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Contenido
Introducción - I La naturaleza de
las visiones - II Mirando a través de la historia - III Un psicomanteum moderno
- IV El teatro de la mente - V El
camino hacia el autodescubrimiento - VI
Creando tu propio Psicomanteum - VII Usos futuros de la observación en el
espejo - Bibliografía - Sobre los autores
- Solapa - Contraportada – Derechos de copia.
Introducción
Uno de los mayores dolores de la
naturaleza humana es el dolor de una nueva idea. —Walter Bagekot.
El deseo de reunirse, de reencontrarse
con seres queridos perdidos por la muerte. es uno de los más conmovedores e
insistentes. Nos atormenta y entristece con la letanía de: "qué hubiera
pasado si", y, "si tan solo", y tristes súplicas de haber estado
juntos unos minutos más.
A veces el deseo se cumple en
forma de visiones o apariciones del difunto, experiencias que, según se dice,
son muy distintas de los sueños. Se trata de interludios de vigilia durante los
cuales la presencia viva del difunto se percibe inequívocamente vívida. Estos
episodios suelen ser convincentes ya que quien los experimenta puede estar
seguro de que el encuentro fue real y, en consecuencia, se convence de que
existe vida después de la muerte.
La experiencia universal de las
apariciones se ha infiltrado en el lenguaje y el folclore de culturas de todo
el mundo, desde tiempos muy anteriores al inicio de la historia escrita.
Incluso hoy en día los reencuentros visionarios con difuntos son extraordinariamente comunes.
Diversos estudios publicados en revistas médicas y otras fuentes académicas han
establecido que un alto porcentaje de personas en duelo tienen visiones de sus
difuntos. Variados estudios sugieren que hasta el 66 % de las viudas
experimentan apariciones de sus seres queridos.
Se ha seleccionado a las viudas
como sujeto de estas investigaciones por la sencilla razón de que tienden a
vivir más que los hombres. Hay más viudas, lo que las hace más accesibles para
el estudio. La experiencia clínica revela que las apariciones de los difuntos
también son comunes entre otros grupos de personas en duelo: hijos, padres,
hermanos y amigos del difunto. Por ejemplo, hasta el 75 % de los padres que
pierden a un hijo tendrán algún tipo de aparición de ese hijo dentro del año
posterior a la pérdida. Esta experiencia es un alivio para la mayoría de los
padres y reduce considerablemente su dolor.
Una forma de aparición también es
común entre personas que han tenido experiencias cercanas a la muerte. Nos
cuentan que, al entrar en un reino de luz, se encuentran con espíritus de
familiares y amigos que ya han fallecido. Estas experiencias suelen ser
transformadoras y, con frecuencia, tienen consecuencias positivas.
Si se pudiera replicar la
experiencia cercana a la muerte y provocarla en personas sanas parecía posible
que esos poderosos efectos posteriores pudieran utilizarse en la terapia del
duelo. El atractivo popular de esta idea se refleja en el éxito de la película
de Hollywood "Flatliners", en la que estudiantes de medicina se
inducen mutuamente un paro cardíaco para intentar crear experiencias cercanas a
la muerte. Este método de revivir los mensajes del más allá produjo una
película interesante. Sin embargo, nadie en su sano juicio intentaría semejante
hazaña.
Aun así, yo seguía interesado en
replicar la experiencia cercana a la muerte, especialmente la parte en la que
la persona ve a sus seres queridos fallecidos. Aunque ver a seres queridos
fallecidos representaba solo un componente de estas experiencias, sentí que al
facilitar las apariciones podría aprender sobre la experiencia cercana a la
muerte en su conjunto. Aun así, no sabía cómo hacerlo.
Entonces, un día, la respuesta
cayó sobre mí, literalmente.
Ocurrió un día de otoño de 1987.
Estaba rebuscando entre los estantes de una librería de segunda mano en un
pequeño pueblo del Georgia, en Estados Unidos. Mientras caminaba hacia una
sección de libros de arte en la trastienda, uno
cayó de los estantes a mis pies.
Al agacharme para recogerlo noté
que se titulaba: «Mirando el Cristal». Mi primera sensación fue de disgusto.
Observar el cristal, o mirar el
espejo, (término más apropiado para esta práctica) siempre se ha asociado con
fraude y engaño: la gitana que estafa a sus clientes o el adivino que necesita
más dinero para poder ver con claridad las visiones en la bola de cristal.
Habría vuelto a colocar el libro en la estantería si no hubiera recordado una
conversación que tuve con el Dr. William Roll, pionero en el estudio de lo
paranormal, quien dijo que la gente sí veía visiones en la transparente
profundidad de los espejos. Por curiosidad, lo hojeé y luego comencé a leer el
primer capítulo. El autor, Northcote Thomas, era un erudito compulsivo y serio.
Explicó algunos de los métodos de mirarse al espejo y abordó brevemente
elementos de su psicología.
Quizás la parte más interesante
del libro fue la introducción de Andrew Lang, un eminente académico. Lang
expresó su convicción de que la comunidad psicológica y científica se
horrorizaría ante cualquiera que se atreviera a intentar un análisis racional
de la observación en el espejo. Se apresuró a señalar que tal reacción sería
injusta ya que impediría que las personas inquisitivas examinaran los misterios
de la mente. Intentó disipar los temores que pudieran surgir entre los
profesionales médicos y científicos. Así lo escribía:
“Al examinar el espejo nos
encontramos en la frontera del curanderismo,
fraude, credulidad ciega, esperanzas ávidas y temores supersticiosos. No
cabe duda de que una vez cruzada esta frontera incluso las mentes versadas en
las ciencias físicas a menudo dejan de ser científicas o sensatas... Así
podemos explicar la aversión de los hombres de ciencia al examen de fenómenos que,
en realidad, son tan inofensivos como los sueños del día o de la noche. Son
fenómenos de la naturaleza humana, ejercicios de facultades humanas y, como
tales, invitan a su estudio. Eludir el examen es poco valiente”.
A través del libro me entusiasmé
con las posibilidades de mirar al espejo. Había estudiado algunas de las formas
en que las culturas habían creado y utilizado estados alterados de consciencia.
En el transcurso de ese trabajo me topé con varios relatos en los que se
evocaban apariciones de muertos entre personas vivas. Las más notables fueron
las experiencias en los oráculos griegos de los muertos, o psicomanteums, lugar
al que la gente viajaba para consultar con los espíritus de los difuntos. Los
relatos que han sobrevivido de aquellos tiempos remotos dejan claro que la
gente parecía ver y estar en contacto directo con los difuntos durante esas
visitas.
Este libro, y la investigación
adicional, me hicieron comprender que las visiones de seres queridos fallecidos
eran mucho más accesibles de lo que se creía. Empecé a considerar varias
preguntas que mirar al espejo se podrían responder:
¿Explica esto por qué tanta gente
ve fantasmas? Ver fantasmas o apariciones es un fenómeno extremadamente común.
Algunos estudios muy bien realizados han demostrado que hasta una cuarta parte
de los estadounidenses admite haber visto un fantasma al menos una vez, en
comparación con un tercio de algunos europeos.
Las personas que experimentan
apariciones no solo ven a los muertos sino que también pueden oírlos, sentirlos
y, a veces, incluso olerlos. Todos estos encuentros son poderosos recordatorios
de que quienes amamos están profundamente arraigados en nuestro inconsciente.
Tan profundamente arraigados que no es gran exageración pensar que no
deberíamos seguir comunicándonos con ellos de una u otra forma.
Carl Sagan, astrónomo y autor de
la Universidad de Cornell, escribió sobre su propia experiencia en la revista
Parade: «Desde su muerte, probablemente una docena de veces he escuchado a mi
madre o a mi padre en tono de voz normal y corriente, llamarme por mi nombre.
Me llamaban a menudo durante mi convivencia con ellos. Todavía los hecho de
menos tanto que no me extraña que mi cerebro, de vez en cuando, recupere una
especie de recuerdo lúcido de sus voces».
Tampoco me sorprende. Aunque el
cuerpo físico ya no está el espíritu de los muertos sigue ocupando una parte
vívida e importante de la mente. Para estar con ellos quizás solo necesitemos
encontrar la manera de adentrarnos en nuestro inconsciente. Pensé que mirar al
espejo podría ser la solución.
¿Es posible estudiar la visión de
fantasmas en un laboratorio mediante la observación de espejos? Como he
señalado, millones de personas afirman haber visto a seres queridos fallecidos
espontáneamente, sin proponérselo. Estas apariciones parecen ocurrir por sí
solas, sin que las personas se pongan en el estado anímico adecuado.
Debido a su naturaleza espontánea,
el estudio de los avistamientos de apariciones es en gran medida el estudio de
historias, cuentos contados por personas que ven fantasmas y comparten sus
relatos voluntariamente con los investigadores.
En el pasado, las apariciones no
podían ser creadas, y mucho menos inducidas en un laboratorio. El único método
de estudio consistía en recopilar historias de fantasmas de personas y examinar
sus similitudes, lo cual representaba
verdadera frustración para los psicólogos.
Empecé a preguntarme si la observación
en el espejo permitiría crear apariciones en un entorno controlado, donde los
científicos pudieran observar a una persona viendo un fantasma. Era una idea
emocionante, sin duda.
¿Pueden los reencuentros con seres
queridos fallecidos ayudar a las personas a superar el duelo? Dado que el duelo
es una de las emociones humanas más difíciles de superar me interesó
especialmente esta pregunta. Quizás, al mirarse al espejo, las personas podrían
tener una aparición de sus seres queridos fallecidos. Tal aparición podría
aliviar el dolor.
Mientras estaba en aquella
polvorienta librería sentí una punzada de entusiasmo sabiendo que mis próximos
años los dedicaría a explorar un campo con gran promesa por explotar. Con
trabajo sincero y mentalidad abierta estaba seguro de que podría sacar la
observación del espejo de «la frontera del reino de la charlatanería», como
dijo Lang, y convertirla en un área accesible y valiosa de la psicología.
Decidí dedicar un tiempo al
estudio sincero de este arte olvidado. Recorrí los estantes de las bibliotecas
en busca de referencias históricas y literarias sobre la observación en el
espejo.
También decidí realizar un estudio
informal en el que guié a varias personas a través del proceso de mirarse al
espejo. Los resultados fueron tan inesperados que comencé a realizar sesiones
de observación lo más rápido posible, con el único fin de recopilar la mayor
cantidad de casos de estudio posible. De todas estas sesiones he concluido que
la observación al espejo puede utilizarse como:
Acceso en primera persona a una
dimensión fascinante, aunque poco conocida, de nuestra vida mental. Gran
parte de lo que ocurre en la mente humana tiene lugar en el inconsciente. Es
posible que mirarse al espejo haga accesible y, en cierto sentido, visible el
reino del inconsciente.
Herramienta que psicólogos y
psiquiatras pueden utilizar para comprender el mundo interior de sus pacientes.
Ofrece grandes posibilidades para diagnosticar dificultades mentales y
emocionales, y posiblemente, aunque esta afirmación es más dudosa, también para
diagnosticar enfermedades físicas.
Herramienta educativa para que
los profesores de psicología exploren las maravillas de la mente humana. No
se debe subestimar el papel de la diversión en la educación, ni siquiera en la
terapia. La diversión de mirarse al espejo puede despertar el interés latente
de los estudiantes.
Un medio para desarrollar la
creatividad. Escritores, científicos, empresarios y otros han podido
utilizar el estado de trance necesario para mirarse al espejo para superar los
obstáculos a su creatividad. Más adelante en el libro, daré varios ejemplos del
uso creativo de técnicas similares a la observación al espejo por parte de
Thomas Edison, Charles Dickens, René Descartes y otros.
Una clave para comprender
varios incidentes desconcertantes de la historia. Un estudio de la
observación en el espejo también arroja luz sobre el mundo de los antiguos,
quienes a menudo tomaban decisiones importantes consultando a los espíritus de
sus familiares en las profundidades claras. El capítulo de historia revela
muchos usos de la observación en el espejo a lo largo de la historia. Estoy
seguro de que después de leer este libro, los historiadores me contactarán con
relatos que no están incluidos aquí. Estos incidentes a veces son difíciles de
detectar a primera vista. Creo que esto es cierto porque la observación en el
espejo era tan común entre los antiguos que no siempre la describían en sus
escritos. Se consideraría tan innecesario como, por ejemplo, que un escritor
moderno describiera cómo hacer una llamada telefónica.
Si eres aficionado a la historia,
mirarte al espejo probablemente te ayudará a esclarecer viejos misterios. Es
especialmente valioso para comprender el mundo de los profetas y visionarios
que han guiado civilizaciones durante siglos.
Una forma de explorar la
propensión de la humanidad a creer en seres ocultos y fuerzas sobrenaturales.
Al comprender la observación del espejo, el mundo de lo paranormal no solo se
puede estudiar, sino también recrear en un entorno de laboratorio controlado.
Nunca antes se había hecho una
afirmación así. De hecho, el problema que enfrenta la ciencia con los fenómenos
paranormales, especialmente con las apariciones, es que los científicos no han
podido lograr que ocurran en un laboratorio. Si un fenómeno no se puede
reproducir en un laboratorio la ciencia no puede estudiarlo eficazmente.
Además, si un fenómeno no se puede reproducir la ciencia a menudo lo descarta
como fraude.
Sin argumentar a favor ni en
contra de la validez de tal idea, permítanme simplemente señalar que mirarse al
espejo permite a las personas ver los espíritus de los familiares fallecidos
prácticamente en cualquier momento. Esto significa, por supuesto, que la
experiencia puede estudiarse en un laboratorio. Por primera vez, los
científicos pueden observar cómo alguien "ve" un fantasma. Ya no
tendrán que esperar a que la experiencia ocurra espontáneamente para luego
intentar estudiar el suceso.
La capacidad de ver apariciones de
familiares fallecidos es probablemente el mayor beneficio de todos. Para
algunas personas el dolor no tiene límites cuando pierden a un ser querido.
Mirarse al espejo les quita todo el dolor. Para mí, esta es la propiedad más
gratificante de mirarse al espejo, ya que el duelo es uno de los mayores dolores
psicológicos.
POSIBILIDADES PARANORMALES
Si, como yo, lees libros
paranormales seguramente de vez en cuando te detienes a leerlos y te preguntas:
"¿Por qué no he tenido una experiencia como esta?". Les presento otro
libro sobre lo paranormal, pero este es diferente. Mediante las técnicas que se
describen aquí muchos podrán experimentar reencuentros visionarios con seres
queridos que han fallecido. En primer lugar recomiendo a quien busque un
reencuentro visionario mediante este método que estudie el libro completo para
comprender a fondo el proceso.
También quiero enfatizar que este
trabajo no tiene nada que ver con la mediumnidad ni con las sesiones
espiritistas. Los médiums afirman poseer una capacidad extraordinaria que les
permite contactar con los espíritus de los muertos en nombre de sus clientes y
transmitir mensajes. El cliente debe aceptar que dicho talento existe y que el
médium en cuestión lo posee. La mediumnidad, en el mejor de los casos,
proporciona un encuentro indirecto. De hecho, la palabra médium implica que la
comunicación se realiza a través de un tercero.
El procedimiento descrito en este
libro funciona de manera diferente, ya que permite a los sujetos tener sus
propios encuentros de primera mano con apariciones y hacer sus propias evaluaciones
de la realidad de la experiencia.
Como humanos, nos atormentan las
ansiedades. Hay una ansiedad que nunca superamos: el miedo a la muerte. El
miedo a la muerte es nuestra mayor ansiedad personal. Es el límite que jamás
podremos traspasar.
Como sociedad nos sentimos muy
cómodos poniendo la muerte en su lugar. Hemos creado cementerios de tal manera
que la mantenemos oculta. Tenemos películas de terror que nos recuerdan el
terror de la muerte. Y no hablamos mucho de la muerte en general, salvo cuando
es absolutamente necesario.
Todas estas restricciones
pretenden decirnos que existe un mundo de vivos y un mundo de muertos, y que
quienes están en un lado jamás podrán aventurarse en el otro. Punto.
Sin embargo, en mi experiencia,
existe una zona intermedia entre estas dos tierras. Desde un punto de vista
lógico, esta zona no tiene nada. Es simplemente la zona entre la vida y la
muerte.
Lo que no cabe duda es que existen
ciertos fenómenos de la consciencia viva que parecen indicar que sobrevivimos a
la muerte. Entre ellos se encuentran las experiencias cercanas a la muerte, las
apariciones de difuntos y los viajes chamánicos al mundo espiritual. Estas
experiencias se perciben como transiciones entre la vida y la muerte, y de
alguna manera se relacionan con ambas y, sin embargo, con ninguna. En resumen,
definen lo que podría llamarse el Reino Medio.
La existencia de este Reino Medio
desafía la prueba científica. Y, sin embargo, es cierto que una proporción
significativa de personas con mente sana y juicio sensible experimentan
experiencias que las convencen de que lo que llamamos muerte es simplemente una
transición a otra dimensión de la conciencia, la llamada vida después de la
muerte.
Con eso en mente, las visiones
especulares ciertamente pueden incluirse entre esas formas de ingresar al Reino
Medio y hacerlo de manera segura.
Ahora les contaré lo que se ha
convertido en la aventura de mi vida. He guiado a muchas personas a través de
estos vívidos encuentros visionarios, llamados apariciones facilitadas. Han
visto a sus seres queridos fallecidos, han conversado con ellos y comprendido
misterios del Reino Medio sobre los que solo habían leído. Yo también he tenido
una aparición similar. Conversé con mi abuela fallecida, quien parecía tan real
como cualquier otra persona. También he descubierto un nuevo significado en
algunos clásicos de la literatura y la erudición, y he viajado a misteriosas
estructuras antiguas de dos mil años de antigüedad, diseñadas para conectar a
las personas con sus familiares fallecidos. Lo que sigue es un misterio
intrigante.
I - La naturaleza de las visiones
A veces defino la fantasía como
algo que alguien me ha dicho y que yo nunca vi. —Michael Hamer.
Enterrados en lo profundo de la
literatura científica hay varios estudios que examinan los reencuentros con los
difuntos.
El primer estudio de este tipo del
que tengo conocimiento fue el "Censo de Alucinaciones", realizado en
1894. Este fascinante trabajo, dirigido por Henry Sidgwick, miembro de la
Sociedad para la Investigación Psíquica de Inglaterra, planteó a diecisiete mil
personas la siguiente pregunta profundamente personal: "¿Alguna vez,
creyéndose completamente despierto, ha tenido la vívida impresión de ver o ser
tocado por un ser vivo o un objeto inanimado, o de oír una voz; impresión que,
según pudo comprobar, no se debió a ninguna causa física externa?"
Una respuesta afirmativa daba
lugar a la entrevista con uno de los 410 voluntarios que participaron en el
estudio. Más de 2000 personas respondieron afirmativamente. Tras descartar los
sueños y el delirio evidentes, el número de personas que realmente tuvieron
visiones fantasmales fue de 1684.
Estos relatos de encuentros fueron
benignos y de corta duración, generalmente menos de un minuto. Muchas de las
apariciones se vieron en un medio similar a un espejo. A continuación, se
presenta un ejemplo de una "señora W.", registrado en 1885. En esta
experienci habla de haber visto la mitad superior de un hombre con "rostro
muy pálido, cabello y bigote oscuros" en el reflejo de una ventana:
Una tarde, alrededor de las 8:30,
tuve la oportunidad de entrar en la sala a sacar algo del armario cuando, al
girarme, vi el mismo rostro en el ventanal, frente a las contraventanas que
estaban cerradas. De nuevo solo vi la parte superior de la figura, que parecía
estar algo agachada. En esta ocasión, la luz provenía del recibidor y del
comedor, y no incidía directamente sobre la ventana; pero pude distinguir
perfectamente el rostro y la expresión de los ojos... En cada una de estas
ocasiones, me encontraba a una distancia de entre 8 y 10 pies de la figura.
Las personas que recopilaron estas
experiencias no pudieron explicarlas. Sin embargo, sí tenían teorías. Una era
que una persona fallecida había dejado algo en un lugar determinado y que lo
que quedaba se comunicaba de alguna manera con los vivos. Otra especulación era
que estas apariciones eran alucinaciones de las creaciones vívidas y cuerdas de
la mente. Sea como fuere, la Sociedad para la Investigación Psíquica concluyó
que no había evidencia clara de una "agencia post mortem".
Los investigadores afirmaron no
tener otra opción que llamar a las apariciones "alucinaciones", ya
que no dejaban rastro físico. No abordaron la posibilidad que Andrew Lang
planteó posteriormente: "Algunas alucinaciones son casuales e
inesperadas", escribió en su trabajo Sueños
y Fantasmas. "Pero entre estas y los sueños del sueño existe un tipo
de alucinación en la vigilia que algunas personas pueden evocar
deliberadamente. Tales son las visiones de mirarse al espejo".
LA EXPERIENCIA VISIONARIA
La intensidad y la viveza de las
apariciones me hicieron pensar que encajaban en la categoría de experiencias
paranormales conocidas como visiones. La visión de Cristo que tuvo San Pablo en
el camino a Damasco es un ejemplo, al igual que las voces de ángeles que
escuchó Juana de Arco y que finalmente la llevaron al mando del ejército
francés.
Estos sucesos se denominan
visiones espontáneas, lo que significa que las personas experimentan una visión
sin esfuerzo consciente. En un momento todo parece normal, y al siguiente,
ocurre una visión.
Un sorprendente número de
apariciones espontáneas de difuntos se observan en espejos u otras superficies
reflectantes. Muchas otras se ven de noche o contra fondos como una pared vacía
o en la oscuridad del exterior.
Por ejemplo, una mujer me contó
que había visto la aparición de su abuela emerger de un espejo al final de un
pasillo. Mientras la mujer, asombrada, observaba, la aparición caminó hacia
ella por el pasillo y luego desapareció por una puerta abierta hacia otra
habitación. Otra mujer me contó que, por casualidad, al mirar hacia arriba, vio
una lámpara de araña de cristal en su comedor y vio a gente conversando en uno
de los cristales colgantes.
Estas visiones han ocurrido a lo
largo de la historia a diversas personas. Abraham Lincoln, por ejemplo, vio una
doble imagen de sí mismo en un espejo en su casa de Springfield, Illinois: una
imagen recostado en un sofá, la otra con un aspecto fantasmal y pálido, como
una persona muerta o moribunda.
Lo que me sorprende no son las
visiones del presidente Lincoln, sino su disposición a hablar de ellas. Para un
presidente de Estados Unidos, hablar de una experiencia así hoy en día sin duda
condenaría su carrera política, pero Lincoln habló libremente de sus sueños y
visiones.
Anatole France cuenta cómo su tía
abuela vio en un espejo a Robespierre muriendo aproximadamente al mismo tiempo
que le disparaban en la mandíbula. La noche del 27 de julio de 1794, se miraba
en un espejo cuando gritó: "¡Lo veo! ¡Lo veo! ¡Qué pálido está! ¡Le sale
sangre por la boca! ¡Tiene los dientes y la mandíbula destrozados! ¡Alabado sea
Dios! El miserable sediento de sangre no beberá más sangre que la suya".
Entonces gritó y se desmayó.
En ocasiones se han reportado
visiones colectivas de los fallecidos. La mejor documentación sobre estos casos
proviene de investigadores de lo paranormal, quienes son meticulosos en la
recopilación de datos.
Uno de estos investigadores fue
Sir Ernest Bennett, primer secretario de la Sociedad para la Investigación
Psíquica de Inglaterra. Le intrigaba la naturaleza inexplicable de muchos
fenómenos paranormales, especialmente los que ocurren espontáneamente. Escribió
extensamente sobre lo paranormal para revistas científicas y documentó
cuidadosamente estudios de caso de sucesos paranormales. Entre sus estudios de
caso se encontraban ejemplos de visiones colectivas, en las que varias personas
ven la aparición de la misma persona al mismo tiempo. A continuación, se
presenta uno de sus estudios de caso que involucra una superficie similar a un
espejo:
3 de diciembre de 1885. El 5 de
abril de 1875, el padre de mi esposa, el capitán Towns, murió en su residencia,
Crankbrook, Rose Bay, cerca de Sydney, Nueva Gales del Sur.
Unas seis semanas después de su
muerte, mi esposa tuvo ocasión, una noche, sobre las nueve, de ir a uno de los
dormitorios de la casa. Iba acompañada de una joven, la señorita Berthon, y al
entrar en la habitación (el gas estaba encendido todo el tiempo), se quedaron
atónitas al ver, por así decirlo, reflejada en la superficie pulida del
armario, la imagen del capitán Towns. Era apenas media figura: solo se veían la
cabeza, los hombros y parte de los brazos; de hecho, era como un retrato de
medallón común y corriente, pero de tamaño natural. El rostro parecía pálido y
demacrado, como antes de su muerte; y vestía una especie de chaqueta de franela
gris, con la que solía dormir. Sorprendidos y algo alarmados por lo que vieron,
su primera idea fue que habían colgado un retrato en la habitación y que lo que
veían era su reflejo, pero no había ninguna imagen de ese tipo.
Mientras observaban y se
preguntaban, la hermana de mi esposa, la señorita Towns, entró en la habitación
y, antes de que ninguna de las otras tuviera tiempo de hablar, exclamó:
"¡Dios mío! ¿Ven a papá?". Casualmente, una de las criadas bajaba las
escaleras en ese momento, y la llamaron para preguntarle si veía algo. Su
respuesta fue: "¡Oh, señorita! ¡El amo!". Llamaron entonces a Graham,
antiguo criado personal del capitán Towns, quien también exclamó de inmediato:
"¡Oh, Dios nos salve! ¡Señora Lett, es el capitán!". Llamaron al
mayordomo y luego a la señora Crane, la enfermera de mi esposa, y ambas
comentaron lo que vieron. Finalmente, llamaron a la señora Towns, quien, al ver
la aparición, avanzó hacia ella con el brazo extendido como para tocarla. Al
pasar la mano por el panel del armario, la figura se desvaneció gradualmente y
nunca más apareció, aunque la habitación estuvo ocupada regularmente durante
mucho tiempo.
TRANSFORMADOS POR LA VISIÓN
Esta declaración fue firmada por
"CEW Lett", el yerno del capitán, y vino acompañada de declaraciones
juradas firmadas de otros testigos.
En este caso, Bennett no midió los
efectos de esta experiencia visionaria en las personas que vieron la aparición,
pero supongo que el efecto fue bastante profundo. Muchas de las personas con
las que he trabajado afirman que estas visiones alivian o incluso resuelven su
dolor. En las personas a las que he ayudado a tener apariciones, el suceso es
principalmente sanador, ya que mejora la relación con el difunto. No es una
experiencia aterradora ni perturbadora. Me parece fascinante, dado que las
películas y los libros nos han enseñado a casi todos a temer a los fantasmas.
Desde los albores de la humanidad, las historias de fantasmas han tratado sobre
espíritus aterradores que regresan de entre los muertos para
"atrapar" a los vivos, pero la realidad sobre los avistamientos de
fantasmas es muy diferente. Los investigadores que los estudian han descubierto
que las experiencias no son aterradoras. Desconcertante, sí, pero la persona
que ve al fantasma no se vuelve loca de miedo. Un ejemplo típico de
avistamientos es el siguiente: una visión espontánea en un espejo, que tuvo
lugar cuando una viuda se miraba por casualidad al reflejo de un ventanal de
hotel. Estaba oscuro afuera, y el cristal reflejaba la tenue luz del interior
de la habitación, creando una nítida profundidad en su brillante superficie.
Esto me pasó poco después de que
mi esposo falleciera en un accidente de coche. Era de madrugada y estaba
tumbada en la cama, mirando fijamente la ventana. Todavía estaba oscuro, así
que no podía ver hacia fuera; la ventana era solo una especie de cuadrado
negro. No recuerdo tener nada en particular en la cabeza, solo miraba la
ventana.
De repente, vi a un hombre
corriendo hacia mí. Llevaba traje de baño y tenía el pelo mojado, como si
viniera corriendo de la playa. Me emocioné, porque lo reconocí como mi difunto
esposo. Corrió hacia mí y sonrió. Podía olerlo y sé que habría sentido su pelo
mojado si hubiera extendido la mano.
"Todo está bien aquí",
dijo. Estaba sonriendo y feliz, y eso me alegró. La experiencia me ayudó a
superar mi dolor, porque me preocupaba el dolor que debió sentir cuando el
coche se estrelló.
En este caso, la esposa pudo
"cerrar el círculo" al ver que su esposo no sufría en el más allá. Su
aparición, como tantas otras, tuvo un efecto positivo en ella porque le
permitió procesar el duelo. Es lógico que una aparición planificada tuviera
mayores efectos positivos.
EL VÍNCULO NATURAL
Existen muchas formas de visiones
y muchas maneras de facilitarlas; sin embargo, las visiones siguen siendo uno
de los fenómenos más extraordinarios de la mente humana. Quizás un fenómeno aún
más extraño es que rara vez son estudiadas por los psicólogos.
Muchos de nosotros hemos crecido
en un ambiente repleto de relatos de visiones bíblicas. ¿Quién de nosotros,
familiarizado con la Biblia, no se ha maravillado ante la rueda dentro de la
rueda de Ezequiel, la escalera de Jacob o todo el libro del Apocalipsis? No es
de extrañar que muchos consideremos a estos antiguos visionarios como
individuos excepcionales con poderes excepcionales y misteriosos para
comunicarse con lo divino.
Hoy en día, muchos tienden a
patologizar las visiones. Asumen que quienes dicen tenerlas son
esquizofrénicos, delirantes o incluso sociópatas. Esta percepción está
cambiando, ya que un número creciente de estudios demográficos muestra que la
experiencia visionaria es común en la población general . Muchísimas
personas han tenido visiones desde siempre. Simplemente se resistían a
mencionarlas por miedo a ser tachadas de dementes.
Dado que las apariciones de los
difuntos constituyen una forma de experiencia visionaria, es necesario
considerar algunas de las formas comunes de visión, especialmente aquellas que
pueden facilitarse mediante métodos conocidos. Esto reduce el campo a cuatro:
pareidolia, incubación de sueños, hipnagogia y visiones especulares.
LAS VISIONES NUBLADAS DE LA
PAREIDOLIA
La experiencia común de ver
rostros en las nubes es un ejemplo de la ilusión visual conocida como
pareidolia. Se clasifica como ilusión porque existe un estímulo externo
observable —la nube— al que se añade una interpretación que da lugar a una
imagen significativa en el cielo.
Si mirara hacia las nubes y
señalara una imagen de George Washington, la persona a mi lado probablemente
vería la misma imagen. Una característica distintiva de la pareidolia es que
estas ilusiones no desaparecen al mirarlas.
Dado que las ilusiones de pareidolia
son causadas por un estímulo externo, pueden señalarse a otros.
De este modo, se puede lograr un
acuerdo entre un grupo de personas sobre lo que representan las imágenes. Esto
explica algunas ilusiones grupales en las que un gran número de personas ven de
repente el rostro de Cristo en la pared de una iglesia, o a la Virgen María en
el lateral de un tanque de almacenamiento de petróleo en el Medio Oeste. Cuando
una persona puede distinguir el rostro de Cristo —o cualquier otro rostro— en
algún tipo de patrón, entonces otros también pueden verlo.
Una vez vista la imagen, es
prácticamente imposible convencer a la gente de que el patrón realmente estuvo
allí desde siempre. Desde el punto de vista de quienes conocen el lugar, es
como si la aparición se hubiera materializado repentinamente. "Llevo
veinte años pasando por delante de ese tanque de agua casi todos los
días", podría decir un vidente. "Si la Virgen María hubiera estado
allí antes, la habría visto mucho antes. ¡Sé que acaba de aparecer!"
Una vez que se corre la voz sobre
la manifestación, los peregrinos acuden en masa al lugar. Los visitantes suelen
mostrarse reverentes, independientemente de si creen o no en la aparición.
Quizás los escépticos estén cubriendo sus apuestas.
Estas imágenes no se limitan al
ámbito religioso. Los depósitos de sosa y la vegetación fosilizada cubren
algunas zonas del desierto egipcio, dando la apariencia de un bosque de piedra.
Los viajeros afirman haber visto restos de gigantes momificados o grandes
veleros en estas formaciones.
La pareidolia subyace a varias
formas de adivinación. Los kahunas de Hawái ocasionalmente se formulaban
preguntas y luego contemplaban las nubes, esperando que los patrones que veían
allí les revelaran las respuestas que buscaban. La capnomancia, o adivinación
mediante la observación del humo, aún se practica entre las poblaciones
indígenas de Centroamérica. En la Europa medieval, esta práctica era realizada
tradicionalmente por matronas y vírgenes. La lectura de las hojas de té también
depende de que los videntes formen imágenes significativas a partir de los
fragmentos de hojas de té.
De vez en cuando, la pareidolia ha
sido la causa de apariciones de seres queridos fallecidos. Tomemos como ejemplo
la experiencia del general George Patton, quien tuvo una asombrosa visión de
sus antepasados en
un campo de batalla en Francia. Relató
el siguiente episodio en Before the Colors Fade, unas memorias escritas por su
sobrino, Fred Ayer, Jr.:
Estoy seguro de que tus
antepasados siempre
están contigo. Te observan.
Esperan muchísimo de ti.
Le pregunté: "¿Qué quieres
decir?"
Bueno, es algo que se sabe o no.
Pero a veces incluso se puede ver. Una vez en Francia, estábamos inmovilizados
por el fuego alemán, sobre todo con ametralladoras pesadas. Estaba tumbado boca
abajo, muerto de miedo, sin atreverme a levantar la cabeza. Pero finalmente lo
hice, y miré hacia arriba, hacia un banco de nubes que brillaban rojizas bajo
el sol casi poniente. Y entonces, con la mayor claridad posible, vi sus
cabezas, las cabezas de mi abuelo y sus hermanos. No se movían; no me decían
nada. Pero me miraban, mirándome con el ceño fruncido, no tanto con ira como
con tristeza. Podía leerles la mirada y me dijeron: «Georgie, Georgie, eres una
decepción para nosotros, escondido ahí abajo. Recuerda que han muerto muchos
Patton, pero nunca hubo uno cobarde».
Así que me levanté, saqué mi arma
y di órdenes. Y al final, el coronel George y los demás seguían allí, pero
sonriendo. Por supuesto, ganamos esa batalla.
Hablando del general George
Patten, sin duda uno de los generales más respetados y exitosos de la historia
militar estadounidense, es interesante señalar que creía firmemente en la
existencia de fantasmas. Esta creencia se debía en parte a las frecuentes
visitas que hacía a su difunto padre en el campo de batalla. Como le contó a
Ayer: «Mi padre solía venir a mi tienda por las noches, sentarse a conversar y
asegurarme que me iría bien y que actuaría con valentía en la batalla del día
siguiente. Era tan real como en su estudio en Lake Vineyard».
SANACIÓN A TRAVÉS DE LA INCUBACIÓN
DE SUEÑOS
Todos conocemos el caduceo, el
misterioso emblema de la profesión médica. Entrelazadas alrededor de un bastón
alado, dos serpientes nos observan desde las puertas de las ambulancias, las
paredes de los hospitales y los carteles de los consultorios médicos. Sin
embargo, pocos conocemos el significado de este símbolo. Para comprenderlo, hay
que remontarse a la antigua Grecia, a los templos de incubación de sueños de
Asclepio.
Asclepio fue una persona real, un
médico venerado que, de hecho, fue elevado a la categoría de divinidad tras su
muerte. Se erigieron santuarios en su honor por toda su tierra natal. Había
trescientos en total, siendo el más famoso el de Epidauro, que funcionaba como
una especie de Clínica Mayo de templos de incubación de sueños.
En estos templos se evocaban
fantásticas experiencias visionarias con fines curativos. Si alguien padecía
una enfermedad que ningún otro curandero podía curar, o una enfermedad
insoportable, se viajaba al templo de Asclepio. Allí los enfermos acudían para
tener sueños y visiones con la esperanza de curar su aflicción. Con suerte, los
pacientes incluso podían consultar al legendario médico.
