hasta el punto de llorar, mientras recibíamos el siguiente
mensaje:
"Bendito y
alabado sea el Altísimo que nos permite dar consuelo a quien sufre. Si se le ha
dado vivir con gran sufrimiento es porque así ella lo escogió; quiso adelantar
en su evolución lo más posible en este fin de era. Su familia aceptó venir con
ella como estímulo, algo que también les ayudaría a abrir su conciencia.
No desesperes, necesitas
comprender que si tu vehículo físico no sirve ya, tu alma está cada día más
transparente y el espíritu se manifiesta mejor cada día. Eso es lo que tú
querías al venir a esta experiencia, y es lo que has logrado. Nosotros te
esperamos con ansias y te daremos a tu llegada verdadera fiesta de bienvenida.
Se te dice que tu año de escuela ha sido verdaderamente exitoso, y que saldrás
con honores. Se da a cada uno lo que solicita, y a ti se te dio lo que pediste."
Dos semanas más tarde,
Sofía moría en perfecta paz y total aceptación. Antes de que me lo avisaran sus
familiares se me dijo:
"Se acabó ya el
doloroso proceso de Sofía y se le recibe aquí con efusión y amor. Ha sido muy
exitosa su experiencia, y adelantó mucho en su apertura de conciencia. Se
necesita ahora ayudar a los que dejó a comprender el porqué de esa vida de
dolor, ya que también fue aprendizaje para ellos."
Dos meses después,
estando reunidas con la madre y el marido de Sofía, esta se comunicó en los
siguientes términos:
"Si el tiempo
que ha pasado desde mi desprendimiento de la materia ha sido corto es porque ya
con anterioridad parte de mí se encontraba en este plano. Mi cuerpo, al no
servir ya, estaba ahí, pero mi alma se encontraba la mitad del tiempo aquí. Mi
vida en la materia fue difícil, y a veces me rebelé ante los obstáculos que se
me presentaron, pero yo la escogí así antes de ir allá. Necesitaba de un fuerte
aprendizaje, y lo logré. Sé que di mucho dolor a mi alrededor, pero fue también
aceptado de antemano por ellos, y su aprendizaje ha sido muy alto. Se define
aquí ese aprendizaje como curso intensivo, y eso es lo que ha sido para mi
esposo, mi madre, y mis hijos.
Si fui el instrumento de
su dolor es porque también ellos lo aceptaron y sólo les puedo decir que todo
el dolor que hemos pasado vale millones de veces al llegar aquí. No pueden
imaginar, siquiera, la felicidad que se experimenta en este lugar. Al dirigirme
a ustedes es con el fin de decirles que si es cierto que sufrimos, ese
sufrimiento se convierte en gloria al llegar aquí. No se trata de que nuestro
Creador sea cruel ni que mientras más sufrimiento más premio nos da. Esos son
malentendidos. Su amor y misericordia son infinitos y si nos deja sufrir es
para compensar nuestro actuar inarmónico anterior, y con eso abrir nuestra
conciencia hacia el único método para llegar a Él, que es a través del amor.
Si me pusieron en el
camino a quien escribe, es porque se me dio con su mensaje un último impulso
que me ayudó a desprenderme de la materia. Fue el inmenso amor de estos seres
de luz que me hablaron a través de ella los que me ayudaron a dar el paso final
hacia la luz. Sólo les puedo decir que la recepción que tuve a mi llegada fue
apoteósica. Mi deseo y consejo es que se abran hacia nuevos conceptos, sin
prejuicios ni ideas demasiado rígidas. Nadie sabe todo, ni tiene la verdad
absoluta. Estamos en un trabajo de evolución hacia el Creador, y ese trabajo es
personal. Al evolucionar nuestra conciencia, cada vez necesitamos de conceptos
más profundos; el quedarse estancado por miedo no ayuda al avance espiritual.
Necesitan comprender que a cada etapa corresponde una diferente explicación de
lo mismo, y que ahora ustedes están ya preparados para entender conceptos más
profundos".
Durante el tiempo que
duró su enfermedad, Sofía investigó las causas de esta junto con su amiga, Victoria,
que es psicoterapeuta y la ayudó mucho en todo su proceso. Ambas pensaban que
las enfermedades son psicosomáticas, y Sofía estaba convencida de que parte de
la razón de su estado físico se debía a un fuerte abandono que había
experimentado de niña. Un año después, estando con Victoria, Sofía se comunicó
a través de mi pluma y comentó lo siguiente:
"Victoria,
querida, estoy en un lugar maravilloso donde no existe el dolor ni los
sentimientos negativos. El verdadero mensaje de mi experiencia es que todo lo que
se experimenta en la vida física es para aprender a desprendernos de nuestro
ego soberbio. Si al principio creí que mi enfermedad provenía del abandono que
experimenté cuando niña es porque todavía estaba inmersa en ese ego, que busca
reconocimiento y aceptación. La razón de mi enfermedad fue otra muy distinta.
Necesitaba comprender que no estamos hechos para ser el centro de atracción
sino para darnos a los demás. Mi enfermedad me sirvió para practicar la
humildad y la paciencia, ambas cosas que me propuse aprender antes de encarnar.
Sí que fue difícil, pero cuan bien fue retribuido aquí. Mi consejo, Victoria,
es que sigas trabajando cómo lo haces y tratando de dar a conocer estos
conceptos de vida eterna y aprendizaje en la materia, y de supresión de ego que
es lo que nos separa de nuestro Creador.
¿POR QUE A MI?
Hugo, quien padecía de lupus, enfermedad
que sufrió durante 10 años causándole muchos estragos, murió a los 42 años. Yoselín
lo fue a ver unas semanas antes de la muerte porque sabía que estaba
desesperado y muy desalentado. Durante su visita, le contó la historia de Sofía
esperando que esto le serviría para entender mejor el porqué de su situación.
Pero, tristemente, no encontró en él ningún eco.
Un mes más tarde moría,
y algunos días después se expresaba en esta forma:
Me dicen que puedo
hablar contigo, Yoselín, y no entiendo cómo es esto posible. Cuando me fuiste a
ver no creí ni un ápice de lo que me contaste sobre esa mujer que aceptó su
enfermedad y, que es más, la escogió. Pero ahora veo que es verdad que se puede
uno comunicar desde aquí con algunas personas, y a través de quien veo
escribiendo, (que es Carmen) y que así reciben lo que deseo decir. Por eso me
doy cuenta de que no eran mentiras lo que me decías. Al oírte decir que quise
morirme, te digo que sí, que me decidí a irme porque ya no era vida la que
tenía, y no quería seguir deteriorándome más, pero estoy sumamente confuso y
rebelde por lo que me ha pasado.
-¿Por qué a mí? ¿Por qué
esto? ¿Por qué, ahora? Del libro que me regalaste sólo leí el título, que me
sumió más en mi rebeldía y desolación. Ahora sólo te digo que lo que he
encontrado es horrible: oscuridad y frío, cuando esperaba o la nada o el cielo
que me ofrecieron porque siempre cumplí con los preceptos de la Iglesia, aunque
no puedo decir que creía todo lo que decían. Dime: ¿sabes tú qué es esto? ¿Cómo
puedo salir de este encierro?
Le contesté lo
siguiente: Queridísimo Hugo, lo que te tiene sumido en esa oscuridad es tu
propia rebeldía, que te ha impedido aceptar tu vida como se te presentaba, y
ahora la muerte. Es tu estado mental de coraje el que te impide ver la luz y la
vida maravillosa que te espera. Sólo tienes que dejar a un lado tu rebeldía y
pedir ver la luz para salir de tu encierro.
Y su respuesta fue:
- Me dices que no acepté
mi vida. Pero yo acepté todo lo que me tocó vivir, con momentos económicamente
difíciles con mis padres, que no fueron fáciles, y lo único que no acepté fue
mi enfermedad, que truncó mi vida en el mejor momento.
Le comenté que todo lo
que vivimos son estímulos que necesitamos para nuestro crecimiento. Nada es
casualidad, y la enfermedad es uno de los medios que escogemos para purificarnos
y crecer espiritualmente. Él prosiguió:
- No entiendo que digan
que son estímulos para aprender y superarse. ¿Por qué, entonces, no a todo el
mundo se le dan condiciones difíciles? No me contestes que es porque soy
consentido de Dios si te suceden todas esas cosas.
Le dije que estamos
todos en un proceso de evolución hacia Dios. Salimos de El para regresar a Él
en conciencia de nuestra verdadera identidad. Para ello pasamos por múltiples
circunstancias: pobreza y riqueza, salud y enfermedad, amor y desamor, y toda la gama de experiencias
humanas que aceptamos vivir de antemano a través de muchas vidas para ir
comprendiendo el verdadero significado del amor, que es nuestra esencia.
- No creo que he vivido
antes, ni que viviré después. ¿De dónde sacan esas ideas estúpidas?
No tiene importancia si
no crees en la reencarnación. Lo único importante, a través de lo que vivimos,
es la aceptación de nuestras circunstancias, ya que esta es la actitud que nos
va liberando, poco a poco, de la esclavitud del ego que nos ciega.
- No me hablen de
aceptación, me sale del alma el coraje que me da mi suerte. He tenido que dejar
lo que más amaba, mi familia. ¡No puedo, y no quiero!
Así y todo, después de
un largo trabajo de convencimiento, Hugo comenzó a ver la luz y, finalmente, se
desprendió.
LAS ENFERMEDADES.
Los casos de Sofía y Hugo nos hablan, muy
claramente, de cómo las enfermedades son estímulos para nuestro crecimiento
espiritual. Estas se originan en el cuerpo astral, o cuerpo de las emociones,
provocadas por nuestras desarmonías. Nuestras emociones son frecuentemente
negativas por motivo de nuestro deseo de controlar, de reconocimiento,
inseguridad o falta de fe en general, y van en contra del sentido de unión,
creando bloqueos energéticos. Estos se reflejan en el mal funcionamiento de la
energía que alimenta nuestros cuerpos, pero sobre todo el astral. Al verse
afectado en su recepción energética se provocan una serie de deformaciones que
se manifiestan a continuación en el cuerpo físico. Por ejemplo, cáncer o SIDA
pueden hacer las veces de desintoxicantes ya que, a través de las enfermedades,
se eliminan las toxinas espirituales.
Se nos dice que
escogemos de antemano el cuerpo que necesitamos para la determinada experiencia
que nos proponemos llevar a cabo. El no tener enfermedades no quiere decir que
estemos limpios de desarmonías sino que éstas se expulsarán en una próxima
experiencia, o a través de llevar una vida armoniosa y de amor, puesto que esta
energía todo lo cura. Lo que a veces acontece es que no se lleva a cabo lo que
se pretendía al dejarse llevar el ser humano por su soberbia o ego. Es entonces
cuando vemos a personas muy desarmónicas con muy buena salud.
Cuando se acepta
eliminar el karma en una existencia sobre la Tierra es cuando se tiene una
enfermedad tras otra y esto no es más que proceso de limpieza. Este proceso
terminará cuando entendamos que fuimos creados para el amor que incluye la
humildad, soltar el control de los demás y de nuestras vidas y una inagotable
paciencia que significa la aceptación total de lo que nos acontece, y el abandonarse
al flujo de la vida sin tratar de cambiarla siguiendo nuestro capricho. No
cesará mientras no entendamos que las enfermedades son el medio que escogimos
para eliminar nuestras desarmonías y que lo aceptamos para aprender amor,
humildad y aceptación.
HOMOSEXUALIDAD.
Se dice desde el otro lado que:
“El amor humano se compone del deseo de
unirse a aquello de lo que se ha separado, es decir, lo que en realidad busca
el ser humano en el amor terreno es sentirse en unión con otra alma para
eliminar el sentimiento de separación. Se logra momentáneamente pero siempre persiste
ese vacío de algo que no acertamos a comprender. Ese algo no es otra cosa que
nuestro destino final, la unión última con nuestro Creador.
La homosexualidad es un
medio de aprendizaje duro, ya que el tener una inclinación sexual distinta de
la que se espera no es fácil. El pasar por este obstáculo puede tener
diferentes objetivos en su deseo de experimentarlo. Algunos de estos pueden ser
superar el deseo de aceptación de los demás, o para trascender el sufrimiento
que confiere ese estado, como puede ser la culpa y la falta de aceptación de sí
mismo.”
Fin de la cita.
Por ejemplo, puede ser
que una alma quiera trascender la necesidad de reconocimiento para entender a
un nivel profundo que su seguridad no depende de la opinión de los demás sino
del reconocimiento de su Ser, y de la aceptación de sí mismo. Puede escoger
entonces un estímulo fuerte, como el vivir algo que no está bien visto por la
sociedad, para experimentar el rechazo y el dolor que esto conlleva y aprender
a transmutarlo en amor incondicional a su persona y, así, descubrir que la
verdadera felicidad no depende de nada ni de nadie. También la culpa es parte
del sufrimiento por el que se pasa para practicar la aceptación.
Es posible optar por ser
homosexual y pasar por la enfermedad del SIDA para vivir el abandono de la
familia, de la sociedad o de la pareja. La agonía de este experimento puede ser
una fuerte motivación para buscar otras respuestas dentro de nosotros mismos, y
así acercarnos a Dios. El SIDA, a diferencia de otras enfermedades, carga con
un estigma social por la asociación que se hace con el homosexualismo, lo que
representa un obstáculo severo y muy doloroso para los que la padecen. La
presencia de este padecimiento en la sociedad es una fuerte llamada a la
compasión y al amor, en lugar de a los juicios negativos que despierta. Nos
invita a cuestionar, profundamente, la forma en que se juzga a los que son,
“diferentes”, en nuestro mundo.
En el deseo del alma de
experimentar un vínculo con otro humano puede darse el caso de que un
heterosexual, al tener malas experiencias sentimentales con el sexo opuesto, lo
lleve a tratar una relación con el mismo sexo. Son aprendizajes que forman
parte del proceso evolutivo del alma en su anhelo por recuperar el sentido de
unidad que le es innato, y que lo busca incesantemente en sus relaciones con
otros. Algunos heterosexuales experimentan con el mismo sexo buscando mayor
intensidad en el placer para llegar a entender, a través del hastío, que la
felicidad no se encuentra en la satisfacción de los sentidos sino en el
encuentro con la propia esencia.
Se dice:“Hay
almas que aceptan tener una inclinación diferente al sexo con el que se nace,
con el propósito de no enredarse en los placeres sexuales sino sublimar esa
energía y utilizarla en el desarrollo espiritual, ayudando a otros que se
encuentran en el misma situación. Esta prueba es muy dura ya que es difícil no
dejarse llevar por la propia inclinación y dejar a un lado el sexo. Algunas de
estas personas entran en monasterios para alejarse de tentaciones, al igual que
algunos heterosexuales, y poder así volver al espíritu dando a su energía
sexual el empleo de fortaleza espiritual. Hay quien lo logra, pero muchos otros
siguen lo que su inclinación les dicta.
