REUNIONES: Encuentros con fallecidos, por Raymond Moody

 


Traducción Ars-Gragia por Kos d'Astuires 2025

Si la práctica hace al maestro aquellos que hayan leído sobre experiencias de contacto con seres fallecidos deberían querer practicar, o al menos intentar, ese contacto. En este sitio hay muchos libros sobre el otro lado, mucha teoría y testimonios de terceros pero ¿qué tal si pudieras comprobarlo en persona antes de estirar la pata?

El presente libro de R. Moody nos trae el uso de “espéculos”, en el sentido amplio, como herramienta de introspección del inconsciente y comunicación con seres fallecidos. A partir de la información histórica de actividades antiguas de contacto con la otra vida, notablemente las de los griegos, se desarrolla el concepto del espejo visionario o psicomanteum. Cualquiera puede usar esta herramienta y obtener resultados si consigue autoinducir la sintonía correcta que produzca el estado alterado de conciencia necesario. Los resultados pueden ser sorprendentes. Con una herramienta tan poderosa y tan fácil de crear, ¿por qué los investigadores de lo paranormal no usan el psicomanteum? Porque la mayoría ni siquiera sabe que el método existe. Al igual que muchos métodos tradicionales de comunicación con espíritus, han sido olvidados, reemplazados por artilugios de lujo vistos en la televisión, o calificados como «prácticas ocultas peligrosas»

Como la regresión a vidas pasadas y a la vida entre vidas, es una herramienta que puede traer interesantes beneficios ya que también permite explorar la parte inconsciente de la psique. Libro interesante que se traduce desde el original en inglés. Existe el libro en español en la editorial Edaf.

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Contenido

Introducción - I La naturaleza de las visiones - II Mirando a través de la historia - III Un psicomanteum moderno - IV El teatro de la mente - V El camino hacia el autodescubrimiento - VI Creando tu propio Psicomanteum - VII Usos futuros de la observación en el espejo - Bibliografía - Sobre los autores  - Solapa - Contraportada – Derechos de copia.

 

Introducción

Uno de los mayores dolores de la naturaleza humana es el dolor de una nueva idea. —Walter Bagekot.

El deseo de reunirse, de reencontrarse con seres queridos perdidos por la muerte. es uno de los más conmovedores e insistentes. Nos atormenta y entristece con la letanía de: "qué hubiera pasado si", y, "si tan solo", y tristes súplicas de haber estado juntos unos minutos más.

A veces el deseo se cumple en forma de visiones o apariciones del difunto, experiencias que, según se dice, son muy distintas de los sueños. Se trata de interludios de vigilia durante los cuales la presencia viva del difunto se percibe inequívocamente vívida. Estos episodios suelen ser convincentes ya que quien los experimenta puede estar seguro de que el encuentro fue real y, en consecuencia, se convence de que existe vida después de la muerte.

La experiencia universal de las apariciones se ha infiltrado en el lenguaje y el folclore de culturas de todo el mundo, desde tiempos muy anteriores al inicio de la historia escrita. Incluso hoy en día los reencuentros visionarios con  difuntos son extraordinariamente comunes. Diversos estudios publicados en revistas médicas y otras fuentes académicas han establecido que un alto porcentaje de personas en duelo tienen visiones de sus difuntos. Variados estudios sugieren que hasta el 66 % de las viudas experimentan apariciones de sus seres queridos.

Se ha seleccionado a las viudas como sujeto de estas investigaciones por la sencilla razón de que tienden a vivir más que los hombres. Hay más viudas, lo que las hace más accesibles para el estudio. La experiencia clínica revela que las apariciones de los difuntos también son comunes entre otros grupos de personas en duelo: hijos, padres, hermanos y amigos del difunto. Por ejemplo, hasta el 75 % de los padres que pierden a un hijo tendrán algún tipo de aparición de ese hijo dentro del año posterior a la pérdida. Esta experiencia es un alivio para la mayoría de los padres y reduce considerablemente su dolor.

Una forma de aparición también es común entre personas que han tenido experiencias cercanas a la muerte. Nos cuentan que, al entrar en un reino de luz, se encuentran con espíritus de familiares y amigos que ya han fallecido. Estas experiencias suelen ser transformadoras y, con frecuencia, tienen consecuencias positivas.

Si se pudiera replicar la experiencia cercana a la muerte y provocarla en personas sanas parecía posible que esos poderosos efectos posteriores pudieran utilizarse en la terapia del duelo. El atractivo popular de esta idea se refleja en el éxito de la película de Hollywood "Flatliners", en la que estudiantes de medicina se inducen mutuamente un paro cardíaco para intentar crear experiencias cercanas a la muerte. Este método de revivir los mensajes del más allá produjo una película interesante. Sin embargo, nadie en su sano juicio intentaría semejante hazaña.

Aun así, yo seguía interesado en replicar la experiencia cercana a la muerte, especialmente la parte en la que la persona ve a sus seres queridos fallecidos. Aunque ver a seres queridos fallecidos representaba solo un componente de estas experiencias, sentí que al facilitar las apariciones podría aprender sobre la experiencia cercana a la muerte en su conjunto. Aun así, no sabía cómo hacerlo.

Entonces, un día, la respuesta cayó sobre mí, literalmente.

Ocurrió un día de otoño de 1987. Estaba rebuscando entre los estantes de una librería de segunda mano en un pequeño pueblo del Georgia, en Estados Unidos. Mientras caminaba hacia una sección de libros de arte en la trastienda, uno  cayó de los estantes a mis pies.

Al agacharme para recogerlo noté que se titulaba: «Mirando el Cristal». Mi primera sensación fue de disgusto.

Observar el cristal, o mirar el espejo, (término más apropiado para esta práctica) siempre se ha asociado con fraude y engaño: la gitana que estafa a sus clientes o el adivino que necesita más dinero para poder ver con claridad las visiones en la bola de cristal. Habría vuelto a colocar el libro en la estantería si no hubiera recordado una conversación que tuve con el Dr. William Roll, pionero en el estudio de lo paranormal, quien dijo que la gente sí veía visiones en la transparente profundidad de los espejos. Por curiosidad, lo hojeé y luego comencé a leer el primer capítulo. El autor, Northcote Thomas, era un erudito compulsivo y serio. Explicó algunos de los métodos de mirarse al espejo y abordó brevemente elementos de su psicología.

Quizás la parte más interesante del libro fue la introducción de Andrew Lang, un eminente académico. Lang expresó su convicción de que la comunidad psicológica y científica se horrorizaría ante cualquiera que se atreviera a intentar un análisis racional de la observación en el espejo. Se apresuró a señalar que tal reacción sería injusta ya que impediría que las personas inquisitivas examinaran los misterios de la mente. Intentó disipar los temores que pudieran surgir entre los profesionales médicos y científicos. Así lo escribía:

“Al examinar el espejo nos encontramos en la frontera del curanderismo,  fraude, credulidad ciega, esperanzas ávidas y temores supersticiosos. No cabe duda de que una vez cruzada esta frontera incluso las mentes versadas en las ciencias físicas a menudo dejan de ser científicas o sensatas... Así podemos explicar la aversión de los hombres de ciencia al examen de fenómenos que, en realidad, son tan inofensivos como los sueños del día o de la noche. Son fenómenos de la naturaleza humana, ejercicios de facultades humanas y, como tales, invitan a su estudio. Eludir el examen es poco valiente”.

A través del libro me entusiasmé con las posibilidades de mirar al espejo. Había estudiado algunas de las formas en que las culturas habían creado y utilizado estados alterados de consciencia. En el transcurso de ese trabajo me topé con varios relatos en los que se evocaban apariciones de muertos entre personas vivas. Las más notables fueron las experiencias en los oráculos griegos de los muertos, o psicomanteums, lugar al que la gente viajaba para consultar con los espíritus de los difuntos. Los relatos que han sobrevivido de aquellos tiempos remotos dejan claro que la gente parecía ver y estar en contacto directo con los difuntos durante esas visitas.

Este libro, y la investigación adicional, me hicieron comprender que las visiones de seres queridos fallecidos eran mucho más accesibles de lo que se creía. Empecé a considerar varias preguntas que mirar al espejo se podrían responder:

¿Explica esto por qué tanta gente ve fantasmas? Ver fantasmas o apariciones es un fenómeno extremadamente común. Algunos estudios muy bien realizados han demostrado que hasta una cuarta parte de los estadounidenses admite haber visto un fantasma al menos una vez, en comparación con un tercio de algunos europeos.

Las personas que experimentan apariciones no solo ven a los muertos sino que también pueden oírlos, sentirlos y, a veces, incluso olerlos. Todos estos encuentros son poderosos recordatorios de que quienes amamos están profundamente arraigados en nuestro inconsciente. Tan profundamente arraigados que no es gran exageración pensar que no deberíamos seguir comunicándonos con ellos de una u otra forma.

Carl Sagan, astrónomo y autor de la Universidad de Cornell, escribió sobre su propia experiencia en la revista Parade: «Desde su muerte, probablemente una docena de veces he escuchado a mi madre o a mi padre en tono de voz normal y corriente, llamarme por mi nombre. Me llamaban a menudo durante mi convivencia con ellos. Todavía los hecho de menos tanto que no me extraña que mi cerebro, de vez en cuando, recupere una especie de recuerdo lúcido de sus voces».

Tampoco me sorprende. Aunque el cuerpo físico ya no está el espíritu de los muertos sigue ocupando una parte vívida e importante de la mente. Para estar con ellos quizás solo necesitemos encontrar la manera de adentrarnos en nuestro inconsciente. Pensé que mirar al espejo podría ser la solución.

¿Es posible estudiar la visión de fantasmas en un laboratorio mediante la observación de espejos? Como he señalado, millones de personas afirman haber visto a seres queridos fallecidos espontáneamente, sin proponérselo. Estas apariciones parecen ocurrir por sí solas, sin que las personas se pongan en el estado anímico adecuado.

Debido a su naturaleza espontánea, el estudio de los avistamientos de apariciones es en gran medida el estudio de historias, cuentos contados por personas que ven fantasmas y comparten sus relatos voluntariamente con los investigadores.

En el pasado, las apariciones no podían ser creadas, y mucho menos inducidas en un laboratorio. El único método de estudio consistía en recopilar historias de fantasmas de personas y examinar sus similitudes, lo cual representaba  verdadera frustración para los psicólogos.

Empecé a preguntarme si la observación en el espejo permitiría crear apariciones en un entorno controlado, donde los científicos pudieran observar a una persona viendo un fantasma. Era una idea emocionante, sin duda.

¿Pueden los reencuentros con seres queridos fallecidos ayudar a las personas a superar el duelo? Dado que el duelo es una de las emociones humanas más difíciles de superar me interesó especialmente esta pregunta. Quizás, al mirarse al espejo, las personas podrían tener una aparición de sus seres queridos fallecidos. Tal aparición podría aliviar el dolor.

Mientras estaba en aquella polvorienta librería sentí una punzada de entusiasmo sabiendo que mis próximos años los dedicaría a explorar un campo con gran promesa por explotar. Con trabajo sincero y mentalidad abierta estaba seguro de que podría sacar la observación del espejo de «la frontera del reino de la charlatanería», como dijo Lang, y convertirla en un área accesible y valiosa de la psicología.

Decidí dedicar un tiempo al estudio sincero de este arte olvidado. Recorrí los estantes de las bibliotecas en busca de referencias históricas y literarias sobre la observación en el espejo.

También decidí realizar un estudio informal en el que guié a varias personas a través del proceso de mirarse al espejo. Los resultados fueron tan inesperados que comencé a realizar sesiones de observación lo más rápido posible, con el único fin de recopilar la mayor cantidad de casos de estudio posible. De todas estas sesiones he concluido que la observación al espejo puede utilizarse como:

Acceso en primera persona a una dimensión fascinante, aunque poco conocida, de nuestra vida mental. Gran parte de lo que ocurre en la mente humana tiene lugar en el inconsciente. Es posible que mirarse al espejo haga accesible y, en cierto sentido, visible el reino del inconsciente.

Herramienta que psicólogos y psiquiatras pueden utilizar para comprender el mundo interior de sus pacientes. Ofrece grandes posibilidades para diagnosticar dificultades mentales y emocionales, y posiblemente, aunque esta afirmación es más dudosa, también para diagnosticar enfermedades físicas.

Herramienta educativa para que los profesores de psicología exploren las maravillas de la mente humana. No se debe subestimar el papel de la diversión en la educación, ni siquiera en la terapia. La diversión de mirarse al espejo puede despertar el interés latente de los estudiantes.

Un medio para desarrollar la creatividad. Escritores, científicos, empresarios y otros han podido utilizar el estado de trance necesario para mirarse al espejo para superar los obstáculos a su creatividad. Más adelante en el libro, daré varios ejemplos del uso creativo de técnicas similares a la observación al espejo por parte de Thomas Edison, Charles Dickens, René Descartes y otros.

Una clave para comprender varios incidentes desconcertantes de la historia. Un estudio de la observación en el espejo también arroja luz sobre el mundo de los antiguos, quienes a menudo tomaban decisiones importantes consultando a los espíritus de sus familiares en las profundidades claras. El capítulo de historia revela muchos usos de la observación en el espejo a lo largo de la historia. Estoy seguro de que después de leer este libro, los historiadores me contactarán con relatos que no están incluidos aquí. Estos incidentes a veces son difíciles de detectar a primera vista. Creo que esto es cierto porque la observación en el espejo era tan común entre los antiguos que no siempre la describían en sus escritos. Se consideraría tan innecesario como, por ejemplo, que un escritor moderno describiera cómo hacer una llamada telefónica.

Si eres aficionado a la historia, mirarte al espejo probablemente te ayudará a esclarecer viejos misterios. Es especialmente valioso para comprender el mundo de los profetas y visionarios que han guiado civilizaciones durante siglos.

Una forma de explorar la propensión de la humanidad a creer en seres ocultos y fuerzas sobrenaturales. Al comprender la observación del espejo, el mundo de lo paranormal no solo se puede estudiar, sino también recrear en un entorno de laboratorio controlado.

Nunca antes se había hecho una afirmación así. De hecho, el problema que enfrenta la ciencia con los fenómenos paranormales, especialmente con las apariciones, es que los científicos no han podido lograr que ocurran en un laboratorio. Si un fenómeno no se puede reproducir en un laboratorio la ciencia no puede estudiarlo eficazmente. Además, si un fenómeno no se puede reproducir la ciencia a menudo lo descarta como fraude.

Sin argumentar a favor ni en contra de la validez de tal idea, permítanme simplemente señalar que mirarse al espejo permite a las personas ver los espíritus de los familiares fallecidos prácticamente en cualquier momento. Esto significa, por supuesto, que la experiencia puede estudiarse en un laboratorio. Por primera vez, los científicos pueden observar cómo alguien "ve" un fantasma. Ya no tendrán que esperar a que la experiencia ocurra espontáneamente para luego intentar estudiar el suceso.

La capacidad de ver apariciones de familiares fallecidos es probablemente el mayor beneficio de todos. Para algunas personas el dolor no tiene límites cuando pierden a un ser querido. Mirarse al espejo les quita todo el dolor. Para mí, esta es la propiedad más gratificante de mirarse al espejo, ya que el duelo es uno de los mayores dolores psicológicos.

POSIBILIDADES PARANORMALES

Si, como yo, lees libros paranormales seguramente de vez en cuando te detienes a leerlos y te preguntas: "¿Por qué no he tenido una experiencia como esta?". Les presento otro libro sobre lo paranormal, pero este es diferente. Mediante las técnicas que se describen aquí muchos podrán experimentar reencuentros visionarios con seres queridos que han fallecido. En primer lugar recomiendo a quien busque un reencuentro visionario mediante este método que estudie el libro completo para comprender a fondo el proceso.

También quiero enfatizar que este trabajo no tiene nada que ver con la mediumnidad ni con las sesiones espiritistas. Los médiums afirman poseer una capacidad extraordinaria que les permite contactar con los espíritus de los muertos en nombre de sus clientes y transmitir mensajes. El cliente debe aceptar que dicho talento existe y que el médium en cuestión lo posee. La mediumnidad, en el mejor de los casos, proporciona un encuentro indirecto. De hecho, la palabra médium implica que la comunicación se realiza a través de un tercero.

El procedimiento descrito en este libro funciona de manera diferente, ya que permite a los sujetos tener sus propios encuentros de primera mano con apariciones y hacer sus propias evaluaciones de la realidad de la experiencia.

Como humanos, nos atormentan las ansiedades. Hay una ansiedad que nunca superamos: el miedo a la muerte. El miedo a la muerte es nuestra mayor ansiedad personal. Es el límite que jamás podremos traspasar.

Como sociedad nos sentimos muy cómodos poniendo la muerte en su lugar. Hemos creado cementerios de tal manera que la mantenemos oculta. Tenemos películas de terror que nos recuerdan el terror de la muerte. Y no hablamos mucho de la muerte en general, salvo cuando es absolutamente necesario.

Todas estas restricciones pretenden decirnos que existe un mundo de vivos y un mundo de muertos, y que quienes están en un lado jamás podrán aventurarse en el otro. Punto.

Sin embargo, en mi experiencia, existe una zona intermedia entre estas dos tierras. Desde un punto de vista lógico, esta zona no tiene nada. Es simplemente la zona entre la vida y la muerte.

Lo que no cabe duda es que existen ciertos fenómenos de la consciencia viva que parecen indicar que sobrevivimos a la muerte. Entre ellos se encuentran las experiencias cercanas a la muerte, las apariciones de difuntos y los viajes chamánicos al mundo espiritual. Estas experiencias se perciben como transiciones entre la vida y la muerte, y de alguna manera se relacionan con ambas y, sin embargo, con ninguna. En resumen, definen lo que podría llamarse el Reino Medio.

La existencia de este Reino Medio desafía la prueba científica. Y, sin embargo, es cierto que una proporción significativa de personas con mente sana y juicio sensible experimentan experiencias que las convencen de que lo que llamamos muerte es simplemente una transición a otra dimensión de la conciencia, la llamada vida después de la muerte.

Con eso en mente, las visiones especulares ciertamente pueden incluirse entre esas formas de ingresar al Reino Medio y hacerlo de manera segura.

Ahora les contaré lo que se ha convertido en la aventura de mi vida. He guiado a muchas personas a través de estos vívidos encuentros visionarios, llamados apariciones facilitadas. Han visto a sus seres queridos fallecidos, han conversado con ellos y comprendido misterios del Reino Medio sobre los que solo habían leído. Yo también he tenido una aparición similar. Conversé con mi abuela fallecida, quien parecía tan real como cualquier otra persona. También he descubierto un nuevo significado en algunos clásicos de la literatura y la erudición, y he viajado a misteriosas estructuras antiguas de dos mil años de antigüedad, diseñadas para conectar a las personas con sus familiares fallecidos. Lo que sigue es un misterio intrigante.

 

I - La naturaleza de las visiones

 

A veces defino la fantasía como algo que alguien me ha dicho y que yo nunca vi. —Michael Hamer.

Enterrados en lo profundo de la literatura científica hay varios estudios que examinan los reencuentros con los difuntos.

El primer estudio de este tipo del que tengo conocimiento fue el "Censo de Alucinaciones", realizado en 1894. Este fascinante trabajo, dirigido por Henry Sidgwick, miembro de la Sociedad para la Investigación Psíquica de Inglaterra, planteó a diecisiete mil personas la siguiente pregunta profundamente personal: "¿Alguna vez, creyéndose completamente despierto, ha tenido la vívida impresión de ver o ser tocado por un ser vivo o un objeto inanimado, o de oír una voz; impresión que, según pudo comprobar, no se debió a ninguna causa física externa?"

Una respuesta afirmativa daba lugar a la entrevista con uno de los 410 voluntarios que participaron en el estudio. Más de 2000 personas respondieron afirmativamente. Tras descartar los sueños y el delirio evidentes, el número de personas que realmente tuvieron visiones fantasmales fue de 1684.

Estos relatos de encuentros fueron benignos y de corta duración, generalmente menos de un minuto. Muchas de las apariciones se vieron en un medio similar a un espejo. A continuación, se presenta un ejemplo de una "señora W.", registrado en 1885. En esta experienci habla de haber visto la mitad superior de un hombre con "rostro muy pálido, cabello y bigote oscuros" en el reflejo de una ventana:

Una tarde, alrededor de las 8:30, tuve la oportunidad de entrar en la sala a sacar algo del armario cuando, al girarme, vi el mismo rostro en el ventanal, frente a las contraventanas que estaban cerradas. De nuevo solo vi la parte superior de la figura, que parecía estar algo agachada. En esta ocasión, la luz provenía del recibidor y del comedor, y no incidía directamente sobre la ventana; pero pude distinguir perfectamente el rostro y la expresión de los ojos... En cada una de estas ocasiones, me encontraba a una distancia de entre 8 y 10 pies de la figura.

Las personas que recopilaron estas experiencias no pudieron explicarlas. Sin embargo, sí tenían teorías. Una era que una persona fallecida había dejado algo en un lugar determinado y que lo que quedaba se comunicaba de alguna manera con los vivos. Otra especulación era que estas apariciones eran alucinaciones de las creaciones vívidas y cuerdas de la mente. Sea como fuere, la Sociedad para la Investigación Psíquica concluyó que no había evidencia clara de una "agencia post mortem".

Los investigadores afirmaron no tener otra opción que llamar a las apariciones "alucinaciones", ya que no dejaban rastro físico. No abordaron la posibilidad que Andrew Lang planteó posteriormente: "Algunas alucinaciones son casuales e inesperadas", escribió en su trabajo Sueños y Fantasmas. "Pero entre estas y los sueños del sueño existe un tipo de alucinación en la vigilia que algunas personas pueden evocar deliberadamente. Tales son las visiones de mirarse al espejo".

LA EXPERIENCIA VISIONARIA

La intensidad y la viveza de las apariciones me hicieron pensar que encajaban en la categoría de experiencias paranormales conocidas como visiones. La visión de Cristo que tuvo San Pablo en el camino a Damasco es un ejemplo, al igual que las voces de ángeles que escuchó Juana de Arco y que finalmente la llevaron al mando del ejército francés.

Estos sucesos se denominan visiones espontáneas, lo que significa que las personas experimentan una visión sin esfuerzo consciente. En un momento todo parece normal, y al siguiente, ocurre una visión.

Un sorprendente número de apariciones espontáneas de difuntos se observan en espejos u otras superficies reflectantes. Muchas otras se ven de noche o contra fondos como una pared vacía o en la oscuridad del exterior.

Por ejemplo, una mujer me contó que había visto la aparición de su abuela emerger de un espejo al final de un pasillo. Mientras la mujer, asombrada, observaba, la aparición caminó hacia ella por el pasillo y luego desapareció por una puerta abierta hacia otra habitación. Otra mujer me contó que, por casualidad, al mirar hacia arriba, vio una lámpara de araña de cristal en su comedor y vio a gente conversando en uno de los cristales colgantes.

Estas visiones han ocurrido a lo largo de la historia a diversas personas. Abraham Lincoln, por ejemplo, vio una doble imagen de sí mismo en un espejo en su casa de Springfield, Illinois: una imagen recostado en un sofá, la otra con un aspecto fantasmal y pálido, como una persona muerta o moribunda.

Lo que me sorprende no son las visiones del presidente Lincoln, sino su disposición a hablar de ellas. Para un presidente de Estados Unidos, hablar de una experiencia así hoy en día sin duda condenaría su carrera política, pero Lincoln habló libremente de sus sueños y visiones.

Anatole France cuenta cómo su tía abuela vio en un espejo a Robespierre muriendo aproximadamente al mismo tiempo que le disparaban en la mandíbula. La noche del 27 de julio de 1794, se miraba en un espejo cuando gritó: "¡Lo veo! ¡Lo veo! ¡Qué pálido está! ¡Le sale sangre por la boca! ¡Tiene los dientes y la mandíbula destrozados! ¡Alabado sea Dios! El miserable sediento de sangre no beberá más sangre que la suya". Entonces gritó y se desmayó.

En ocasiones se han reportado visiones colectivas de los fallecidos. La mejor documentación sobre estos casos proviene de investigadores de lo paranormal, quienes son meticulosos en la recopilación de datos.

