PALABRAS EN EL UMBRAL DE LA MUERTE. Capítulo 7


PALABRAS EN EL UMBRAL DE LA MUERTE

CAPITULO 7. Palabras entre los mundos.

Descripciones de visiones y visitas antes de morir.

 En capítulo anterior, analizamos el grado en que el contexto determina si algo tiene sentido para nosotros. Es decir, si cierta información falta o no es percibida por el oyente, entonces ciertas expresiones o ideas son ininteligibles. La siguiente historia de la voluntaria del Centro de Personas Terminales,  Malynda Cress, es un buen ejemplo:

 "¿Cómo será cuando yo muera?" le preguntó un paciente.”Háblame de los pájaros. ¿Qué les pasa cuando mueren? ". Malynda quedó perpleja. “El paciente tenía curiosidad acerca de la mecánica de la muerte: su muerte y la de los pájaros, y otras combinaciones extrañas. Malynda quería saber más sobre este hombre, así que fue a su historial. Allí estaba escrito: piloto de la fuerza aérea, Segunda Guerra Mundial. También había estado involucrado en la mecánica de automóviles y campamentos. La mecánica había sido un tema importante durante su vida adulta. Entonces, conocer la mecánica de la muerte, tanto para él como para los pájaros, tenía mucho más sentido". Una vez que Malynda tuvo acceso al contexto, comprendió mejor la situación de aquel moribundo.


 En este capítulo abordaremos 


1. El Lenguaje no referencial.

2. Visiones de multitudes.

3. llegada de seres queridos fallecidos.

4. Ángeles y figuras religiosas.

5. Música, campanas y campanillas.

6. Animales, niños pequeños, y paisajes.

7. Hombres de negro, sombras y humo.

8. Visiones, frente a alucinaciones.

9. El factor terapéutico de las visiones, en el proceso de morir.

 

Lenguaje no referencial.

 A medida que morimos, podemos hacer referencias que no son claras para los vivos. A esto se le llama lenguaje poco referencial, o no referencial. Los individuos moribundos se refieren a personas, lugares u objetos que no son evidentes para sus seres queridos. Los pronombres como,  “ello” y “este”, en los que el referente es ambiguo, son comunes en transcripciones y relatos.

Las últimas palabras de mi padre a su mecanógrafa, un día antes de morir, fueron: "Esto es muy interesante, Alice. Nunca he hecho esto antes." ¿Qué era este enigmático, “esto”? La palabra” esto” se fijó mi pensamiento mientras valoraba por qué no dijo: “Morir es muy interesante. Nunca antes había muerto ". ¿Será que la palabra es innombrable, demasiado difícil de captar para nuestra mente en esos momentos finales, o será que nadie muere? ¿Acaso mi padre estaba viviendo una experiencia que no se podía expresar con palabras, y usó un “esto” para el que no hay lenguaje, como en las experiencias inefables de quienes sobreviven a experiencias cercanas a la muerte? ¿Qué era esto que estaba experimentando? Estaba intrigado por la falta de referente, curioso acerca de lo que podría haber detrás de ese misterioso, "esto". Los pronombres no referenciales  it, y this, (y algunos otros términos) dejan al oyente con la duda, como en los siguientes ejemplos:

 "Es muy hermoso aquello". (¿Qué es exactamente hermoso, y dónde está "aquello"?)

"Lástima que no pueda contarte todo esto". (¿Qué es esto"?)

"No es lo que piensas." (¿Entonces , qué es?)

“Mi vocabulario me hizo esto” (del poeta Jack Spicer).

“Mucha gente tiene esto."

“Está todo en una sola pieza .Es todo de una sola pieza. Lo que ves en diferentes piezas.es todo de una sola pieza ".

“Lástima que no pueda contar todo lo que he visto.

“Sé que eso no es lo que me está sucediendo ahora, pero sé lo que está sucediendo ".

"No puedo contártelo".

"Lo descubrirás más tarde". (¿Descubrir, qué?)

"No hay nada que ellos puedan hacer por esto".

 La falta de referentes implica que hay cosas que el hablante no puede, o no podría explicar. Esto da una sensación general de que lo que experimenta el hablante es indescriptible, o no se puede comunicar. No está claro qué el lo que no se puede decir, a quién no se le permite decir, o por qué se ocultan ciertos detalles o referencias.