El principal centro de sanación de
Epidauro contaba con instalaciones adecuadas para alojar y alimentar a las
multitudes que siempre esperaban su turno. La parte central del complejo era un
enorme edificio llamado el abaton, rodeado por un patio. Llegado el momento,
los peregrinos entraban en el patio y dormían hasta que tenían un sueño muy
particular: Asclepio, vestido con un abrigo de piel y portando el caduceo, se
les aparecía y los invitaba a entrar en el abaton.
El buscador podía entonces entrar
al templo, un vasto salón lleno de camas estrechas llamadas klinis .
Estas camas parecían sofás victorianos, con un extremo elevado unos 45 grados
para que la cabeza y el tronco de la persona quedaran ligeramente por encima de
las caderas y las piernas. De estas klinis surgió el término moderno
«clínica».
Se creía que el propio Asclepio
acudía al abatón durante la noche. Ofrecía tiernos cuidados y sanación,
probablemente vistiendo un abrigo de piel y portando el caduceo. En muchos
casos registrados, sus prescripciones y procedimientos médicos resultaron en
curaciones espectaculares.
Pacientes agradecidos pagaban a
canteros para que inscribieran los detalles de sus enfermedades, visiones y
curaciones en pilares verticales para que otros pudieran conocer estos
milagros. Incluso hoy, más de dos mil años después, los estudios de casos
clínicos que han sobrevivido son una lectura fascinante:
Un hombre cuyos dedos, a excepción
de uno, estaban paralizados, acudió en suplica al dios. Mientras observaba las
tablas del Templo, expresó su incredulidad ante las curas y se burló de las
inscripciones. Pero mientras dormía, tuvo una visión. Le pareció que, mientras
jugaba a los dados bajo el Templo y estaba a punto de lanzarlos, el dios
apareció, saltó sobre su mano y extendió los dedos del paciente. Cuando el dios
se hizo a un lado, le pareció que doblaba la mano y extendía todos los dedos uno
por uno. Cuando los hubo enderezado todos, el dios le preguntó si seguiría sin
creer en las inscripciones de las tablas del Templo. Respondió que no. «Desde
entonces, antes desconfiabas de las curas, no eran increíbles; de ahora en
adelante», dijo, «tu nombre será 'Incrédulo'». Al amanecer, salió sano y salvo.
Ambrosía de Atenas, tuerta. Acudió
como suplicante al dios. Mientras paseaba por el Templo, se rió de algunas
curaciones, considerándolas increíbles e imposibles, como si los cojos y los
ciegos pudieran sanar con solo ver un sueño. Mientras dormía, tuvo una visión.
Le pareció que el dios estaba a su lado y le dijo que la curaría, pero que a
cambio le pediría que dedicara al Templo un cerdo de plata en memoria de su
ignorancia. Tras decir esto, le cortó el globo ocular enfermo y le vertió una
medicina. Al amanecer, salió sana.
Un hombre soñó que, herido en el
vientre con una espada por Asclepio, murió; este hombre, mediante una incisión,
curó el absceso que se había desarrollado en su vientre.
Pándaro, un tesalino, que tenía
una marca en la frente. Tuvo una visión mientras dormía. Le pareció que el dios
le ceñía las marcas con una venda y le ordenó que se la quitara al salir del
abatón y la dedicara como ofrenda al Templo. Al amanecer, se levantó, se quitó
la venda y vio su rostro libre de las marcas; y dedicó al Templo la venda con
los signos que había tenido en su frente.
La incubación de sueños no se
limitaba en absoluto a los griegos. Se ha registrado en muchas culturas del
mundo, como el antiguo Egipto, Mesopotamia, Canaán e Israel. El ejemplo bíblico
más claro es el sueño de Salomón en el santuario de la colina de Gabaón, donde
fue a ofrecer un holocausto al Señor. Fue allí donde «el Señor se apareció a
Salomón en sueños una noche», preguntándole qué podía darle al hijo de David.
"Da, pues, a tu siervo un
corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo
malo; porque ¿quién podrá gobernar a este tu pueblo tan grande?"
Fue este encuentro onírico con
Dios lo que produjo la sabiduría de Salomón que gobernó a todo Israel.
El rito de la incubación de sueños
fue muy importante en Japón, donde sobrevivió hasta bien entrado el siglo XV.
Los peregrinos, angustiados por problemas insolubles, viajaban a un lugar
sagrado con la esperanza de que una divinidad les concediera un sueño. Estos
sueños ofrecerían soluciones a los problemas del incubador.
Se han conservado numerosos
relatos de estas apariciones, que resultan ser idénticos en su forma a los de
Grecia. Entidades aparecen en las visiones de los buscadores y realizan
curaciones que, como en los abatons, pueden implicar una especie de cirugía
onírica.
Este rito se remonta a una época
muy temprana en Japón, ya en los siglos IV y V d. C. En aquella época, solo el
emperador podía establecer este vínculo con otras dimensiones, y la incubación
era un aspecto importante de sus obligaciones espirituales. Su palacio contaba
con una sala de incubación y una cama especial conocida como kamudoko.
Incluso en épocas recientes, se
requería la presencia de una cama llamada shinza, de configuración idéntica a
la del klini de Asclepio , durante la ceremonia de consagración del
nuevo emperador. El emperador no utilizaba la cama durante el ritual, por lo
que su significado original se ha olvidado. Sin duda, en la antigüedad, la cama
tenía como función la incubación.
Los defensores de la psicología
profunda moderna argumentarían que estas visitas eran episodios de comunión
interna con el yo superior de los incubadores, pero es imposible comprender
plenamente los muchos enigmas sobre la incubación de los sueños.
Los propios buscadores diferencian
claramente estas apariciones de los sueños comunes. De hecho, muchos de los
incubadores en los relatos de la antigua Grecia insistían en que sus visiones
ocurrían en un estado intermedio entre el sueño y la vigilia. Esto nos lleva a
otro tipo fascinante de estado visionario en el que algunas personas pueden
entrar intencionalmente.
LA REALIDAD ADORMECIDA DE LA
HIPNAGOGIA
La hipnagogía se considera
tradicionalmente como el "estado crepuscular", un estado que existe
entre la vigilia y el sueño. En la hipnagogía, la persona ve lo que le ofrece
su inconsciente. A veces, pueden ser simplemente destellos brillantes de color
o vívidas secuencias de sueños. En otras ocasiones, estas imágenes, nítidas
como la vida misma, tienen un significado muy profundo.
En esta condición, el estado
hipnagógico se alcanza cuando una persona camina y realiza tareas habituales.
La hipnagogia de la marcha se ha utilizado para explicar los avistamientos de
"personajes pequeños" en Irlanda y de "hadas" en otras
partes del mundo. También explica un extraño fenómeno conocido como "el
hombre que desaparece", en el que una persona puede ver a alguien
caminando hacia ella por la calle de noche y luego desaparecer repentinamente.
Charles Dickens, el famoso autor
inglés, relató un relato tan vívido. Le contó a un amigo que una noche,
mientras caminaba por una calle de Londres, oyó un caballo detrás de él. Se
giró y vio a un hombre intentando controlar un caballo que se estaba volviendo
indomable. Dickens se metió en un portal para dejarle el camino al caballo.
Cuando miró hacia atrás, el caballo y el jinete habían desaparecido. No había
nadie allí.
Un alto porcentaje de la población
normal experimenta imágenes vívidas al dormir. A veces, estas se presentan en
forma de imágenes coloridas, a veces, como sucesos distorsionados de forma
surrealista.
Algunos genios creativos han
utilizado estados hipnagógicos para resolver problemas. Uno de ellos fue Thomas
Edison, quien solía echarse una siesta en su oficina mientras buscaba
soluciones.
Un problema al que se enfrentaba
era la facilidad con la que se dejaba llevar por un sueño profundo desde el
estado hipnagógico. Una vez dormido, se tiende a olvidar las imágenes vividas.
Para superar este problema, Edison dormitaba con una bola de acero en cada
mano. A ambos lados de su silla colocaba palanganas metálicas. Cuando empezaba
a perder el conocimiento, las bolas se le caían de las manos y chocaban contra
las palanganas. Entonces despertaba con el recuerdo de su experiencia
hipnagógica intacto.
MI PROPIO ENCUENTRO CON LA MIRADA
AL ESPEJO
Tras realizar varias sesiones de
observación en el espejo que facilitaban apariciones, decidí intentar tener una
yo mismo. El resultado fue un encuentro personal que cambió por completo mi
perspectiva de la vida.
Al principio, esto me planteó un
dilema. Dudaba si debía servir como sujeto experimental para este proyecto.
Servir como tal y tener un encuentro con apariciones quizá me haría perder
cierta objetividad. Si me limitaba al papel de investigador, razoné, podría
evaluar los informes de los sujetos desde una perspectiva más neutral.
Por otra parte, la tentación de
intentar yo mismo el procedimiento era muy grande, porque desde la infancia me
ha fascinado la consciencia y siempre he querido saber cómo era ver una
aparición.
Después de escuchar algunos de los
relatos de mis súbditos, sucumbí a la tentación y me propuse emprender mi
propio viaje al Reino Medio.
La característica más inquietante
de estos encuentros aparicionales observados por los sujetos fue que estaban
seguros de que sus reencuentros visionarios eran reales y no fantasías. Esto
fue especialmente desconcertante, ya que había seleccionado intencionalmente a
personas muy sensatas y razonables como sujetos. Supuse que cualquiera de ellos
podría decir si el encuentro era real. Esperaba que dijeran que la visión
coincidía con el tipo de imágenes que tienen al soñar, pero resultó ser lo
contrario. Uno tras otro, los sujetos que tuvieron encuentros visionarios
insistieron en que realmente habían estado en presencia de su familiar
fallecido. "Sé que era mi madre", dijo uno de los sujetos.
Prácticamente todos los demás describieron la experiencia como "más real
que la realidad".
Estaba convencido de que si veía
una aparición, sería diferente. Si tengo una experiencia así, pensé, no me
dejaré engañar pensando que es real.
Elegí a mi abuela materna como la
persona a la que intentaría ver. Nací durante la Segunda Guerra Mundial, y mi
padre fue enviado al extranjero el mismo día que yo nací. No regresó hasta
dieciocho meses después, lo que dejó a mi abuela materna a cargo de muchas de
las responsabilidades de la crianza. Hizo un trabajo maravilloso, y siempre la
consideré una persona dulce, sabia y comprensiva que tuvo una gran importancia
en mi vida. La había extrañado a menudo en los años posteriores a su muerte y
con gusto volvería a visitarla, en cualquier forma que adoptara.
Un día pasé muchas horas
preparándome para un reencuentro visionario con ella. Me vinieron a la mente
decenas de recuerdos y miré fotografías suyas, evocando una profunda sensación
de su tierna bondad.
Luego entré en un lugar que llamé
la cabina de las apariciones, y en la tenue luz de la habitación me miré en el
fondo de un gran espejo, descentrado de tal manera que contemplaba una especie
de claridad tridimensional. Hice esto durante al menos una hora, pero no sentí
ni una pizca de su presencia. Finalmente me di por vencido y asumí que, de
alguna manera, era inmune a los reencuentros visionarios.
Más tarde, al recuperarme de la
experiencia, tuve un encuentro que se considera uno de los sucesos que más me
cambió la vida. Lo que sucedió alteró mi concepto de la realidad casi por
completo. Ahora comprendía los sentimientos expresados por muchos observadores de apariciones: no
se sienten como los mismos después
de que suceden.
Estas experiencias poseen una
cualidad inefable, lo que significa que son difíciles o incluso imposibles de
expresar con palabras. Aun así, quiero describir mi propia reunión visionaria,
ya que considero importante transmitir esta experiencia en primera persona:
Estaba sentado solo en una
habitación cuando entró una mujer. En cuanto la vi, tuve la sensación de que me
resultaba familiar, pero el suceso ocurrió tan rápido que tardé unos instantes
en recomponerme y saludarla cortésmente. En menos de un minuto, me di cuenta de
que era mi abuela paterna, fallecida años atrás. Recuerdo que me llevé las
manos a la cara y exclamé: "¡Abuela!".
En ese momento la miré directamente
a los ojos, asombrado por lo que veía. Con mucha amabilidad y cariño, reconoció
quién era y me llamó con el apodo que solo ella usaba cuando era niño. En
cuanto supe quién era esta mujer, un torrente de recuerdos invadió mi mente. No
todos eran buenos. De hecho, muchos eran claramente desagradables. Aunque mis
recuerdos de mi abuela materna son positivos, los de mi abuela paterna fueron
otra historia.
Uno de los recuerdos que me vino a
la mente fue la molesta costumbre que tenía de decir: "¡Esta es mi última
Navidad!". Lo hacía cada temporada navideña durante las últimas dos
décadas de su vida.
También me advertía
constantemente, de joven, que iría al infierno si violaba cualquiera de las
muchas restricciones de Dios, según su interpretación, por supuesto. Una vez me
lavó la boca con jabón por haber dicho una palabra que desaprobaba. En otra
ocasión, de niña, me dijo con toda seriedad que era pecado volar en avión. Era
siempre irritable y negativa.
Sin embargo, al mirar a los ojos
de esta aparición, percibí rápidamente que la mujer que estaba frente a mí se
había transformado de forma muy positiva. Sentí su calidez y amor, y una
empatía y compasión que sobrepasaban mi comprensión. Tenía un humor seguro y
confiado, con un aire de serena calma y alegría.
La razón por la que no la reconocí
al principio fue que parecía mucho más joven que cuando murió; de hecho,
incluso más joven que cuando yo nací. No recuerdo haber visto ninguna
fotografía de ella a la edad que parecía tener durante este encuentro, pero eso
es irrelevante, ya que no fue solo por su apariencia física que la reconocí.
Más bien, conocía a esta mujer por su inconfundible presencia y por los muchos
recuerdos que repasamos y comentamos. En resumen, esta mujer era mi abuela
fallecida. La habría reconocido en cualquier lugar.
Quiero destacar lo natural que fue
este encuentro. Al igual que con los demás sujetos que habían experimentado una
facilitación aparicional, mi encuentro no fue en absoluto inquietante ni
extraño. De hecho, fue la interacción más normal y satisfactoria que he tenido
con ella.
Nuestro encuentro se centró por
completo en nuestra relación. Durante toda la experiencia, me sorprendió la
sensación de estar en presencia de alguien que ya había fallecido, pero esto no
interfirió en absoluto en nuestra interacción. Ella estaba allí, frente a mí, y
por sorprendente que fuera, simplemente lo acepté y seguí hablando con ella.
Hablamos de viejos tiempos, de
incidentes específicos de mi infancia. A lo largo del relato, me recordó varios
sucesos que había olvidado. También me reveló algo muy personal sobre mi
situación familiar que me sorprendió mucho, pero que, en retrospectiva, cobra
mucho sentido. Dado que los protagonistas aún viven, he decidido guardarme esta
información. Pero debo decir que su revelación ha marcado una gran diferencia
en mi vida, y me siento mucho mejor por haberla escuchado de ella.
Digo "escuché" casi
literalmente. Escuché su voz con claridad, con la única diferencia de que tenía
un tono nítido y eléctrico que parecía más claro y fuerte que su voz antes de
morir. Otros que habían tenido esta experiencia antes que yo la describieron
como una comunicación telepática o de mente a mente. La mía fue similar. Aunque
la mayor parte de mi conversación fue oral, de vez en cuando me daba cuenta de
inmediato de lo que ella pensaba, y me di cuenta de que a ella también le
ocurría lo mismo.
De ninguna manera parecía
fantasmal ni transparente durante nuestro reencuentro. Parecía completamente
sólida en todos los sentidos. No se diferenciaba de ninguna otra persona, salvo
por estar rodeada por lo que parecía una luz o una hendidura en el espacio,
como si de alguna manera estuviera separada o retraída del resto de su entorno
físico.
Por alguna razón, no me dejaba
tocarla. Dos o tres veces intenté abrazarla, y cada vez levantaba las manos y
me hacía señas para que regresara. Insistía tanto en que no la tocara que no
insistí.
No tengo ni idea de cuánto duró
esta reunión en tiempo real. Desde luego, me pareció mucho tiempo, pero estaba
tan absorto en la experiencia que no me molesté en mirar el reloj. En cuanto a
los pensamientos y sentimientos que intercambiamos, me parecieron un par de
horas, pero tengo la sensación de que probablemente fue menos en lo que
consideramos tiempo "real".
¿Y cómo terminó nuestra reunión?
Estaba tan abrumada que simplemente me despedí. Dimos por hecho que nos
volveríamos a ver y simplemente salí de la habitación. Cuando regresé, no
estaba por ningún lado. La aparición de mi abuela había desaparecido.
Lo que ocurrió ese día sanó
nuestra relación. Por primera vez en mi vida, ahora aprecio su sentido del
humor y comprendo algunas de las dificultades que atravesó. Ahora la amo de una
forma que no sentía antes de esa experiencia.
También me dejó con una certeza
permanente de que lo que llamamos muerte no es el final de la vida.
Comprendo cómo la gente puede
asumir que estas facilitaciones aparicionales son alucinaciones. Como veterano
de los estados alterados de consciencia, puedo decir que mi reencuentro
visionario con mi abuela fue completamente coherente con la realidad cotidiana
de la vigilia que he experimentado toda mi vida. Si descartara este encuentro
como alucinatorio, casi me vería obligado a descartar también el resto de mi
vida como alucinatorio.
LA BASE DE LA "NECESIDAD DE
VER"
Mi encuentro ha aclarado por qué
quienes buscan apariciones no necesariamente ven a la persona que se han
propuesto ver. Basándome en mi propia experiencia, creo que los sujetos ven a
la persona que necesitan ver.
En mi caso, la relación entre mi
abuela materna y yo era fluida, mientras que con mi abuela paterna fue un poco
inestable. Generalmente, es probable que los reencuentros con personas con las
que aún se tienen dificultades resulten más beneficiosos.
Para muchos sujetos, la persona que
desean ver es la misma que necesitan ver. Si ambos coinciden, el reencuentro se
desarrolla según lo previsto; si no, la necesidad puede prevalecer.
Además, un detalle de mi
experiencia me obliga a ofrecer una disculpa pública a mi vieja amiga, la Dra. Elisabeth
Kübler-Ross. En 1977, Elisabeth me contó una historia sobre su propio encuentro
con un conocido fallecido. Según recuerdo, un día, Elisabeth caminaba por un
pasillo hacia su oficina cuando, por casualidad, vio a una mujer parada en el
pasillo.
Las dos mujeres entablaron
conversación, y Elisabeth la acompañó a su consultorio. Al cabo de un rato,
Elisabeth se inclinó hacia ella y, con gran asombro, dijo: "¡La
conozco!". Había reconocido a la mujer como la "señora
Schwartz", una paciente cercana a ella que había fallecido meses antes. La
señora Schwartz reconoció su identidad, y ambas continuaron hablando durante un
rato.
Cuando Elisabeth me contó esta
historia, recuerdo que protesté a gritos. "¡Elisabeth, dame un
respiro!", dije. "Si era alguien que conocías tan bien, ¿cómo es
posible que no la reconocieras desde el principio?"
Ahora, después de tantos años,
puedo decir que lo entiendo. Por mi propia experiencia y la de otros, puedo
confirmar que las apariciones de los difuntos no lucen exactamente como antes
de morir. Curiosamente, o quizás no tanto, parecen más jóvenes y menos
estresados en su
estado de aparición, pero aun
así se les reconoce como
quienes son.
Los resultados de mi propia
experiencia y de mis primeros experimentos me sugieren que mirarse al espejo es
un vínculo natural entre las apariciones espontáneas y facilitadas de los
difuntos.
Investigaciones posteriores me
convencieron de que la observación de espejos se practicaba en la historia con
resultados asombrosos. Fue esta evidencia histórica la que me animó a
observarme aún más.
LA SUPRESIÓN DE MIRARSE AL ESPEJO
A través de mi investigación y
participación, he llegado a comprender que mirarse al espejo ha estado sujeto a
tal bombardeo de prohibiciones y difamaciones a lo largo de los siglos que
ahora sobrevive como un simple remanente de la realidad social que antaño fue.
Es un eco de un pasado lejano, desestimado por quienes lo han tildado de
superstición en lugar de intentar comprender su atractivo y poder.
Una historia que ilustra la ingratitud
de mirarse al espejo es la trágica historia de Kenneth MacKenzie. Era un
observador de espejos en la Escocia del siglo XV, tan experto que una reina
local (había muchas en esta sociedad feudal) lo contrató para espiar a su
esposo, quien estaba de visita en el continente europeo. MacKenzie se miró en
su espejo y vio al rey retozando alegremente con otra mujer.
Lo que vio resultó ser cierto,
pero el error de MacKenzie fue contárselo a la reina. Esta se enfureció tanto
con la visión que mandó ejecutar a MacKenzie arrojándolo de cabeza a un barril
de brea hirviendo.
Así ha sido para los practicantes
de la observación frente al espejo.
En el curso de mi investigación,
he descubierto al menos siete razones por las que la sociedad ha intentado
suprimir el mirarse al espejo. A continuación, las expondré y las examinaré
para determinar si son válidas, tanto individual como colectivamente.
MIEDO AL INCONSCIENTE
Parece haber dimensiones de la
mente de las que normalmente no somos conscientes. Freud, Jung y otros pioneros
de la psicología han cartografiado varias de estas regiones, y sin duda el
proceso continuará. Después de todo, aún queda mucho por aprender sobre la
mente humana.
Se sabe que la ansiedad suele
surgir cuando algún pensamiento, recuerdo o impulso desagradable amenaza con
emerger del inconsciente a la conciencia. Freud denominó esta experiencia común
«ansiedad señal».
Una de las razones por las que
mirarse al espejo se considera tabú para algunos es el miedo a que el contenido
inconsciente de la mente irrumpa en la consciencia. Lo que la gente teme es
que, si estos recuerdos o sentimientos inconscientes salen a la luz, algo
terrible sucederá. Algunos temen sentirse abrumados emocionalmente, perder el
control de sí mismos o, tal vez, avergonzarse de forma irreparable.
Los pensamientos inconscientes
afloran al mirarse al espejo, pero esta emergencia no es en absoluto el
terrible suceso que algunos imaginan. Suele ser beneficiosa y contribuye al
crecimiento y al desarrollo.
Aunque algunas personas critican
la observación de espejos porque evoca pensamientos o impulsos amenazantes, mi
experiencia me indica que merece ser elogiada por ello. Mi punto queda bien
ilustrado por una anécdota del erudito clásico W. R. Halliday en su libro de
1913, "Adivinación griega". Este es el único relato que he podido
descubrir en siete años de diligente investigación sobre la observación de
espejos en el que se produjo un suceso psicológico adverso en una persona
relacionado con la observación.
En este relato, Halliday califica
la observación de "superstición" y luego afirma que ha sido
"explotada con resultados más graves y trágicos entre las clases sin
educación, que no han tenido las mismas oportunidades de adquirir
discernimiento". El Manchester Guardian del 28 de octubre de 1909 publicó
un relato de la investigación forense sobre la esposa de un cartero de
Ceirdiff, quien se suicidó inhalando gas. Su padrastro declaró que la semana
anterior ella había regresado de una visita a una adivina y había dicho:
"Cuando me pidió que mirara en el cristal, me vi sentada en una silla
suicidándome deliberadamente con gas".
La moraleja que Halliday extrae de
esta triste historia es que no se debe tolerar a quienes se miran al espejo.
Estoy seguro de que la mayoría de los profesionales de la salud mental
comprenderían que la visión de esta mujer en el espejo no provocó su suicidio,
como Halliday parece insinuar. De hecho, la relación causal es la inversa:
tanto su visión como, con toda probabilidad, su visita a la adivina fueron
resultado de su depresión. Estaba deprimida hasta el punto de suicidarse antes
de acudir a la adivina. Lo que vio en el espejo fue simplemente un reflejo de
los pensamientos de su inconsciente.
Del relato de Halliday se puede
concluir que mirarse al espejo tiene potencial como método para detectar y
diagnosticar trastornos mentales y emocionales, en este caso la depresión.
RAZONES TEOLÓGICAS
A lo largo de los siglos, los
funcionarios religiosos han prohibido la práctica de mirarse al espejo porque
consideran que implica la operación de fuerzas demoníacas.
Una larga serie de concilios e
instituciones eclesiásticas han reforzado esta creencia. Por ejemplo, ya en el
siglo V, un sínodo celebrado por San Patricio declaró que cualquier cristiano
que crea que un espíritu puede verse en un espejo será anatematizado y deberá
ser excluido de la iglesia hasta que renuncie a esta creencia y haga
penitencia.
Hinmaro, arzobispo francés del
siglo IX, condenó la hidromancia (mirar el agua para tener visiones). En 1398,
la Facultad de Teología de París declaró a los observadores itinerantes de
espejos, llamados specularii, como secuaces de Satanás.
El conde Cagliostro fue
encarcelado por la Inquisición en Roma por sus prácticas, la más importante de
las cuales era la de mirarse al espejo. Esta condena ha continuado incluso en
la actualidad. Según un artículo de prensa de 1979, dos mujeres fueron
expulsadas de una iglesia bautista en Independence, Misuri, por leer la fortuna
con una bola de cristal.
Las instituciones religiosas
dependen en gran medida, para su continuidad, de inculcar en sus miembros
creencias ideológicas rígidas sobre el cuerpo, la mente y el espíritu. Esto
incluye disuadirlos de buscar experiencias espirituales por su cuenta. Después
de todo, un psicólogo pionero en la congregación que explora los ámbitos
ocultos del yo bien podría hacer descubrimientos difíciles de conciliar con las
doctrinas oficiales.
En cuanto a las insinuaciones de
algunos en la comunidad religiosa de que las fuerzas del mal están ansiosas por
corrompernos a través del espejo, sospecho que son intentos de asustarnos para
que nos conformemos ideológicamente o son manifestaciones disfrazadas del mismo
miedo a la mente inconsciente que discutimos antes.
Estoy seguro de que mis palabras
no son las últimas sobre el tema de los demonios. Y lo digo en serio cuando
digo que no pretendo faltarle el respeto a los pensadores serios que defienden
la existencia del mal objetivo. En cuanto al tema específico de la
contemplación en el espejo, solo puedo decir que surge una grave anomalía
teológica cuando las autoridades eclesiásticas la vinculan con prácticas
demoníacas, pues al menos una de las figuras más sagradas de la Biblia
probablemente utilizó formas de contemplación en el espejo para conectar con lo
divino. José se contemplaba en una copa de plata que llevaba consigo.
Aun así, existen al menos cinco
pasajes bíblicos en los que se condena la evocación del difunto, en tres casos
con palabras atribuidas al propio Dios. A continuación:
No recurran a fantasmas ni espíritus,
ni se contaminen buscándolos. Yo soy el Señor su Dios.
—Levítico 19:31
[Dice el Señor] Yo pondré mi
rostro contra el hombre que recurre desenfrenadamente a fantasmas y espíritus,
y cortaré a esa persona de entre su pueblo.
—Levítico 20:6
Cualquier hombre o mujer entre
ustedes que invoque fantasmas o espíritus será condenado a muerte. El pueblo
los apedreará; su sangre será sobre sus cabezas.
—Levítico 20:27
El significado de estos pasajes es
inconfundible. Al leer los versículos en el contexto de los dos capítulos en
los que aparecen, siento menos que he violado la palabra de Dios y más que he
encontrado otro de esos aspectos en los que los valores antiguos chocan con los
tiempos modernos. Aquí están los pasajes en su contexto más amplio:
El Señor habló a Moisés y dijo ...
No permitirás que dos clases diferentes de bestias se apareen. No plantarás tu
campo con dos clases de semilla. No te pondrás ropa tejida con dos clases de
ñame. . . . No redondearás tu cabello de un lado a otro, y no afeitarás el
borde de tu barba. . . . No te harás tatuajes. Yo soy el Señor. . . . No
recurras a fantasmas ni a espíritus, ni te contaminéis buscándolos. Yo soy el
Señor tu Dios No pervertirás la justicia en la medición de longitud, peso o
cantidad. Tendrás balanzas verdaderas, pesos verdaderos, medidas verdaderas
secas y líquidas.... Pondré mi rostro contra el hombre que recurre lascivamente
a fantasmas y espíritus, y cortaré a esa persona de su pueblo. ... Si un hombre
comete adulterio con la esposa de su prójimo, tanto el adúltero como la
adúltera serán condenados a muerte.
Y así sucesivamente. Cuando los
fundamentalistas plantean las objeciones bíblicas a los "fantasmas y
espíritus", recurro rápidamente a la Biblia y leo los pasajes que citan en
su contexto adecuado. Seguir las enseñanzas expresadas solo en la parte que he
citado significaría que un verdadero seguidor no podría usar ropa de materiales
mixtos, cortarse el pelo, afeitarse la barba, hacerse tatuajes, plantar más de
un cultivo en una parcela, etc.
LOS QUE SE MIRARON EN EL ESPEJO
COMO CHARLATANES
Mirarse al espejo se ha asociado
con artimañas y fraude, y el registro histórico no deja lugar a dudas de que,
en parte, esto está justificado. Es evidente que algunos autoproclamados
observadores del espejo han engañado conscientemente a otros para obtener
beneficios personales.
La literatura popular también ha
reflejado este tema. ¿Quién puede olvidar al falso adivino de El Mago de Oz,
aquel que hacía que emanaran vapor, ruido y furia de su cabina de control tras
la cortina? "¡Soy el mago!", gritó este simple mortal, haciendo que
su imagen pareciera mucho más grande y aterradora en una enorme pantalla de
cine.
Esto no es muy distinto del obispo
católico Hipólito. En palabras del erudito clásico ER Dodds, «Hipólito incluye
en su colección de trucos de magia un dispositivo que podía usarse para simular
automatismos visuales y auditivos: se coloca un caldero de agua con fondo de
cristal sobre una pequeña claraboya, y quien mira dentro del caldero ve [¿y
quizás oye?] en sus profundidades a ciertos demonios, que en realidad son los
cómplices del mago, sentados en la habitación inferior».
Debido a estos abusos, la sociedad
ha considerado conveniente establecer leyes para proteger a la gente de quienes
se miran al espejo sin escrúpulos, pero nada de esto puede servir para
justificar la prohibición indiscriminada de mirarse al espejo.
De hecho, el hecho de que el
público esté mal informado sobre la naturaleza de las visiones en espejo
facilita aún más que los charlatanes engañen a sus víctimas. Es evidente que
los charlatanes pueden arrogarse poderes inusuales en tales circunstancias
mediante el simple recurso de "producir" estos fenómenos.
Por cierto, he tenido a algunas
personas que acudieron a mí pensando que mirarse al espejo era un fraude. Aun
así, tuvieron el coraje de intentar experimentar y vieron sus esfuerzos
recompensados con éxito.
Por ejemplo, después de dar una
conferencia en Seattle sobre este tema, un médico escéptico declaró que las
visiones en el espejo eran simplemente producto de la sugestión. Insinuó que
las personas "de mente recta" no podían experimentar estas visiones.
Le pedí que me acompañara a mi habitación de hotel, donde cerré las cortinas y
atenué las luces. Lo hice sentar en ángulo frente a un espejo de la habitación
para que se viera con mayor claridad. Lo dejé relajarse mientras se miraba en
el espejo. A pesar de sus dudas, resultó ser un sujeto excelente. A los pocos
minutos, informó que había nubes en el espejo seguidas de formas geométricas.
Cuando aparecieron rostros, dio por terminada la sesión.
"Entiendo lo que quieres
decir", dijo, abatido por la experiencia. "Sí funciona".
CONFLICTOS CON LA TECNOLOGÍA
MODERNA
En el mundo moderno, nuestra vida
cotidiana está tan estrechamente integrada con las creaciones tecnológicas que
la mayoría de nosotros probablemente no sobreviviríamos sin nuestras máquinas.
Esta dependencia de la tecnología
ha traído consigo un ritmo de vida más acelerado, inimaginable hace cien años.
Este ritmo acelerado disuade a las personas de disfrutar de los placeres de los
estados alterados de conciencia, muchos de los cuales exigen reducir la
velocidad y pensar de forma diferente a la habitual.
Los avances tecnológicos han hecho
innecesarios algunos de los usos anteriores de la observación en el espejo.
Dispositivos como la televisión y el teléfono, y profesiones como la
psiquiatría, han sustituido la voluntad y la necesidad de ahondar en el
inconsciente para comprender y entretenerse.
Mirarse al espejo requiere una
mentalidad distinta a la que tenemos en nuestra vida diaria. Por eso,
prepararse incluye bajar el ritmo de vida e intentar entrar, por así decirlo,
en otro marco temporal.
He creado un entorno para sacar a
la gente del siglo XX y llevarla a una época más lenta y compatible con el
estado alterado que intentamos inducir. Tendrás que hacer lo mismo en tu propio
entorno para facilitar adecuadamente una aparición.
Mirarse al espejo es poco
científico
El método científico es un modo
especializado de observar, pensar y razonar que depende en gran medida de un
estado mental alerta, concentrado, crítico y reflexivo.
Dado que gran parte de nuestro
entorno en el mundo contemporáneo tiene su origen en el método científico, no
sorprende que el pensamiento científico haya llegado a ser oficialmente
aceptado. Hay muchas personas que consideran que todas las demás formas de
pensamiento son, de alguna manera, erróneas o dudosas.
Hay mucho que decir a favor de
esta actitud, ya que basta una mirada retrospectiva a la historia para sentirnos
profundamente agradecidos por el surgimiento del pensamiento científico.
Sin embargo, la cosmovisión
científica contemporánea, basada en el pensamiento crítico, desprecia en cierta
medida los estados alterados de conciencia. La mayoría de los científicos cree
que la conciencia crítico-reflexiva está relacionada con la verdad, mientras
que otros niveles de conciencia son «irreales» o «engañosos», incluso
«ilusorios» o «alucinatorios». Dado que la observación en el espejo se basa en
la conciencia hipnagógica, los científicos tienden a descartarla de plano.
Un análisis más detallado del
progreso científico revela numerosos casos en los que los científicos se han
inspirado en el estado hipnagógico. Entre ellos se encuentran Thomas Edison,
Kekulé y René Descartes. Este último creó el método científico, mediante el
cual se lleva a cabo toda buena experimentación científica, ¡como resultado de
una serie de sueños vívidos! Los sueños de Descartes son un magnífico ejemplo
de la combinación del intelecto interpretativo con las aportaciones de la mente
inconsciente.
En el primer sueño, el viento
arremolina a Descartes mientras avanza con dificultad por la calle intentando
llegar a una iglesia para rezar. Se da cuenta de que se ha cruzado con un
conocido sin saludarlo e intenta regresar, pero el viento no se lo permite.
Entonces ve a otro hombre de pie fuera de la iglesia que le dice que otro de
sus amigos lo espera allí para darle un melón. Descartes despierta y concluye
que el sueño es obra de un demonio maligno. Reza a Dios pidiendo protección y
vuelve a dormirse.
En el siguiente sueño, oye un
fuerte sonido que interpreta como un trueno. Al despertar, ve miles de chispas
ardientes en la habitación.
En el tercer sueño, encuentra un
diccionario sobre su mesa y junto a él un poemario titulado Corpus Poetarum. Al
abrirlo, lee el verso "¿Qué camino seguiré en la vida?". Un hombre
desconocido le presenta versos que empiezan con las palabras "sí y
no".
Al despertar, Descartes concluyó
que los tres sueños fueron de inspiración divina. Los dos primeros fueron
advertencias sobre su forma de vivir hasta ese día, 10 de noviembre de 1619. El
tercero fue un símbolo de aliento para su misión en la vida: encaminar las
ciencias hacia el conocimiento.
Ahora queda claro lo que Descartes
quiso decir cuando escribió: «Un día decidí tomarme a mí mismo también como
objeto de estudio». Para Descartes, el método científico llegó a ser conocido
como «la luz natural de la razón».
MIRARSE AL ESPEJO Y LA REALIDAD
"OFICIAL"
Si bien reconocemos que la
realidad de cada uno es diferente, no deja de ser cierto que existe un concepto
de realidad "oficialmente sancionado".
