MASCOTAS DEL MAS ALLA. Regalos del otro lado. SEGUNDA PARTE

 


CAPÍTULO 10. REGALOS DEL OTRO LADO

SEGUNDA PARTE

>> La gatita de nombre “Feliz” <<

Faina, viuda y madre de dos hijos, se sentó contemplando el parpadeo de las luces de adorno, deseando sentir un poco de alegría navideña. Toda su alegría se había esfumado desde hacía un par de meses, cuando recibió la noticia de que su esposo, un soldado del cuerpo militar conocido como,  Boinas Verdes, había muerto en el extranjero en lo que el Ejército definió como un accidente. Después de varias movilizaciones de su marido, todas por Oriente Medio, su familia estaba acostumbrada a las ausencias de Derek, pero nunca imaginaron que un día no volvería a casa.

La tranquilidad de la madrugada fue interrumpida por un sonido extraño en el porche delantero.

"Entre", gritó Faina, pensando que era alguien de la familia de Derek, o de la de ella, que venían a asegurarse de que se levantaba de la cama. Era más fácil permanecer escondida bajo las sábanas, fingiendo y deseando que  todo no fuera real. Pero el ruido continuó, así que, de mala gana, Faina se levantó para inspeccionar la puerta y se encontró con un gatito blanco, aprisionado por la puerta de la mosquitera, y tiritando. Faina la abrió, se inclinó y recogió el bulto peludo. Miró a su alrededor, pero no había nadie más. El minino se acurrucó en el cuello de Faina ronroneando justo cuando el resto de la familia bajaba corriendo la escalera para comenzar la fiesta de la mañana de Navidad.

"¡Un gatito!", exclamó Dakota, su hijo de cinco años. Y preguntó: "¿Papá Noel trajo un gatito?"

Faina respondió: "Creo que está perdido, Dakota. Necesitamos encontrar a su dueño".

Pero Dakota no escuchaba. Suavemente tomó el gatito de su mamá.

“Apuesto a que papá nos lo envia. ¡Deberíamos llamarlo Derek!".

Y Dakota bailó por toda la habitación, ignorando los regalos que había bajo el árbol de Navidad.

"No lo llamaremos Derek, bobo", dijo Raquel, su hija de 12 años, mientras acariciaba al gatito detrás de las orejas. "Nunca habrá otro papá. Además, es una niña".

"No podemos nombrarla nada, porque no es nuestra", regañó Faina.

Raquel respondió: “Creo que sí que lo es, mamá. Creo que papá la envió. Deberíamos llamarla, Feliz. Papá quería que fuéramos felices, y esto es un recordatorio".

"Hola, Feliz", susurró Dakota, acariciando a la gatita.

Ante aquello, Faina puso los ojos en blanco, pero la gatita, ciertamente, se adueñó de la casa como si ya le perteneciera. Y se acurrucó en el sofá para echar una siesta mientras los niños corrían hacia el árbol de Navidad para abrir sus regalos.

 Después de que se abrieron los regalos, Faina miró los anuncios de animales perdidos en su ordenador, pero ninguno coincidía con la  gatita blanca, con ojos azul grisáceo. Dudando en poner un anuncio de animal encontrado por preguntarse si aquello sería un mensaje de su esposo, acabó descartando esa idea y escribió:

“Encontré gatito blanco con orejas grises en la puerta. Aproximadamente seis semanas de edad. Sin collar. Contácteme si es suyo”. Para facilitar la ubicación, agregó las direcciones de las calles transversales a la suya. Pero no hubo llamadas ni correos electrónicos, solo amigos en Facebook señalando que tenía que ser un regalo del cielo.

De nuevo escéptica, a la mañana siguiente Faina se lo llevó a su veterinario. Actuó como si tuviera tiempo para eso, aunque también se frustró pensando que la familia volaba para asistir al funeral, y su casa estaba hecha un desastre por las vacaciones. Y así y todo, estaba sentada en la sala de espera con la gatita contenta, posada en su regazo.

"No hay chip identificativo", confirmó el veterinario  tras escanear la espalda del minino. “Y no está castrada, en realidad es demasiado joven para estarlo. ¿Puedo decirte algo, Faina?

Faina levantó la mirada hacia el veterinario.

"Sé que suena extraño, y todo lo demás pero, ¿no crees que esta es la forma en la que Derek te diría que está bien?".

Faina se rió. Era lo que todos le decían, pero escuchárselo decir a un profesional parecía aún más extraño, aunque difícil de ignorar.

"Si alguien viene con un justificante de propiedad, te lo haré saber pero, honradamente, no creo que eso suceda. Creo que este es tu regalo del cielo".