Estas cualidades también son consistentes con las experiencias de las personas que pasan por experiencias cercanas a la muerte, quienes explican que cierta información se retiene hasta que crucen la última frontera de la muerte. Muchos describen cómo se les enseñó, o mostró, que ciertas cosas no se pueden compartir o revelar hasta que mueran finalmente. Descripción típica de  estos sobrevivientes es la de Shawna Ristic, que cuenta lo siguiente: “Se entendió que existía esta barrera, una frontera que había que cruzar, y se decidió que yo no la iba a pasar. Lo que había más allá, permaneció en secreto".

Las referencias a que la vida es una ilusión también surgen en los relatos y transcripciones con el mismo tipo de discurso no referencial. Se dicen cosas como:

“Es todo un engaño. Solo, una ilusión." (La pregunta es, ¿Qué es un engaño?)

“Hoy temprano, el Señor me lo representó”. (¿Qué es lo que te dijo el Seór?).

"¡Increíble! ¡No lo creo! ¿Estos son ciertos? (¿A qué se refieren "lo", y "estos"?)

Veamos a continuación típicas descripciones de quienes pasan por sucesos cercanos a la muerte, que pueden arrojar luz sobre lo que el moribundo podría estar presenciando:

 “La luz me mostró que el mundo es una ilusión. Todo lo que recuerdo de eso es mirar hacia abajo y pensar, 'Dios mío, no es real, no es real'. Es como si todas las cosas materiales fueran solo accesorios para nuestras almas, incluido nuestro cuerpo ".

Puede ser que las palabras que escuchamos de los moribundos provengan de un mar de inefable experiencia metafísica, y nosotros, los vivos, solo somos testigos del lenguaje que obra, solo, en la punta del iceberg flotante.

Una expresión que recibí a través del sitio web PALABRAS FINALES, es: "Echo de menos a mi mismo", lo que me hizo pensar en las últimas palabras de mi tía, unos meses antes.

“El pronombre está mal”, dijo mi tía mientras se acercaba al final de su vida. Ahora desearía haberle preguntado: "¿Qué pronombre?" o, "¿Cuál es el correcto?". Quizás se estaba refiriendo al pronombre YO, diciendo que, de alguna manera, YO, no es el pronombre correcto para quienes somos cuando cruzamos el umbral. Tal vez, como nos han dicho místicos y maestros espirituales a lo largo del tiempo, realmente no existe un "yo", de la misma manera que otros se han referido a esta vida como simplemente una ilusión.

De todo el lenguaje no referencial que la gente usa en el umbral, el más común es el que se refiere a personas o lugares que los vivos no ven. Los moribundos hablan de visitantes de todo tipo. A continuación se muestran algunos ejemplos típicos:

 Visiones de multitudes.

 Solemos oír de los moribundos expresiones como:

 "¿Quiénes son todas esas personas?".

“Hay tanta gente aquí. No tengo tiempo para hablar con todos".

“Mi padre murió un viernes por la mañana. Pasó todo el miércoles antes de fallecer hablando, a veces en voz alta y otras murmurando al respirar, a una variedad de personas que había conocido a lo largo de su vida. Fue lo más asombroso que he visto en mi vida”.

Las visiones de una multitud también se han informado a través de los ojos de los niños, y pueden brindar consuelo a sus padres en las circunstancias más trágicas. Una joven madre comparte las últimas palabras de su hija de este modo:

“Tenía veintiocho años y una hija maravillosa de seis y medio, muy enferma, que tenía fibrosarcoma de la mandíbula, (cosa que los niños pequeños rara vez tienen). Se había convertido en un tumor enorme en la parte exterior de su hermoso rostro, y también bastante grande dentro de su boca. Se despertó a las 6 y media de la mañana de un lunes y noté que sus uñas meñiques se habían puesto azules. Sabía que el final estaba cerca.

La llevé a la cocina de mi mamá para darle un poco de jugo de naranja frío, ya que a ella le encantaba. Caminé alrededor de la pequeña mesa de la cocina y me apoyé en el fregadero para ver a mi pequeña beber su jugo. De repente, me miró, señaló cerca de mí y preguntó: "¿Quiénes son todas esas personas que están allí, mami?". Primero pensé que tal vez no la había escuchado correctamente, así que le pregunté qué me decía. Me repitió: "¿Quiénes son todas esas personas que están allí, mami?" Y de alguna manera supe que “ellos” habían venido a ayudarla, (y no, no soy persona religiosa o espiritual, por así decirlo). Rodeé la mesa para levantarla, dio un espasmo y entró en coma, del cual no se recuperó. Murió en el hospital local pocas horas después. Por supuesto, nunca nunca olvidaré este momento, y me ha dado un poco de paz.

