Es posible que a algunos les suene el nombre de Allison DuBois. Correcto, se trata de una medium norteamericana famosa, entre otras cosas, porque sobre algunos aspectos de su vida y de su actividad mediúnica se filmó una serie televisiva de indudable éxito titulada, MÉDIUM, que cubrió siete temporadas. Esta serie causó gran sensación al tratar la mediunidad como algo normal, tan normal que era susceptible de ser usada por las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado para conseguir detener y llevar ante la justicia a quienes cometían actos contra la vida de los demás. A través de los diferentes capítulos, la médium (protagonizada por Patricia Arquette) nos llevaba por toda una casuística de lo más sugerente, que no me cabe duda que influyó en la normalización de las cosas consideradas tabú por muchos escépticos. A mi me encantó uno de los capítulos en los que aparecían las personas con un número en la frente, que solo veía la protagonista de la serie, , que señalaba los días de vida que le quedaban al sujeto.
Allison DuBois también ha
escrito libros, y de uno de ellos, concretamente el titulado “HÁBLAME”, (en
inglés “Talk to me”) os traigo la traducción de este capítulo que, realmente, me
parece muy inspirador. Espero que os guste.
"Si enfatizas tus fortalezas, enterrarás tus debilidades". Allison DuBois.
Paso mi vida con aquellos que afrontan la pérdida de seres queridos, por lo que supongo que he aprendido mucho sobre la pérdida, la cual nos puede llegar de muchas maneras diferentes.
En la actualidad, el planeta se enfrenta a grandes desafíos. Estamos en
un momento de la historia en el que muchas personas se sienten perdidas cuando,
por ejemplo, se ven inmersas en caída libre financiera.
Muchos se sienten desposeídos, de repente, del apoyo que les sostenía y
se preguntan, ¿y ahora qué? Y esto puede ser útil como lección para aceptar la
falta de certeza y comprender que eso no tiene por qué ser algo malo. Cuando la
vida, tal y como la conoces cambia, realmente te proporciona una oportunidad
para afinar tu energía y aumentar tu aprecio por cuanto hay a tu alrededor.
Tómate un momento y comienza a contar las muchas bendiciones, y hermosos
recuerdos, que adornan tu vida.
Demasiadas personas caen en la trampa de la autocompasión, (todos hemos
pasado por eso alguna vez), pero es necesario asegurarse de no quedarse,
permanentemente, atascado en ella. La constante autocompasión convierte al alma
en una especie de agujero negro que drenará a cualquiera que entre en contacto
con ella, y la hará repelente para los demás. No me refiero al caso de una
persona que acaba de perder a un ser querido y necesita hablar. Me refiero a
las personas que culpan a todos los demás por cualquier cosa mala que les
sucede.
En lugar de caer en esta trampa, concéntrate en la energía positiva;
toma posesión de tu vida y trata de crear tantas oportunidades para reír como
humanamente seas capaz de hacer. La risa es un regalo contagioso, y si miras a
tu alrededor, verás a muchas personas que necesitan ese estímulo. Ten en cuenta
que siempre hay alguien que está peor que tú. En lugar de mirar a lo que no
tienes, saborea la vida y abre los ojos, de verdad, a lo que tienes.
Encontrarás muchas personas que compiten por quién lo hace peor, pero no
muerdas el anzuelo. En lugar de eso ve a ver una comedia, o al parque, y
observa cómo juegan los niños. Los niños, despreocupados y amantes de los
pequeños milagros que les rodean, son un gran recordatorio de cómo es la vida.
¿Alguna vez has visto a un niño de cinco años maravillarse con una mariquita, o
con una flor que recogió, (que en realidad es una mala hierba), pero que cree
que es milagrosa? Mis hijas tienen un espíritu tan vibrante. Estar cerca de
ellas me hace sentir tan viva. Vamos a la sala de juegos y jugamos, hacemos
bizcochos o simplemente miramos nuestras fotos antiguas y nos reímos de lo loco
que se veía mi cabello cuando era
adolescente. Es más fácil y agradable ser feliz que desdichado, así que
busca a alguien con quien reir y mejora tu vida, cada vez, con un recuerdo feliz.
