PALABRAS EN EL UMBRAL DE LA MUERTE
CAPITULO 7.
Descripciones de visiones y visitas antes de morir.
"¿Cómo será cuando yo
muera?" le preguntó un paciente.”Háblame de los pájaros. ¿Qué les pasa
cuando mueren? ". Malynda quedó perpleja. “El paciente tenía curiosidad acerca
de la mecánica de la muerte: su muerte y la de los pájaros, y otras
combinaciones extrañas. Malynda quería saber más sobre este hombre, así que fue
a su historial. Allí estaba escrito: piloto de la fuerza aérea, Segunda Guerra
Mundial. También había estado involucrado en la mecánica de automóviles y
campamentos. La mecánica había sido un tema importante durante su vida adulta.
Entonces, conocer la mecánica de la muerte, tanto para él como para los
pájaros, tenía mucho más sentido". Una vez que Malynda tuvo acceso al
contexto, comprendió mejor la situación de aquel moribundo.
1. El Lenguaje no referencial.
2. Visiones de multitudes.
3. llegada de seres queridos fallecidos.
4. Ángeles y figuras religiosas.
5. Música, campanas y campanillas.
6. Animales, niños pequeños, y paisajes.
7. Hombres de negro, sombras y humo.
8. Visiones, frente a alucinaciones.
9. El factor terapéutico de las visiones, en el proceso de morir.
Lenguaje no referencial.
Las últimas palabras de mi padre a su mecanógrafa, un día antes de
morir, fueron: "Esto es muy interesante, Alice. Nunca he hecho esto
antes." ¿Qué era este enigmático, “esto”? La palabra” esto” se fijó mi
pensamiento mientras valoraba por qué no dijo: “Morir es muy interesante. Nunca
antes había muerto ". ¿Será que la palabra es innombrable, demasiado
difícil de captar para nuestra mente en esos momentos finales, o será que nadie
muere? ¿Acaso mi padre estaba viviendo una experiencia que no se podía expresar
con palabras, y usó un “esto” para el que no hay lenguaje, como en las
experiencias inefables de quienes sobreviven a experiencias cercanas a la
muerte? ¿Qué era esto que estaba experimentando? Estaba intrigado por la falta
de referente, curioso acerca de lo que podría haber detrás de ese misterioso,
"esto". Los pronombres no referenciales it, y this, (y algunos otros términos) dejan
al oyente con la duda, como en los siguientes ejemplos:
"Lástima que no pueda contarte todo esto". (¿Qué es
esto"?)
"No es lo que piensas." (¿Entonces , qué es?)
“Mi vocabulario me hizo esto” (del poeta Jack Spicer).
“Mucha gente tiene esto."
“Está todo en una sola pieza .Es todo de una sola pieza. Lo que ves en
diferentes piezas.es todo de una sola pieza ".
“Lástima que no pueda contar todo lo que he visto.
“Sé que eso no es lo que me está sucediendo ahora, pero sé lo que está
sucediendo ".
"No puedo contártelo".
"Lo descubrirás más tarde". (¿Descubrir, qué?)
"No hay nada que ellos puedan hacer por esto".
Estas cualidades también son consistentes con las experiencias de las
personas que pasan por experiencias cercanas a la muerte, quienes explican que
cierta información se retiene hasta que crucen la última frontera de la muerte.
Muchos describen cómo se les enseñó, o mostró, que ciertas cosas no se pueden
compartir o revelar hasta que mueran finalmente. Descripción típica de estos sobrevivientes es la de Shawna Ristic,
que cuenta lo siguiente: “Se entendió que existía esta barrera, una frontera
que había que cruzar, y se decidió que yo no la iba a pasar. Lo que había más
allá, permaneció en secreto".
Las referencias a que la vida es una ilusión también surgen en los
relatos y transcripciones con el mismo tipo de discurso no referencial. Se
dicen cosas como:
“Es todo un engaño. Solo, una ilusión." (La pregunta es, ¿Qué es
un engaño?)
“Hoy temprano, el Señor me lo representó”. (¿Qué es lo que te dijo el
Seór?).
"¡Increíble! ¡No lo creo! ¿Estos son ciertos? (¿A qué se refieren
"lo", y "estos"?)
Veamos a continuación típicas descripciones de quienes pasan por
sucesos cercanos a la muerte, que pueden arrojar luz sobre lo que el moribundo
podría estar presenciando:
“La luz me mostró que el mundo
es una ilusión. Todo lo que recuerdo de eso es mirar hacia abajo y pensar,
'Dios mío, no es real, no es real'. Es como si todas las cosas materiales
fueran solo accesorios para nuestras almas, incluido nuestro cuerpo ".