También existen aquellos
que no aceptan su nuevo sexo ya que en varias encarnaciones anteriores han
tenido el sexo contrario al que ahora tienen. Son los que, al tener una
situación negativa en su vida, como una madre muy dominante o un padre
castrante, se refugian en el recuerdo de su antiguo sexo y no quieren saber
nada del que eligieron para la vida actual. El tener una experiencia, como
hombre o como mujer, es con el objeto de desarrollar diferentes aspectos de
nuestro potencial divino. Cuando se viene muchas veces con un sexo es necesario
venir con el opuesto para aprender diferentes virtudes.
El hermafrodita es
producto de un defecto que ocurre en el momento de la concepción. Esta prueba,
al igual que la de la homosexualidad, está también dirigida a los padres, a
quien les es sumamente duro aceptar tener un hijo deforme o, “distinto”, de lo
que se espera.
Cada sexo tiene una
energía diferente que tiende a complementarse con su opuesto, por lo que en las
relaciones homosexuales siempre estará presente esta carencia. Sin embargo esto
no las hace negativas, sólo incompletas al no haber intercambio de diferentes
energías, lo que tampoco es fácil de aceptar.
Ninguna de las
experiencias anteriores son buenas o malas, simplemente son, al igual que todas
las circunstancias por las que pasamos. Estas no son un fin en sí mismas sino
un medio de aprendizaje hacia el autoconocimiento y las verdades de las que
hemos hablado hasta el cansancio: el amor y la conciencia de unidad, que vienen
a ser lo mismo. El medio a través del cual se logre no es importante, lo que es
indispensable es llegar.
Fin de la cita.
Veamos otro caso. A continuación, nos
encontramos ante el caso de un alma a la que le fue muy difícil superar este
obstáculo que él mismo escogió. Una señora habló a Carmen para pedirle que contactara
con su padre, con quien tuvo una relación muy difícil y cruel. Ella sentía que
él le quería decir algo. Cuando el padre contactó, dijo esto:
- Me dejan, por fin,
hablarte, hija mía, para decirte todo lo que me arrepiento de haberlas tratado
cómo hice, tanto a mis hijas cómo a la que fue mi esposa.
Acabo de oír todas tus
quejas y tienes razón, fui muy cruel con ustedes porque me odiaba, pues nunca
acepté mi condición de homosexual, y viví enojado y furioso contra la vida.
Para ocultarlo, trataba de aparentar lo contrario y era muy galán, en forma
verdaderamente irrespetuosa, tratando de seducir a mis propias cuñadas. Nunca
pude con las mujeres, me repugnaban, y si tenía sexo con ellas era para fingir
que me gustaban. Eso me traía un gran conflicto. Ahora me doy cuenta de que
debí haberlo aceptado desde un principio, y no haber hecho sufrir a los que me
rodeaban.
NO ME MERECÍA ESA HORRIBLE ENFERMEDAD.
Este es el caso de un alma que se
encontraba perdida después de haber muerto por SIDA. Yoselín lo visitó en el
hospital en los últimos días de su enfermedad, en los que se encontraba
sumamente rebelde y deprimido. Cuando, tras la muerte, se comunicó con nosotros
dijo lo siguiente:
Mucho dolor tengo
después de que dejé ese cuerpo, que ya no servía; no me merecía esa horrible
enfermedad, sólo porque amé a otro hombre y no supe amar a las mujeres. Es una
injusticia enorme la que se cierne sobre los homosexuales, no es nuestra culpa
que no nos sintamos atraídos hacia el otro sexo, y no creo que eso sea pecado.
¿Por qué, entonces, este castigo? ¿Qué clase de Dios es para concebir estas
crueldades? Me desespero al verme en este lugar, oscuro y frío, sin nadie que
me ayude, sólo oí voces que me dijeron que me dirigiera a ti, Yoselín, que tu
podías ayudarme, pero ¿cómo?
Como a muchos otros, le
explicamos que debía pedir ver la luz, que su enfermedad no era un castigo sino
una oportunidad de aprendizaje, y el que interpretaba su situación cómo pecado
y crueldad de Dios era él mismo. En el momento en que abriera su mente a buscar
el amor de Dios, y dejara a un lado esta manera de pensar, la luz se haría. Él
contestó:
- Es algo que no creo,
esa historieta de la luz. Me dices cosas que son extremadamente tontas. ¿Dónde
está el tan cacaraqueado amor de Dios si permite dolores tan insoportables como
el que pasé, y estoy pasando? Viví primero la desdicha de ser marginado
únicamente por mi inclinación sexual que no es la, "normal". Después,
el abandono del ser amado que cuando supo de mi enfermedad huyó de mí como de
un apestado. No te puedo decir mi familia cómo me trató; de igual manera me
abandonó por considerarme una vergüenza para ellos. Y después, la degradación
paulatina de mi cuerpo, el sufrimiento de la enfermedad, ¿Me quieres decir que
significa todo esto?
Le contestamos que “era
el medio a través del cual tú tenías que evolucionar y que todavía no
entiendes. Depende únicamente de tu voluntad el ver o no ver la luz, no importa
cómo haya sido
-Si esto es cierto, por qué
no se enseña antes de morir. Nos hablan de una serie de cosas que son difíciles
de creer como el cielo, el infierno, y el purgatorio, siguiendo el grado de los
pecados que cometes. El mío es considerado como el peor, y no veo ningún
demonio ni ningún infierno, a menos de que sea donde me encuentro.
Le respondimos que “El
único pecado es la falta de amor y, a pesar de eso, también aprendemos de
nuestros errores. El único infierno lo creamos con la mente al no querer ver la
luz. Abre tu corazón y confía en que con solo desearlo la verás”.
Cuando, finalmente, vio
la luz se despidió diciendo:
- Nunca hubiera pensado
que esto existía. Si para llegar se tenía que pasar por lo que pasé, bien valió
la pena. Gracias por haberme hecho descubrir esta luz maravillosa.
He aquí un texto, de
nuestros maestros, que aclara aún más el tema de las enfermedades.
Nuestro cuerpo funciona
de acuerdo a nuestra manera de pensar, dentro de los límites de lo que nuestro
verdadero ser se ha propuesto. Cuando llegamos a la vida terrestre se nos
olvidan los propósitos que nos fijamos para esa experiencia. Si necesitábamos
aprender humildad y no hacemos nada para ser humildes, sino que desperdiciamos
las oportunidades que se nos presentan, nuestro Yo interno promueve otros
estímulos que nos lleven a desarrollar esa virtud. No es crueldad del destino,
sino sabiduría, ya que esta vida nos sirve para perfeccionarnos y no únicamente
para pasarlo bien.
Si viviéramos en
perfecta armonía seríamos felices, ya que la verdadera felicidad viene de no
oponerse a lo que la vida nos presenta y actuar en consonancia con la ley del
amor.
Cuando decimos que el
cuerpo funciona según pensamos nos referimos a que, si nuestra manera de pensar
es negativa, se irán plasmando en el cuerpo deformaciones producidas por los
bloqueos energéticos del cuerpo astral, dando como resultado deterioro y
enfermedad. Cuando el pensamiento es positivo se genera una energía de
equilibrio que evita lo anterior.
Sin embargo, nos
encontramos ante personas que son muy egocéntricas y que a pesar de esto no
tienen enfermedades ni deformaciones. Esto se debe a que su Yo interno ha
escogido tener una experiencia saludable para encontrar el equilibrio de esa
manera y, entonces, contrarrestar la negatividad con su propósito de abrir conciencia.
Si no lo logra así, en una próxima experiencia sobre la Tierra se expulsarán
todas esas toxinas con una enfermedad congénita o grave, como cáncer o SIDA.
Por el contrario, vemos
muchas personas muy adelantadas espiritualmente con problemas de salud muy
serios, y esto corresponde a la voluntad del Yo interno de superarse y acabar
de una vez por todas con la rueda de encarnaciones.
El deseo voluntario de
sacrificarse en la vida física sirve para adelantar en el desapego de la
materia, dando por sentado que no es que se necesite sufrir para avanzar en la
apertura de conciencia pero es un método muy eficaz.
Si el deseo del alma es
seguir expresándose en la materia física, continuará buscando experiencias
agradables que muy poco le ayudarán en su adelanto, hasta que se vea impulsado
a avanzar hacia la luz en donde se originó. Este impulso siempre está latente y
nos lleva, a la larga, a nuestro destino.
Si a alguien le toca en
la vida una enfermedad que no está a su alcance curar por limitaciones
económicas es porque necesita purificarse de esa manera, no porque esto sea una
crueldad suplementaria. A veces se presentan circunstancias que parecerían ser
la solución a una determinada enfermedad o problema, pero si esas
circunstancias no están a nuestro alcance, si nos son inaccesibles, es para
aprender la aceptación de lo que nos toca vivir sin que tratemos, a toda costa,
de solucionar el problema de esa manera, ya que si nos empeñamos en alcanzar lo
que no está en nuestras posibilidades de todas maneras, no se solucionará.
Debemos ajustarnos a
nuestros propios medios, ellos están diseñados para nuestro aprendizaje, y el
tratar de forzarlos sólo nos llevará a un nuevo descalabro. Vivir siempre
aspirando a tener lo que no se tiene es verdadero apego al mundo material. Es
por eso que el Ser Real diseña nuevas medidas de desapego y aceptación que
deberían ayudar a desapegarse del plano físico.
El dolor no es más que
el resultado de nuestros deseos contrariados, y el apego abre la brecha al dolor
cuando no sabemos soltar lo que nos apega, ya sean afectos, posesiones, o
posición social. Todo esto debemos dejarlo pasar ya que cada quien vive lo que
le toca vivir, y no podemos cambiar nada, al destino de nadie.
CAPÍTULO V. MUERTES INESPERADAS
El hombre sabio no atesora;
Cuanto más deja para los demás, más le queda.
Cuanto más da a los otros, más tiene
El camino del Cielo
Beneficia sin dañar,
53El camino del Sabio
Consiste en actuar con generosidad,
Sin luchar ni competir.
(TaoTeKing)
El momento específico de la muerte no
siempre es elegido de antemano en forma inamovible. A lo largo de nuestra vida
en el plano físico se nos presentan diferentes opciones, siempre con el
objetivo de crecer y aprender. Si, como ya dijimos, escogemos un determinado
camino en el que nos olvidamos de lo que nos habíamos propuesto antes comenzar
nuestra experiencia, necesitaremos de un nuevo estímulo que nos ayude en la
consecución de nuestro proyecto inicial.
El momento de acabar con
la experiencia física se lleva a cabo cuando ya se terminó el plan aceptado con
anterioridad. Sin embargo, si nuestra vida toma un rumbo equivocado acarreará
unas consecuencias que nos pueden llevar a la terminación de la experiencia en
la tierra en forma prematura, desde luego con la aceptación de nuestro Yo
interno, que prefiere acabarla anticipadamente antes de que se continúe
sumiéndose en la negatividad. Es el caso de algunas muertes prematuras, ya sea
por accidente o asesinato, siendo esto último más frecuente, ya que parte del
karma que se generó con la actitud distorsionada se elimina con el dolor de esa
forma de morir.
MUERTE POR ASESINATO (POR VIOLENCIA)
Un ejemplo del caso que acabamos de
mencionar es el de un jóven que fue secuestrado y después de varios días,
asesinado. El dolor que causó a su alrededor ayudó a su desarrollo espiritual a
quienes lograron superar esta prueba. Cuando esto sucedió le llegó a Carmen
este mensaje:
"... Su madre se
dirige a nuestro plano para alcanzar ayuda y se le ayudará a aceptar esta
enorme prueba. Sólo hazle comprender que fue necesario el sacrificio de su
hijo, obedeciendo a su Yo interno, que no quería seguir enredado en lo que no
le estaba ayudando en su avance espiritual. Ella debe de comprender que lo que
ha pasado será lo mejor para su alma."
Recibimos el siguiente
testimonio de un alma que también pasó por esta experiencia de muerte prematura
por asesinato:
Viví siempre muy apegado
a lo que la religión decía por miedo de tomar mi propia responsabilidad; en el
fondo estaba convencido de que debía buscar verdades más profundas, ya que
tenía la apertura de conciencia y la inteligencia necesaria para hacerlo, pero
sabía también que eso me obligaba a cambiar mi forma de actuar. Se me
presentaba la religión cómo un escudo detrás del cual parapetarme, ya que
siguiendo lo que predica, es decir, arrepintiéndose y confesándose todo se perdona.
No entraba en profundidades de saber que aquello va de la mano con la actuación
amorosa y que también se habla de un purgatorio y un infierno que corresponden
a la ley causa — efecto. Me conformaba con interpretar la religión cómo me
acomodaba y al ser un erudito en cuanto a dogmas y encíclicas se trata, sentía
que era lo bastante para estar del lado de la religión.
Llevé una vida egoísta y
nada productiva a pesar de los dones que recibí. Fuí muy dotado en esa vida
pues me había propuesto ser lider espiritual, lo cual no llevé a cabo por
pereza, defecto que me persiguió toda mi vida. Seguí únicamente los impulsos de
mi ser primitivo dejándome llevar por pasiones bajas. No puedo decir que todo
fue negativo, también fuí muy buen amigo y no hice mal a nadie deliberadamente.
Pero mi vida se fue poco a poco deteriorando, embotado en el alcohol para
evadirme de una realidad nada positiva, fabricada por mí mismo.
Es ahí donde mi Yo
interno decidió parar el curso de esa experiencia que se degradaba día con día.
Se escogió el asesinato como un medio expiatorio que me sacudiría y me
regresaría a la realidad espiritual. Así fue, me dolió mucho perder la vida de
esa manera pues a pesar de mi fracaso, estaba muy apegado a ella. fue para mí
díficil despegarme por dos cosas: una por el miedo al castigo que creía merecer
y dos por el apego a las cosas que me hacían sentir importante además de la
soberbia de sentirme muy inteligente.
Les quiero decir que la
inteligencia y la tontería son cualidades que se escogen antes de encarnar para
desarollar un determinado trabajo de aprendizaje; en el plano en el que me
encuentro ahora sólo existe la conciencia más o menos abierta. Vale decir que
esta experiencia ha sido muy provechosa para mí pues los remordimientos que ha
generado me han servido para aprender todo lo que no se debe hacer. De los
errores cómo de los aciertos se aprende y a veces todavía más de los primeros.
Aunque no siempre, cómo
vimos en el caso anterior, la muerte por asesinato es kármica, generalmente lo
es; esto quiere decir que es el resultado de alguna acción del mismo género que
se ha tenido en una precedente experiencia. Se limpia nuestro karma al pasar
por la misma experiencia y en el dolor que implica esta forma de morir se
elimina el daño causado antaño.
Mucho dolor causa el
asesinato puesto que la vida se interrumpe en forma brusca e inesperada pero es
necesaria en ocasiones para purificar la negatividad que se crea al haber
asesinado a su vez a un hermano. Cuando esto se comprende y se acepta, el karma
desaparece y el alma queda liberada de ese peso.
Muchas veces el alma de
la persona asesinada vaga en el bajo astral envuelta en sentimientos de
venganza, lo que puede perdurar mucho tiempo y aún hasta varias vidas. El alma
vengativa erra tras de su victima siguiendola en cada una de sus vidas tratando
de hacerle cuanto daño le es posible; este es parte del Karma del asesino que
no se liberará hasta no contrarrestar esa acción, ya sea con dolor o con amor.