Uno de estos investigadores fue Sir Ernest Bennett, primer secretario de la Sociedad para la Investigación Psíquica de Inglaterra. Le intrigaba la naturaleza inexplicable de muchos fenómenos paranormales, especialmente los que ocurren espontáneamente. Escribió extensamente sobre lo paranormal para revistas científicas y documentó cuidadosamente estudios de caso de sucesos paranormales. Entre sus estudios de caso se encontraban ejemplos de visiones colectivas, en las que varias personas ven la aparición de la misma persona al mismo tiempo. A continuación, se presenta uno de sus estudios de caso que involucra una superficie similar a un espejo:

3 de diciembre de 1885. El 5 de abril de 1875, el padre de mi esposa, el capitán Towns, murió en su residencia, Crankbrook, Rose Bay, cerca de Sydney, Nueva Gales del Sur.

Unas seis semanas después de su muerte, mi esposa tuvo ocasión, una noche, sobre las nueve, de ir a uno de los dormitorios de la casa. Iba acompañada de una joven, la señorita Berthon, y al entrar en la habitación (el gas estaba encendido todo el tiempo), se quedaron atónitas al ver, por así decirlo, reflejada en la superficie pulida del armario, la imagen del capitán Towns. Era apenas media figura: solo se veían la cabeza, los hombros y parte de los brazos; de hecho, era como un retrato de medallón común y corriente, pero de tamaño natural. El rostro parecía pálido y demacrado, como antes de su muerte; y vestía una especie de chaqueta de franela gris, con la que solía dormir. Sorprendidos y algo alarmados por lo que vieron, su primera idea fue que habían colgado un retrato en la habitación y que lo que veían era su reflejo, pero no había ninguna imagen de ese tipo.

Mientras observaban y se preguntaban, la hermana de mi esposa, la señorita Towns, entró en la habitación y, antes de que ninguna de las otras tuviera tiempo de hablar, exclamó: "¡Dios mío! ¿Ven a papá?". Casualmente, una de las criadas bajaba las escaleras en ese momento, y la llamaron para preguntarle si veía algo. Su respuesta fue: "¡Oh, señorita! ¡El amo!". Llamaron entonces a Graham, antiguo criado personal del capitán Towns, quien también exclamó de inmediato: "¡Oh, Dios nos salve! ¡Señora Lett, es el capitán!". Llamaron al mayordomo y luego a la señora Crane, la enfermera de mi esposa, y ambas comentaron lo que vieron. Finalmente, llamaron a la señora Towns, quien, al ver la aparición, avanzó hacia ella con el brazo extendido como para tocarla. Al pasar la mano por el panel del armario, la figura se desvaneció gradualmente y nunca más apareció, aunque la habitación estuvo ocupada regularmente durante mucho tiempo.

TRANSFORMADOS POR LA VISIÓN

Esta declaración fue firmada por "CEW Lett", el yerno del capitán, y vino acompañada de declaraciones juradas firmadas de otros testigos.

En este caso, Bennett no midió los efectos de esta experiencia visionaria en las personas que vieron la aparición, pero supongo que el efecto fue bastante profundo. Muchas de las personas con las que he trabajado afirman que estas visiones alivian o incluso resuelven su dolor. En las personas a las que he ayudado a tener apariciones, el suceso es principalmente sanador, ya que mejora la relación con el difunto. No es una experiencia aterradora ni perturbadora. Me parece fascinante, dado que las películas y los libros nos han enseñado a casi todos a temer a los fantasmas. Desde los albores de la humanidad, las historias de fantasmas han tratado sobre espíritus aterradores que regresan de entre los muertos para "atrapar" a los vivos, pero la realidad sobre los avistamientos de fantasmas es muy diferente. Los investigadores que los estudian han descubierto que las experiencias no son aterradoras. Desconcertante, sí, pero la persona que ve al fantasma no se vuelve loca de miedo. Un ejemplo típico de avistamientos es el siguiente: una visión espontánea en un espejo, que tuvo lugar cuando una viuda se miraba por casualidad al reflejo de un ventanal de hotel. Estaba oscuro afuera, y el cristal reflejaba la tenue luz del interior de la habitación, creando una nítida profundidad en su brillante superficie.

Esto me pasó poco después de que mi esposo falleciera en un accidente de coche. Era de madrugada y estaba tumbada en la cama, mirando fijamente la ventana. Todavía estaba oscuro, así que no podía ver hacia fuera; la ventana era solo una especie de cuadrado negro. No recuerdo tener nada en particular en la cabeza, solo miraba la ventana.

De repente, vi a un hombre corriendo hacia mí. Llevaba traje de baño y tenía el pelo mojado, como si viniera corriendo de la playa. Me emocioné, porque lo reconocí como mi difunto esposo. Corrió hacia mí y sonrió. Podía olerlo y sé que habría sentido su pelo mojado si hubiera extendido la mano.

"Todo está bien aquí", dijo. Estaba sonriendo y feliz, y eso me alegró. La experiencia me ayudó a superar mi dolor, porque me preocupaba el dolor que debió sentir cuando el coche se estrelló.

En este caso, la esposa pudo "cerrar el círculo" al ver que su esposo no sufría en el más allá. Su aparición, como tantas otras, tuvo un efecto positivo en ella porque le permitió procesar el duelo. Es lógico que una aparición planificada tuviera mayores efectos positivos.

EL VÍNCULO NATURAL

Existen muchas formas de visiones y muchas maneras de facilitarlas; sin embargo, las visiones siguen siendo uno de los fenómenos más extraordinarios de la mente humana. Quizás un fenómeno aún más extraño es que rara vez son estudiadas por los psicólogos.

Muchos de nosotros hemos crecido en un ambiente repleto de relatos de visiones bíblicas. ¿Quién de nosotros, familiarizado con la Biblia, no se ha maravillado ante la rueda dentro de la rueda de Ezequiel, la escalera de Jacob o todo el libro del Apocalipsis? No es de extrañar que muchos consideremos a estos antiguos visionarios como individuos excepcionales con poderes excepcionales y misteriosos para comunicarse con lo divino.

Hoy en día, muchos tienden a patologizar las visiones. Asumen que quienes dicen tenerlas son esquizofrénicos, delirantes o incluso sociópatas. Esta percepción está cambiando, ya que un número creciente de estudios demográficos muestra que la experiencia visionaria es común en la población general . Muchísimas personas han tenido visiones desde siempre. Simplemente se resistían a mencionarlas por miedo a ser tachadas de dementes.

Dado que las apariciones de los difuntos constituyen una forma de experiencia visionaria, es necesario considerar algunas de las formas comunes de visión, especialmente aquellas que pueden facilitarse mediante métodos conocidos. Esto reduce el campo a cuatro: pareidolia, incubación de sueños, hipnagogia y visiones especulares.

LAS VISIONES NUBLADAS DE LA PAREIDOLIA

La experiencia común de ver rostros en las nubes es un ejemplo de la ilusión visual conocida como pareidolia. Se clasifica como ilusión porque existe un estímulo externo observable —la nube— al que se añade una interpretación que da lugar a una imagen significativa en el cielo.

Si mirara hacia las nubes y señalara una imagen de George Washington, la persona a mi lado probablemente vería la misma imagen. Una característica distintiva de la pareidolia es que estas ilusiones no desaparecen al mirarlas.

Dado que las ilusiones de pareidolia son causadas por un estímulo externo, pueden señalarse a otros.

De este modo, se puede lograr un acuerdo entre un grupo de personas sobre lo que representan las imágenes. Esto explica algunas ilusiones grupales en las que un gran número de personas ven de repente el rostro de Cristo en la pared de una iglesia, o a la Virgen María en el lateral de un tanque de almacenamiento de petróleo en el Medio Oeste. Cuando una persona puede distinguir el rostro de Cristo —o cualquier otro rostro— en algún tipo de patrón, entonces otros también pueden verlo.

Una vez vista la imagen, es prácticamente imposible convencer a la gente de que el patrón realmente estuvo allí desde siempre. Desde el punto de vista de quienes conocen el lugar, es como si la aparición se hubiera materializado repentinamente. "Llevo veinte años pasando por delante de ese tanque de agua casi todos los días", podría decir un vidente. "Si la Virgen María hubiera estado allí antes, la habría visto mucho antes. ¡Sé que acaba de aparecer!"

Una vez que se corre la voz sobre la manifestación, los peregrinos acuden en masa al lugar. Los visitantes suelen mostrarse reverentes, independientemente de si creen o no en la aparición. Quizás los escépticos estén cubriendo sus apuestas.

Estas imágenes no se limitan al ámbito religioso. Los depósitos de sosa y la vegetación fosilizada cubren algunas zonas del desierto egipcio, dando la apariencia de un bosque de piedra. Los viajeros afirman haber visto restos de gigantes momificados o grandes veleros en estas formaciones.

La pareidolia subyace a varias formas de adivinación. Los kahunas de Hawái ocasionalmente se formulaban preguntas y luego contemplaban las nubes, esperando que los patrones que veían allí les revelaran las respuestas que buscaban. La capnomancia, o adivinación mediante la observación del humo, aún se practica entre las poblaciones indígenas de Centroamérica. En la Europa medieval, esta práctica era realizada tradicionalmente por matronas y vírgenes. La lectura de las hojas de té también depende de que los videntes formen imágenes significativas a partir de los fragmentos de hojas de té.

De vez en cuando, la pareidolia ha sido la causa de apariciones de seres queridos fallecidos. Tomemos como ejemplo la experiencia del general George Patton, quien tuvo una asombrosa visión de sus antepasados ​​en un campo de batalla en Francia. Relató el siguiente episodio en Before the Colors Fade, unas memorias escritas por su sobrino, Fred Ayer, Jr.:

Estoy seguro de que tus antepasados ​​siempre están contigo. Te observan. Esperan muchísimo de ti.

Le pregunté: "¿Qué quieres decir?"

Bueno, es algo que se sabe o no. Pero a veces incluso se puede ver. Una vez en Francia, estábamos inmovilizados por el fuego alemán, sobre todo con ametralladoras pesadas. Estaba tumbado boca abajo, muerto de miedo, sin atreverme a levantar la cabeza. Pero finalmente lo hice, y miré hacia arriba, hacia un banco de nubes que brillaban rojizas bajo el sol casi poniente. Y entonces, con la mayor claridad posible, vi sus cabezas, las cabezas de mi abuelo y sus hermanos. No se movían; no me decían nada. Pero me miraban, mirándome con el ceño fruncido, no tanto con ira como con tristeza. Podía leerles la mirada y me dijeron: «Georgie, Georgie, eres una decepción para nosotros, escondido ahí abajo. Recuerda que han muerto muchos Patton, pero nunca hubo uno cobarde».

Así que me levanté, saqué mi arma y di órdenes. Y al final, el coronel George y los demás seguían allí, pero sonriendo. Por supuesto, ganamos esa batalla.

Hablando del general George Patten, sin duda uno de los generales más respetados y exitosos de la historia militar estadounidense, es interesante señalar que creía firmemente en la existencia de fantasmas. Esta creencia se debía en parte a las frecuentes visitas que hacía a su difunto padre en el campo de batalla. Como le contó a Ayer: «Mi padre solía venir a mi tienda por las noches, sentarse a conversar y asegurarme que me iría bien y que actuaría con valentía en la batalla del día siguiente. Era tan real como en su estudio en Lake Vineyard».

SANACIÓN A TRAVÉS DE LA INCUBACIÓN DE SUEÑOS

Todos conocemos el caduceo, el misterioso emblema de la profesión médica. Entrelazadas alrededor de un bastón alado, dos serpientes nos observan desde las puertas de las ambulancias, las paredes de los hospitales y los carteles de los consultorios médicos. Sin embargo, pocos conocemos el significado de este símbolo. Para comprenderlo, hay que remontarse a la antigua Grecia, a los templos de incubación de sueños de Asclepio.

Asclepio fue una persona real, un médico venerado que, de hecho, fue elevado a la categoría de divinidad tras su muerte. Se erigieron santuarios en su honor por toda su tierra natal. Había trescientos en total, siendo el más famoso el de Epidauro, que funcionaba como una especie de Clínica Mayo de templos de incubación de sueños.

En estos templos se evocaban fantásticas experiencias visionarias con fines curativos. Si alguien padecía una enfermedad que ningún otro curandero podía curar, o una enfermedad insoportable, se viajaba al templo de Asclepio. Allí los enfermos acudían para tener sueños y visiones con la esperanza de curar su aflicción. Con suerte, los pacientes incluso podían consultar al legendario médico.

El principal centro de sanación de Epidauro contaba con instalaciones adecuadas para alojar y alimentar a las multitudes que siempre esperaban su turno. La parte central del complejo era un enorme edificio llamado el abaton, rodeado por un patio. Llegado el momento, los peregrinos entraban en el patio y dormían hasta que tenían un sueño muy particular: Asclepio, vestido con un abrigo de piel y portando el caduceo, se les aparecía y los invitaba a entrar en el abaton.

El buscador podía entonces entrar al templo, un vasto salón lleno de camas estrechas llamadas klinis . Estas camas parecían sofás victorianos, con un extremo elevado unos 45 grados para que la cabeza y el tronco de la persona quedaran ligeramente por encima de las caderas y las piernas. De estas klinis surgió el término moderno «clínica».

Se creía que el propio Asclepio acudía al abatón durante la noche. Ofrecía tiernos cuidados y sanación, probablemente vistiendo un abrigo de piel y portando el caduceo. En muchos casos registrados, sus prescripciones y procedimientos médicos resultaron en curaciones espectaculares.

Pacientes agradecidos pagaban a canteros para que inscribieran los detalles de sus enfermedades, visiones y curaciones en pilares verticales para que otros pudieran conocer estos milagros. Incluso hoy, más de dos mil años después, los estudios de casos clínicos que han sobrevivido son una lectura fascinante:

Un hombre cuyos dedos, a excepción de uno, estaban paralizados, acudió en suplica al dios. Mientras observaba las tablas del Templo, expresó su incredulidad ante las curas y se burló de las inscripciones. Pero mientras dormía, tuvo una visión. Le pareció que, mientras jugaba a los dados bajo el Templo y estaba a punto de lanzarlos, el dios apareció, saltó sobre su mano y extendió los dedos del paciente. Cuando el dios se hizo a un lado, le pareció que doblaba la mano y extendía todos los dedos uno por uno. Cuando los hubo enderezado todos, el dios le preguntó si seguiría sin creer en las inscripciones de las tablas del Templo. Respondió que no. «Desde entonces, antes desconfiabas de las curas, no eran increíbles; de ahora en adelante», dijo, «tu nombre será 'Incrédulo'». Al amanecer, salió sano y salvo.

Ambrosía de Atenas, tuerta. Acudió como suplicante al dios. Mientras paseaba por el Templo, se rió de algunas curaciones, considerándolas increíbles e imposibles, como si los cojos y los ciegos pudieran sanar con solo ver un sueño. Mientras dormía, tuvo una visión. Le pareció que el dios estaba a su lado y le dijo que la curaría, pero que a cambio le pediría que dedicara al Templo un cerdo de plata en memoria de su ignorancia. Tras decir esto, le cortó el globo ocular enfermo y le vertió una medicina. Al amanecer, salió sana.

Un hombre soñó que, herido en el vientre con una espada por Asclepio, murió; este hombre, mediante una incisión, curó el absceso que se había desarrollado en su vientre.

Pándaro, un tesalino, que tenía una marca en la frente. Tuvo una visión mientras dormía. Le pareció que el dios le ceñía las marcas con una venda y le ordenó que se la quitara al salir del abatón y la dedicara como ofrenda al Templo. Al amanecer, se levantó, se quitó la venda y vio su rostro libre de las marcas; y dedicó al Templo la venda con los signos que había tenido en su frente.

La incubación de sueños no se limitaba en absoluto a los griegos. Se ha registrado en muchas culturas del mundo, como el antiguo Egipto, Mesopotamia, Canaán e Israel. El ejemplo bíblico más claro es el sueño de Salomón en el santuario de la colina de Gabaón, donde fue a ofrecer un holocausto al Señor. Fue allí donde «el Señor se apareció a Salomón en sueños una noche», preguntándole qué podía darle al hijo de David.

"Da, pues, a tu siervo un corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar a este tu pueblo tan grande?"

Fue este encuentro onírico con Dios lo que produjo la sabiduría de Salomón que gobernó a todo Israel.

El rito de la incubación de sueños fue muy importante en Japón, donde sobrevivió hasta bien entrado el siglo XV. Los peregrinos, angustiados por problemas insolubles, viajaban a un lugar sagrado con la esperanza de que una divinidad les concediera un sueño. Estos sueños ofrecerían soluciones a los problemas del incubador.

Se han conservado numerosos relatos de estas apariciones, que resultan ser idénticos en su forma a los de Grecia. Entidades aparecen en las visiones de los buscadores y realizan curaciones que, como en los abatons, pueden implicar una especie de cirugía onírica.

Este rito se remonta a una época muy temprana en Japón, ya en los siglos IV y V d. C. En aquella época, solo el emperador podía establecer este vínculo con otras dimensiones, y la incubación era un aspecto importante de sus obligaciones espirituales. Su palacio contaba con una sala de incubación y una cama especial conocida como kamudoko.

Incluso en épocas recientes, se requería la presencia de una cama llamada shinza, de configuración idéntica a la del klini de Asclepio , durante la ceremonia de consagración del nuevo emperador. El emperador no utilizaba la cama durante el ritual, por lo que su significado original se ha olvidado. Sin duda, en la antigüedad, la cama tenía como función la incubación.

Los defensores de la psicología profunda moderna argumentarían que estas visitas eran episodios de comunión interna con el yo superior de los incubadores, pero es imposible comprender plenamente los muchos enigmas sobre la incubación de los sueños.

Los propios buscadores diferencian claramente estas apariciones de los sueños comunes. De hecho, muchos de los incubadores en los relatos de la antigua Grecia insistían en que sus visiones ocurrían en un estado intermedio entre el sueño y la vigilia. Esto nos lleva a otro tipo fascinante de estado visionario en el que algunas personas pueden entrar intencionalmente.

LA REALIDAD ADORMECIDA DE LA HIPNAGOGIA

La hipnagogía se considera tradicionalmente como el "estado crepuscular", un estado que existe entre la vigilia y el sueño. En la hipnagogía, la persona ve lo que le ofrece su inconsciente. A veces, pueden ser simplemente destellos brillantes de color o vívidas secuencias de sueños. En otras ocasiones, estas imágenes, nítidas como la vida misma, tienen un significado muy profundo.

En esta condición, el estado hipnagógico se alcanza cuando una persona camina y realiza tareas habituales. La hipnagogia de la marcha se ha utilizado para explicar los avistamientos de "personajes pequeños" en Irlanda y de "hadas" en otras partes del mundo. También explica un extraño fenómeno conocido como "el hombre que desaparece", en el que una persona puede ver a alguien caminando hacia ella por la calle de noche y luego desaparecer repentinamente.

Charles Dickens, el famoso autor inglés, relató un relato tan vívido. Le contó a un amigo que una noche, mientras caminaba por una calle de Londres, oyó un caballo detrás de él. Se giró y vio a un hombre intentando controlar un caballo que se estaba volviendo indomable. Dickens se metió en un portal para dejarle el camino al caballo. Cuando miró hacia atrás, el caballo y el jinete habían desaparecido. No había nadie allí.

Un alto porcentaje de la población normal experimenta imágenes vívidas al dormir. A veces, estas se presentan en forma de imágenes coloridas, a veces, como sucesos distorsionados de forma surrealista.

Algunos genios creativos han utilizado estados hipnagógicos para resolver problemas. Uno de ellos fue Thomas Edison, quien solía echarse una siesta en su oficina mientras buscaba soluciones.

Un problema al que se enfrentaba era la facilidad con la que se dejaba llevar por un sueño profundo desde el estado hipnagógico. Una vez dormido, se tiende a olvidar las imágenes vividas. Para superar este problema, Edison dormitaba con una bola de acero en cada mano. A ambos lados de su silla colocaba palanganas metálicas. Cuando empezaba a perder el conocimiento, las bolas se le caían de las manos y chocaban contra las palanganas. Entonces despertaba con el recuerdo de su experiencia hipnagógica intacto.

MI PROPIO ENCUENTRO CON LA MIRADA AL ESPEJO

Tras realizar varias sesiones de observación en el espejo que facilitaban apariciones, decidí intentar tener una yo mismo. El resultado fue un encuentro personal que cambió por completo mi perspectiva de la vida.

Al principio, esto me planteó un dilema. Dudaba si debía servir como sujeto experimental para este proyecto. Servir como tal y tener un encuentro con apariciones quizá me haría perder cierta objetividad. Si me limitaba al papel de investigador, razoné, podría evaluar los informes de los sujetos desde una perspectiva más neutral.

Por otra parte, la tentación de intentar yo mismo el procedimiento era muy grande, porque desde la infancia me ha fascinado la consciencia y siempre he querido saber cómo era ver una aparición.

Después de escuchar algunos de los relatos de mis súbditos, sucumbí a la tentación y me propuse emprender mi propio viaje al Reino Medio.

La característica más inquietante de estos encuentros aparicionales observados por los sujetos fue que estaban seguros de que sus reencuentros visionarios eran reales y no fantasías. Esto fue especialmente desconcertante, ya que había seleccionado intencionalmente a personas muy sensatas y razonables como sujetos. Supuse que cualquiera de ellos podría decir si el encuentro era real. Esperaba que dijeran que la visión coincidía con el tipo de imágenes que tienen al soñar, pero resultó ser lo contrario. Uno tras otro, los sujetos que tuvieron encuentros visionarios insistieron en que realmente habían estado en presencia de su familiar fallecido. "Sé que era mi madre", dijo uno de los sujetos. Prácticamente todos los demás describieron la experiencia como "más real que la realidad".

Estaba convencido de que si veía una aparición, sería diferente. Si tengo una experiencia así, pensé, no me dejaré engañar pensando que es real.

Elegí a mi abuela materna como la persona a la que intentaría ver. Nací durante la Segunda Guerra Mundial, y mi padre fue enviado al extranjero el mismo día que yo nací. No regresó hasta dieciocho meses después, lo que dejó a mi abuela materna a cargo de muchas de las responsabilidades de la crianza. Hizo un trabajo maravilloso, y siempre la consideré una persona dulce, sabia y comprensiva que tuvo una gran importancia en mi vida. La había extrañado a menudo en los años posteriores a su muerte y con gusto volvería a visitarla, en cualquier forma que adoptara.

Un día pasé muchas horas preparándome para un reencuentro visionario con ella. Me vinieron a la mente decenas de recuerdos y miré fotografías suyas, evocando una profunda sensación de su tierna bondad.

Luego entré en un lugar que llamé la cabina de las apariciones, y en la tenue luz de la habitación me miré en el fondo de un gran espejo, descentrado de tal manera que contemplaba una especie de claridad tridimensional. Hice esto durante al menos una hora, pero no sentí ni una pizca de su presencia. Finalmente me di por vencido y asumí que, de alguna manera, era inmune a los reencuentros visionarios.

Más tarde, al recuperarme de la experiencia, tuve un encuentro que se considera uno de los sucesos que más me cambió la vida. Lo que sucedió alteró mi concepto de la realidad casi por completo. Ahora comprendía los sentimientos expresados ​​por muchos observadores de apariciones: no se sienten como los mismos después de que suceden.

Estas experiencias poseen una cualidad inefable, lo que significa que son difíciles o incluso imposibles de expresar con palabras. Aun así, quiero describir mi propia reunión visionaria, ya que considero importante transmitir esta experiencia en primera persona:

Estaba sentado solo en una habitación cuando entró una mujer. En cuanto la vi, tuve la sensación de que me resultaba familiar, pero el suceso ocurrió tan rápido que tardé unos instantes en recomponerme y saludarla cortésmente. En menos de un minuto, me di cuenta de que era mi abuela paterna, fallecida años atrás. Recuerdo que me llevé las manos a la cara y exclamé: "¡Abuela!".

En ese momento la miré directamente a los ojos, asombrado por lo que veía. Con mucha amabilidad y cariño, reconoció quién era y me llamó con el apodo que solo ella usaba cuando era niño. En cuanto supe quién era esta mujer, un torrente de recuerdos invadió mi mente. No todos eran buenos. De hecho, muchos eran claramente desagradables. Aunque mis recuerdos de mi abuela materna son positivos, los de mi abuela paterna fueron otra historia.