Los informes de visitas de preparación para un viaje son consistentes con todas las metáforas de viajes vistas en capítulo anterior. Quizás los muertos, o nuestros vívidos recuerdos de ellos, de hecho vengan a "llevarnos lejos".

 La llegada de seres queridos fallecidos.

 Si bien las personas moribundas pueden describir ver a grupos de personas, lo más común es que identifiquen a un ser querido, generalmente un miembro de la familia, como si viniera a llevarles a “casa”, o a algún otro lugar.

Este ejemplo de Donna, es típico: “Era como si mi papá hablara con mi mamá (que había muerto diez años antes) por teléfono y yo solo escuchara el final de la llamada telefónica. Estaba tan emocionado y feliz. Era difícil creer que solo fuera imaginación. Algo muy real parecía estar pasando".

Las reuniones suelen ser alegres. No solo ofrecen consuelo a los que están muriendo, sino que también pueden tranquilizar a los que están cerca y que entienden lo que está sucediendo y no tienen miedo. Si bien estos "encuentros con personas, previos a la partida", no los vemos, a menudo son presencias vívidas para quienes los ven. "¿No lo ves ahí? ¡Ahi esta!"  preguntó y exclamó una madre de sesenta y ocho años a su hija, señalando al padre de la joven, quien había fallecido diez años antes. "Aquí está mamá, tengo que irme ahora", es la frase que escuché de varias personas. Los siguientes son algunos otros ejemplos que grabé:

“Estaba en la otra habitación y escuché a mi madre hablar y hablar. Me acerqué a ella y le pregunté que con quién estaba hablando. “con tu padre'', respondió. Mi papá había muerto hacía ocho años. Ella parecía tan feliz, y continuó diciendo: "Me siento mucho más tranquila ahora, mucho mejor".

“Mi mamá estaba hablando con mi padrastro, muerto unos años antes. Me dijo que se sintió mucho mejor cuando lo vio".

“Tuve un familiar que sufrió un paro cardíaco y sobrevivió al suceso. Tras ello, habló de ver a su papá, a nuestra abuela y tías, y cómo todos estaban parados allí, esperándola. Dijo que recordaba haberles dicho que no estaba lista, pero que los extrañaba y los amaba".

Otra persona, llamada Dorothy, me explicó que su esposo de sesenta y seis años, un veterano de Vietnam que murió después de larga lucha con los efectos del producto químico usado para desfoliar la selva vietnamita, conocido como Agente Naranja, en su última cena le preguntó por la mujer que había estado allí todo el día. Ella respondió que, en realidad, habían estado solos. Debido a que su esposo estaba muy medicado, a menudo tenía vívidos sueños, y Dorothy simplemente pensó que otro episodio de ésos. Él insistió, diciendo que ella había estado allí durante mucho tiempo, que era alguien a quien conocía bien, pero que no recordaba su nombre. (Su marido era terrible con los nombres). Él se levantó de la mesa, llevó su plato a la cocina, besó a Dorothy, (algo que no hacía normalmente después de una comida) y se fue a la habitación para echar una siesta de la que nunca despertó. Dorothy me dijo: “Ahora desearía haberle hecho preguntas, en lugar de descartarlas. Me reconforta pensar que alguien, a quien amaba mucho, vino a llevarlo a casa".

Si oye que un ser querido comienza a hablar de, o con un amigo o familiar fallecido, puede hacer preguntas y aprovecharse de ese momento, ya que puede ser una señal de que la muerte está cerca, como en el siguiente ejemplo. “Comenzó con mi madre contándome acerca de una niña moribunda que, en su lecho de muerte, había tenido visiones de ángeles y parientes fallecidos. Por un momento, la niña les habló, y luego dijo a las personas que estaban junto a su cama que no se preocuparan por ella, que tenía que irse ya. Y, a continuación, falleció".

Un relato de dominio público, sobre premonición de muerte, ocurrió con el fallecimiento del comediante Sam Kinison en una colisión frontal en el año 2009. Carl LaBove, el mejor amigo de Kinison, viajaba en una camioneta detrás de él, cuando ocurrió el accidente. La historia se publicó en varios medios, incluido el New York Times. Esto que relato proviene de Paul Luvera:

Al principio parecía que Kinison no había sufrido lesiones graves, pero en cuestión de minutos, de repente, empezo a decir, a no se sabe quién: "No quiero morir. No quiero morir". LaBove dijo más tarde [que] "era como si estuviera conversando con alguien invisible". “Luego hubo una pausa, como si Kinison escuchara a alguien y preguntó: "¿Pero por qué?". Y después de otra pausa, LaBove escuchó a  decir a Kinison, claramente: "Está bien, está bien, está bien". LaBove dijo que: “El último, 'está bien,' fue tan suave y en paz que seguro que cualquiera que fuera la voz que le hablara le debió dar la respuesta correcta y le relajó. Aquel, “está bien”, lo pronunció con tanta dulzura, que era como si hablara con alguien a quien amaba”.