Si el asesino vuelve en una nueva experiencia a matar, su karma se multiplica
dándole mucha propensión al dolor y a la desgracia. Si el asesinar no está bien
tampoco el quitar la vida cómo castigo en el caso de la pena de muerte ya que
nadie tiene derecho a suprimir la experiencia vital de nadie.
LA VENGANZA.
Carmen conoció a Olga en un seminario de
energía. Aunque no hubo oportunidad de mayor acercamiento, se estableció una
corriente de confianza entre ellas. Un día Olga la llamó y le pidió visitarla;
en realidad buscaba consejo, pues su vida, siempre infortunada, había llegado a
un punto de crisis, sobre todo en lo relacionado con su hijo; el muchacho
parecía poseído, fuera de sí. Carmen no encontró la manera de ayudarla; sin
embargo, sabía que existen entidades llamadas obsesores, que se apoderan de las
vidas de los individuos y los conducen a la angustia, quizá la locura. Le
comentó que hay mediums que prestan su cuerpo para que la entidad obsesora
hable y así la persona puede entender cómo su vida se está viendo afectada por
esta entidad. Conozco una pareja, —le dijo— ella es la intermediaria y él
conduce el diálogo— y le dió la dirección.
Carmen había olvidado el
incidente, cuando la llamó Olga desesperada. Estoy a punto del suicidio, dijo,
todo va mal en mi vida, mi marido, mi hijo... Tengo una cita con la pareja de
mediums hoy en la noche, y no quiero ir sola. Por favor, acompáñame...
Carmen y Olga llegaron a
la casa de los mediums donde les abrió la puerta una mujer gruesa que tenía una
sonrisa cálida. Ella y su pareja, un hombre aparentemente más joven, las
hicieron sentarse y comenzó la sesión. Pronto alcanzó la mujer el trance, una
voz ronca y llena de odio salió de ella con estas palabras:
Aquí está de nuevo, doña
Josefina González de Mendoza, una de las mujeres más bellas y ricas de la Nueva
España. Cómo podía permitirse tener una hija fea y deforme como yo. Cómo la
odio..., la odio...
—¿A quién odias?— le
preguntó el hombre
A la que fue mi indigna
madre...
Poco a poco se desarolló
la historia, que Carmen y Olga escucharon sobrecogidas. Sucedió en tiempos de
la colonia; una condesa bellísima, rica, perteneciente a la más rancia
aristocracia, anhelaba un hijo. Su ilusión fue enorme cuando logró embarazarse,
como enorme el desengaño al nacer una niña deforme, jorobada, sin ninguno de
los atributos de su madre. El orgullo de la mujer no pudo sobreponerse a la
tragedia y escondió a la criatura, Mariana, durante años. Sólo un alma fiel
podía entrar a la habitación secreta donde la niña vivía, apartada de su
familia y de todo contacto con el exterior. Aún eso no fue suficiente; aterrada
de que alguien descubriera lo que ella consideraba una afrenta a su belleza y
su arrogancia, cuando Mariana cumplió 9 años la instaló en un carruaje, en el
que colocó un baúl de doblones de oro y le ordenó al cochero, un sirviente de
su confianza, que depositara a ambos en un convento lejano y pobre. El hombre
cumplió las órdenes, pero la imagen de ese baúl, el peso y el tintineo metálico
que percibió al cargarlo para entregárselo a la abadesa, persiguieron sus
noches. Al cabo de un tiempo, pudo más la ambición que la lealtad a su antigua
patrona. Con un grupo de cómplices regresó al convento a buscar a la niña.
"No les fue difícil reconocerme" dice Mariana por boca de la médium.
"Mi fealdad me hacía inconfundible". Los malhechores no logran su
verdadero objetivo; por ningún lado aparece el baúl. Enloquecidos, violan y
maltratan a las monjas, y, por último, secuestran a Mariana —ya una
adolescente— para pedir rescate por ella. Un mensajero es enviado a negociar
con la condesa; ésta lo recibe, y en forma airada contesta: "Yo no tengo
hijas". Ante la insistencia del hombre, manda que le corten la lengua y lo
regresen por donde vino. Mariana teme por su vida; estos hombres despechados
vengarán en ella la crueldad de su madre. Habla, explica, trata de convencerlos
de que no ganan nada con matarla. El antiguo cochero recuerda una noche lejana,
la criatura deforme y aterrada que se prendió a sus ropas en medio de sollozos
al abandonarla en el convento...Déjenla, no nos sirve, convence a sus
compañeros.
Mariana ya no es una
niña; por primera vez está libre, por primera vez puede tomar una decisión...y
la que fue su casa, o su prisión, no está lejos. Recuerda cómo en un sueño los
pasadizos por donde la llevaron en secreto aquella noche de su destierro, logra
descubrir la puerta semioculta entre los arbustos por la que la sacaron para
arrojarla al carruaje. Está abierta; perdida su utilidad, desaparecida la
culpable, ya nadie se preocupa por correr los oxidados cerrojos. Los recuerdos
son más vívidos de lo que piensa; reconoce la escalinata, la puerta de su
celda, la de la habitación de su madre. Abre, decidida; la condesa peina sus
largos cabellos frente al espejo. "Tampoco ella dudó en reconocerme",
afirma con amargura. Sin embargo, un movimiento de temor y se rehace, recupera
su arrogancia. Mariana no pierde el tiempo; le pide, le ruega que la ayude, que
le dé dinero para llevar una vida digna: "no quiero ser monja, y no
volveré a molestarte. No me verás jamás, aunque sea tu hija",
grita."Yo no tengo ninguna hija" contesta enfurecida y le clava un
largo abrecartas en la garganta.
Desde entonces te
persigo, maldita... te odio, te he odiado siempre...
El interlocutor
interviene: Es otra etapa. Mírala, es otra persona, ya no es tu madre que te hizo
sufrir.
Tiene otro cuerpo, pero
es ella, es ella, la odio —repite.
El interlocutor le
explica que hay otra vida para ella, libre de odio y de venganza, que debe
buscarla y no empeñarse en un rencor estéril. La ayuda a entender que debe
perdonar e ir hacia la luz y desprenderse ya por completo de este plano.
Al final de la sesión,
Olga, bañada en llanto, rememora las tristes experiencias de su vida: "Mi
madre siempre me rechazó. Nunca tuve el cariño normal de una familia...tampoco
la situación económica que era de esperar. Mi marido ha ido de fracaso en
fracaso, siempre inexplicables, mi hijo parece enloquecido..."
Los guías nos explicaron
que Olga había tenido que vivir en esta etapa todo el mal hecho en otras; la
crueldad, el rechazo, el asesinato de su hija, el dinero mal habido y mal
empleado. El obsesor, en este caso Mariana, no se resignaba a perdonar a su
madre, y generación tras generación se vengaba del maltrato y el crimen.
Se ve en la tierra mucho
dolor, mútliples asesinatos, violaciones, secuestros, toda clase de horrores.
Nos dicen los maestros que no desesperemos, pues se trata de una limpieza a
fondo de quienes se están purificando. ¿Que pasará con todos esos seres que
cometen todos esos desvaríos? Se irán a otro lugar que corresponda a su baja
frecuencia vibratoria. Ya no se puede seguir aquí dando vueltas aborreciendo a
la humanidad. Cuando esta generación se acabe saldrán de aqui los que vibren en
muy baja vibración.
Ahora bien, se necesita
aclarar que no se trata de la ley del Talión de ojo por ojo y diente por diente
sino que estas experiencias sirven para entender en carne propia lo que uno
provoca en otro hermano. Es únicamente aprendizaje, no castigo ni venganza.
Seguramente ambos papeles de víctima y perpetrador los hemos asumido a lo largo
de nuestras numerosas vidas ya que la mejor manera de aprender una lección es
vivirla.
ROBAR ES ALGO QUE ESTA MAL Y YO NO LO VEIA ASI
Fernando era un hombre de negocios al que
asesinaron al salir de su oficina y que Carmen conocía superficialmente. Se
especulaba que podía tratarse de un crimen pasional de homosexuales. Dias
después de su muerte nos habló así:
Oí voces que me decían
que me acercara a tí para que me ayudaras porque tú sabes como ayudar a los que
están en mi caso. Me necesitas decir adonde ir ya que no sé qué hacer. Me
quitaron la vida quienes me tenían envidia y me dieron de golpes hasta dejarme
sin vida; no es verdad que sea por homosexual sino porque no dí lo que
correspondía en justicia a quienes así se vengaron. Recibí el pago de mi deshonestidad
y ahora no sé a donde dirigirme, ya que estoy en el agujero negro de mi
culpabilidad y de mi deseo de venganza.
Robar es algo que está
mal y yo no lo veía así, ya que mientras se está en el mundo encuentra uno
justificaciones y se autodisculpa de lo malo que uno hace. En cuanto se pierde
el cuerpo físico se ve todo con claridad y se da uno cuenta de lo que ha hecho
mal. No sé lo que me espera y eso me aterra. Entre la vida y el juicio de Dios
se está en este lugar frío y donde no hay nada ni nadie, sólo los
remordimientos.
Dios no castiga, Dios es
amor...le decíamos.
Cómo puede ser que se
pueda actuar mal, sin castigo?
Nuestro actuar
desarmónico es sólo parte del proceso de aprendizaje para llegar a entender
cual es el verdadero camino. Dios no juzga eres tú el que se está juzgando. A
tí te espera una vida
maravillosa.
Me das consuelo con tus
palabras, sólo que desconfío de lo que tú crees, no es lo que me enseñaron y no
creo que tú sepas más. ¿Quien te crees tú que puedas predecir lo que pasa aquí
sin nunca haber estado?
Mientras le explicábamos
que no había nada que temer y que debía pedir ver la luz, Fernando seguía
desconfiando.
Me alarma el hecho de
poder comunicarme con quien apenas conozco. Son espiritistas, supongo y por lo
tanto en tratos con el demonio.
Sólo estamos aquí para
ayudarte: lo que te mantiene en ese plano de oscuridad es tu culpa. Son tus
juicios acerca de tí. Sólo tienes que abrirte al amor, aceptando con humildad
tu vida tal cual fue y poniéndote ahora en manos de Dios pidiéndole que te
lleve con El.
El ver mi egoismo en
forma tan clara me aterra y el miedo me invade. El cielo es nuestro cuando nos
purificamos y el infierno es castigo para el que actúa mal. Yo no sé lo que me
merezco...
Tardamos un rato en
tranquilizarlo ya que su culpabilidad era enorme y no podía ver más allá de
ésta. No dejamos de concentrarnos en mandarle amor y poco a poco comenzó a
suavizarse, percibiéndo finalmente la luz. Cómo muchos otros se sintió invadido
por un gran amor y siguió su camino hacia ella.
En este caso, como en
muchos otros, Fernando nos dice al principio que oyó voces que le instaron a
que se acercara a nosotras. A los seres que están del "otro lado" se
les dificulta la comunicación con los recién desencarnados que todavía tienen
puesta la atención en este plano. Al estar estos todavía vibrando en nuestra
frecuencia les es más fácil escucharnos. Esa es la razón por la que se pide
nuestra intervención.
MUERTE POR SUICIDIO
La muerte por suicidio se debe a la
negación de seguir adelante con el karma que el ser humano se propuso disolver
en esa determinada vida.
Es algo muy doloroso
pues cuando se llega al siguiente plano se comprende que aquello de lo que se
quería escapar sigue existiendo pero con otro enfoque, es decir, con los
remordimientos de no haber tenido el valor de seguir hasta el final la
experiencia dolorosa que el alma se propuso vivenciar.
Si aveces se dan casos
de suicidio de personas bajo una fuerte depresión o que han perdido la razón es
porque esa depresión o esa locura es generalmente un escape de la realidad. Se
dice que la depresión y la locura son enfermedad y así es efectivamente, pero
cómo ya se dijo, las enfermedades se originan en el cuerpo astral debido al
desequilibrio emocional, lo cual genera una serie de desarreglos físicos que
llevan al mal funcionamiento general que afecta la química del cerebro y que
desemboca en depresión crónica o en locura. Es cierto también que existe una
predisposición genética para esas enfermedades pero es una de las limitaciones
que se escogen con el fin de trascenderlas. Si se vive en armonía no se
presentará el desarreglo mental pero si se deja uno llevar por las exigencias
del ego se producirá el desequilibrio que acabará en depresión o en demencia.
El suicidio es un acto
reprobable para el alma misma, que lo va a resentir cómo cobardía, pero de
ninguna manera se le va a recriminar. No hay que olvidar que el libre albedrío
es sagrado y se respeta siempre, por lo tanto el único que sufre las
consecuencias de su acto es el mismo suicida.
Hay ocasiones en que
estos seres vagan en ese limbo del Bajo Astral sin rumbo fijo, completamente
desorientados, ya que habiendo creído que ponían fin a su vida se dan cuenta de
que no ha sido así y se desesperan puesto que siguen sintiendo lo mismo que antes
de dejar el cuerpo pero aumentado con el remordimiento. Un caso que ilustra lo
anterior es el siguiente que recibimos estando en el grupo de meditación:
Viví en mucho
desequilibrio y mi situación era verdaderamente insoportable al grado de que
caí en muchas depresiones. Creí que lo mejor era liberar a mi familia de mi
presencia y por eso me resolví a suicidarme. Desgraciadamente me encuentro con
que no arreglé nada, la depresión que sentía en vida me persigue más intensa a
la cual se agrega el sufrimiento que infligí a mi alrededor. No sé qué hacer,
me siento en un abismo sin fondo que me traga aunque yo quisiera salir. Me
dicen voces que me acerque a este grupo del que percibí una ola de calor y
bienestar.
Como es ya costumbre, lo
instamos a deshacerse de la culpa y a buscar la luz. Nos costó mucho trabajo de
convencimiento y energía amorosa para liberarlo. Este es un ejemplo más de cómo
la culpa nos ata y nos obsesiona impidiéndonos llegar al mundo espiritual. Al
fin se desprendió con una bellísima frase: Dios es amor ¡Cuánto me
tardé en comprenderlo!
Hay muy diferentes
razones que llevan al suicidio. La más común es, como se dijo anteriormente por
la no aceptación de las condiciones que les toca vivir y el rechazo a seguir
aguantando el dolor, ya sea éste físico o moral, lo cual es una forma de
cobardía. Otra razón para quitarse la vida puede ser para no perder el
prestigio y con ello no manchar el nombre de su descendencia.
El suicidio por razones
políticas o religiosas, es aquel en el que el sujeto se niega a aceptar una
nueva forma de pensamiento político o moral y cree que con su inmolación dará
un ejemplo, es decir, prefiere quitarse la vida antes de sujetarse a unas
reglas que van en contra de sus convicciones. El suicidio heróico, aquel que da
su vida para salvar otras.
Tadas estas modalidades
son atenuantes al hecho reprobable de quitarse la vida. Al decir reprobable no
hablamos de juzgar si está bien o mal, sino de lo que el alma sentirá después
de haber suprimido voluntariamente su experiencia vital, que siempre es una
oportunidad para avanzar. Como ya se dijo, el alma se siente apesumbrada cuando
lleva a cabo un acto de suicidio pero si el motivo fue por una causa altruísta,
el dolor disminuirá o no aparecerá.