Uno de los recuerdos que me vino a la mente fue la molesta costumbre que tenía de decir: "¡Esta es mi última Navidad!". Lo hacía cada temporada navideña durante las últimas dos décadas de su vida.

También me advertía constantemente, de joven, que iría al infierno si violaba cualquiera de las muchas restricciones de Dios, según su interpretación, por supuesto. Una vez me lavó la boca con jabón por haber dicho una palabra que desaprobaba. En otra ocasión, de niña, me dijo con toda seriedad que era pecado volar en avión. Era siempre irritable y negativa.

Sin embargo, al mirar a los ojos de esta aparición, percibí rápidamente que la mujer que estaba frente a mí se había transformado de forma muy positiva. Sentí su calidez y amor, y una empatía y compasión que sobrepasaban mi comprensión. Tenía un humor seguro y confiado, con un aire de serena calma y alegría.

La razón por la que no la reconocí al principio fue que parecía mucho más joven que cuando murió; de hecho, incluso más joven que cuando yo nací. No recuerdo haber visto ninguna fotografía de ella a la edad que parecía tener durante este encuentro, pero eso es irrelevante, ya que no fue solo por su apariencia física que la reconocí. Más bien, conocía a esta mujer por su inconfundible presencia y por los muchos recuerdos que repasamos y comentamos. En resumen, esta mujer era mi abuela fallecida. La habría reconocido en cualquier lugar.

Quiero destacar lo natural que fue este encuentro. Al igual que con los demás sujetos que habían experimentado una facilitación aparicional, mi encuentro no fue en absoluto inquietante ni extraño. De hecho, fue la interacción más normal y satisfactoria que he tenido con ella.

Nuestro encuentro se centró por completo en nuestra relación. Durante toda la experiencia, me sorprendió la sensación de estar en presencia de alguien que ya había fallecido, pero esto no interfirió en absoluto en nuestra interacción. Ella estaba allí, frente a mí, y por sorprendente que fuera, simplemente lo acepté y seguí hablando con ella.

Hablamos de viejos tiempos, de incidentes específicos de mi infancia. A lo largo del relato, me recordó varios sucesos que había olvidado. También me reveló algo muy personal sobre mi situación familiar que me sorprendió mucho, pero que, en retrospectiva, cobra mucho sentido. Dado que los protagonistas aún viven, he decidido guardarme esta información. Pero debo decir que su revelación ha marcado una gran diferencia en mi vida, y me siento mucho mejor por haberla escuchado de ella.

Digo "escuché" casi literalmente. Escuché su voz con claridad, con la única diferencia de que tenía un tono nítido y eléctrico que parecía más claro y fuerte que su voz antes de morir. Otros que habían tenido esta experiencia antes que yo la describieron como una comunicación telepática o de mente a mente. La mía fue similar. Aunque la mayor parte de mi conversación fue oral, de vez en cuando me daba cuenta de inmediato de lo que ella pensaba, y me di cuenta de que a ella también le ocurría lo mismo.

De ninguna manera parecía fantasmal ni transparente durante nuestro reencuentro. Parecía completamente sólida en todos los sentidos. No se diferenciaba de ninguna otra persona, salvo por estar rodeada por lo que parecía una luz o una hendidura en el espacio, como si de alguna manera estuviera separada o retraída del resto de su entorno físico.

Por alguna razón, no me dejaba tocarla. Dos o tres veces intenté abrazarla, y cada vez levantaba las manos y me hacía señas para que regresara. Insistía tanto en que no la tocara que no insistí.

No tengo ni idea de cuánto duró esta reunión en tiempo real. Desde luego, me pareció mucho tiempo, pero estaba tan absorto en la experiencia que no me molesté en mirar el reloj. En cuanto a los pensamientos y sentimientos que intercambiamos, me parecieron un par de horas, pero tengo la sensación de que probablemente fue menos en lo que consideramos tiempo "real".

¿Y cómo terminó nuestra reunión? Estaba tan abrumada que simplemente me despedí. Dimos por hecho que nos volveríamos a ver y simplemente salí de la habitación. Cuando regresé, no estaba por ningún lado. La aparición de mi abuela había desaparecido.

Lo que ocurrió ese día sanó nuestra relación. Por primera vez en mi vida, ahora aprecio su sentido del humor y comprendo algunas de las dificultades que atravesó. Ahora la amo de una forma que no sentía antes de esa experiencia.

También me dejó con una certeza permanente de que lo que llamamos muerte no es el final de la vida.

Comprendo cómo la gente puede asumir que estas facilitaciones aparicionales son alucinaciones. Como veterano de los estados alterados de consciencia, puedo decir que mi reencuentro visionario con mi abuela fue completamente coherente con la realidad cotidiana de la vigilia que he experimentado toda mi vida. Si descartara este encuentro como alucinatorio, casi me vería obligado a descartar también el resto de mi vida como alucinatorio.

LA BASE DE LA "NECESIDAD DE VER"

Mi encuentro ha aclarado por qué quienes buscan apariciones no necesariamente ven a la persona que se han propuesto ver. Basándome en mi propia experiencia, creo que los sujetos ven a la persona que necesitan ver.

En mi caso, la relación entre mi abuela materna y yo era fluida, mientras que con mi abuela paterna fue un poco inestable. Generalmente, es probable que los reencuentros con personas con las que aún se tienen dificultades resulten más beneficiosos.

Para muchos sujetos, la persona que desean ver es la misma que necesitan ver. Si ambos coinciden, el reencuentro se desarrolla según lo previsto; si no, la necesidad puede prevalecer.

Además, un detalle de mi experiencia me obliga a ofrecer una disculpa pública a mi vieja amiga, la Dra. Elisabeth Kübler-Ross. En 1977, Elisabeth me contó una historia sobre su propio encuentro con un conocido fallecido. Según recuerdo, un día, Elisabeth caminaba por un pasillo hacia su oficina cuando, por casualidad, vio a una mujer parada en el pasillo.

Las dos mujeres entablaron conversación, y Elisabeth la acompañó a su consultorio. Al cabo de un rato, Elisabeth se inclinó hacia ella y, con gran asombro, dijo: "¡La conozco!". Había reconocido a la mujer como la "señora Schwartz", una paciente cercana a ella que había fallecido meses antes. La señora Schwartz reconoció su identidad, y ambas continuaron hablando durante un rato.

Cuando Elisabeth me contó esta historia, recuerdo que protesté a gritos. "¡Elisabeth, dame un respiro!", dije. "Si era alguien que conocías tan bien, ¿cómo es posible que no la reconocieras desde el principio?"

Ahora, después de tantos años, puedo decir que lo entiendo. Por mi propia experiencia y la de otros, puedo confirmar que las apariciones de los difuntos no lucen exactamente como antes de morir. Curiosamente, o quizás no tanto, parecen más jóvenes y menos estresados ​​en su estado de aparición, pero aun así se les reconoce como quienes son.

Los resultados de mi propia experiencia y de mis primeros experimentos me sugieren que mirarse al espejo es un vínculo natural entre las apariciones espontáneas y facilitadas de los difuntos.

Investigaciones posteriores me convencieron de que la observación de espejos se practicaba en la historia con resultados asombrosos. Fue esta evidencia histórica la que me animó a observarme aún más.

LA SUPRESIÓN DE MIRARSE AL ESPEJO

A través de mi investigación y participación, he llegado a comprender que mirarse al espejo ha estado sujeto a tal bombardeo de prohibiciones y difamaciones a lo largo de los siglos que ahora sobrevive como un simple remanente de la realidad social que antaño fue. Es un eco de un pasado lejano, desestimado por quienes lo han tildado de superstición en lugar de intentar comprender su atractivo y poder.

Una historia que ilustra la ingratitud de mirarse al espejo es la trágica historia de Kenneth MacKenzie. Era un observador de espejos en la Escocia del siglo XV, tan experto que una reina local (había muchas en esta sociedad feudal) lo contrató para espiar a su esposo, quien estaba de visita en el continente europeo. MacKenzie se miró en su espejo y vio al rey retozando alegremente con otra mujer.

Lo que vio resultó ser cierto, pero el error de MacKenzie fue contárselo a la reina. Esta se enfureció tanto con la visión que mandó ejecutar a MacKenzie arrojándolo de cabeza a un barril de brea hirviendo.

Así ha sido para los practicantes de la observación frente al espejo.

En el curso de mi investigación, he descubierto al menos siete razones por las que la sociedad ha intentado suprimir el mirarse al espejo. A continuación, las expondré y las examinaré para determinar si son válidas, tanto individual como colectivamente.

MIEDO AL INCONSCIENTE

Parece haber dimensiones de la mente de las que normalmente no somos conscientes. Freud, Jung y otros pioneros de la psicología han cartografiado varias de estas regiones, y sin duda el proceso continuará. Después de todo, aún queda mucho por aprender sobre la mente humana.

Se sabe que la ansiedad suele surgir cuando algún pensamiento, recuerdo o impulso desagradable amenaza con emerger del inconsciente a la conciencia. Freud denominó esta experiencia común «ansiedad señal».

Una de las razones por las que mirarse al espejo se considera tabú para algunos es el miedo a que el contenido inconsciente de la mente irrumpa en la consciencia. Lo que la gente teme es que, si estos recuerdos o sentimientos inconscientes salen a la luz, algo terrible sucederá. Algunos temen sentirse abrumados emocionalmente, perder el control de sí mismos o, tal vez, avergonzarse de forma irreparable.

Los pensamientos inconscientes afloran al mirarse al espejo, pero esta emergencia no es en absoluto el terrible suceso que algunos imaginan. Suele ser beneficiosa y contribuye al crecimiento y al desarrollo.

Aunque algunas personas critican la observación de espejos porque evoca pensamientos o impulsos amenazantes, mi experiencia me indica que merece ser elogiada por ello. Mi punto queda bien ilustrado por una anécdota del erudito clásico W. R. Halliday en su libro de 1913, "Adivinación griega". Este es el único relato que he podido descubrir en siete años de diligente investigación sobre la observación de espejos en el que se produjo un suceso psicológico adverso en una persona relacionado con la observación.

En este relato, Halliday califica la observación de "superstición" y luego afirma que ha sido "explotada con resultados más graves y trágicos entre las clases sin educación, que no han tenido las mismas oportunidades de adquirir discernimiento". El Manchester Guardian del 28 de octubre de 1909 publicó un relato de la investigación forense sobre la esposa de un cartero de Ceirdiff, quien se suicidó inhalando gas. Su padrastro declaró que la semana anterior ella había regresado de una visita a una adivina y había dicho: "Cuando me pidió que mirara en el cristal, me vi sentada en una silla suicidándome deliberadamente con gas".

La moraleja que Halliday extrae de esta triste historia es que no se debe tolerar a quienes se miran al espejo. Estoy seguro de que la mayoría de los profesionales de la salud mental comprenderían que la visión de esta mujer en el espejo no provocó su suicidio, como Halliday parece insinuar. De hecho, la relación causal es la inversa: tanto su visión como, con toda probabilidad, su visita a la adivina fueron resultado de su depresión. Estaba deprimida hasta el punto de suicidarse antes de acudir a la adivina. Lo que vio en el espejo fue simplemente un reflejo de los pensamientos de su inconsciente.

Del relato de Halliday se puede concluir que mirarse al espejo tiene potencial como método para detectar y diagnosticar trastornos mentales y emocionales, en este caso la depresión.

RAZONES TEOLÓGICAS

A lo largo de los siglos, los funcionarios religiosos han prohibido la práctica de mirarse al espejo porque consideran que implica la operación de fuerzas demoníacas.

Una larga serie de concilios e instituciones eclesiásticas han reforzado esta creencia. Por ejemplo, ya en el siglo V, un sínodo celebrado por San Patricio declaró que cualquier cristiano que crea que un espíritu puede verse en un espejo será anatematizado y deberá ser excluido de la iglesia hasta que renuncie a esta creencia y haga penitencia.

Hinmaro, arzobispo francés del siglo IX, condenó la hidromancia (mirar el agua para tener visiones). En 1398, la Facultad de Teología de París declaró a los observadores itinerantes de espejos, llamados specularii, como secuaces de Satanás.

El conde Cagliostro fue encarcelado por la Inquisición en Roma por sus prácticas, la más importante de las cuales era la de mirarse al espejo. Esta condena ha continuado incluso en la actualidad. Según un artículo de prensa de 1979, dos mujeres fueron expulsadas de una iglesia bautista en Independence, Misuri, por leer la fortuna con una bola de cristal.

Las instituciones religiosas dependen en gran medida, para su continuidad, de inculcar en sus miembros creencias ideológicas rígidas sobre el cuerpo, la mente y el espíritu. Esto incluye disuadirlos de buscar experiencias espirituales por su cuenta. Después de todo, un psicólogo pionero en la congregación que explora los ámbitos ocultos del yo bien podría hacer descubrimientos difíciles de conciliar con las doctrinas oficiales.

En cuanto a las insinuaciones de algunos en la comunidad religiosa de que las fuerzas del mal están ansiosas por corrompernos a través del espejo, sospecho que son intentos de asustarnos para que nos conformemos ideológicamente o son manifestaciones disfrazadas del mismo miedo a la mente inconsciente que discutimos antes.

Estoy seguro de que mis palabras no son las últimas sobre el tema de los demonios. Y lo digo en serio cuando digo que no pretendo faltarle el respeto a los pensadores serios que defienden la existencia del mal objetivo. En cuanto al tema específico de la contemplación en el espejo, solo puedo decir que surge una grave anomalía teológica cuando las autoridades eclesiásticas la vinculan con prácticas demoníacas, pues al menos una de las figuras más sagradas de la Biblia probablemente utilizó formas de contemplación en el espejo para conectar con lo divino. José se contemplaba en una copa de plata que llevaba consigo.

Aun así, existen al menos cinco pasajes bíblicos en los que se condena la evocación del difunto, en tres casos con palabras atribuidas al propio Dios. A continuación:

No recurran a fantasmas ni espíritus, ni se contaminen buscándolos. Yo soy el Señor su Dios.

—Levítico 19:31

[Dice el Señor] Yo pondré mi rostro contra el hombre que recurre desenfrenadamente a fantasmas y espíritus, y cortaré a esa persona de entre su pueblo.

—Levítico 20:6

Cualquier hombre o mujer entre ustedes que invoque fantasmas o espíritus será condenado a muerte. El pueblo los apedreará; su sangre será sobre sus cabezas.

—Levítico 20:27

El significado de estos pasajes es inconfundible. Al leer los versículos en el contexto de los dos capítulos en los que aparecen, siento menos que he violado la palabra de Dios y más que he encontrado otro de esos aspectos en los que los valores antiguos chocan con los tiempos modernos. Aquí están los pasajes en su contexto más amplio:

El Señor habló a Moisés y dijo ... No permitirás que dos clases diferentes de bestias se apareen. No plantarás tu campo con dos clases de semilla. No te pondrás ropa tejida con dos clases de ñame. . . . No redondearás tu cabello de un lado a otro, y no afeitarás el borde de tu barba. . . . No te harás tatuajes. Yo soy el Señor. . . . No recurras a fantasmas ni a espíritus, ni te contaminéis buscándolos. Yo soy el Señor tu Dios No pervertirás la justicia en la medición de longitud, peso o cantidad. Tendrás balanzas verdaderas, pesos verdaderos, medidas verdaderas secas y líquidas.... Pondré mi rostro contra el hombre que recurre lascivamente a fantasmas y espíritus, y cortaré a esa persona de su pueblo. ... Si un hombre comete adulterio con la esposa de su prójimo, tanto el adúltero como la adúltera serán condenados a muerte.

Y así sucesivamente. Cuando los fundamentalistas plantean las objeciones bíblicas a los "fantasmas y espíritus", recurro rápidamente a la Biblia y leo los pasajes que citan en su contexto adecuado. Seguir las enseñanzas expresadas solo en la parte que he citado significaría que un verdadero seguidor no podría usar ropa de materiales mixtos, cortarse el pelo, afeitarse la barba, hacerse tatuajes, plantar más de un cultivo en una parcela, etc.

LOS QUE SE MIRARON EN EL ESPEJO COMO CHARLATANES

Mirarse al espejo se ha asociado con artimañas y fraude, y el registro histórico no deja lugar a dudas de que, en parte, esto está justificado. Es evidente que algunos autoproclamados observadores del espejo han engañado conscientemente a otros para obtener beneficios personales.

La literatura popular también ha reflejado este tema. ¿Quién puede olvidar al falso adivino de El Mago de Oz, aquel que hacía que emanaran vapor, ruido y furia de su cabina de control tras la cortina? "¡Soy el mago!", gritó este simple mortal, haciendo que su imagen pareciera mucho más grande y aterradora en una enorme pantalla de cine.

Esto no es muy distinto del obispo católico Hipólito. En palabras del erudito clásico ER Dodds, «Hipólito incluye en su colección de trucos de magia un dispositivo que podía usarse para simular automatismos visuales y auditivos: se coloca un caldero de agua con fondo de cristal sobre una pequeña claraboya, y quien mira dentro del caldero ve [¿y quizás oye?] en sus profundidades a ciertos demonios, que en realidad son los cómplices del mago, sentados en la habitación inferior».

Debido a estos abusos, la sociedad ha considerado conveniente establecer leyes para proteger a la gente de quienes se miran al espejo sin escrúpulos, pero nada de esto puede servir para justificar la prohibición indiscriminada de mirarse al espejo.

De hecho, el hecho de que el público esté mal informado sobre la naturaleza de las visiones en espejo facilita aún más que los charlatanes engañen a sus víctimas. Es evidente que los charlatanes pueden arrogarse poderes inusuales en tales circunstancias mediante el simple recurso de "producir" estos fenómenos.

Por cierto, he tenido a algunas personas que acudieron a mí pensando que mirarse al espejo era un fraude. Aun así, tuvieron el coraje de intentar experimentar y vieron sus esfuerzos recompensados ​​con éxito.

Por ejemplo, después de dar una conferencia en Seattle sobre este tema, un médico escéptico declaró que las visiones en el espejo eran simplemente producto de la sugestión. Insinuó que las personas "de mente recta" no podían experimentar estas visiones. Le pedí que me acompañara a mi habitación de hotel, donde cerré las cortinas y atenué las luces. Lo hice sentar en ángulo frente a un espejo de la habitación para que se viera con mayor claridad. Lo dejé relajarse mientras se miraba en el espejo. A pesar de sus dudas, resultó ser un sujeto excelente. A los pocos minutos, informó que había nubes en el espejo seguidas de formas geométricas. Cuando aparecieron rostros, dio por terminada la sesión.

"Entiendo lo que quieres decir", dijo, abatido por la experiencia. "Sí funciona".

CONFLICTOS CON LA TECNOLOGÍA MODERNA

En el mundo moderno, nuestra vida cotidiana está tan estrechamente integrada con las creaciones tecnológicas que la mayoría de nosotros probablemente no sobreviviríamos sin nuestras máquinas.

Esta dependencia de la tecnología ha traído consigo un ritmo de vida más acelerado, inimaginable hace cien años. Este ritmo acelerado disuade a las personas de disfrutar de los placeres de los estados alterados de conciencia, muchos de los cuales exigen reducir la velocidad y pensar de forma diferente a la habitual.

Los avances tecnológicos han hecho innecesarios algunos de los usos anteriores de la observación en el espejo. Dispositivos como la televisión y el teléfono, y profesiones como la psiquiatría, han sustituido la voluntad y la necesidad de ahondar en el inconsciente para comprender y entretenerse.

Mirarse al espejo requiere una mentalidad distinta a la que tenemos en nuestra vida diaria. Por eso, prepararse incluye bajar el ritmo de vida e intentar entrar, por así decirlo, en otro marco temporal.

He creado un entorno para sacar a la gente del siglo XX y llevarla a una época más lenta y compatible con el estado alterado que intentamos inducir. Tendrás que hacer lo mismo en tu propio entorno para facilitar adecuadamente una aparición.

Mirarse al espejo es poco científico

El método científico es un modo especializado de observar, pensar y razonar que depende en gran medida de un estado mental alerta, concentrado, crítico y reflexivo.

Dado que gran parte de nuestro entorno en el mundo contemporáneo tiene su origen en el método científico, no sorprende que el pensamiento científico haya llegado a ser oficialmente aceptado. Hay muchas personas que consideran que todas las demás formas de pensamiento son, de alguna manera, erróneas o dudosas.

Hay mucho que decir a favor de esta actitud, ya que basta una mirada retrospectiva a la historia para sentirnos profundamente agradecidos por el surgimiento del pensamiento científico.

Sin embargo, la cosmovisión científica contemporánea, basada en el pensamiento crítico, desprecia en cierta medida los estados alterados de conciencia. La mayoría de los científicos cree que la conciencia crítico-reflexiva está relacionada con la verdad, mientras que otros niveles de conciencia son «irreales» o «engañosos», incluso «ilusorios» o «alucinatorios». Dado que la observación en el espejo se basa en la conciencia hipnagógica, los científicos tienden a descartarla de plano.

Un análisis más detallado del progreso científico revela numerosos casos en los que los científicos se han inspirado en el estado hipnagógico. Entre ellos se encuentran Thomas Edison, Kekulé y René Descartes. Este último creó el método científico, mediante el cual se lleva a cabo toda buena experimentación científica, ¡como resultado de una serie de sueños vívidos! Los sueños de Descartes son un magnífico ejemplo de la combinación del intelecto interpretativo con las aportaciones de la mente inconsciente.

En el primer sueño, el viento arremolina a Descartes mientras avanza con dificultad por la calle intentando llegar a una iglesia para rezar. Se da cuenta de que se ha cruzado con un conocido sin saludarlo e intenta regresar, pero el viento no se lo permite. Entonces ve a otro hombre de pie fuera de la iglesia que le dice que otro de sus amigos lo espera allí para darle un melón. Descartes despierta y concluye que el sueño es obra de un demonio maligno. Reza a Dios pidiendo protección y vuelve a dormirse.

En el siguiente sueño, oye un fuerte sonido que interpreta como un trueno. Al despertar, ve miles de chispas ardientes en la habitación.

En el tercer sueño, encuentra un diccionario sobre su mesa y junto a él un poemario titulado Corpus Poetarum. Al abrirlo, lee el verso "¿Qué camino seguiré en la vida?". Un hombre desconocido le presenta versos que empiezan con las palabras "sí y no".

Al despertar, Descartes concluyó que los tres sueños fueron de inspiración divina. Los dos primeros fueron advertencias sobre su forma de vivir hasta ese día, 10 de noviembre de 1619. El tercero fue un símbolo de aliento para su misión en la vida: encaminar las ciencias hacia el conocimiento.

Ahora queda claro lo que Descartes quiso decir cuando escribió: «Un día decidí tomarme a mí mismo también como objeto de estudio». Para Descartes, el método científico llegó a ser conocido como «la luz natural de la razón».

MIRARSE AL ESPEJO Y LA REALIDAD "OFICIAL"

Si bien reconocemos que la realidad de cada uno es diferente, no deja de ser cierto que existe un concepto de realidad "oficialmente sancionado".

Los grandes filósofos y científicos, cuyas ideas han moldeado nuestra visión moderna del mundo, han trazado una línea clara entre la "realidad" y la "irrealidad". Esta línea funciona la mayor parte del tiempo, pero surgen problemas cuando algo la cruza. Los sueños, por ejemplo, son considerados por muchos pensadores como ejemplos clásicos de algo irreal. De igual manera, durante el desarrollo, a los niños se les enseña que los sueños son irreales.

Sugiero que algunas personas se sienten desconcertadas por mirarse al espejo y fenómenos similares porque cuestionan nuestra visión culturalmente arraigada de lo real y lo irreal. De hecho, a veces quienes los experimentan se sienten desconcertados por lo que sucede. Pero al reflexionar sobre ello, encuentran valor en las imágenes que han visto. Al igual que los sueños, las visiones en el espejo tienen un profundo significado.

Cada persona tiene una realidad única. En mi opinión, las visiones reflejadas no son irreales. Más bien, son una forma de explorar la realidad verdadera con mayor eficacia.

UN JUEGO DE MIERDA

Hoy en día, mirarse al espejo se considera un juego de salón o algo habitual en parques de atracciones y paseos marítimos de mala muerte. Estas impresiones desagradables no son motivo suficiente para rechazarlo. En el mejor de los casos, es una valiosa herramienta terapéutica para superar el duelo y alcanzar niveles de autodescubrimiento. Incluso si se considera simplemente un pasatiempo, mirarse al espejo es una forma legítima de recreación y un ejercicio fascinante.