Los grandes filósofos y
científicos, cuyas ideas han moldeado nuestra visión moderna del mundo, han
trazado una línea clara entre la "realidad" y la
"irrealidad". Esta línea funciona la mayor parte del tiempo, pero
surgen problemas cuando algo la cruza. Los sueños, por ejemplo, son
considerados por muchos pensadores como ejemplos clásicos de algo irreal. De
igual manera, durante el desarrollo, a los niños se les enseña que los sueños
son irreales.
Sugiero que algunas personas se
sienten desconcertadas por mirarse al espejo y fenómenos similares porque
cuestionan nuestra visión culturalmente arraigada de lo real y lo irreal. De
hecho, a veces quienes los experimentan se sienten desconcertados por lo que
sucede. Pero al reflexionar sobre ello, encuentran valor en las imágenes que
han visto. Al igual que los sueños, las visiones en el espejo tienen un
profundo significado.
Cada persona tiene una realidad
única. En mi opinión, las visiones reflejadas no son irreales. Más bien, son
una forma de explorar la realidad verdadera con mayor eficacia.
UN JUEGO DE MIERDA
Hoy en día, mirarse al espejo se
considera un juego de salón o algo habitual en parques de atracciones y paseos
marítimos de mala muerte. Estas impresiones desagradables no son motivo
suficiente para rechazarlo. En el mejor de los casos, es una valiosa
herramienta terapéutica para superar el duelo y alcanzar niveles de
autodescubrimiento. Incluso si se considera simplemente un pasatiempo, mirarse
al espejo es una forma legítima de recreación y un ejercicio fascinante.
Creo que al dominar el arte de
mirarse al espejo, se puede democratizar el proceso visionario. Ya no se
requerirán largas horas de terapia para explorar problemas psicológicos que
surgen del inconsciente. En cambio, un terapeuta experto en el arte de mirarse
al espejo puede alcanzar las emociones más profundas.
EXPLORADORES, TENGAN CUIDADO
Si planea profundizar en este
tema, le advierto que esté preparado para enfrentar reacciones de enojo de
quienes lo rodean. Esta respuesta me sorprendió por completo. Aunque a menudo
me elogian por la valentía que, según creen, requirió estudiar y escribir sobre
las experiencias cercanas a la muerte, nunca fui menospreciado por científicos
y médicos escépticos, y no sufrí tanta persecución por mis investigaciones
anteriores.
Ha sido diferente en el caso de mi
trabajo actual. Cuando le conté a un psicólogo mis planes para realizar este
estudio, me dijo: "¡Ahí se va tu carrera!". Una amiga inteligente
calificó el proyecto de "estúpido y gracioso" e incluso me prohibió
hablar del tema en su presencia.
La respuesta más siniestra llegó
en diciembre de 1991, cuando me internaron en un hospital por tener un nivel de
tiroides extremadamente alto, una enfermedad conocida como hipertiroidismo.
Por qué sucedió esto sigue siendo
un misterio para mí. He tomado pastillas para la tiroides desde 1985, cuando se
descubrió que mi cuerpo no producía suficiente hormona vital. Por alguna razón,
esta dosis de repente resultó ser excesiva y comencé a delirar.
Me internaron en un hospital para
que los médicos pudieran ajustar mi dosis de Synthroid, una forma de tiroides
producida sintéticamente.
Mientras estaba allí, cometí el
error de pedirle a un médico que fotocopiara el resumen de una presentación que
había escrito sobre la observación en el espejo. Iba a presentar los resultados
de mi investigación a los miembros de un instituto internacional de educación,
y necesitaban una copia de mi discurso para resumirlo en un próximo boletín de
ponentes.
Cuando el médico regresó de la
fotocopiadora, comentó secamente que se había hecho una copia. Dijo que era una
prueba fehaciente de que me había pasado de la raya. A pesar de mi historial
conocido de hipotiroidismo, ¡me diagnosticó trastorno maníaco-depresivo y me
recetó litio!
Rechacé la nueva medicación y mis
síntomas desaparecieron en pocos días, ya que mi nivel de tiroxina se
normalizó. Unos meses después, cuando di mi charla a los educadores, tuvo muy
buena acogida.
Este encuentro me permitió
comprender de primera mano que los fundamentalistas son quienes siempre han
sentido miedo y repugnancia ante ideas como mirarse al espejo. Los
fundamentalistas, de cualquier orientación —cristianos, judíos, psiquiatras o
psicólogos—, son personas que se obsesionan con una estructura cognitiva, lo
que significa que se obsesionan con un sistema inflexible de creencias.
Protestan contra nuevas ideas o inventos que, de alguna manera, vulneran sus
rígidas estructuras internas. Los fundamentalistas religiosos repiten su viejo
estribillo: "¡Esto es obra de Satanás!". Los fundamentalistas
psicológicos también tienen estribillos similares: "Nunca he visto esto,
así que no puede ser cierto".
Me queda claro que la inseguridad
subyace a esta actitud. En lugar de tener una mente abierta y estar dispuestos
a buscar respuestas, los fundamentalistas son ideólogos fervientes que parecen
defenderse de la duda y la incertidumbre. Se niegan a reconocer que hay
aspectos de la psicología humana de los que sabemos muy poco. Y, desde luego,
no quieren que la gente sepa lo divertido que puede ser la psicología,
especialmente con algo como mirarse al espejo, que podría permitirles resolver
sus problemas de forma lúdica.
UNA ESPADA DE DOBLE FILO
Se podría pensar que los creyentes
devotos de lo paranormal aprecian mi trabajo como facilitador visionario. Esto
no ha sido del todo cierto. Varios de ellos han expresado sus reservas sobre mi
trabajo. Quizás percibieron que las investigaciones que prometen confirmar las
afirmaciones sobre apariciones también amenazan con refutarlas.
Esta actitud no es justa. Los
aficionados a lo paranormal debemos afrontar la posibilidad de que las
doctrinas ocultistas más veneradas se sometan a pruebas rigurosas si se
monitorizan las apariciones de difuntos en un laboratorio.
Existe un poderoso contingente de
científicos que preferiría que no se investigaran los estados alterados. Estas
personas, a quienes Aldous Huxley llamó "defensores de consecuencias
terribles", proponen que si damos el más mínimo crédito a cosas como
mirarse al espejo, corremos el grave riesgo de resucitar toda la gama del
pensamiento mágico, lo que podría resultar en un retroceso gigantesco hacia la
Edad Oscura.
No hay razón para que esto sea
así. Cuando se trata de un fenómeno tan complejo, fascinante y angustioso como
mirarse al espejo, solo un análisis completamente franco puede ser
satisfactorio. Además, investigaciones posteriores me convencieron de que
mirarse al espejo se usaba en la historia con resultados asombrosos. Fue esta
evidencia histórica la que me atrajo aún más a mirarme al espejo.
II - Una mirada a través de la
historia
Conócete a ti mismo. —Antiguo
aforismo sobre el templo de Delfos.
Los habitantes de la antigua
Grecia fueron heroicos y consumados navegantes del Reino Medio, pero pocos
entre ellos fueron más ingeniosos que el sabio y querido Salmoxis. Fue un
hombre que evocó una aparición póstuma: ¡la de sí mismo!
Salmoxis vivió antes del año 500 antes
de Cristo, en Tracia. De joven, fue esclavizado por razones que desconocemos.
Como esclavo tuvo la fortuna de terminar al servicio de Pitágoras, uno de los
grandes pensadores de la antigua Grecia quien creía que los números son los
elementos fundamentales del universo, y también creía en la vida después de la
muerte.
Al parecer pasó mucho tiempo
hablando con su esclavo sobre este concepto. Cuando Salmoxis se liberó también
se convirtió en firme creyente en la otra vida.
Salmoxis abandonó Tracia durante varios
años y regresó convertido en hombre
rico. Lo primero que hizo al regresar fue construir un teatro. Este teatro se
dedicaba a la discusión de temas relacionados con la parapsicología. Dado que
Salmoxis tenía una inclinación dramática en sus presentaciones, no me cabe duda
de que el suyo era, en cierto modo, un teatro de la mente.
Dio una charla a la gente sobre la
vida después de la muerte. Les aseguró que no hay razón para lamentarse por
morir. Hay vida después de la muerte, les dijo, presentando argumentos a favor
de la existencia del alma.
Los tracios amaban a Salmoxis y él,
a su vez, también. Se convirtió en gran benefactor de la comunidad, era
reconocido dondequiera que iba y en los escasos registros históricos sobre él
no se pronuncia una sola palabra desagradable.
Dio conferencias sobre la vida
después de la muerte durante muchos años y excavaba una cámara subterránea que,
en realidad, era más que una simple cámara: era una casa subterránea. Parece
que la construyó sobre un manantial borboteante y la llenó de gallinas, grandes
cubas de aceitunas y una excelente colección de pergaminos venerables, con
antorchas para leerlos.
Cuando terminó la casa subterránea
se encerró en ella a la vista de todos. Debió de hacerlo con gran pompa y
ceremonia. Aunque no hay relato del suceso en sí, supongo que Salmoxis habló
extensamente sobre el más allá y luego se adentró en esta réplica casera del
Inframundo, donde los griegos creían que íbamos al morir. Para horror y pesar
de la multitud, la abertura estaba cubierta con una losa de piedra. Era como si
su gran amigo hubiera muerto.
Salmoxis permaneció bajo tierra
durante mucho tiempo. El registro histórico, escrito por Heródoto, muestra que
pudo haber permanecido hasta tres años.
La gente le lloraba y seguían con
sus vidas. Algunos iban día tras día a su teatro y rezaban a los dioses por su
liberación. Creo que la escena debió de ser como una telenovela de larga
duración con cometarios de: "¿Estará vivo? ¿Podría quedarse ahí abajo
tanto tiempo?", o, "¿lo volveremos
a ver alguna vez? Lo lloraron como si hubiera muerto y, en efecto, la gran
intuición de Salmoxis fue que una separación es una muerte.
Finalmente, tres años después,
resurgió. Emergió de la tierra entre los vítores de los ciudadanos de Tracia y
se reincorporó a la sociedad.
Heródoto, el primer historiador
conocido, escribió sobre este suceso similar al de Lázaro y lo interpretó así:
«Y con ello les demostró la verdad de lo que había dicho: que la muerte no es
motivo de preocupación». Cuando leemos esa afirmación desde un punto de vista
racional, parece absolutamente absurda pero al examinarla emocionalmente, es
cierta. Salmoxis demostró que «la muerte no es motivo de preocupación».
Tras presenciar la muerte social
de Salmoxis, la gente vivió su duelo como si realmente hubiera muerto. Negaban la
desaparición, y algunos sentían profunda
ira por la pérdida de su buen amigo o hacían promesas a los dioses para
recuperarlo del inframundo. Cuando regresó, la angustia se disipó y los tracios
pudieron convencerse de que no había que preocuparse por la muerte.
Salmoxis completó el ciclo de
duelo del pueblo de Tracia. Hizo lo que se puede hacer con la mirada en el
espejo, solo que de una manera diferente. Atravesó esa zona intermedia que
existe entre la vida y la muerte.
FÉRTILES VIAJES INTERIORES.
Esta antigua cultura fue terreno
fértil para emprender fantásticos viajes interiores. El registro histórico deja
claro que los griegos aceptaban que, en ciertas circunstancias, podían
resucitar e incluso interactuar con los espíritus de los muertos.
Para ello, crearon psicomanteums,
u oráculos de los muertos, donde se podía realizar el cruce entre este reino y
el siguiente.
Homero, por otro lado, nos ha
regalado un relato gráfico de una ceremonia para invocar a los muertos que no
requería las elaboradas instalaciones y rituales propios de los oráculos de los
muertos. Siguiendo la receta que le dio la hechicera Circe, Odiseo navegó hasta
un oráculo consagrado para esta actividad. Allí, el valiente viajero cavó un
hoyo poco profundo que luego llenó con la sangre de una oveja y un carnero
sacrificados, un charco de sangre en el que contempló y se comunicó con los
espíritus. Y esto escribió:
“Entonces, las almas de los
difuntos subieron en multitud desde el Érebo: jóvenes y novias, ancianos que
habían sufrido mucho y tiernas doncellas para quienes el dolor era algo nuevo;
otros muertos en batalla, guerreros con armaduras ensangrentadas. Toda esta
multitud se reunió alrededor del foso, desde todos los lados, con estruendo
espantoso que me hizo palidecer de miedo”.
Tras este encuentro, Odiseo
conversa con su madre quien sin saberlo ha muerto en tierra lejana. Odiseo
asume que la muerte de su madre ha sido violenta o causada por enfermedad
persistente, pero ella niega ambas posibles causas. «No fue una enfermedad lo
que me consumió», dice su madre. «Pero te extrañé tanto, y tu ingenio y tu
alegría, y la vida ya no era dulce, así que morí».
«Al oír esto, anhelaba abrazarla»,
dice Odiseo. «Tres veces intenté abrazar al fantasma, tres veces se me escapó
de las manos como una sombra o un sueño».
Supongo que la sangre proporcionó
una superficie reflectante en la que Odiseo veía imágenes del difunto en el
espejo. En su época, los lectores de Homero habrían conocido tales prácticas y
comprendido de inmediato lo que hacía Odiseo. El poeta Homero, quien narró la
heroica historia de Odiseo, no tendría más necesidad de describir el proceso de
mirarse al espejo que un novelista contemporáneo de describir la televisión a
sus lectores contemporáneos.
EXCAVANDO UN ORÁCULO DE LOS
MUERTOS
Es significativo que Homero ubique
este suceso en el río Aqueronte, cerca de «la ciudad del pueblo cimerio».
Heródoto escribió sobre un oráculo de los muertos que aparentemente se
encontraba en el mismo lugar. Esta institución, también conocida como
psicomanteo, se encontraba en la ciudad de Éfira, en Epiro, una zona del oeste
de la actual Grecia.
Estrabón, el antiguo geógrafo
griego, también declaró que ese oráculo de los muertos estaba dirigido por los
cimerios.
Dijo que vivían en casas
subterráneas de arcilla interconectadas por túneles. Por costumbre ancestral,
quienes vivían en las inmediaciones del oráculo nunca salían a la luz del día,
aventurándose a salir de sus cavernas solo de noche. Homero debió imaginar que
su ocupación era lúgubre, pues se compadeció de ellos diciendo: «Una noche
abominable se extiende para siempre sobre esos desdichados mortales».
A finales de la década de 1950,
Sotiris Dakaris, arqueólogo griego, redescubrió el sitio y comenzó a excavarlo.
El oráculo resultó ser un elaborado complejo subterráneo, laberinto de
pasadizos y cámaras que finalmente desembocaba en un largo y cavernoso pasillo
donde se observaban las apariciones.
En esta sala, Dakaris encontró los
restos de un enorme caldero de bronce rodeado por una barandilla. Especuló que
esta barandilla impedía que los buscadores del oráculo se apiñaran demasiado y
concluyó que los sacerdotes que dirigían las instalaciones se ocultaban en el
caldero y representaban el papel de los espíritus de aquellos a quienes los
buscadores esperaban ver.
Yo tengo una interpretación
diferente.
La costumbre de usar calderos,
cuencos, palanganas, tazas y otros recipientes llenos de líquido como espejos
para la contemplación es una práctica antigua, extendida en muchas culturas. Si
eran de metal, como el caldero, los recipientes podían pulirse al máximo, lo
que los hacía aún más eficaces para la contemplación.
Supongo que el interior del
caldero probablemente estaría pulido y que las apariciones se habrían visto en
la superficie reflectante del recipiente lleno de agua. Su forma redonda habría
permitido que varias personas lo rodearan y contemplaran simultáneamente su
cristalina profundidad. El enorme tamaño del caldero habría creado apariciones
enormes, de tamaño natural, ya que el tamaño de la visión está directamente
relacionado con el del espéculo.
Phillipp Vandenberg escribió sobre
la minuciosa y extensa preparación que recibían quienes acudían a consultar el
oráculo. Eran prácticamente encarcelados bajo tierra durante un mes y
conducidos por oscuros pasillos y cámaras antes de acceder a la de las
apariciones, donde su prolongada soledad en la oscuridad se veía interrumpida
por la luz parpadeante de una hoguera que proyectaba sombras inquietantes en la
pared. Esta elaborada preparación de quienes entraban en el pasillo de las
apariciones me indica que el caldero no estaba lleno de falsarios sacerdotes.
Tras contemplar el caldero, y
presumiblemente tener una experiencia espectral, los buscadores eran fumigados
con azufre, usado tradicionalmente para purificar a cualquiera que hubiera
tenido contacto con los muertos. Luego los llevaban afuera, a la luz del día, al
río para un baño ritual.
LA INFLUENCIA EN PLATÓN
Si el relato de Vandenberg es
correcto, entonces tengo puedo especular si no sería posible que la inquietante
Alegoría de la Caverna de Platón sea en realidad una parodia del Oráculo de los
Muertos de Éfira En La República, el este filósofo escribía sobre los límites
del conocimiento humano y nuestra ignorancia general de la realidad. Utilizó la
alegoría para enseñar que es como si viviéramos en una cueva y desconociéramos
las maravillas que nos acechan justo encima, en la superficie terrestre. El
Oráculo de Éfira ofrece muchas imágenes similares. Personas prisioneras en una
caverna subterránea, llamas parpadeantes que proyectan sombras en las paredes,
asistentes que se empeñan en convencer a sus clientes de que las sombras son
reales, y cuando los cautivos son finalmente liberados, son conducidos primero
a la superficie y luego sus cuerpos se sumergen en el agua.
Platón fue un parodista consumado,
talento que demostró especialmente en sus diálogos. Incluso satirizó a sus
colegas filósofos, algunos de los cuales aún se conocen hoy solo gracias a las
caricaturas que Platón hizo de ellos.
El Oráculo de los Muertos en Éfira
funcionaba claramente durante su vida, y a pesar de encontrarse en lugar muy
apartado, existen abundantes pruebas de que la gente acudía allí en masa. No
cabe duda de que un hombre tan bien informado como Platón lo supiera todo sobre
él, ni de que esta popular atracción le hubiera servido de mucho.
¿Pudo haber sido el Oráculo de los
Muertos de Éfira el que Platón utilizó en el Libro VII de la República?
Consideremos este pasaje:
“Permítanme mostrarles con una
figura hasta qué punto nuestra naturaleza está iluminada o no: —¡Contemplen!
Seres humanos viviendo en una cueva subterránea, cuya boca se abre hacia la luz
y se extiende a lo largo de toda la cueva; allí han estado desde su infancia,
con las piernas y el cuello encadenados, de modo que no pueden moverse, y solo
pueden ver hacia adelante, pues las cadenas les impiden girar sus cabezas.
Arriba y detrás de ellos arde un fuego a lo lejos, y entre el fuego y los
prisioneros hay un camino elevado; y verán, si se fijan, un muro bajo
construido a lo largo del camino, como la pantalla que los marionetistas tienen
frente a ellos, sobre la cual muestran sus títeres”.
Sostengo que esta oscura y
conmovedora alegoría es, en cierto modo, una parodia del Oráculo de los Muertos
en Éfira. Ambas situaciones son claramente paralelas en varios puntos. En
ambas, los extraños habitantes de un mundo subterráneo nunca ven la luz del
día. Asistentes anónimos engañan a los prisioneros haciéndoles creer que las
sombras proyectadas por las llamas parpadeantes en las paredes de las cavernas
son reales. Los cautivos son finalmente liberados y conducidos primero a la luz
del sol y luego a una masa de agua.
Hay indicios textuales de que
Platón también satiriza el Oráculo de los Muertos. Al principio de La
República, Sócrates parece aludir al incidente en el que Periandro envió una
delegación a Éfira para rescatar a su esposa del Inframundo. El diálogo
comienza con un intento de definir la justicia como devolver a los otros lo que
se ha recibido de ellos. Sócrates desmiente esta definición, afirmando que
probablemente fue propuesta por Periandro o alguien como él. La ironía es
evidente: Periandro era obviamente un hombre injusto que llegó al extremo de
rescatar a su esposa para poder devolverle algo que un amigo le había dejado.
La mayoría de los análisis de la
alegoría se centran en la difícil situación de los prisioneros, pero Sócrates
menciona a otros que habitan en la cueva: los asistentes que producen las
sombras para engañar a los prisioneros. Creo que estos asistentes son quienes guían
a los buscadores de apariciones en su búsqueda visionaria, mientras que los
prisioneros representan a los buscadores de apariciones. Es posible que los
guías fueran los cimerios, quienes, por costumbre, vivían eternamente en la
oscuridad.
Sospecho que Platón sí tenía en
mente el Oráculo de los Muertos de Éfira cuando escribió su famoso mito. Sin
embargo, lamentablemente, muchas preguntas siguen sin respuesta debido a los
catastróficos acontecimientos que asolaron Éfira.
En el año 280 antes de Cristo,
Pirro, rey de Epiro, partió heroicamente con un ejército de veinticinco mil
hombres y derrotó al ejército romano. Un año después volvió a derrotar a los
romanos pero perdió tantos hombres en esa batalla que su ejército estuvo a
punto de ser destruido. «Una victoria más», comentó, «y estamos derrotados». De
ahí el origen de la frase «victoria pírrica», que significa que se puede perder
aun ganando.
Las valientes victorias de Pirro
fueron una vergüenza tan grande para los romanos que un siglo después
invadieron Epiro y devastaron setenta ciudades. Entre ellas, Éfira. Aunque aún
se conservan las ruinas del oráculo, los registros de los acontecimientos
ocurridos en su interior fueron destruidos. Lo que nos queda actualmente son
ruinas, unas pocas fuentes históricas, literarias y antropológicas, todas
interesantes, pero poco más que ecos del pasado.
GUÍA DEL VIAJERO AL REINO MEDIO
Quienes se interesen en este tema
quizá deseen visitar el Oráculo de los Muertos en Éfira. Se encuentra en una
zona apartada de una región montañosa de Grecia. En la antigüedad, viajar al
Oráculo de los Muertos debía de ser increíblemente arduo. Se suponía que era
una prueba, ya que un viaje tan largo sin duda proporcionaría mayor sensación
de anticipación al buscador de apariciones.
Mi esposa y yo tuvimos muchas
dificultades para encontrar el Oráculo de los Muertos cuando viajamos a Grecia
en marzo de 1993 para pasar un día en el primer psicomanteum de la
civilización.
Para llegar desde Atenas, primero
viajamos hacia el norte en avión hasta la ciudad de Ioannina. Tras pasar la
noche allí tomamos un autobús a Preveza, un viaje de dos horas, que nos llevó
inmediatamente a la pequeña ciudad de Kanaliki.
Estos viajes en autobús no son para
los más audaces. Gran parte de ellos serpentean por curvas cerradas que dejan a
los pasajeros boquiabiertos ante cañones aparentemente sin fondo.
El viaje ofrece mucho más que
miedo. Hay hermosos paisajes y coloridas escenas de la Grecia rural.
Cuando por fin llegamos a Kanaliki
tomamos un taxi hasta el Necromanteion, como lo llaman los lugareños.
Está a unos seis kilómetros del pueblo y se alza sobre una colina prominente,
bajo una capilla bizantina construida en la época medieval, posiblemente para
ocultar el oráculo con un edificio cristiano. El oráculo permaneció cubierto de
tierra durante siglos. Recientemente ha sido excavado y la mayoría de las
ruinas son ahora claramente visibles.
El conductor nos dejó a pocos
metros de la puerta de la valla de acero que rodea las antiguas ruinas. Le
pedimos que regresara, lo cual resultó ser una suerte, ya que no hay teléfono
en el lugar.
Tampoco había otros visitantes. Mi
esposa y yo estábamos solos en el lugar inmortalizado por Odiseo y Orfeo, y
visitado por miles de personas en su afán por ver a sus seres queridos. Con la
bendición de Sócrates, el caballero humorístico que ha sido el guardián del
oráculo durante casi veinticinco años, pudimos recorrer libremente los restos
de este antiguo retiro espiritual.
El Nekromenteion en Epiros, Grecia
El techo de la estructura ha
desaparecido, dejando al descubierto el laberinto de pasillos y habitaciones
por las que paseaban los buscadores de apariciones mientras esperaban para
entrar en la cámara de las apariciones. Todas las partes del oráculo siguen siendo
visibles. Nos sentamos en las habitaciones de los sacerdotes, llamados
psicopompos, que dirigían las instalaciones. Sus habitaciones eran grandes para
los estándares de los antiguos, pero no medían más de tres por tres metros. Al
salir de las habitaciones de los sacerdotes y serpentear por el laberinto de
pasillos, traté de imaginar cómo habría sido este lugar hace dos mil años,
cuando era tan oscuro como una cueva y estaba lleno de una especie de
inquietante anticipación. ¿Qué hacía la gente durante las semanas que estaba
aquí? ¿En qué pensaban y de qué hablaban? Aunque me gusta estar solo, mi mente
se aturdió al pensar en una privación sensorial tan prolongada y total.
Los dormitorios donde dormían los
buscadores de apariciones eran fáciles de encontrar. También lo era la cámara
de las apariciones. Era la habitación más grande del laberinto, con paredes
altas y suelo amplio. De pie en esta habitación, podía imaginar la euforia que
sentiría al entrar en ella después de casi un mes en penumbra. En esta majestuosa
cámara, las antorchas parpadeaban contra las paredes mientras sacerdotes con
túnicas guiaban a los buscadores de apariciones hasta el caldero de metal
pulido que dominaba la habitación. En el borde del caldero se les indicaba que
contemplaran el metal reluciente y contemplaran la visión que habían venido a
ver.
De pie en medio de la sala, donde
debió estar el caldero, podía imaginar lo que presenciaron los que acudían a
ver las apariciones. Por mi trabajo en mi
psicomanteo, a miles de kilómetros de distancia, sabía que los rostros
de estos sujetos debían estar llenos de alegría y desconcierto ante las
visiones mágicas, con el aire llenó de gritos de alegría por ver el regreso de
familiares y amantes perdidos solo por unos instante.
De pie sobre las ruinas, me di
cuenta de la proeza arquitectónica que este psicomanteo debió haber sido para
los antiguos. Lo construyeron con gran cuidado y firmeza, tanto que aún hoy se
erige como un monumento al importante papel que la evocación de los muertos
desempeñó en esa cultura.
DE LA BIBLIA
Dado que los relatos existentes
sobre la observación en el espejo son escasos, es casi imposible ofrecer una
descripción histórica completa. A diferencia de la historia de disciplinas como
la química o la filosofía, no existe una tradición continua que se remonte a
cientos de años atrás.
En cambio, la observación del
espejo parece surgir a trompicones, apareciendo aquí y allá y luego
desapareciendo: brotes dispersos en lugar de una línea de transmisión
ininterrumpida. Sin embargo, cuando ha surgido, a menudo ha tenido un efecto
interesante.
Lo mejor que puedo hacer es
ofrecer una serie de ejemplos donde la visión en el espejo ha desempeñado un
papel en la cultura humana. Estos ejemplos provienen de la literatura, la
mitología, la religión, la política y la vida cotidiana. Aunque esta historia a
veces se salta cientos de años, es evidente que el uso de la mirada en el
espejo para conjurar espíritus ha desempeñado un papel importante en la vida
humana desde los inicios de la historia. Tan importante ha sido este papel que
ni la Iglesia ni el Estado han podido suprimirlo.
Ya existían referencias a la
adivinación en el Antiguo Testamento, en el primer libro de Samuel de la
Biblia. El rey Saúl expulsó de Israel a todos los médiums y espiritistas y
exigió la pena de muerte para cualquiera que se atreviera a conjurar un
espíritu. Pero cuando se vio en la necesidad de recibir consejo del difunto rey
Samuel, acudió disfrazado a la mujer de Endor, una conocida médium que, a
regañadientes, conjuró el espíritu de Samuel. El nombre Endor significa
"fuente de Dor". El pueblo está situado en una montaña llena de
cuevas. Tanto las cuevas como, como veremos pronto, las fuentes, se asocian con
la evocación de espíritus.
El espíritu de Samuel aparentemente
revela la identidad de Saúl a la mujer, porque de repente ella grita y le dice
al rey: "¿Por qué me has engañado? ¡Tú eres Saúl!"
Solo después de asegurarle a la
mujer que no le ocurrirá nada malo, ella le revela el espíritu de Samuel a
Saúl. Al ver al difunto rey, Saúl cae al suelo y se dirige a Samuel.
«Estoy en gran angustia», dice.
«Los filisteos me combaten, y Dios se ha apartado de mí. Ya no me responde, ni
por profetas ni por sueños. Por eso te he invocado para que me digas qué
hacer».
Samuel responde con una profecía
aterradora que resulta ser cierta: "¿Por qué me consultas ahora que el
Señor se ha apartado de ti y se ha convertido en tu enemigo? El Señor ha
cumplido lo que predijo por medio de mí. El Señor ha arrebatado el reino de tus
manos y se lo ha dado a uno de tus vecinos: David. Por no haber obedecido al
Señor ni haber llevado a cabo su furia contra los amalecitas, el Señor te
entregará a ti y a Israel en manos de los filisteos, y mañana tú y tus hijos
estaréis conmigo. El Señor también entregará el ejército de Israel en manos de
los filisteos".
¿Qué tipo de médium usa la mujer
para conjurar el espíritu de Samuel? Aunque el método que usa para invocar al
espíritu no está claramente explicado en la Biblia, es posible que esté usando
algún tipo de espéculo, un objeto brillante que proyecta una imagen reflejada
para facilitar la visión. Es posible que en la profunda claridad de tal
reflexión se lleve a cabo la dolorosa búsqueda de la visión del rey Saúl.
Un sirviente de José se refirió a
su uso de una copa de plata como espejo cuando dijo: "¿No es esta la copa
en la que bebe mi señor, y con la que ciertamente adivina?". En un verso
posterior, José elogió su talento al decir: "¿No sabéis que un hombre como
yo puede ciertamente adivinar?".
Los antropólogos y otros que han
visitado culturas tribales informan de métodos similares a los del Antiguo
Testamento para consultar a los espíritus.
TRADICIÓN CHAMÁNICA
En Siberia, por ejemplo, los
chamanes tungus usaban espejos de cobre para "colocar a los
espíritus". En su idioma, la palabra "espejo" derivaba de la
palabra "alma" o "espíritu", por lo que el espejo se
consideraba un receptáculo para el espíritu. Estos chamanes afirmaban poder ver
los espíritus de los muertos mirándose en espejos. La palabra
"chamán", por cierto, proviene de la tribu tungus. El propósito del
chamán es sanar los problemas de la vida cotidiana que surgen en la comunidad o
en las personas.
En una época, los malgaches de
Madagascar evocaban los espíritus de los muertos mediante elaboradas ceremonias
grupales. Entre estos pueblos era costumbre hablar de las apariciones que
habían visto de sus seres queridos difuntos y también hablar abiertamente de
sus interacciones con estos espíritus. Los chamanes de la tribu iniciaban estas
ceremonias contactando con los espíritus en espejos.
Al igual que el pasaje de Homero
que describe las visiones de Odiseo, los indios pawnee de Norteamérica usaban
la sangre como medio para mirarse en el espejo. Su método de mirarse en el
espejo era similar al de los griegos. Cuando un miembro de la tribu mataba un
tejón, los miembros mayores lo guardaban hasta la noche y luego lo desollaban.
La sangre se vertía en un cuenco y los niños debían mirarse a la luz de la
luna. Si se veían con canas, significaba larga vida; si la imagen era oscura e
indistinta, el niño moriría de enfermedad; si no veían ninguna imagen, algún
día sería asesinado por el enemigo.
Los africanos de Fez usaban un
recipiente con agua para tener visiones. En el Egipto actual, un charco de tinta
se usa de forma muy similar a como Odiseo usaba la sangre. Dee Halde, un
viajero que visitó China a principios del siglo XVIII, registró que los
videntes taoístas observaban en un caldero de agua los acontecimientos que
ocurrían en todo el imperio. Los zulúes de África veneraban el recipiente de un
jefe que, tras llenarse de agua, se usaba para realizar adivinaciones. Los
chamanes del norte de África ecuatorial realizaban diagnósticos médicos mirando
fijamente una olla con agua.
Uno de los usos más intrigantes de
la contemplación en el espejo es el de la tribu Nkomis de Cap Lopez. La emplean
en un ritual de virilidad que se lleva a cabo de esta manera: tras un largo
ayuno, el iniciado es confinado en una choza. En un extremo de la choza se
yergue una estatua de madera. Debajo de la estatua se coloca un paquete de
huesos de alguien fallecido hace mucho tiempo. Frente a la estatua hay un
espejo.
Se le pide al iniciado que se mire
en el espejo hasta ver el rostro de un hombre. Cuando finalmente lo ve, se le pide
que lo describa. Si logra describir al difunto cuyos huesos están en el
paquete, pasa al siguiente paso del ritual de la virilidad.
En un libro reciente sobre las
propiedades medicinales de las plantas, Richard Evans Schultes y Albert
Hoffman, el químico que descubrió el LSD, hablan de una tribu de África
Occidental que mantiene contacto con sus familiares fallecidos mediante una
planta y un espejo. La planta, llamada iboga, es consumida en grandes
cantidades por personas que luego se miran en un espejo.
Miembros de la tribu Bwiti han
contado a los antropólogos que la combinación de planta y espejo les "abre
la cabeza" para que su espíritu pueda ser llevado a "la tierra de los
muertos". Un miembro de la tribu escribió un breve poema sobre su
experiencia que se acerca lo más posible a la explicación verbal de lo
sucedido:
“Me vi llevado por un largo camino
en un bosque profundo, hasta que llegué a una barrera de hierro negro. En esa
barrera, al no poder pasar, vi una multitud de personas negras que también lo
estaban. A lo lejos... era muy brillante. Podía ver muchos colores en el
aire... De repente, mi padre descendió del cielo en forma de pájaro. Me dio
entonces mi nombre de Eboka y me permitió volar tras él por encima de la
barrera de hierro”.
EL ESPEJO DE ALADINO, LAS NINFAS
DE NUMA
El tema de los espíritus
conjurados desde espejos también ha despertado la imaginación literaria de
culturas distintas a la griega. Ahora me resulta evidente que varios cuentos de
Las mil y una noches contienen descripciones de visiones en espejos. Por
ejemplo, la historia de Aladino y su lámpara trata sobre la resurrección de
espíritus. A diferencia de mi obra, la historia no trata de las almas de los
difuntos, sino de espíritus de otro tipo llamados genios. Estos siniestros personajes
eran capaces de conceder deseos a quien tuviera la suerte de borrarlos de las
lámparas donde estaban encerrados.
La primera en frotar la lámpara en
el cuento de Las mil y una noches es la madre de Aladino, quien la pule con
arena para sacarle brillo y poder venderla. En el proceso, aparece un genio
gigantesco que era tan aterrador como enorme.
"Dime qué quieres,
señora", brama. "Soy tu esclavo y estoy en deuda con quien sostenga
la lámpara".
La madre de Aladino estaba tan
asustada que le suplicó a su hijo: "¡Por la leche con que te amamanté,
tira la lámpara y el anillo!"
Es evidente que, al pulir la
lámpara de metal, la madre de Aladino crea una superficie reflectante en la que
se puede ver al genio como si fuera un espejo. Entonces, la visión parece
abandonar la superficie reflectante y emerger al mundo físico.
Antiguamente, también se usaban
lámparas de metal para la adivinación, una práctica llamada lampadomancia.
Tengo una vieja lámpara de aceite de ballena de latón de la India, y entiendo
por qué se originó esta tradición. He descubierto que, una vez pulida, es un
excelente espejo para mirarse.
Todo esto me lleva a creer que la
idea del genio que salió de la botella probablemente surgió de una visión en un
espejo.
Los seres llamados ninfas aparecen
en la mitología romana con la mención de Numa, el segundo rey de Roma. Él, como
todos los romanos, creía en las hadas del agua que emergían del agua cristalina
de las fuentes.