 Ángeles y figuras religiosas

 Como ya mencioné en la introducción de este libro, una de las muchas frases que despertaron mi interés sobre las palabras finales (de los morbundos), fue una que pronunció mi padre, que era ateo, poco tiempo antes de morir. Mientras se acercaba a la muerte, anunció: “El ángel dijo: 'Basta. Eso es todo.Suficiente, es suficiente, nadie tiene la culpa. Vete ahora". Esto lo pronunció un hombre que nunca habló sobre ángeles; que, en todo caso, ridiculizó toda idea religiosa y creía, firmemente, que la muerte era el final. Sin embargo, tres días después, tal y como le dijeron los ángeles, fue suficiente, y mi padre falleció. ¿Cómo fue que mi escéptico padre vio ángeles? ¿Cómo sabía que iba a morir en tres días?

Si bien las visiones de anteriores fallecidos son las comunmente más mencionadas en los relatos y transcripciones de los moribundos, también hay referencias a ángeles y otras figuras religiosas. Por ejemplo, una persona informó de lo siguiente: "Mi abuela, que era mujer religiosa, me dijo que vio un autobús amarillo lleno de ángeles, y que se preparaban para abrir la puerta". Otra persona dijo de un individuo moribundo: "Incluso describió a Jesús por completo, hasta el punto de que me dio escalofríos".

Una enfermera de cuidados paliativos jubilada describió lo siguiente de uno de sus pacientes en sus últimos momentos:

“Lo sostenía en la cama de hospital, para que pudiera respirar mejor. Miró al techo y dijo: "¿Los ve?". Le respondí: “No, señor. Dígame lo que ve". Levantó el brazo derecho y señaló hacia arriba, diciendo: “Hay ángeles a lo largo de la parte derecha, y allá a la izquierda. Me tengo que ir ahora". Y llamó a su esposa, que lloraba en la cocina, diciéndole: “Carol, tengo que irme ahora, te quiero. Te veré de nuevo." Luego volvió a levantar su brazo derecho hacia el techo y dijo: "Mi Señor, mi Dios". Y se desplomó sobre mí. Se había ido.

 Música, campanas y  campanillas.

 También hay descripciones de música y hermosos sonidos en los relatos que la gente compartió conmigo. Por ejemplo, los siguientes:

 Mi madre, en su lecho de muerte, dijo que había música, con estas palabras: "Es la cosa más hermosa que he escuchado". Le aseguré que debían ser ángeles y tuve la triste sensación de que esta sería la última vez que estaríamos juntos en esta vida. Pude ver iluminarse su rostro y que se sentía atraída por esa música que escuchaba. Me sentí obligado a decirle que estaba bien, y que todos iban a estar bien, dándole permiso para irse. Partí esa noche y la vi sentada en la cama, diciéndome adiós con la mano. Falleció esa misma noche y aún se me humedecen los ojos recordando esto tras dieciocho años de su muerte.

 Otro relato: mi madre estaba en una sala de cuidados paliativos. Durante mi visita, estuvo muy comunicativa y mentalmente estable. De repente dejó de hablar, miró hacia la esquina de la habitación y me preguntó: “¿Escuchas esa música? ¡Es tan hermosoa" Le respondí: "No, mamá, no la oigo. ¿De qué música hablas?".

 He sido testigo de tres fallecimientos: el de mi abuelo, mi suegra y mi padre. Los tres hablaron de escuchar música hermosa que nadie más podía oir. El abuelo habló de un ángel cantando; mi suegra escuchó música ceremonial de nativos americanos, y papá que no podía hablar bien, dijo unas palabras musicales y movió la cabeza al ritmo de una melodía que yo no oía. Los tres fallecieron a las pocas horas [de escuchar la música].

 Animales, niños pequeños, y paisajes.

 Entre las visiones menos comunes descritas por personas moribundas se encuentran las que presentan animales, niños y paisajes. Algunas personas refirieron ver mascotas fallecidas y animales que, no siendo familiares, fueron tranquilizadores para el moribundo. Encontré referencias a perros, gatos y mariposas.