Creo que al dominar el arte de mirarse al espejo, se puede democratizar el proceso visionario. Ya no se requerirán largas horas de terapia para explorar problemas psicológicos que surgen del inconsciente. En cambio, un terapeuta experto en el arte de mirarse al espejo puede alcanzar las emociones más profundas.

EXPLORADORES, TENGAN CUIDADO

Si planea profundizar en este tema, le advierto que esté preparado para enfrentar reacciones de enojo de quienes lo rodean. Esta respuesta me sorprendió por completo. Aunque a menudo me elogian por la valentía que, según creen, requirió estudiar y escribir sobre las experiencias cercanas a la muerte, nunca fui menospreciado por científicos y médicos escépticos, y no sufrí tanta persecución por mis investigaciones anteriores.

Ha sido diferente en el caso de mi trabajo actual. Cuando le conté a un psicólogo mis planes para realizar este estudio, me dijo: "¡Ahí se va tu carrera!". Una amiga inteligente calificó el proyecto de "estúpido y gracioso" e incluso me prohibió hablar del tema en su presencia.

La respuesta más siniestra llegó en diciembre de 1991, cuando me internaron en un hospital por tener un nivel de tiroides extremadamente alto, una enfermedad conocida como hipertiroidismo.

Por qué sucedió esto sigue siendo un misterio para mí. He tomado pastillas para la tiroides desde 1985, cuando se descubrió que mi cuerpo no producía suficiente hormona vital. Por alguna razón, esta dosis de repente resultó ser excesiva y comencé a delirar.

Me internaron en un hospital para que los médicos pudieran ajustar mi dosis de Synthroid, una forma de tiroides producida sintéticamente.

Mientras estaba allí, cometí el error de pedirle a un médico que fotocopiara el resumen de una presentación que había escrito sobre la observación en el espejo. Iba a presentar los resultados de mi investigación a los miembros de un instituto internacional de educación, y necesitaban una copia de mi discurso para resumirlo en un próximo boletín de ponentes.

Cuando el médico regresó de la fotocopiadora, comentó secamente que se había hecho una copia. Dijo que era una prueba fehaciente de que me había pasado de la raya. A pesar de mi historial conocido de hipotiroidismo, ¡me diagnosticó trastorno maníaco-depresivo y me recetó litio!

Rechacé la nueva medicación y mis síntomas desaparecieron en pocos días, ya que mi nivel de tiroxina se normalizó. Unos meses después, cuando di mi charla a los educadores, tuvo muy buena acogida.

Este encuentro me permitió comprender de primera mano que los fundamentalistas son quienes siempre han sentido miedo y repugnancia ante ideas como mirarse al espejo. Los fundamentalistas, de cualquier orientación —cristianos, judíos, psiquiatras o psicólogos—, son personas que se obsesionan con una estructura cognitiva, lo que significa que se obsesionan con un sistema inflexible de creencias. Protestan contra nuevas ideas o inventos que, de alguna manera, vulneran sus rígidas estructuras internas. Los fundamentalistas religiosos repiten su viejo estribillo: "¡Esto es obra de Satanás!". Los fundamentalistas psicológicos también tienen estribillos similares: "Nunca he visto esto, así que no puede ser cierto".

Me queda claro que la inseguridad subyace a esta actitud. En lugar de tener una mente abierta y estar dispuestos a buscar respuestas, los fundamentalistas son ideólogos fervientes que parecen defenderse de la duda y la incertidumbre. Se niegan a reconocer que hay aspectos de la psicología humana de los que sabemos muy poco. Y, desde luego, no quieren que la gente sepa lo divertido que puede ser la psicología, especialmente con algo como mirarse al espejo, que podría permitirles resolver sus problemas de forma lúdica.

UNA ESPADA DE DOBLE FILO

Se podría pensar que los creyentes devotos de lo paranormal aprecian mi trabajo como facilitador visionario. Esto no ha sido del todo cierto. Varios de ellos han expresado sus reservas sobre mi trabajo. Quizás percibieron que las investigaciones que prometen confirmar las afirmaciones sobre apariciones también amenazan con refutarlas.

Esta actitud no es justa. Los aficionados a lo paranormal debemos afrontar la posibilidad de que las doctrinas ocultistas más veneradas se sometan a pruebas rigurosas si se monitorizan las apariciones de difuntos en un laboratorio.

Existe un poderoso contingente de científicos que preferiría que no se investigaran los estados alterados. Estas personas, a quienes Aldous Huxley llamó "defensores de consecuencias terribles", proponen que si damos el más mínimo crédito a cosas como mirarse al espejo, corremos el grave riesgo de resucitar toda la gama del pensamiento mágico, lo que podría resultar en un retroceso gigantesco hacia la Edad Oscura.

No hay razón para que esto sea así. Cuando se trata de un fenómeno tan complejo, fascinante y angustioso como mirarse al espejo, solo un análisis completamente franco puede ser satisfactorio. Además, investigaciones posteriores me convencieron de que mirarse al espejo se usaba en la historia con resultados asombrosos. Fue esta evidencia histórica la que me atrajo aún más a mirarme al espejo.

 

II - Una mirada a través de la historia

 

Conócete a ti mismo. —Antiguo aforismo sobre el templo de Delfos.

Los habitantes de la antigua Grecia fueron heroicos y consumados navegantes del Reino Medio, pero pocos entre ellos fueron más ingeniosos que el sabio y querido Salmoxis. Fue un hombre que evocó una aparición póstuma: ¡la de sí mismo!

Salmoxis vivió antes del año 500 antes de Cristo, en Tracia. De joven, fue esclavizado por razones que desconocemos. Como esclavo tuvo la fortuna de terminar al servicio de Pitágoras, uno de los grandes pensadores de la antigua Grecia quien creía que los números son los elementos fundamentales del universo, y también creía en la vida después de la muerte.

Al parecer pasó mucho tiempo hablando con su esclavo sobre este concepto. Cuando Salmoxis se liberó también se convirtió en firme creyente en la otra vida.

Salmoxis abandonó Tracia durante varios años y regresó convertido en  hombre rico. Lo primero que hizo al regresar fue construir un teatro. Este teatro se dedicaba a la discusión de temas relacionados con la parapsicología. Dado que Salmoxis tenía una inclinación dramática en sus presentaciones, no me cabe duda de que el suyo era, en cierto modo, un teatro de la mente.

Dio una charla a la gente sobre la vida después de la muerte. Les aseguró que no hay razón para lamentarse por morir. Hay vida después de la muerte, les dijo, presentando argumentos a favor de la existencia del alma.

Los tracios amaban a Salmoxis y él, a su vez, también. Se convirtió en gran benefactor de la comunidad, era reconocido dondequiera que iba y en los escasos registros históricos sobre él no se pronuncia una sola palabra desagradable.

Dio conferencias sobre la vida después de la muerte durante muchos años y excavaba una cámara subterránea que, en realidad, era más que una simple cámara: era una casa subterránea. Parece que la construyó sobre un manantial borboteante y la llenó de gallinas, grandes cubas de aceitunas y una excelente colección de pergaminos venerables, con antorchas para leerlos.

Cuando terminó la casa subterránea se encerró en ella a la vista de todos. Debió de hacerlo con gran pompa y ceremonia. Aunque no hay relato del suceso en sí, supongo que Salmoxis habló extensamente sobre el más allá y luego se adentró en esta réplica casera del Inframundo, donde los griegos creían que íbamos al morir. Para horror y pesar de la multitud, la abertura estaba cubierta con una losa de piedra. Era como si su gran amigo hubiera muerto.

Salmoxis permaneció bajo tierra durante mucho tiempo. El registro histórico, escrito por Heródoto, muestra que pudo haber permanecido hasta tres años.

La gente le lloraba y seguían con sus vidas. Algunos iban día tras día a su teatro y rezaban a los dioses por su liberación. Creo que la escena debió de ser como una telenovela de larga duración con cometarios de: "¿Estará vivo? ¿Podría quedarse ahí abajo tanto tiempo?", o,  "¿lo volveremos a ver alguna vez? Lo lloraron como si hubiera muerto y, en efecto, la gran intuición de Salmoxis fue que una separación es una muerte.

Finalmente, tres años después, resurgió. Emergió de la tierra entre los vítores de los ciudadanos de Tracia y se reincorporó a la sociedad.

Heródoto, el primer historiador conocido, escribió sobre este suceso similar al de Lázaro y lo interpretó así: «Y con ello les demostró la verdad de lo que había dicho: que la muerte no es motivo de preocupación». Cuando leemos esa afirmación desde un punto de vista racional, parece absolutamente absurda pero al examinarla emocionalmente, es cierta. Salmoxis demostró que «la muerte no es motivo de preocupación».

Tras presenciar la muerte social de Salmoxis, la gente vivió su duelo como si realmente hubiera muerto. Negaban la desaparición, y algunos sentían  profunda ira por la pérdida de su buen amigo o hacían promesas a los dioses para recuperarlo del inframundo. Cuando regresó, la angustia se disipó y los tracios pudieron convencerse de que no había que preocuparse por la muerte.

Salmoxis completó el ciclo de duelo del pueblo de Tracia. Hizo lo que se puede hacer con la mirada en el espejo, solo que de una manera diferente. Atravesó esa zona intermedia que existe entre la vida y la muerte.

FÉRTILES VIAJES INTERIORES.

Esta antigua cultura fue terreno fértil para emprender fantásticos viajes interiores. El registro histórico deja claro que los griegos aceptaban que, en ciertas circunstancias, podían resucitar e incluso interactuar con los espíritus de los muertos.

Para ello, crearon psicomanteums, u oráculos de los muertos, donde se podía realizar el cruce entre este reino y el siguiente.

Homero, por otro lado, nos ha regalado un relato gráfico de una ceremonia para invocar a los muertos que no requería las elaboradas instalaciones y rituales propios de los oráculos de los muertos. Siguiendo la receta que le dio la hechicera Circe, Odiseo navegó hasta un oráculo consagrado para esta actividad. Allí, el valiente viajero cavó un hoyo poco profundo que luego llenó con la sangre de una oveja y un carnero sacrificados, un charco de sangre en el que contempló y se comunicó con los espíritus. Y esto escribió:

“Entonces, las almas de los difuntos subieron en multitud desde el Érebo: jóvenes y novias, ancianos que habían sufrido mucho y tiernas doncellas para quienes el dolor era algo nuevo; otros muertos en batalla, guerreros con armaduras ensangrentadas. Toda esta multitud se reunió alrededor del foso, desde todos los lados, con estruendo espantoso que me hizo palidecer de miedo”.

Tras este encuentro, Odiseo conversa con su madre quien sin saberlo ha muerto en tierra lejana. Odiseo asume que la muerte de su madre ha sido violenta o causada por enfermedad persistente, pero ella niega ambas posibles causas. «No fue una enfermedad lo que me consumió», dice su madre. «Pero te extrañé tanto, y tu ingenio y tu alegría, y la vida ya no era dulce, así que morí».

«Al oír esto, anhelaba abrazarla», dice Odiseo. «Tres veces intenté abrazar al fantasma, tres veces se me escapó de las manos como una sombra o un sueño».

Supongo que la sangre proporcionó una superficie reflectante en la que Odiseo veía imágenes del difunto en el espejo. En su época, los lectores de Homero habrían conocido tales prácticas y comprendido de inmediato lo que hacía Odiseo. El poeta Homero, quien narró la heroica historia de Odiseo, no tendría más necesidad de describir el proceso de mirarse al espejo que un novelista contemporáneo de describir la televisión a sus lectores contemporáneos.

EXCAVANDO UN ORÁCULO DE LOS MUERTOS

Es significativo que Homero ubique este suceso en el río Aqueronte, cerca de «la ciudad del pueblo cimerio». Heródoto escribió sobre un oráculo de los muertos que aparentemente se encontraba en el mismo lugar. Esta institución, también conocida como psicomanteo, se encontraba en la ciudad de Éfira, en Epiro, una zona del oeste de la actual Grecia.

Estrabón, el antiguo geógrafo griego, también declaró que ese oráculo de los muertos estaba dirigido por los cimerios.

Dijo que vivían en casas subterráneas de arcilla interconectadas por túneles. Por costumbre ancestral, quienes vivían en las inmediaciones del oráculo nunca salían a la luz del día, aventurándose a salir de sus cavernas solo de noche. Homero debió imaginar que su ocupación era lúgubre, pues se compadeció de ellos diciendo: «Una noche abominable se extiende para siempre sobre esos desdichados mortales».

A finales de la década de 1950, Sotiris Dakaris, arqueólogo griego, redescubrió el sitio y comenzó a excavarlo. El oráculo resultó ser un elaborado complejo subterráneo, laberinto de pasadizos y cámaras que finalmente desembocaba en un largo y cavernoso pasillo donde se observaban las apariciones.

En esta sala, Dakaris encontró los restos de un enorme caldero de bronce rodeado por una barandilla. Especuló que esta barandilla impedía que los buscadores del oráculo se apiñaran demasiado y concluyó que los sacerdotes que dirigían las instalaciones se ocultaban en el caldero y representaban el papel de los espíritus de aquellos a quienes los buscadores esperaban ver.

Yo tengo una interpretación diferente.

La costumbre de usar calderos, cuencos, palanganas, tazas y otros recipientes llenos de líquido como espejos para la contemplación es una práctica antigua, extendida en muchas culturas. Si eran de metal, como el caldero, los recipientes podían pulirse al máximo, lo que los hacía aún más eficaces para la contemplación.

Supongo que el interior del caldero probablemente estaría pulido y que las apariciones se habrían visto en la superficie reflectante del recipiente lleno de agua. Su forma redonda habría permitido que varias personas lo rodearan y contemplaran simultáneamente su cristalina profundidad. El enorme tamaño del caldero habría creado apariciones enormes, de tamaño natural, ya que el tamaño de la visión está directamente relacionado con el del espéculo.

Phillipp Vandenberg escribió sobre la minuciosa y extensa preparación que recibían quienes acudían a consultar el oráculo. Eran prácticamente encarcelados bajo tierra durante un mes y conducidos por oscuros pasillos y cámaras antes de acceder a la de las apariciones, donde su prolongada soledad en la oscuridad se veía interrumpida por la luz parpadeante de una hoguera que proyectaba sombras inquietantes en la pared. Esta elaborada preparación de quienes entraban en el pasillo de las apariciones me indica que el caldero no estaba lleno de falsarios sacerdotes.

Tras contemplar el caldero, y presumiblemente tener una experiencia espectral, los buscadores eran fumigados con azufre, usado tradicionalmente para purificar a cualquiera que hubiera tenido contacto con los muertos. Luego los llevaban afuera, a la luz del día, al río para un baño ritual.

LA INFLUENCIA EN PLATÓN

Si el relato de Vandenberg es correcto, entonces tengo puedo especular si no sería posible que la inquietante Alegoría de la Caverna de Platón sea en realidad una parodia del Oráculo de los Muertos de Éfira En La República, el este filósofo escribía sobre los límites del conocimiento humano y nuestra ignorancia general de la realidad. Utilizó la alegoría para enseñar que es como si viviéramos en una cueva y desconociéramos las maravillas que nos acechan justo encima, en la superficie terrestre. El Oráculo de Éfira ofrece muchas imágenes similares. Personas prisioneras en una caverna subterránea, llamas parpadeantes que proyectan sombras en las paredes, asistentes que se empeñan en convencer a sus clientes de que las sombras son reales, y cuando los cautivos son finalmente liberados, son conducidos primero a la superficie y luego sus cuerpos se sumergen en el agua.

Platón fue un parodista consumado, talento que demostró especialmente en sus diálogos. Incluso satirizó a sus colegas filósofos, algunos de los cuales aún se conocen hoy solo gracias a las caricaturas que Platón hizo de ellos.

El Oráculo de los Muertos en Éfira funcionaba claramente durante su vida, y a pesar de encontrarse en lugar muy apartado, existen abundantes pruebas de que la gente acudía allí en masa. No cabe duda de que un hombre tan bien informado como Platón lo supiera todo sobre él, ni de que esta popular atracción le hubiera servido de mucho.

¿Pudo haber sido el Oráculo de los Muertos de Éfira el que Platón utilizó en el Libro VII de la República? Consideremos este pasaje:

“Permítanme mostrarles con una figura hasta qué punto nuestra naturaleza está iluminada o no: —¡Contemplen! Seres humanos viviendo en una cueva subterránea, cuya boca se abre hacia la luz y se extiende a lo largo de toda la cueva; allí han estado desde su infancia, con las piernas y el cuello encadenados, de modo que no pueden moverse, y solo pueden ver hacia adelante, pues las cadenas les impiden girar sus cabezas. Arriba y detrás de ellos arde un fuego a lo lejos, y entre el fuego y los prisioneros hay un camino elevado; y verán, si se fijan, un muro bajo construido a lo largo del camino, como la pantalla que los marionetistas tienen frente a ellos, sobre la cual muestran sus títeres”.

Sostengo que esta oscura y conmovedora alegoría es, en cierto modo, una parodia del Oráculo de los Muertos en Éfira. Ambas situaciones son claramente paralelas en varios puntos. En ambas, los extraños habitantes de un mundo subterráneo nunca ven la luz del día. Asistentes anónimos engañan a los prisioneros haciéndoles creer que las sombras proyectadas por las llamas parpadeantes en las paredes de las cavernas son reales. Los cautivos son finalmente liberados y conducidos primero a la luz del sol y luego a una masa de agua.

Hay indicios textuales de que Platón también satiriza el Oráculo de los Muertos. Al principio de La República, Sócrates parece aludir al incidente en el que Periandro envió una delegación a Éfira para rescatar a su esposa del Inframundo. El diálogo comienza con un intento de definir la justicia como devolver a los otros lo que se ha recibido de ellos. Sócrates desmiente esta definición, afirmando que probablemente fue propuesta por Periandro o alguien como él. La ironía es evidente: Periandro era obviamente un hombre injusto que llegó al extremo de rescatar a su esposa para poder devolverle algo que un amigo le había dejado.

La mayoría de los análisis de la alegoría se centran en la difícil situación de los prisioneros, pero Sócrates menciona a otros que habitan en la cueva: los asistentes que producen las sombras para engañar a los prisioneros. Creo que estos asistentes son quienes guían a los buscadores de apariciones en su búsqueda visionaria, mientras que los prisioneros representan a los buscadores de apariciones. Es posible que los guías fueran los cimerios, quienes, por costumbre, vivían eternamente en la oscuridad.

Sospecho que Platón sí tenía en mente el Oráculo de los Muertos de Éfira cuando escribió su famoso mito. Sin embargo, lamentablemente, muchas preguntas siguen sin respuesta debido a los catastróficos acontecimientos que asolaron Éfira.

En el año 280 antes de Cristo, Pirro, rey de Epiro, partió heroicamente con un ejército de veinticinco mil hombres y derrotó al ejército romano. Un año después volvió a derrotar a los romanos pero perdió tantos hombres en esa batalla que su ejército estuvo a punto de ser destruido. «Una victoria más», comentó, «y estamos derrotados». De ahí el origen de la frase «victoria pírrica», que significa que se puede perder aun ganando.

Las valientes victorias de Pirro fueron una vergüenza tan grande para los romanos que un siglo después invadieron Epiro y devastaron setenta ciudades. Entre ellas, Éfira. Aunque aún se conservan las ruinas del oráculo, los registros de los acontecimientos ocurridos en su interior fueron destruidos. Lo que nos queda actualmente son ruinas, unas pocas fuentes históricas, literarias y antropológicas, todas interesantes, pero poco más que ecos del pasado.

GUÍA DEL VIAJERO AL REINO MEDIO

Quienes se interesen en este tema quizá deseen visitar el Oráculo de los Muertos en Éfira. Se encuentra en una zona apartada de una región montañosa de Grecia. En la antigüedad, viajar al Oráculo de los Muertos debía de ser increíblemente arduo. Se suponía que era una prueba, ya que un viaje tan largo sin duda proporcionaría mayor sensación de anticipación al buscador de apariciones.

Mi esposa y yo tuvimos muchas dificultades para encontrar el Oráculo de los Muertos cuando viajamos a Grecia en marzo de 1993 para pasar un día en el primer psicomanteum de la civilización.

Para llegar desde Atenas, primero viajamos hacia el norte en avión hasta la ciudad de Ioannina. Tras pasar la noche allí tomamos un autobús a Preveza, un viaje de dos horas, que nos llevó inmediatamente a la pequeña ciudad de Kanaliki.

Estos viajes en autobús no son para los más audaces. Gran parte de ellos serpentean por curvas cerradas que dejan a los pasajeros boquiabiertos ante cañones aparentemente sin fondo.

El viaje ofrece mucho más que miedo. Hay hermosos paisajes y coloridas escenas de la Grecia rural.

Cuando por fin llegamos a Kanaliki tomamos un taxi hasta el Necromanteion, como lo llaman los lugareños. Está a unos seis kilómetros del pueblo y se alza sobre una colina prominente, bajo una capilla bizantina construida en la época medieval, posiblemente para ocultar el oráculo con un edificio cristiano. El oráculo permaneció cubierto de tierra durante siglos. Recientemente ha sido excavado y la mayoría de las ruinas son ahora claramente visibles.

El conductor nos dejó a pocos metros de la puerta de la valla de acero que rodea las antiguas ruinas. Le pedimos que regresara, lo cual resultó ser una suerte, ya que no hay teléfono en el lugar.

Tampoco había otros visitantes. Mi esposa y yo estábamos solos en el lugar inmortalizado por Odiseo y Orfeo, y visitado por miles de personas en su afán por ver a sus seres queridos. Con la bendición de Sócrates, el caballero humorístico que ha sido el guardián del oráculo durante casi veinticinco años, pudimos recorrer libremente los restos de este antiguo retiro espiritual.


El Nekromenteion en Epiros, Grecia


El techo de la estructura ha desaparecido, dejando al descubierto el laberinto de pasillos y habitaciones por las que paseaban los buscadores de apariciones mientras esperaban para entrar en la cámara de las apariciones. Todas las partes del oráculo siguen siendo visibles. Nos sentamos en las habitaciones de los sacerdotes, llamados psicopompos, que dirigían las instalaciones. Sus habitaciones eran grandes para los estándares de los antiguos, pero no medían más de tres por tres metros. Al salir de las habitaciones de los sacerdotes y serpentear por el laberinto de pasillos, traté de imaginar cómo habría sido este lugar hace dos mil años, cuando era tan oscuro como una cueva y estaba lleno de una especie de inquietante anticipación. ¿Qué hacía la gente durante las semanas que estaba aquí? ¿En qué pensaban y de qué hablaban? Aunque me gusta estar solo, mi mente se aturdió al pensar en una privación sensorial tan prolongada y total.

Los dormitorios donde dormían los buscadores de apariciones eran fáciles de encontrar. También lo era la cámara de las apariciones. Era la habitación más grande del laberinto, con paredes altas y suelo amplio. De pie en esta habitación, podía imaginar la euforia que sentiría al entrar en ella después de casi un mes en penumbra. En esta majestuosa cámara, las antorchas parpadeaban contra las paredes mientras sacerdotes con túnicas guiaban a los buscadores de apariciones hasta el caldero de metal pulido que dominaba la habitación. En el borde del caldero se les indicaba que contemplaran el metal reluciente y contemplaran la visión que habían venido a ver.

De pie en medio de la sala, donde debió estar el caldero, podía imaginar lo que presenciaron los que acudían a ver las apariciones. Por mi trabajo en mi  psicomanteo, a miles de kilómetros de distancia, sabía que los rostros de estos sujetos debían estar llenos de alegría y desconcierto ante las visiones mágicas, con el aire llenó de gritos de alegría por ver el regreso de familiares y amantes perdidos solo por unos instante.

De pie sobre las ruinas, me di cuenta de la proeza arquitectónica que este psicomanteo debió haber sido para los antiguos. Lo construyeron con gran cuidado y firmeza, tanto que aún hoy se erige como un monumento al importante papel que la evocación de los muertos desempeñó en esa cultura.

DE LA BIBLIA

Dado que los relatos existentes sobre la observación en el espejo son escasos, es casi imposible ofrecer una descripción histórica completa. A diferencia de la historia de disciplinas como la química o la filosofía, no existe una tradición continua que se remonte a cientos de años atrás.