He realizado lecturas mediúnicas a varios miles de personas en estos
años y he notado que la forma en que enfrentan la muerte varía según sus
experiencias de vida, así como según las fortalezas o debilidades de su
espíritu. Estas variables también determinarán qué tan bien viven sus vidas. Su
energía central influirá en si pueden o no afrontar una situación difícil y
encontrar un aspecto redentor en ella, o si se abandonan al dolor,
multiplicando su angustia y también la de los demás.
Puedo hablar por experiencia: perdí a mi padre cuando tenía treinta
años, en una época en la que tenía a mis tres niñas muy pequeñas y a las que
esperaba hacer felices con los recuerdos con mi padre. Supe que necesitaba
encarar cómo me afectaría su muerte. Escribí sobre mi dolor para que otros
pudieran identificarse con mi pérdida y aprendieran a superar su propio dolor.
He recibido muchos comentarios de personas que se vieron obligadas a afrontar la
muerte y pudieron empatizar con mi pérdida. Dijeron que eso les hizo sentir
menos solas en su viaje, y eso es algo muy bueno. Nadie debería tener que
sentirse aislado cargando con ese tipo de dolor. En esto, todos estamos unidos en un algún momento de nuestras
vidas.
Mientras cavilaba sobre lo que significa inspirar a otros, comencé a
pensar en personas especiales que me han inspirado.
Una mujer llamada Rudrani Devi tenía una cita para consultar conmigo, pero no me di cuenta de que ella estaba a punto de ayudarme a mirar dentro de mí misma.
Cuando caminas por la calle, nunca sabes con quién te cruzarás ni cómo te afectará el encuentro. Las personas que se ven obligadas a sufrir el trauma de perder a sus seres queridos a causa de la violencia son un ejemplo para todos nosotros de cómo el espíritu humano puede elevarse por encima del odio que se cuece en oscuros corazones que, voluntariamente, nos arrebatan nuestros amores más preciados.
Rudrani Devi es una mujer que estaba en el lugar y momento equivocados, pero fue ese fatal momento el que cambió para siempre lo que es ella, brindándonos a todos inspiración. Mientras lees su historia, deja que el espíritu de Rudrani te inspire a vivir la vida que debes vivir.
Viajar a la India, con algunos viejos amigos para un retiro de
meditación en noviembre de 2008, fue un viaje único en el que la vida
terminaría en terror y tragedia. Tras un hermoso día visitando ashrams y
santuarios sagrados, estaba cenando con mis amigos sentada en el restaurante de
un hotel de cinco estrellas, que estaba abierto al vestíbulo. Minutos después
de que nos sentáramos, unos terroristas surgieron de las esquinas, con rifles
automáticos, y abrieron fuego. Estos terroristas, que luego se supo que eran
diez musulmanes Paquistaníes que viajaron desde Karachi para perpetrar la
matanza, me dispararon a quemarropa en el brazo derecho y la pierna del mismo
lado. Hecho esto, me dejaron para morir entre las otras víctimas masacradas.
Dos de mis amigos fueron ejecutados, mientras que otros dos resultaron gravemente
heridos. Yo sangraba profusamente por la pierna derecha y más tarde los médicos
dijeron que había perdido cuatro unidades de sangre de las siete que,
normalmente, contiene el cuerpo humano. Mientras yacía en el suelo, hice las
paces con Dios, pero luego escuché la voz de la Madre Divina diciéndome:
"vigila, y confía".
De repente, el personal de la cocina nos llamó y nos dijo que si
queríamos sobrevivir teníamos que seguirles de inmediato. No podía levantarme,
así que extendí ambas manos en dirección a las voces y dije: '¡Arrástrame!'.
Uno de los camareros salió corriendo y tiró de mis muñecas arrastrándome, a
través de la carnicería, hasta la puerta del personal de cocina. Dentro de la
puerta, asegurada con una barricada, tuve un breve momento de seguridad, pero
luego las balas acribillaron el marco de la puerta y una granada de mano entró
volando por la ventana de servicio. Afortunadamente para todos nosotros, no
pasó nada. Finalmente logramos llegar a la entrada de empleados y, después de
varios intentos por detener un taxi, me llevaron al Hospital de Bombay. Allí
esperé horas a que me operaran para extraerme una bala que se había alojado
junto a mi arteria femoral. Si hubiera perforado la arteria, me habría
desangrado en unos minutos.