Queda claro que Egeria era un ser
espejo al leer el comentario de San Agustín. En La Ciudad de Dios, escribe:
«Numa mismo, al no haber sido instruido por ningún profeta de Dios, se vio
obligado a recurrir a la hidromancia, haciendo que sus dioses (o más bien sus
demonios) aparecieran en el agua y lo instruyeran en sus instituciones
religiosas».
MITO DE LA MIRADA CELTA
Un manuscrito celta del siglo XII
relata una aventura en la vida de Lludd, uno de los primeros reyes de Britania,
en la que se utilizaba la contemplación de un caldero para capturar dragones
problemáticos. Estos dragones emitían un grito tan horrible que «los hombres
perdieron su color y su fuerza, las mujeres abortaron, los niños y las niñas
perdieron la razón, y todos los animales, los árboles, la tierra y las aguas
quedaron estériles». Estos dragones representaban un problema para el futuro de
los dominios de Lludd, y tuvo que encontrar la manera de deshacerse de ellos.
Consultó a su hermano, el rey de Francia, quien le dijo que los dragones podían
ser conjurados en una tina de vino de miel y capturados en una tela de seda.
"Entonces los envuelves
inmediatamente con la tela", dijo el hermano de Lludd, "y los
entierras en un cofre de piedra y los cubres con tierra, en cualquier lugar que
te parezca más seguro en tu reino".
Lludd hizo lo que le sugirieron:
cubrió el vino de miel con la tela de seda y se quedó mirándolo hasta que
aparecieron visiones de los dragones. Cuando finalmente quedaron atrapados en
la seda, Lludd se deshizo de ellos.
La historia de Lludd es un eslabón
en la historia continua del caldero, que aparece como una escena central en
Macbeth de Shakespeare, donde tres brujas hierven un brebaje antiguo y conjuran
apariciones a partir de sus nieblas burbujeantes.
Existen rituales en fuentes
medievales para hacer aparecer espíritus y revelar información que, de otro
modo, quienes los interrogaban desconocerían. Niños pequeños servían como
observadores suplentes y veían espíritus que revelaban información. Los
procedimientos para conjurar los espíritus de los difuntos a veces se incluían
en colecciones de material médico, lo que plantea la posibilidad de que fueran
realmente utilizados por médicos. Cabe preguntarse si esto era siquiera una
forma de terapia para el duelo.
Algunas de estas técnicas aparecen
en la gran obra de Goethe sobre el legendario Dr. Fausto. A lo largo de la
leyenda de Fausto se revelan métodos para mirarse al espejo. Existen métodos
para descubrir a un ladrón, viajar fuera del cuerpo, diagnosticar enfermedades
e incluso uno para invocar nueve espíritus aéreos mirando dentro de un vaso lleno
de agua de manantial.
Un Dr. Fausto de la vida real, una
especie de doctor, vivió en el siglo XVIII en la figura del conde Cagliostro.
Causó sensación internacional al enseñar a la gente a mirar fijamente
superficies reflectantes y ver imágenes. Un escritor escribió sobre el espíritu
de Cagliostro y cómo se le apareció y conversó con él en «cristales y bajo
campanas de cristal».
UN MIRADOR LLAMADO 007
Quizás la historia más fascinante
de magia sea la de John Dee, un destacado erudito e innovador de la Inglaterra
isabelina. Nacido en 1527, se comprometió a dedicar su vida al aprendizaje y
estudió día y noche, todos los días, durante su adolescencia. Su dedicación al
estudio dio sus frutos. A los veinte años, ya era profesor en numerosas
universidades, especialmente en Francia, donde sus excentricidades eran
apreciadas.
También fue un inventor consumado,
cuyo trabajo a veces lo metía en problemas. Cuando sus alumnos representaron
una de las comedias de Aristófanes, Dee decidió enriquecer la producción
construyendo un aparato de efectos especiales: un insecto gigante que parecía
volar.
El bicho divirtió a la mayoría de
los que lo vieron e incluso asustó a algunos. Los supersticiosos del público se
pusieron de pie de un salto y gritaron "¡Hechicero!" cuando el dispositivo
funcionó.
Las acusaciones de brujería lo
persiguieron toda su vida. En una ocasión, incluso se impacientó tanto con la
persecución que pidió ser juzgado para zanjar el asunto de una vez por todas.
Como escribió en su petición al rey, un juicio así confundiría a esos
"pueblerinos descerebrados, imprudentes, rencorosos y desdeñosos" que
le hacían la vida tan miserable. Incluso dijo que con gusto sería apedreado si
se demostraba la acusación de brujo o "invocador de demonios".
Se convirtió en un erudito
reconocido internacionalmente cuando tenía veinte años y era un experto en
técnicas y equipos de navegación. Escribió uno de los libros de texto estándar
de matemáticas e inventó un dispositivo que ayudaba a los marineros a leer
mapas.
Era colaborador de la reina
Isabel, para quien trabajaba como una especie de agente de inteligencia
privado. Se decía que ella estaba fascinada por los ojos de Dee y lo apodaba
"Ojos". Por ello, cuando firmaba sus comunicaciones secretas con
ella, lo hacía dibujando dos círculos uno al lado del otro para representar
ojos y haciendo una marca sobre y al lado de los dos círculos que semejaba un
siete, quizás para indicar su aprecio por el número de la suerte. La firma
resultante se parecía a 007, el nombre en clave de James Bond, el espía moderno
que también sirvió en el servicio secreto de Su Majestad.
Mientras estudiaba artefactos
traídos de México por los españoles, Dee descubrió un espejo de obsidiana para
la adivinación, aparentemente usado por los aztecas. Le sorprendió descubrir
que podía ver visiones en él y pronto comenzó a usar este descubrimiento en su
trabajo con la reina. Ella incluso fue a su casa un día para ver este
extraordinario espejo.
Su vivienda era, de hecho, una
combinación de museo, biblioteca y centro de investigación de la conciencia,
donde conservaba diversas curiosidades y una de las mejores colecciones de
libros del país. A pesar de sus conexiones reales y su alto estatus en el mundo
académico, las masas incultas de Londres aún lo consideraban un hechicero. En
una ocasión, miembros celosos de la corte de la reina incitaron a estas
personas supersticiosas a amotinarse contra Dee. Atacaron e incendiaron su casa
mientras viajaba al extranjero. Un relato de este suceso cuenta que Dee vio
arder sus libros desde lejos, viendo imágenes de ello en su espejo de
obsidiana. El relato dice que lo aceptó estoicamente, ya que no podía hacer
nada al respecto.
En la casa destruida, Dee había
reservado una cámara para tener visiones en el espejo. Con gran esmero, registró
estas visiones en un manuscrito extenso y detallado, del cual solo se conserva
una parte. En estos escritos, describe espíritus que aparecen primero en el
espejo y luego emergen como si estuvieran en la cámara.
Uno de estos espíritus, una joven
llamada Madimi, se aparecía con regularidad y parecía caminar por la
habitación. Dee también registra que estos seres hablaban e incluso, al
parecer, conversaban con él. Por ejemplo, uno de estos seres, a quienes Dee
llama ángeles, le transmitió esta sabiduría universal: «La ignorancia fue la
desnudez con la que fuiste atormentado al principio, y la primera plaga que
azotó al hombre fue la falta de ciencia;... la falta de ciencia te impide
conocerte a ti mismo».
Los eruditos han dejado de lado
durante mucho tiempo los informes de Dee, descartándolos como imposibles, pero
creo que él estaba evocando sabiduría y seres desde las profundidades de la
mente inconsciente.
Sin embargo, Dee no creía estar
haciendo eso. El gran científico estaba empleando todo su poder para alcanzar a
Dios. Esperaba que, mediante la comunicación con los ángeles, pudiera unir a
católicos y protestantes bajo una misma creencia cristiana: el amor universal.
A pesar de las advertencias de los líderes de ambas iglesias de que estaba a
punto de ser juzgado por hereje, Dee continuó divulgando sus comunicaciones con
ángeles.
La creencia de Dee de hablar con
ángeles a través de su espejo de obsidiana no le benefició en la corte real.
Jacobo I había sucedido a Isabel en 1603 y era muy susceptible a cualquier
indicio de brujería. Dado que Dee había sido un servidor tan leal de la reina
Isabel, el nuevo rey ignoró las acusaciones de conjuro que algunos miembros del
clero querían presentar contra él, pero lo desterró de la corte real.
Condenado al ostracismo por sus
colegas científicos, Dee falleció en 1608. Pasó sus últimos días al cuidado de
su hija, quien a veces se veía obligada a vender sus preciados libros para
conseguir comida.
Tras su muerte, un manuscrito
cuidadosamente preparado de sus obras sobre la observación en el espejo
desapareció durante décadas. Reapareció en la pescadería londinense, que usaba
sus páginas para envolver pescado. El manuscrito podría haberse perdido para
siempre de no haber sido descubierto por un académico que leyó por casualidad
los envoltorios de su pescado.
VISIÓN PRESIDENCIAL EN EL ESPEJO
Un presidente también ha
encontrado iluminación a través de visiones en el espejo. La noche de las
fatídicas elecciones de 1860, Abraham Lincoln se reclinó, exhausto, en el sofá.
De repente, en un espejo cercano, vio una extraña doble imagen de sí mismo: una
tal como era y otra pálida y fantasmal.
Lincoln le contó a su esposa,
Mary, esta experiencia. La Primera Dama interpretó la visión de esta manera: le
dijo que sería elegido para un segundo mandato, pero que luego moriría en el
cargo. Su visión reflejada y su interpretación resultaron proféticas.
Resulta sorprendente, dada la
universalidad del deseo de reencontrarse con los seres queridos fallecidos, que
la práctica de mirarse al espejo casi haya desaparecido. Una razón parece ser
que quienes la practican han mantenido el secreto profesional sobre sus
técnicas.
El hecho de que la fumigación y un
baño ritual siguieran a la evocación en Éfira implica que los facilitadores,
quienesquiera que fueran, sabían que se necesitaban rituales de
"procesamiento" para facilitar el regreso a la realidad de los
buscadores de apariciones.
El conmovedor gesto de la mujer de
Endor de alimentar a Saúl antes de que él partiera muestra que ella también
comprendía la necesidad de ser consolada después de esas experiencias.
También ha habido represión
religiosa. Las organizaciones religiosas con ideologías rígidas buscan disuadir
a las personas de buscar experiencias directas en el ámbito espiritual. Dado
que la práctica de mirarse al espejo brinda acceso a su universo espiritual,
los líderes de diversas religiones (no solo el cristianismo, sino también
muchas otras religiones estatales) la ocultaron. Muchas religiones demostraron
su amor por la humanidad quemando en la hoguera a estos transgresores o
eliminándolos de otras formas.
Es importante destacar que la
sociedad siempre ha tratado con dureza a quienes perturban el consenso. Pocos
principios de la vida humana, ya sean cognitivos o sociales, son más sagrados
que la noción de que existe una brecha insalvable entre el mundo de los vivos y
el reino de los muertos. Quienes traspasan esa frontera se exponen al
escrutinio más riguroso.
HISTORIA FALSA
Es muy probable que algunas
falsedades se registraran como ciertas y se difundieran para alejar a la gente
de los lugares donde se conjuraban los espíritus de los muertos. O, quizás, los
supuestos facilitadores no entendían las técnicas e intentaron falsificarlas.
Hay un indicio de esto en un pasaje de las obras de Hipólito, obispo de Roma
del siglo II, quien escribió para condenar las diversas herejías ocultas:
Pero tampoco guardaré silencio
respecto a la picardía de estos hechiceros, que consiste en la adivinación
mediante el caldero. Para crear una cámara cerrada y untar el techo con cianuro
[una pintura azul oscuro] para su uso inmediato, introducen ciertos recipientes
de cianuro y los extienden hacia arriba. El caldero, sin embargo, lleno de
agua, se coloca en el centro del suelo, y el reflejo del cianuro al caer sobre
él presenta la apariencia del cielo. Pero el suelo también tiene una abertura
oculta, sobre la que se coloca el caldero, previamente provisto de un fondo de
cristal, aunque él mismo es de piedra. Debajo, sin embargo, desapercibido para
los espectadores, hay un compartimento, en el que los cómplices, reunidos,
aparecen revestidos con las figuras de los dioses y demonios que el mago desea
exhibir.
Hay muchas razones por las que
algunas personas, en particular las que trabajan en instituciones o en profesiones,
desearían evitar mirarse al espejo. Las razones van desde el fervor
fundamentalista hasta el miedo a la superstición.
No pretendo insinuar que todos los
que se miran al espejo sean personas honestas con buenas intenciones. Ha habido
tantos fraudes en este campo como en cualquier otro, desde la medicina hasta la
fontanería.
¿Deberíamos descartar algo útil
porque algunos lo abusan o porque va en contra de la corriente principal? No
creo que debamos. La historia ha demostrado el valor de mirarse al espejo, así
como sus defectos. También ha demostrado la disposición de algunos a luchar por
lo que creen.
Me viene a la mente el desafiante
y estoico John Dee. Retó a los ciudadanos de Inglaterra a que lo juzgaran por
brujería. Incluso fue encarcelado durante seis meses por sus "lascivas
prácticas de conjuro". Aun así, seguía pasando tiempo mirándose en su
espejo de obsidiana, anotando con valentía los relatos de los espíritus que
encontraba en su cristalina profundidad.
Uno podría preguntarse por qué una
figura intelectual tan importante en la Inglaterra isabelina arriesgaría su
reputación de esta manera. ¿Acaso no le complicó mucho la vida? De hecho, sí.
Pero buscaba el conocimiento absoluto y quería saber todo lo posible sobre sí
mismo y el mundo que lo rodeaba. El ridículo, obviamente, significaba poco para
un hombre que escribió en sus diarios: «Puedo y debo profesar, en primer lugar,
con Verdad y Sinceridad, que el fin que me propongo no es satisfacer la
curiosidad, sino hacer el bien».
III - Un psicomanteum moderno
Los que sueñan de día conocen
muchas cosas que escapan a los que sueñan sólo de noche. —Edgar Allan Poe
Después de investigar el papel de
la mirada al espejo a través de la historia, decidí intentar facilitar
encuentros visionarios con los difuntos de forma similar a como lo hacían los
griegos.
Concebí un procedimiento mediante
el cual se podrían evocar apariciones de muertos ante personas vivas. Ante la
pregunta de si sería seguro llevar a cabo tal procedimiento? consulté al Dr.
William Roll, uno de los principales expertos mundiales en apariciones de
difuntos, quien me informó que nunca había descubierto un caso en el que una
aparición hubiera causado daño a alguien. De hecho, a diferencia de la imagen
popular que se retrata en películas y
libros de terror, consideraba que estas experiencias eran beneficiosas ya que
aliviaban el dolor o incluso lo eliminaban.
Primero, necesitaba un entorno
especial donde se pudiera llevar a cabo el procedimiento. Para lograrlo
transformé la planta alta de mi antiguo molino de harina en Alabama en un
psicomanteo moderno, versión modernizada de los que se encontraban en la
antigua Grecia con el mismo objetivo: ver apariciones de difuntos.
Se reservó una habitación para
usarla como cámara de apariciones. En un extremo de la habitación se colocó en
la pared un espejo de metro veinte de alto y metro y medio de ancho. El borde
inferior del espejo estaba a un metro del suelo.
Se preparó un cómodo sillón
quitándole las patas para que la parte superior del reposacabezas quedara a un
metro del suelo. El sillón se colocó a un metro del espejo y se inclinó
ligeramente hacia atrás. Esto se hizo para mayor comodidad, pero también para
evitar que el reflejo del observador se viera en el espejo. De hecho, el ángulo
del sillón creaba una visión nítida y profunda del espejo, que reflejaba
únicamente la oscuridad detrás de la persona que observaba. El resultado era
una oscuridad cristalina.
Este remanso de oscuridad estaba
asegurado por la cortina de terciopelo negro que rodeaba la silla desde el
techo. Se usó una barra curva para que la cortina rodeara el área alrededor de
la silla y el espejo, creando una cabina o cámara con cortinas. Dentro de esta
cámara de apariciones, justo detrás de la silla, se colocó una pequeña lámpara
de vitral con una bombilla de quince vatios. Cuando se apagaban las luces de la
habitación y se impedía la luz exterior con persianas y gruesas cortinas, esta
pequeña luz proporcionaba la única iluminación de la habitación.
Esta sencilla habitación, con su
luz tenue, su entorno oscuro y la nítida profundidad del espejo, proporcionaba
el entorno ideal para contemplarme. Ahora estaba listo para poner a prueba mis
teorías.
EL ESTUDIO INICIAL
La pregunta inicial era simple:
¿Es posible facilitar de forma constante las apariciones de seres queridos
fallecidos en personas normales y sanas? Para examinar esta sencilla pregunta
reuní a diez sujetos de prueba dispuestos a dedicar el tiempo necesario al
experimento.
Como ocurre con la mayoría de los
estudios de esta naturaleza, tuve criterios para los sujetos de prueba:
■
Deben ser personas maduras interesadas en la conciencia humana.
■
Deben ser emocionalmente estables, curiosos y elocuentes.
■
Ninguno de los sujetos podía
tener trastornos emocionales o mentales, para disminuir la probabilidad de que
el procedimiento causara una mala reacción.
■
Ninguno de los sujetos podía tener ideologías ocultas, ya que tales
inclinaciones podrían complicar el análisis de los resultados.
Contacté a varias personas que
conocía y que cumplían estos criterios. Entre ellas se encontraban consejeros,
psicólogos, médicos, estudiantes de posgrado y profesionales de otros campos.
El proyecto se explicó
detalladamente a todos los participantes. Les expliqué que intentábamos evocar
la aparición de una persona fallecida cercana a ellos y a quien quisieran
volver a ver. Se les pidió que seleccionaran algunos recuerdos, objetos que
pertenecieron al difunto y que estuvieran profundamente vinculados a él. Los
llevarían al psicomanteum el día de la prueba.
Programé sus sesiones asegurándome
de tratar solo un tema a la vez. Se les pidió a todos que llegaran a las diez
de la mañana del día señalado y que trajeran recuerdos e incluso álbumes de
fotos si los tenían. También se les pidió que vistieran ropa holgada y calzado
cómodo.
Un desayuno ligero estaba bien,
pero se pidió a los sujetos que se abstuvieran de beber café, té o cualquier
otra bebida que contuviera cafeína.
Al llegar, el sujeto y yo dimos un
tranquilo paseo por el campo. En estos paseos exploramos la motivación de la
persona para intentar ver al difunto. Se le dijo que no había garantía de que
se viera una aparición. Por supuesto, era cierto. No había forma de que yo
pudiera prometer que se vería una aparición, pero mi otra razón para hacerlo era
más sutil. Quería eliminar cualquier presión para tener una experiencia. Dicha
presión podría causar ansiedad y reducir las posibilidades de tener una
experiencia aparicional.
Después del paseo vino un almuerzo
ligero con sopa, ensalada, fruta y jugo de fruta o refresco descafeinado. Luego
nos sentamos a conversar largamente hablando en detalle sobre la persona
fallecida y la relación que había existido entre ambos. Exploramos aspectos
como el tipo de persona que había sido el difunto, su apariencia, sus hábitos;
prácticamente todos los aspectos de su personalidad.
Normalmente, el tema traía a la
memoria recuerdos importantes y conmovedores. A lo largo de la conversación,
los recuerdos estuvieron presentes y fueron frecuentemente abordados por el
sujeto. Algunos de estos recuerdos fueron muy conmovedores. Un hombre trajo el
equipo de pesca de su padre. Una mujer trajo el sombrero de su hermana. Estos
objetos funcionaron como recuerdos conmovedores y tangibles del difunto.
Antes de que algunos sujetos
entraran en la cámara de apariciones, los hice acostar en una cama construida
al efecto con un cómodo sillón reclinable con altavoces, la cama induce un
profundo estado de relajación con música que impregna el cuerpo del sujeto por
conducción ósea. Utilicé esta cama con aproximadamente la mitad de los sujetos
para profundizar su nivel de relajación.
Estas sesiones preparatorias
duraban hasta el anochecer. Luego, se acompañaba al sujeto a la cabina de
observación, se encendía la lámpara interior y se apagaba toda luz restante de
la habitación. Se le pedía que se mirara profundamente en el espejo y se
relajara, despejando su mente de todo lo que no fuera el recuerdo de la persona
fallecida. Podía permanecer en la cámara todo el tiempo que quisiera, pero se
le pedía que no llevara reloj para evitar la tentación de mirar la hora.
Un asistente permanecía en la sala
contigua durante toda la sesión, preparado para brindar la ayuda necesaria.
Cuando el paciente salía se llevaba a cabo una sesión prolongada de
procesamiento de la información durante la cual hablaba sobre lo sucedido. Se
permitía expresar sus sentimientos y hablar de toda la experiencia hasta que
sintiera que no había nada más que decir. En ocasiones estas sesiones
informativas se prolongaban más de una hora. Me aseguré de no interferir ni
apresurarlas. La sesión no terminaba hasta que el paciente decidía su fin.
"LO QUE VI ERA LA PERSONA
REAL"
Un caso típico fue el de un hombre
que quería ver a su difunta madre. Acudió a mí tras escuchar una charla que di
en Nueva Jersey en la que hablé de las posibilidades de mirar el espejo.
Me contó que su madre había
fallecido el año anterior y que la extrañaba mucho. Su padre falleció cuando él
era joven. Como resultado, desarrolló un vínculo inusualmente fuerte con su
madre y había sufrido profundamente desde su muerte.
Investigué su historial personal.
Tenía unos cuarenta y tantos años y ocupaba un alto cargo en una firma de
contabilidad pública certificada, en la ciudad de Nueva York. Nunca había
recibido tratamiento por problemas psicológicos.
Pensé que sería un excelente
sujeto para el proyecto de investigación. No solo estaba dispuesto a comprender
el proceso, sino que cumplía con los criterios que he descrito para participar
en el estudio.
Me emocioné cuando me pidió volar
y pasar un día conmigo. Cuando llegó para su sesión, seguimos el protocolo que
describí anteriormente. Por la mañana, dimos un largo paseo por el campo y
hablamos sobre sus motivaciones para querer ver a su difunta madre. Siempre he
considerado que el ejercicio es una forma tremendamente efectiva de liberar los
pensamientos. Incluso hay psicólogos que incluyen caminar y correr en su
terapia habitual. Así fue con este sujeto. Mientras caminábamos, empezó a
contar historias de su madre, y mientras contaba los sacrificios como madre
soltera los recuerdos lo conmovían claramente.
"Estuvo muy enferma al final
de la vida", dijo. "Supongo que una de las razones por las que quiero
volver a verla es para asegurarme de que sea feliz dondequiera que esté".
Después de comer revisamos álbumes
de fotos. Las primeras mostraban a una mujer robusta y feliz, pero las del
final del álbum mostraban a una mujer devastada por la edad y la enfermedad. En
algunas, el rostro de este hombre estaba pegado al de su madre. Aunque sonreía,
las fotos dejaban claro que el delicado estado de salud de su madre lo estaba
afectando profundamente.
Examinamos los recuerdos que había
traído. Había un suéter, junto con un sombrero que había usado de joven.
"La ropa tiene memoria",
dijo, explicando recuerdos. "Quería traer algo que me recordara cómo se
sentía e incluso cómo se movía".
Por la noche lo llevé a la cámara
de las apariciones y le expliqué el procedimiento. Luego lo dejé solo. Casi una
hora después, salió. Lucía una amplia sonrisa y lágrimas corrían por sus
mejillas. Estaba eufórico por lo sucedido. Nos sentamos en mi oficina, donde
contó lo que había visto:
¡No hay duda de que la persona que
vi en el espejo era mi madre! No sé de dónde venía, pero estoy convencido de
que era la persona real. Me miraba desde el espejo. No podía distinguir qué
ropa llevaba puesta, pero sí que tenía unos setenta y tantos años, más o menos
la misma edad que tenía cuando murió. Sin embargo, se veía más sana y feliz que
al final de su vida.
Sus labios no se movieron, pero me
habló, y escuché claramente lo que tenía que decir. Dijo: «Estoy bien», y
sonrió feliz.
Me quedé lo más relajado posible y
la miré fijamente. Sentía un hormigueo en las manos y el corazón se me
aceleraba. Entonces decidí hablar con ella. Le dije: «Me alegra volver a
verte». «Yo también», respondió. Eso fue todo. Simplemente desapareció.
La experiencia le ayudó a
relajarse ante la muerte de su madre. "Solo por lo que vi y oí, puedo ver
que ya no sufre como en sus últimos días", dijo. "Eso solo me quita
mucho estrés de la vida".
El sujeto estaba seguro de que su
madre estaba realmente en ese espejo, pero no estaba preparado para decir de
dónde provenía la imagen. Quizás fue algún tipo de recuerdo, o quizás realmente
el cuerpo espiritual de su madre, dijo. Pero sea cual fuere la respuesta, no
pudo darla. «No sé exactamente qué lo causó, pero sí sé que vi a mi madre».
RESULTADOS SORPRENDENTES
Incluso antes de que un solo
sujeto fuera guiado a través de una sesión de observación en el espejo, supuse
que solo un pequeño porcentaje de los sujetos —quizás uno de cada diez—
experimentaría una aparición. También creía que todos los sujetos dudarían de
la "realidad" del encuentro y no estarían seguros de si lo que había
sucedido era "real" o solo "imaginario".
Sin embargo, la imagen que surgió
de la experiencia es radicalmente diferente de lo que imaginé inicialmente.
Tras guiar a tan solo diez personas a través del proceso de facilitación
visionaria, me di cuenta de que era posible replicar la experiencia humana
común de ver apariciones de personas fallecidas. De las diez personas a las que
guié en el proceso, cinco vieron apariciones de sus familiares fallecidos. Más
tarde, tras mejorar mis instalaciones y perfeccionar mi técnica, realicé
facilitaciones visionarias con resultados aún mejores. Aún recuerdo esas
primeras investigaciones y me maravillo con esos primeros estudios de caso.
"HAZLE SABER A MI MADRE QUE
ESTOY BIEN"
Uno de mis sujetos favoritos de
estos primeros casos fue el de un médico de la Costa Oeste que vino a reunirse
con su difunta tía. En cambio tuvo un reencuentro inesperado con su sobrino
fallecido. El encuentro lo dejó en una situación incómoda. Aunque fue solo una
experiencia auditiva, el sujeto quedó firmemente convencido de haber hablado
con el niño. Aquí está su historia en sus propias palabras:
“En realidad, no había planeado
encontrarme con mi sobrino mientras estaba en la sala de apariciones. Me quedé
allí sentado durante lo que me pareció un largo rato. Mientras intentaba forzar
una visión no surgía nada significativo. De repente, dejé de forzarla y
simplemente me relajé. Pensaba: «Bueno, no voy a poder tener mi aparición».
Fue entonces cuando, de repente,
sentí con mucha fuerza la presencia de mi sobrino, quien se había suicidado.
Tenía una relación muy estrecha con él y se llamaba como mi padre y yo.
Sentí su presencia con mucha
fuerza y escuché
su voz con mucha claridad. Me hablaba. Me saludó y me dio un mensaje muy
sencillo. Dijo: «Hazle saber a mi madre que estoy bien y que la quiero mucho».
Esta experiencia fue muy profunda.
Sabía que él estaba allí conmigo. No vi nada, pero tuve una fuerte sensación de
él y de su presencia. Esta voz es diferente a simplemente tener un pensamiento
y no es exactamente como la experiencia habitual de escuchar una voz. Es como
si alguien me hablara mentalmente. No puedo decir exactamente qué es, pero sí puedo
decir lo que no es. Es una forma de comunicación. Estoy seguro de que estaba en
comunicación con mi sobrino·.
Este encuentro planteó un dilema
al médico. Estaba completamente seguro de haber estado en presencia de su
difunto sobrino. También sentía la obligación de hacer lo acordado:
transmitirle el mensaje de su sobrino a su hermana. No estaba seguro de cómo
reaccionaría su hermana ante la noticia y si pensaría que había perdido la
cabeza.
Me contó que, había decidido
abordar el tema contándole a su hermana que había tenido un sueño
extremadamente vívido. Cuando hablé con él ocho meses después, decidió contarle
a su hermana la verdad sobre cómo se había producido el encuentro y ella se
mostró muy comprensiva con la experiencia de su hermano.
"Él me estaba abrazando".
Una mujer vino a ver a su difunto
abuelo. Trajo un álbum de fotos y le confesaba abiertamente su amor mientras
hojeaba las páginas. Aunque entró en el espejo esperando ver a su abuelo
ninguno de nosotros estaba preparado para lo que sucedió. No solo vio y habló
con su abuelo sino que él también salió del espejo y la consoló cuando rompió a llorar al verlo de nuevo.
“Me alegré tanto de verlo que
empecé a llorar. A través de las lágrimas aún podía verlo en el espejo.
Entonces pareció acercarse y debió salir del espejo porque lo siguiente que sentí
fue que me abrazaba. Sentí como si me dijera algo así como: "No pasa nada,
no llores".
Sin darme cuenta, se había ido.
Todavía siento su tacto. También siento calor, como si alguien me hubiera abrazado.
Fue genial volver a verlo. Estaba
feliz y eso es bueno. Aunque lo extraño, me alegra saber que está feliz donde
está”.
Me sorprendió que sintiera el
abrazo de su abuelo, a pesar de que los encuentros táctiles con fantasmas son
bastante comunes en la investigación parapsicológica. En un estudio, el 13 % de
los contactos con los muertos fueron táctiles, lo que significa que la persona
sintió el fantasma. Un ejemplo típico son las viudas que sienten a sus esposos
fallecidos, a menudo mientras están en la cama por la noche o la mañana. Aunque
conocía las investigaciones sobre la "sensación" de fantasmas en la
literatura científica, no esperaba que esto sucediera con los participantes de
este estudio. No solo le ocurrió a este sujeto, también a otros.
"ESTÁS VIVIENDO DE LA MANERA
CORRECTA"
Un ejemplo de visión auditiva
proviene de una mujer sudamericana que acudió al psicomanteum con la esperanza
de ver la aparición de su difunto esposo. Él tenía poco más de cuarenta años
cuando falleció el año anterior de ataque al corazón.
La mañana de su muerte ingresó
voluntariamente en el hospital con fuertes dolores en el pecho. Los médicos le
realizaron varias pruebas estándar pero no encontraron anomalía cardíaca. Más
tarde le dieron el alta y regresó a casa. Unas horas más tarde, mientras él y
su familia se preparaban para cenar, se agarró el pecho y cayó muerto al suelo.
La esposa no estaba preparada para
la pérdida de su esposo. De repente, se encontró siendo la única que sustentaba
a sus cuatro hijos.
Hablamos sobre qué esperaba
obtener de la facilitación visionaria. Su principal preocupación, dijo, era
asegurarse de que su esposo estuviera bien en el más allá. También quería saber
si aprobaba la forma en que dirigía los asuntos familiares. Su vida se había
vuelto extremadamente agitada, pues parecía estar trabajando constantemente
para cumplir con todos los papeles de una madre viuda. El estrés le contraía el
rostro al hablar de la vida sin su esposo.
"Nunca sé si estoy haciendo
lo correcto, pero no puedo detenerme a pensarlo", dijo. "Tampoco
puedo relajarme. He consultado con psicólogos y médicos, pero no han logrado
tranquilizarme".
Tras seguir los procedimientos
habituales, llevé a esta paciente a la cámara de las apariciones. Aquí, en sus
propias palabras, está lo que sucedió:
“Vi muchas nubes, luces y
movimiento de un lado a otro del espejo. También había luces en las nubes que
cambiaban de color. Por un momento pensé que lo vería. Pero no fue así.
En cambio, de repente sentí su
presencia. No lo vi, pero sabía que estaba a mi lado. Entonces lo oí hablar. Me
dijo: «Adelante, estás viviendo bien y criando bien a tus hijos».
Entonces empezamos a ver en el
cristal cosas de nuestra vida juntos. Las revivíamos. Por ejemplo, pude vernos
en la sala de partos cuando él estuvo conmigo en el nacimiento de uno de
nuestros hijos. Me alegré mucho de tenerlo allí cuando eso ocurrió, y fue como
si lo viviéramos de nuevo. Recordé muchas otras cosas que habíamos hecho
juntos, y me sentía tan feliz mirándolas ahora como había estado con él.
¿Tenía miedo? No tenía miedo, en
absoluto. Al contrario, estaba más tranquila que nunca desde que murió. Sabía
que allí no iba a pasar nada malo. Estaba con mi marido, ¿cómo podía pasar algo
malo?
He sentido que estuvo con nosotros
todo este último año. Sé que murió porque lo vi, pero realmente sentí que
estaba con nosotros. Pero nunca había experimentado su presencia como aquí.
Estábamos experimentando lo mismo que cuando estaba vivo.
Ahora quiero continuar esta
experiencia con otra. Lo siento más cerca y quiero intensificarla con otra
aparición en la cabina para ver si realmente puedo verlo”.
Al día siguiente, esta paciente
volvió a probar la facilitación visionaria. Se sintió aún más relajada con las
técnicas y los resultados fueron mucho mejores que el día anterior. Esta vez,
pudo oír a su esposo hablándole con voz clara. Aunque no lo veía, podía
sentirlo a su lado.
“Vi más de nuestra vida juntos,
pero hoy fue diferente. Vi algunos destellos de él en el espejo, pero lo oí muy
claramente hablándome. Era como si estuviera allí en la habitación, y mientras
yo pensaba preguntas, él las respondía.
Le daba pena que mi vida fuera tan
dura. Pero dijo que era lo que tenía que hacer ahora y que no debería tomármelo
tan a pecho.
Me alegré muchísimo. Quería abrazarlo,
pero sabía que era imposible. Aun así, fue maravilloso saber que está con
nosotros cuando lo necesitamos”.
La paciente se sintió
inmediatamente aliviada por ambas experiencias. Gran parte del estrés que le
había marcado el rostro antes de mirarse al espejo había desaparecido. Sonrió
felizmente después de las sesiones, cuando antes no sonreía en absoluto.
En su caso, la facilitación
visionaria tuvo dos efectos. Le aseguró que su esposo ya no sufría, sino que
estaba muy entusiasmado con su situación. «Sé que está bien», dijo. «Me ha
dicho que está bien a través de esta experiencia». Para ella era importante
saber esto, sobre todo porque había fallecido de forma tan repentina y
dolorosa. Esta experiencia satisfizo su necesidad de que la vida de su esposo
tuviera un final feliz.
El contacto con su esposo también
le sirvió para confirmar que estaba haciendo lo correcto como madre. Desde su
fallecimiento, esta mujer había tenido dos trabajos, además de la jornada
completa de criar a sus cuatro hijos. Llevaba a cabo la increíble tarea de ser
madre en solitario y siempre se preguntaba si su esposo aprobaría su labor como
madre. Ahora sí la tenía. En cada una de las sesiones de reflexión, su esposo
le había expresado su convicción de que ella criaba a sus hijos lo mejor que
era posible y de una manera que él aprobaba.
"Ahora puedo estar segura de
cosas que antes no tenía", me dijo. "Ahora estoy convencida de que él
está conmigo. Intenta ayudarme en todo momento".
La paciente abandonó el
psicomanteo sintiéndose profundamente aliviada. En muchos sentidos, el doloroso
año anterior había dado un giro completo. Ahora se sentía relajada y segura,
lista para afrontar el futuro. «Ahora tengo la confirmación y siento que puedo
seguir adelante y vivir mi vida con otra visión del futuro», dijo. «Ya no tengo
que preocuparme».
"ESTOY BIEN Y TE AMO"
Otro sujeto, cirujano de una
ciudad del este, buscaba reencontrarse con su madre fallecida en 1968. Sentía
una gran deuda de gratitud con ella por su éxito personal. La había extrañado
mucho a lo largo de los años y a menudo se preguntaba cómo sería su vida si su
madre aún viviera. Con el simple deseo de volver a verla este hombre entró en
la cabina de apariciones. Salió con esta historia:
“Entré a la cabina un poco
aprensivo, sin estar muy seguro de que esto fuera a funcionar. Me quedé allí
sentado un buen rato, intentando desconectar y encontrar el estado adecuado.