Puede ser que las palabras que escuchamos de los moribundos provengan
de un mar de inefable experiencia metafísica, y nosotros, los vivos, solo somos
testigos del lenguaje que obra, solo, en la punta del iceberg flotante.
Una expresión que recibí a través del sitio web PALABRAS FINALES, es:
"Echo de menos a mi mismo", lo que me hizo pensar en las últimas
palabras de mi tía, unos meses antes.
“El pronombre está mal”, dijo mi tía mientras se acercaba al final de su
vida. Ahora desearía haberle preguntado: "¿Qué pronombre?" o,
"¿Cuál es el correcto?". Quizás se estaba refiriendo al pronombre YO,
diciendo que, de alguna manera, YO, no es el pronombre correcto para quienes
somos cuando cruzamos el umbral. Tal vez, como nos han dicho místicos y
maestros espirituales a lo largo del tiempo, realmente no existe un
"yo", de la misma manera que otros se han referido a esta vida como
simplemente una ilusión.
De todo el lenguaje no referencial que la gente usa en el umbral, el
más común es el que se refiere a personas o lugares que los vivos no ven. Los
moribundos hablan de visitantes de todo tipo. A continuación se muestran
algunos ejemplos típicos:
“Hay tanta gente aquí. No tengo tiempo para hablar con todos".
“Mi padre murió un viernes por la mañana. Pasó todo el miércoles antes
de fallecer hablando, a veces en voz alta y otras murmurando al respirar, a una
variedad de personas que había conocido a lo largo de su vida. Fue lo más
asombroso que he visto en mi vida”.
Las visiones de una multitud también se han informado a través de los
ojos de los niños, y pueden brindar consuelo a sus padres en las circunstancias
más trágicas. Una joven madre comparte las últimas palabras de su hija de este
modo:
“Tenía veintiocho años y una hija maravillosa de seis y medio, muy
enferma, que tenía fibrosarcoma de la mandíbula, (cosa que los niños pequeños
rara vez tienen). Se había convertido en un tumor enorme en la parte exterior
de su hermoso rostro, y también bastante grande dentro de su boca. Se despertó
a las 6 y media de la mañana de un lunes y noté que sus uñas meñiques se habían
puesto azules. Sabía que el final estaba cerca.
La llevé a la cocina de mi mamá para darle un poco de jugo de naranja
frío, ya que a ella le encantaba. Caminé alrededor de la pequeña mesa de la
cocina y me apoyé en el fregadero para ver a mi pequeña beber su jugo. De
repente, me miró, señaló cerca de mí y preguntó: "¿Quiénes son todas esas
personas que están allí, mami?". Primero pensé que tal vez no la había
escuchado correctamente, así que le pregunté qué me decía. Me repitió:
"¿Quiénes son todas esas personas que están allí, mami?" Y de alguna
manera supe que “ellos” habían venido a ayudarla, (y no, no soy persona
religiosa o espiritual, por así decirlo). Rodeé la mesa para levantarla, dio un
espasmo y entró en coma, del cual no se recuperó. Murió en el hospital local
pocas horas después. Por supuesto, nunca nunca olvidaré este momento, y me ha
dado un poco de paz.
Los informes de visitas de preparación para un viaje son consistentes
con todas las metáforas de viajes vistas en capítulo anterior. Quizás los
muertos, o nuestros vívidos recuerdos de ellos, de hecho vengan a
"llevarnos lejos".
Este ejemplo de Donna, es típico: “Era como si mi papá hablara con mi
mamá (que había muerto diez años antes) por teléfono y yo solo escuchara el
final de la llamada telefónica. Estaba tan emocionado y feliz. Era difícil
creer que solo fuera imaginación. Algo muy real parecía estar pasando".
Las reuniones suelen ser alegres. No solo ofrecen consuelo a los que
están muriendo, sino que también pueden tranquilizar a los que están cerca y
que entienden lo que está sucediendo y no tienen miedo. Si bien estos
"encuentros con personas, previos a la partida", no los vemos, a
menudo son presencias vívidas para quienes los ven. "¿No lo ves ahí? ¡Ahi
esta!" preguntó y exclamó una madre
de sesenta y ocho años a su hija, señalando al padre de la joven, quien había
fallecido diez años antes. "Aquí está mamá, tengo que irme ahora", es
la frase que escuché de varias personas. Los siguientes son algunos otros
ejemplos que grabé:
“Estaba en la otra habitación y escuché a mi madre hablar y hablar. Me
acerqué a ella y le pregunté que con quién estaba hablando. “con tu padre'',
respondió. Mi papá había muerto hacía ocho años. Ella parecía tan feliz, y
continuó diciendo: "Me siento mucho más tranquila ahora, mucho mejor".