En cambio, la observación del espejo parece surgir a trompicones, apareciendo aquí y allá y luego desapareciendo: brotes dispersos en lugar de una línea de transmisión ininterrumpida. Sin embargo, cuando ha surgido, a menudo ha tenido un efecto interesante.

Lo mejor que puedo hacer es ofrecer una serie de ejemplos donde la visión en el espejo ha desempeñado un papel en la cultura humana. Estos ejemplos provienen de la literatura, la mitología, la religión, la política y la vida cotidiana. Aunque esta historia a veces se salta cientos de años, es evidente que el uso de la mirada en el espejo para conjurar espíritus ha desempeñado un papel importante en la vida humana desde los inicios de la historia. Tan importante ha sido este papel que ni la Iglesia ni el Estado han podido suprimirlo.

Ya existían referencias a la adivinación en el Antiguo Testamento, en el primer libro de Samuel de la Biblia. El rey Saúl expulsó de Israel a todos los médiums y espiritistas y exigió la pena de muerte para cualquiera que se atreviera a conjurar un espíritu. Pero cuando se vio en la necesidad de recibir consejo del difunto rey Samuel, acudió disfrazado a la mujer de Endor, una conocida médium que, a regañadientes, conjuró el espíritu de Samuel. El nombre Endor significa "fuente de Dor". El pueblo está situado en una montaña llena de cuevas. Tanto las cuevas como, como veremos pronto, las fuentes, se asocian con la evocación de espíritus.

El espíritu de Samuel aparentemente revela la identidad de Saúl a la mujer, porque de repente ella grita y le dice al rey: "¿Por qué me has engañado? ¡Tú eres Saúl!"

Solo después de asegurarle a la mujer que no le ocurrirá nada malo, ella le revela el espíritu de Samuel a Saúl. Al ver al difunto rey, Saúl cae al suelo y se dirige a Samuel.

«Estoy en gran angustia», dice. «Los filisteos me combaten, y Dios se ha apartado de mí. Ya no me responde, ni por profetas ni por sueños. Por eso te he invocado para que me digas qué hacer».

Samuel responde con una profecía aterradora que resulta ser cierta: "¿Por qué me consultas ahora que el Señor se ha apartado de ti y se ha convertido en tu enemigo? El Señor ha cumplido lo que predijo por medio de mí. El Señor ha arrebatado el reino de tus manos y se lo ha dado a uno de tus vecinos: David. Por no haber obedecido al Señor ni haber llevado a cabo su furia contra los amalecitas, el Señor te entregará a ti y a Israel en manos de los filisteos, y mañana tú y tus hijos estaréis conmigo. El Señor también entregará el ejército de Israel en manos de los filisteos".

¿Qué tipo de médium usa la mujer para conjurar el espíritu de Samuel? Aunque el método que usa para invocar al espíritu no está claramente explicado en la Biblia, es posible que esté usando algún tipo de espéculo, un objeto brillante que proyecta una imagen reflejada para facilitar la visión. Es posible que en la profunda claridad de tal reflexión se lleve a cabo la dolorosa búsqueda de la visión del rey Saúl.

Un sirviente de José se refirió a su uso de una copa de plata como espejo cuando dijo: "¿No es esta la copa en la que bebe mi señor, y con la que ciertamente adivina?". En un verso posterior, José elogió su talento al decir: "¿No sabéis que un hombre como yo puede ciertamente adivinar?".

Los antropólogos y otros que han visitado culturas tribales informan de métodos similares a los del Antiguo Testamento para consultar a los espíritus.

TRADICIÓN CHAMÁNICA

En Siberia, por ejemplo, los chamanes tungus usaban espejos de cobre para "colocar a los espíritus". En su idioma, la palabra "espejo" derivaba de la palabra "alma" o "espíritu", por lo que el espejo se consideraba un receptáculo para el espíritu. Estos chamanes afirmaban poder ver los espíritus de los muertos mirándose en espejos. La palabra "chamán", por cierto, proviene de la tribu tungus. El propósito del chamán es sanar los problemas de la vida cotidiana que surgen en la comunidad o en las personas.

En una época, los malgaches de Madagascar evocaban los espíritus de los muertos mediante elaboradas ceremonias grupales. Entre estos pueblos era costumbre hablar de las apariciones que habían visto de sus seres queridos difuntos y también hablar abiertamente de sus interacciones con estos espíritus. Los chamanes de la tribu iniciaban estas ceremonias contactando con los espíritus en espejos.

Al igual que el pasaje de Homero que describe las visiones de Odiseo, los indios pawnee de Norteamérica usaban la sangre como medio para mirarse en el espejo. Su método de mirarse en el espejo era similar al de los griegos. Cuando un miembro de la tribu mataba un tejón, los miembros mayores lo guardaban hasta la noche y luego lo desollaban. La sangre se vertía en un cuenco y los niños debían mirarse a la luz de la luna. Si se veían con canas, significaba larga vida; si la imagen era oscura e indistinta, el niño moriría de enfermedad; si no veían ninguna imagen, algún día sería asesinado por el enemigo.

Los africanos de Fez usaban un recipiente con agua para tener visiones. En el Egipto actual, un charco de tinta se usa de forma muy similar a como Odiseo usaba la sangre. Dee Halde, un viajero que visitó China a principios del siglo XVIII, registró que los videntes taoístas observaban en un caldero de agua los acontecimientos que ocurrían en todo el imperio. Los zulúes de África veneraban el recipiente de un jefe que, tras llenarse de agua, se usaba para realizar adivinaciones. Los chamanes del norte de África ecuatorial realizaban diagnósticos médicos mirando fijamente una olla con agua.

Uno de los usos más intrigantes de la contemplación en el espejo es el de la tribu Nkomis de Cap Lopez. La emplean en un ritual de virilidad que se lleva a cabo de esta manera: tras un largo ayuno, el iniciado es confinado en una choza. En un extremo de la choza se yergue una estatua de madera. Debajo de la estatua se coloca un paquete de huesos de alguien fallecido hace mucho tiempo. Frente a la estatua hay un espejo.

Se le pide al iniciado que se mire en el espejo hasta ver el rostro de un hombre. Cuando finalmente lo ve, se le pide que lo describa. Si logra describir al difunto cuyos huesos están en el paquete, pasa al siguiente paso del ritual de la virilidad.

En un libro reciente sobre las propiedades medicinales de las plantas, Richard Evans Schultes y Albert Hoffman, el químico que descubrió el LSD, hablan de una tribu de África Occidental que mantiene contacto con sus familiares fallecidos mediante una planta y un espejo. La planta, llamada iboga, es consumida en grandes cantidades por personas que luego se miran en un espejo.

Miembros de la tribu Bwiti han contado a los antropólogos que la combinación de planta y espejo les "abre la cabeza" para que su espíritu pueda ser llevado a "la tierra de los muertos". Un miembro de la tribu escribió un breve poema sobre su experiencia que se acerca lo más posible a la explicación verbal de lo sucedido:

“Me vi llevado por un largo camino en un bosque profundo, hasta que llegué a una barrera de hierro negro. En esa barrera, al no poder pasar, vi una multitud de personas negras que también lo estaban. A lo lejos... era muy brillante. Podía ver muchos colores en el aire... De repente, mi padre descendió del cielo en forma de pájaro. Me dio entonces mi nombre de Eboka y me permitió volar tras él por encima de la barrera de hierro”.

EL ESPEJO DE ALADINO, LAS NINFAS DE NUMA

El tema de los espíritus conjurados desde espejos también ha despertado la imaginación literaria de culturas distintas a la griega. Ahora me resulta evidente que varios cuentos de Las mil y una noches contienen descripciones de visiones en espejos. Por ejemplo, la historia de Aladino y su lámpara trata sobre la resurrección de espíritus. A diferencia de mi obra, la historia no trata de las almas de los difuntos, sino de espíritus de otro tipo llamados genios. Estos siniestros personajes eran capaces de conceder deseos a quien tuviera la suerte de borrarlos de las lámparas donde estaban encerrados.

La primera en frotar la lámpara en el cuento de Las mil y una noches es la madre de Aladino, quien la pule con arena para sacarle brillo y poder venderla. En el proceso, aparece un genio gigantesco que era tan aterrador como enorme.

"Dime qué quieres, señora", brama. "Soy tu esclavo y estoy en deuda con quien sostenga la lámpara".

La madre de Aladino estaba tan asustada que le suplicó a su hijo: "¡Por la leche con que te amamanté, tira la lámpara y el anillo!"

Es evidente que, al pulir la lámpara de metal, la madre de Aladino crea una superficie reflectante en la que se puede ver al genio como si fuera un espejo. Entonces, la visión parece abandonar la superficie reflectante y emerger al mundo físico.

Antiguamente, también se usaban lámparas de metal para la adivinación, una práctica llamada lampadomancia. Tengo una vieja lámpara de aceite de ballena de latón de la India, y entiendo por qué se originó esta tradición. He descubierto que, una vez pulida, es un excelente espejo para mirarse.

Todo esto me lleva a creer que la idea del genio que salió de la botella probablemente surgió de una visión en un espejo.

Los seres llamados ninfas aparecen en la mitología romana con la mención de Numa, el segundo rey de Roma. Él, como todos los romanos, creía en las hadas del agua que emergían del agua cristalina de las fuentes.

Queda claro que Egeria era un ser espejo al leer el comentario de San Agustín. En La Ciudad de Dios, escribe: «Numa mismo, al no haber sido instruido por ningún profeta de Dios, se vio obligado a recurrir a la hidromancia, haciendo que sus dioses (o más bien sus demonios) aparecieran en el agua y lo instruyeran en sus instituciones religiosas».

MITO DE LA MIRADA CELTA

Un manuscrito celta del siglo XII relata una aventura en la vida de Lludd, uno de los primeros reyes de Britania, en la que se utilizaba la contemplación de un caldero para capturar dragones problemáticos. Estos dragones emitían un grito tan horrible que «los hombres perdieron su color y su fuerza, las mujeres abortaron, los niños y las niñas perdieron la razón, y todos los animales, los árboles, la tierra y las aguas quedaron estériles». Estos dragones representaban un problema para el futuro de los dominios de Lludd, y tuvo que encontrar la manera de deshacerse de ellos. Consultó a su hermano, el rey de Francia, quien le dijo que los dragones podían ser conjurados en una tina de vino de miel y capturados en una tela de seda.

"Entonces los envuelves inmediatamente con la tela", dijo el hermano de Lludd, "y los entierras en un cofre de piedra y los cubres con tierra, en cualquier lugar que te parezca más seguro en tu reino".

Lludd hizo lo que le sugirieron: cubrió el vino de miel con la tela de seda y se quedó mirándolo hasta que aparecieron visiones de los dragones. Cuando finalmente quedaron atrapados en la seda, Lludd se deshizo de ellos.

La historia de Lludd es un eslabón en la historia continua del caldero, que aparece como una escena central en Macbeth de Shakespeare, donde tres brujas hierven un brebaje antiguo y conjuran apariciones a partir de sus nieblas burbujeantes.

Existen rituales en fuentes medievales para hacer aparecer espíritus y revelar información que, de otro modo, quienes los interrogaban desconocerían. Niños pequeños servían como observadores suplentes y veían espíritus que revelaban información. Los procedimientos para conjurar los espíritus de los difuntos a veces se incluían en colecciones de material médico, lo que plantea la posibilidad de que fueran realmente utilizados por médicos. Cabe preguntarse si esto era siquiera una forma de terapia para el duelo.

Algunas de estas técnicas aparecen en la gran obra de Goethe sobre el legendario Dr. Fausto. A lo largo de la leyenda de Fausto se revelan métodos para mirarse al espejo. Existen métodos para descubrir a un ladrón, viajar fuera del cuerpo, diagnosticar enfermedades e incluso uno para invocar nueve espíritus aéreos mirando dentro de un vaso lleno de agua de manantial.

Un Dr. Fausto de la vida real, una especie de doctor, vivió en el siglo XVIII en la figura del conde Cagliostro. Causó sensación internacional al enseñar a la gente a mirar fijamente superficies reflectantes y ver imágenes. Un escritor escribió sobre el espíritu de Cagliostro y cómo se le apareció y conversó con él en «cristales y bajo campanas de cristal».

UN MIRADOR LLAMADO 007

Quizás la historia más fascinante de magia sea la de John Dee, un destacado erudito e innovador de la Inglaterra isabelina. Nacido en 1527, se comprometió a dedicar su vida al aprendizaje y estudió día y noche, todos los días, durante su adolescencia. Su dedicación al estudio dio sus frutos. A los veinte años, ya era profesor en numerosas universidades, especialmente en Francia, donde sus excentricidades eran apreciadas.

También fue un inventor consumado, cuyo trabajo a veces lo metía en problemas. Cuando sus alumnos representaron una de las comedias de Aristófanes, Dee decidió enriquecer la producción construyendo un aparato de efectos especiales: un insecto gigante que parecía volar.

El bicho divirtió a la mayoría de los que lo vieron e incluso asustó a algunos. Los supersticiosos del público se pusieron de pie de un salto y gritaron "¡Hechicero!" cuando el dispositivo funcionó.

Las acusaciones de brujería lo persiguieron toda su vida. En una ocasión, incluso se impacientó tanto con la persecución que pidió ser juzgado para zanjar el asunto de una vez por todas. Como escribió en su petición al rey, un juicio así confundiría a esos "pueblerinos descerebrados, imprudentes, rencorosos y desdeñosos" que le hacían la vida tan miserable. Incluso dijo que con gusto sería apedreado si se demostraba la acusación de brujo o "invocador de demonios".

Se convirtió en un erudito reconocido internacionalmente cuando tenía veinte años y era un experto en técnicas y equipos de navegación. Escribió uno de los libros de texto estándar de matemáticas e inventó un dispositivo que ayudaba a los marineros a leer mapas.

Era colaborador de la reina Isabel, para quien trabajaba como una especie de agente de inteligencia privado. Se decía que ella estaba fascinada por los ojos de Dee y lo apodaba "Ojos". Por ello, cuando firmaba sus comunicaciones secretas con ella, lo hacía dibujando dos círculos uno al lado del otro para representar ojos y haciendo una marca sobre y al lado de los dos círculos que semejaba un siete, quizás para indicar su aprecio por el número de la suerte. La firma resultante se parecía a 007, el nombre en clave de James Bond, el espía moderno que también sirvió en el servicio secreto de Su Majestad.

Mientras estudiaba artefactos traídos de México por los españoles, Dee descubrió un espejo de obsidiana para la adivinación, aparentemente usado por los aztecas. Le sorprendió descubrir que podía ver visiones en él y pronto comenzó a usar este descubrimiento en su trabajo con la reina. Ella incluso fue a su casa un día para ver este extraordinario espejo.

Su vivienda era, de hecho, una combinación de museo, biblioteca y centro de investigación de la conciencia, donde conservaba diversas curiosidades y una de las mejores colecciones de libros del país. A pesar de sus conexiones reales y su alto estatus en el mundo académico, las masas incultas de Londres aún lo consideraban un hechicero. En una ocasión, miembros celosos de la corte de la reina incitaron a estas personas supersticiosas a amotinarse contra Dee. Atacaron e incendiaron su casa mientras viajaba al extranjero. Un relato de este suceso cuenta que Dee vio arder sus libros desde lejos, viendo imágenes de ello en su espejo de obsidiana. El relato dice que lo aceptó estoicamente, ya que no podía hacer nada al respecto.

En la casa destruida, Dee había reservado una cámara para tener visiones en el espejo. Con gran esmero, registró estas visiones en un manuscrito extenso y detallado, del cual solo se conserva una parte. En estos escritos, describe espíritus que aparecen primero en el espejo y luego emergen como si estuvieran en la cámara.

Uno de estos espíritus, una joven llamada Madimi, se aparecía con regularidad y parecía caminar por la habitación. Dee también registra que estos seres hablaban e incluso, al parecer, conversaban con él. Por ejemplo, uno de estos seres, a quienes Dee llama ángeles, le transmitió esta sabiduría universal: «La ignorancia fue la desnudez con la que fuiste atormentado al principio, y la primera plaga que azotó al hombre fue la falta de ciencia;... la falta de ciencia te impide conocerte a ti mismo».

Los eruditos han dejado de lado durante mucho tiempo los informes de Dee, descartándolos como imposibles, pero creo que él estaba evocando sabiduría y seres desde las profundidades de la mente inconsciente.

Sin embargo, Dee no creía estar haciendo eso. El gran científico estaba empleando todo su poder para alcanzar a Dios. Esperaba que, mediante la comunicación con los ángeles, pudiera unir a católicos y protestantes bajo una misma creencia cristiana: el amor universal. A pesar de las advertencias de los líderes de ambas iglesias de que estaba a punto de ser juzgado por hereje, Dee continuó divulgando sus comunicaciones con ángeles.

La creencia de Dee de hablar con ángeles a través de su espejo de obsidiana no le benefició en la corte real. Jacobo I había sucedido a Isabel en 1603 y era muy susceptible a cualquier indicio de brujería. Dado que Dee había sido un servidor tan leal de la reina Isabel, el nuevo rey ignoró las acusaciones de conjuro que algunos miembros del clero querían presentar contra él, pero lo desterró de la corte real.

Condenado al ostracismo por sus colegas científicos, Dee falleció en 1608. Pasó sus últimos días al cuidado de su hija, quien a veces se veía obligada a vender sus preciados libros para conseguir comida.

Tras su muerte, un manuscrito cuidadosamente preparado de sus obras sobre la observación en el espejo desapareció durante décadas. Reapareció en la pescadería londinense, que usaba sus páginas para envolver pescado. El manuscrito podría haberse perdido para siempre de no haber sido descubierto por un académico que leyó por casualidad los envoltorios de su pescado.

VISIÓN PRESIDENCIAL EN EL ESPEJO

Un presidente también ha encontrado iluminación a través de visiones en el espejo. La noche de las fatídicas elecciones de 1860, Abraham Lincoln se reclinó, exhausto, en el sofá. De repente, en un espejo cercano, vio una extraña doble imagen de sí mismo: una tal como era y otra pálida y fantasmal.

Lincoln le contó a su esposa, Mary, esta experiencia. La Primera Dama interpretó la visión de esta manera: le dijo que sería elegido para un segundo mandato, pero que luego moriría en el cargo. Su visión reflejada y su interpretación resultaron proféticas.

Resulta sorprendente, dada la universalidad del deseo de reencontrarse con los seres queridos fallecidos, que la práctica de mirarse al espejo casi haya desaparecido. Una razón parece ser que quienes la practican han mantenido el secreto profesional sobre sus técnicas.

El hecho de que la fumigación y un baño ritual siguieran a la evocación en Éfira implica que los facilitadores, quienesquiera que fueran, sabían que se necesitaban rituales de "procesamiento" para facilitar el regreso a la realidad de los buscadores de apariciones.

El conmovedor gesto de la mujer de Endor de alimentar a Saúl antes de que él partiera muestra que ella también comprendía la necesidad de ser consolada después de esas experiencias.

También ha habido represión religiosa. Las organizaciones religiosas con ideologías rígidas buscan disuadir a las personas de buscar experiencias directas en el ámbito espiritual. Dado que la práctica de mirarse al espejo brinda acceso a su universo espiritual, los líderes de diversas religiones (no solo el cristianismo, sino también muchas otras religiones estatales) la ocultaron. Muchas religiones demostraron su amor por la humanidad quemando en la hoguera a estos transgresores o eliminándolos de otras formas.

Es importante destacar que la sociedad siempre ha tratado con dureza a quienes perturban el consenso. Pocos principios de la vida humana, ya sean cognitivos o sociales, son más sagrados que la noción de que existe una brecha insalvable entre el mundo de los vivos y el reino de los muertos. Quienes traspasan esa frontera se exponen al escrutinio más riguroso.

HISTORIA FALSA

Es muy probable que algunas falsedades se registraran como ciertas y se difundieran para alejar a la gente de los lugares donde se conjuraban los espíritus de los muertos. O, quizás, los supuestos facilitadores no entendían las técnicas e intentaron falsificarlas. Hay un indicio de esto en un pasaje de las obras de Hipólito, obispo de Roma del siglo II, quien escribió para condenar las diversas herejías ocultas:

Pero tampoco guardaré silencio respecto a la picardía de estos hechiceros, que consiste en la adivinación mediante el caldero. Para crear una cámara cerrada y untar el techo con cianuro [una pintura azul oscuro] para su uso inmediato, introducen ciertos recipientes de cianuro y los extienden hacia arriba. El caldero, sin embargo, lleno de agua, se coloca en el centro del suelo, y el reflejo del cianuro al caer sobre él presenta la apariencia del cielo. Pero el suelo también tiene una abertura oculta, sobre la que se coloca el caldero, previamente provisto de un fondo de cristal, aunque él mismo es de piedra. Debajo, sin embargo, desapercibido para los espectadores, hay un compartimento, en el que los cómplices, reunidos, aparecen revestidos con las figuras de los dioses y demonios que el mago desea exhibir.

Hay muchas razones por las que algunas personas, en particular las que trabajan en instituciones o en profesiones, desearían evitar mirarse al espejo. Las razones van desde el fervor fundamentalista hasta el miedo a la superstición.

No pretendo insinuar que todos los que se miran al espejo sean personas honestas con buenas intenciones. Ha habido tantos fraudes en este campo como en cualquier otro, desde la medicina hasta la fontanería.

¿Deberíamos descartar algo útil porque algunos lo abusan o porque va en contra de la corriente principal? No creo que debamos. La historia ha demostrado el valor de mirarse al espejo, así como sus defectos. También ha demostrado la disposición de algunos a luchar por lo que creen.

Me viene a la mente el desafiante y estoico John Dee. Retó a los ciudadanos de Inglaterra a que lo juzgaran por brujería. Incluso fue encarcelado durante seis meses por sus "lascivas prácticas de conjuro". Aun así, seguía pasando tiempo mirándose en su espejo de obsidiana, anotando con valentía los relatos de los espíritus que encontraba en su cristalina profundidad.

Uno podría preguntarse por qué una figura intelectual tan importante en la Inglaterra isabelina arriesgaría su reputación de esta manera. ¿Acaso no le complicó mucho la vida? De hecho, sí. Pero buscaba el conocimiento absoluto y quería saber todo lo posible sobre sí mismo y el mundo que lo rodeaba. El ridículo, obviamente, significaba poco para un hombre que escribió en sus diarios: «Puedo y debo profesar, en primer lugar, con Verdad y Sinceridad, que el fin que me propongo no es satisfacer la curiosidad, sino hacer el bien».

 

III - Un psicomanteum moderno

 

Los que sueñan de día conocen muchas cosas que escapan a los que sueñan sólo de noche. —Edgar Allan Poe

Después de investigar el papel de la mirada al espejo a través de la historia, decidí intentar facilitar encuentros visionarios con los difuntos de forma similar a como lo hacían los griegos.

Concebí un procedimiento mediante el cual se podrían evocar apariciones de muertos ante personas vivas. Ante la pregunta de si sería seguro llevar a cabo tal procedimiento? consulté al Dr. William Roll, uno de los principales expertos mundiales en apariciones de difuntos, quien me informó que nunca había descubierto un caso en el que una aparición hubiera causado daño a alguien. De hecho, a diferencia de la imagen popular que se retrata en  películas y libros de terror, consideraba que estas experiencias eran beneficiosas ya que aliviaban el dolor o incluso lo eliminaban.

Primero, necesitaba un entorno especial donde se pudiera llevar a cabo el procedimiento. Para lograrlo transformé la planta alta de mi antiguo molino de harina en Alabama en un psicomanteo moderno, versión modernizada de los que se encontraban en la antigua Grecia con el mismo objetivo: ver apariciones de difuntos.

Se reservó una habitación para usarla como cámara de apariciones. En un extremo de la habitación se colocó en la pared un espejo de metro veinte de alto y metro y medio de ancho. El borde inferior del espejo estaba a un metro del suelo.

Se preparó un cómodo sillón quitándole las patas para que la parte superior del reposacabezas quedara a un metro del suelo. El sillón se colocó a un metro del espejo y se inclinó ligeramente hacia atrás. Esto se hizo para mayor comodidad, pero también para evitar que el reflejo del observador se viera en el espejo. De hecho, el ángulo del sillón creaba una visión nítida y profunda del espejo, que reflejaba únicamente la oscuridad detrás de la persona que observaba. El resultado era una oscuridad cristalina.