Que quede claro que para
el Creador no hay acción reprobable, sólo acciones que nos acercan o nos alejan
del camino de regreso y cuando son contrarias a la armonía universal, las leyes
cósmicas se encargan de volvernos al camino correcto. No obstante, tanto lo
bueno como lo malo, todo es experiencia que se va entretejiendo de manera
admirable y que finalmente siempre nos lleva a la felicidad de descubrir a
nuestro Creador.
DESAPROVECHE LA MITAD DE MIS OPORTUNIDADES
Bianca, una de mis alumnas de los grupos
de meditación, vino un día con una carta.
Carmen — me dijo — esta
carta es de una amiga de la que no he tenido noticias desde hace algún tiempo.
Quiero que la leas y me digas lo que sientes, yo la interpreto como una
despedida, no sé porqué.
Me contó a grandes
rasgos su historia. Bianca es italiana y estudió en Suiza con una chica
inglesa, Elizabeth, con la que trabó una gran amistad. Se trataba de esas
amistades de adolescentes que duran para toda la vida.
A la edad de veinte años
Elizabeth tuvo un accidente de esquí que la dejó paralítica. Desde entonces
llevaba una vida difícil limitada a una silla de ruedas. Sin embargo nunca se
cortó la amistad con Bianca, quien cada vez que iba a Inglaterra la visitaba,
además de escribirse con cierta regularidad.
Esta amistad duraba
desde más de veinte años sin interrupción, de ahí la preocupación de Bianca,
que en los últimos tiempos no había tenido la oportunidad de ir a Inglaterra
para ver a su amiga. Había llamado por teléfono en repetidas ocasiones sin
obtener respuesta y la carta que me traía contenía las últimas noticias de
Elizabeth.
Tome la carta con cierta
retiscencia pero al momento de tenerla en mis manos un escalifrío me recorrió
la columna vertebral hasta erizarme el pelo. Comprendí que muy probablemente
esto significaba muerte. No dije nada y procedí a leerla. Era una misiva
aparentemente anodina pero que respiraba cansancio y hastío de la vida. Entre
líneas se leía una desesperación no expresada claramente. Intenté regresársela
pero Bianca insistió en que la conservara para ver si lograba recibir algún
indicio de la suerte de su amiga. La guardé con recelo y prometí que si me
llegaba algo se lo comunicaría.
Al día siguiente recibí
este mensaje:
Bianca, mi más cariñoso
recuerdo y mis mejores deseos para tu vida presente. Como ya sabes, me encuentro
ahora en un lugar maravilloso después de todo el sufrimiento que experimenté en
mi última y voluntaria vida en el mundo material. Te puedo decir ahora que no
puede aguantar todo el sufrimiento necesario que requería para completar mi
karma. Nuestra vida en el mundo material es una oportunidad increíble para
aprender y creeme, aceptamos desde antes todas las circunstancias por las que
pasaremos.
Escogí una vida muy
difícil porque tenía mucho que aprender pero no realicé todo lo que deseaba
pues fuí muy rencorosa y rebelde. En cuanto llegué aquí me dí cuenta de todo lo
que no había trabajado en mi superación espiritual.
Vive contínuamente
buscando la verdad y acepta tus circunstancias que son siempre las necesarias
para abrir nuestra conciencia. Nuestra amistad fue el comienzo de mi vida
espiritual, ya que muy a menudo tuvimos conversaciones de cierta profundidad.
Tu amistad me acompañó siempre a través de mi difícil vida como un bálsamo. Si
tú has tenido dificultades en tu vida, velas cómo estímulos para aprender a
desapegarse de la materia y de nuestra soberbia.
Sólo puedo decirte que
aquí se ven las cosas más claras y que yo desaproveché la mitad de mis
oportunidades. Es cierto que fue difícil mi prueba pero era con el objeto de
que me desapegara de la materia, lo cual sólo logré a través de la rebeldía y
el coraje. No se puede decir que fue inútil mi experiencia, pero no la
aproveché todo lo que hubiera podido. Mi consejo es, querida Bianca, que
aceptes tus pruebas tratando de aprender lo que llevan de enseñanza. Abrete a
tu luz interna y encontrarás la armonía y la felicidad. Lizotta.
Firmó con el apelativo
cariñoso con el que Bianca la llamaba y que yo ignoraba. Tiempo después supo al
fin que en efecto Elizabeth se había quitado voluntariamente la vida ingiriendo
una fuerte dosis de soporíferos.
MUERTE POR ACCIDENTE
La muerte por accidente no es casualidad:
ya sea muerte por accidente de automóvil, de avión, ahogado o por cualquier
circunstancia no esperada, estas muertes están diseñadas para abrir la conciencia
de quienes se quedan. Los escogidos para morir así es para que con su muerte
provoquen el dolor que hará que sus deudos se desapeguen de la materia y ellos
mismos con el dolor de dejar la vida repentinamente comprendan que no es esta
la verdadera vida. Estas experiencias sirven para sacar al alma del atractivo
de la tierra. En el caso de niños que mueren repentinamente, generalmente son
almas que se prestan a venir durante poco tiempo por amor a aquellos a quienes
su muerte ayudaría a crecer espiritualmente.
El dolor, cómo ya hemos
visto, es energía purificadora y nunca es imposible de aguantar porque cuando
el dolor físico es intolerable se pierde el sentido; en cuanto al dolor moral
es siempre acicate para refugiarse en el mundo espiritual. Ver en momentos de
dolor verdadero impulso hacia Dios es ver con claridad.
Nos dicen nuestros guías
que cuando se deja la envoltura corporal después de un accidente nuestra alma
se encuentra sumamente desorientada ya que no ha habido tiempo de prepararse
para ese paso. Es importante para los que se quedan elevar oraciones para
ayudarlos a desapegarse de la atracción de la tierra ya que desde allá también
se les ayuda pero se necesita de muchísima energía para sacar a algunos de su
rebeldía.
ME DORMI EN EL COCHE Y DE PRONTO ME ENCUENTRO EN UN HOYO OBSCURO.
Hay casos en que las personas creen,
mientras están encarnadas, que sus acciones, aunque contrarias al amor están
bien y correctas. Estos son, nos dicen nuestros maestros, los que se toman por
santos aunque estén envueltos en soberbia. Su primera reacción es esperar que
el cielo se abra para ellos y ser recibidos con verdadera alabanza. Al ver que
no es así, ya sea que se rebelen y se suman más profundamente en la soberbia o
se den cuenta de que estaban equivocados y su desesperación los mueva a pedir
ayuda, la cual se les otorga de inmediato.
Me dicen que pueden
ayudarme, no sé lo que me pasó, me dormí en el coche y de pronto me encuentro
en un hoyo oscuro. Si esto es la muerte es algo horrible.
No entiendo donde estoy,
yo siempre fuí muy practicante y religiosa y me decían que había un purgatorio
para borrar las faltas y un cielo para los que no pecan. No sé que pude haber
hecho mal y no sé si esto corresponde al purgatorio, pero, ¿qué debo hacer para
salir de aquí?
Este llamado vino de
alguien que acababa de morir en un accidente de automóvil. Una vez más le
hablamos de la inexistencia del castigo divino y de la necesidad de aceptar sus
circunstancias.
Me dicen que Dios no
castiga, entonces por qué se me dió sufrir tanto en la vida? Nunca lo entendí y
no lo acepté, ni ahora acepto estar en este lugar. No creo nada de eso, son
ustedes verdaderas brujas al decir que Dios no castiga y que mi no aceptación
es soberbia. No las quiero escuchar más, ya veré que hago.
Una semana más tarde se
volvió a comunicar esta alma de quien los maestros nos dijeron estaba muy
rebelde ya que lo que había encontrado en el plano astral no correspondía a lo
que ella esperaba. Su dolor no encontraba consuelo ya que no creía lo que se le
decía y sólo esperaba que se le hiciera justicia de acuerdo a lo que ella
pensaba que se merecía. No entendía porque si siempre había practicado lo que
la Iglesia predica se encontraba encerrada. Le contestamos lo siguiente:
Si te sientes encerrada
es porque así lo estas provocando con tu manera de pensar. Lo que la Iglesia
predica ante todo es el amor y la humildad y es eso en lo que los seres humanos
fallamos. Nos cuesta perdonar a los que creemos que nos han hecho daño, nos
cuesta ser generosos con nuestros hermanos, siempre deseamos sobresalir sobre
los demás, que nos reconozcan por lo que hacemos y buscamos dominar a los que
nos rodean. Todas estas actitudes son falta de amor y nos separan de los demás.
Dios no castiga, las
vidas dolorosas, cómo la que tú tuviste, no son castigo sino que están
diseñadas para aprender a perdonar, a soltar el control, a ser más humildes.
Dios es bondad absoluta y El solo espera con infinita paciencia a que nos demos
cuenta de nuestros errores. Tu vida fue un medio de aprendizaje. Ahora sólo te
resta abrirte con humildad a la luz que está ahí si sólo la deseas ver.
Cuantas cosas me dicen,
no entiendo cómo si esto es cierto no lo dicen en las Iglesias. A pesar de que
no les creo completamente hay algo de cierto en su discurso, siento paz al oír
lo que dicen y eso quiere decir que no es malo. Pero ¿cómo puedo salir de aquí
si no veo ninguna luz?
En cuanto dejes a un
lado tu rebeldía por no haber encontrado lo que esperabas, por la vida que
tuviste, que sientes que fue injusta, podrás ver esa luz. Sólo pídela con
humildad, con la fe de que todo lo que nos acontece es por nuestro bien, aunque
no lo comprendamos de inmediato. Si eso haces comenzarás a ver un resplandor
que viene del mundo espiritual que es la luz del Creador en la que encontrarás
paz, amor y armonía. Es sólo tu rebeldía la que te impide verla.
No había comprendido el
significado de la humildad. Es esa fe de la que hablan, pero si en el mundo
haces todo lo que te manda la religión ¿por qué resulta ser que estás en el error?
Quizás sólo te
preocupaste de las formas, de los preceptos en cuanto a comportamiento de
reglas externas, pero ese no es el mensaje de Cristo. Lo único que cuenta, cómo
trató de enseñarnos Jesús, es actuar en amor y eso comporta la aceptación sin
condiciones de los demás tal como son, lo cual quiere decir perdonar, no juzgar
y no sentirnos superiores a nadie. Todos tenemos la misma cantidad de luz, sólo
diferimos en lo que cada uno hemos dejado que ésta se manifieste, en la medida
en que no nos dejamos llevar por el ego soberbio.
Me dices cosas nuevas
para mí y al mismo tiempo parece que las recuerdo, cómo si algo dentro de mí me
dijera que son conocimientos que he olvidado. Cuando siento una energía cálida
que viene de ustedes es cómo si se me aclarase la conciencia. Ahora me doy
cuenta que no siempre actué en amor y mucho de lo que hice fue escudándome en
la religión pero en el fondo por orgullo. No supe ni perdonar ni comprender a
mi marido y viví llena de rencor hacia él y hacia la vida. Veo ahora un
resplandor que crece cada vez más. Es una luz maravillosa, no puedes imaginar
lo que es...Emana de ella un amor y una paz infinita, voy hacia ella, me
atrae... Gracias... Me dicen que están escribiendo un libro relatando nuestros
casos, se necesita aclarar esto muy enfáticamente: si no entendemos lo que es
el amor no habremos entendido el sentido de la vida.
MUERTE REPENTINA
Morir en forma inesperada no es siempre
negativo. Dependiendo del estado de evolución del individuo, esta forma de
morir puede ser una bendición. Si bien es cierto que el alma tiene que
desprenderse en forma abrupta y no hay tiempo para que el desprendimiento se
haga paulatinamente, por otro lado se evita el dolor de la agonía.
Se puede decir que, de
una manera general, la enfermedad que termina con la muerte es un proceso
preparatorio para ésta; los cuerpos etereos comienzan a despegarse del cuerpo
físico poco a poco lo que facilita el desprendimiento. Esto no quiere decir que
en las muertes repentinas ello se dificulte necesariamente pero por lo
inesperado de este acontecimiento puede, en ocasiones, haber más confusión.
Volver a Dios es lo que
nuestro ser profundo desea y aún si mientras se está en la Tierra aparentemente
nos olvidamos del Ser Supremo, siempre en el fondo existe ese anhelo de algo
que no sabemos describir. Hay un gran vacío que no se logra colmar con nada
material, ni con poder, ni con dinero, ni con los amores humanos, un movimiento
de las almas hacia algo superior a ellas que no alcanzan a definir. Eso que
busca el ser humano a lo largo de su existencia es la unión con el Gran Todo y
de la misma manera que toda la creación, que responde al llamado de su creador.
Sólo aquellos que están
inmersos en la soberbia cubren con ella ese llamado de su origen, pero al no
encontrar satisfacción en nada de lo que buscan, acaban por comprender que hay
algo más que su absurda soberbia.
Al tener el ser humano
ese hambre de infinito en el momento de la muerte la reacción natural es clamar
por el Ser Supremo, dándose
de inmediato la respuesta
a su llamado en forma de luz acogedora llena de amor y paz. Los casos que hemos
expuesto en esta obra son las excepciones que, por las diferentes razones que
hemos visto, no van hacia la luz, pero el amor y la misericordia divina siempre
están ahí para acoger a quien la desee.
A continuación relatamos
el caso de una persona que murió en forma repentina a consecuencia de un ataque
al corazón. Su hija estaba preocupada de que estuviera confundido o
desorientado y nos pidió que meditáramos y le enviáramos luz. Se trataba de una
persona que había llevado una vida normal, ni especialmente inclinado a la
espiritualidad ni tampoco deshonesto, sino con los errores y aciertos comunes a
la mayor parte de la humanidad.
Se le permitió hablarnos
y he aquí lo que dijo:
Me fuí sin previo aviso
al lugar de donde ya no se regresa. Mi amadísima hijita, veo desde aquí tu
preocupación por mí pero no vale la pena, estoy bien, hay una luz maravillosa
donde me encuentro y lo más increíble es que puedo comunicarme contigo, no sé
como. Me recibieron al llegar aquí tantos seres queridos que creía perdidos
para siempre, pues aunque se nos dice que no existe la muerte, mientras se está
allá no se tiene la absoluta seguridad de que sea verdad.
No sufrí nada, cuando
desperté me dí cuenta de que ya no estaba en ese plano que se llama vida sino
en un lugar diferente que no entendía muy bien. Me dirigí entonces a la
misericordia divina pidiendo ayuda y perdón por mis faltas y de inmediato se
abrió una luz indescriptible, llena de amor, no se puede describir lo que se
siente. Salieron a recibirme las gentes que amo, sonrientes y llenas de amor.
Sólo te digo que el famoso castigo y purgatorio no existe, sólo este inmenso
amor de quien nos creó.
Enseguida vi con
increíble nitidez toda mi vida, mis errores y aciertos y comprendí que lo único
que vale es cuando actuamos sin egoísmo. No se comprende esto en toda su
magnitud mientras se está en la Tierra, a pesar de lo que nos dice la religión,
pero aquí se comprende todo con una claridad asombrosa. Te puede decir que se
tienen remordimientos que causan dolor pero los seres de luz que nos ayudan en
esta revisión nos dan un amor de tal manera intenso que borra nuestra culpa.