Faina se lo pensó un momento antes de preguntar. Se sentía tonta, pero era algo que pesaba en su mente. "Doctor ¿Cree que los humanos se reencarnan en animales? Quiero decir, ¿cree que este es Derek? Y con esto, Faina  se sintió aún más ridícula por las palabras que salían de su boca.

El veterinario quedó pensativo un momento, y comezó diciendo: "Permíteme decir primero que me criaron como católico, por lo que la idea de la reencarnación no es algo de lo que se hablara ni se aceptara en nuestra casa". El doctor rió cuando apostillo: "Eso de la reencarnación fue algo que mi madre dijo que creó Shirley MacLaine".

Ambos rieron antes de que el veterinario continuara diciendo: "Pero, he visto milagros, y he visto rarezas inexplicables que no puedo entender. Me han hecho darme cuenta de que no lo sé todo, y probablemente no lo sabré hasta que esté allí, en el Otro Lado, y pueda preguntarle al Gran Tipo: chico, tengo algunas preguntas. Sin embargo, no creo que los humanos regresen como animales. Creo que las almas humanas nos envían animales. En algunos mitos de los indios americanos se cree que el alma de un ser querido puede enviar una forma de animal para enviar amor y mensajes. Algunas almas envían mariposas, otras pájaros o ardillas. Tú tienes una gatita. Creo que nuestros seres queridos, incluidos nuestros animales del pasado, pueden afectar o influir aquí. Incluso pueden mostrar personalidades o actitudes similares. Posiblemente podrían ser un canal para comunicarse con los ausentes, a través de ellos".

En estos momentos, el veterinario parecía un tanto fuera de lugar, así que preguntó si podía compartir algo en confianza, a lo que Faina asintió con curiosidad.

“Fue aproximadamente un mes después de que mi madre falleciera, cuando un paciente llegó con un gatito que no podía mantener, y me preguntó si podría encontrarle un hogar. Este gatito tenía los ojos azules, los más azules que he visto, al igual que los tenía mi madre, y por un breve instante pensé: puede ser. Mi mamá era increíblemente tímida y distante, al igual que ese gatito. Terminé adoptándolo. Mi esposa me dijo que le pusiera el nombre de mi madre, pero pensé que era horrible, y si mi mamá pudiera rondarme seguro que lo haría por eso. Así que no lo hice. No creo que fuera mi mamá, pero creo que mi mamá me regaló a Toby, que es el nombre que le puse. Creo que la gatita que llamas, Feliz, es tu regalo de Derek. Realmente lo es".

Faina agradeció al médico su sincera confesión y consejo. Llevando a Feliz en sus brazos regresó a casa y borró el anuncio de gatito encontrado. ¿Cuántas veces le iban a decir que el gatito era un regalo del cielo, antes de que ella se lo creyera?

 Faina tuvo una cita conmigo, justo antes del primer aniversario del fallecimiento de Derek. Derek apareció en espíritu y me dijo que le preguntara a Faina cómo estaba la gatita. En respuesta, Faina se rió. No necesitaba la validación, pero fue agradable escucharla de nuevo.

"También quiere que le preguntes a Raquel sobre la nota, porque eso puede aclarar un poco las cosas".

Faina meneó la cabeza, confundida, pero prometió que le preguntaría a su hija, después de la escuela.

"Derek también juega con el gatito", le dije. "Y con la electricidad". Y como si fuera una señal, el teléfono de Faina decidió apagarse y encenderse de nuevo, haciéndonos reír.

 Faina no quería decirle a Raquel que visitó a una médium así que, sin mencionarme, le preguntó si sabía algo sobre una nota y su padre. Raquel se sonrojó y dijo:

“Dejé una nota a papá, en el ataúd, y le pedí que me enviara un gatito. Sé que fue estúpido, y realmente no pensé que lo haría. ¿Cómo lo supiste?"

Faina evitó la respuesta, y se rió, y le preguntó que qué más le pidió. Raquel con una risita la abrazó, y dijo: "Le pedí que te hiciera feliz de nuevo".

 Las, digamos eufemísticamente vacaciones en vez de ausencias por fallecimiento, pueden ser muy duras. Incluya a sus seres queridos del Otro Lado, a mascotas y personas por igual, en sus festividades navideñas.

En un lugar tranquilo y cómodo, siéntese cerca de una foto de ellos. Mantenga una conversación con ellos, cuénteles sobre sus días y dígales todo lo que necesita, o desea decir. Escuche, recuerde el sonido de su voz, cómo hablaban, cómo le hacían sentir cuando estaba cerca de ellos.

Las vacaciones, los aniversarios, los cumpleaños y las celebraciones especiales tienden a abrir las cicatrices que pensabas tener sanadas, pero nuestros seres queridos no quieren que vivamos en el pasado, sino que les recordemos. También quieren que los incluyamos en nuestro presente. Eso, en sí mismo, es el mejor regalo que podemos darnos, y darles.