Finalmente me relajé tanto que creo que empecé a dormitar.
En ese momento, mientras me miraba
en el espejo, una especie de sustancia vaporosa cubrió el cristal. De esta
niebla surgió una figura que se formaba, sentada en una especie de sofá.
Al principio solo veía el contorno
de la aparición y no veía ningún detalle. Luego, más adelante, quizá un minuto
después, se empezó a mostrar algunos rasgos. Y no aparecieron todos a la vez.
Eran más bien como las imágenes computarizadas que se ven en la televisión. La
cara se fue llenando de arriba abajo, y después de un rato, dije: «Esa es mi
madre».
"¿Cómo estás?" pregunté.
Sus labios no se movieron, pero
recibí una comunicación mental de ella que decía: "Estoy bien y te
amo".
Le hice otra pregunta:
"¿Sentiste algún dolor cuando moriste?"
"Ninguno", la oí decir.
"La transición a la muerte fue fácil".
Al principio verbalicé mis preguntas,
simplemente las dije en voz alta. Pero antes de formularlas la respuesta me
venía a la mente. No se oía su voz, solo sabía lo que decía.
Le hice más preguntas, solo con
pensarlas. "¿Qué opinas de la mujer con la que pienso casarme?",
pregunté.
"Será una muy buena
decisión", respondió. "Deberías seguir esforzándote por mantener la
relación y no ser el mismo de antes. Intenta ser más comprensivo".
Esto duró unas diez preguntas, y
luego se desvaneció y ya no pude hablar con ella. Intenté con todas mis fuerzas
que volviera, pero había tanta emoción que no pude. Cuando terminó, estaba
profundamente conmovido”.
IMPRESIONADO POR LOS RESULTADOS
Estos primeros casos me dejaron
atónito. Aunque millones de personas tienen visiones de seres queridos
fallecidos cada año, los científicos siempre han sostenido que estas
apariciones ocurren espontáneamente y no pueden ser forzadas. Los encuentros
visionarios ocurren cuando ocurren, afirmaban la mayoría de los investigadores,
y no pueden ser facilitados.
Había creído que era cierto, pero
aún tenía mis dudas. Ahora las había llevado a cabo en un entorno clínico.
Al igual que los antiguos griegos,
diseñé un psicomanteum, al que la gente podía acudir para consultar con los
espíritus de los difuntos. Era evidente que, con la preparación adecuada, se
podían ver apariciones de seres queridos fallecidos mediante esta técnica.
Me pareció una idea emocionante y
útil. Las personas entristecidas por la pérdida de un ser querido podrían
manejar su duelo de forma más directa. En lugar de contar a un terapeuta cómo
se sienten por la pérdida de su cónyuge o un hijo, podrían hablar directamente
con el ser querido.
Gracias a mi trabajo en estudios
sobre experiencias cercanas a la muerte, sé que ver a seres queridos fallecidos
son sumamente terapéutico. Encontrarse con familiares fallecidos es un elemento
de la experiencia cercana a la muerte que evita que sea un suceso aterrador o
traumático. Las investigaciones han demostrado que las experiencias cercanas a
la muerte transforman la vida de las personas al reducir su miedo a la muerte.
Una razón por la que pierden el miedo es que ven que sus familiares fallecidos
son felices en el más allá.
La resolución del duelo resulta
tanto de ver una aparición como de tener una experiencia cercana a la muerte, y
esta es una de las similitudes entre ambas experiencias. Los encuentros
visionarios con seres queridos fallecidos no son aterradores. Al contrario,
suelen ser experiencias positivas que infunden esperanza y una sensación de
bienestar, felicidad y cercanía espiritual con el difunto.
Por ejemplo, un hombre en
Pensilvania perdió a su hija favorita en un accidente. Ella había ido a nadar a
un lago con varios amigos y se ahogó. El hombre fue al lago y esperó
estoicamente en la orilla hasta que los buzos sacaran su cuerpo a la
superficie. Luego lo acompañó a la morgue y se encargó de todos los
preparativos para el funeral.
Dos días después, el día del
entierro, el hombre se estaba poniendo la corbata frente al espejo del baño
cuando la hija muerta apareció repentinamente junto a él. Todavía llevaba
puesto el traje de baño y estaba empapada, como si la acabaran de sacar del
lago. Se paró junto a su padre y le puso la mano en el hombro. Luego lo besó en
la mejilla, le dijo: «Adiós», y desapareció.
Esta historia me la contó la otra
hija de este hombre, quien insistió en que su hombro y el costado de su cara
estaban mojados cuando salió del baño y le contó a su familia la notable
experiencia.
"Contó esa historia hasta el
día de su muerte", dijo la mujer. "Le preguntaban si le daba
escalofríos, pero no. Se sintió muy reconfortado al verla una vez más".
Emocionado por las posibilidades
que ofrecía el mirarme al espejo, decidí seguir adelante con la investigación.
IV - El teatro de la mente
Explora aquello de lo que te
burlas por querer explorar. —Fuente desconocida.
En la primavera de 1990, al darme
cuenta de que necesitaba un espacio especial para seguir investigando sobre la
observación en el espejo decidí, como ya mencioné, convertir mi antiguo molino
en un espacio adecuado. Lo llamé el Teatro de la Mente. En el teatro se han
combinado diversos elementos: arte, música, juego, relajación, actividad
creativa, ejercicio físico, naturaleza, estados hipnagógicos, ilusiones
perceptivas, estimulación intelectual y humor, para propiciar una atmósfera que
facilita de forma natural la creación de estados alterados de conciencia.
El teatro es tan polifacético que
es a la vez templo, sala de adivinación, centro de retiro espiritual, museo de
arte, escuela, biblioteca y casa de la risa. Además, rescata algunas de las
instituciones del mundo antiguo, olvidadas durante mucho tiempo, como los
oráculos griegos de los muertos; los templos de incubación de sueños de
Asclepio; y el Museion, precursor de nuestros museos, donde la gente acudía a
buscar inspiración en las Musas. Todo esto se combinaba para crear un entorno
propicio para encuentros visionarios.
FACTORES QUE FACILITAN LOS ESTADOS
ALTERADOS
Mi estrategia ha sido incorporar
tantos factores conocidos que facilitan la transición a estados alterados de
realidad como sea posible. Los objetivos generales del Teatro de la Mente son
la educación, el entretenimiento, el crecimiento espiritual y la terapia del
duelo mediante estados alterados de consciencia. Los siguientes factores contribuyen
a alcanzar estos estados alterados de consciencia:
LA BELLEZA DE LA NATURALEZA
Las maravillas de la naturaleza
pueden provocar experiencias místicas y espirituales. Algo profundo en el ser
humano se conmueve profundamente ante la belleza natural.
Para ofrecer una potente explosión
de contacto con la naturaleza, el Teatro de la Mente se ubica en un antiguo
molino harinero junto a un arroyo en una apartada zona rural de Alabama.
Numerosas criaturas salvajes deambulan por las orillas del arroyo frente a las
ventanas de la sala, y el denso y verde bosque ofrece aislamiento de la
civilización y permite a los huéspedes pasear y conectar con la naturaleza
durante su estancia.
ALTERACIONES EN EL SENTIDO DEL
TIEMPO
Las personas que experimentan
estados alterados de consciencia suelen reportar una distorsión de su sentido
del tiempo durante estos episodios. Para ayudar a los sujetos a perderse en el
tiempo, les pido que no usen reloj. También me aseguro de que no haya relojes a
la vista. A veces coloco un reloj de sol en el jardín como un sutil
recordatorio de un método más primitivo de calcular el tiempo.
No solo los relojes son
anacrónicos, sino también la decoración. Se utilizan muebles antiguos por todas
partes, y una extensa biblioteca de tarjetas estereoscópicas del siglo XIX
ofrece una especie de ventana a un tiempo pasado.
Todo esto combinado con el propio
molino, que fue construido en 1839, tiene el efecto de desorientar la mente
consciente y subconsciente y de retrotraernos a una época anterior.
Los sujetos reportan una sensación
de vivir en el pasado. Algunos dicen que es como si una máquina del tiempo los
hubiera sacado de la era tecnológica y los hubiera transportado cien años
atrás.
EL ARTE Y EL ESTADO ALTERADO
El arte de todo tipo puede inducir
estados alterados. Una psiquiatra italiana ha identificado lo que ella llama el
síndrome de Stendahl. Esta extraña afección es similar a una crisis nerviosa y
se produce cuando las personas se exponen a grandes obras de arte. El síndrome
de Stendahl se observa con mayor frecuencia en Florencia, Italia, y afecta
principalmente a turistas de países con una fuerte ética laboral. Cuando
finalmente llegan a Florencia, se sienten abrumados por la emoción al
contemplar las grandes obras de arte de la ciudad. Algunos sufren lo que
equivale a una pequeña crisis nerviosa. Tras unos días de tratamiento médico,
los turistas se recuperan. Es evidente que la belleza del arte que se contempla
tras la privación sensorial del trabajo duro provoca una especie de sobrecarga
cerebral.
El pianista Erik Pigani también ha
documentado estados alterados de realidad entre músicos. Varios artistas de
renombre, a quienes ha entrevistado personalmente, han experimentado profundas
experiencias espirituales al interpretar grandes obras maestras de la música.
Algunos han reportado la sensación
de estar bañados por la luz.
El propio Pigani se interesó en
los estados alterados de los músicos cuando tuvo una experiencia extracorporal
durante un concierto y de repente se encontró flotando sobre el escenario
observando su propia actuación.
Todo esto me hace creer que el
arte y la música estimulan muchos estados alterados de conciencia, como las
experiencias extracorporales.
Mediante el arte, se ha buscado
contribuir a estados alterados en el Teatro de la Mente. Pinturas y dibujos
provocativos e inusuales se exhiben por todo el edificio. Los libros de arte
ocupan un lugar destacado en las salas de espera, donde se anima a los
participantes a examinarlos.
El arte y la decoración se han
elegido no solo por su belleza, sino también para inducir sorpresa, conmoción o
sentimientos de incongruencia. Generalmente, los objetos no se combinan en el
teatro, ya que la combinación de elementos proporciona una sensación de
uniformidad, estabilidad y previsibilidad. Por ejemplo, cada pieza de porcelana
utilizada durante una comida es diferente. Un plato puede ser una simple pieza
de porcelana fina, mientras que una taza de cerámica se asemejará a un racimo
de grandes uvas azules. En la sala de estar, un indio alto de madera se
encuentra junto a una lámpara Tiffany. Las imágenes abarcan desde pósteres de
ángeles de Maxfield Parrish hasta escenas clásicas de los dibujos animados del
Pato Donald. Todo esto mantiene la mente del sujeto absorta en estímulos
novedosos y en un estado constante de asombro.
ESTIMULACIÓN A TRAVÉS DEL
CONOCIMIENTO Y EL HUMOR
Mantengo una extensa biblioteca de
libros y material relacionado sobre estados alterados de consciencia, lo
paranormal y la espiritualidad. Dado que el conocimiento ha sido un canal
importante a través del cual las personas han buscado dirección espiritual e
iluminación, animo a quienes lo deseen a consultar los libros.
Me cuido de que los aspectos
intelectuales de nuestro programa no opaquen la diversión. El humor, después de
todo, está fuertemente asociado con la creatividad. La alegría en sí misma bien
podría clasificarse como un estado alterado de conciencia, ya que las
sensaciones placenteras que produce tienen un efecto embriagador y relajan
directamente los músculos esqueléticos del cuerpo.
Las incongruencias del humor a
menudo conducen a nuevas perspectivas e incluso a la autocomprensión. El humor
también sirve para mantener al sujeto relajado ante la experiencia que le
espera: ver a un ser querido fallecido.
CREANDO UN SENTIDO DE JUEGO
Algunas personas ven el juego como
una etapa que pasamos en el camino hacia la adultez. Muchos adultos han
olvidado cómo jugar y, en cambio, han desarrollado una actitud seria ante la
vida.
Estas personas suelen tener
dificultades para alcanzar estados alterados de consciencia. No se dan cuenta
de la clara conexión entre el juego y lo paranormal. Sin embargo, he
descubierto que la parapsicología y lo paranormal se relacionan al menos tan
estrechamente con el juego, el humor y el entretenimiento como con la
investigación científica.
Al hacer esta afirmación, no
pretendo denigrar ni ridiculizar la parapsicología. De hecho, al aceptar este
concepto, creo que se podría aportar mucho a su estudio. A pesar de la
tendencia de ciertas personas adustas a minimizar su importancia, el humor, el
juego y el entretenimiento se encuentran entre las actividades humanas más
significativas. Además, el juego creativo es una importante fuente de
descubrimiento.
En mi opinión, proclamar las
interconexiones de la parapsicología con el entretenimiento libera el campo de
una manera nueva, permitiéndole potencialmente desempeñar con mayor elegancia
un valioso papel en los asuntos humanos. Diversas obras de arte, que al fin y
al cabo son formas de entretenimiento —ya sea poesía, música, pintura,
escultura o teatro—, han servido desde hace mucho tiempo para aclarar e incluso
promover la vida espiritual de la humanidad.
En efecto, la parapsicología es
una investigación sistemática de lo paranormal. La parapsicología, al igual que
el arte, puede tener un efecto poderoso y edificante, suscitando profundas
emociones de asombro, esperanza y maravilla, y ayudándonos a recuperar la
apreciación de la naturaleza misteriosa del universo en el que vivimos.
El reconocimiento inconsciente de
que el estudio de lo paranormal es divertido podría explicar por qué los
fundamentalistas desdeñan este campo de estudio. Al fin y al cabo, las cosas
que huelen a juego o humor no son su fuerte.
Debido a mi creencia de que el
juego está estrechamente vinculado con lo paranormal, lo he introducido
sutilmente en el proceso de mirarse al espejo. En la sala, donde tiene lugar la
sesión inicial de "conocimiento", los participantes se sientan en
grandes sillas tipo hamaca suspendidas del techo. Si no se sienten cómodos en
ellas, pueden sentarse en cojines tipo puf esparcidos por el suelo.
Juguetes que atraen tanto a
adultos como a niños están siempre al alcance de la mano. Entre ellos se
incluyen caleidoscopios, rompecabezas, trucos de magia, libros ilustrados a
todo color y una variedad de otros juguetes.
Los espejos también se ubican en
lugares destacados del edificio para simbolizar la búsqueda de la
autocomprensión. Al mismo tiempo, los espejos son un foco frecuente de
superstición, por lo que su presencia repercute en un nivel primitivo de la
mente.
Mirarse al espejo puede brindar
una oportunidad para la introspección y la autocomprensión. Tengo varios
espejos normales dispersos, así como un juego de espejos de feria que permiten
a los clientes experimentar la distorsión de la imagen corporal, aflojando aún
más su apego a la visión ordinaria de la realidad.
PUERTA DE ENTRADA A LA PSIQUE
El efecto previsto de estos
diversos elementos no es obligar a los participantes a adoptar una actitud de
frivolidad o hilaridad, sino crear una puerta de entrada a su propia psique,
permitiéndoles explorar otras dimensiones de su mente al abandonar con
seguridad algunas de sus inhibiciones más arraigadas. Como dijo un participante
al describir su experiencia: «Fue como atravesar una especie de barrera
temporal y entrar en otro mundo. Me hizo sentir como si el tiempo fuera
irreal».
La creación del Teatro de la
Mente, con su énfasis en el arte, las antigüedades, la naturaleza, la diversión
y el juego, mejoró no solo la cantidad de apariciones, sino también su calidad.
Este creciente éxito me hizo consciente del importante papel que el estado de
ánimo puede desempeñar en la medicina, especialmente en esa área confusa
conocida como psicología humana.
En el caso de la contemplación en
el espejo, el estado de ánimo adecuado lo establece el entorno en el que se
realiza. Este entorno puede considerarse ritualista, ya que establece un patrón
de comportamiento que conduce a una relajación profunda.
Sólo después de lograr esta
relajación, el sujeto es llevado a la cámara de apariciones, donde se mira en
el espejo donde tienen lugar las visiones.
He estado realizando
investigaciones sobre la observación en el espejo en el Teatro de la Mente
desde 1990. Durante ese tiempo, he observado directamente a más de trescientas
personas mientras se miraban al espejo y luego las he entrevistado sobre la
experiencia.
Muchas de estas contemplaciones se
realizaron con el fin de facilitar la visión de un ser querido fallecido, que
es el enfoque principal de este libro. Otras se realizaron para ayudar a las
personas a alcanzar la autocomprensión como parte de un proceso de psicoterapia
innovadora.
Estos otros usos de la observación
en el espejo se abordan más adelante en el libro. Por ahora, me limitaré a
informar sobre algunos de los hallazgos más sorprendentes relacionados con los
reencuentros con familiares fallecidos.
Muchos sujetos se encuentran con
una persona fallecida distinta a la que se habían preparado para ver. Todos se
prepararon para ver a una persona específica. Sin embargo, aproximadamente una
cuarta parte de los sujetos vio a un familiar fallecido diferente.
Las apariciones no se limitaban al
espejo. En aproximadamente el diez por ciento de los casos, las apariciones
parecían salir del espejo y penetrar en el entorno circundante. Los sujetos
solían informar que la aparición los "tocaba" o que podían sentirla
de pie junto a ellos. Debería haber esperado que ocurriera este fenómeno, ya
que el Dr. Dee escribe sobre apariciones que emergían de su espejo en los
relatos originales de sus experimentos de observación. En un caso, sin embargo,
la aparición de una persona fallecida prohibió expresamente al sujeto tocarla.
La otra cara de esta situación
también se presentó. Alrededor del diez por ciento de los participantes
reportaron haber realizado viajes al interior del espejo, donde se encontraron
con sus familiares fallecidos.
"Salió del espejo"
Un ejemplo de ambos fenómenos, el
del encuentro con una persona inesperada y el de una aparición que sale del
espejo, proviene de un empresario que se describió a sí mismo como un
"escéptico interesado". Había acudido al Teatro de la Mente para
intentar un reencuentro visionario con su padre, quien falleció cuando este
sujeto tenía tan solo doce años. Admiraba profundamente a su padre y decía que
solo en los últimos veinte años había podido lidiar con los sentimientos de
abandono que surgieron tras su muerte.
Pasamos un largo día preparándonos
para la reunión, revisando fotos familiares y mirando fotos de muebles que su
padre había hecho. Recuerdo con cariño las visitas de la infancia al parque y
los paseos en coche a casa de su abuela en el campo. Esa noche entró en la
cabina de las apariciones. Al salir, tenía una historia increíble que contar:
“Me quedé un rato en la cabina
antes de cogerle el truco. Como me dijiste, si intentas que suceda o te quedas
ahí pensando si sucederá, no sucederá. Justo cuando iba a levantarme y volver
aquí, pensé: "Me quedaré un rato más", y me acomodé. Creo que fue ese
acomodo lo que empezó, pero justo cuando dejé de preocuparme por que sucediera
fue cuando empezó.
Vi una neblina ahí dentro, y a
decir verdad, por un instante pensé que tendría que llamar a los bomberos
porque me pareció humo. Finalmente vi que estaba en el espejo, pero por un
instante pensé que era humo. Entonces vi colores por todo el espejo, manchas de
color, y empecé a ver escenas. Algunas eran de mi infancia. Eran muy realistas.
Escenas tridimensionales me rodeaban. Algunas las reconocí como cosas de mi
vida, pero otras no.
Una era de mi padre, hace mucho
tiempo, sentado en los escalones del porche. Recordaba que había pasado, así
que era solo un recuerdo, pero un recuerdo nítido, justo delante de mí. Casi
podía tocarlo. Sentía que podía, de todos modos. Pero no lo sentía allí; era
solo un recuerdo en el espejo.
También había escenas de lugares
que nunca había visitado ni visto. Lugares muy bonitos. No sé dónde estaban ni
qué era esto, pero me puse a pensar que las escenas me rodeaban por los lados,
así que estaba en el espejo.
En el lugar donde me enfrenté al
espejo, me sentí renovado, como si fuera una nueva persona. Sabía que había
alguien conmigo, pero no tenía ni idea de quién. Entonces vi una figura, una
persona formándose en el espejo. Pude verla poco a poco. Parecía que se movía
hacia la luz.
Ahora bien, esto va a sonar
extraño, pero pensé que yo era el que estaba en el espejo y él era el que salía
de la habitación de las apariciones.
Definitivamente, el hombre que se
enfocaba estaba en la sala de apariciones. Por un momento pensé que estaba en
el espejo, pero luego regresé también, y este hombre, casi de mi tamaño, estaba
conmigo. Era un movimiento continuo. Se movía hacia la luz y del espejo a la
sala de apariciones con un movimiento suave. Salió de golpe. Yo era quien
entraba y salía del espejo durante un minuto, hasta que volví a acomodarme en
la sala y me senté de nuevo en la silla.
Debí de dar un respingo porque, al
ver quién era: era mi antiguo socio. Era unos dos años menor que yo y
llevábamos quince años trabajando juntos. Un día, su mujer llegó a casa y lo
encontró en la ducha muerto de un infarto.
Era un joven de treinta y ocho
años y tenían cuatro hijos.
Es curioso, pero mientras
trabajábamos juntos no lo consideraba un buen amigo. Solo éramos socios. Pero
cuando murió, me desanimé. Mi esposa me dijo después que temían tener que
hospitalizarme una temporada.
En fin, cuando entró en la cabina
de apariciones, lo vi con claridad. Estaba a unos sesenta centímetros de mí. Me
quedé tan sorprendida que no supe qué hacer. Era él, justo ahí. Era de mi
tamaño, y lo vi de cintura para arriba. Tenía una forma completa y no era
transparente. Se movía, y cuando lo hacía, podía ver cómo se movían su cabeza y
sus brazos, todo en tres dimensiones.
Se veía igual que cuando murió,
pero quizás un poco más joven. Parecía como si le hubieran quitado todas las
imperfecciones, y estaba muy animado.
Se alegró de verme. Yo estaba
asombrada, pero él no parecía sorprendido. Sabía lo que pasaba, o eso me
pareció. Quería tranquilizarme. Me decía que no me preocupara, que estaba bien.
Sé que pensaba que volveríamos a estar juntos. Su esposa también falleció, y me
enviaba la idea de que estaba con él, pero por alguna razón no debía verla.
No oí palabras ni ruidos. Todo
esto eran pensamientos que se intercambiaban, pero no tenía sentido usar
palabras.
Le hice varias preguntas. Quería
saber algo sobre su hija que siempre me había preocupado. Había mantenido
contacto con tres de los niños y los había ayudado. Pero había algunas
dificultades con su segunda hija. Me comuniqué con ella, pero me culpó en parte
por la muerte de su padre. Al crecer, dijo que habíamos trabajado demasiado.
Así que le pregunté qué hacer, y me tranquilizó por completo sobre lo que
quería saber, lo que me aclaró algunas cosas.
Cuando terminó, desapareció
rápidamente y me levanté de la silla. Temblaba un poco al salir, por la
emoción. Sentí que era él. Para mí, era exactamente como si estuviera allí.
No tenía la menor sensación de que
mi padre estuviera allí, pero mi socio sí. No sabía qué hacer ni cómo
comportarme. Pero siento que he hecho las paces con mi socio”.
Este hombre insistió en que la
aparición en la cabina no era una aparición en absoluto, sino su socio. Basó
esta intuición en las respuestas que recibió a algunas de sus preguntas.
Respuestas que había buscado por su cuenta durante años. Finalmente, tras unos
momentos con la aparición de su socio, obtuvo las respuestas que buscaba.
—Todavía quiero ver a mi padre
—dijo—. Pero, al parecer, mi necesidad de ver a mi antiguo socio era mayor de
lo que pensaba.
Unos seis meses después, este
hombre me contó que su experiencia en el psicomanteum seguía teniendo un
profundo impacto en él. Reiteró que le había permitido hacer las paces con su socio
y que había disipado sus preocupaciones sobre la familia del mismo.
Dijo que aún pensaba a menudo en
su visita al psicomanteum y que estaba completamente seguro de que realmente
había estado en presencia de su amigo ese día.
Se mantuvieron conversaciones
reales. Durante mi investigación, nunca se me pasó por la cabeza que los
sujetos pudieran comunicarse con las presencias que visitaban en el
psicomanteum. Sin embargo, en casi el 50 % de los casos se reportaron
comunicaciones complejas. Estas iban desde unas pocas palabras de consuelo y
cariño hasta comunicaciones largas y complicadas, e incluso intercambios
conversacionales.
En aproximadamente el 15 % de los
casos, los sujetos afirmaron haber escuchado la voz del difunto. No me refiero
a que la oyeran como uno escucha sus propios pensamientos, sino a que la oían
como si fuera audible. Otros describen la comunicación como una especie de
telepatía, como si las apariciones y los sujetos comprendieran inmediatamente
los pensamientos y sentimientos del otro sin necesidad de hablar.
Las apariciones aparecen más
tarde. Aproximadamente el 25 % de quienes buscan reencuentros no los tienen
hasta después de salir del psicomanteum. Esto significa que ven al ser querido
fallecido al regresar a su habitación de hotel o a su casa, o, en mi caso, al
entrar en otra habitación. Generalmente, dicho reencuentro ocurre en un plazo
de veinticuatro horas.
"Me di cuenta de que estaba
teniendo una aparición"
Por ejemplo, una periodista muy
respetada de unos sesenta años acudió al Teatro de la Mente con la esperanza de
ver a su hijo, que se había suicidado aproximadamente un año antes.
Como podéis comprobar en su
notable relato, durante varias horas no ocurrió nada, hasta que abandonó el
psicomanteum:
“Tuve la aparición de mi hijo
varias horas después de haber estado en la cabina de apariciones, y hasta el
día de hoy puedo verlo tan claramente como la cafetera que estoy mirando ahora
mismo. Puedo ver esa cara. Si fuera artista, podría dibujarla.
Al volver al hotel donde me
alojaba, hice algunas llamadas porque estaba muy emocionado por el día que
había pasado en el Teatro de la Mente y quería llamar a casa. Luego me acosté y
me quedé profundamente dormido.
No sé exactamente a qué hora me
desperté, pero cuando lo hice, sentí una presencia en la habitación, y había un
joven parado en la habitación, entre el televisor y la cómoda.
Al principio, estaba bastante
inexpresivo y me miraba. Estaba tan asustado que el corazón me latía a mil por
hora. Me alegró de estar en una cama grande porque creo que me habría caído de la
cama del susto.
Lo que pasaba por mi mente era:
"¡Oh, Dios, debe haber otra entrada a la habitación!" Así de real
era, allí parado.
Esto no fue un sueño. Estaba
completamente despierto. Lo vi con claridad, todo su cuerpo, solo que no vi sus
pies. Lo miré y él me miró. No sé cuánto tiempo duró, pero fue suficiente para
asustarme, y no me asusto fácilmente.
Pero entonces me di cuenta de que
estaba teniendo una aparición, que era mi hijo. Al principio no se parecía a
él, pero al analizarlo todo, me di cuenta de que era él. De hecho, se parecía
exactamente a él, tal como se había visto unos diez años antes.
Después de eso, todo se volvió muy
tranquilo. Tenía plena confianza en mi hijo, en que estaba bien y en que me
quería. Esto fue un punto de inflexión para mí. Fue una experiencia maravillosa”.
Los reencuentros se consideran
"reales". Para mi asombro, quedó claro que los reencuentros
visionarios se vivían como sucesos reales, no fantasías ni sueños. Hasta ahora,
casi todos los participantes han afirmado que sus encuentros fueron
completamente reales y que estuvieron en presencia de seres queridos
fallecidos.
La persona que ha vivido esta
experiencia se ve profundamente afectada. Aunque se le guía a través de ella en
un entorno clínico, creo que está viviendo una experiencia espiritual positiva
y transformadora. Todo apunta a ello:
■
Ha ocurrido un suceso paranormal que sacude los cimientos de la realidad del
sujeto.
■
Es una experiencia positiva que ha hablado a una profunda necesidad espiritual.
■
Cambia la perspectiva del sujeto sobre el sentido de la vida.
Mis observaciones e intuiciones me
indican que los cambios que experimenta una persona que se mira al espejo son
similares a los que experimenta una persona que ha tenido una experiencia
cercana a la muerte. Estas personas se vuelven más amables, más comprensivas y
menos temerosas de la muerte.
"Me sentí tan feliz que
quería gritar".
La "realidad" de una
experiencia y la profundidad con la que puede afectar las emociones queda
ilustrada por una mujer de veintiséis años que vino a buscar el reencuentro con
su tía favorita, Betty. Junto con otros miembros de la familia, le preocupaba
que esta tía, que había fallecido sola, pudiera haber sufrido y no haber podido
pedir ayuda durante sus últimas horas. Ella también viajó al espejo durante su
reencuentro visionario.
“Al principio me sentí nervioso
allí [en la sala de apariciones], pero me tranquilicé enseguida. No esperaba
que funcionara. Ese tipo de cosas siempre le pasan a otro. Pero, empezó a
suceder enseguida. Las visiones, si es que eran eso, parecían tan claras como
el agua. No había nada irreal en ellas, pero es difícil de explicar.
Primero vi visiones en el espejo;
bueno, al principio patrones de colores y pequeños destellos brillantes o motas
centelleantes. Vi una densa niebla que entraba y llenaba todo el espejo, como
una densa niebla que subía por la ventana, y tras la niebla, una luz brillante.
Vi una luz a lo lejos y paisajes, pequeñas escenas breves, pero entonces mi
atención se fijó en un sendero, y supe que debía ir por allí o tomar otra
dirección.
Seguí así. No puedo decir que me
enfrenté al espejo porque no me di cuenta de que lo atravesaba, pero estoy
seguro de que estaba en otra dimensión. La luz y otras escenas me rodeaban,
pero no les presté atención porque sabía que tenía que atravesar ese pasadizo.
Seguí adelante y vi a tres
personas paradas un poco a mi izquierda, y me acerqué a ellas, y allí vi que
eran mi abuela y mi tía favorita, Betty, quien había muerto, y otra persona que
no reconocí, pero definitivamente era una mujer.
La tía Betty me indicó que esa
persona era mi bisabuela Harriet, y entonces lo supe porque había visto sus
fotos. Sin embargo, no se parecía en nada a las fotos. Tenía un aspecto más
activo que en las fotos que vi o que me imaginaba. Parecía muy joven, pero ya
era muy mayor cuando murió. Siempre había oído hablar de ella a la familia
desde pequeña. Esta mujer tenía una presencia muy fuerte.
Me sentí tan feliz, que me dieron
ganas de gritar. Fue genial ver a Betty y a mi abuela. Ambas parecían entender
muchísimo, si me entiendes. Mucho más sabias que cuando estaban vivas.
Estuve inmensamente feliz durante
todo el encuentro. Estaba tan feliz. No tenía la menor duda de que estaban allí
y de que las veía, y era tan real como conocer a alguien. Desde donde estaba,
no podía tocarlas.
Me dijeron que todo estaba bien y
que ellas estaban bien. Fue un gran alivio para mí. Ahora puedo decir que no
estoy preocupada por ella. Estaba muy relajada y tranquila.
Si tan solo pudiera describirte
esa luz. Nunca había visto nada igual. No llegué hasta el fondo de la luz. Vi
todo esto desde cierta distancia. No oí voces, solo sabía lo que intentaban
decirme. Era más bien lo que he oído llamar lectura del pensamiento.
También pasé un rato con mi abuela.
Fui uno de sus primeras nietas, así que teníamos un vínculo especial. Ella
también decía que estaba bien. Fue un reencuentro feliz.
Todos parecían personas normales.
Las vi con claridad, de cerca, pero no directamente sobre ellas. Sabía que no
estaba con ellas para quedarme, pero entonces me di cuenta de que seguían vivas
y que las volvería a ver. No les vi los pies, solo de rodillas para arriba.
Esto no duró mucho. Luego,
simplemente volví a la silla y las visiones en el espejo se desvanecieron
rápidamente. Me has dado mucho en qué pensar. Nunca lo hubiera creído. Pero no
hay duda de que fue real. Estaban justo frente a mí, y eran ellas”.
Catorce meses después de la
visita, esta mujer me contó que había tenido dos breves encuentros con
apariciones de su tía Betty. Ninguna fue tan elaborada como la que tuvo en el
psicomanteum, pero en ambos casos sintió la presencia de su tía. Su visita al
psicomanteum y sus consecuencias le han hecho cambiar de opinión sobre lo
paranormal. Si antes dudaba de la vida después de la muerte ahora está
convencida de que existe.
¿Duran mucho estas
transformaciones? No lo sé, ya que tendré que observar a las personas que se
han mirado al espejo durante varios años para responder a esa pregunta. Puedo
decir por ahora que la facilitación aparicional exitosa conduce, al menos, a
una transformación a corto plazo de la personalidad.
VARIEDADES DE EXPERIENCIA
Los análisis que he proporcionado
sobre los diversos fenómenos y los porcentajes de reuniones visionarias
facilitadas se desarrollaron gradualmente a medida que los visitantes llegaban
uno tras otro al psicomanteum. Lo recuerdo como un flujo continuo de momentos
memorables compartidos con personas sensibles y competentes.
Ha sido fascinante observar a
personas razonables relatar relatos originales y de primera mano sobre lo que
les parecían hechos reales de una naturaleza sumamente inusual. Al repasarlos,
son relatos inolvidables.
"ESTABAN ESPERANDO A
ALGUIEN"
Uno de mis primeros sujetos fue un
hombre de unos setenta y pocos años con larga y distinguida trayectoria en
psicoterapia. Menciono esto para destacar su profundo conocimiento de la mente
humana. Nos preparamos todo el día con la esperanza de que pudiera visitar esa
noche a su padre, fallecido hacía tres décadas. Juntos observamos fotografías
descoloridas y examinamos documentos antiguos. Conversamos sobre los recuerdos,
tanto cariñosos como no tan cariñosos, de su padre. Al anochecer, lo acompañé a
la cámara de las apariciones. Cuando emergió, aproximadamente una hora y media
después, estaba visiblemente conmovido pero muy feliz por su asombroso viaje al
Reino Medio.
“Estuve allí un rato antes de que
empezara algo, no sé cuánto. Al cabo de un rato pareció que el espejo se
empañaba con una nube de niebla, como remolinos de polvo fino. Y eso
simplemente desapareció y vi formas como diseños geométricos flotando a mi
alrededor por un momento. Sentí una especie de sacudida o escalofrío, vértigo,
como si me fuera a marear, pero no me mareé.
Avancé, sin sacudidas, sino con
suavidad, casi deslizándome. Choqué contra el espejo y seguí avanzando.
Pronto divisé algo allá adelante
en la oscuridad. Bueno, nada de esto era completamente oscuro. Todo estaba
iluminado, pero a lo lejos, este punto era el más brillante, así que el otro
parecía más oscuro en comparación. Seguía avanzando por ese lugar no tan
brillante hacia esa luz, y a medida que me acercaba empecé a ver que era casi
una especie de estructura. No puedo decirte qué era. Lo vi claramente, pero no
puedo expresarlo con palabras.
Era algo así como un andén o un
escenario. Pensé en el andén de la estación donde la gente espera a alguien
subir al tren, todo iluminado con una luz blanca, suave, brillante o
amarillenta.
Seguía avanzando hacia el andén,
intentando ver qué era y preguntándome qué demonios estaba pasando cuando vi a
dos personas en el andén, con la mirada perdida como si esperaran a alguien. Al
acercarme los reconocí: eran mis primos, Harry y Ruth, con quienes había estado
muy unido.
De repente caminaba, o sentía que
caminaba, hacia esta plataforma, y al
hacerlo, se iluminaron y vinieron hacia mí, pero solo hasta cierto punto. No sé cómo
decirlo, pero todo el tiempo hubo una especie de barricada o escudo entre ellos
y yo. No vi nada, pero presentí un obstáculo. Pensé que no debía pasar por
encima ni atravesarlo, ni ellos tampoco.