 Las mariposas, a menudo aparecen como símbolo del poder transformador de la muerte cuando nos despojamos del capullo de nuestros cuerpos, permitiéndose así el libre vuelo del espíritu. Funcionan como un símbolo de esperanza e inmortalidad en variedad de contextos, incluso en uno de los entornos más desalentadores imaginables. En Majdanek, un campo de concentración construido en Polonia durante la Alemania nazionalsozialista, cientos de mariposas se dibujaron rayando, con uñas y guijarros, las paredes de los barracones de los niños.

La yuxtaposición de grandes escenas de belleza, y momentos de pérdida y desesperación, ocurre a menudo en el umbral. En ocasiones, ante los moribundos aparecen escenas de paisajes indescriptibles. Lo no referencial aparece también en estas descripciones, como en expresiones que dicen: "Es tan hermoso". Rara vez veo descripciones vívidas de los paisajes que presencian los moribundos, pero sí hay asombro en ellos. Mi padre habló sobre la, "dimensión verde", que nunca me quedó muy claro a qué se refería.

Un hombre describió la experiencia de su abuelo de esta forma: "Dijo muy feliz, como si estuviera asombrado: ¡Mira, flores bonitas!".

Otra persona, llamada Lucía, compartió la descripción que hizo su  padre, de un hermoso bosque, que se extendía a través de la pared del hospital, con una puerta a cada lado del paisaje. Ella relató cómo había luchado su padre por saber por cuál puerta debía entrar. Les habló a sus hijas en su idioma nativo, el español, y les dijo: “Esa puerta no, abre la otra''. Finalmente, mi hermana le dijo: “Está bien, está bien”, y mi padre falleció".

 Hombres de negro, sombras y humo..

 Algunas veces surge la imagen de hombres de negro en las entrevistas y transcripciones del Proyecto “Palabras finales”, como en este ejemplo:

 Toda la semana había estado hablando de esos hombres de traje negro, parados en su habitación. Iba a ayudar al resto del personal a darle la vuelta, y antes de hacerlo ella dijo: "No me cambies. Esos hombres me esperan". Le preguntamos por qué estaban allí, y qué querían. Ella dijo: "Quieren llevarme". Intentamos arreglarla sin darle la vuelta por completo, y quedó bien. Luego, horas más tarde, se volvió y tomó su último aliento.

 Madelaine Lawrence informa que aunque no es tan prominente como otras visiones en el lecho de muerte, la Parca y otras imágenes oscuras aparecieron en su investigación sobre visiones del final de la vida y las cercanas a la muerte. No parecen ser tan relevantes, pero existen. Por ejemplo, el de una mujer cuyo marido estaba muriendo por cáncer de hígado en etapa terminal. Según informes, su esposo vio gente sombría al lado de su habitación. En su caso, dijo que eran de 12 a 20.  El esposo le pidió irse de viaje con la esperanza de deshacerse de las sombras, pero volvió a verlos en el hotel en el que se alojaron. Se mudaron a la casa de un familiar, pero las figuras de sombrías los encontraron. El marido no podía decir si eran entidades buenas o malas, pero les tenía miedo.

 Este otro relato que me proporcionó Christine Zagelow está lleno de imágenes de humo, lo invisible, el perdón y una misteriosa referencia a algo que aún no se puede compartir:

 Ella dijo: "¿De dónde viene el humo?". Yo respondi que no veía humo. Comenzó a intentar agarrar el aire frente a ella. Le pregunté qué estaba haciendo, y dijo que traataba de capturar las chispas de luz que había en el humo. Luego empezó a decir: "El humo, el humo, ¿no ves el humo? El humo está por todas partes". Su voz parecía diferente, muy clara, pero diferente. Dijo que le ardían las entrañas, y que sentía como si tuviera humo en la sangre. Pensé que tal vez le estaban quemando el cáncer para dejarla libre de la incomodidad que tenía. El ardor pareció resolverse por sí solo. Luego comenzó a contarme una visión que podía ver sobre el televisor.

[En esa visión], un hombre se paró frente a la iglesia con un sombrero de cocinero. Le pregunté si pensaba que era el abuelo, (es decir, su padre), y me dijo que no lo sabía. Entonces, mi mamá dijo: "Sabes, ya no puedo verte, la habitación está muy oscura". Mamá se volvió hacia mí y me dijo que yo era lo único que podía ver, que nunca me había visto tan hermosa. Me dijo: “Estás completamente rodeado de luces blancas. Son las luces más brillantes que jamás haya visto. Brillas totalmente". Mi madre y yo nos dijimos cuánto nos amamos. Ella puso las manos delante de la cabeza y empezó a hacer la forma de un cuadrado, o un círculo, como para capturar algo. Le pregunté qué estaba haciendo y trató de explicarmelo pero sus palabras empezaron a volverse poco claras. Sacudió las manos y dijo: "Te lo contaré más tarde".