Este remanso de oscuridad estaba asegurado por la cortina de terciopelo negro que rodeaba la silla desde el techo. Se usó una barra curva para que la cortina rodeara el área alrededor de la silla y el espejo, creando una cabina o cámara con cortinas. Dentro de esta cámara de apariciones, justo detrás de la silla, se colocó una pequeña lámpara de vitral con una bombilla de quince vatios. Cuando se apagaban las luces de la habitación y se impedía la luz exterior con persianas y gruesas cortinas, esta pequeña luz proporcionaba la única iluminación de la habitación.

Esta sencilla habitación, con su luz tenue, su entorno oscuro y la nítida profundidad del espejo, proporcionaba el entorno ideal para contemplarme. Ahora estaba listo para poner a prueba mis teorías.

EL ESTUDIO INICIAL

La pregunta inicial era simple: ¿Es posible facilitar de forma constante las apariciones de seres queridos fallecidos en personas normales y sanas? Para examinar esta sencilla pregunta reuní a diez sujetos de prueba dispuestos a dedicar el tiempo necesario al experimento.

Como ocurre con la mayoría de los estudios de esta naturaleza, tuve criterios para los sujetos de prueba:

Deben ser personas maduras interesadas en la conciencia humana.

Deben ser emocionalmente estables, curiosos y elocuentes.

Ninguno de los sujetos podía tener trastornos emocionales o mentales, para disminuir la probabilidad de que el procedimiento causara una mala reacción.

Ninguno de los sujetos podía tener ideologías ocultas, ya que tales inclinaciones podrían complicar el análisis de los resultados.

Contacté a varias personas que conocía y que cumplían estos criterios. Entre ellas se encontraban consejeros, psicólogos, médicos, estudiantes de posgrado y profesionales de otros campos.

El proyecto se explicó detalladamente a todos los participantes. Les expliqué que intentábamos evocar la aparición de una persona fallecida cercana a ellos y a quien quisieran volver a ver. Se les pidió que seleccionaran algunos recuerdos, objetos que pertenecieron al difunto y que estuvieran profundamente vinculados a él. Los llevarían al psicomanteum el día de la prueba.

Programé sus sesiones asegurándome de tratar solo un tema a la vez. Se les pidió a todos que llegaran a las diez de la mañana del día señalado y que trajeran recuerdos e incluso álbumes de fotos si los tenían. También se les pidió que vistieran ropa holgada y calzado cómodo.

Un desayuno ligero estaba bien, pero se pidió a los sujetos que se abstuvieran de beber café, té o cualquier otra bebida que contuviera cafeína.

Al llegar, el sujeto y yo dimos un tranquilo paseo por el campo. En estos paseos exploramos la motivación de la persona para intentar ver al difunto. Se le dijo que no había garantía de que se viera una aparición. Por supuesto, era cierto. No había forma de que yo pudiera prometer que se vería una aparición, pero mi otra razón para hacerlo era más sutil. Quería eliminar cualquier presión para tener una experiencia. Dicha presión podría causar ansiedad y reducir las posibilidades de tener una experiencia aparicional.

Después del paseo vino un almuerzo ligero con sopa, ensalada, fruta y jugo de fruta o refresco descafeinado. Luego nos sentamos a conversar largamente hablando en detalle sobre la persona fallecida y la relación que había existido entre ambos. Exploramos aspectos como el tipo de persona que había sido el difunto, su apariencia, sus hábitos; prácticamente todos los aspectos de su personalidad.

Normalmente, el tema traía a la memoria recuerdos importantes y conmovedores. A lo largo de la conversación, los recuerdos estuvieron presentes y fueron frecuentemente abordados por el sujeto. Algunos de estos recuerdos fueron muy conmovedores. Un hombre trajo el equipo de pesca de su padre. Una mujer trajo el sombrero de su hermana. Estos objetos funcionaron como recuerdos conmovedores y tangibles del difunto.

Antes de que algunos sujetos entraran en la cámara de apariciones, los hice acostar en una cama construida al efecto con un cómodo sillón reclinable con altavoces, la cama induce un profundo estado de relajación con música que impregna el cuerpo del sujeto por conducción ósea. Utilicé esta cama con aproximadamente la mitad de los sujetos para profundizar su nivel de relajación.

Estas sesiones preparatorias duraban hasta el anochecer. Luego, se acompañaba al sujeto a la cabina de observación, se encendía la lámpara interior y se apagaba toda luz restante de la habitación. Se le pedía que se mirara profundamente en el espejo y se relajara, despejando su mente de todo lo que no fuera el recuerdo de la persona fallecida. Podía permanecer en la cámara todo el tiempo que quisiera, pero se le pedía que no llevara reloj para evitar la tentación de mirar la hora.

Un asistente permanecía en la sala contigua durante toda la sesión, preparado para brindar la ayuda necesaria. Cuando el paciente salía se llevaba a cabo una sesión prolongada de procesamiento de la información durante la cual hablaba sobre lo sucedido. Se permitía expresar sus sentimientos y hablar de toda la experiencia hasta que sintiera que no había nada más que decir. En ocasiones estas sesiones informativas se prolongaban más de una hora. Me aseguré de no interferir ni apresurarlas. La sesión no terminaba hasta que el paciente decidía su fin.

"LO QUE VI ERA LA PERSONA REAL"

Un caso típico fue el de un hombre que quería ver a su difunta madre. Acudió a mí tras escuchar una charla que di en Nueva Jersey en la que hablé de las posibilidades de mirar el espejo.

Me contó que su madre había fallecido el año anterior y que la extrañaba mucho. Su padre falleció cuando él era joven. Como resultado, desarrolló un vínculo inusualmente fuerte con su madre y había sufrido profundamente desde su muerte.

Investigué su historial personal. Tenía unos cuarenta y tantos años y ocupaba un alto cargo en una firma de contabilidad pública certificada, en la ciudad de Nueva York. Nunca había recibido tratamiento por problemas psicológicos.

Pensé que sería un excelente sujeto para el proyecto de investigación. No solo estaba dispuesto a comprender el proceso, sino que cumplía con los criterios que he descrito para participar en el estudio.

Me emocioné cuando me pidió volar y pasar un día conmigo. Cuando llegó para su sesión, seguimos el protocolo que describí anteriormente. Por la mañana, dimos un largo paseo por el campo y hablamos sobre sus motivaciones para querer ver a su difunta madre. Siempre he considerado que el ejercicio es una forma tremendamente efectiva de liberar los pensamientos. Incluso hay psicólogos que incluyen caminar y correr en su terapia habitual. Así fue con este sujeto. Mientras caminábamos, empezó a contar historias de su madre, y mientras contaba los sacrificios como madre soltera los recuerdos lo conmovían claramente.

"Estuvo muy enferma al final de la vida", dijo. "Supongo que una de las razones por las que quiero volver a verla es para asegurarme de que sea feliz dondequiera que esté".

Después de comer revisamos álbumes de fotos. Las primeras mostraban a una mujer robusta y feliz, pero las del final del álbum mostraban a una mujer devastada por la edad y la enfermedad. En algunas, el rostro de este hombre estaba pegado al de su madre. Aunque sonreía, las fotos dejaban claro que el delicado estado de salud de su madre lo estaba afectando profundamente.

Examinamos los recuerdos que había traído. Había un suéter, junto con un sombrero que había usado de joven.

"La ropa tiene memoria", dijo, explicando recuerdos. "Quería traer algo que me recordara cómo se sentía e incluso cómo se movía".

Por la noche lo llevé a la cámara de las apariciones y le expliqué el procedimiento. Luego lo dejé solo. Casi una hora después, salió. Lucía una amplia sonrisa y lágrimas corrían por sus mejillas. Estaba eufórico por lo sucedido. Nos sentamos en mi oficina, donde contó lo que había visto:

¡No hay duda de que la persona que vi en el espejo era mi madre! No sé de dónde venía, pero estoy convencido de que era la persona real. Me miraba desde el espejo. No podía distinguir qué ropa llevaba puesta, pero sí que tenía unos setenta y tantos años, más o menos la misma edad que tenía cuando murió. Sin embargo, se veía más sana y feliz que al final de su vida.

Sus labios no se movieron, pero me habló, y escuché claramente lo que tenía que decir. Dijo: «Estoy bien», y sonrió feliz.

Me quedé lo más relajado posible y la miré fijamente. Sentía un hormigueo en las manos y el corazón se me aceleraba. Entonces decidí hablar con ella. Le dije: «Me alegra volver a verte». «Yo también», respondió. Eso fue todo. Simplemente desapareció.

La experiencia le ayudó a relajarse ante la muerte de su madre. "Solo por lo que vi y oí, puedo ver que ya no sufre como en sus últimos días", dijo. "Eso solo me quita mucho estrés de la vida".

El sujeto estaba seguro de que su madre estaba realmente en ese espejo, pero no estaba preparado para decir de dónde provenía la imagen. Quizás fue algún tipo de recuerdo, o quizás realmente el cuerpo espiritual de su madre, dijo. Pero sea cual fuere la respuesta, no pudo darla. «No sé exactamente qué lo causó, pero sí sé que vi a mi madre».

RESULTADOS SORPRENDENTES

Incluso antes de que un solo sujeto fuera guiado a través de una sesión de observación en el espejo, supuse que solo un pequeño porcentaje de los sujetos —quizás uno de cada diez— experimentaría una aparición. También creía que todos los sujetos dudarían de la "realidad" del encuentro y no estarían seguros de si lo que había sucedido era "real" o solo "imaginario".

Sin embargo, la imagen que surgió de la experiencia es radicalmente diferente de lo que imaginé inicialmente. Tras guiar a tan solo diez personas a través del proceso de facilitación visionaria, me di cuenta de que era posible replicar la experiencia humana común de ver apariciones de personas fallecidas. De las diez personas a las que guié en el proceso, cinco vieron apariciones de sus familiares fallecidos. Más tarde, tras mejorar mis instalaciones y perfeccionar mi técnica, realicé facilitaciones visionarias con resultados aún mejores. Aún recuerdo esas primeras investigaciones y me maravillo con esos primeros estudios de caso.

"HAZLE SABER A MI MADRE QUE ESTOY BIEN"

Uno de mis sujetos favoritos de estos primeros casos fue el de un médico de la Costa Oeste que vino a reunirse con su difunta tía. En cambio tuvo un reencuentro inesperado con su sobrino fallecido. El encuentro lo dejó en una situación incómoda. Aunque fue solo una experiencia auditiva, el sujeto quedó firmemente convencido de haber hablado con el niño. Aquí está su historia en sus propias palabras:

“En realidad, no había planeado encontrarme con mi sobrino mientras estaba en la sala de apariciones. Me quedé allí sentado durante lo que me pareció un largo rato. Mientras intentaba forzar una visión no surgía nada significativo. De repente, dejé de forzarla y simplemente me relajé. Pensaba: «Bueno, no voy a poder tener mi aparición».

Fue entonces cuando, de repente, sentí con mucha fuerza la presencia de mi sobrino, quien se había suicidado. Tenía una relación muy estrecha con él y se llamaba como mi padre y yo.

Sentí su presencia con mucha fuerza y ​​escuché su voz con mucha claridad. Me hablaba. Me saludó y me dio un mensaje muy sencillo. Dijo: «Hazle saber a mi madre que estoy bien y que la quiero mucho».

Esta experiencia fue muy profunda. Sabía que él estaba allí conmigo. No vi nada, pero tuve una fuerte sensación de él y de su presencia. Esta voz es diferente a simplemente tener un pensamiento y no es exactamente como la experiencia habitual de escuchar una voz. Es como si alguien me hablara mentalmente. No puedo decir exactamente qué es, pero sí puedo decir lo que no es. Es una forma de comunicación. Estoy seguro de que estaba en comunicación con mi sobrino·.

Este encuentro planteó un dilema al médico. Estaba completamente seguro de haber estado en presencia de su difunto sobrino. También sentía la obligación de hacer lo acordado: transmitirle el mensaje de su sobrino a su hermana. No estaba seguro de cómo reaccionaría su hermana ante la noticia y si pensaría que había perdido la cabeza.

Me contó que, había decidido abordar el tema contándole a su hermana que había tenido un sueño extremadamente vívido. Cuando hablé con él ocho meses después, decidió contarle a su hermana la verdad sobre cómo se había producido el encuentro y ella se mostró muy comprensiva con la experiencia de su hermano.

"Él me estaba abrazando".

Una mujer vino a ver a su difunto abuelo. Trajo un álbum de fotos y le confesaba abiertamente su amor mientras hojeaba las páginas. Aunque entró en el espejo esperando ver a su abuelo ninguno de nosotros estaba preparado para lo que sucedió. No solo vio y habló con su abuelo sino que él también salió del espejo y la consoló cuando  rompió a llorar al verlo de nuevo.

“Me alegré tanto de verlo que empecé a llorar. A través de las lágrimas aún podía verlo en el espejo. Entonces pareció acercarse y debió salir del espejo porque lo siguiente que sentí fue que me abrazaba. Sentí como si me dijera algo así como: "No pasa nada, no llores".

Sin darme cuenta, se había ido. Todavía siento su tacto. También siento calor, como si alguien me hubiera abrazado.

Fue genial volver a verlo. Estaba feliz y eso es bueno. Aunque lo extraño, me alegra saber que está feliz donde está”.

Me sorprendió que sintiera el abrazo de su abuelo, a pesar de que los encuentros táctiles con fantasmas son bastante comunes en la investigación parapsicológica. En un estudio, el 13 % de los contactos con los muertos fueron táctiles, lo que significa que la persona sintió el fantasma. Un ejemplo típico son las viudas que sienten a sus esposos fallecidos, a menudo mientras están en la cama por la noche o la mañana. Aunque conocía las investigaciones sobre la "sensación" de fantasmas en la literatura científica, no esperaba que esto sucediera con los participantes de este estudio. No solo le ocurrió a este sujeto, también a otros.

"ESTÁS VIVIENDO DE LA MANERA CORRECTA"

Un ejemplo de visión auditiva proviene de una mujer sudamericana que acudió al psicomanteum con la esperanza de ver la aparición de su difunto esposo. Él tenía poco más de cuarenta años cuando falleció el año anterior de ataque al corazón.

La mañana de su muerte ingresó voluntariamente en el hospital con fuertes dolores en el pecho. Los médicos le realizaron varias pruebas estándar pero no encontraron anomalía cardíaca. Más tarde le dieron el alta y regresó a casa. Unas horas más tarde, mientras él y su familia se preparaban para cenar, se agarró el pecho y cayó muerto al suelo.

La esposa no estaba preparada para la pérdida de su esposo. De repente, se encontró siendo la única que sustentaba a sus cuatro hijos.

Hablamos sobre qué esperaba obtener de la facilitación visionaria. Su principal preocupación, dijo, era asegurarse de que su esposo estuviera bien en el más allá. También quería saber si aprobaba la forma en que dirigía los asuntos familiares. Su vida se había vuelto extremadamente agitada, pues parecía estar trabajando constantemente para cumplir con todos los papeles de una madre viuda. El estrés le contraía el rostro al hablar de la vida sin su esposo.

"Nunca sé si estoy haciendo lo correcto, pero no puedo detenerme a pensarlo", dijo. "Tampoco puedo relajarme. He consultado con psicólogos y médicos, pero no han logrado tranquilizarme".

Tras seguir los procedimientos habituales, llevé a esta paciente a la cámara de las apariciones. Aquí, en sus propias palabras, está lo que sucedió:

“Vi muchas nubes, luces y movimiento de un lado a otro del espejo. También había luces en las nubes que cambiaban de color. Por un momento pensé que lo vería. Pero no fue así.

En cambio, de repente sentí su presencia. No lo vi, pero sabía que estaba a mi lado. Entonces lo oí hablar. Me dijo: «Adelante, estás viviendo bien y criando bien a tus hijos».

Entonces empezamos a ver en el cristal cosas de nuestra vida juntos. Las revivíamos. Por ejemplo, pude vernos en la sala de partos cuando él estuvo conmigo en el nacimiento de uno de nuestros hijos. Me alegré mucho de tenerlo allí cuando eso ocurrió, y fue como si lo viviéramos de nuevo. Recordé muchas otras cosas que habíamos hecho juntos, y me sentía tan feliz mirándolas ahora como había estado con él.

¿Tenía miedo? No tenía miedo, en absoluto. Al contrario, estaba más tranquila que nunca desde que murió. Sabía que allí no iba a pasar nada malo. Estaba con mi marido, ¿cómo podía pasar algo malo?

He sentido que estuvo con nosotros todo este último año. Sé que murió porque lo vi, pero realmente sentí que estaba con nosotros. Pero nunca había experimentado su presencia como aquí. Estábamos experimentando lo mismo que cuando estaba vivo.

Ahora quiero continuar esta experiencia con otra. Lo siento más cerca y quiero intensificarla con otra aparición en la cabina para ver si realmente puedo verlo”.

Al día siguiente, esta paciente volvió a probar la facilitación visionaria. Se sintió aún más relajada con las técnicas y los resultados fueron mucho mejores que el día anterior. Esta vez, pudo oír a su esposo hablándole con voz clara. Aunque no lo veía, podía sentirlo a su lado.

“Vi más de nuestra vida juntos, pero hoy fue diferente. Vi algunos destellos de él en el espejo, pero lo oí muy claramente hablándome. Era como si estuviera allí en la habitación, y mientras yo pensaba preguntas, él las respondía.

Le daba pena que mi vida fuera tan dura. Pero dijo que era lo que tenía que hacer ahora y que no debería tomármelo tan a pecho.

Me alegré muchísimo. Quería abrazarlo, pero sabía que era imposible. Aun así, fue maravilloso saber que está con nosotros cuando lo necesitamos”.

La paciente se sintió inmediatamente aliviada por ambas experiencias. Gran parte del estrés que le había marcado el rostro antes de mirarse al espejo había desaparecido. Sonrió felizmente después de las sesiones, cuando antes no sonreía en absoluto.

En su caso, la facilitación visionaria tuvo dos efectos. Le aseguró que su esposo ya no sufría, sino que estaba muy entusiasmado con su situación. «Sé que está bien», dijo. «Me ha dicho que está bien a través de esta experiencia». Para ella era importante saber esto, sobre todo porque había fallecido de forma tan repentina y dolorosa. Esta experiencia satisfizo su necesidad de que la vida de su esposo tuviera un final feliz.

El contacto con su esposo también le sirvió para confirmar que estaba haciendo lo correcto como madre. Desde su fallecimiento, esta mujer había tenido dos trabajos, además de la jornada completa de criar a sus cuatro hijos. Llevaba a cabo la increíble tarea de ser madre en solitario y siempre se preguntaba si su esposo aprobaría su labor como madre. Ahora sí la tenía. En cada una de las sesiones de reflexión, su esposo le había expresado su convicción de que ella criaba a sus hijos lo mejor que era posible y de una manera que él aprobaba.

"Ahora puedo estar segura de cosas que antes no tenía", me dijo. "Ahora estoy convencida de que él está conmigo. Intenta ayudarme en todo momento".

La paciente abandonó el psicomanteo sintiéndose profundamente aliviada. En muchos sentidos, el doloroso año anterior había dado un giro completo. Ahora se sentía relajada y segura, lista para afrontar el futuro. «Ahora tengo la confirmación y siento que puedo seguir adelante y vivir mi vida con otra visión del futuro», dijo. «Ya no tengo que preocuparme».

"ESTOY BIEN Y TE AMO"

Otro sujeto, cirujano de una ciudad del este, buscaba reencontrarse con su madre fallecida en 1968. Sentía una gran deuda de gratitud con ella por su éxito personal. La había extrañado mucho a lo largo de los años y a menudo se preguntaba cómo sería su vida si su madre aún viviera. Con el simple deseo de volver a verla este hombre entró en la cabina de apariciones. Salió con esta historia:

“Entré a la cabina un poco aprensivo, sin estar muy seguro de que esto fuera a funcionar. Me quedé allí sentado un buen rato, intentando desconectar y encontrar el estado adecuado. Finalmente me relajé tanto que creo que empecé a dormitar.

En ese momento, mientras me miraba en el espejo, una especie de sustancia vaporosa cubrió el cristal. De esta niebla surgió una figura que se formaba, sentada en una especie de sofá.

Al principio solo veía el contorno de la aparición y no veía ningún detalle. Luego, más adelante, quizá un minuto después, se empezó a mostrar algunos rasgos. Y no aparecieron todos a la vez. Eran más bien como las imágenes computarizadas que se ven en la televisión. La cara se fue llenando de arriba abajo, y después de un rato, dije: «Esa es mi madre».

"¿Cómo estás?" pregunté.

Sus labios no se movieron, pero recibí una comunicación mental de ella que decía: "Estoy bien y te amo".

Le hice otra pregunta: "¿Sentiste algún dolor cuando moriste?"

"Ninguno", la oí decir. "La transición a la muerte fue fácil".

Al principio verbalicé mis preguntas, simplemente las dije en voz alta. Pero antes de formularlas la respuesta me venía a la mente. No se oía su voz, solo sabía lo que decía.

Le hice más preguntas, solo con pensarlas. "¿Qué opinas de la mujer con la que pienso casarme?", pregunté.

"Será una muy buena decisión", respondió. "Deberías seguir esforzándote por mantener la relación y no ser el mismo de antes. Intenta ser más comprensivo".

Esto duró unas diez preguntas, y luego se desvaneció y ya no pude hablar con ella. Intenté con todas mis fuerzas que volviera, pero había tanta emoción que no pude. Cuando terminó, estaba profundamente conmovido”.

IMPRESIONADO POR LOS RESULTADOS

Estos primeros casos me dejaron atónito. Aunque millones de personas tienen visiones de seres queridos fallecidos cada año, los científicos siempre han sostenido que estas apariciones ocurren espontáneamente y no pueden ser forzadas. Los encuentros visionarios ocurren cuando ocurren, afirmaban la mayoría de los investigadores, y no pueden ser facilitados.

Había creído que era cierto, pero aún tenía mis dudas. Ahora las había llevado a cabo en un entorno clínico.

Al igual que los antiguos griegos, diseñé un psicomanteum, al que la gente podía acudir para consultar con los espíritus de los difuntos. Era evidente que, con la preparación adecuada, se podían ver apariciones de seres queridos fallecidos mediante esta técnica.

Me pareció una idea emocionante y útil. Las personas entristecidas por la pérdida de un ser querido podrían manejar su duelo de forma más directa. En lugar de contar a un terapeuta cómo se sienten por la pérdida de su cónyuge o un hijo, podrían hablar directamente con el ser querido.

Gracias a mi trabajo en estudios sobre experiencias cercanas a la muerte, sé que ver a seres queridos fallecidos son sumamente terapéutico. Encontrarse con familiares fallecidos es un elemento de la experiencia cercana a la muerte que evita que sea un suceso aterrador o traumático. Las investigaciones han demostrado que las experiencias cercanas a la muerte transforman la vida de las personas al reducir su miedo a la muerte. Una razón por la que pierden el miedo es que ven que sus familiares fallecidos son felices en el más allá.

La resolución del duelo resulta tanto de ver una aparición como de tener una experiencia cercana a la muerte, y esta es una de las similitudes entre ambas experiencias. Los encuentros visionarios con seres queridos fallecidos no son aterradores. Al contrario, suelen ser experiencias positivas que infunden esperanza y una sensación de bienestar, felicidad y cercanía espiritual con el difunto.

Por ejemplo, un hombre en Pensilvania perdió a su hija favorita en un accidente. Ella había ido a nadar a un lago con varios amigos y se ahogó. El hombre fue al lago y esperó estoicamente en la orilla hasta que los buzos sacaran su cuerpo a la superficie. Luego lo acompañó a la morgue y se encargó de todos los preparativos para el funeral.

Dos días después, el día del entierro, el hombre se estaba poniendo la corbata frente al espejo del baño cuando la hija muerta apareció repentinamente junto a él. Todavía llevaba puesto el traje de baño y estaba empapada, como si la acabaran de sacar del lago. Se paró junto a su padre y le puso la mano en el hombro. Luego lo besó en la mejilla, le dijo: «Adiós», y desapareció.

Esta historia me la contó la otra hija de este hombre, quien insistió en que su hombro y el costado de su cara estaban mojados cuando salió del baño y le contó a su familia la notable experiencia.