“Mi mamá estaba hablando con mi padrastro, muerto unos años antes. Me
dijo que se sintió mucho mejor cuando lo vio".
“Tuve un familiar que sufrió un paro cardíaco y sobrevivió al suceso.
Tras ello, habló de ver a su papá, a nuestra abuela y tías, y cómo todos estaban
parados allí, esperándola. Dijo que recordaba haberles dicho que no estaba
lista, pero que los extrañaba y los amaba".
Otra persona, llamada Dorothy, me explicó que su esposo de sesenta y
seis años, un veterano de Vietnam que murió después de larga lucha con los
efectos del producto químico usado para desfoliar la selva vietnamita, conocido
como Agente Naranja, en su última cena le preguntó por la mujer que había
estado allí todo el día. Ella respondió que, en realidad, habían estado solos.
Debido a que su esposo estaba muy medicado, a menudo tenía vívidos sueños, y
Dorothy simplemente pensó que otro episodio de ésos. Él insistió, diciendo que
ella había estado allí durante mucho tiempo, que era alguien a quien conocía
bien, pero que no recordaba su nombre. (Su marido era terrible con los
nombres). Él se levantó de la mesa, llevó su plato a la cocina, besó a Dorothy,
(algo que no hacía normalmente después de una comida) y se fue a la habitación
para echar una siesta de la que nunca despertó. Dorothy me dijo: “Ahora
desearía haberle hecho preguntas, en lugar de descartarlas. Me reconforta
pensar que alguien, a quien amaba mucho, vino a llevarlo a casa".
Si oye que un ser querido comienza a hablar de, o con un amigo o
familiar fallecido, puede hacer preguntas y aprovecharse de ese momento, ya que
puede ser una señal de que la muerte está cerca, como en el siguiente ejemplo.
“Comenzó con mi madre contándome acerca de una niña moribunda que, en su lecho
de muerte, había tenido visiones de ángeles y parientes fallecidos. Por un
momento, la niña les habló, y luego dijo a las personas que estaban junto a su
cama que no se preocuparan por ella, que tenía que irse ya. Y, a continuación,
falleció".
Un relato de dominio público, sobre premonición de muerte, ocurrió con el
fallecimiento del comediante Sam Kinison en una colisión frontal en el año
2009. Carl LaBove, el mejor amigo de Kinison, viajaba en una camioneta detrás
de él, cuando ocurrió el accidente. La historia se publicó en varios medios,
incluido el New York Times. Esto que relato proviene de Paul Luvera:
Al principio parecía que Kinison no había sufrido lesiones graves, pero
en cuestión de minutos, de repente, empezo a decir, a no se sabe quién:
"No quiero morir. No quiero morir". LaBove dijo más tarde [que]
"era como si estuviera conversando con alguien invisible". “Luego
hubo una pausa, como si Kinison escuchara a alguien y preguntó: "¿Pero por
qué?". Y después de otra pausa, LaBove escuchó a decir a Kinison, claramente: "Está bien,
está bien, está bien". LaBove dijo que: “El último, 'está bien,' fue tan
suave y en paz que seguro que cualquiera que fuera la voz que le hablara le
debió dar la respuesta correcta y le relajó. Aquel, “está bien”, lo pronunció
con tanta dulzura, que era como si hablara con alguien a quien amaba”.
Si bien las visiones de anteriores fallecidos son las comunmente más
mencionadas en los relatos y transcripciones de los moribundos, también hay
referencias a ángeles y otras figuras religiosas. Por ejemplo, una persona
informó de lo siguiente: "Mi abuela, que era mujer religiosa, me dijo que
vio un autobús amarillo lleno de ángeles, y que se preparaban para abrir la
puerta". Otra persona dijo de un individuo moribundo: "Incluso
describió a Jesús por completo, hasta el punto de que me dio escalofríos".
Una enfermera de cuidados paliativos jubilada describió lo siguiente de
uno de sus pacientes en sus últimos momentos:
“Lo sostenía en la cama de hospital, para que pudiera respirar mejor.
Miró al techo y dijo: "¿Los ve?". Le respondí: “No, señor. Dígame lo
que ve". Levantó el brazo derecho y señaló hacia arriba, diciendo: “Hay
ángeles a lo largo de la parte derecha, y allá a la izquierda. Me tengo que ir
ahora". Y llamó a su esposa, que lloraba en la cocina, diciéndole: “Carol,
tengo que irme ahora, te quiero. Te veré de nuevo." Luego volvió a
levantar su brazo derecho hacia el techo y dijo: "Mi Señor, mi Dios".