Diles a todos que lo único que vale en la vida es el amor y el no egoísmo, que
esa es la verdadera misión y sentido de la vida.
Es de pensarse que estos
casos son los más frecuentes dado que la gran mayoría de los seres humanos
cuando se encuentran con la muerte claman por la misericordia divina, lo que es
suficiente para ver la luz.
Este concepto de que lo
único que vale en la vida es actuar con amor es una constante que encontramos
en todos los mensajes provenientes de los que se nos han adelantado. En cuanto
la luz los envuelve, así lo comprenden. Un ejemplo más es el de una persona que
murió también en forma repentina y que su primera reacción fue de enojo y
rebeldía por haber dejado la vida que tanto amaba. Después de dirigirlo hacia
la luz, al percibirla su mensaje, desbordánte de entusiásmo, fue como sigue:
Es increíble, pero se
abrió una rendija luminosa. Voy hacia ella y se hace más grande...Sigo
avanzando por esta especie de túnel negro en el que al fondo se empieza a ver
luz, cada vez más luminosa.
Es maravilloso, no
entiendo como no se dice en el mundo lo que es esto, si tú lo sabes dilo, es el
cielo...Se siente un tal calor de amor, de paz, de felicidad que es
inimaginable mientras se está allá. Ahora comprendo que se diga que Dios es
amor, es cierto y en qué forma.
Veo saliendo de esa luz,
que me atrae irremisiblemente, seres que vienen hacia mí que tienden los brazos
para ayudarme a salir de la oscuridad en la que estaba...Gracias, gracias mil
por tu ayuda, pero dilo, dilo a todos los que como yo, no entendimos de lo que
se trata la vida...Ahora me doy cuenta de que lo único que vale es el amor y
que todo lo demás es basura. No entiendo cómo no se explica mejor el proceso de
vida y lo que significa la muerte, que no existe. Es sólo este pasaje a la
verdadera vida que se dificulta cuendo no se está convenientemente preparado.
Nos hablan de amor pero junto a una serie de tonterias como el infierno y el
castigo divino. Es nuestro Dios únicamente AMOR y las idioteces que hacemos
creo que las pagamos con remordimientos cuando nuestra mente se aclara en esta
luz maravillosa.
Ojalá se diga esto en
voz alta, me dicen que están escribiendo un libro, díganlo y díganlo bien, LA
MUERTE NO EXISTE, sólo este cambio de realidad, de una que es muy poco real a
otra que es la verdadera, donde se ve todo con claridad, donde nos damos cuenta
de que lo único que vale son nuestros actos de verdadero amor, de generosidad
hacia los demás, de dar sin esperar recibir nada a cambio, de perdonar a
quienes creemos que nos han ofendido...Me voy hacia la eterna felicidad, con el
corazón henchido de ese amor que sólo conocí esporádicamente en mi vida sobre
la Tierra.
En contraste con estas
muertes repentinas nos encontramos con las que sobrevienen en forma natural,
cuando el propósito que se ha fijado el alma terminó. Cuando la experiencia
elegida con anterioridad comporta el paso por una muerte lenta y dolorosa, ésta
sigue su curso hasta que el alma decide que ya es suficiente, que el
aprendizaje se ha terminado.
Sin embargo hay
ocasiones en que el apego al mundo físico impide el desprendimiento que se hace
más lento de lo que era de esperarse. En estos casos nuestro ser interno, que
sabe que ya no es necesaria la permanencia en el mundo terrenal, entra en
conflicto con el ser inferior que desea a toda costa continuar con la
experiencia.
CAPÍTULO VI. MEDIUMNIDAD, OTROS PLANOS, Y ESTADOS
ALTERADOS DE CONCIENCIA. BRUJERIA.
¿Será la vida o será la muerte?
Aunque la muerte es tan solo la noche de la vida,
porque de la noche surge la mañana.
Unicamente cuando el día y la noche y la vida
sean una misma cosa y
se reabsorban en aquello de donde vinieron,
vosotros tendreis redención y unión con Dios
y con vuestros propios seres.
(Paul Twitchell)
Todo lo que existe es manifestación de
Dios. El Creador y su creación forman una unidad, un solo cuerpo dentro del cual
existimos, por lo que en forma natural tendríamos que poder conectarnos con el
universo entero. No obstante, desde el momento en que nos sentimos como
entidades limitadas y separadas de lo que nos rodea, hemos perdido la facultad
de comunicarnos con el cosmos. Nuestro egocentrismo y exceso de racionalidad
han obstruido este contacto que es lo que se entiende por mediumnidad,
psiquismo o percepción extrasensorial. Esta facultad olvidada es inherente al
ser humano y todos la tenemos en forma latente o desarrollada en mayor o menor
grado.
La mediumnidad o
psiquismo es la posibilidad de entrar en contacto con otras realidades; es la
aptitud de percibir, fuera del condicionamiento del tiempo y el espacio, hechos
y circunstancias así como recibir mensajes de otros seres, ya sea del plano
físico o de otros planos de conciencia, todo esto sin necesidad de los sentidos
físicos. La telepatía, las premoniciones y nuestra intuición son resultado de
esa facultad, ya que en el primer caso estamos percibiendo el pensamiento de
otra persona sin necesidad de la palabra y sin que la distancia signifique una
barrera, en el segundo se conoce con anterioridad algún suceso que tendrá lugar
en el futuro, en cuanto a la intuición, ésta proviene de nuestro Yo interno que
vibra en otra dimensión.
Hay muchos niveles de
conciencia o dimensiones que vibran en diferentes frecuencias pero que no se
deben considerar como separados entre sí, sino que se interpenetran unos con
otros. Los seres que se encuentran en las diversas dimensiones pueden entablar
comunicación de una a otra sintonizando su frecuencia vibratoria. Ya sea que
los encarnados eleven la suya o los de más alta vibración bajen su frecuencia
esto hará que se efectúe el contacto. Hay personas que tiene más facilidad para
comunicar con otras realidades y son a las que se les conoce bajo el nombre de
mediums, psíquicos o canales.
Medium quiere decir
intermediario y todos lo somos en mayor o menor grado; se es intermediario de
los diferentes niveles de conciencia o dimensiones en la medida en que nos
abrimos a su vibración. Sin embargo y aún sin percatarnos de ello, recibimos
continuamente mensajes de otros planos pues, como anteriormente dijimos,
nuestros guías que se encargan de ayudarnos en nuestra apertura de conciencia
se comunican en forma telepática con sus protegidos aunque no siempre con el
éxito deseable. Cabe aclarar que de acuerdo a la frecuencia en la que se
encuentre vibrando el psíquico en el momento de hacer el contacto ese será el
nivel con el que se comunicará. A este respecto nos dicen:
Se necesita siempre
estar limpiando el canal de los embates del ego. Necesita el receptor estar
alerta de su aparición. El medio por el cual se logra esto es con
discernimiento y autoobservación. Si nos dicen que una entidad altísima como
Jesús o María se comunican a través nuestro, no quiere decir que esto sea
imposible pero para que fuera posible es necesario que nuestra vibración esté
en una frecuencia muy elevada. A veces se dan mensajes muy válidos provenientes
de otras fuentes menos excelsas y si aparentan ser de aquellas altísimas
entidades se da así para probar el discernimiento y el ego del médium. Esto no
es crueldad sino pruebas necesarias para la limpieza del canal.
No es tan importante de
quien viene la información sino el valor del contenido de los mensajes. Se les
recomienda estar muy atentos a la aparición del factor fanatismo, ya que esa es
otra prueba que se les dará tanto a los canales como a sus seguidores. El
discernimiento siempre tiene que estar presente para escoger unicamente lo que
es positivo y útil. Muchas veces no se cuestiona lo que se recibe y esto no
debe ser. Como ya se ha dicho, el trabajo de apertura de conciencia debe ser
con esfuerzo personal y en el discernimiento se encuentra precisamente el
trabajo a realizar. La verdad no se da sin el esfuerzo de encontrarla.
El verdadero trabajo de
discernimiento es ayudado por la interiorización de nuestra alma tratándo de
entrar en contacto con el Yo interno. Si se piensa que el mensaje viene de uno
mismo, en cierta forma es válido, ya que es el Yo superior el que ayuda a
discernir lo que vale de lo que no.
Ahora bien, por otro
lado, en el estado de evolución en el que se encuentra la humanidad le es muy
difícil llegar a percibir en toda su capacidad la luz que mora en su interno y
por eso necesitan los seres humanos de guías que ya ven más claro para hacer de
intermediarios entre la Gran Verdad que es luz de una infinita potencia y
altísima vibración y la aún débil vibración del encarnado.
Somos los hermanos desencarnados
que estamos todavía cercanos a vuestra vibración los que tratamos de esclarecer
las verdades que ya sin el cuerpo nos es más fácil comprender y que los que
están más arriba en la escala vibratoria nos instruyen amorosamente.
Aquí se vive en diferentes
niveles que rigen por frecuencia vibratoria. Los que moran en niveles más altos
pueden bajar a los nuestros aunque nosotros no podemos llegar a los planos más
elevados. Sin embargo, la comunicación entre todo el cosmos es constante, es
cómo una inmensa red de comunicación e interacción. No pueden siquiera imaginar
la infinita sabiduría con la que está todo diseñado; cualquier acción del más
humilde de los humanos tiene toda una serie de repercusiones que van dirigidas
a recuperar la armonía que pudo haber desequilibrado con esa acción.
También percibimos
sentimientos favorables o adversos a nosotros provenientes de otras personas.
Estos son vibraciones energéticas que captamos sin necesidad de nuestros
aparatos sensores.
La mediumnidad o
psiquismo es en realidad la comunicación con el universo en general. Si
estuviéramos abiertos podríamos comunicarnos con las montañas, las plantas, los
animales, etc. Hay diferentes formas de sensibilidad para la comunicación con
el cosmos, de las cuales citaremos algunas: la clarividencia, facultad que
permite ver, sin los ojos físicos, acontecimientos del pasado, presente o
futuro, la clariaudiencia o posibilidad de escuchar voces, música o mensajes
sin ayuda del sentido del sentido del oído; los diferentes trances mediúmnicos
dentro de los que se da la escritura automática en que el médium, cuando está
en trance, presta su pluma a la entidad que la maneja sin tener conciencia de
lo que escribe; la escritura intuitiva, caso en el que se escribe lo que se
recibe telepáticamente, siempre de manera consciente, pero sin tener idea de la
secuencia de las palabras ni de las ideas que van surgiendo bajo el dictado.
El trance es un estado
extraordinario de conciencia a partir del cual es posible recibir o transmitir
información de otras dimensiones en el cual el sentido de la identidad egoica
se reduce o desaparece transitoriamente; éste puede ser ligero o profundo. En
el trance ligero o estado autohimnótico es aquel en el que se producen los
automatísmos sin perder la conciencia . El trance profundo es aquel en el que
el psíquico es ocupado por un espíritu que controla el proceso de modo que en
ocasiones incluso puede observarse cómo la voz o los gestos de éste cambian y
aparecen las características propias de las entidades que se comunican a través
de él.
Son mediums aquellos que
curan por imposición de manos en el que éste se presta como canal entre la
energía universal que lo envuelve todo y la persona cuya energía se encuentra
en desequilibrio, produciéndole alguna enfermedad. También lo son los que
realizan operaciones psíquicas; estos sirven de instrumentos a entidades de luz
que trabajan en el plano astral y que se sirven de ellos como un cirujano se
sirve de una pinza para extraer un tumor.
Sobre este tema nos
hablan nuestros maestros.
La curación se hace en
el cuerpo astral, donde se originó la enfermedad, que es el molde energético
del físico. Vamos a aclarar, si se hace una intervención quirúrgica el psíquico
que se encuentra delante del cuerpo físico no hace más que retirar lo que ya se
retiró en el cuerpo astral; si se practica una prótesis de hueso, por ejemplo,
esa misma operación ya se hizo a nivel astral y el hueso que se implanta en el
cuerpo físico se habrá de soldar siguiendo el molde de lo que se hizo en el
cuerpo astral. ¿Cómo se entra en el interior del cuerpo físico sin necesidad de
abrir o dejar cicatriz? Si en el cuerpo astral se abre una cavidad en respuesta
al poder mental de las entidades que trabajan en ese plano, el cuerpo físico
sigue el mismo proceso. El médium que trabaja en el plano tridimensional no
hace más que seguir instrucciones, es decir, sirve de instrumento únicamente.
Se hacen también
curaciones con el poder de la mente del psíquico, sólo que ese sistema es
diferente. Este se ejecuta con desmaterialización de lo que se amputa,
materializándolo después fuera del cuerpo físico. Desde luego que también se
realiza con asistencia de este plano en el que las altas entidades que ayudan
obtienen la desaparición del mal en el cuerpo astral.
Deberíamos buscar el
conocimiento de las leyes universales para regresar al hogar y ayudar a los que
vienen atras a elevarse en la escala de evolución. El conocimiento se obtiene a
base de esfuerzo a través del trabajo interno de apertura de conciencia hacia
la unidad.
Hay quienes, queriendo
saltar escalones, buscan el conocimiento a base de ejercicios y respiraciones
que destapan la energía de los chakras en forma que no pueden todavía manejar,
ya que no va de acuerdo con su desarrollo espiritual. Mediante ciertas drogas,
que llevan a estados alterados de conciencia, logran percibir otras realidades
que no les es posible en estado normal. Cuando artificialmente se proyectan a
otras realidades, su viaje puede estar lleno de sus propias creaciones
mentales, las que no siempre son positivas. El peligro estriba en que al no
estar en el nivel de vibración requerido para esos viajes a otros planos, se
queden a medias o totalmente anclados en los planos astrales a los que se
proyectan.
Se pueden definir los
estados alterados de conciencia como aquellos en los que las personas se
liberan de las limitaciones asociadas a la conciencia ordinaria y en los que
las fronteras entre el yo y el mundo se desdibujan.
Para poder entrar en
contacto con el plano espiritual,mientras se vive en el físico, se necesita
elevar la propia vibración mediante la disolución del sentido de separatividad
o ego. Se regresa a la vibración del plano físico bajando de nuevo la
frecuencia vibratoria. Mientras se vaya a planos astrales en forma artificial,
mediante drogas por ejemplo, existirá el peligro de no poder regresar, ya que
esto se obtuvo sin la aceleración vibratoria requerida. De ahí que los estados
de éxtasis y las experiencias místicas se den a través del trabajo espiritual
que eleva las vibraciones abriendo la conciencia.
BRUJOS Y BRUJERIA
El pensamiento es energía creadora que
tiende a dar forma a aquello en lo que se concentra. Existen ciertas leyes y
fuerzas en el universo, desconocidas por la mayoría de la humanidad, pero que
algunas personas saben utilizar en pro o en contra de los seres humanos.
Nuestro poder mental es insospechado y moviendo con él ciertas energías se
pueden obtener fuerzas poderosas así como la creación de elementales.
Los elementales son,
entre otras definiciones, emanaciones vibratorias de nuestra voluntad de seres
encarnados que pueden actuar como entidades desencarnadas. Resulta así que
nuestro pensamiento puede fabricar estas entidades llamadas elementales que
poseen una fuerza vibratoria relativa al nivel de conciencia de su creador, al
cual se quedan vinculados y a su servicio.