Ambos me reconocieron al instante.
Parecía que esperaban a alguien cuando los vi, y parecía que me esperaban a mí.
No me saludaron, pero sí me saludaron. Sabían perfectamente que estaba allí.
Me sentí tan feliz. Parecían mucho
más jóvenes que cuando murieron, más como en nuestra juventud, cuando éramos
buenos amigos. Aun así, había una diferencia. Se veían un poco diferentes, más
sanos, diría yo, o como si tuvieran mucha energía, mucha vida.
Entendí que querían decir que
estaban bien y contentos de verme, y que algún día volveríamos a estar juntos.
Sin embargo no escuché ninguna palabra. Todo fue comunicación mental.
Me sentí feliz, y sabía que ellos
también. De repente, me sentí atraído hacia atrás, y los vi alejarse de nuevo en
la distancia, y me sentí sentado de nuevo en la silla”.
Cuando le pregunté cómo se sintió
el encuentro dijo que no fue para nada un sueño. Le pareció tan real que estaba
convencido de haber estado en presencia de sus primos. Comentó al menos dos
veces que, cuando los vio por primera vez, parecían estar esperándolo.
Esta historia tiene una triste
nota a pie de página. Unos meses después, un amigo de este hombre me contactó
para contarme que había fallecido en accidente automovilístico. Mientras
preparaba su caso práctico para este libro, no pude evitar preguntarme si la
visión de sus primos esperándolo con expectación presagiaba su muerte.
"LO ESTABA VIENDO JUSTO
ENCIMA DE MÍ"
Una mujer de unos cuarenta y
tantos años que quería ver a su padre fallecido relató un encuentro típico de
las experiencias fuera del espejo, en el que una figura parece emerger del
espejo y entrar en la cabina de apariciones:
“Cuando entré tenía un poco de
miedo. No sé por qué, porque llevaba más de un mes esperando este día, y quizá era
la sensación de que por fin había llegado el momento.
Mientras revisábamos los recuerdos
de mi padre en el estudio, sentí una especie de certeza, e incluso entonces
supe que lo vería. Era como si hubiera sabido desde el principio que estaría
allí. Cuando te enseñé el joyero que me hizo para mi cumpleaños, sentí que
sería algo seguro.
Pero entrar en la cabina de
apariciones me asustó un poco. Después de todo, es algo extraño para mí. La
gente de la oficina donde trabajo nunca creería que haría algo así. A mí misma
me cuesta creerlo, salvo que tenía tantos cabos sueltos que atar con papá que
lo he tenido prácticamente en la cabeza desde que murió.
Una vez en la habitación, creo que
no tardé mucho en empezar a ver cosas. Al principio, había sobre todo colores y
nubes bonitas, y de vez en cuando vislumbraba alguna escena pasajera.
Recuerdo haber visto un pueblito
que parecía de Inglaterra o quizás de Francia, pero antiguo, este lugar era muy
antiguo. Tenía la sensación de estar retrocediendo en el tiempo.
La gente que caminaba vestía ropa
antigua. Supongo que medieval o anterior. Vi a un hombre pasar justo a mi lado,
justo delante de mis ojos, espantando a un grupo de vacas con cara de
preocupación. No tengo ni idea de dónde venía todo eso. No soy una chica de
campo.
Todas esas pequeñas escenas
pasaron volando, pero cuando mi papá apareció en el espejo, fue diferente. No
fue fugaz como los demás. Simplemente apareció de repente, y lo miré
directamente a la cara.
Me habló y era tan gracioso como
siempre. Me preguntó: "¿Por qué intentas hablarme, chica?".
No puedo decir que oí una voz como
la que te oigo hablar, pero era más fuerte que los pensamientos. No puedo decir
que necesitáramos palabras. Solo entendí lo que intentaba decir.
Siempre estaba irritable, pero de
forma divertida. Siempre estaba haciendo bromas o contando algo gracioso. Así
que esto era típico de él.
Tenía una gran sonrisa cuando lo
vi. Aunque suene gracioso, estaba allí mismo en esa habitación conmigo, lo sé.
Parecía estar a un metro de
distancia, pero luego se acercó. No lo veía en el espejo; lo veía justo encima
de mí.
Allí tuvimos conversaciones muy
personales, sobre todo sobre mi madre, pero también sobre otros asuntos
familiares. Parecía lo más natural del mundo, igual que las conversaciones que
solíamos tener en la sala cuando era adolescente o incluso después de casarme.
¡Solo que ahora está muerto!
Solo vi su cabeza, su pecho y la
parte superior del abdomen. No era su figura completa, pero era tan claro como
mirarte a ti. Todavía sentía que había algo entre nosotros, una energía o algo
así. Digo esto porque temía que si extendía la mano para tocarlo, no se
quedaría.
Me quedé allí sentada un buen
rato, dándole vueltas a la conversación. Parecía un poco divertido, como si
pensara que estaba impaciente por querer hablar con él ahora en lugar de
esperar a morir. Eso fue un cambio, porque antes yo siempre había sido paciente
y él quería que las cosas sucedieran enseguida y que se diera prisa. Ahora que
lo pienso, quizá se burlaba de mí por ser impaciente, igual que yo lo había
hecho con él.
Hablé con él un buen rato, quizá
treinta minutos. Pero pasó muy rápido.
Lo último que me dijo fue: «Ahora
sigue adelante y disfruta de tu vida». Me sentí tan bien cuando dijo eso. Me
invadió una oleada de alivio y buenos sentimientos. No creo haberme sentido tan
bien desde que murió. Fue como si algo se cerrara y el dolor de su muerte
hubiera terminado. Luego desapareció y solo quedó el espejo”.
En algunos aspectos, el encuentro
de esta mujer se asemeja mucho a otra aparición facilitada descrita por una
mujer de unos cincuenta y tantos años. Observe las similitudes:
"MI MAMÁ SALIÓ DEL
ESPEJO"
“Tuve la visión de mi madre hace
años, incluso antes de intentar mirarme al espejo. Se suicidó en 1975. Mi
abuelo, su padre, había sido pastor, así que me criaron con la idea de que el
suicidio era el pecado más imperdonable. Así que, cuando falleció, me dolió
haberla perdido, pero me dolió aún más que se hubiera perdido para siempre.
Cuando entré al servicio en la
funeraria, estaba realmente muy dolida. Pero una vocecita, —la llamo la
vocecita de Dios—, me habló y miré hacia mi derecha, y allá arriba, hacia el
techo, vi una visión de mi madre y Cristo, alejándose de mí de la mano. Era a
todo color y tan natural como la vida misma. Ambos miraron por encima del
hombro, me sonrieron y desaparecieron.
Eso fue lo que inició mi búsqueda
espiritual. En ese preciso momento supe que muchas cosas que me habían dicho no
eran ciertas.
Apenas un año después, mi esposo,
Bill, fue asesinado. Llevábamos diez años casados. Sin duda, esa fue mi noche
más oscura del alma. Desde entonces, he seguido un camino espiritual.
He meditado durante largos
periodos de tiempo y he tratado de llegar a un nivel profundo de meditación
para comunicarme con mi marido, así que estaba tranquila al entrar en la cabina
de apariciones.
No sé cuánto tiempo estuve ahí
dentro antes de que pasara algo, quizá diez o quince minutos, quizá no tanto.
Pero después de un rato perdí de vista el espejo y, en su lugar, vi a mi madre.
Primero la vi de lejos, y solo era
su rostro. Luego, a medida que se acercaba, se volvió más fantasmal, pero no de
forma inquietante. No era tan brillante ni tan sólida. Además, había una
especie de humo a su alrededor.
Sonrió y me llamó Birdie, como me
llamaba de pequeña. "Birdie", dijo, "he venido a verte porque
Bill no puede venir. Estoy un poco más adelantada que él y todavía le queda
mucho por aprender. Está estudiando. Pero está bien, te quiere mucho y está
bien".
En ese momento, simplemente salió del
espejo. Era como si estuviera ahí mismo. Tenía una mirada maravillosa. Estaba
radiante.
Sentí una calidez increíble, y no
sabía si era por la emoción o por la energía que la rodeaba. La voz era
diferente a la nuestra. Lo mejor que puedo describir es que trabajé durante
años como operadora internacional para la compañía telefónica. Cuando
rebotábamos las señales del satélite, el sonido tenía una calidad diferente.
Así era.
Lo que ocurrió no fue producto de
mi imaginación. Fue tan real como la realidad y muy reverente.
Lo curioso es que mi mamá estaba
tan cerca que podría haberla tocado. No sé qué habría pasado si lo hubiera
intentado. Estaba tan absorta, tan concentrado en lo que decía y la miraba a
los ojos, que ni siquiera pensé en extender la mano. Ojalá lo hubiera hecho
ahora para ver qué habría pasado.
No creo haberle hablado en voz
alta. Creo que solo dije cosas en mi mente, pero no estoy segura. Me respondió
tan rápido que creo que no tuve tiempo de hablar. Parecía una conversación
unidireccional, de ella a mí. Era como si estuviera en una especie de limbo,
simplemente asombrada, analizando todo lo que sucedía.
Mi tiempo en la cabina duró unos
treinta o cuarenta minutos. Al terminar, la escena se convirtió en una fina
niebla y ella desapareció”.
Esta experiencia cambió la vida de
esta mujer para mejor. Ahora es más relajada y agradable estar con ella. En
momentos de estrés, puede volver a ver a su madre cuando medita. "Suelo
ver a mi madre en momentos difíciles. Me consuela diciéndome 'Todo va a ir bien'.
Es bueno tenerla cerca".
"TODOS PARECÍAN MUY
VIVOS"
Un joven de veintiséis años,
rodeado de apariciones de familiares fallecidos, intentó tocarlos. Había
acudido al psicomanteum con la esperanza de ver a una hermana fallecida. Aquí
está su historia:
“Estaba sentado allí, y de
repente, me pareció que tres personas entraron en la habitación a mi alrededor.
Parecía que salían del espejo, pero sentí que tal cosa no podía ser, así que quedé
atónito. No sabía qué estaba pasando.
Por un momento pensé que me estabas
gastando una broma. Así que extendí la mano rápidamente, intentando tocarlos, y
al hacerlo, mi mano golpeó la cortina.
Todavía los veía. Los vi a los
tres. Mi hermana, Jill, estaba allí, pero también otros dos: mi amigo Todd y mi
abuelo. Todos parecían muy vivos, con solo mirarlos.
No oí ninguna voz ni me comuniqué
con ellos. Pasó muy rápido y me quedé en shock. No dijeron nada, pero todos se
veían muy bien, y sentí que intentaban hacerme creer que estaban bien.
La luz que los rodeaba era
diferente, no como la luz normal. Estaban iluminados. Parecían muy felices. Era
completamente real. Yo también sentí su presencia. Era como si estuvieran en la
habitación conmigo”.
Este hombre bien podría haber
empatizado con la frustración de Odiseo al intentar abrazar a su madre. Desde
entonces, ha empezado a preguntarse cómo habría sido la experiencia si no
hubiera intentado tocar las apariciones. Ahora planea repetir la experiencia,
esta vez dejando que la visión siga su curso.
VISIONES PARA LLEVAR
Una mujer de cuarenta y cuatro
años acudió al psicomanteo para ver a su esposo fallecido dos años antes. Nos
preparamos durante todo el día hablando de su relación. Esa noche entró en la
cabina de apariciones. Una hora después, salió con la decepcionante historia de
haber tenido unas visiones vagas de lo que creía que era un hombre. No hubo
comunicación y la imagen desapareció rápidamente.
Sin embargo, lo interesante de
este tema no fue lo que sucedió en la cabina. Al igual que algunos otros, tuvo
una visión para llevar, una aparición que se le apareció posteriormente. Aquí
está su historia:
“Mientras estaba allí, seguía
pensando que veía algo a mi derecha en el espejo. Cuando me miré al espejo e
intenté enfocar, la imagen desapareció. Luego volví a mirar y vi algo que parecía
estar en mi hombro derecho. Cuando me giré para mirar había desaparecido.
Parecía una persona, pero no pude distinguir quién era.
Entonces vi otra imagen. Sabía que
era un hombre pero no tenía ni idea de quién era. De hecho, al principio pensé
que eras tú entrando a ver cómo estaba.
Este hombre entraba y salía del
espejo. Emergió, y por eso me giré y miré a mi derecha. No era como un reflejo.
Era una figura real que salía del espejo, pero cuando volví a mirar, había
desaparecido.
En ese momento me di por vencida.
Bajé las escaleras y me sentí muy decepcionado porque pensé que no funcionaba.
Luego me fui a casa. Esa primera
noche empecé a tener la clara sensación de que había alguien cerca. Me dormía y
era como si sintiera a alguien en la habitación. Despertaba con la sensación de
que alguien había estado conmigo, pero no podía identificarlo.
La segunda noche me desperté y
sentí con fuerza la presencia de mi padre en la habitación. Podía notar que
intentaba hablarme, pero no entendía lo que decía. Después de despertarme esa
vez, no pude volver a dormirme.
La noche siguiente volvió a
ocurrir. Era la tercera noche consecutiva que me iba a dormir y despertaba
sintiendo una presencia en la habitación. Esta vez, al despertar, olí la loción
para después del afeitado de mi padre.
Estaba completamente despierta y
esto no era un sueño, era algo muy concreto, muy aquí y ahora.
Levanté la vista y mi padre estaba
de pie en la puerta de mi habitación. Había estado acostada en la cama, pero me
levanté y caminé hacia él. Estaba a cuatro pasos de él. Se parecía a mi padre,
pero no tan enfermizo como antes de morir. Tenía una figura robusta pero
parecía más desarrollado que cuando murió. Parecía completo, como si todo fuera
maravilloso.
No oí su voz, pero entendí lo que
decía. No quería que me preocupara. Tuve la clara impresión de que me decía que
todo estaba bien.
Me había preocupado mucho que mi
padre hubiera muerto solo. No había nadie allí, y había muchos problemas al
momento de su muerte, como la duda de si habría tenido suficiente oxígeno para
pasar la noche. Eso me preocupó mucho porque soy hija única y mis padres
estaban separados.
Pero al verlo esa noche tuve la
clara impresión de que estaba bien y de que me decía que no me preocupara, que
todo estaba bien. Simplemente conocía sus pensamientos y él los míos. Y luego
simplemente se fue. Estuve despierta un buen rato después de eso. Sentí como si
realmente hubiera estado en su presencia, y no quería perder esa sensación”.
Esta mujer quedó algo perpleja
ante la experiencia. Se había preparado para ver a su difunto esposo y, en
cambio, vio la aparición de su padre. Ahora comprende que quizá mirarse al
espejo no le permita ser tan selectiva.
"Era como si tuviera un molde
enorme frente a mí y le hubiera hecho un pequeño agujero y dijera: 'Quiero ver
a mi marido'", dijo. "En cambio, tuve que dejarlo abierto para quien
viniera a mí".
Desde su experiencia en el espejo,
esta mujer ha sentido una gran paz con su padre. Ya no siente culpa ni ansiedad
al pensar en él. «Ahora tengo una sensación agradable cuando pienso en él»,
dijo, «una conexión real».
Este tipo de experiencia, que
recuerda a la incubación de los sueños, ha resultado ser un patrón recurrente
entre los visitantes del psicomanteum.
Generalmente le sucede a alguien a
quien poco o nada sucede en la cabina de apariciones; es decir, ocurre la
visita al regresar a casa.
"ESTABA JANE AL LADO DE LA
CAMA"
Otra visión ocurrió a un hombre de
casi cincuenta años que había perdido a su hija cinco años antes en
circunstancias trágicas. Acudió a mi centro porque no había podido superar el
dolor tras su muerte.
No la vio mientras estaba en la
cabina de las apariciones. Sin embargo, dos días después, recibí una llamada
suya describiendo un encuentro fascinante ocurrido la noche anterior.
“Me acosté sobre las once y media,
justo después de las noticias de la noche en la televisión, y me quedé dormido
casi en cuanto toqué la almohada. De repente me desperté e incorporé de golpe
en la cama. Sabía que mi hija estaba en la habitación. Miré el reloj y vi que
eran las dos y treinta y siete de la madrugada.
Jane estaba justo al lado de la
cama. Tenía la misma sensación que tenía cuando llegaba tarde de la universidad
y entraba en nuestra habitación. Era como si volviera de la universidad y pasara
a saludar.
Se veía maravillosa. Brillaba,
simplemente se iluminaba hermosamente. Estaba feliz y radiante. Me repetía una
y otra vez: «Tienes que calmarte. Cálmate un momento».
No oí su voz, ni siquiera un sonido.
Pero ella dirigía pensamientos hacia mí, y eran tan fuertes que era casi como
si los tuviera.
La luz de la calle entraba por las
persianas y podía verla bien. Debo decirte que estuve completamente despierto
todo el tiempo, sin duda. Y sabes que no soy de los que imaginan cosas.
Esta era mi hija. Me decía que
todo estaba bien, que estaba bien. Me di cuenta, o ella decía, de que la muerte
no es para nada como yo la imaginaba. Estaba feliz y sonriendo. Me repetía:
«Tranquilo. No puedo estar aquí mucho tiempo, pero no hay de qué preocuparse.
Estoy bien».
Y eso fue todo. Dijo: «Adiós por
ahora», y se fue.
La experiencia duró cuatro minutos
según el reloj, y cuando desapareció, lo hizo instantáneamente, "como si
se apagara un interruptor".
El hombre está convencido de que
lo ocurrido no fue una aparición, sino que en realidad era su hija. Como
resultado, gran parte de su tristeza por su repentina pérdida se ha aliviado.
"Esto no fue un sueño, fue una experiencia como la que se tiene con
cualquier ser humano", dijo. "No tengo ninguna duda de que la volveré
a ver algún día".
APARICIONES EN MUCHAS FORMAS
Por experiencias como estas, he
adoptado la política de informar a los visitantes del psicomanteum de que es
posible que experimenten apariciones después de regresar a casa.
De hecho, con cada nuevo visitante
del Teatro de la Mente, aprendo más sobre cómo evocar apariciones de los
difuntos y sigo revisando el procedimiento en consecuencia.
También explico a quienes buscan
apariciones que las apariciones espontáneas se presentan de muchas formas y
pueden afectar todos los sentidos. La mayoría son visuales, en las que la
persona ve la aparición del difunto. Un alto porcentaje de apariciones son
auditivas (27 %, según un estudio), seguidas en frecuencia por las táctiles (13
%).
Los siguientes tres casos son
ejemplos de experiencias auditivas.
"ESTÁ DEMASIADO AVERGONZADO
PARA HABLAR"
Una psiquiatra de unos treinta y
tantos años acudió al psicomanteum con la esperanza de ver a su padre quien, en
sus últimos años, había sido verbalmente abusivo y acusador hacia los miembros
de su familia.
Para inspirar el recuerdo, la
psiquiatra trajo una muestra de manualidades en madera de su padre y algunas
fotos familiares. El padre había fallecido tres años antes y durante los años
previos a eso la relación entre ambos había sido muy tensa y conflictiva. A la
luz de esta mala relación, los resultados de su sesión de observación fueron
intrigantes:
“Estuve sentada un buen rato antes
de que ocurriera algo. Vi varias imágenes, formas y colores en el espejo, sobre
todo patrones. Luego, al cabo de un rato, me sorprendió oír a mi abuela
hablarme de repente. Escuché claramente su voz, que no había oído en años desde
su muerte.
Dije: "Abuela, ¿eres
tú?"
Y ella dijo: «Sí, lo soy». Luego
añadió: «Estoy aquí con Howard y Kathleen [mis difuntos tíos], y tu padre
también está aquí».
Dije: "¿Puede venir a hablar
conmigo?"
"No", dijo, "está
demasiado avergonzado para hablar".
Estoy seguro de que mi padre se
sentía avergonzado por su indiferencia hacia sus hijos durante los últimos ocho
años de su vida. Creo que también tenía algunas ideas paranoicas sobre los
seres queridos, que no eran ciertas. Creía, en cierto modo, que lo
perseguíamos.
Me resulta obvio por la
conversación que tuve con mi abuela que él sabe que no éramos así y
probablemente se avergüenza de cómo era él y de algunas de las cosas que dijo,
que fueron terribles.
Sobre la experiencia en sí: He
escuchado a muchos pacientes esquizofrénicos hablar de voces pero a menudo
hablan de voces autoritarias o críticas o simplemente murmullos y zumbidos.
La voz de mi abuela no se parecía
a ninguna de esas. Sonaba exactamente igual. Era como si estuviera cerca. Sin
embargo, era extraño. No la esperaba para nada pero tenía la sensación de que
estaba en la cabina conmigo.
Fue, exactamente, como si ella
estuviera allí".
Otro visitante de mi oráculo de
los muertos que escuchó una voz sobrenatural fue un hombre de veintitantos años
que vino a ver a su novia, asesinada cuando ambos eran adolescentes. Aunque no
la vio, su experiencia fue satisfactoria.
“Después de lo que supongo que
fueron no más de cinco minutos empecé a oír la voz de una amiga mía que murió
en un accidente de barco. Era como si me estuviera hablando. No me refiero a
pensamientos, ensoñaciones ni imaginación. Nunca había oído nada igual.
Me habló y me dijo que era
maravilloso donde estaba. Podía oír cada palabra con claridad y por separado.
Había una cualidad, como un eco, creo, como si hablara a través de un tubo de
hojalata. Pero era su voz, sin duda.
Me sentí muy mal por su muerte.
Todos nuestros amigos también. Nadie entre mis amigos ni mi familia había
muerto antes, así que era la primera vez que me pasaba algo así. Ojalá hubiera
podido despedirme o decirle que me importaba.
Así que fue una experiencia
maravillosa. Me sentí completamente seguro, como si estuviera con ella. No la
vi, pero fue exactamente como si estuviera allí”.
"FUE UN CONTACTO EMOCIONAL
DIRECTO"
Me entusiasmó especialmente
realizar una aparición facilitada con esta paciente ya que fue la primera
persona con la que trabajé que había tenido una experiencia cercana a la
muerte. Su historia fue triste. Apenas unos meses después de que su hermana
menor falleciera en accidente automovilístico esta paciente estuvo a punto de
morir en otro. Había tenido una experiencia cercana a la muerte como
consecuencia de ese accidente y vio a su difunta hermana. Este contacto se
produjo después de que dejara su cuerpo y resultó ser profunda experiencia
emocional del tipo que nunca antes había experimentado. Según lo describió,
«Descubrí que el cuerpo físico, en realidad, impide que las emociones entren.
Cuando estaba fuera de mi cuerpo mis emociones estaban a flor de piel. Cuando
estaba fuera de mi cuerpo, era como si mis emociones se encontraran con las
suyas. Fue un contacto emocional directo».
Me intrigó la oportunidad de
facilitar una aparición con este sujeto, ya que me permitiría comparar los
resultados de mirar al espejo con la experiencia cercana a la muerte. Aquí está
su como lo describió:
“Al principio sentí que el espejo
subía. Siguió subiendo. Luego vi imágenes que salían en forma de figuras y
destellos de luz. Luego vi una luz roja con una neblina verde en el centro. Y
entonces oí a mi hermanita decir: «Estoy aquí».
Dije en mi mente: "Me
gustaría verte". Y ella dijo: "Bueno, aquí estoy".
Así que intenté relajarme, pero no
pude verla físicamente. ¡Pero la sentí! Sentí su beso en la mejilla como
siempre hacíamos cuando estaba viva. Y entonces la oí decir: «Estoy aquí».
No podía verla, pero sabía que
estaba allí. Sentía el amor de su presencia. Tuve un pequeño recuerdo. Nos vi
sentados en su habitación escuchando discos. También practicando las porras que
la ayudaron a entrar al equipo de animadoras. Sentí amor en ese momento, el
mismo amor que sentí cuando ocurrieron los hechos”.
Pedí a esta paciente que comparara
la visión en el espejo con su experiencia cercana a la muerte. En la ECM había
visto a su hermana, mientras que en la cabina de apariciones solo oído y
sentido. Pero a nivel emocional, la diferencia era mínima, dijo. «Era como oír
una voz física. Podía oírla hablar. Era como si se inclinara y me hablara al
oído».
POR EL DOLOR Y EL CONOCIMIENTO.
La palabra psicomanteum, tomada
literalmente, implica que se invoca a los espíritus de los muertos como medio
de adivinación para interrogarlos sobre el futuro u otros conocimientos
ocultos. Los puristas argumentarán que el centro que creé para este estudio no
es un psicomanteum, ya que nuestro propósito no era despertar a los muertos
para la adivinación. Más bien, la gente acudía, (y sigue acudiendo), con la
esperanza de satisfacer el anhelo de la compañía de quienes han perdido. Sea
cual sea la diferencia de intención entre esas antiguas instituciones y la
contemporánea que he construido, sospecho que convergen en su funcionamiento primigenio.
A través del trabajo con
apariciones facilitadas, he llegado a comprender la importancia del duelo en la
vida humana. El historiador griego Plutarco cuenta una conmovedora historia que
ilustra precisamente este punto. Un hombre prominente y adinerado, Elíseo,
estaba obsesionado con la idea de que tal vez su hijo pequeño, fallecido, había
sido asesinado con veneno. En su tormento, Elíseo acudió a lo que hoy es el sur
de Italia, a un psicomanteo que aparentemente empleaba una forma de incubación
de sueños. Tras realizar los rituales prescritos Elíseo se durmió y tuvo una
visión. Su padre se le apareció, acercándose a él. Elíseo le contó todo lo
sucedido y le rogó que averiguara la causa de la muerte del niño. A su padre lo
siguió un joven. Como ha sucedido en varias ocasiones en mi psicomanteo, Elíseo
al principio no reconoció a esta persona, que resultó ser su hijo. La identidad
del joven se hizo evidente, y le aseguró a su padre que su muerte había sido
por causas naturales.
Creo que nuestras razones para
interesarnos en las reuniones visionarias no difieren de las de los antiguos
griegos. Estoy seguro de que, entonces como ahora, la mayoría buscaba no
conocimiento, sino aventura, consuelo, plenitud e incluso solaz en el
psicomanteum.
wisto
V - Un camino hacia el
autodescubrimiento
Me parecía caminar entre un mundo
de fantasmas y tambalearme entre la sombra de un sueño. —Alexis Tolstoi
En nuestro mundo moderno la
reflexión y la meditación han quedado relegadas a un segundo plano frente a la
tecnología. El ritmo frenético de la vida nos ha hecho perder el contacto con
nosotros mismos de forma muy real. La simple lucha por mantener el ritmo ha
llevado a las personas a tener dificultades para conectar con sus sentimientos
más profundos. Aquí es donde la observación en el espejo puede ser útil. Las
visiones en el espejo que resultan de una especie de observación libre, (no de
facilitación visionaria), a veces conducen a percepciones de ese profundo
interior conocido como la mente inconsciente.
"SENTÍ UN MIEDO EXTREMO".
Una mujer de cuarenta y cuatro
años a quien le presenté la observación en el espejo comenzó a experimentar con
el procedimiento por su cuenta. Llevaba años buscando la clave de su propio
dilema psicológico mediante la psicoterapia tradicional. Tras varias sesiones
de observación en el espejo recuperó un recuerdo que le permitió avanzar
considerablemente en su autocomprensión. Esta es su historia:
“Cuando intenté mirar al espejo
descubrí que surgían sentimientos intensos. Era evidente que estaba conectando
con algunos que había bloqueado durante mi consciencia ordinaria.
Sentí un miedo extremo pero no
estaba seguro de qué era. A veces, literalmente saltaba y me iba porque tenía
miedo de lo que iba a ver.
En concreto, descubrí que tenía
miedo de tener que seguir adelante sola y cuidar de mí misma. También tenía un
miedo terrible al fracaso.
Lo que vi fueron rostros y
situaciones diferentes. Cada uno mostraba lo abrumado que estaba por el miedo.
Durante una sesión, vi un patrón
en mi forma de relacionarme con la gente. Esto empezó en mi infancia y tenía
que ver con ser la hija mayor y tener que cuidar a los demás niños de la
familia.
Me vi antes de que nacieran mis
hermanos, siendo la niña de los ojos de todos. Luego llegaron mis hermanos y todo
cambió. La gente empezó a prestarles atención a ellos y no a mí. Para conseguir
atención y aprobación de mis padres me convertí en la cuidadora de mis hermanos.
En una imagen me veía bañándolos mientras mis padres estaban sentados en la
sala.
Como forma de ser complaciente
siempre me puse en segundo lugar en mi relación con los hombres. Cuando la
relación necesitaba ser rescatada era yo quien hacía el esfuerzo. Veía momentos
en los que hacía cosas que no quería hacer solo para complacer a los hombres de
mi vida.
Entonces vi un suceso que en mi
familia. Mi tía abuela está a punto de cumplir noventa años, y mi madre y mi
hermano le organizan una fiesta de fin de semana. En el espéculo me vi
participando y tomando las riendas. Me vi llamando a mi madre y diciéndole que
llevaría la cena del viernes por la noche.
Estas imágenes me causaron dolor.
Me di cuenta de que, en mis relaciones, mis supuestos amigos y familiares no
acudían a mí para divertirse, sino para que les ayudara con algo. Al mirarme al
espejo, me di cuenta de que me había abrumado, de que no me divertía”.
Esta mujer cambió muchos patrones
en su vida después de su experiencia visionaria. Dejó de ofrecerse como
voluntaria para tareas que no le resultaban placenteras. En lugar de involucrarse
y tomar las riendas en las reuniones familiares disfrutaba y dejaba que otros
llevaran la batuta. Lo mismo ocurría con la relación con sus hijos, por quienes
había tomado tantas decisiones. Ahora los dejaba cometer sus errores con poca
participación suya. "Ahora, en lugar de decirles qué hacer les hago
sugerencias y lo dejo todo", dijo.
VISIONES DE SÍMBOLOS
La experiencia que acabamos de
describir se presentó en imágenes "reales", no simbólicas. Esto
facilita la experiencia para quien la experimenta, ya que hay poco que
interpretar. Las visiones simbólicas que surgen al mirarse al espejo son más
difíciles de aclarar. Una vez hecho esto, pueden ser tan gratificantes como las
visiones sin contenido simbólico. A veces, incluso pueden ser más gratificantes
que las visiones "reales", ya que permiten a la persona hablar
libremente sobre una amplia variedad de aspectos de su vida que pueden
relacionarse con estos símbolos. La siguiente visión reflejada está llena de
contenido simbólico:
“Tengo un miedo terrible a las
serpientes. Varias veces, mientras observaba, se formaba una.
Durante una de mis visiones, la
casa donde crecí estaba siendo atacada por una serpiente casi tan grande como
una casa. Se alzaba, silbaba y sacaba la lengua como si fuera a morder. Luego,
a su lado, venía otra igual de grande. Era diferente. Era azul, tenía unos
hermosos ojos azules y sonreía.
Mientras miraba, pensé: "¿No
es dulce?". Pero entonces sentí miedo y salí corriendo. No confiaba”.
Hablamos de la visión al terminar.
Con sorprendente facilidad, la mujer dijo que las imágenes en el espejo tenían
que ver con la confianza.
"Es casi como si temiera que
la gente se muestre de una manera y luego se vuelva contra mí", dijo,
refiriéndose a las diferentes personalidades de las dos serpientes. "No
confío en la gente. Creo que van a ser de una manera y luego se convierten en
otra. Me siento engañada".
'¡VI UN PAVO REAL!'
Otra visión simbólica del espejo
provino de una mujer interesada en mirarse al espejo solo para "ver qué
salía". Me alegró ayudarla, ya que me intrigan las visiones que las
personas tienen cuando no buscan nada en particular. Cuando esto ocurre brinda
una excelente oportunidad para evaluar los resultados de mirarse al espejo en
personas normales que simplemente están interesadas en la autoexploración.
Esta mujer tiene veintitrés años y
se graduó de una universidad del sur. Afirma no tener una sólida formación
religiosa ni interés particular en el tema. Sin embargo, supongo que busca algún
tipo de espiritualidad. Baso mi opinión en el contenido de su visión reflejada.
Aquí está:
“Me senté [en la cabina de
observación], respiré hondo y me relajé, quizá durante unos cinco minutos.
Entonces solo pude ver el marco del espejo y la negrura del mismo. Lo miré
fijamente un rato, y entonces unas sombras empezaron a bailar a mi alrededor. ¡Las
sombras salieron del espejo y bailaron en la cabina conmigo!
Pronto la visión en el espejo se
volvió gris y borrosa. Entonces, el espejo empezó a moverse en segmentos.
Partes se alejaban de mí, mientras que otras se acercaban. Entonces, ya no pude
ver el marco del espejo, y me di cuenta de que me había engullido. ¡Estaba dentro del espejo!
Entonces vi un
pavo real. Estaba de espaldas a mí. Luego se dio la vuelta y me quedé
impresionado por sus colores. Se giró y extendió sus plumas. ¡Era enorme!
Parecía tener
un rostro humano, aunque no pude ver exactamente cómo era. Entonces vi algo más
detrás del pavo real. Pude ver lo que parecía una persona negra sobre un altar
de sacrificios. La persona yacía con los brazos y la cabeza colgando a los
lados del altar y parecía estar muerta. Tenía el rostro vuelto hacia mí, pero
estaba cubierto de pelo, por lo que no pude ver sus rasgos.
Entonces, el
espejo volvió hacia mí. Todo lo que vi fue un gran triángulo parecido a una
campana de cena y una pequeña pieza de metal como la que se utiliza para tocar
la campana. Luego, la campana sonó durante lo que parecieron un par de minutos.
Sonaba lentamente, como una campana de iglesia, y era tan relajante que casi me
quedo dormida.
Sin embargo,
antes de que eso sucediera, ¡me encontré bailando con Jesucristo! Y cuando miré
a mi alrededor, ¡estaba bailando con él en la Última Cena! Bailamos alrededor
de la mesa y luego una mujer negra se acercó y me llevó lejos”.
Al igual que
muchos otros sujetos, ella consideraba que contemplar era una de las
experiencias más relajantes que había tenido jamás. Y aunque decía que no
entendía el significado de las visiones, creo que solo estaba tratando de
comprender el papel de la religión en su vida. El pavo real, por ejemplo, es un
antiguo símbolo de Cristo. Y su descripción de él como «enorme» y
abrumadoramente bello es agradable y me sugiere que se siente atraída por el
mensaje de amor del cristianismo que subyace en gran parte de la doctrina que
siempre ha rechazado. Además, el hecho de que su imagen de Cristo fuera la de
una figura religiosa con la que realmente podía bailar muestra su creencia en
su bondad y calidez.
La persona
negra en el altar puede representar la persecución. Dado que la persona negra
aparecía en una imagen con el pavo real/Cristo, suponemos que representa algún
tipo de persecución cristiana. La mujer negra que la alejó de la Última Cena
era probablemente la niñera que había tenido de niña.
Probablemente,
esta mujer busca más espiritualidad en su vida y se siente atraída por los
aspectos más bondadosos de la religión cristiana.
Estos dos casos
anteriores son ejemplos de cómo mirar al espejo saca a relucir el inconsciente,
revelando pensamientos y sentimientos que están vivos justo debajo de la
superficie. La psicoterapia habitual también lo hace. Una ventaja de mirar al
espejo es que parece llevar menos tiempo y suele dar lugar a una demostración
mucho más visual de lo que ocurre en lo más profundo de la mente.
MIRAR EN EL
INCONSCIENTE.
Mirar al espejo
también puede ayudar a los psicoterapeutas a descubrir lo que ocurre en el
inconsciente de las personas que acuden a ellos en busca de ayuda.
Freud creía, y muchos están de
acuerdo con él, que los sueños son «el camino real hacia el inconsciente».
Consideraba que los sueños revelan la motivación que existe bajo los impulsos,
acciones que nuestro inconsciente niega cuando estamos despiertos. Considero
que las visiones especulares también ofrecen pistas sobre el contenido del
inconsciente. Dado que las imágenes que se ven en el espejo son en gran medida
creaciones de la mente del vidente, constituyen lo que podría llamarse una
prueba proyectiva, similar a las famosas cartas de Rorschach o prueba de manchas
de tinta. Esta prueba podría ser muy útil para evaluar el estado mental del
cliente.