Y se desplomó sobre mí. Se había ido.
La yuxtaposición de grandes escenas de belleza, y momentos de pérdida y
desesperación, ocurre a menudo en el umbral. En ocasiones, ante los moribundos
aparecen escenas de paisajes indescriptibles. Lo no referencial aparece también
en estas descripciones, como en expresiones que dicen: "Es tan
hermoso". Rara vez veo descripciones vívidas de los paisajes que
presencian los moribundos, pero sí hay asombro en ellos. Mi padre habló sobre
la, "dimensión verde", que nunca me quedó muy claro a qué se refería.
Un hombre describió la experiencia de su abuelo de esta forma:
"Dijo muy feliz, como si estuviera asombrado: ¡Mira, flores
bonitas!".
Otra persona, llamada Lucía, compartió la descripción que hizo su padre, de un hermoso bosque, que se extendía
a través de la pared del hospital, con una puerta a cada lado del paisaje. Ella
relató cómo había luchado su padre por saber por cuál puerta debía entrar. Les
habló a sus hijas en su idioma nativo, el español, y les dijo: “Esa puerta no,
abre la otra''. Finalmente, mi hermana le dijo: “Está bien, está bien”, y mi
padre falleció".
[En esa visión], un hombre se paró frente a la iglesia con un sombrero
de cocinero. Le pregunté si pensaba que era el abuelo, (es decir, su padre), y
me dijo que no lo sabía. Entonces, mi mamá dijo: "Sabes, ya no puedo
verte, la habitación está muy oscura". Mamá se volvió hacia mí y me dijo
que yo era lo único que podía ver, que nunca me había visto tan hermosa. Me
dijo: “Estás completamente rodeado de luces blancas. Son las luces más
brillantes que jamás haya visto. Brillas totalmente". Mi madre y yo nos
dijimos cuánto nos amamos. Ella puso las manos delante de la cabeza y empezó a
hacer la forma de un cuadrado, o un círculo, como para capturar algo. Le
pregunté qué estaba haciendo y trató de explicarmelo pero sus palabras
empezaron a volverse poco claras. Sacudió las manos y dijo: "Te lo contaré
más tarde".
Hay un mundo en el que los moribundos parecen entrar y que, a veces,
brevemente se comparte con nosotros. Un estudio de investigación de 2014 del
“Centro para enfermos terminales y cuidados paliativos”
demostró que los sueños, y visiones al final de la vida, son comunes.
El ochenta y siete por ciento de los participantes del estudio informaron de sueños o visiones; El 72 por ciento de
ellos implicaron reuniones con seres queridos fallecidos, mientras que el 52
por ciento de las visiones estaban relacionadas con temas de preparación para
ir a algún lugar. Las visiones aparecieron meses, semanas, días u horas antes
de la muerte y, por lo general, disminuyeron el miedo a morir entre quienes las
experimentaban, facilitando su transición de la vida a la muerte.
Este conocimiento se está aceptando en el campo médico, como lo ilustra
esta entrada sobre la muerte que aparece en el principal recurso en línea
conocido como WebMD, corporación estadounidense conocida principalmente como un
editor en línea de noticias e información relacionada con la salud y el
bienestar humanos. En ese sitio se afirma que: “Las alucinaciones y visiones,
especialmente de seres queridos que se han ido, pueden ser reconfortantes. Si
ver y hablar con alguien que no está allí hace más feliz a la persona que está
muriendo, no es necesario que intentes convencerla de que no es real. Puede
molestarlos y hacer que discutan y peleen contigo".
Los profesionales de la salud me dicen que las visiones en el lecho de
muerte son cualitativamente diferentes de las alucinaciones que resultan de
medicamentos o drogas. Las alucinaciones incluyen imágenes de animales,
insectos en las paredes, dragones, figuras como demonios y visiones de personas
que son críticas con los moribundos, pero que desconocen. La mayoría de las
alucinaciones se describen como molestas, a veces aterradoras y fáciles de
controlar con cambios de medicación. Es más probable que el paciente olvide las
alucinaciones y se producen cuando el paciente no está lúcido. Pero las
visiones, a diferencia de las alucinaciones o el delirio, suelen ocurrir en
pacientes que son conscientes de su entorno y están lúcidos, y estos pacientes
a menudo recuerdan sus visiones con claridad. La enfermera e investigadora de
cuidados paliativos Madelaine Lawrence me explicó durante una entrevista que
cuando los pacientes tienen visiones en el lecho de muerte, pueden “moverse
entre mundos con lucidez y facilidad, y esta capacidad no existe cuando un
paciente está muy influenciado por alucinaciones inducidas por drogas".