Estos son los que los
brujos negros utilizan y que, junto a las entidades maléficas a las cuales
llaman en su ayuda, les sirven para hacer lo que se llama "trabajo de
brujería".
En la naturaleza también
existen estos elementales que algunos mediums pueden ver y que son los que han
dado lugar a las historias de gnomos, hadas, duendes, elfos, etc. Estos seres
que viven en la tierra y que no están encarnados tienen una conciencia
incipiente pero, como todo el resto de la creación, están en evolución hacia el
Origen. Ellos absorben las emanaciones de la humanidad, lo cual da lugar a que
en un medio lleno de bondad nacerán elementales bondadosos y en el caso
contrario serán elementales maléficos. Estos últimos están llenos de envidia,
maldad y eligen motivaciones negativas. Si se encuentran con personas que están
en búsqueda de la luz, se dedicarán a hacerles todo el daño posible,
aprovechando para sus fines alguna rendija de negatividad en el aura de la persona.
Esta es frecuente obtenerla ya que, en el estado de conciencia actual de la
humanidad, los seres humanos aunque esten buscando la luz, no siempre se
mantienen en alta vibración. De estas entidades se sirven también los brujos
negros.
Así mismo, todas estas
fuerzas se pueden utilizar en forma positiva, es decir para el bien común, que
incluye las "limpias" y la curación física o moral lo cual se llama
magia blanca, o en provecho propio y en contra de los demás lo que se entiende
por brujería negra.
Quienes buscan nuevos
conocimientos para obtener poder lo logran pero se atoran en ese poder, ya que
no lo están utilizando en el sentido de unión con el Todo sino para sentirse
superiores a los demás. Ciertos brujos utilizan los conocimientos que destapan
el poder de la mente para escaparse del plano físico, elaborando otros planos
de conciencia donde se encuentran quienes han practicado estas enseñanzas.
No se admite en estos
planos a nadie que no haya sido preparado en la brujería, la cual efectivamente
destapa los poderes que permiten crear a voluntad cualquier situación.La
intención de estos seres es elevarse al infinito pero en forma exclusiva, por
lo tanto han perdido la verdadera ruta que es la unión con el Todo, donde no
cabe ninguna exclusión.
Viven en el infierno de
su propia creación quienes buscan el poder que está en cada uno de nosotros
pero olvidándose de que somos todos UNO y que no sirve de nada llegar al
conocimiento de cómo funcionan las leyes cósmicas si se olvida el amor.
Muchos de los llamados
brujos han llegado a conocimientos sumamente avanzados en el poder de la mente,
la percepción de otras realidades y la trasmutación de la materia pero les ha
faltado el amor que intencionalmente excluyen de sus prácticas para obtener
mejores resultados.
El método que siguen es
sustraerse al consciente colectivo que ejerce influencia sobre toda la
humanidad. Esta conciencia colectiva está formada por los pensamientos y por
ende las acciones del género humano. Ellos se sustraen a esta influencia rompiendo
con los patrones de relaciones humanas de amor, amistad y familia que rigen en
la humanidad. No entran en comunión con ninguno de estos patrones sino por el
contrario escapan de ellos a base de ser despiadados, de no relacionarse
emocionalmente con nadie y sólo utilizar las diferentes relaciones humanas en
su propio beneficio. El que los brujos preparen a otros aprendices en estos
conocimientos, no es por amor ni para beneficiarlos sino para fortalecer esos
planos de poder creados por ellos.
El poder que logran es
muy grande, obtienen así dominar a quienes se proponen, deseando cada vez más
el poder sobre otros planos. No se contentan con el poder que pueden obtener en
el mundo físico, ese ya no les es de gran interés, sino en las otras realidades
donde logran proyectarse y que han sido fabricadas por ellos mismos.
Estos conocimientos
están basados en el poder de la mente que todos tenemos; han logrado destaparlo
mediante métodos de disciplina muy rígida, heredados de culturas antiquísimas.
En esas culturas los hombres que seguían estas técnicas lograron trascender el
plano físico pero éstas estaban siempre basadas en el amor. No obstante hubo
ovejas descarriadas que buscaron el poder sobre los demás y son los que se
convirtieron en brujos, cuyas tradiciones han prevalecido hasta la fecha.
No quiere decir que no
se pueda avanzar en el conocimiento de nuestro poder si se actúa en amor sino
que el proceso es más largo. Primero se tiene que llegar a actuar en perfecto
acorde con la armonía de la conciencia de unidad y después se van destapando
las limitaciones que se nos han impuesto como consecuencia de nuestra
conciencia de separatividad. Estas limitaciones se han formado precisamente
obedeciendo al poder de nuestra mente que se piensa y se cree separada del
resto del cosmos.
Los brujos utilizan ese
mismo poder mental para eliminar las limitaciones pero sin eliminar la causa
que es el separatismo. Actúan en provecho de unos cuantos creando planos de
conciencia adonde se proyectan. El problema es que quedan atrapados ahí, ya que
mientras no se concienticen de la unidad con el Todo, su conciencia separatista
los atrapará en ese limbo del cual les es difícil salir, puesto que han forzado
el proceso evolutivo saltando escalones sumamente importantes. Mientras no se
llegue al conocimiento a través del amor no se logrará trascender este plano
tridimensional; sólamente se obtiene ir a esos planos creados por las mentes de
estos seres donde sólo hay frío y desolación. Su necedad los encierra ahí y su
soberbia les impide salir.
En una ocasión estando
con nuestro grupo de meditación con el cual nos reunimos una vez por semana,
recibimos el siguiente mensaje de varios seres que estaban atrapados en uno de
estos planos:
" Nuestro
problema es que no logramos salir de nuestro encierro voluntario, el cual
creamos con nuestra mente a través de muchas mentes que se organizaron para
crear un plano de poder. Siguiendo tecnicas diseñadas para despertar el poder
de percepción y el poder mental, creamos un plano en el que estamos todos
aquellos que buscamos el poder y ser superiores a los demás. Nuestro error fue
olvidar que formamos parte de un Todo y que nuestro plano no puede ser para
unos cuantos, sino que tiene que ser universal.
"Henos aquí
atrapados en este plano, con un estado de conciencia muy alto pero enterrados
en nuestra soberbia. Les pedimos nos ayuden a salir con amor y dedicación. Esa
energía de amor, que es la que nos faltó al querer ser superhombres va
desbaratando la costra de egoísmo y soberbia que nos tiene inmovilizados en
este plano.
" Sigan
enviado luz a los atorados que su apoyo nos sirve en verdad. Somos muchos y
cada día llegan más."
ATRAPADA EN UNA MORADA DIABOLICA
Algún tiempo después,
estando en nuestro grupo de meditación, se recibió un llamado desgarrador dirigido
a Carmen y pidiendo ayuda al grupo. Para nuestro asombro provenía de Julieta,
una amiga de la cual igorábamos la muerte:
Mi desesperación es
grande ya que seguí a Roberto porque no lo quería perder. Ese deseo de control
sobre su persona me hizo olvidar todo lo que sabía pertinentemente, que la
búsqueda de Roberto no era la luz sino el poder.
¿Porque no hice caso a
lo que ya sabía? ¿Porque me dejé llevar por el amor humano que no es más que
ego.?
Necesito ahora mucha
energía de verdadero amor para salir de este encierro en el que voluntariamente
entré. Cómo ya te había dicho estos chamanes elevan su vibración y logran
entrar en otros planos de conciencia que han sido creados por ellos. Su poder
es inmenso y lo único que buscan es que otros entren ahí para sostener con su
energía sus moradas diabólicas. Aquí me encuentro atrapada con Roberto, él no
se ha dado cuenta de la verdad de lo que acontece, pero yo sí y deseo
fervientemente el ver la luz y salir de aquí.
Mándenme luz, eso es lo
único que podrá salvarme y El que todo lo puede me perdonará por mi soberbia.
Cómo te lo había dicho, no es la primera vez que me pasa, no aprendo, soy
rebelde.
Si nuestra amistad tuvo
algún sentido es para ayudarme en estos momentos difíciles. Mucho les
agradeceré su ayuda. No puedo aquí bendecir al Creador pues la energía es tan
negra y densa que me lo impide. Bendícelo por mí y ayudenme a salir. Julieta.
Entre todas nos
concentramos para envíarle luz y energía amorosa. Hubo quien la visualizó
luchando contra una masa de energía negra pero finalmente después de recibir
nuestra energía se le vió rodeada de luz azul que la elevaba sacándola de esa
masa densa cómo chicle.
Se nos informó después
que Julieta se había liberado y que estaba en el sueño reparador de las almas
que se han apartado de la luz. Cuando despierte su ascensión será rápida ya que
se trata de un ser de conciencia avanzada.
Julieta era una mujer
joven que estaba en la búsqueda espiritual en forma sincera y profunda. Desde
hacía varios años su vida estaba dedicada a la investigación de las diferentes
corrientes espirituales y esotéricas asistiendo a numerosos cursos de ayuda a
la apertura de conciencia. Era una persona muy preparada, había obtenido un
posgrado en parapsicología en una universidad estadounidense. En su vida
profesional trataba siempre de ayudar a los demás y había comprendido que el
único camino era a través del amor y la desidentificación del ego. Era un alma
evolucionada que trataba de ser congruente con sus creencias.
Su problema era que estaba
profundamente enamorada de su marido, quien se dedicaba a investigar el
chamanismo desde el punto de vista social y científico. Su verdadera motivación
era su deseo de sobresalir sobre los demás buscando conocimientos que le dieran
poder. Julieta era sincera en su trabajo espiritual y por lo tanto no comulgaba
con el interés de su marido en la búsqueda del poder. Sin embargo su deseo de
controlar y querer cambiar a Roberto la llevó a seguirlo en sus experiencias
con los chamanes, a sabiendas de lo que se manejaba ahí.
Voluntariamente ellos
quisieron experimentar pasar a otros planos de conciencia mediante ciertas
prácticas de brujería en las que momentáneamente se entra en un estado de
muerte corporal. Pero no se puede jugar con fuego sin quemarse y al perder el
control se quedaron en la experiencia.
Julieta pensaba que
tendría la suficiente fuerza para no dejarse arrastrar a esos planos de donde
no es fácil salir; quería demostrarle a Roberto que su búsqueda era erronea
dado que esos planos han sido fabricados por la conciencia de los brujos. Su
deseo de salvar a Roberto del error la llevó al pantano también, ya que no se
puede forzar a nadie a cambiar su actitud. El libre albedrío se tiene que
respetar siempre, cosa que ella no hacía. De ahí su relación tan patológica lo
que, a pesar de su búsqueda sincera, la perdió.
Un año más tarde se
recibió el siguiente mensaje de Julieta:
Me dan la oportunidad de
comunicarme de nuevo con ustedes y les quiero decir que se necesita mucha
fuerza para salir del encierro voluntario en el que los brujos están. Yo salí
gracias a su inapreciable ayuda y ahora me permiten hablarles sobre lo que son
esos planos demoniacos.
Las fuerzas del
pensamiento son creadoras y sabiendo destaparlas a base de ejercicios y
autodisciplina se logra obtener un poder inaudito. Se pueden crear por ejemplo,
objetos que se materializan después de desmaterializarlos en otro lugar; se
puede entrar en el campo energético de otra persona obsesionándola y
apoderándose de su voluntad; se pueden también provocar enfermedades en alguna
persona provocando distorsiones en su alimentación energética. Todo esto es lo
que hacen los brujos negros y también crear otros planos de conciencia a donde
se proyectan para gozar con el poder de sus creaciones.
Pero al perder el
concepto de unión este poder tan grande, que se utiliza en el sentido egoísta,
es de una densidad que es muy difícil salir de su aura energética. Esos planos
que forman los brujos les puedo decir que son verdaderamente nefastos.
Me dió mucho miedo cuando
me encontré en él y empecé a sentir un frío helado que no me dejaba. Quienes
ahí se encuentran están embotados por el poder, ya que crean a su antojo
situaciones que les complacen y que son siempre de poder sobre los demás. No
existe el conflicto porque hay un gran respeto por las jerarquías que se van
dando según el poder que alcanza cada uno.
Les puedo decir que es
lo que yo entiendo por el infierno. Me da mucha pena saber que Roberto se
encuentra todavía ahí pero esa ha sido su decisión y yo no puedo hacer nada, al
fin lo comprendí. Se da a todos la oportunidades necesarias para salir de ahí y
algún día lo lograrán pero es algo sumamente difícil, tremendo. Mi amor y
agradecimiento sean con ustedes. Julieta
Con respecto al daño que
se pretende hacer a algunas personas o lo que se entiende por "trabajo de
brujería", sólo se logrará si la persona a la que va dirigido está
vibrando de alguna manera en la negatividad. El que procede a la llamada
"limpia" ejerce el poder del pensamiento en forma positiva, que
siempre tiene más fuerza que su contrario y neutraliza la negatividad recibida
por la víctima. Pero el brujo negro no se da cuenta de que esa fuerza negativa
que él envía le regresará con mayor intensidad, al igual que a la persona que
se lo encomienda, ya que aquí también actúa la ineludible ley de CausaEfecto.
El peor error sería contatacar con el mismo método, ya que de esta manera se
establecería un círculo vicioso.
EPILOGO.
PARA finalizar, incluimos varios
mensajes de nuestros maestros que ilustran algunas de las ideas principales de
esta obra.
Nuestro rechazo al dolor
se debe a que no lo entendemos. El dolor es una fuerzo que eleva las
vibracionesde quien lo sufre, sean personas o animales. La razón es la
siguiente: el dolor se opone al bienestar en el mundo tridimensional y, por lo
tanto, es una fuerza que encierra una carga positiva en el sentido que ayuda a
desapegarse de la atracción del mundo físico.
Ya dijimos que los
comportamientos inarmónicos traen una carga negativa que necesita ser contrarrestada
para recuperar el equilibrio. Como esa negatividad ha sido provocada por falta
de amor, la manera de restablecer el equilibrio perdido es con amor, es decir
la fuerza contraria a la que provocó el desequilibrio, o con dolor, ya que al
traer éste una carga contraria al bienestar y al apego a lo material, es de
fuerza positiva.
Ahora bien, ¿por qué los
animales tienen que pasar por el dolor si todavía no tienen conciencia de sus
actos que generalmente son únicamente intuitivos? Al sufrir el animal, su
vibración álmica se sutiliza, ya que de todas maneras el sufrimiento lleva una
carga positiva por las razones que se expusieron más arriba. Los animales
están, somo el resto de la creación, en evolución hacia el Creador y su
vibración tiene que elevarse también. No es crueldad del Altísimo sino simple
ley de compensación.
Los animales cuando
sufren no se rebelan como los humanos. En su fuero interno saben que no es algo
negativo y lo aceptan. Cuando el dolor se acepta desaparece en el mayor grado
que se puede pensar, ya que al no haber oposición el dolor disminuye
notablemente y en ocasiones desaparece.