 Visiones,  frente a alucinaciones.

 De todas las comunicaciones sobre el final de la vida, las visiones en el lecho de muerte han sido las más estudiadas a lo largo de los siglos por toda una serie de investigadores. Las historias sobre las últimas palabras a los seres queridos fallecidos y figuras de todo tipo, junto con descripciones de hermosos paisajes o arquitectura, aparecen a lo largo de décadas. Se han documentado y compartido cientos de historias sobre esta forma de comunicación no referencial y, sin embargo, sorprendentemente como cultura, es ahora cuando comenzamos a conocer, y reconocer, estas visiones y las palabras que las describen como parte del ámbito que la gente percibe al morir.

Hay un mundo en el que los moribundos parecen entrar y que, a veces, brevemente se comparte con nosotros. Un estudio de investigación de 2014 del “Centro para enfermos terminales y cuidados paliativos”

demostró que los sueños, y visiones al final de la vida, son comunes. El ochenta y siete por ciento de los participantes del estudio informaron  de sueños o visiones; El 72 por ciento de ellos implicaron reuniones con seres queridos fallecidos, mientras que el 52 por ciento de las visiones estaban relacionadas con temas de preparación para ir a algún lugar. Las visiones aparecieron meses, semanas, días u horas antes de la muerte y, por lo general, disminuyeron el miedo a morir entre quienes las experimentaban, facilitando su transición de la vida a la muerte.

 Si bien es común que las personas experimenten malestar, miedo, ansiedad y agitación antes de morir, “el miedo a la muerte de una persona a menudo disminuye como resultado directo de las visiones o sueños previos a la muerte, y lo que surge de ellos es una nueva percepción de la mortalidad. Esas visiones y sueños no niegan la muerte pero, de hecho, trascienden la experiencia de morir".

Este conocimiento se está aceptando en el campo médico, como lo ilustra esta entrada sobre la muerte que aparece en el principal recurso en línea conocido como WebMD, corporación estadounidense conocida principalmente como un editor en línea de noticias e información relacionada con la salud y el bienestar humanos. En ese sitio se afirma que: “Las alucinaciones y visiones, especialmente de seres queridos que se han ido, pueden ser reconfortantes. Si ver y hablar con alguien que no está allí hace más feliz a la persona que está muriendo, no es necesario que intentes convencerla de que no es real. Puede molestarlos y hacer que discutan y peleen contigo".

Los profesionales de la salud me dicen que las visiones en el lecho de muerte son cualitativamente diferentes de las alucinaciones que resultan de medicamentos o drogas. Las alucinaciones incluyen imágenes de animales, insectos en las paredes, dragones, figuras como demonios y visiones de personas que son críticas con los moribundos, pero que desconocen. La mayoría de las alucinaciones se describen como molestas, a veces aterradoras y fáciles de controlar con cambios de medicación. Es más probable que el paciente olvide las alucinaciones y se producen cuando el paciente no está lúcido. Pero las visiones, a diferencia de las alucinaciones o el delirio, suelen ocurrir en pacientes que son conscientes de su entorno y están lúcidos, y estos pacientes a menudo recuerdan sus visiones con claridad. La enfermera e investigadora de cuidados paliativos Madelaine Lawrence me explicó durante una entrevista que cuando los pacientes tienen visiones en el lecho de muerte, pueden “moverse entre mundos con lucidez y facilidad, y esta capacidad no existe cuando un paciente está muy influenciado por alucinaciones inducidas por drogas".

 Vimos en un capítulo anterior, que algunas personas moribundas que tienen la capacidad de moverse entre "mundos" expresan esto con oraciones híbridas, es decir, que mezclan el mundo real con el otro mundo. Por ejemplo, una persona podría decir: "Consígueme lápiz y papel", refiriéndose a un lápiz y papel de la vida real, y luego decir: "Necesito escribir los nombres de todos los que asistirán a la gran fiesta esta noche", cuando no hay fiesta real y los asistentes enumerados han fallecido. La persona parece ser consciente tanto del mundo que conocemos, como del que no vemos. Los investigadores han determinado que los moribundos hablan a las figuras de sus visiones con oraciones completas, mientras que esto no sucede con frecuencia cuando las personas tienen alucinaciones. Mis transcripciones y relatos confirman este hallazgo. Muchos seres queridos informaron haber escuchado a sus seres queridos tener conversaciones complejas con amigos y familiares fallecidos.

