Capítulo 11. Envejecer, y morir.
Caso 61. Bienvenido a casa.
Independientemente de cómo dejemos el cuerpo, una cosa que es universal es el amor y el apoyo que se nos brinda cuando ingresamos a nuestro hogar inmortal. A través de miles de sesiones de Vida entre Vidas llevadas a cabo en todo el mundo con personas de todas las culturas y creencias, incluso la de la falta de creencia en una vida futura, sabemos que nuestra alma es bienvenida en el retorno a casa. Somos bienvenidos, sin importar si hemos llevado una vida de virtud o no, si somos jóvenes o viejos, listos o resistentes. Esto se demuestra en el caso de Pedro, quien recibe justo lo que necesita al final de su vida.
Pedro experimenta una vida pasada como anciano indígena que está herido y acostado en su lecho de muerte después de defender su aldea. Está en un tipo de casa alargado, con su hija Tisha, expresando su tristeza por decepcionar a la tribu. No pudo proporcionar consejos sabios, consejos que hubieran evitado la pérdida, en la batalla, de tantos miembros de la tribu. Lamenta dejar a su hija y a la tribu. Pedro describe la gentil bienvenida que recibe de aquellos que están al otro lado.
Siento que Tisha me sostiene proporcionándome gran comodidad. Tenemos tanta fe el uno en el otro. Ahora, esto está más allá de las palabras. Siento una especie de tristeza por todo lo que ha sucedido. Le recuerdo que siempre la cuidaré y que, si alguna vez me llama, le enviaré mi amor y orientación. Me siento confiado al respecto, y ahora me encuentro un poco más a gusto. Es bueno saber que puedo irme. Mi cuerpo podría vivir un poco más, pero no tengo por qué hacerlo. Es bueno irse cuando esté listo, y está sucediendo. Me voy quedando dormido y me alejo suavemente. Ya no la veo frente a mí, como antes. Hay alivio en mi cuerpo y la intensidad de la tristeza se ha ido.
Siento mucho amor. Hay brazos abiertos a mi alrededor. Me voy acercando y me tomo mi tiempo para ser abrazado. Todo es tan abrumador. Todos saben por lo que he pasado. [Pedro llora, y sigue contando lo siguiente]. Y el amor que siento es ese amor de absoluta aceptación, pero también de aprecio. Saben que la vida es difícil, que tiene sus desafíos. Es como si me dijeran: "bien hecho, y ahora estamos todos aquí para darte la bienvenida". Bien hecho, como si todos me dieran una buena calificación por lo que hice en esta vida. [risas]. Esos brazos abiertos son tan conmovedores.
Ya no siento cansancio. Mi energía se restaura a lo que parece ser su flujo natural. Ahora, solo disfruto de la sensación. La tengo de que estarán todos allí durante el tiempo que sea necesario. No hay urgencia. Es como estar totalmente apoyado para ir a mi propio ritmo.
Pedro se conmueve con la bienvenida que recibe al llegar de su vida pasada. Al igual que aquellos que mueren y regresan después de una experiencia cercana a la muerte, Pedro sabe cuán gentil puede ser la muerte, incluso cuando en nuestro final arrastramos culpa o tristeza.
Prepararnos para nuestra muerte es sabio, tanto como aceptar emocionalmente nuestro declive hacia la vejez. Los casos de este capítulo ofrecen una gran sabiduría para enfrentar decadencia y muerte con gracia y comodidad.
En el caso de Alegría, esta alma nos mostró cómo abandonar nuestra independencia, que es tarea asignada a cualquiera que viva una larga vida y que busque sentirse satisfecho. Vimos que enfermedades de los ancianos, tales como la demencia y el Alzheimer, parecen ser muy debilitantes para quienes las sufren. Los familiares de éstos se sienten tristes y perturbados al ver el declive del ser querido. La sesión de Vida entre Vidas que vimos en el caso de Preciosa es tranquilizadora para quienes tengan seres queridos que padezcan estas enfermedades. El mensaje de su padre nos dice que no hay necesidad de llorar.
Tampoco tenemos que temer a la muerte. El caso de la cliente de nombre Santiaga, vimos cómo en su vida como Teresa tenía miedo a la muerte justo al final de su vida. En su anterior vida pasada no estaba lista para morir. El miedo a la muerte es común en nuestro mundo. Incluso aquellos con fuerte creencia en una vida futura, como Teresa, pueden permanecer bajo la influencia de la energía del miedo. Las dos vidas pasadas de Santiaga nos enseñaron cómo dejar de lado nuestros miedos, aceptar la muerte y pasar al otro lado pacíficamente.
Algunas personas luchan con la muerte porque lamentan las decisiones que tomaron en su vida. El caso de Pedro nos muestra cómo dejarse ir. No hay juicio en el otro lado, solo abrazos de bienvenida. Llegar a un acuerdo con la muerte mientras todavía estamos vivos es una elección lúcida.
Si nos preparamos para otros acontecimientos, ¿por qué no hacerlo para éste que nos está esperando a todos? Los casos de este capítulo, que finalizamos, nos muestran que no hay nada que temer. Estar preparado para partir nos ayuda a pasar al otro lado pacíficamente, con suavidad y gracia.
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