Si entendemos que todo
lo que acontece en el mundo de la materia es con el objeto de evolucionar y
salir de ese plano ilusorio, lo aceptaríamos mejor. Todo el dolor que impera en
ese mundo nos serviría como energía impulsadora que nos llevaría a los
siguientes planos de conciencia o dimensiones superiores, donde el dolor ya no
es necesario, puesto que habremos comprendido lo que significa el amor, que es unión
de todo lo creado entre sí y con su Creador.
Este bello mensaje nos
aclara el verdadero sentido del dolor.
Nada puede ser tan
doloroso como aquellas personas que sienten que su sufrimiento no sirve de
nada. Estas personas pueden transformar su dolor y su muerte, si lo ofrecen de
todo corazón, para el beneficio y la felicidad de los demás. Los maestros
tibetanos recomiendan en el Libro tibetano de los muertos, la obra más antigua
y más importante que se ha escrito sobre la muerte, una práctica muy poderosa y
especialmente significativa para los enfermos terminales. Consiste en imaginar
tan intensamente como se pueda a todas las personas que tengan esta misma
enfermedad y decir con mucho amor: “deseo absorber el sufrimiento de todos los
que tengan esta misma enfermedad. Deseo que se liberen de esta aflicción y de
todo su sufrimiento”. Después imaginar que la enfermedad y tumores dejan sus
cuerpos en forma de humo y se disuelven dentro de nuestra propia enfermedad y
tumores. Cuando inhalemos, inhalamos todo el sufrimiento, y cuando exhalamos
imaginamos que sale en forma de luz, sanacion y bienestar. Practiquemos esto
por varios minutos y al hacerlo, creamos con plena convicción que los otros
están siendo curados. Esta práctica le da nuevo significado a nuestra muerte y
puede transformarnos por completo. No hay nadie que tenga que morir en el
resentimiento por sentir que su sufrimiento no sirve de nada. Ningún
sufrimiento carece de sentido si se lo acepta con humildad o si se dedica al
alivio del sufrimiento de otros.
Vivir en armonía
significa vivir en unión con todo lo que es. Esto quiere decir aceptar el
momento presente como viene, luchar sí por mejorar las condiciones de vida pero
sin forzar los resultados de nuestra lucha. Si en un momento dado creemos que
debemos actuar de determinada manera para obtener el resultado que deseamos, y
éste no se da así, en lugar de oponernos a lo no deseado dejar pasar nuestro
empeño en aquello que veíamos como lo que debía ser y aceptar lo que se dio,
aunque sea contrario a nuestros deseos.
Esto no quiere decir de
ningún modo que no luchemos por obtener nuestro ideal o nuestra meta. Se
necesita luchar contra viento y marea, aun sortear los reveses y continuar
luchando, pero si la vida señala otra salida de la prevista, hay que tomarla.
Por algo será, y si sabemos ver se constatará más tarde que esa era la más
conveniente. Hay que hacer, pues, una diferencia entre luchar por llegar a la
meta sorteando los obstáculos y empeñarse en obtener un determinado resultado
al que se opone la vida de mil maneras, ofreciéndonos otra solución por la cual
deberíamos optar.
Si vivimos en el
presente observando lo que acontece fuera y dentro de nosotros empezaremos a
descubrir todas aquellas actitudes en nosotros que nos impiden fluir con lo que
está sucediendo. Toda nuestra manera de actuar que no venga del amor viene del
miedo, del sentido de separación, del ego, que controla la mayor parte de
nuestros actos. El camino espiritual es el proceso de consientizarse de
nuestras actitudes egoicas y, poco a poco, mediante la autoobservación y la
meditación, ir disolviéndolas para que nuestro Ser Real se manifieste. Vivir es
morir al miedo, al deseo de controlar y a la falta de confianza y de aceptación
para renacer al AMOR, que es nuestra verdadera esencia.
Si alguien desaprovecha
la oportunidad de crecer espiritualmente en su vida, ésta le esrvirá de ejemplo
para no repetir el mismo patrón y cuando llegue al otro plano se dará cuenta de
cuánto daño hizo a su alrededor, lo cual romperá con su actitud negativa e irá
a su nuevo trabajo lleno de arrepentimiento y voluntad de trabajar. Todos los
seres humanos, por malvados que hayan sido, van a la luz si eso quieren y ahí
verán con claridad su actuación errónea, lo que los llevará a desear
corregirla. Esto, claro está, en el caso de querer elevarse voluntariamente
hacia el mundo espiritual. A muchos les es difícil salir del Bajo Astral, donde
se quedan apegados deseando volver a tener poder y posesiones, pero ya dijimos
que la atracción de nuestro origen es más fuerte que cualquier deseo. Es cierto
que estas almas pueden quedar siglos de vuestro tiempo ahí, pero las oraciones
de los encarnados y nuestro esfuerzo de sacarlos finalmente tiene éxito.
Por esta razón se
recomienda tanto orar por las almas del “purgatorio”, ya que esto genera una
energía que ayuda a liberarse a los que ahí se encuentran atados.
Es verdaderamente
admirable la manera en que nuestro Creador ha concebido el desarrollo de cada
conciencia. Se nos da el libre albedrío y volvemos a nuestro origen después de
experimentar innumerables experiencias nacidas de nuestra voluntad de crear.
¡Qué maravilla de generosidad al compartir con sus creaturas su poder!
Empezamos ese ciclo con una conciencia elemental y para que el orden universal
no se trastorne existe la ley causa-efecto. Así empezamos a experimentar los
efectos de nuestro poder creativo hasta que éste se va alineando con la armonía
universal. Pero aún lo desarmónico se necesita como proceso de comprensión, ya
que al ir comprendiendo el funcionamiento correcto se va aprendiendo la
existencia de los dos polos, lo que se entiende por el lbien y el mal, siendo
este último la experiencia que hace posible el descubrimiento de la
magnificencia del Creador. Si no se pasara por el error no se apreciaría la
maravilla que es volver a la luz, apreciar lo que ella es. Sin pasar por la
sombra no es posible admirar la fuerza de la luz.
Nuestra individualidad
permanecerá para siempre aunque unificada con las demás individualidades y
participando de las experiencias de todas ellas. Si se nos ha dado es para que
cada una de las conciencias individualizadas efectúe un trabajo determinado y
se complementen de esa manera en el maravilloso plan de la creación. La
felicidad es el equilibrio de todo lo que existe. Si no entendemos el porqué de
la creación sí podemos percibir ese equilibrio, esa paz y esa plenitud cuando
en meditación se logra entrar en contacto, aunque sea una fracción de segundo,
con ese océano del que formamos parte, siendo una gotita de él.
Vivimos en una confusión
total creyendo que lo único que existe es lo que percibimos con nuestro sistema
sensorial. Usamos toda nuestra energía en tratar de destacar sobre los demás,
controlar para obtener poder, poseer cosas materiales y satisfacer el sexo y los
sentidos físicos. En esta confusión se nos olvida lo que realmente tiene valor,
que es la comprensión total de nuestra naturaleza divina, y nos enredamos en
minucias que al final de cuentas no nos sirven una vez terminado nuestro pasaje
por el plano terrenal.
Es ese apego y ese
aferramiento a lo material y a los afectos familiares lo que nos coarta la
libertad, quedándonos amarrados a aquello de lo que no pudimos liberarnos.
Por esta razón es
conveniente desapegarse de todo antes de emprender el viaje a nuestro verdadero
hogar, ya que si no se logra nos encontraremos deseando regresar al plano
tridimensional para cerrar círculos y acabar de una vez por todas con las
deudas kármicas que se traducen en amor y desapego.
Al morir debemos estar
libres de apego, aferramiento y aversión. Sólo así caminaremos a la luz sin
voltear para atrás y quedarnos convertidos en estatuas de sal.
Si cambiáramos nuestra
visión de esta vida y no la tomáramos como la única y la más importante sino
como una etapa más en nuestro largo proceso de evolulción, entenderíamos mejor
el verdadero significado de lo que se entiende por muerte.
******************************
"Tu vida
continúa en otra parte"
Joselyn Arellano, ayuda
más allá de la muerte
Por Koldo Aldai
"Planeta Gaia"
<planetagaia@jet.es>
http://web.jet.es/planetagaia
http://www.geocities.com/gacelaceleste
"La vida es eterna.
No se acaba nunca. No está limitada a un solo pasaje sobre la tierra, sino que
forma parte de todo un proceso evolutivo de perfeccionamientoŠ". No
quedaba otro remedio que creerla. Si esa mujer mexicana rebosante de bella
madurez y rodeada de todo lujo y comodidad había alcanzado tan desapegadas
conclusiones, había que darle crédito. Un bello panorama sobre la ciudad más
grande del mundo a través de una amplia pared de cristal pareciera convidar
también a una mirada más distendida sobre la realidad.
Al fondo, un amenazante
Popocatépetl mascando interiormente su lava recuerda a los veinticinco millones
de habitantes de la populosa ciudad que Yoselín Arellano tiene razón:
"Morir es menos difícil que nacer. En el primer caso se trata de liberarse
y en el segundo de limitarse, en aquél se vuelve al hogar, mientras que en éste
se va a la difícil escuela de la vida".
Escudriño sus delicadas
manos al servirme el té y me tengo que preguntar sin son las mismas que se
posan sobre la frente de los desahuciados por el SIDA, de los presos en la
cárcel de Almoloya y otros diferentes presidios de Distrito Federal. ¿Serán las
mismas que agarran el volante cuando la escritora y benefactora conduce por las
pobres barriadas que rodean a la gran urbe, a la caza de los
"fantasmas" de los muertos que agobian a tanta gente?
Su potente tono de voz y
sus gestos enérgicos parecen estar más a la altura de las duras situaciones con
las que está familiarizada. Se manifiesta como una mujer brava que no se
encierra en su cajita de cristal perfumada por finos inciensos. Baja de
continuo a la ciudad. Allí ha fijado su compromiso con el sufrimiento de los
hombres vivos y de los ya "partidos". Su vivienda-atalaya de cristal
no está amurallada, semeja más un lugar de descanso entre salto y salto a
cárceles y barriadas que una privilegiada "morada" a espaldas del
mundo.
Dos poderosas razones me
habían puesto a las puertas de la suntuosa vivienda de Yoselín Arellano en una
de las urbanizaciones más distinguidas de la capital mexicana: el atronador
éxito del libro que había escrito con Carmen Sayve, "Una puerta hacia la
luz" en el que recogen testimonios de quienes al morir no van de inmediata
a las "esferas de gloria" y por otro lado el reciente lanzamiento de
la campaña "Ora por el mundo" de la cual ella es la principal
responsable.
Amables cazafantasmas
Apenas le dejo caer
alguna pregunta. Vive intensamente su cometido de auxilio a vivos y muertos y
con ese mismo ardor nos "platica". Es torrente información que no se
detiene ni para sorber un té que se va enfriando a lo largo de una viva
conferencia.
El punto de arranque es
el miedo a la muerte. La respuesta salta de forma automática: "Nace de la
sensación equívoca de sentirnos separados. Antes de venir aquí somos parte de
Dios, parte de la luz que decide encarnar, para vivenciar la materia. El hombre
se reconciliará con la muerte cuando se reconcilie con la vida. La muerte es
parte de ella, su graduación".
Sin mediar pausa se
lanza a revelarnos esas otras realidades que parece conocer con detalle. Habla
con familiaridad de ellas y da por sentado que están inundadas de luz y de
amor, pobladas de muchos seres maravillosos, guías y maestros siempre dispuestos
a echarnos un "cable"Š Da por sabido que no somos sólo cuerpo físico,
que la vida terrena no es la única y más importante, sino una etapa más en
nuestro peregrinaje de evolución, que el infierno lo inventaron los tristes de
espíritu.
La entrega apasionada y
desinteresada a la labor junto a su compañera parece actuar como reclamo en la
enorme ciudad en que vive. Están muy solicitadas... Les llaman de los más
distintos barrios. Les hablan de presencias extrañas que sienten en sus casas y
ellas acuden prestas a "desatascar" a esos muertos que
"merodean" la materia por apegos emocionales, materiales,
incredulidadŠ Su facultad mediúnica la emplean en colaborar con esos difuntos
"nostálgicos" de su anterior vida física: "Hemos aceptado ayudar
a las almas que se encuentran estancadas por diferentes razones en ese limbo
que está entre el mundo físico y el espiritual". Su infatigable
colaboradora, Carmen, se comunica telepáticamente con los otros planos de
conciencia y de esa forma entablan comunicación con los desencarnados.
Según nos relata Yoselín,
los "seres de luz" que moran del "otro lado" no pueden
establecer relación con los recién desencarnados si éstos tienen puesta aún su
atención en este plano físico: "Al estar vibrando en nuestra frecuencia
les es más fácil escucharnos a nosotras. Esa es la razón por la que se pide
nuestra intervención".
Esta pareja de amables
cazafantasmas va bien pertrechada. Su equipo de urgencias es sencillo: un buen
repertorio de cantos gregorianos, flores blancas, agua bendita, inciensos y
velas. A todo ello le añaden oración y buenas dosis de amor y no hay
"espíritu pelmazo" que se les resista. Tarde o temprano acaban
"por migrar a la luz".
Sus "maestros y
guías espirituales" son los que propician el encuentro con quienes se
encuentran en necesidad, ya sean desencarnados, ya familiares a quienes también
proporcionan apoyo y consuelo: "Lo que hacemos en conjunto con el plano
espiritual es prestarnos como instrumentos para ayudar a los que se encuentran
en el atolladero del bajo astral. La enorme diferencia con la práctica
espiritista estriba en que ésta busca el contacto con los desencarnados para
seguir atendiendo a las preocupaciones del plano terrenal y no para ayudarlos a
que se eleven a los planos espirituales que les corresponde".
El mundo después de la
muerte no encierra mayor misterio para esta mujer que transita asiduamente
entre las "dos orillas": "El individuo que muere se desprende de
sus cuerpos perecederos, físico y etérico, para encontrarse en uno tan sólido y
real como el que tenía. Esto se debe a que pasa a un plano de realidad
diferente: el astral. Su cuerpos más sutiles o espirituales estarían envueltos
en la forma o molde energético que daba lugar al cuerpo físico".
Acerca del lapso preciso
para el total "desprendimiento de los cuerpos materiales", nos
detalla: "Generalmente se necesita un cierto tiempo para que se realice el
desprendimiento ya que el ser que acaba de morir tiende, en un principio, a
seguir cerca del cuerpo que ha dejado. Hay casos en los que los seres se
despegan rápidamente de su vehículo físico y del mundo material, experimentando
la dicha inefable del encuentro inmediato con la luz, pero hay otros que se
quedan fuertemente apegados a ese cuerpo y a su vida física, quedándose
estancados en el mencionado limbo del bajo astral".
A propósito del duelo de
los familiares y amigos, Yoselín se manifiesta tajante: "Al llorarlos en
demasía podemos retener a nuestros seres queridos en ese limbo que no es ni
aquí, ni allá. Esto los inquieta impidiéndoles elevarse a donde deben ir".