Martha Jo Atkins, educadora y consejera en materia de fallecimiento, identificó las siguientes características asociadas con las visiones de los moribundos: experiencias trascendentes, una necesidad de irse, compañía personalizada, comunicación con personas invisibles, consuelo positivo y un proceso de comprensión.

Tanto Lawrence, como Atkins, nos animan a tener una "consideración positiva" por la experiencia de la persona moribunda, incluidas las visiones que pueda tener. Lawrence me explicó que es importante que "validemos la experiencia" ante el moribundo. La persona puede estar viendo amigos o parientes fallecidos, ángeles, figuras religiosas, animales u hombres vestidos de negro, o puede estar escuchando música hermosa. Es importante reconocer la experiencia de la persona moribunda, aunque no compartamos esa experiencia. También recomienda, encarecidamente, que apoyemos a nuestros seres queridos animándoles a hablar libremente sobre lo que están viendo. En nuestra entrevista,  Lawrence señaló: "Cuando una persona está muriendo, antes de irse quiere estar conectada emocionalmente con quienes están cerca de ella".

 Dando por sentado que estas visiones existen, y que tienen cualidades que las hacen significativamente diferentes de las alucinaciones que resultan de drogas y medicamentos, todavía queda la pregunta de si son simplemente trucos de un cerebro que se muere o, en realidad, representan la existencia de ángeles o espíritus que vienen a ayudarnos a hacer la transición al más allá. ¿Podría ser que, de alguna manera, estemos programados biológicamente para tener estas visiones reconfortantes en un momento que, de otra manera, podría ser aterrador, al igual que ocurre cuando nuestros cuerpos se inundan de endorfinas o experimentan un choque entumecedor ante el experimento de una herida grave?

 Mi amiga y antigua colega, la Dra. Erica Goldblatt Hyatt , y yo, discutimos esta pregunta. Erica dijo: “La programación evolutiva tiene como objetivo aumentar nuestra supervivencia, ¿verdad? Entonces, ¿por qué no estaríamos programados, biológicamente, para encontrar consuelo, o incluso trascendencia, ante la muerte?". Y siguió diciendo: "Si hablamos de funcionamiento biológico puro, ¿acaso no se seleccionaría nuestra supervivencia por rasgos que no constituyen una experiencia de muerte pacífica y reconfortante?". Su pregunta es buena. ¿Es posible que la muerte represente un proceso enteramente metafísico en el que todas las reglas que podrían aplicarse a nuestro cuerpo físico, y a la supervivencia del más apto, se abandonen completamente, por otra cosa? ¿Dejamos atrás el mundo físico y todas sus reglas, incluidas las del lenguaje literal, para entrar en otro mundo que solo podemos percibir si miramos desde el umbral entre la vida y la muerte?

 Isabelle Chauffeton Saavedra, médium psíquica, investigadora y escritora, se crió en una familia de científicos y tiene sólida base en física y matemáticas. Ha pasado su vida reconciliando los dos polos de su vida: su formación científica, y su trabajo psíquico.

Una de las muchas formas en que ella entiende sus propias capacidades psíquicas y mediúmnicas es, como me explicó, a través de la comprensión de nuestro mundo natural. Y lo cuenta así: “Hay un universo que no vemos, pero esto no significa que no exista. Si nos fijamos en el reino animal, por ejemplo, muchos animales tienen acceso a información que nosotros no tenemos. Nuestros sentidos procesan solo una pequeña parte de la información que existe en el universo".

 De hecho, Isabelle tiene razón. Considere toda la información que otros animales perciben y que nosotros no podemos. Las mariposas pueden ver marcas ultravioleta en otras mariposas, lo que les permite encontrar parejas más saludables. Los renos dependen de la luz ultravioleta para encontrar comida e identificar fácilmente la orina de un depredador en la nieve que absorbe  y refleja los rayos ultravioleta. Los pétalos amarillos de la planta Rudbeckia hirta comunmente llamada “ojos negros de Susan” en norteamérica, tienen marcas ultravioletas que forman una diana en el centro de cada flor, lo que atrae a las abejas. Varios animales usan la ecolocalización tanto para navegar como para cazar. Emiten sonidos de alta frecuencia y los “ecos” de estos sonidos ayudan al animale a formarse imágenes del paisaje. Algunas especies, como los peces eléctricos y las anguilas, se ecolocalizan mediante impulsos eléctricos. Usando sus voces para la ecolocalización, los murciélagos pueden volar con rapidez y precisión. Muchos animales perciben y responden al campo magnético terrestre. Especies que van desde hámsteres, salamandras, gorriones y truchas arcoíris hasta langostas espinosas y bacterias se relacionan con el campo magnético.