Martha Jo Atkins, educadora y consejera en materia de fallecimiento, identificó las siguientes características asociadas con las visiones de los moribundos: experiencias trascendentes, una necesidad de irse, compañía personalizada, comunicación con personas invisibles, consuelo positivo y un proceso de comprensión.
Tanto Lawrence, como Atkins, nos animan a tener una "consideración
positiva" por la experiencia de la persona moribunda, incluidas las visiones
que pueda tener. Lawrence me explicó que es importante que "validemos la
experiencia" ante el moribundo. La persona puede estar viendo amigos o
parientes fallecidos, ángeles, figuras religiosas, animales u hombres vestidos
de negro, o puede estar escuchando música hermosa. Es importante reconocer la
experiencia de la persona moribunda, aunque no compartamos esa experiencia.
También recomienda, encarecidamente, que apoyemos a nuestros seres queridos
animándoles a hablar libremente sobre lo que están viendo. En nuestra
entrevista, Lawrence señaló:
"Cuando una persona está muriendo, antes de irse quiere estar conectada
emocionalmente con quienes están cerca de ella".
Una de las muchas formas en que ella entiende sus propias capacidades
psíquicas y mediúmnicas es, como me explicó, a través de la comprensión de
nuestro mundo natural. Y lo cuenta así: “Hay un universo que no vemos, pero
esto no significa que no exista. Si nos fijamos en el reino animal, por
ejemplo, muchos animales tienen acceso a información que nosotros no tenemos.
Nuestros sentidos procesan solo una pequeña parte de la información que existe
en el universo".
El factor terapéutico de las visiones, en el proceso de morir.
Si bien los seres humanos viven en un mundo dominado por la vista y el
sonido, las feromonas son una fuente primaria de información para muchos
animales. Estas sustancias químicas comunican variedad de cosas, desde estrés y
alarma hasta peligro y fertilidad sexual. Las hormigas tienen de diez a veinte
feromonas que utilizan para estructurar su sociedad y, en realidad, se
comunican a través de la liberación de esas feromonas como si construyeran
palabras de una oración gramatical.
La investigación de Kenneth Ring, y Sharon Cooper sobre los ciegos
sugiere que los seres humanos tienen, potencialmente, un sentido o percepción
expandido cuando están "fuera del cuerpo". También sabemos que
ciertos cambios en nuestro cuerpo pueden influir, e incluso expandir, nuestra
percepción, como ocurre en los estados de trance, o estados alterados de
conciencia e iluminación.
“Cuando hago visiones remotas, o lecturas psíquicas, trato de obtener
toda la información incrustada en el tejido del universo. Hay tanto que no
percibimos con nuestros sentidos, pero ¿significa eso que no existe?
Un ejemplo de esto fue una lectura que hizo para la familia que tenía
un joven en coma. Siguiendo su método de trabajo, le dijo a la familia que no
quería información previa de ellos, porque no quería nada que le impidiera
recibir "información pura". Cuando meditaba, escuchó la frase:
“martes, viernes, martes, viernes”, en la voz de un hombre. No tenía sentido
para ella en ese momento, pero más tarde se enteró de que esos eran los días en
que lo visitaba su familia. “Este tipo de cosas sucede todo el tiempo”,
explicó. Sin contexto, esas palabras tenían poco sentido, igual que lo que le
ocurrió a Malynda Cress cuando describió como ininteligible aquello que vimos
antes sobre lo del paciente diciendo, "Háblame de los pájaros".
Isabelle y otros psíquicos que entrevisté explican que la información
de, y sobre los que han muerto, se encuentra en ese vasto campo no percibido
por el cerebro tridimensional de cinco sentidos, el cerebro que procesa el
lenguaje.
Isabelle parafraseó a Antoine-Laurent Lavoisier, un químico francés del
siglo XVIII: "Nada se crea, nada se pierde, todo cambia a otra
forma". Ella afirmó: “Lo que dijo estaba destinado a aplicarse a la
química en ese momento, pero en realidad es el principio fundamental de nuestro
universo. Tus seres queridos estuvieron aquí, al principio de todo, como tú, y
todavía están".
Sabemos que percibimos solo un campo limitado de información, dados
nuestros cinco sentidos. Isabelle sugirió: “Hay cosas que tienen sentido para
los moribundos, no para los demás, que están a medio camino entre lo material y
lo inmaterial. Los moribundos tienen una visión completa del mundo de lo
invisible".
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