En mi propio uso de la observación
frente al espejo con sujetos he podido diagnosticar una variedad de problemas
incluidas ansiedades específicas, depresión y problemas matrimoniales.
Para ello, pido al sujeto que siga
un procedimiento determinado, tal como debieron hacer los sacerdotes que
incubaban sueños en la antigua Grecia. El día anterior a la observación en el
espejoe pido al sujeto que formule una idea. Por ejemplo, si alguien está
preocupado por su relación con su madre, le pido que piense en ella en varios
momentos del día. De esta manera, cuando finalmente nos ponemos a observar en
el espejo las imágenes probablemente girarán en torno al tema de los
pensamientos. Al igual que en la incubación de sueños, surgen imágenes más
vívidas que la vida real y más simbólicas que los pensamientos ordinarios.
A diferencia de los sueños, que se
relatan al psicoterapeuta varias horas, si no varios días, después de que el
paciente los ha tenido y que pueden no ser recordados completamente, las
visiones especulares tienen el potencial de ser producidas por el sujeto
durante la sesión real, ofreciendo acceso a material inconsciente que puede ser
tratado inmediatamente.
EL HOMBRE DE LA ISLA
Un ejemplo de este uso de la
observación en el espejo como herramienta terapéutica ocurrió con un tosco estudiante
del sur rural. Declaró sin reservas que no era muy sofisticado y describió a
sus padres como igual de bastos. Su madre era ama de casa y su padre vendía
seguros.
Cuando realizamos la sesión de
observación el hombre aún vivía en casa con sus padres. Habló de su situación
con tono monótono, sin emoción. Pero al final de la sesión, estaba listo para
admitir que efectivamente había problemas en casa. Esto es lo que vio:
“Vi a un grupo de personas en la
playa. Hacían una fogata y cocinaban algo que parecía pescado. No me interesaba
tanto la comida como la gente y el lugar.
Estábamos en una isla, y no muy
grande. Podía mirar hacia arriba y ver las colinas de la isla detrás de
nosotros. Tenía la sensación de que podía rodearla en un abrir y cerrar de
ojos.
Llevábamos trajes muy coloridos,
hechos de un material que parecía casi papel. Mientras la gente a mi alrededor
caminaba, sus faldas ondeaban como papel de trama suelta. Eran de colores muy
brillantes y contrastaban enormemente con el verde intenso de los árboles y el
rojo intenso de las flores.
En la siguiente escena, estaba con
un grupo de estas personas y corríamos por las zonas bajas de la playa,
recogiendo peces atrapados por la marea. Estábamos felices. También había mucha
fruta en la isla, toda dulce y abundante.
El ambiente en el grupo era muy
tribal. No sentíamos que alguien fuera mi mamá o mi papá, sino que todos éramos
uno con los demás. Lo más asombroso para mí era que no podía distinguir si era
hombre o mujer. Simplemente era muy joven.
Había una persona con la que tenía
una conexión muy estrecha. Era un anciano de la tribu, persona alegre con una
barriga enorme y cabello negro y rizado. Era el ancla de mi vida. Recuerdo
estar sentado en la playa hablando con él y sentirme muy cómodo, pero no
recuerdo de qué hablamos”.
Me pareció interesante que,
durante la experiencia de observación, viviera en una isla y no pudiera crecer.
Cuando se lo comenté, estuvo de acuerdo. Parecía un reflejo de su vida actual,
en la que sus padres estaban ansiosos y resentidos porque su hijo estaba
"fuera del nido" explorando cosas que realmente no entendían. Como él
mismo expresó: "Siempre intentan arrastrarme de vuelta al pantano",
lo que para él significaba que intentaban mantenerlo en casa como su hijo.
Mientras hablábamos, me di cuenta
de que el anciano de la tribu al que se sentía cercano no era su padre, a quien
no respetaba mucho. Tampoco podía ser ninguno de sus abuelos, ya que ambos
murieron antes de que él naciera. Tras hablar de este punto, concluyó que el
hombre de la playa era un amable policía de la comunidad de su familia, amigo
suyo de la infancia.
Esta única sesión ayudó a este
paciente a afrontar algunos problemas en su vida. A través de la observación en
el espejo pudimos llegar al meollo de un dilema en su joven vida. Habló conmigo
varias veces más sobre el significado de lo que había visto en el cristal y
luego decidió mudarse de casa de sus padres y vivir solo.
LA MIRADA COMO HERRAMIENTA DE
DEMOSTRACIÓN.
Como profesor de psicología, he
descubierto que mirar al espejo es un método muy eficaz para mostrar a mis
alumnos los procesos mentales inconscientes. El objetivo no es reunirlos con
sus familiares fallecidos, ni siquiera examinar sus sentimientos inconscientes.
Más bien, mostrarles que la mente inconsciente está activa, incluso cuando
creen que no.
Con frecuencia realizo
observaciones grupales frente al espejo con mis alumnos, y he tenido hasta
cuarenta mirando a la vez. Este tipo de demostración en clase casi siempre
comienza con escepticismo. Al comenzar la sesión puedo oír a los alumnos
asombrarse ante lo que ven en la superficie reflectante. Al final de la clase
la mayoría están boquiabiertos de asombro ante lo que acaban de hacer y ver. Un
alumno comentó que su experiencia fue "como tener una videograbadora en la
cabeza". Otra alumna se asombró de que sus recuerdos pudieran parecer
"películas tridimensionales".
Estas contemplaciones grupales
siempre despiertan en los estudiantes una sensación de asombro que los llena de
energía durante todo el semestre. Aunque estoy acostumbrado al misterio de la
contemplación, algunas de estas sesiones han producido experiencias que incluso
a mí me han desconcertado, haciéndome comprender que hay mucho que aprender
sobre la mente inconsciente.
Durante una demostración, pedí a
un grupo de sujetos que miraran fijamente a un espéculo. Observé cómo uno de
ellos respiraba profundamente para relajarse. Mientras miraba, sus ojos se
agrandaban. Más tarde me contó lo que había visto:
“Intenté forzar las visiones.
Luego me frustré y me relajé. Al hacerlo, experimenté una especie de
transferencia repentina: giré ciento ochenta grados y me senté frente al
espejo, mirando fijamente hacia donde había estado sentada. Sentí una oleada y
allí estaba yo, en el espejo.
Entonces vinieron las visiones.
Recuerdo haber visto un campo con una tierra llena de vaqueros e indios. Vi los
colores de la pintura de guerra y de la ropa. Era una escena en la que indios y
vaqueros corrían por las llanuras a mi alrededor. De hecho, estaba
"dentro" de la escena.
¿De dónde salieron estas imágenes
del Oeste norteamericano? No era ningún misterio para quien las tenía. De niño,
estaba obsesionado con la "cultura vaquera" del Viejo Oeste. Todos
sus recuerdos de infancia lo acompañan con un sombrero de vaquero o una pistola
de juguete a la cintura.
Dada su fascinación por el Viejo
Oeste, la experiencia tenía sentido. Lo que le desconcertaba era que sus
visiones eran mucho más realistas que un sueño, e incluso más placenteras.
«Estaba despierto, en medio de la acción», dijo. «Los sueños no pueden superar
eso».
Han ocurrido otras cosas en estas
demostraciones en el aula que fueron sumamente sorprendentes. En una clase,
siete estudiantes describieron la misma visión desde diferentes puntos del
aula. No puedo ni empezar a responder por qué siete de treinta personas vieron
a un hombre con turbante. En otra ocasión, dos estudiantes en mesas diferentes
vieron a una bailarina de ballet en su espéculo. En otra ocasión, un hombre
tuvo la visión de una muela inflamada. Cuando contó a la clase lo que había
visto, la mujer a su lado se quedó sin aliento y dijo que le iban a extraer una
muela infectada por la mañana.
En ninguno de estos casos hubo estímulo
o discusión previa que pudiera haber conducido a estas imágenes.
El valor de estas demostraciones
reside en mostrar a los estudiantes de psicología y a otros que el inconsciente
no es solo una abstracción, sino un nivel real de la mente humana que contiene
nuestros pensamientos más profundos. Al enseñar a los estudiantes a mirarse al
espejo puedo ayudarles a comprender este complejo concepto. Un estudiante
comentó: «Hasta ahora, nunca supe de dónde provenían estas imágenes. Siempre
supe que las imágenes del inconsciente no eran inventadas. Pero ahora sé lo
reales que son».
UN RÍO DE CONOCIMIENTO.
William James llamó a la mente
subconsciente "un río que fluye eternamente a través de las horas de
vigilia consciente de una persona". Esta descripción resulta asombrosa
cuando nos damos cuenta de lo poco que sabemos sobre el contenido de ese río.
Quizás sea la observación en el espejo, con su capacidad de acceder a este río
invisible de conocimiento, lo que puede hacer visibles nuestros pensamientos
más profundos y recuerdos más olvidados. De ser así, puede utilizarse como
herramienta de exploración psicológica que puede reducir considerablemente el
tiempo que una persona necesita pasar con un analista.
VI - Creando tu propio Psicomanteum
Un lago es el elemento principal y
más expresivo de un paisaje. Es el ojo de la tierra, donde el espectador, al
contemplarlo con la mirada, percibe la profundidad de su propia naturaleza. —Henry
David Thoreau
Mirarse al espejo es una forma de
autoexploración. Y, como en cualquier exploración, es necesario estar de buen
humor y contar con el equipo adecuado para disfrutar de un viaje satisfactorio.
Mi entorno especial para mirarme
al espejo reproduce los escenarios de los psicomanteos a lo largo de la
historia. Desde los tiempos del hombre primitivo, ha quedado claro que el
control de estas visiones depende de la creación de un entorno único,
completamente aislado del mundo cotidiano, para que el drama del inconsciente
pueda aflorar.
Esta necesidad de un entorno
especial fue lo que llevó a los guardianes del psicomanteo de Ephira a crear un
complejo de estructuras subterráneas. Fue en este laberinto de cuevas y
habitaciones, apenas iluminadas, donde el inconsciente se hizo visible cuando
los buscadores de apariciones fueron finalmente conducidos a la cámara de las apariciones
y se les permitió contemplar el caldero pulido lleno de agua.
La casa donde John Dee se
comunicaba con los ángeles estaba especialmente equipada con una habitación que
podría describirse como una cámara de apariciones. Era cómoda y tenuemente iluminada,
e incorporaba una variedad de espejos, desde el famoso espejo de obsidiana de
Dee hasta espejos comunes. La cámara de Dee era como muchas de las anteriores.
Todos los buscadores de apariciones, en todas las culturas, desde la griega
hasta la Inglaterra isabelina, realizaban sus intentos de conjurar espíritus en
habitaciones cuidadosamente planificadas y equipadas.
Los arquitectos y operadores de
todas esas instalaciones sabían algo que también me ha resultado evidente.
Comprendieron que estos encuentros, cargados de espiritualidad y emociones,
debían tener lugar en un entorno construido de acuerdo con ciertos principios
físicos, psicológicos y estéticos. Debería ser así por al menos dos razones:
■
Es adecuado y apropiado que una persona que atraviesa una experiencia
espiritual transformadora lo haga en un entorno memorablemente agradable y
edificante.
■
Las características de un
entorno pueden organizarse de modo que precipiten estados alterados de
conciencia en las personas expuestas a él.
Estos dos factores quedan
ilustrados por los griegos, quienes construyeron sus oráculos en lugares
imponentes que también se consideraban lugares de encuentro entre este mundo y
el siguiente. Por ejemplo, se creía que el Oráculo de Éfira se ubicaba cerca de
la entrada al Inframundo.
En Éfira, el efecto
interdimensional requerido se logró armonizando numerosas formas conocidas de
alterar la consciencia en un único espacio unificado. La ubicación subterránea
de la instalación, por ejemplo, fue suficiente para crear la atmósfera que producía
el extraño efecto en la psique. De igual manera, los Nkomis emplearon la
privación sensorial y el aislamiento social; el culto Bwiti, la privación del
sueño y la intoxicación. Los tres utilizaban la observación en espejos como
medio para ver a los espíritus.
CREANDO EL ESTADO DE ÁNIMO.
Decidí emplear un enfoque
multimodal al diseñar mi psicomanteum contemporáneo, prestando especial
atención a reconocer la conexión entre el juego y lo paranormal. Fomento la
risa como parte integral de mi programa, pero no para obligar a los
participantes a adoptar una actitud de frivolidad o hilaridad. Más bien el
objetivo es permitirles, de forma segura y cómoda, liberarse de algunas de sus
inhibiciones, aumentando así sus posibilidades de entrar en un estado alterado
de consciencia. Al ver comedias en videocasetes o incluso leer cómics, los
pacientes no restan importancia a la experiencia que están a punto de vivir,
que consiste en evocar el espíritu de un familiar fallecido. Al contrario,
facilitan la aceptación de lo que está a punto de suceder. En ese sentido, el
humor es la puerta de entrada a lo paranormal para algunas personas.
Mi estrategia también ha sido
incorporar en este entorno la mayor cantidad posible de factores que facilitan
la transición a estados alterados de consciencia. Además del humor, estos
factores incluyen: la naturaleza, las alteraciones del sentido del tiempo, el
arte y la estimulación intelectual, y, por supuesto, superficies cristalinas
como los espejos.
Ya mencioné en un capítulo
anterior cómo incorporé todos estos factores en el Teatro de la Mente. Pero si
te preguntas cómo crearías la atmósfera necesaria para facilitar las
apariciones si intentaras mirarte al espejo por tu cuenta, permíteme repasar
cada uno de estos componentes y ofrecerte algunas sugerencias:
Naturaleza. Dado que el
Teatro de la Mente se encuentra en una zona rural del Sur Profundo, no tengo
problema en sumergir a mis sujetos en un entorno natural relajante. Estamos
rodeados de bosques y tierras de cultivo por las que es agradable caminar. El
arroyo que corre junto a mi molino harinero reconvertido está lleno de tortugas
y serpientes y ofrece el relajante sonido del agua corriendo.
En entornos más urbanos, la
naturaleza es difícil de encontrar. Si ese es el caso donde vives, podrías
probar formas artificiales de reproducirla. La mayoría de las tiendas de
productos naturales tienen una selección de cintas de audio con sonidos de la
naturaleza. Estos incluyen el sonido de las olas rompiendo en la orilla o la
lluvia en un bosque tropical. Escuchar estas cintas en un walkman mientras
paseo por un parque o incluso por una calle de la ciudad me ayuda a lograr la
relajación profunda que busco.
Alteraciones en la percepción
del tiempo. En el Teatro de la Mente, se les pide a los participantes que
no usen reloj. Además, están rodeados de una decoración antigua que no incluye
relojes. El objetivo es retrotraerlos a una época anterior, una época en la que
la gente dependía menos de la tecnología. Este entorno nos transmite una
sensación de historia, recordándonos generaciones pasadas. También nos recuerda
que la gente se desenvolvía bien en un entorno más lento.
Si aún no tienes muchos muebles
antiguos ni una habitación dedicada a las antigüedades, te sugiero crear esta
atmósfera mirando un libro de fotografías antiguas o ilustraciones de la vida
en tiempos pasados. Si de verdad quieres viajar al pasado, busca en una tienda
de antigüedades un visor estereoscópico y las tarjetas que lo acompañan. Este
método olvidado de mirar fotografías te abre una ventana a un tiempo pasado.
También es importante cubrir las
esferas de los relojes existentes, tanto para fomentar la ilusión de
reencuentro con el pasado como para contrarrestar la percepción moderna del
tiempo. Si es necesario controlar el paso del tiempo, sugiero cronometrar las
sesiones de observación con un reloj de arena, un método arcaico pero efectivo.
El arte por sí solo es
suficiente para inducir estados alterados en muchas personas. Mencioné antes el
síndrome de Stendhal, el tipo de crisis nerviosa que sufren muchas personas
expuestas a grandes obras de arte. También mencioné que algunos músicos han
reportado experiencias paranormales, incluyendo la sensación de estar fuera del
cuerpo mientras interpretan grandes obras musicales.
Por ello, he recurrido tanto a la
música como al arte para abrir la mente de las personas a esta conciencia
alterada. El arte se exhibe por todo el edificio, y no solo arte
"bonito". Se elige arte sorprendente, impactante, divertido,
perturbador; todo con el objetivo de estimular el cerebro de maneras a las que
no está acostumbrado.
Estos efectos artísticos no son
difíciles de crear en casa. Se pueden lograr cambiando los tipos de arte que
tengas colgados en las paredes. O, sin gastar tanto, podrías hojear libros de
arte y conseguir el mismo efecto. Las obras de Salvador Dalí, Max Ernst y Pablo
Picasso se encuentran fácilmente en coloridos libros ilustrados y tienen una
forma especial de estimular la psique de la mayoría de las personas. También
encuentro el arte de dibujos animados particularmente estimulante, en especial
la obra de Carl Barks, el artista que dibujó al Tío Gilito del Pato Donald.
Sentirse apacible por la belleza
es solo una parte de la razón de usar el arte para prepararse para mirarse al
espejo. Sorprenderse, impactarse e incluso sentir una sensación de
desplazamiento es importante. Además, la apreciación estética es en sí misma
una especie de alteración de la conciencia. El efecto que buscamos es una
estimulación novedosa que te provoque una sensación de asombro ante el mundo de
la percepción.
Estimulación intelectual.
La búsqueda del conocimiento siempre ha sido un canal importante a través del
cual los seres humanos han buscado dirección espiritual e iluminación. Como
mencioné antes, mantengo una extensa biblioteca en el Teatro de la Mente llena
de libros sobre estados alterados de conciencia, lo paranormal y
espiritualidad. Puedes hacer lo mismo fácilmente en casa, ya que la mayoría de
estos libros están disponibles en las grandes librerías.
No creo que la estimulación
intelectual provenga únicamente de los libros. Dado que mirarse al espejo es
visual, algunos prefieren obtener su estimulación intelectual de un medio
visual, especialmente uno que les permita dejar volar la mente.
Una forma de lograrlo es pasar un
rato observando a través de un microscopio. Recientemente instalé un
microscopio de disección fácil de usar para que mis sujetos puedan realizar una
alucinante excursión al mundo microcósmico.
El reino macrocósmico también
ofrece posibilidades. Un astrónomo me contó recientemente sobre un informe
publicado en una revista astronómica sobre la gran cantidad de astrónomos que
tienen experiencias extracorpóreas u otras profundas aventuras internas
mientras observan con sus telescopios vastas extensiones interplanetarias e
interestelares.
Esto sólo me indica la naturaleza
expansiva de la mente del universo que nos rodea y las formas mágicas en que el
contacto cercano con él puede afectar nuestros sentidos.
Recuerdos. Por último, si
intentas ver a un ser querido fallecido, es importante grabar a esa persona en
tu memoria. No debería ser muy difícil. Las fotografías son la forma más
efectiva que he encontrado para lograrlo. Un álbum familiar lleno de grandes
recuerdos despierta tanto la mente consciente como la inconsciente. Las
películas y los videos familiares tienen el mismo efecto.
Otra forma de inspirar
sentimientos hacia un ser querido fallecido es mediante recuerdos. He pedido a
gente que traiga prendas de vestir relacionadas con la persona. También han
traído cañas de pescar, herramientas de carpintería, juegos de ajedrez, pipas,
vasos, cartas antiguas, etc. Cualquier objeto relacionado con esa persona es
una forma eficaz de evocar recuerdos y sentimientos.
COMBINANDO ESTOS FACTORES
El propósito de todos estos
factores es reducir el nivel de inhibiciones que puedas tener al mirarte al
espejo, así como establecer un estado de ánimo que te permita entrar más
fácilmente en otras dimensiones de la mente.
Me gustaría ofrecer pautas
específicas sobre cuánto tiempo se debe dedicar a cada una de las disciplinas
mencionadas, pero no puedo. Para algunas personas, una hora en contacto con la
naturaleza sería demasiado larga, mientras que media hora mirando fotografías
antiguas sería demasiado corta. Cuando realizo una de estas sesiones,
generalmente puedo determinar, por el entusiasmo del sujeto, cuándo es hora de
avanzar.
Mi consejo para que lo intentes
por tu cuenta es simple: no te aburras. Si quince minutos contemplando arte te
parecen suficientes, lo son. Si quieres pasear por la naturaleza durante una
hora, hazlo sin duda. Lo mismo ocurre con los recuerdos. Si mirar fotos
antiguas durante media hora te parece suficiente, probablemente lo sea.
Mientras te sientas estimulado y no te aburras con lo que estás haciendo, todo
irá bien.
El estado mental asociado con las
visiones es sutil. Mantener una actitud de expectación tensa sin duda parece
bloquear la experiencia. Por otro lado, asumir con calma y confianza que las
apariciones aparecerán parece aumentar la probabilidad de que ocurran. El
factor determinante parece ser un estado de relajación.
Una vez que haya completado todos
estos pasos y se sienta preparado, puede pasar a mirarse al espejo.
EL ESPÉCULO
Se ha utilizado una amplia
variedad de objetos para la observación. En este libro se mencionan varios,
como bolas de cristal; espejos; metal pulido; cuencos o copas llenos de agua,
tinta, sangre o vino; lámparas pulidas; lagos; etc. Casi cualquier cosa que
ofrezca una profundidad nítida tiene posibilidades para la observación en el
espejo.
Antiguamente, se asumía que las
visiones en espejo se debían a poderes mágicos inherentes al propio espejo.
Esta creencia persiste hasta nuestros días. De vez en cuando, he oído a
vendedores de cristalerías afirmar que las bolas de cristal de cuarzo auténtico
son mejores para la observación porque poseen poderes mágicos.
En general, las diversas
sustancias utilizadas como medios para la contemplación pueden evocar
diferentes asociaciones emocionales. Por lo tanto, la hidromancia, una forma
común de contemplación en el espejo a lo largo de la historia, evoca la
mitología relacionada con el agua, uno de los símbolos más comunes del
inconsciente. El cristal, por otro lado, es una imagen inconsciente común del
yo. Y las piedras, que a veces se pulen y se utilizan para la contemplación,
evocan una imagen inconsciente de permanencia.
También están vinculados con las
búsquedas espirituales e intelectuales de la humanidad: se decía que Cristo
construyó su iglesia sobre una roca, los musulmanes visitan la piedra sagrada
en La Meca, la piedra Rosetta fue la clave que abrió los secretos de las
lenguas antiguas y John Dee se refirió a su espéculo de obsidiana como la piedra
sagrada.
En este sentido, el tipo de espejo
elegido puede tener cierta importancia. De hecho, los espejos a menudo se
convierten en símbolos del "yo". Kenneth MacKenzie, el cristalista
escocés del siglo XV, afirmó que su piedra de observación cayó sobre su pecho
mientras dormía. John Dee afirma que su "piedra de la vista" le llegó
en medio de una visita angelical. Muchos espejistas contemporáneos han dado
relatos similares sobre cómo obtuvieron sus espejos.
Los objetos que reflejan el ser
interior pueden llegar a ser tratados como parte de él. De hecho, cuanto más
profunda sea la búsqueda del yo, más probable es que esto ocurra. Se convierte
en un símbolo de la búsqueda del autoconocimiento. Otra prueba de que la bola
de cristal se considera un símbolo del yo proviene de los humoristas, quienes
afirman que la bola de cristal es "defectuosa" cuando el adivino al
que consultan ve una imagen que no le gusta.
En última instancia, es la mente
del observador, y no la esencia oculta del espejo, la base de las visiones
especulares. El médium cristalino es, en efecto, un espejo del alma. El hecho
de que no seamos plenamente conscientes de este hecho mientras nos contemplamos
en el espejo es un factor que confiere una atmósfera misteriosa a toda la
experiencia. Los procesos mentales se envuelven en un aura de misterio al tener
una aparente ubicación espacial dentro del propio espejo.
En definitiva, creo que es
importante usar un espéculo con el que te sientas realmente cómodo. Prefiero
usar un espejo. Quizás prefieras alguno de los otros medios mencionados. No
importa cuál uses. Lo importante es que funcione.
EL ACTO DE MIRAR
Asegúrate de que nadie te moleste
mientras te miras al espejo. Busca un lugar privado; desconecta el teléfono;
incluso puedes colgar un cartel de "no molestar" en la puerta si es
necesario. Es importante que encuentres un lugar cómodo donde puedas relajarte
de verdad.
La postura es importante. Siéntese
en una silla cómoda que le dé soporte a la nuca, incluso si está profundamente
relajado. Coloque la silla y el espejo de manera que pueda mirarse sin tener
que mantener la mirada en un ángulo incómodo.
Una luz tenue desde atrás suele
ser la mejor opción, aunque tendrás que experimentar hasta conseguir la
iluminación perfecta. He descubierto que usar velas o un candelabro eléctrico
ayuda, sobre todo al principio. También se cree que el mejor momento para
mirarse al espejo es al anochecer, un momento que parece inspirar estados de
ánimo alterados en muchas personas. Más adelante, cuando domines la técnica,
descubrirás que es posible mirarse al espejo incluso con luz brillante.
La técnica de mirarse al espejo es
extraordinariamente sencilla. Sentado cómodamente, relájese y mire fijamente la
profundidad del espejo sin intentar ver nada. Algunos comparan esto con mirar a
lo lejos. Con la relajación adecuada, sentirá los brazos muy pesados y las yemas de los dedos
hormiguearán como si
estuvieran ligeramente cargadas de electricidad. Este hormigueo casi siempre
indica el inicio del estado hipnagógico.
Lo más probable es que el espejo
se nuble ahora. Algunas personas reportan una imagen similar al cielo en un día
nublado. Otras dicen que el espejo se oscurece. En cualquier caso, este cambio
en la claridad del espejo indica que las visiones están a punto de aparecer.
Déjalo fluir
La gente suele preguntar si es
mejor plantear una pregunta específica cuando aparecen las visiones o si es
mejor observarlas pasivamente. Como regla general, creo que no se debe dirigir
la experiencia al principio. Simplemente, dejar que las imágenes fluyan.
Intentar guiar las imágenes añade
una capa adicional de complicaciones que disminuyen la probabilidad de ver
imágenes en el espéculo. Una vez que se haya vuelto más hábil con la
observación en el espejo, formularse preguntas específicas antes de entrar en
trance puede ser muy útil, especialmente si el objetivo es la autoexploración o
la autocomprensión. Intentar dirigir las imágenes después de que hayan
comenzado suele hacer que se desvanezcan. No estoy seguro de por qué ocurre esto,
pero supongo que el pensamiento consciente lo saca del estado mental
hipnagógico donde surgen estas imágenes.
¿Cuánto duran las imágenes?
Generalmente menos de un minuto, especialmente para quienes no pueden
mantenerse relajados. Algunos de mis sujetos han podido mantener imágenes hasta
diez minutos en su primer intento. Cuanto más hábil sea la observación en el
espejo, más tiempo verá las imágenes en el espéculo.
A veces, puede que no veas nada,
pero oigas hablar a la persona fallecida o sientas su tacto. Algunos pueden
experimentar todas las sensaciones de una persona o lugar determinado sin ver
nada en realidad. Y, como ya sabes al leer este libro, puedes tener la
sensación de pasar al interior del espejo, o incluso que las imágenes te
acompañen. En cualquier caso, será evidente cuándo comienza y termina la
experiencia visionaria.
GUARDE UN REGISTRO DE LA
EXPERIENCIA
Te recomiendo que registres la
experiencia inmediatamente después de la sesión. Anótala con el mayor detalle
posible. Incluye las sensaciones previas a la experiencia visionaria, lo que
viste o sentiste mientras la tenías y lo que te hizo salir de ella.
Un registro minucioso te ayudará a
saber qué esperar la próxima vez que te mires al espejo. También te mostrará
las diferencias entre sesiones y, con el tiempo, te permitirá saber cómo
aprovechar al máximo tu experiencia.
Registrar tus experiencias también
te ayudará a recordarlas tal como fueron. Anota la naturaleza de tu visión,
incluyendo qué o a quién viste y oíste, e incluso cómo te sentiste a medida que
sucedían los acontecimientos. Esto te permitirá recordar la experiencia exacta
más adelante.
No te esfuerces demasiado
Si las visiones no ocurren durante
una sesión, entonces es necesario considerar algunos de los posibles factores
involucrados.
La razón más común para no ver
nada es esforzarse demasiado. Los sujetos a veces informan que las visiones
comienzan milagrosamente después de darse por vencidos, o al menos después de
pensar en hacerlo.
En una ocasión dirigí un taller
con ocho personas, todas alcohólicas en recuperación. Solo dos experimentaron
visiones durante la sesión de contemplación. Como posible razón, mencionaron
que los alcohólicos son "controladores" y, por lo tanto, no podían
relajarse ni dejar que sus mentes divagaran. Les sugerí que la próxima vez
simplemente se dieran por vencidos y se quedaran allí un rato más, ya que la
sola idea de dejarlo podía relajarlos.
En cierto modo, el estado mental
para la experiencia visionaria es opuesto al que experimentamos cuando intentamos
hacer algo conscientemente. Sin embargo, mantener una actitud de expectativa
confiada también facilita la aparición de las imágenes. El factor clave aquí
parece ser un estado de relajación mental.
Las distracciones son otra razón
común por la que no se producen visiones. Estas pueden incluir el ruido
exterior y la incomodidad física. Quizás la habitación esté demasiado caliente
o demasiado fría, o quizás simplemente sea demasiado ruidosa. Las distracciones
también se producen por la dieta. Algunas personas simplemente no pueden tener
visiones después de una comida copiosa, aunque se recomienda una ligera, ya que
eleva el azúcar en sangre y evita que se concentre la atención en el hambre. Y
pocas personas pueden mirarse al espejo con éxito después de haber ingerido
cafeína, ya que este estimulante común tiende a poner a las personas demasiado
nerviosas. También se ha establecido una conexión entre una dieta alta en
potasio y la visualización efectiva. Por otro lado, quienes consumen grandes
cantidades de calcio tienden a no experimentar visiones con tanta facilidad. El
mensaje aquí es comer más fruta y verdura y menos productos lácteos el día
anterior a mirarse al espejo.
También quiero destacar que el
ejercicio es un componente importante de la relajación. La mayoría de las
personas se sienten mucho más relajadas incluso después de un ejercicio suave,
y su presión arterial y frecuencia cardíaca son más bajas como prueba de ello.
Si tiene dificultad para relajarse o dejar que su mente divague mientras se mira
al espejo, podría deberse a la falta de ejercicio. El ejercicio es una de las
mejores maneras que he encontrado para estimular la relajación muscular
profunda que facilita la entrada en el estado visionario. Por supuesto,
consulte con su médico antes de comenzar un programa de ejercicios.
Otra razón por la que algunas
personas no ven visiones es el dolor físico. El dolor de espalda, en
particular, puede dificultarles a algunas personas sentarse, y mucho menos
relajarse y mirarse al espejo. En ese caso, no hay nada de malo en acostarse y
mirarse al espejo.
A veces, simplemente se necesita
mucho tiempo o muchos intentos para tener una experiencia visionaria exitosa.
Puedes sentirte completamente cómodo con el proceso y aun así no tener
visiones. Te invito a perseverar y a intentarlo varias veces. En mi
experiencia, poco más de la mitad de quienes lo intentan tienen una visión la
primera vez. Muchos otros la tendrán al segundo, tercer o incluso cuarto
intento.
¿Por qué la gente lo vuelve a
intentar tras fracasar la primera vez? La respuesta probablemente se encuentre
en los otros placeres de mirarse al espejo. La mayoría de la gente dice que
nunca se ha sentido tan relajada en su vida. Algunos incluso se miran al espejo
principalmente por relajación, considerando las visiones como una interesante
consecuencia.
MANTÉNGALO JUGUETÓN
Si todo esto parece más un juego
que una ciencia, entonces he logrado mi objetivo.
En algún momento, la
parapsicología se ha vuelto abstracta e intelectualizada, y casi parece haber
renunciado a su conexión con el alma. Intenta ser una ciencia seria, por lo que
a menudo no logra consolar a quienes recurren a ella en momentos de pérdida y
dolor personal.
En cierto estilo de práctica, la
parapsicología se asemeja a la ciencia. Sostengo que también se asemeja al
entretenimiento, el humor y el juego.
Aunque las personas adustas
minimizan su importancia, el humor y el juego se encuentran entre las
actividades humanas más significativas. El consuelo que ofrecen puede ser
indispensable para afrontar la vida, sin mencionar que el juego creativo es una
importante fuente de descubrimiento.
La parapsicología en su máxima
expresión puede despertarnos a la naturaleza misteriosa del universo en el que
vivimos y al asombro continuo de la conciencia con la que experimentamos ese
universo.
En efecto, la parapsicología
orquesta ciertos métodos o técnicas de indagación sistemática con el fin de
alcanzar un fin espiritual. Puede despertar profundas emociones de asombro y
admiración. Aunque no puede ofrecernos pruebas de la vida después de la muerte,
sí puede brindarnos esperanza.
No pretendo en absoluto sugerir
que los parapsicólogos (incluido tú, que te miras al espejo) estén dispuestos a
conformarse con menos que un respeto riguroso por la verdad. Debes amar la
verdad tan profundamente como los científicos, aunque no puedas realizar la
misma búsqueda sistemática que ellos.
ENCONTRANDO LOS LÍMITES
El efecto deseado de la
interacción de todos estos elementos al mirarse al espejo es crear una puerta a
otras dimensiones de la mente. Por lo tanto, resulta una grata confirmación
escuchar a los visitantes comparar esto con "entrar en otro mundo".
Quienes siguen las técnicas que he
desarrollado han reportado con frecuencia manifestaciones impactantes de
fenómenos tradicionalmente descritos como paranormales. Sin embargo, todo esto
se ha logrado mediante un enfoque que no afirma en absoluto el carácter
metafísico de estas experiencias.
Se anima a los participantes a
decidir por sí mismos sobre la realidad y el significado de sus experiencias.
Es en este entorno —que puedes crear fácilmente en casa— donde puedes emprender
viajes a los confines más remotos de la conciencia humana.
VII - Usos futuros de la observación
en el espejo
La vida subliminal tiene ventanas
o perspectivas, y puertas o entradas, que extienden indefinidamente la región o
el mundo de la verdad. —William James
Se nos ocurren de inmediato
diversos valores y aplicaciones potenciales de la observación en el espejo.
Estas aplicaciones pueden producir una comprensión más profunda de las
capacidades y limitaciones de la mente humana. Pero más allá de sus
implicaciones psicológicas, la observación en el espejo puede conducir a una
comprensión más profunda de la historia y la literatura.
Primero, examinemos el papel que
juega la mirada frente al espejo en la psicología humana.
Quizás lo más importante para
quienes estudian la mente es la posibilidad de que mirarse al espejo abra un
portal a un estado alterado de consciencia. Si las apariciones facilitadas de
los difuntos resultan indistinguibles de las espontáneas, entonces un fenómeno
común que durante mucho tiempo se ha considerado paranormal por fin está
disponible para su estudio en circunstancias controladas.
Con "estudio" no me
refiero simplemente a recopilar historias de personas que han tenido estas
experiencias. Me refiero a que la observación en el espejo podría finalmente
permitir el estudio de estos estados alterados en un laboratorio. Esto
representaría un gran avance en psicología. Significaría que los sujetos
podrían ser entrevistados inmediatamente después, o incluso durante, un estado
alterado.
Se podrían realizar
electroencefalogramas y tomografías por emisión de positrones durante una
experiencia aparicional para que la ciencia finalmente pueda hacer mapas de la
actividad metabólica en el cerebro que ocurre durante estos encuentros.
Dado que ha sido imposible
investigar estos estados alterados en un laboratorio, muchos escépticos han
afirmado que quienes tienen experiencias paranormales, así como quienes las
investigan, tienden a exagerar lo que sucede, o incluso a creer que las propias
experiencias son inventadas por los sujetos. Esta opinión desinformada rara vez
considera la enorme cantidad de personas que ven fantasmas, tienen experiencias
cercanas a la muerte o incluso abandonan sus cuerpos. Aunque hablamos de
literalmente millones de personas solo en estas tres categorías, algunos
cínicos los tildan de mentirosos o chiflados, negando una experiencia que fue
real para el sujeto.