"Contó esa historia hasta el día de su muerte", dijo la mujer. "Le preguntaban si le daba escalofríos, pero no. Se sintió muy reconfortado al verla una vez más".

Emocionado por las posibilidades que ofrecía el mirarme al espejo, decidí seguir adelante con la investigación.

 

IV - El teatro de la mente

 

Explora aquello de lo que te burlas por querer explorar. —Fuente desconocida.

En la primavera de 1990, al darme cuenta de que necesitaba un espacio especial para seguir investigando sobre la observación en el espejo decidí, como ya mencioné, convertir mi antiguo molino en un espacio adecuado. Lo llamé el Teatro de la Mente. En el teatro se han combinado diversos elementos: arte, música, juego, relajación, actividad creativa, ejercicio físico, naturaleza, estados hipnagógicos, ilusiones perceptivas, estimulación intelectual y humor, para propiciar una atmósfera que facilita de forma natural la creación de estados alterados de conciencia.

El teatro es tan polifacético que es a la vez templo, sala de adivinación, centro de retiro espiritual, museo de arte, escuela, biblioteca y casa de la risa. Además, rescata algunas de las instituciones del mundo antiguo, olvidadas durante mucho tiempo, como los oráculos griegos de los muertos; los templos de incubación de sueños de Asclepio; y el Museion, precursor de nuestros museos, donde la gente acudía a buscar inspiración en las Musas. Todo esto se combinaba para crear un entorno propicio para encuentros visionarios.

FACTORES QUE FACILITAN LOS ESTADOS ALTERADOS

Mi estrategia ha sido incorporar tantos factores conocidos que facilitan la transición a estados alterados de realidad como sea posible. Los objetivos generales del Teatro de la Mente son la educación, el entretenimiento, el crecimiento espiritual y la terapia del duelo mediante estados alterados de consciencia. Los siguientes factores contribuyen a alcanzar estos estados alterados de consciencia:

LA BELLEZA DE LA NATURALEZA

Las maravillas de la naturaleza pueden provocar experiencias místicas y espirituales. Algo profundo en el ser humano se conmueve profundamente ante la belleza natural.

Para ofrecer una potente explosión de contacto con la naturaleza, el Teatro de la Mente se ubica en un antiguo molino harinero junto a un arroyo en una apartada zona rural de Alabama. Numerosas criaturas salvajes deambulan por las orillas del arroyo frente a las ventanas de la sala, y el denso y verde bosque ofrece aislamiento de la civilización y permite a los huéspedes pasear y conectar con la naturaleza durante su estancia.

ALTERACIONES EN EL SENTIDO DEL TIEMPO

Las personas que experimentan estados alterados de consciencia suelen reportar una distorsión de su sentido del tiempo durante estos episodios. Para ayudar a los sujetos a perderse en el tiempo, les pido que no usen reloj. También me aseguro de que no haya relojes a la vista. A veces coloco un reloj de sol en el jardín como un sutil recordatorio de un método más primitivo de calcular el tiempo.

No solo los relojes son anacrónicos, sino también la decoración. Se utilizan muebles antiguos por todas partes, y una extensa biblioteca de tarjetas estereoscópicas del siglo XIX ofrece una especie de ventana a un tiempo pasado.

Todo esto combinado con el propio molino, que fue construido en 1839, tiene el efecto de desorientar la mente consciente y subconsciente y de retrotraernos a una época anterior.

Los sujetos reportan una sensación de vivir en el pasado. Algunos dicen que es como si una máquina del tiempo los hubiera sacado de la era tecnológica y los hubiera transportado cien años atrás.

EL ARTE Y EL ESTADO ALTERADO

El arte de todo tipo puede inducir estados alterados. Una psiquiatra italiana ha identificado lo que ella llama el síndrome de Stendahl. Esta extraña afección es similar a una crisis nerviosa y se produce cuando las personas se exponen a grandes obras de arte. El síndrome de Stendahl se observa con mayor frecuencia en Florencia, Italia, y afecta principalmente a turistas de países con una fuerte ética laboral. Cuando finalmente llegan a Florencia, se sienten abrumados por la emoción al contemplar las grandes obras de arte de la ciudad. Algunos sufren lo que equivale a una pequeña crisis nerviosa. Tras unos días de tratamiento médico, los turistas se recuperan. Es evidente que la belleza del arte que se contempla tras la privación sensorial del trabajo duro provoca una especie de sobrecarga cerebral.

El pianista Erik Pigani también ha documentado estados alterados de realidad entre músicos. Varios artistas de renombre, a quienes ha entrevistado personalmente, han experimentado profundas experiencias espirituales al interpretar grandes obras maestras de la música.

Algunos han reportado la sensación de estar bañados por la luz.

El propio Pigani se interesó en los estados alterados de los músicos cuando tuvo una experiencia extracorporal durante un concierto y de repente se encontró flotando sobre el escenario observando su propia actuación.

Todo esto me hace creer que el arte y la música estimulan muchos estados alterados de conciencia, como las experiencias extracorporales.

Mediante el arte, se ha buscado contribuir a estados alterados en el Teatro de la Mente. Pinturas y dibujos provocativos e inusuales se exhiben por todo el edificio. Los libros de arte ocupan un lugar destacado en las salas de espera, donde se anima a los participantes a examinarlos.

El arte y la decoración se han elegido no solo por su belleza, sino también para inducir sorpresa, conmoción o sentimientos de incongruencia. Generalmente, los objetos no se combinan en el teatro, ya que la combinación de elementos proporciona una sensación de uniformidad, estabilidad y previsibilidad. Por ejemplo, cada pieza de porcelana utilizada durante una comida es diferente. Un plato puede ser una simple pieza de porcelana fina, mientras que una taza de cerámica se asemejará a un racimo de grandes uvas azules. En la sala de estar, un indio alto de madera se encuentra junto a una lámpara Tiffany. Las imágenes abarcan desde pósteres de ángeles de Maxfield Parrish hasta escenas clásicas de los dibujos animados del Pato Donald. Todo esto mantiene la mente del sujeto absorta en estímulos novedosos y en un estado constante de asombro.

ESTIMULACIÓN A TRAVÉS DEL CONOCIMIENTO Y EL HUMOR

Mantengo una extensa biblioteca de libros y material relacionado sobre estados alterados de consciencia, lo paranormal y la espiritualidad. Dado que el conocimiento ha sido un canal importante a través del cual las personas han buscado dirección espiritual e iluminación, animo a quienes lo deseen a consultar los libros.

Me cuido de que los aspectos intelectuales de nuestro programa no opaquen la diversión. El humor, después de todo, está fuertemente asociado con la creatividad. La alegría en sí misma bien podría clasificarse como un estado alterado de conciencia, ya que las sensaciones placenteras que produce tienen un efecto embriagador y relajan directamente los músculos esqueléticos del cuerpo.

Las incongruencias del humor a menudo conducen a nuevas perspectivas e incluso a la autocomprensión. El humor también sirve para mantener al sujeto relajado ante la experiencia que le espera: ver a un ser querido fallecido.

CREANDO UN SENTIDO DE JUEGO

Algunas personas ven el juego como una etapa que pasamos en el camino hacia la adultez. Muchos adultos han olvidado cómo jugar y, en cambio, han desarrollado una actitud seria ante la vida.

Estas personas suelen tener dificultades para alcanzar estados alterados de consciencia. No se dan cuenta de la clara conexión entre el juego y lo paranormal. Sin embargo, he descubierto que la parapsicología y lo paranormal se relacionan al menos tan estrechamente con el juego, el humor y el entretenimiento como con la investigación científica.

Al hacer esta afirmación, no pretendo denigrar ni ridiculizar la parapsicología. De hecho, al aceptar este concepto, creo que se podría aportar mucho a su estudio. A pesar de la tendencia de ciertas personas adustas a minimizar su importancia, el humor, el juego y el entretenimiento se encuentran entre las actividades humanas más significativas. Además, el juego creativo es una importante fuente de descubrimiento.

En mi opinión, proclamar las interconexiones de la parapsicología con el entretenimiento libera el campo de una manera nueva, permitiéndole potencialmente desempeñar con mayor elegancia un valioso papel en los asuntos humanos. Diversas obras de arte, que al fin y al cabo son formas de entretenimiento —ya sea poesía, música, pintura, escultura o teatro—, han servido desde hace mucho tiempo para aclarar e incluso promover la vida espiritual de la humanidad.

En efecto, la parapsicología es una investigación sistemática de lo paranormal. La parapsicología, al igual que el arte, puede tener un efecto poderoso y edificante, suscitando profundas emociones de asombro, esperanza y maravilla, y ayudándonos a recuperar la apreciación de la naturaleza misteriosa del universo en el que vivimos.

El reconocimiento inconsciente de que el estudio de lo paranormal es divertido podría explicar por qué los fundamentalistas desdeñan este campo de estudio. Al fin y al cabo, las cosas que huelen a juego o humor no son su fuerte.

Debido a mi creencia de que el juego está estrechamente vinculado con lo paranormal, lo he introducido sutilmente en el proceso de mirarse al espejo. En la sala, donde tiene lugar la sesión inicial de "conocimiento", los participantes se sientan en grandes sillas tipo hamaca suspendidas del techo. Si no se sienten cómodos en ellas, pueden sentarse en cojines tipo puf esparcidos por el suelo.

Juguetes que atraen tanto a adultos como a niños están siempre al alcance de la mano. Entre ellos se incluyen caleidoscopios, rompecabezas, trucos de magia, libros ilustrados a todo color y una variedad de otros juguetes.

Los espejos también se ubican en lugares destacados del edificio para simbolizar la búsqueda de la autocomprensión. Al mismo tiempo, los espejos son un foco frecuente de superstición, por lo que su presencia repercute en un nivel primitivo de la mente.

Mirarse al espejo puede brindar una oportunidad para la introspección y la autocomprensión. Tengo varios espejos normales dispersos, así como un juego de espejos de feria que permiten a los clientes experimentar la distorsión de la imagen corporal, aflojando aún más su apego a la visión ordinaria de la realidad.

PUERTA DE ENTRADA A LA PSIQUE

El efecto previsto de estos diversos elementos no es obligar a los participantes a adoptar una actitud de frivolidad o hilaridad, sino crear una puerta de entrada a su propia psique, permitiéndoles explorar otras dimensiones de su mente al abandonar con seguridad algunas de sus inhibiciones más arraigadas. Como dijo un participante al describir su experiencia: «Fue como atravesar una especie de barrera temporal y entrar en otro mundo. Me hizo sentir como si el tiempo fuera irreal».

La creación del Teatro de la Mente, con su énfasis en el arte, las antigüedades, la naturaleza, la diversión y el juego, mejoró no solo la cantidad de apariciones, sino también su calidad. Este creciente éxito me hizo consciente del importante papel que el estado de ánimo puede desempeñar en la medicina, especialmente en esa área confusa conocida como psicología humana.

En el caso de la contemplación en el espejo, el estado de ánimo adecuado lo establece el entorno en el que se realiza. Este entorno puede considerarse ritualista, ya que establece un patrón de comportamiento que conduce a una relajación profunda.

Sólo después de lograr esta relajación, el sujeto es llevado a la cámara de apariciones, donde se mira en el espejo donde tienen lugar las visiones.

He estado realizando investigaciones sobre la observación en el espejo en el Teatro de la Mente desde 1990. Durante ese tiempo, he observado directamente a más de trescientas personas mientras se miraban al espejo y luego las he entrevistado sobre la experiencia.

Muchas de estas contemplaciones se realizaron con el fin de facilitar la visión de un ser querido fallecido, que es el enfoque principal de este libro. Otras se realizaron para ayudar a las personas a alcanzar la autocomprensión como parte de un proceso de psicoterapia innovadora.

Estos otros usos de la observación en el espejo se abordan más adelante en el libro. Por ahora, me limitaré a informar sobre algunos de los hallazgos más sorprendentes relacionados con los reencuentros con familiares fallecidos.

Muchos sujetos se encuentran con una persona fallecida distinta a la que se habían preparado para ver. Todos se prepararon para ver a una persona específica. Sin embargo, aproximadamente una cuarta parte de los sujetos vio a un familiar fallecido diferente.

Las apariciones no se limitaban al espejo. En aproximadamente el diez por ciento de los casos, las apariciones parecían salir del espejo y penetrar en el entorno circundante. Los sujetos solían informar que la aparición los "tocaba" o que podían sentirla de pie junto a ellos. Debería haber esperado que ocurriera este fenómeno, ya que el Dr. Dee escribe sobre apariciones que emergían de su espejo en los relatos originales de sus experimentos de observación. En un caso, sin embargo, la aparición de una persona fallecida prohibió expresamente al sujeto tocarla.

La otra cara de esta situación también se presentó. Alrededor del diez por ciento de los participantes reportaron haber realizado viajes al interior del espejo, donde se encontraron con sus familiares fallecidos.

"Salió del espejo"

Un ejemplo de ambos fenómenos, el del encuentro con una persona inesperada y el de una aparición que sale del espejo, proviene de un empresario que se describió a sí mismo como un "escéptico interesado". Había acudido al Teatro de la Mente para intentar un reencuentro visionario con su padre, quien falleció cuando este sujeto tenía tan solo doce años. Admiraba profundamente a su padre y decía que solo en los últimos veinte años había podido lidiar con los sentimientos de abandono que surgieron tras su muerte.

Pasamos un largo día preparándonos para la reunión, revisando fotos familiares y mirando fotos de muebles que su padre había hecho. Recuerdo con cariño las visitas de la infancia al parque y los paseos en coche a casa de su abuela en el campo. Esa noche entró en la cabina de las apariciones. Al salir, tenía una historia increíble que contar:

“Me quedé un rato en la cabina antes de cogerle el truco. Como me dijiste, si intentas que suceda o te quedas ahí pensando si sucederá, no sucederá. Justo cuando iba a levantarme y volver aquí, pensé: "Me quedaré un rato más", y me acomodé. Creo que fue ese acomodo lo que empezó, pero justo cuando dejé de preocuparme por que sucediera fue cuando empezó.

Vi una neblina ahí dentro, y a decir verdad, por un instante pensé que tendría que llamar a los bomberos porque me pareció humo. Finalmente vi que estaba en el espejo, pero por un instante pensé que era humo. Entonces vi colores por todo el espejo, manchas de color, y empecé a ver escenas. Algunas eran de mi infancia. Eran muy realistas. Escenas tridimensionales me rodeaban. Algunas las reconocí como cosas de mi vida, pero otras no.

Una era de mi padre, hace mucho tiempo, sentado en los escalones del porche. Recordaba que había pasado, así que era solo un recuerdo, pero un recuerdo nítido, justo delante de mí. Casi podía tocarlo. Sentía que podía, de todos modos. Pero no lo sentía allí; era solo un recuerdo en el espejo.

También había escenas de lugares que nunca había visitado ni visto. Lugares muy bonitos. No sé dónde estaban ni qué era esto, pero me puse a pensar que las escenas me rodeaban por los lados, así que estaba en el espejo.

En el lugar donde me enfrenté al espejo, me sentí renovado, como si fuera una nueva persona. Sabía que había alguien conmigo, pero no tenía ni idea de quién. Entonces vi una figura, una persona formándose en el espejo. Pude verla poco a poco. Parecía que se movía hacia la luz.

Ahora bien, esto va a sonar extraño, pero pensé que yo era el que estaba en el espejo y él era el que salía de la habitación de las apariciones.

Definitivamente, el hombre que se enfocaba estaba en la sala de apariciones. Por un momento pensé que estaba en el espejo, pero luego regresé también, y este hombre, casi de mi tamaño, estaba conmigo. Era un movimiento continuo. Se movía hacia la luz y del espejo a la sala de apariciones con un movimiento suave. Salió de golpe. Yo era quien entraba y salía del espejo durante un minuto, hasta que volví a acomodarme en la sala y me senté de nuevo en la silla.

Debí de dar un respingo porque, al ver quién era: era mi antiguo socio. Era unos dos años menor que yo y llevábamos quince años trabajando juntos. Un día, su mujer llegó a casa y lo encontró en la ducha muerto de un infarto.

Era un joven de treinta y ocho años y tenían cuatro hijos.

Es curioso, pero mientras trabajábamos juntos no lo consideraba un buen amigo. Solo éramos socios. Pero cuando murió, me desanimé. Mi esposa me dijo después que temían tener que hospitalizarme una temporada.

En fin, cuando entró en la cabina de apariciones, lo vi con claridad. Estaba a unos sesenta centímetros de mí. Me quedé tan sorprendida que no supe qué hacer. Era él, justo ahí. Era de mi tamaño, y lo vi de cintura para arriba. Tenía una forma completa y no era transparente. Se movía, y cuando lo hacía, podía ver cómo se movían su cabeza y sus brazos, todo en tres dimensiones.

Se veía igual que cuando murió, pero quizás un poco más joven. Parecía como si le hubieran quitado todas las imperfecciones, y estaba muy animado.

Se alegró de verme. Yo estaba asombrada, pero él no parecía sorprendido. Sabía lo que pasaba, o eso me pareció. Quería tranquilizarme. Me decía que no me preocupara, que estaba bien. Sé que pensaba que volveríamos a estar juntos. Su esposa también falleció, y me enviaba la idea de que estaba con él, pero por alguna razón no debía verla.

No oí palabras ni ruidos. Todo esto eran pensamientos que se intercambiaban, pero no tenía sentido usar palabras.

Le hice varias preguntas. Quería saber algo sobre su hija que siempre me había preocupado. Había mantenido contacto con tres de los niños y los había ayudado. Pero había algunas dificultades con su segunda hija. Me comuniqué con ella, pero me culpó en parte por la muerte de su padre. Al crecer, dijo que habíamos trabajado demasiado. Así que le pregunté qué hacer, y me tranquilizó por completo sobre lo que quería saber, lo que me aclaró algunas cosas.

Cuando terminó, desapareció rápidamente y me levanté de la silla. Temblaba un poco al salir, por la emoción. Sentí que era él. Para mí, era exactamente como si estuviera allí.

No tenía la menor sensación de que mi padre estuviera allí, pero mi socio sí. No sabía qué hacer ni cómo comportarme. Pero siento que he hecho las paces con mi socio”.

Este hombre insistió en que la aparición en la cabina no era una aparición en absoluto, sino su socio. Basó esta intuición en las respuestas que recibió a algunas de sus preguntas. Respuestas que había buscado por su cuenta durante años. Finalmente, tras unos momentos con la aparición de su socio, obtuvo las respuestas que buscaba.

—Todavía quiero ver a mi padre —dijo—. Pero, al parecer, mi necesidad de ver a mi antiguo socio era mayor de lo que pensaba.

Unos seis meses después, este hombre me contó que su experiencia en el psicomanteum seguía teniendo un profundo impacto en él. Reiteró que le había permitido hacer las paces con su socio y que había disipado sus preocupaciones sobre la familia del mismo.

Dijo que aún pensaba a menudo en su visita al psicomanteum y que estaba completamente seguro de que realmente había estado en presencia de su amigo ese día.

Se mantuvieron conversaciones reales. Durante mi investigación, nunca se me pasó por la cabeza que los sujetos pudieran comunicarse con las presencias que visitaban en el psicomanteum. Sin embargo, en casi el 50 % de los casos se reportaron comunicaciones complejas. Estas iban desde unas pocas palabras de consuelo y cariño hasta comunicaciones largas y complicadas, e incluso intercambios conversacionales.

En aproximadamente el 15 % de los casos, los sujetos afirmaron haber escuchado la voz del difunto. No me refiero a que la oyeran como uno escucha sus propios pensamientos, sino a que la oían como si fuera audible. Otros describen la comunicación como una especie de telepatía, como si las apariciones y los sujetos comprendieran inmediatamente los pensamientos y sentimientos del otro sin necesidad de hablar.

Las apariciones aparecen más tarde. Aproximadamente el 25 % de quienes buscan reencuentros no los tienen hasta después de salir del psicomanteum. Esto significa que ven al ser querido fallecido al regresar a su habitación de hotel o a su casa, o, en mi caso, al entrar en otra habitación. Generalmente, dicho reencuentro ocurre en un plazo de veinticuatro horas.

"Me di cuenta de que estaba teniendo una aparición"

Por ejemplo, una periodista muy respetada de unos sesenta años acudió al Teatro de la Mente con la esperanza de ver a su hijo, que se había suicidado aproximadamente un año antes.

Como podéis comprobar en su notable relato, durante varias horas no ocurrió nada, hasta que abandonó el psicomanteum:

“Tuve la aparición de mi hijo varias horas después de haber estado en la cabina de apariciones, y hasta el día de hoy puedo verlo tan claramente como la cafetera que estoy mirando ahora mismo. Puedo ver esa cara. Si fuera artista, podría dibujarla.

Al volver al hotel donde me alojaba, hice algunas llamadas porque estaba muy emocionado por el día que había pasado en el Teatro de la Mente y quería llamar a casa. Luego me acosté y me quedé profundamente dormido.

No sé exactamente a qué hora me desperté, pero cuando lo hice, sentí una presencia en la habitación, y había un joven parado en la habitación, entre el televisor y la cómoda.

Al principio, estaba bastante inexpresivo y me miraba. Estaba tan asustado que el corazón me latía a mil por hora. Me alegró de estar en una cama grande porque creo que me habría caído de la cama del susto.

Lo que pasaba por mi mente era: "¡Oh, Dios, debe haber otra entrada a la habitación!" Así de real era, allí parado.

Esto no fue un sueño. Estaba completamente despierto. Lo vi con claridad, todo su cuerpo, solo que no vi sus pies. Lo miré y él me miró. No sé cuánto tiempo duró, pero fue suficiente para asustarme, y no me asusto fácilmente.

Pero entonces me di cuenta de que estaba teniendo una aparición, que era mi hijo. Al principio no se parecía a él, pero al analizarlo todo, me di cuenta de que era él. De hecho, se parecía exactamente a él, tal como se había visto unos diez años antes.

Después de eso, todo se volvió muy tranquilo. Tenía plena confianza en mi hijo, en que estaba bien y en que me quería. Esto fue un punto de inflexión para mí. Fue una experiencia maravillosa”.

Los reencuentros se consideran "reales". Para mi asombro, quedó claro que los reencuentros visionarios se vivían como sucesos reales, no fantasías ni sueños. Hasta ahora, casi todos los participantes han afirmado que sus encuentros fueron completamente reales y que estuvieron en presencia de seres queridos fallecidos.

La persona que ha vivido esta experiencia se ve profundamente afectada. Aunque se le guía a través de ella en un entorno clínico, creo que está viviendo una experiencia espiritual positiva y transformadora. Todo apunta a ello:

Ha ocurrido un suceso paranormal que sacude los cimientos de la realidad del sujeto.

Es una experiencia positiva que ha hablado a una profunda necesidad espiritual.

Cambia la perspectiva del sujeto sobre el sentido de la vida.

Mis observaciones e intuiciones me indican que los cambios que experimenta una persona que se mira al espejo son similares a los que experimenta una persona que ha tenido una experiencia cercana a la muerte. Estas personas se vuelven más amables, más comprensivas y menos temerosas de la muerte.

"Me sentí tan feliz que quería gritar".

La "realidad" de una experiencia y la profundidad con la que puede afectar las emociones queda ilustrada por una mujer de veintiséis años que vino a buscar el reencuentro con su tía favorita, Betty. Junto con otros miembros de la familia, le preocupaba que esta tía, que había fallecido sola, pudiera haber sufrido y no haber podido pedir ayuda durante sus últimas horas. Ella también viajó al espejo durante su reencuentro visionario.

“Al principio me sentí nervioso allí [en la sala de apariciones], pero me tranquilicé enseguida. No esperaba que funcionara. Ese tipo de cosas siempre le pasan a otro. Pero, empezó a suceder enseguida. Las visiones, si es que eran eso, parecían tan claras como el agua. No había nada irreal en ellas, pero es difícil de explicar.

Primero vi visiones en el espejo; bueno, al principio patrones de colores y pequeños destellos brillantes o motas centelleantes. Vi una densa niebla que entraba y llenaba todo el espejo, como una densa niebla que subía por la ventana, y tras la niebla, una luz brillante. Vi una luz a lo lejos y paisajes, pequeñas escenas breves, pero entonces mi atención se fijó en un sendero, y supe que debía ir por allí o tomar otra dirección.