Las dos amigas ejercen
de verdaderas "zapadoras" entre ese "aquí y allá",
tendiendo puentes para "las almas que no avanzan hacia la luz". Sobre
esa recurrida imagen que muchas civilizaciones nos presentan de atravesar un
río, un túnel o cualquier otra analogía que signifique el paso de un lugar a
otro, de una realidad a otra completamente diferente, nuestra interlocutora
aclara: "Todo obedece a la frecuencia vibratoria del pensamiento y pasar
'al otro lado', significa el cambio de vibración necesario para alcanzar el
mundo espiritual. Los que no lo pasan, no lo logran simplemente porque su
atención está puesta en la realidad del mundo terrenal que acaban de dejar y no
ven la luz del mundo espiritual a la espera de recibirlos".
"Te espera una
existencia maravillosa"
Tras la experiencia de
asistencia a tantos humanos que dejaron el cuerpo, observan que éstas son las
razones más poderosas por las que muchos de estos seres no se percatan de su
nueva situación: albergar miedo al castigo del que se les ha hablado durante su
vida en el plano físico, creer que se encontrarán con la nada o estar sumamente
apegados a sus pertenencias o afectos.
Una vez
"diagnosticado" el caso, despliegan su estrategia. Establecen el
contacto y animan al ser desencarnado a buscar la luz. Utilizan explicaciones
como esta: "Como ves ya no tienes cuerpo, ni puedes manifestarte en este
plano. Por lo tanto, tu vida debe de continuar en otra parte. La muerte es una
ficción. Representa sólo un paso hacia la verdadera vida en nuestro camino de
evolución. Te espera una existencia maravillosa si sólo aceptas ir hacia
ella".
A veces han de utilizar
un formulario más "contundente": "La felicidad no es un lugar
específico, sino un estado de conciencia. No fuiste feliz en la tierra, ni
tampoco ahora porque sigues atado a tu ego. Es éste el que piensa que tu
felicidad depende de algo externo a ti". Una vez agotadas las
explicaciones, elevan oraciones, ya que están convencidas de que el rezo es la
energía "que ayuda a esas pobres almas aferradas a lo que ya no les
corresponde, a elevarse y desapegarse de este plano".
Los testimonios de los
difuntos a los que han prestado auxilio están recogidos en el libro mencionado.
Uno tras otro se manifiestan insatisfechos del mal uso dado a la oportunidad de
la vida física. Yoselín nos apunta las palabras trasmitidas por un rico
comerciante desde el "otro lado del velo": "Me di cuenta de que
mi vida había estado regida por mi deseo de poseer todo, de controlar todo a mi
alrededor y comprendí que no era correctoŠ Me acordé entonces de cuando en
alguna ocasión ayudé a alguien o me compadecí de un amigo o de cualquier
persona y el sentimiento que experimenté después. Eso sí me llenaba de paz y
satisfacción.
¿Cómo se puede ser tan
ciego cuando se está en la tierra, para no darse cuenta de eso? Nos pasamos la
vida luchando por obtener cosas que a la hora de la muerte no sirven de nada,
en lugar de insistir en las actitudes que provocan la verdadera
felicidad".
El concepto de que lo
único que vale en la vida es actuar con amor, es una constante que encontramos
en esos testimonios que ellas han recogido entre los seres que ya han marchado.
He aquí el ejemplo de una persona que murió de forma repentina: "Se abre
una rendija luminosa. Voy hacia ella y se hace más grandeŠ Sigo avanzando por
esta especie de túnel negro en el que al fondo se empieza a ver luz, cada vez
más luminosa. Es maravilloso. No entiendo cómo no se dice en el mundo lo que es
estoŠ Se siente tal calor de amor, de paz, de felicidad, que es inimaginable
mientras se está allá. Ahora comprendo que se diga que Dios es amor. Es cierto
y en qué formaŠ Lo único que vale es el amor, todo lo demás, no merece la pena.
No entiendo cómo no se explica mejor el proceso de vida y lo que significa la
muerte, que no existe. Me voy hacia la eterna felicidad, con el corazón
henchido de ese amor que sólo conocí esporádicamente en mi vida sobre la
tierra".
"Šdecían que había
un castigo"
Yoselín quiere dejarnos
muy claro que los conceptos que se tienen en la tierra están bastante alejados
de la verdadera realidad espiritual. La culpa: ese cuerpo que actuaría como una
coraza acallando continuamente anhelos más genuinos. En ese punto su discurso
adquiere un tono más visionario: "Siempre existe una sed profunda de algo
que no se encuentra ni en el poder, la fama o el dinero, y del que sólo
logramos vislumbres en el amor humano. Éste se compone del deseo del alma de
unirse a aquello de lo que se ha separado. Es decir, lo que en realidad busca
el ser humano en el amor terreno es sentirse en unión con otra alma para
eliminar el sentimiento de separación. Se logra momentáneamente pero siempre
persiste el vacío de algo que no acertamos a comprender. Ese algo no es otra
cosa que nuestro destino final: la unión última con nuestro Creador. La
verdadera felicidad reside en ser uno con todo lo que existe".
En propuesta de una
mayor concreción, no podemos vencer la curiosidad de preguntarle sobre el
"panorama" de la llegada a las tan mentadas "dimensiones de la
luz": "Una vez allí, hay más claridad de todo. Se nos pasa la
película de nuestra vida en la que podemos observar donde actuamos con amor y
donde no. En ese momento tomamos conciencia de que lo que se trató fue de venir
a aprender a vivir fraternalmente. Si decidimos volver a encarnar escogemos con
nuestros guías y maestros las circunstancias idóneas para posibilitar en la
próxima vida física una mayor evolución".
No falta en el discurso
de Yoselín una advertencia a navegantes desnortadaos que se lanzan de forma
interesada a las realidades de otros mundos: "Muchos de los llamados
brujos han llegado a conocimientos avanzados en la percepción de otras
realidades, pero les ha faltado el amor, que intencionalmente excluyen. Tratan
de elevarse al infinito pero de forma exclusiva, por lo que han perdido la
verdadera ruta que es la unión con todo".
Las experiencias de los
múltiples seres que han ayudado en su "ascenso glorioso" tras el
último suspiro y que están plasmadas en "En una puerta hacia la luz"
constituyen un relato emocionante y aleccionador. "Me habían dicho que
había un castigo: no lo veo, sólo esa niebla fría.", comenta un ser que
cuyas creencias en vida física se habían enmarcado dentro de la más tradicional
ortodoxia católica. A este respecto apostilla la autora: "El Creador no
castiga: le da al hombre las oportunidades y las condiciones necesarias para
que entienda por sí mismo el camino a seguir. No existen ni el purgatorio, ni
el infierno. Son sólo estados mentales que nos creamos con nuestros miedos e
ideas equivocadas. Los que se fanatizan por una idea o una religión son los que
no tienen valor de cambiar. Cuando se deja el cuerpo mortal y se llega al mundo
espiritual ya no hay lugar para el fanatismo. Ahí se ven los propios actos con
claridad objetiva que no da la posibilidad de autojustificarse".
Con respecto a los
"vivos", la terapeuta del más allá ha elaborado una sabia medicina
preventiva: "Es preciso prepararnos para la llegada de la llamada muerte,
aceptar las cosas como se nos presentan con desapego absoluto. Es necesario
aprender a fluir. La hora de la muerte va a ser eso, un momento más en el que
se nos pide una entrega total. En la vida física se nos reclama también esa
entrega en cada momento más allá de nuestros apegos". Las compensaciones a
su trabajo no se dejan esperar. Frases como: "Gracias por ayudarme tanto.
Sigan auxiliando a quien está atorado. Hay millones como yo.", que
salpican todo el libro, dan el suficiente ánimo a esta pareja de mujeres para
proseguir en su necesaria labor. De sus páginas Yoselín me extrae otro
testimonio de un ser al que habían asistido: "Veo salir de esa luz que me
atrae irresistiblemente a seres que vienen hacia mí, que tienden los brazos
para ayudarme a salir de la oscuridad en la que estabaŠ Gracias, gracias mil
por vuestra ayuda. Proclamad por doquier de que se trata en verdad la
vida".
Los casos en los que
participan no siempre encuentran un pronto y feliz final: "Hay seres que
por diferentes razones, no van hacia la luz, pero el amor y la misericordia
divina siempre están ahí para acoger a quien los desee", apunta con
esperanza nuestra interlocutora. Yoselín siente que su torrente de palabras se
va aquietando. Cuando hago ademán de callar el magnetófono, ella se apresura
para dejar grabado en la cinta un guiño hacia el futuro: "Estamos en un
proceso de evolución hacia nuestro origen, tanto el planeta Tierra como la
humanidad que lo habita. En estos momentos este proceso se está acelerando ya
que el planeta cambiará de ser una escuela elemental, en donde hasta ahora manda
el ego, a una escuela superior donde reinará por fin la armonía entre los
humanos. Esto es lo que se entiende por 'cambio de era'. Es ahora cuando más se
facilitará a estas entidades liberarse de los planos densos, puesto que el
cambio de vibración de la tierra arrastra en su ascensión a quienes han
comprendido la causa de su error".
"Llega la religión
universal"
Yoselín derrocha fuerza
y claridad de ideas. Recientemente ha ampliado los márgenes de su compromiso.
Ahora su empeño se centra en colocar "focos de luz" en medio del
panorama grisáceo de la gran ciudad, carteles publicitarios llamando a la
oración por el mundo. Esta escritora y terapeuta es de esas personas que, una
vez fecundadas por una firme convicción, la tienen que encarnar, pues de lo
contrario les quema por dentro... La idea ya se ha hecho realidad y está
inscrita en grandes paneles en medio de la mayor selva de asfalto del mundo.
La campaña es tan
simple, como cargada de vigor y esperanza. Ya en una primera etapa, su lema
"Ora por el mundo. Si todos los hacemos podemos cambiarlo." ha sido
colocado en anuncios distribuidos por Distrito Federal. Sus buenos contactos
con el mundo empresarial mexicano han permitido una colecta al más alto nivel
para sufragar los gastos.
La misma pasión que
imprimía a sus relatos de otros mundos, la invierte en contagiarnos los
fundamentos de tan singular proyecto: "El mundo es un reflejo de nuestros
pensamientos ya que éstos crean nuestra realidad. La negatividad que vemos
afuera no es más que la que llevamos por dentro. Si queremos un mundo mejor
necesitamos purificar nuestra manera de pensar. La oración es la forma de
emitir pensamientos positivos más conocida y más antigua que tenemos. Cada
quien lo puede hacer a su manera sin importar dogmas ni credos. Si queremos un
mundo con más amor, éste tiene que salir de nosotros primero. Al orar
expresamos amor. El amor atrae más amor". Sus agitados brazos se recogen
sobre una cabeza pensativa a la espera de la siguiente idea que pronto llega:
"El hambre, la guerra, incluso los desastres naturales son consecuencia de
pensamientos negativos. La tierra se está sacudiendo de tanta negatividad que
la impregna. Un número suficiente de seres que se une con un propósito positivo
puede contrarrestar esos efectos. Nosotros creamos nuestra realidad con
nuestros pensamientos".
Es posible que haya
memorizado el discurso explicativo de la campaña, pero no por ello deja de
acentuar con nervio cada una de sus palabras: "Creemos que estamos en un
momento propicio para impulsar este mensaje ya que es cada vez más obvio que
muchas personas anhelan un cambio de fondo. Hemos olvidado que somos seres de
luz y de amor con una capacidad creadora infinita. La oración es un medio que
puede ayudarnos a recordarlo".
Yoselín nos comparte por
último con su particular emoción que se está gestando ya la nueva conciencia de
una humanidad en la que desaparecen las facciones, en las que todos podemos por
fin orar juntos con la multiplicación del poder que esa oración mundial
comporta. "Estamos llegando a la religión universal basada en el
amor." concluye nuestra anfitriona, deteniendo como satisfechos, que no
agotados, sus gesticulantes brazos.
"Šlibre de
adentro"
Entre difunto y difunto
desatorado, entre despacho y despacho recabando ayuda para la campaña "Ora
por el mundo", Yoselín y su amiga Carmen, sacan también tiempo para
visitar la cárcel de alta seguridad de Almoloya. Este es el penal de capital
mexicana donde permanecen los presos con mayores condenas. Allí se reúnen con
ellos para hacerles saber que no son lo que de sí piensan. Una visita tras otra
van repitiendo a los oídos del recluido: "Tú no lo que haces, tú no eres
ni siquiera lo que sientes. Tú eres un ser de luz maravilloso, más allá de todo
lo que has experimentando".
Allí realizan ejercicios
para permitirles "accesar a un nivel más real del ser". Empujan a
esas personas con muy baja autoestima al constante recordatorio de que son
internamente más grandes de lo que siempre han imaginado. Mediante prácticas de
meditación les hacen sentir la experiencia del amor. Entre muros, con esos
seres que han recibido tan escasa dosis de cariño en sus vidas, entonan
canciones como: "Señor, me has mirado a los ojos, sonriendo has dicho mi
nombreŠ". "Cantamos mucho, nos asegura Yoselín. Son canciones de todo
tipo en las que tratamos de que experimenten que son amor y que Dios está en
ellos".
Nuestra interlocutora
nos comenta que en las cárceles donde se alojan los presos de penas menores,
éstos sólo aspiran a la libertad externa. Los de Almoloya sin embargo, que pueden
tener rejas de por vida, buscan con mayor ahínco la libertad interna.
"¡Quiero ser libre de adentro!" le lanzó a la terapeuta un preso cual
reto a atender juntos. Por eso el objetivo principal de su presencia entre los
muros es hacer ver a esos hombres aún sufrientes la idea de que no importa
donde estén, pues ellos pueden gozar de la más plena libertad interna.
Yoselín tiene también
reservado un trozo de su gran corazón para los enfermos de SIDA. Está
familiarizada con los pacientes terminales: "Es un trabajo muy bello. Al
perder la noción de futuro comienzan a vivir intensamente el presente. Su lema
más o menos consciente es: 'Como no sé si voy a vivir mañana, voy a vivir lo
mejor posible hoy'".
No es difícil imaginar a
esta mujer generosa y valiente a pie de cama o en el "vis a vis" del
"reclusorio", tomando unas escuálidas manos con cariño y repitiendo
las frases lapidarias que a mi me trasmite: "No hay nadie que tenga que
morir en el resentimiento por creer que su sufrimiento no sirve para nada.
Ningún sufrimiento carece de sentido si se acepta con humildad o si se dedica
al alivio del sufrimiento de otros".
FIN del LIBRO
* * *
RECURSOS
A continuación se ponen enlaces a información de la web y
videos de la autora Joselyn
https://www.youtube.com/@JocelynArellano
Jocelyn Arellano “Vida después de la Vida” >> https://www.youtube.com/watch?v=qvbrFHiwV9s
De dónde viene la información que comparto >>
https://www.youtube.com/watch?v=0AeWHC_JbrA
LAS AUTORAS
JOCELYN ARELLANO - CARMEN DE SAYVE
https://vev-lbl.blogspot.com/2023/08/una-puerta-hacia-la-luz-capitulo-1-la.html
https://vev-lbl.blogspot.com/2023/08/una-puerta-hacia-la-luz-capitulo-2-la.html
https://vev-lbl.blogspot.com/2023/08/una-puerta-hacia-la-luz-capitulo-3.html
https://vev-lbl.blogspot.com/2025/04/regresion-vidas-pasadas-metodo-de.html