El factor terapéutico de las visiones, en el proceso de morir.

Si bien los seres humanos viven en un mundo dominado por la vista y el sonido, las feromonas son una fuente primaria de información para muchos animales. Estas sustancias químicas comunican variedad de cosas, desde estrés y alarma hasta peligro y fertilidad sexual. Las hormigas tienen de diez a veinte feromonas que utilizan para estructurar su sociedad y, en realidad, se comunican a través de la liberación de esas feromonas como si construyeran palabras de una oración gramatical.

 La comunicación y la información se presentan de muchas formas en todo el reino animal. El lenguaje y los sentidos humanos ocupan solo una parte del espectro de lo que es perceptible.

La investigación de Kenneth Ring, y Sharon Cooper sobre los ciegos sugiere que los seres humanos tienen, potencialmente, un sentido o percepción expandido cuando están "fuera del cuerpo". También sabemos que ciertos cambios en nuestro cuerpo pueden influir, e incluso expandir, nuestra percepción, como ocurre en los estados de trance, o estados alterados de conciencia  e iluminación.

 Un ejemplo fascinante de cómo una leve degradación de nuestros sentidos puede llevar a percepciones expandidas es el del artista y pintor Claude Monet. A medida que el gran artista crecía, desarrollaba cataratas. Carl Zimmer escribe: "Después de años de tratamientos fallidos, a los 82 años accedió a que le quitaran por completo el cristalino del ojo izquierdo". Una vez que le quitaron esa lente biológica que tenemos en el interior del ojo, los pigmentos de tono azul de los ojos de Monet captaron “algo de la luz ultravioleta que rebotaba en los pétalos. Y empezó a pintar las flores con un azul blanquecino ". En parte, esto es lo que asociamos con la brillantez de Monet: fue capaz de brindarnos una visión del mundo que a menudo no se observa.

 Isabelle Chauffeton Saavedra me dijo:

“Cuando hago visiones remotas, o lecturas psíquicas, trato de obtener toda la información incrustada en el tejido del universo. Hay tanto que no percibimos con nuestros sentidos, pero ¿significa eso que no existe?

Un ejemplo de esto fue una lectura que hizo para la familia que tenía un joven en coma. Siguiendo su método de trabajo, le dijo a la familia que no quería información previa de ellos, porque no quería nada que le impidiera recibir "información pura". Cuando meditaba, escuchó la frase: “martes, viernes, martes, viernes”, en la voz de un hombre. No tenía sentido para ella en ese momento, pero más tarde se enteró de que esos eran los días en que lo visitaba su familia. “Este tipo de cosas sucede todo el tiempo”, explicó. Sin contexto, esas palabras tenían poco sentido, igual que lo que le ocurrió a Malynda Cress cuando describió como ininteligible aquello que vimos antes sobre lo del paciente diciendo, "Háblame de los pájaros".

 Isabelle afirma que: "La información que parece absurda es, probablemente, la información más poderosa, porque es la información que mi mente analítica no filtra ni comprende". Me dijo que cuando lee, está tratando de obtener información del reino de lo invisible. “Todo lo invisible es información incrustada en el tejido del universo. El papel del psíquico es aprovechar eso ".

Isabelle y otros psíquicos que entrevisté explican que la información de, y sobre los que han muerto, se encuentra en ese vasto campo no percibido por el cerebro tridimensional de cinco sentidos, el cerebro que procesa el lenguaje.

Isabelle parafraseó a Antoine-Laurent Lavoisier, un químico francés del siglo XVIII: "Nada se crea, nada se pierde, todo cambia a otra forma". Ella afirmó: “Lo que dijo estaba destinado a aplicarse a la química en ese momento, pero en realidad es el principio fundamental de nuestro universo. Tus seres queridos estuvieron aquí, al principio de todo, como tú, y todavía están".

Sabemos que percibimos solo un campo limitado de información, dados nuestros cinco sentidos. Isabelle sugirió: “Hay cosas que tienen sentido para los moribundos, no para los demás, que están a medio camino entre lo material y lo inmaterial. Los moribundos tienen una visión completa del mundo de lo invisible".

 ¿Venimos del vasto universo de lo invisible? ¿Volveremos a él? ¿Puede nuestro lenguaje rastrear el camino de este mundo, tridimensional, al otro? Quizás el lenguaje no referencial de los moribundos sea la pista de que puede hacerse.