EXPLICACIONES LIMITADAS AL LUGAR
Al facilitar las apariciones en
psicomanteos, también podríamos explicar las apariciones "afectadas por un
lugar". Estas apariciones rondan un lugar específico. A veces, estas
apariciones pueden durar siglos, especialmente si el área no ha sido
perturbada. Algunas de las apariciones más famosas afectivas por un lugar
ocurren en castillos europeos, antiguas catedrales e iglesias, y áreas
silvestres. Las apariciones afectivas por un lugar suelen ser resultado de
muerte súbita, asesinato u otra muerte violenta.
Lo siguiente es un ejemplo típico
de las apariciones locales reportadas a los investigadores; proviene de los
archivos de Gardner Murphy y Herbert Klemme:
El 3 de octubre de 1963, el decano
Dahl le pidió a la señora Coleen Buterbaugh, secretaria del decano Sam Dahl, de
la Universidad Wesleyana de Nebraska, en Lincoln, Nebraska, que llevara un
mensaje a un colega, el profesor Martin (seudónimo), en su despacho del cercano
edificio CC White. Alrededor de las 8:50 de la mañana., la señora Buterbaugh
entró en el edificio y caminó a paso rápido por su amplio pasillo, oyendo el
sonido de los estudiantes en un grupo de salas destinadas a la práctica
musical, y en particular el de una marimba. Al entrar en la primera sala de la
suite, dio unos cuatro pasos y la detuvo en seco un olor muy intenso, un olor a
humedad y desagradable. Al levantar la vista, vio la figura de una mujer muy
alta, de cabello negro, con blusa y falda hasta los tobillos, que extendía el
brazo derecho hacia los estantes superiores derechos de un viejo mueble de
música. Continuamos el relato con las propias palabras de la señora Buterbaugh:
“Al entrar en la habitación todo
parecía normal. A los cuatro pasos me impactó un fuerte olor. Cuando digo
fuerte me refiero a ese olor que te paraliza y casi te ahoga. Miraba al suelo,
como suele hacerse al caminar, y en cuanto el olor me detuvo sentí que había
alguien conmigo en la habitación. Fue entonces cuando me di cuenta de que no
había ruidos en el pasillo. Todo estaba en un silencio sepulcral. Levanté la
vista y algo atrajo mi atención hacia el armario de la pared de la habitación
contigua. Levanté la vista y allí estaba ella. Me daba la espalda, metiendo la
mano derecha en uno de los estantes del armario y permaneciendo completamente
inmóvil. No era consciente de mi presencia. Mientras la observaba, no se movió.
No era transparente, y sin embargo, sabía que no era real. Mientras la miraba,
simplemente se desvaneció; no partes de su cuerpo una a una, sino todo su
cuerpo a la vez.
Hasta que se desvaneció, no me di
cuenta de que hubiera alguien más en la suite, pero justo en ese momento sentí
que aún no estaba sola. A mi izquierda había un escritorio y presentía que
había un hombre sentado allí. Me giré y no vi a nadie, pero aún sentía su
presencia. No tengo ni idea de cuándo desapareció esa sensación, porque fue
entonces, al mirar por la ventana detrás del escritorio, que me asusté y salí
de la habitación. No sé si salí corriendo o andando. Cuando miré por la ventana
no había ni un solo objeto moderno. La calle, que está a menos de media manzana
del edificio ni siquiera estaba, ni tampoco la nueva Casa Willard. Fue entonces
cuando me di cuenta de que estas personas no estaban en mi época sino yo en la
suya”.
¿Qué son estas apariciones en
lugares específicos? ¿Por qué el mismo fantasma es visto por tantas personas
diferentes, incluso por quienes desconocen la historia de una zona o el hecho
de que esté embrujada?
El uso de la facilitación
visionaria puede permitir poner a prueba estas preguntas y brindar respuestas
que durante mucho tiempo han eludido a los investigadores.
APARICIONES COLECTIVAS.
Una extensión del método actual
debería permitir facilitar las apariciones colectivas entre varios sujetos a la
vez, todos intentando facilitar la aparición de la misma persona fallecida. Se
han documentado apariciones colectivas espontáneas de difuntos en espejos, y
los relatos de los antiguos griegos sugieren que ocurrieron en los
psicomanteos. Esto me da confianza en que esta línea de investigación
finalmente dará sus frutos.
Dejaré esta línea de investigación
a otros investigadores. Se me dan mejor las interacciones individuales. Por lo
tanto, no voy a continuar con esta línea de investigación. Espero que colegas
con mayor dominio de la conducción de sesiones grupales lleven a cabo este
proyecto. El éxito en este proyecto podría revelarnos algo sobre la dinámica de
los fenómenos visionarios colectivos.
TERAPIA DEL DUELO.
El estudio de las apariciones
facilitadas también puede brindar información sobre la psicología del duelo. Es
bien sabido que las personas en pleno duelo suelen obsesionarse con imágenes de
los difuntos. Pueden llevar consigo fotografías de sus seres queridos,
contemplándolas con frecuencia. Si se conceptualizan las apariciones de los
difuntos como un aspecto de la capacidad mental, este trabajo puede ayudarnos a
comprender mejor el proceso de duelo y, por ende, a reducir el dolor del duelo.
Es común que quienes experimentan
apariciones espontáneas de seres queridos fallecidos experimenten una
reducción, incluso una resolución completa, de su dolor. Esto coincide bastante
con los resultados descritos por sujetos que se encontraron con el difunto en
el psicomanteum. Muchas de estas personas consideraron el suceso como una
sanación de sus relaciones con sus seres queridos fallecidos.
PSICOLOGÍA DE LA HISTORIA.
Por mi parte, planeo continuar mi
investigación en tres líneas de investigación. Estoy en proceso de localizar
material histórico que facilite el estudio de los oráculos clásicos de los
muertos. Visitaré estos sitios con la esperanza de comprender mejor el entorno
y los métodos que utilizaban los antiguos para conjurar a los muertos.
Por ejemplo, la mayoría de quienes
escuchan por primera vez sobre el chamanismo asumen que los chamanes eran
charlatanes, enfermos mentales o que poseían alguna facultad extraordinaria de
la que la mayoría carecemos. Ya hemos visto que los chamanes afirmaban poder
viajar al mundo espiritual a través de sus espejos mágicos, donde veían los
espíritus de los muertos. Como ya saben por este libro, el mundo interior de
estos antiguos practicantes tribales es accesible para todos.
Estos antiguos ritos se comprenden
mejor al familiarizarse con la observación en el espejo. Este conocimiento
arroja luz sobre la vida de muchas figuras históricas. También comprendemos
mejor algunas de las instituciones centrales de la antigua Grecia.
También nos ayuda a comprender
cómo los estados visionarios pueden potenciar la creatividad. Ahora es evidente
que Thomas Edison utilizaba el estado hipnagógico para explorar su inconsciente
en muchos de los inventos que cambiaron el curso de la humanidad moderna. Lo
mismo puede decirse de otros grandes científicos, inventores y pensadores. El
hecho de que estas maravillas del inconsciente hayan ocurrido con estos grandes
hombres de la historia indica que podrían haber ocurrido en otros casos y que
es muy probable que se repitan.
TRISTE HISTORIA DE LOS XHOSAS.
La historia nos muestra cómo este
fenómeno puede provocar sucesos escalofriantes cuando irrumpe inesperadamente
en una cultura que no está preparada para comprenderlo. Quizás te resulte
incomprensible que algunas personas se obsesionen tanto con las visiones en el
espejo que lleguen a controlar sus vidas. Pero este tipo de cosas han sucedido
en la historia, siendo la más reciente el suicidio nacional del pueblo xhosa de
Sudáfrica.
Los numerosos relatos bien
documentados de esta tragedia del siglo XIX describen la aparición espontánea
de un psicomanteum en una cultura primitiva. Los resultados dieron lugar a una
obsesión por las visiones en el espejo que condujo a expectativas irrealistas y
a un escapismo de primer orden.
Los xhosas eran un pueblo
desmoralizado. Habían librado guerras contra los colonos europeos desde 1778 y
habían librado media docena de guerras más contra los británicos en la primera
mitad del siglo XIX.
Sus armas de la Edad de Piedra no
pudieron con la superior potencia de fuego de los europeos. Sufrieron derrotas
en todas sus batallas. La derrota más humillante se produjo durante la guerra
de 1850, que duró tres años y dejó dieciséis mil xhosas muertos.
Los británicos no se conformaron
con la victoria. Un gobernador colonial obligó a algunos jefes xhosa a besarle
la bota en señal de derrota.
El único aspecto en el que los
xhosa podían mantener su orgullo era su ganado. Eran excelentes pastores que
respetaban y atesoraban a su ganado. Hubo épocas en que incluso lo veneraban en
ceremonias especiales. El ganado recibía nombres individuales y era un tema
popular en la poesía y las canciones xhosa. Los hombres xhosa se identificaban
con sus animales favoritos de la misma manera que los estadounidenses se
identifican con sus automóviles. Había una diferencia: el sustento del pueblo
xhosa dependía de su ganado. Sin él, morirían.
Una tarde de otoño de 1856, una
joven llamada Nongquase entró corriendo sin aliento en el campamento y relató
haber visto a diez desconocidos negros en un estanque junto a un río. Dado que
su tío era el chamán y profeta más eminente de la tribu, se le atribuyó un
significado especial a su visión.
Enseguida, su tío fue al río y vio
a los hombres en la poza. Quedó atónito al ver a su propio hermano fallecido
entre el grupo. Un portavoz le dijo que eran mensajeros del más allá y que
tenían cosas que decirle. Luego desaparecieron.
Durante las siguientes semanas,
Nongquase fue enviada repetidamente a la piscina, donde conversó con los seres
espejo mientras estaba sumergida hasta la cintura. Se corrió la voz del
milagro, y pronto la joven profeta y su tío guiaron a los jefes tribales xhosa
a través de la experiencia. Algunos tuvieron sus propias visiones.
Finalmente, Kreli, el gran rey de
los xhosas, llegó al estanque para ver con sus propios ojos lo que sucedía. Él
también tuvo pronto una poderosa visión de su hijo fallecido. Fue como si el
niño volviera a la vida, dijo más tarde.
El rey Kreli quedó profundamente
conmovido por la experiencia. Se convirtió en defensor de las profecías del
estanque, incluso las que exigían la matanza del ganado para que los antepasados
pudieran
resucitar.
No todos estuvieron de acuerdo con
estas profecías, especialmente en la lejana tierra Xhosa, donde la gente se
sintió ofendida por el hecho de que sus antepasados hubieran elegido aparecer en un lugar tan
alejado de sus aldeas. Hicieron saber que querían ver a sus parientes fallecidos en la zona.
Nueve meses después, eso sucedió.
La hija de once años de un chamán local comenzó a visitar con poderes de espejo
un estanque cerca de su aldea. Afirmó haber tenido encuentros con el espíritu
de un xhosa fallecido, muy querido por su pueblo. Lo escuchó hablar. Dijo que
los espíritus resucitarían si se mataba al ganado.
Fue en este ambiente que comenzó
la gran matanza de ganado. Pronto, los cadáveres de animales muertos cubrieron
el paisaje. Los funcionarios coloniales británicos intentaron detener la locura
arrestando a los visionarios, pero ya era demasiado tarde. La hambruna masiva
que siguió diezmó al pueblo xhosa, y ninguna de las almas fallecidas emergió
como se prometió.
Las autoridades
británicas no comprendieron la psicología que subyacía al fenómeno que había
desencadenado la matanza del ganado. Pero ahora sabemos que la combinación de
la facilitación visionaria y la baja autoestima supuso un desastre para este
antiguo pueblo.
Sin embargo, la difícil situación
de los xhosas debería recordarnos que debemos evitar que la actividad de
contemplarse en el espejo se convierta en una actividad sectaria. Un análisis
reflexivo puede mantener las experiencias visionarias en su lugar,
conservándolas como una forma de ayudar a los seres humanos en lugar de
convertirlas en una razón de ser.
ESTADOS
ALTERADOS E HISTORIA.
Es evidente que
los estados alterados de conciencia pueden despertar el interés por la
historia, inspirar una nueva forma de entenderla o, incluso, en el caso de
Arnold Toynbee, inducir a alguien a escribir un estudio sobre ella.
En el volumen diez de su
monumental obra A Study of History, Toynbee dedica un capítulo a los
acontecimientos que inspiraron a los historiadores a escribir sus mejores
obras. La mayoría de los historiadores que menciona se interesaron por la
historia a raíz de las grandes guerras. Pero él y Edward Gibbon fueron dos de
las excepciones notables que se inspiraron en experiencias visionarias. Para
Gibbon, autor de Declive y caída del Imperio romano, su momento místico se
produjo mientras estaba sentado en las escaleras del Templo de Júpiter
escuchando a los frailes descalzos cantar sus letanías. De repente, la ciudad
moderna se transformó en las ruinas de la ciudad antigua y viceversa. La visión
de la decadencia física le llevó a rastrear la caída de lo que posiblemente fue
el mayor imperio de la historia. Al resumir la experiencia de Gibbon, Toynbee
describe maravillosamente la naturaleza de este tipo de experiencias:
Esta experiencia imaginativa fue
el único destello de inspiración que Gibbon tuvo jamás. Sin ella, ese
maravilloso genio podría no haber llegado nunca a florecer, y ese famoso nombre
podría no haber encontrado lugar en el registro de la historia intelectual de
la humanidad. En términos cronológicos, el acontecimiento psíquico que tuvo
estas trascendentales consecuencias puede que no ocupara más que una fracción
de segundo de los treinta y seis años aproximadamente de la vida intelectual
adulta del gran historiador; sin embargo, su atenta musa no dejó de ver y
aprovechar la fugaz oportunidad de acceder a una mente que normalmente se
mostraba impermeable a sus divinas sugerencias debido a una coraza de
escepticismo innato que se había endurecido en el clima mental occidental del
siglo XVIII, demasiado complaciente.
Toynbee escribe entonces sobre su
propia experiencia visionaria, que tuvo lugar al atardecer, cuando estaba
sentado en una colina con vistas a Esparta después de un agotador día de
senderismo. Mientras contemplaba la ciudad en la colina frente a él, comenzó a
preguntarse si había habido otra ciudad allí antes que esta. Le vinieron a la
mente pasajes bíblicos como «Una ciudad situada en una colina no puede
ocultarse» y «Alzaré mis ojos a las colinas, de donde viene mi ayuda».
De repente, escribió Toynbee,
hablando de sí mismo en tercera persona, "el observador vio fijamente a su
cara, en la corona del acantilado que dominaba la otra orilla del Eurotas,
justo enfrente de los sitios casi coincidentes de Esparta I y Esparta II, un
monumento que le señaló la ubicación del equivalente prehelénico de la
ciudadela franca y otomana sobre cuyas almenas estaba mirando".
Toynbee parecía tener una visión
fugaz, incluso un viaje, al pasado. Apreciaba esta visión. De hecho, incluso
afirma que tal vez no habría producido su monumental Estudio de la Historia
sin haber tenido esta experiencia. Como escribió (refiriéndose a sí mismo en
tercera persona), Toynbee tal vez no habría producido sus volúmenes de historia
«si esta visión sinóptica no se hubiera desplegado físicamente ante sus ojos
desde la cima del Mistra el 23 de mayo de 1912, en una experiencia que había
sido personal para el espectador».
Es concebible que las visiones
especulares puedan utilizarse para dilucidar la forma en que los historiadores
estudian y escriben la historia. Muchos autores, absortos en el detalle de las
figuras históricas, afirman sentirse atormentados por la presencia de sus
personajes.
Estos hechos me sugieren que los
biógrafos podían "visitar" a personajes históricos bajo las
circunstancias controladas del psicomanteum. Es posible que la interacción de
factores conscientes e inconscientes pudiera enriquecer la comprensión
histórica.
Puede que esto parezca
descabellado a primera vista, pero el relato de Toynbee muestra la relevancia
de la mente inconsciente y de los estados alterados de conciencia en las formas
en que se estudia la historia.
Incluso Toynbee coincide. Reconoce
las contribuciones de la obra de Carl Jung a su propio estudio de la historia,
declarando:
CG Jung... me abrió una nueva
dimensión en el ámbito de la Vida. La admirable catolicidad con la que Jung
recurre a materiales de la más diversa índole para ilustrar sus temas me
permitió adentrarme en la terra incognita del abismo subconsciente de la
psique, al ir de lo conocido a lo desconocido... El resurgimiento, tras un
viaje submarino, de fragmentos de vida psíquica consciente que habían quedado
sumergidos en el Subconsciente fue el equivalente al resurgimiento...
Toynbee elogió a Platón de la
misma manera, afirmando que Platón instruyó a los historiadores futuros a tomar
lo que saben que es cierto y aventurarse en el mundo de la imaginación. Como
escribió con tanta elocuencia:
Platón me enseñó, con su ejemplo,
a no avergonzarme de usar tanto mi imaginación como mi intelecto. Me enseñó,
cuando, en un viaje mental, me encontraba en el límite superior de la atmósfera
accesible a la Razón, a no dudar en dejar que mi imaginación me llevara a la
estratosfera en las alas de un mito... El ejemplo de Platón... me había dado el
valor para distanciarme de un Zeitgeist occidental de principios del siglo XX,
cuyos oráculos eran balanzas y divisores porque, en la ceguera de este Geist,
las únicas realidades eran las que podían pesarse y medirse.
Insto a cualquier historiador
interesado en esta oportunidad a que intente una visión especular. Este viaje
de lo conocido a lo desconocido sin duda arrojaría resultados interesantes.
También podría ser valioso para establecer conexiones y atar cabos sueltos
sobre sucesos que han eludido los métodos tradicionales de investigación.
La mente inconsciente es una
poderosa herramienta para la comprensión. En esta misteriosa región de la
mente, los problemas se resuelven y los acontecimientos se aclaran mucho antes
de que lleguen a la consciencia. Poder acceder a una fuente de información tan
rica de una forma tan impactante como la observación en el espejo sin duda
ofrece un gran potencial para quienes desean conectar con el pasado.
IMPLICACIONES LITERARIAS.
Hasta ahora, nadie ha comprendido
del todo cómo surgieron historias tan fantásticas en una cultura determinada.
Pero a la luz del conocimiento actual, es evidente que los elementos de la
visión especular desempeñan un papel importante en muchos mitos, leyendas,
cuentos de hadas, supersticiones, prácticas religiosas, acontecimientos
históricos e incluso viajes personales. A continuación, se presenta un resumen
de los elementos presentes en muchas de estas historias:
La presencia de una superficie
u objeto reflectante: el caldero de Lludd, la botella de cobre del
pescador, la trinchera de sangre de Odiseo, el espejo de obsidiana del Dr. Dee,
todos representan una superficie reflectante que ofrece la posibilidad de
visión especular.
Esta superficie, o espéculo,
puede caracterizarse como especial o incluso mágica. Por ejemplo, Kenneth
MacKenzie, de Escocia, se despertó una tarde de una siesta y encontró una
piedra de observación sobre su pecho. Dijo que la piedra había sido colocada
allí por ángeles y la consideraba su espéculo más preciado.
Puede requerirse un acto mágico
o ritualístico para preparar el espéculo y despertar sus poderes. La
literatura mítica está repleta de ejemplos. Uno de los más conocidos es el de
la malvada madrastra de Blancanieves, que canta: «Espejito, espejito, ¿quién es
la más bella de todas?» antes de que su espejo mágico dicte su veredicto.
Aladino también debe pulir la superficie de su lámpara antes de que su
brillante y clara profundidad revele al genio.
El ritual siempre ha desempeñado
un papel fundamental en las visiones en espejo. Sin duda, limpiar una
superficie la convierte en un espejo más brillante y de mejor calidad, pero el
propósito del ritual al mirarse al espejo también es preparar al sujeto para
tener una visión. Al seguir rituales ancestrales, los sujetos se convencen de
que se han ganado una visión.
Una entidad de algún tipo está
asociada con el espéculo.
Casi siempre hay algún tipo de
espíritu, ya sea maligno o bondadoso, presente en el espejo. Lo vemos en la
mitología y la literatura, así como en la vida real. He tenido pacientes que
han tenido apariciones que salen del espejo y los visitan.
El más popular en el mito es la
entidad en el espejo de la malvada bruja, quien da la mala noticia de que
Blancanieves es la mujer más bella del mundo. Inmediatamente queda destrozado,
hecho mil pedazos, por decir esta cruda verdad. El genio de Aladino también
sale de la lámpara, al igual que los dragones en el cuento celta de Lludd.
Un ser humano puede entrar en
el reino del espejo Como ahora sabemos por mi experimentación, no es raro
que un ser humano entre en el reino del espejo a través del espejo.
Este fenómeno explica el
fantástico viaje de Alicia en A través del espejo, de Lewis Carroll.
También explica la experiencia, algo anticuada, que tuvo Odiseo al contemplar
el mundo espiritual a través de un charco de sangre reluciente.
Los ejemplos de esto en la
literatura a menudo parecen fantasiosos o incomprensibles. Al comprender que
dicha transferencia forma parte de la observación en el espejo, se hace
evidente que tales experiencias han desempeñado un papel en la literatura.
Esta interfaz entre el mundo
ordinario y el reino habitado por seres espejo puede ser peligrosa tanto para
los humanos como para la gente del espejo. Dado que el genio de la botella
tiene en mente un asesinato al ser liberado, el pescador debe engañarlo para
que vuelva a la botella. Por otro lado, los dragones se emborrachan con
hidromiel en el cuento celta y quedan atrapados fuera del espejo. La historia
de la ninfa de Numa representa un destino intermedio, pues se transformó en la
misma fuente de la que surgió.
En la vida real, también ha habido
peligros para quienes se miran al espejo. Sus peligros no provenían del
interior del espejo, sino de las personas que los rodeaban. John Dee fue acosado
por acusaciones de brujería a lo largo de su larga vida. Cagliostro fue
considerado un charlatán por algunos (y bien pudo haberlo sido). Y el pobre
Kenneth MacKenzie fue enterrado de cabeza en brea hirviendo por decirle a una
reina la verdad sobre su marido infiel, a quien vio con otra mujer en su
espejo.
La muerte y el duelo desempeñan
un papel importante en estas leyendas. Al igual que en la facilitación
visionaria de la vida real, la muerte, el duelo y el duelo cobran gran
importancia en la mayoría de estas narraciones. El padre de Aladino había
muerto, al igual que la madre biológica de Blancanieves. Odiseo navegó hacia
Éfira inmediatamente después de la muerte de su camarada, Elpénor. Mientras
contemplaba un charco de sangre, descubrió que su madre, Andclea, había
fallecido en su ausencia.
Una vez más, mito y realidad se
unen, ya que el duelo desempeña un papel fundamental en la búsqueda de visiones
en el espejo por parte de personas reales. Y, al igual que ocurre con algunas
figuras míticas, las personas reales se recuperan de su dolor al ver a sus
seres queridos fallecidos.
Se centra en la separación
matrimonial, la discordia doméstica o los disturbios sociales. Odiseo viaja
al Oráculo de los Muertos en Éfira para ver si podrá regresar a casa con su esposa,
Penélope. La madrastra de Blancanieves envidiaba la belleza de la joven e
intentaba asesinarla. Y la familia de Aladino seguramente se sintió perturbada
por el genio de la lámpara.
EL ENIGMA DE LA CAJA DE PANDORA
RESUELTO.
Tal vez uno de los mitos más
misteriosos de todos, la Caja de Pandora, ahora puede ser iluminada por
visiones especulares.
En la leyenda de Pandora que
conocemos mejor, la primera mujer de la Tierra abre una caja que libera plagas
de todo tipo sobre la humanidad. Decimos que era una caja porque seguimos la
versión del relato del erudito del siglo XIV Erasmo de Róterdam.
Sin embargo, en el relato más
antiguo de la historia, el del poeta griego Hesíodo, Pandora no tenía una caja.
En cambio, todos los espíritus emergían de un tipo específico de jarra conocida
como píxide. Este era un gran recipiente utilizado para diversos fines.
He aquí la historia, tal como se cuenta en la Mitología de Bulfinch:
La primera mujer se llamó Pandora.
Fue creada en el cielo, y cada dios contribuyó a su perfección. Venus le dio
belleza, Mercurio persuasión, Apolo música, etc. Así dotada, fue llevada a la
tierra y presentada a Epimeteo, quien la aceptó con gusto, aunque su hermano le
advirtió que se cuidara de Júpiter y sus dones. Epimeteo tenía en casa una tinaja
donde se guardaban ciertos artículos nocivos que, al preparar al hombre para su
nueva morada, no había necesitado. Pandora sintió una gran curiosidad por saber
qué contenía aquella tinaja; y un día destapó y miró dentro. De inmediato, una
multitud de plagas se desataron para el desventurado hombre —como gota,
reumatismo y cólicos para su cuerpo, y envidia, rencor y venganza para su
mente—, y se dispersaron por todas partes. Pandora se apresuró a volver a
tapar. ¡Pero, por desgracia!, todo el contenido de la tinaja se había escapado,
salvo una cosa que yacía en el fondo: la esperanza. Así vemos que hoy en día,
cualesquiera que sean los males que nos acechen, la esperanza nunca nos
abandona del todo; y mientras la tengamos, ninguna cantidad de otros males
podrá hacernos completamente miserables.
Creo que la historia de Pandora
está estrechamente vinculada a las visiones en espejo. Primero, activa el
frasco quitando la tapa, lo cual evoca claramente los actos rituales necesarios
para preparar el espéculo. Luego, emergen unos entitles del recipiente al
abrirlo y después de que ella mire dentro. La palabra griega para estos
entitles es keres, pequeños espíritus molestos y problemáticos. Su
escape evoca al genio asesino de la botella y a los dragones que perturban la
paz en los dominios de Lludd.
Pandora sufre la desaprobación que
la que mira al espejo parece estar destinada a recibir, y es claramente
retratada como la villana del mito. El conflicto doméstico provocado por su
levantamiento del párpado es el tema central de la obra. Su desobediencia
genera un caos generalizado en el mundo y es responsable de todo tipo de males
y enfermedades conocidos por la humanidad.
En esta historia se implica una
conexión con la muerte que los lectores de la antigüedad habrían captado de
inmediato. Esta conexión reside en la propia píxide , un recipiente de
gran tamaño que solía usarse como ataúd para enterrar a los pobres. La vasija
que pertenece al esposo de Pandora, Epimeteo, es especial de alguna manera,
pero el porqué es un misterio.
El vínculo entre la historia de
Pandora y la contemplación del espejo se ve aún más reforzado por la existencia
de un ritual practicado en la antigua Roma cientos de años después de la
leyenda de Pandora. Es tan similar a mirar dentro de un espejo entreabierto que
no puedo evitar pensar que existe una conexión entre el mito griego y la
realidad.
Los antiguos romanos tenían un
pozo circular llamado mun-dus. Normalmente, el pozo estaba cubierto por una
gran tapa hecha de una preciosa piedra azul que hoy conocemos como lapislázuli.
El pozo se llenaba de líquido, probablemente agua o vino. Tres días al año (24
de agosto, 5 de octubre y 6 de noviembre) se retiraba la tapa en un ritual
asociado con fantasmas.
El historiador romano Varrón dice
que "cuando el mundus está abierto, la puerta de los tristes dioses del
inframundo está abierta".
Así que creo que, a mi manera, he
abierto el tarro de Pandora. Sin embargo, de este tarro moderno seguramente
surgirán cosas buenas, como la esperanza y la comprensión.
Los académicos podrían descubrir
que las visiones reflejadas son la fuente de muchos de nuestros grandes mitos y
leyendas. Me atrevería a decir que tal posibilidad probablemente nunca se les
haya presentado a quienes estudian los orígenes de estos relatos. Pero al leer
literatura antigua, encuentro cada vez más indicios de que las visiones
reflejadas han influido en las historias que han contribuido a las
civilizaciones.
Aunque existen muchas líneas de
investigación posibles, mi principal interés reside en el ámbito clínico, donde
puedo colaborar estrechamente con personas que buscan reencontrarse con sus
seres queridos fallecidos. Es allí donde se desarrollan las experiencias
audaces y desconcertantes.
Una mujer que asistió a una
reunión visionaria con su hijo lo resume mejor que yo. Su hijo había fallecido
dos años antes de que ella viniera a mi psicomanteum. Murió de cáncer, una
enfermedad que llevaba varios años combatiendo. Su batalla contra esta
enfermedad fue típica de la de muchos que la combaten. El cáncer remitía, y
justo cuando creían haberlo vencido, regresaba con fuerza. Finalmente, tras
varias recaídas, simplemente se rindió.
La mujer extrañaba muchísimo a su
hijo. Acudió al psicomanteum con la esperanza de verlo una vez más, solo para
comprobar si el dolor había desaparecido.
Nos preparamos todo el día para el
encuentro, y luego la invité a entrar en la cabina de apariciones. La
experiencia fue satisfactoria. Tuvo varias "visiones de memoria",
vívidos fragmentos de su infancia. También relató una fuerte sensación de que
su hijo había estado presente con ella en la cabina. "Estaba sentado allí
conmigo", dijo al salir. "Nos sentamos juntos y observamos
acontecimientos de nuestra vida juntos".
Unos días después recibí una
llamada increíble de ella. Unos días después de su visita a mi clínica,
despertó de un sueño profundo. No se despertó simplemente, sino que se volvió
hiperactiva. Mucho más despierta de lo normal.
Allí, de pie en su habitación,
estaba su hijo. Al incorporarse en la cama para observarlo, pudo ver que los
estragos del cáncer habían desaparecido. Ahora lucía vibrante y feliz como
antes de la enfermedad.
La mujer estaba en éxtasis. Se
levantó, encaró a su hijo y comenzó a conversar. Calcula que hablaron durante
varios minutos, tiempo suficiente para que ella descubriera que ya no sentía
dolor y estaba feliz.
Hablaron de varias cosas,
incluyendo la remodelación que la mujer había hecho en la casa tras la muerte
de su hijo. Incluso lo llevó a recorrer algunas de las habitaciones donde se habían
realizado cambios para mostrarle lo que se había hecho.
Finalmente se dio cuenta de lo que
estaba pasando. Estaba hablando con una aparición de su difunto hijo. «No podía
creer que fuera él», me dijo. «Así que pregunté si podía tocarlo».
Sin dudarlo un instante, la
aparición de su hijo se adelantó y la abrazó. Luego, según contó la mujer, la
levantó del suelo y la colocó sobre su cabeza.
"Lo que pasó fue tan real
como si él hubiera estado ahí mismo", me dijo la mujer. "Ahora siento
que puedo olvidar la muerte de mi hijo y retomar mi vida plenamente".
Impulsado por visiones como ésta,
yo también sigo adelante.
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SOBRE LOS AUTORES
Paul Perry es el exeditor
ejecutivo de la revista American Health y coautor, junto con el Dr. Melvin
Morse, de " Más cerca de la luz: Aprendiendo de las experiencias
cercanas a la muerte de los niños", un éxito de ventas del New York
Times. Este es el tercer libro que coescribe con el Dr. Raymond Moody.
El Dr. Raymond A. Moody obtuvo su doctorado en la Universidad de Virginia y su doctorado en Medicina en la Facultad de Medicina de Georgia. Realizó su residencia en la Facultad de Medicina de la Universidad de Virginia. Entre sus obras anteriores se incluyen " Vida después de la vida" y "Reflexiones sobre la vida después de la vida". Es director del Teatro de la Mente en Anniston, Alabama.
Solapa
Reuniones es la culminación de la investigación más innovadora del Dr. Raymond Moody desde la publicación del clásico " Vida después de la muerte" que aún se publica casi veinte años después. El Dr. Moody, el primer médico en investigar la experiencia cercana a la muerte y establecer su legitimidad científica, es sin duda la máxima autoridad en su campo. Con "Reuniones " , va más allá de su propio libro "Vida después de la vida" para presentar un estudio científico de personas que han tenido contacto con apariciones de muertos.
Al experimentar con fenómenos como
ver apariciones en espejos y cristales y técnicas como el uso de cámaras
especialmente diseñadas para provocar visiones, el Dr. Moody ha logrado
resultados asombrosos al invocar los espíritus de los muertos, produciendo
encuentros visionarios en un entorno de laboratorio.
En Reuniones, comparte sus extraordinarios hallazgos con lectores de todo el mundo y
explora métodos mediante los cuales nosotros, los vivos, podemos comunicarnos
con familiares, amigos y amantes fallecidos. Basándose en sólidos datos
históricos, antropológicos y literarios, el Dr. Moody relata convincentes
relatos de ilusiones perceptivas, estados hipnagógicos, trance y elevación
espiritual: estudios de caso que harán reflexionar incluso a los escépticos.
Contactar a los seres queridos
fallecidos no solo es un profundo deseo humano, sino que, según el Dr. Moody,
también es parte fundamental del proceso de duelo y sanación. En Reuniones, demuestra que este sueño universal es una
realidad alcanzable, ofreciendo sugerencias sobre cómo cualquier persona puede
usar sus técnicas para crear su propio reencuentro con un ser querido
fallecido.
Ya sean una proyección de nuestra
mente subconsciente o una prueba de vida después de la muerte, los
sorprendentes hallazgos del Dr. Moody prometen iniciar todo un campo de investigación
y brindar consuelo a personas de todo el mundo.
Cubierta: Espejo egipcio, Tumba de las Tres Princesas, Dinastía 18. ©1992 El Museo Metropolitano de Arte
Fondo Fletcher, 1926. (26.8.98)
Contraportada
A continuación se muestran algunas
visiones que han tenido lugar en la clínica del Dr. Moody:
¡No hay duda de que la persona que
vi en el espejo era mi madre! No sé de dónde venía, pero estoy convencido de
que era la persona real. Me miraba desde el espejo... Podía ver que tenía casi
setenta años, más o menos la misma edad que tenía cuando murió. Sin embargo, se
veía más sana y feliz que al final de su vida.
Sus labios no se movieron, pero me
habló y escuché claramente lo que tenía que decir. Dijo: «Estoy bien», y sonrió
feliz.
De repente, sentí con mucha fuerza
la presencia de mi sobrino, que se había suicidado. Tenía una relación muy
estrecha con este sobrino, que llevaba el nombre de mi padre y el mío.
Escuché su voz con mucha claridad.
Me hablaba. Me saludó y me dio un mensaje muy sencillo. Dijo: "Hazle saber
a mi madre que estoy bien y que la quiero mucho".
Vi nubes grandes, luces y
movimiento de un lado a otro del espejo. Había luces en las nubes que cambiaban
de color. Por un momento pensé que iba a ver a mi difunto esposo, pero no fue
así.
En cambio, de repente sentí su
presencia. No lo vi, pero sabía que estaba a mi lado. Entonces lo oí hablar. Me
dijo: "Sigue adelante, estás viviendo bien y criando bien a tus
hijos".
Derechos de autor
(1993) del Dr. Raymond Moody con Paul Perry
Se agradece a los siguientes
autores por permitir material ya publicado:
Healing Arts Press: Extracto de Plantas
de los Dioses , de Richard Evans Schultes y Albert Hoffman. Publicado
por Healing Arts Press, un sello de Inner Traditions International, Ltd., One
Park Street, Rochester, VT 05767. Reimpreso con autorización.
Prensa de la
Universidad Johns Hopkins: Extracto de Asciepio,
Volumen I, por Emma I. y Ludwig Edelstein. Reimpreso con autorización de
la Prensa de la Universidad Johns Hopkins.
Oxford
University Press: Extracto de "Un Estudio de
Historia", Volumen X, de Arnold Toynbee. Reimpreso con autorización
de Oxford University Press.
Scarecrow
Press, Inc.: Extracto de "Lo Paranormal y lo
Normal" de Morton Leeds y Gardner Murphy. Reimpreso con
autorización de Scarecrow Press, Inc.
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