El ataque terrorista duró casi tres días, sesenta horas de horror que
se cobraron la vida de 185 personas, y otras quinientas resultaron gravemente
heridas o mutiladas. Aunque me dijeron que nunca volvería a caminar, me sentí
afortunada por estar viva.
Me llevaría 26 meses la rehabilitación de mi pierna rota para poder
caminar. En los primeros diez meses, mi esposo, tras seis años de matrimonio me
dejó. Mi clínica, de salud integral, cerró sus puertas, y me alejé de la
organización de la que había formado parte durante 23 años.
Se podría pensar que estaría mejor muerta, pero con una gran tragedia
vino una gran liberación. Alivié mi carga de muchas maneras, y me convertí más
en lo que estaba destinada a ser: una auténtica alma amorosa. Aprecié mi vida y
supe, en lo más profundo de mi ser, que era pura magia y milagro haber
sobrevivido.
Ya sabía esto intelectualmente antes de la experiencia en Mumbai, pero
ahora había aprendido, de primera mano, cuán conectados estamos realmente con
el Espíritu.
Hay algo en una experiencia horrible que, literalmente, te sacude hasta
la médula y te da el lujo de saber qué tan cerca estás realmente de tu yo
superior, del amor o de Dios. Básicamente, del universo. De hecho, no se trata
tanto de "estar estrechamente conectados"; se trata más de
"ser", y ya está. Cuando flotée por encima de mi cuerpo, y pude ver
lo que estaba sucediendo, ocurrió algo asombroso. Me comuniqué con todas las
otras almas que estaban dejando sus cuerpos y
todas convinimos en que habíamos elegido estar allí como los hermosos
hijos de Dios que éramos. Incluso los terroristas eran parte de eso, pero en
sus densos cuerpos ellos no lo habrían sabido. Y aunque todas las demás almas
trascendieron, yo me quedé atrás y me reconecté con mi cuerpo. Si no hubiera
sido por esta experiencia, que ahora considero una "cita divina",
podría haber sufrido el resto de mi vida un trastorno de estrés postraumático.
Me tomó tiempo darme cuenta pero, después, todo en mi vida cambió para
mejor. Como profesional de la salud holística y vibratoria, mi trabajo se
volvió más multidimensional. Ahora, cuando tomo asiento para hacer sesiones a
distancia, entro en el trance más profundo y puedo actuar en múltiples niveles
que antes del incidente no estaban disponibles para mí. Ahora es tan simple
como cruzar sobre una cuerda. Curiosa y alegremente, la experiencia más horrible
de mi vida me ha llevado al resultado más conectado, y a una sensación de paz
más allá de lo que podría haber imaginado. Esto es lo que significa ser, sentir
y aceptar el amor incondicional. Todo es como debe ser porque, ¿cómo no puede
ser? Es lo que está sucediendo. Llegué a un lugar de profunda aceptación y eso
es, verdaderamente, conocer la paz interior. ¡Ahora estoy libre!
He canalizado para personas que perdieron a sus seres
queridos en las Torres Gemelas el 11 de septiembre y que ahora trabajan para
ayudar a otros que han sufrido la misma pérdida. También a una mujer que,
cuando pequeña, sobrevivió a un atentado contra su vida por parte de su propia
madre, quien mató sus otros hijos antes de quitarse la vida. Esta mujer se convirtió
en operadora de emergencias para poder ayudar a los demás. Hay tantas personas
que han pasado por circunstancias inimaginables pero, como Rudrani, encuentran
un hilo brillante de belleza que les saca de la oscuridad, negándose a dejarse
tragar por ella. La inspiración está a nuestro alrededor; todo lo que tenemos
que hacer es abrir los ojos y conectarnos con ella. La caridad nos une porque
alguien nos necesita. Para todos aquellos que no saben cuál es su propósito,
todo lo que tienen que hacer es extender la mano y alguien la tomará con
gratitud. Sé la inspiración de alguien, y tu propósito quedará claro.
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