Seguí así. No puedo decir que me enfrenté al espejo porque no me di cuenta de que lo atravesaba, pero estoy seguro de que estaba en otra dimensión. La luz y otras escenas me rodeaban, pero no les presté atención porque sabía que tenía que atravesar ese pasadizo.

Seguí adelante y vi a tres personas paradas un poco a mi izquierda, y me acerqué a ellas, y allí vi que eran mi abuela y mi tía favorita, Betty, quien había muerto, y otra persona que no reconocí, pero definitivamente era una mujer.

La tía Betty me indicó que esa persona era mi bisabuela Harriet, y entonces lo supe porque había visto sus fotos. Sin embargo, no se parecía en nada a las fotos. Tenía un aspecto más activo que en las fotos que vi o que me imaginaba. Parecía muy joven, pero ya era muy mayor cuando murió. Siempre había oído hablar de ella a la familia desde pequeña. Esta mujer tenía una presencia muy fuerte.

Me sentí tan feliz, que me dieron ganas de gritar. Fue genial ver a Betty y a mi abuela. Ambas parecían entender muchísimo, si me entiendes. Mucho más sabias que cuando estaban vivas.

Estuve inmensamente feliz durante todo el encuentro. Estaba tan feliz. No tenía la menor duda de que estaban allí y de que las veía, y era tan real como conocer a alguien. Desde donde estaba, no podía tocarlas.

Me dijeron que todo estaba bien y que ellas estaban bien. Fue un gran alivio para mí. Ahora puedo decir que no estoy preocupada por ella. Estaba muy relajada y tranquila.

Si tan solo pudiera describirte esa luz. Nunca había visto nada igual. No llegué hasta el fondo de la luz. Vi todo esto desde cierta distancia. No oí voces, solo sabía lo que intentaban decirme. Era más bien lo que he oído llamar lectura del pensamiento.

También pasé un rato con mi abuela. Fui uno de sus primeras nietas, así que teníamos un vínculo especial. Ella también decía que estaba bien. Fue un reencuentro feliz.

Todos parecían personas normales. Las vi con claridad, de cerca, pero no directamente sobre ellas. Sabía que no estaba con ellas para quedarme, pero entonces me di cuenta de que seguían vivas y que las volvería a ver. No les vi los pies, solo de rodillas para arriba.

Esto no duró mucho. Luego, simplemente volví a la silla y las visiones en el espejo se desvanecieron rápidamente. Me has dado mucho en qué pensar. Nunca lo hubiera creído. Pero no hay duda de que fue real. Estaban justo frente a mí, y eran ellas”.

Catorce meses después de la visita, esta mujer me contó que había tenido dos breves encuentros con apariciones de su tía Betty. Ninguna fue tan elaborada como la que tuvo en el psicomanteum, pero en ambos casos sintió la presencia de su tía. Su visita al psicomanteum y sus consecuencias le han hecho cambiar de opinión sobre lo paranormal. Si antes dudaba de la vida después de la muerte ahora está convencida de que existe.

¿Duran mucho estas transformaciones? No lo sé, ya que tendré que observar a las personas que se han mirado al espejo durante varios años para responder a esa pregunta. Puedo decir por ahora que la facilitación aparicional exitosa conduce, al menos, a una transformación a corto plazo de la personalidad.

VARIEDADES DE EXPERIENCIA

Los análisis que he proporcionado sobre los diversos fenómenos y los porcentajes de reuniones visionarias facilitadas se desarrollaron gradualmente a medida que los visitantes llegaban uno tras otro al psicomanteum. Lo recuerdo como un flujo continuo de momentos memorables compartidos con personas sensibles y competentes.

Ha sido fascinante observar a personas razonables relatar relatos originales y de primera mano sobre lo que les parecían hechos reales de una naturaleza sumamente inusual. Al repasarlos, son relatos inolvidables.

"ESTABAN ESPERANDO A ALGUIEN"

Uno de mis primeros sujetos fue un hombre de unos setenta y pocos años con larga y distinguida trayectoria en psicoterapia. Menciono esto para destacar su profundo conocimiento de la mente humana. Nos preparamos todo el día con la esperanza de que pudiera visitar esa noche a su padre, fallecido hacía tres décadas. Juntos observamos fotografías descoloridas y examinamos documentos antiguos. Conversamos sobre los recuerdos, tanto cariñosos como no tan cariñosos, de su padre. Al anochecer, lo acompañé a la cámara de las apariciones. Cuando emergió, aproximadamente una hora y media después, estaba visiblemente conmovido pero muy feliz por su asombroso viaje al Reino Medio.

“Estuve allí un rato antes de que empezara algo, no sé cuánto. Al cabo de un rato pareció que el espejo se empañaba con una nube de niebla, como remolinos de polvo fino. Y eso simplemente desapareció y vi formas como diseños geométricos flotando a mi alrededor por un momento. Sentí una especie de sacudida o escalofrío, vértigo, como si me fuera a marear, pero no me mareé.

Avancé, sin sacudidas, sino con suavidad, casi deslizándome. Choqué contra el espejo y seguí avanzando.

Pronto divisé algo allá adelante en la oscuridad. Bueno, nada de esto era completamente oscuro. Todo estaba iluminado, pero a lo lejos, este punto era el más brillante, así que el otro parecía más oscuro en comparación. Seguía avanzando por ese lugar no tan brillante hacia esa luz, y a medida que me acercaba empecé a ver que era casi una especie de estructura. No puedo decirte qué era. Lo vi claramente, pero no puedo expresarlo con palabras.

Era algo así como un andén o un escenario. Pensé en el andén de la estación donde la gente espera a alguien subir al tren, todo iluminado con una luz blanca, suave, brillante o amarillenta.

Seguía avanzando hacia el andén, intentando ver qué era y preguntándome qué demonios estaba pasando cuando vi a dos personas en el andén, con la mirada perdida como si esperaran a alguien. Al acercarme los reconocí: eran mis primos, Harry y Ruth, con quienes había estado muy unido.

De repente caminaba, o sentía que caminaba, hacia esta plataforma, y ​​al hacerlo, se iluminaron y vinieron hacia mí, pero solo hasta cierto punto. No sé cómo decirlo, pero todo el tiempo hubo una especie de barricada o escudo entre ellos y yo. No vi nada, pero presentí un obstáculo. Pensé que no debía pasar por encima ni atravesarlo, ni ellos tampoco.

Ambos me reconocieron al instante. Parecía que esperaban a alguien cuando los vi, y parecía que me esperaban a mí. No me saludaron, pero sí me saludaron. Sabían perfectamente que estaba allí.

Me sentí tan feliz. Parecían mucho más jóvenes que cuando murieron, más como en nuestra juventud, cuando éramos buenos amigos. Aun así, había una diferencia. Se veían un poco diferentes, más sanos, diría yo, o como si tuvieran mucha energía, mucha vida.

Entendí que querían decir que estaban bien y contentos de verme, y que algún día volveríamos a estar juntos. Sin embargo no escuché ninguna palabra. Todo fue comunicación mental.

Me sentí feliz, y sabía que ellos también. De repente, me sentí atraído hacia atrás, y los vi alejarse de nuevo en la distancia, y me sentí sentado de nuevo en la silla”.

Cuando le pregunté cómo se sintió el encuentro dijo que no fue para nada un sueño. Le pareció tan real que estaba convencido de haber estado en presencia de sus primos. Comentó al menos dos veces que, cuando los vio por primera vez, parecían estar esperándolo.

Esta historia tiene una triste nota a pie de página. Unos meses después, un amigo de este hombre me contactó para contarme que había fallecido en accidente automovilístico. Mientras preparaba su caso práctico para este libro, no pude evitar preguntarme si la visión de sus primos esperándolo con expectación presagiaba su muerte.

"LO ESTABA VIENDO JUSTO ENCIMA DE MÍ"

Una mujer de unos cuarenta y tantos años que quería ver a su padre fallecido relató un encuentro típico de las experiencias fuera del espejo, en el que una figura parece emerger del espejo y entrar en la cabina de apariciones:

“Cuando entré tenía un poco de miedo. No sé por qué, porque llevaba más de un mes esperando este día, y quizá era la sensación de que por fin había llegado el momento.

Mientras revisábamos los recuerdos de mi padre en el estudio, sentí una especie de certeza, e incluso entonces supe que lo vería. Era como si hubiera sabido desde el principio que estaría allí. Cuando te enseñé el joyero que me hizo para mi cumpleaños, sentí que sería algo seguro.

Pero entrar en la cabina de apariciones me asustó un poco. Después de todo, es algo extraño para mí. La gente de la oficina donde trabajo nunca creería que haría algo así. A mí misma me cuesta creerlo, salvo que tenía tantos cabos sueltos que atar con papá que lo he tenido prácticamente en la cabeza desde que murió.

Una vez en la habitación, creo que no tardé mucho en empezar a ver cosas. Al principio, había sobre todo colores y nubes bonitas, y de vez en cuando vislumbraba alguna escena pasajera.

Recuerdo haber visto un pueblito que parecía de Inglaterra o quizás de Francia, pero antiguo, este lugar era muy antiguo. Tenía la sensación de estar retrocediendo en el tiempo.

La gente que caminaba vestía ropa antigua. Supongo que medieval o anterior. Vi a un hombre pasar justo a mi lado, justo delante de mis ojos, espantando a un grupo de vacas con cara de preocupación. No tengo ni idea de dónde venía todo eso. No soy una chica de campo.

Todas esas pequeñas escenas pasaron volando, pero cuando mi papá apareció en el espejo, fue diferente. No fue fugaz como los demás. Simplemente apareció de repente, y lo miré directamente a la cara.

Me habló y era tan gracioso como siempre. Me preguntó: "¿Por qué intentas hablarme, chica?".

No puedo decir que oí una voz como la que te oigo hablar, pero era más fuerte que los pensamientos. No puedo decir que necesitáramos palabras. Solo entendí lo que intentaba decir.

Siempre estaba irritable, pero de forma divertida. Siempre estaba haciendo bromas o contando algo gracioso. Así que esto era típico de él.

Tenía una gran sonrisa cuando lo vi. Aunque suene gracioso, estaba allí mismo en esa habitación conmigo, lo sé.

Parecía estar a un metro de distancia, pero luego se acercó. No lo veía en el espejo; lo veía justo encima de mí.

Allí tuvimos conversaciones muy personales, sobre todo sobre mi madre, pero también sobre otros asuntos familiares. Parecía lo más natural del mundo, igual que las conversaciones que solíamos tener en la sala cuando era adolescente o incluso después de casarme. ¡Solo que ahora está muerto!

Solo vi su cabeza, su pecho y la parte superior del abdomen. No era su figura completa, pero era tan claro como mirarte a ti. Todavía sentía que había algo entre nosotros, una energía o algo así. Digo esto porque temía que si extendía la mano para tocarlo, no se quedaría.

Me quedé allí sentada un buen rato, dándole vueltas a la conversación. Parecía un poco divertido, como si pensara que estaba impaciente por querer hablar con él ahora en lugar de esperar a morir. Eso fue un cambio, porque antes yo siempre había sido paciente y él quería que las cosas sucedieran enseguida y que se diera prisa. Ahora que lo pienso, quizá se burlaba de mí por ser impaciente, igual que yo lo había hecho con él.

Hablé con él un buen rato, quizá treinta minutos. Pero pasó muy rápido.

Lo último que me dijo fue: «Ahora sigue adelante y disfruta de tu vida». Me sentí tan bien cuando dijo eso. Me invadió una oleada de alivio y buenos sentimientos. No creo haberme sentido tan bien desde que murió. Fue como si algo se cerrara y el dolor de su muerte hubiera terminado. Luego desapareció y solo quedó el espejo”.

En algunos aspectos, el encuentro de esta mujer se asemeja mucho a otra aparición facilitada descrita por una mujer de unos cincuenta y tantos años. Observe las similitudes:

"MI MAMÁ SALIÓ DEL ESPEJO"

“Tuve la visión de mi madre hace años, incluso antes de intentar mirarme al espejo. Se suicidó en 1975. Mi abuelo, su padre, había sido pastor, así que me criaron con la idea de que el suicidio era el pecado más imperdonable. Así que, cuando falleció, me dolió haberla perdido, pero me dolió aún más que se hubiera perdido para siempre.

Cuando entré al servicio en la funeraria, estaba realmente muy dolida. Pero una vocecita, —la llamo la vocecita de Dios—, me habló y miré hacia mi derecha, y allá arriba, hacia el techo, vi una visión de mi madre y Cristo, alejándose de mí de la mano. Era a todo color y tan natural como la vida misma. Ambos miraron por encima del hombro, me sonrieron y desaparecieron.

Eso fue lo que inició mi búsqueda espiritual. En ese preciso momento supe que muchas cosas que me habían dicho no eran ciertas.

Apenas un año después, mi esposo, Bill, fue asesinado. Llevábamos diez años casados. Sin duda, esa fue mi noche más oscura del alma. Desde entonces, he seguido un camino espiritual.

He meditado durante largos periodos de tiempo y he tratado de llegar a un nivel profundo de meditación para comunicarme con mi marido, así que estaba tranquila al entrar en la cabina de apariciones.

No sé cuánto tiempo estuve ahí dentro antes de que pasara algo, quizá diez o quince minutos, quizá no tanto. Pero después de un rato perdí de vista el espejo y, en su lugar, vi a mi madre.

Primero la vi de lejos, y solo era su rostro. Luego, a medida que se acercaba, se volvió más fantasmal, pero no de forma inquietante. No era tan brillante ni tan sólida. Además, había una especie de humo a su alrededor.

Sonrió y me llamó Birdie, como me llamaba de pequeña. "Birdie", dijo, "he venido a verte porque Bill no puede venir. Estoy un poco más adelantada que él y todavía le queda mucho por aprender. Está estudiando. Pero está bien, te quiere mucho y está bien".

En ese momento, simplemente salió del espejo. Era como si estuviera ahí mismo. Tenía una mirada maravillosa. Estaba radiante.

Sentí una calidez increíble, y no sabía si era por la emoción o por la energía que la rodeaba. La voz era diferente a la nuestra. Lo mejor que puedo describir es que trabajé durante años como operadora internacional para la compañía telefónica. Cuando rebotábamos las señales del satélite, el sonido tenía una calidad diferente. Así era.

Lo que ocurrió no fue producto de mi imaginación. Fue tan real como la realidad y muy reverente.

Lo curioso es que mi mamá estaba tan cerca que podría haberla tocado. No sé qué habría pasado si lo hubiera intentado. Estaba tan absorta, tan concentrado en lo que decía y la miraba a los ojos, que ni siquiera pensé en extender la mano. Ojalá lo hubiera hecho ahora para ver qué habría pasado.

No creo haberle hablado en voz alta. Creo que solo dije cosas en mi mente, pero no estoy segura. Me respondió tan rápido que creo que no tuve tiempo de hablar. Parecía una conversación unidireccional, de ella a mí. Era como si estuviera en una especie de limbo, simplemente asombrada, analizando todo lo que sucedía.

Mi tiempo en la cabina duró unos treinta o cuarenta minutos. Al terminar, la escena se convirtió en una fina niebla y ella desapareció”.

Esta experiencia cambió la vida de esta mujer para mejor. Ahora es más relajada y agradable estar con ella. En momentos de estrés, puede volver a ver a su madre cuando medita. "Suelo ver a mi madre en momentos difíciles. Me consuela diciéndome 'Todo va a ir bien'. Es bueno tenerla cerca".

"TODOS PARECÍAN MUY VIVOS"

Un joven de veintiséis años, rodeado de apariciones de familiares fallecidos, intentó tocarlos. Había acudido al psicomanteum con la esperanza de ver a una hermana fallecida. Aquí está su historia:

“Estaba sentado allí, y de repente, me pareció que tres personas entraron en la habitación a mi alrededor. Parecía que salían del espejo, pero sentí que tal cosa no podía ser, así que quedé atónito. No sabía qué estaba pasando.

Por un momento pensé que me estabas gastando una broma. Así que extendí la mano rápidamente, intentando tocarlos, y al hacerlo, mi mano golpeó la cortina.

Todavía los veía. Los vi a los tres. Mi hermana, Jill, estaba allí, pero también otros dos: mi amigo Todd y mi abuelo. Todos parecían muy vivos, con solo mirarlos.

No oí ninguna voz ni me comuniqué con ellos. Pasó muy rápido y me quedé en shock. No dijeron nada, pero todos se veían muy bien, y sentí que intentaban hacerme creer que estaban bien.

La luz que los rodeaba era diferente, no como la luz normal. Estaban iluminados. Parecían muy felices. Era completamente real. Yo también sentí su presencia. Era como si estuvieran en la habitación conmigo”.

Este hombre bien podría haber empatizado con la frustración de Odiseo al intentar abrazar a su madre. Desde entonces, ha empezado a preguntarse cómo habría sido la experiencia si no hubiera intentado tocar las apariciones. Ahora planea repetir la experiencia, esta vez dejando que la visión siga su curso.

VISIONES PARA LLEVAR

Una mujer de cuarenta y cuatro años acudió al psicomanteo para ver a su esposo fallecido dos años antes. Nos preparamos durante todo el día hablando de su relación. Esa noche entró en la cabina de apariciones. Una hora después, salió con la decepcionante historia de haber tenido unas visiones vagas de lo que creía que era un hombre. No hubo comunicación y la imagen desapareció rápidamente.

Sin embargo, lo interesante de este tema no fue lo que sucedió en la cabina. Al igual que algunos otros, tuvo una visión para llevar, una aparición que se le apareció posteriormente. Aquí está su historia:

“Mientras estaba allí, seguía pensando que veía algo a mi derecha en el espejo. Cuando me miré al espejo e intenté enfocar, la imagen desapareció. Luego volví a mirar y vi algo que parecía estar en mi hombro derecho. Cuando me giré para mirar había desaparecido. Parecía una persona, pero no pude distinguir quién era.

Entonces vi otra imagen. Sabía que era un hombre pero no tenía ni idea de quién era. De hecho, al principio pensé que eras tú entrando a ver cómo estaba.

Este hombre entraba y salía del espejo. Emergió, y por eso me giré y miré a mi derecha. No era como un reflejo. Era una figura real que salía del espejo, pero cuando volví a mirar, había desaparecido.

En ese momento me di por vencida. Bajé las escaleras y me sentí muy decepcionado porque pensé que no funcionaba.

Luego me fui a casa. Esa primera noche empecé a tener la clara sensación de que había alguien cerca. Me dormía y era como si sintiera a alguien en la habitación. Despertaba con la sensación de que alguien había estado conmigo, pero no podía identificarlo.

La segunda noche me desperté y sentí con fuerza la presencia de mi padre en la habitación. Podía notar que intentaba hablarme, pero no entendía lo que decía. Después de despertarme esa vez, no pude volver a dormirme.

La noche siguiente volvió a ocurrir. Era la tercera noche consecutiva que me iba a dormir y despertaba sintiendo una presencia en la habitación. Esta vez, al despertar, olí la loción para después del afeitado de mi padre.

Estaba completamente despierta y esto no era un sueño, era algo muy concreto, muy aquí y ahora.

Levanté la vista y mi padre estaba de pie en la puerta de mi habitación. Había estado acostada en la cama, pero me levanté y caminé hacia él. Estaba a cuatro pasos de él. Se parecía a mi padre, pero no tan enfermizo como antes de morir. Tenía una figura robusta pero parecía más desarrollado que cuando murió. Parecía completo, como si todo fuera maravilloso.

No oí su voz, pero entendí lo que decía. No quería que me preocupara. Tuve la clara impresión de que me decía que todo estaba bien.

Me había preocupado mucho que mi padre hubiera muerto solo. No había nadie allí, y había muchos problemas al momento de su muerte, como la duda de si habría tenido suficiente oxígeno para pasar la noche. Eso me preocupó mucho porque soy hija única y mis padres estaban separados.

Pero al verlo esa noche tuve la clara impresión de que estaba bien y de que me decía que no me preocupara, que todo estaba bien. Simplemente conocía sus pensamientos y él los míos. Y luego simplemente se fue. Estuve despierta un buen rato después de eso. Sentí como si realmente hubiera estado en su presencia, y no quería perder esa sensación”.

Esta mujer quedó algo perpleja ante la experiencia. Se había preparado para ver a su difunto esposo y, en cambio, vio la aparición de su padre. Ahora comprende que quizá mirarse al espejo no le permita ser tan selectiva.

"Era como si tuviera un molde enorme frente a mí y le hubiera hecho un pequeño agujero y dijera: 'Quiero ver a mi marido'", dijo. "En cambio, tuve que dejarlo abierto para quien viniera a mí".

Desde su experiencia en el espejo, esta mujer ha sentido una gran paz con su padre. Ya no siente culpa ni ansiedad al pensar en él. «Ahora tengo una sensación agradable cuando pienso en él», dijo, «una conexión real».

Este tipo de experiencia, que recuerda a la incubación de los sueños, ha resultado ser un patrón recurrente entre los visitantes del psicomanteum.

Generalmente le sucede a alguien a quien poco o nada sucede en la cabina de apariciones; es decir, ocurre la visita  al regresar a casa.

"ESTABA JANE AL LADO DE LA CAMA"

Otra visión ocurrió a un hombre de casi cincuenta años que había perdido a su hija cinco años antes en circunstancias trágicas. Acudió a mi centro porque no había podido superar el dolor tras su muerte.

No la vio mientras estaba en la cabina de las apariciones. Sin embargo, dos días después, recibí una llamada suya describiendo un encuentro fascinante ocurrido la noche anterior.

“Me acosté sobre las once y media, justo después de las noticias de la noche en la televisión, y me quedé dormido casi en cuanto toqué la almohada. De repente me desperté e incorporé de golpe en la cama. Sabía que mi hija estaba en la habitación. Miré el reloj y vi que eran las dos y treinta y siete de la madrugada.

Jane estaba justo al lado de la cama. Tenía la misma sensación que tenía cuando llegaba tarde de la universidad y entraba en nuestra habitación. Era como si volviera de la universidad y pasara a saludar.

Se veía maravillosa. Brillaba, simplemente se iluminaba hermosamente. Estaba feliz y radiante. Me repetía una y otra vez: «Tienes que calmarte. Cálmate un momento».

No oí su voz, ni siquiera un sonido. Pero ella dirigía pensamientos hacia mí, y eran tan fuertes que era casi como si los tuviera.

La luz de la calle entraba por las persianas y podía verla bien. Debo decirte que estuve completamente despierto todo el tiempo, sin duda. Y sabes que no soy de los que imaginan cosas.

Esta era mi hija. Me decía que todo estaba bien, que estaba bien. Me di cuenta, o ella decía, de que la muerte no es para nada como yo la imaginaba. Estaba feliz y sonriendo. Me repetía: «Tranquilo. No puedo estar aquí mucho tiempo, pero no hay de qué preocuparse. Estoy bien».

Y eso fue todo. Dijo: «Adiós por ahora», y se fue.

La experiencia duró cuatro minutos según el reloj, y cuando desapareció, lo hizo instantáneamente, "como si se apagara un interruptor".

El hombre está convencido de que lo ocurrido no fue una aparición, sino que en realidad era su hija. Como resultado, gran parte de su tristeza por su repentina pérdida se ha aliviado. "Esto no fue un sueño, fue una experiencia como la que se tiene con cualquier ser humano", dijo. "No tengo ninguna duda de que la volveré a ver algún día".

APARICIONES EN MUCHAS FORMAS

Por experiencias como estas, he adoptado la política de informar a los visitantes del psicomanteum de que es posible que experimenten apariciones después de regresar a casa.

De hecho, con cada nuevo visitante del Teatro de la Mente, aprendo más sobre cómo evocar apariciones de los difuntos y sigo revisando el procedimiento en consecuencia.

También explico a quienes buscan apariciones que las apariciones espontáneas se presentan de muchas formas y pueden afectar todos los sentidos. La mayoría son visuales, en las que la persona ve la aparición del difunto. Un alto porcentaje de apariciones son auditivas (27 %, según un estudio), seguidas en frecuencia por las táctiles (13 %).

Los siguientes tres casos son ejemplos de experiencias auditivas.

"ESTÁ DEMASIADO AVERGONZADO PARA HABLAR"

Una psiquiatra de unos treinta y tantos años acudió al psicomanteum con la esperanza de ver a su padre quien, en sus últimos años, había sido verbalmente abusivo y acusador hacia los miembros de su familia.

Para inspirar el recuerdo, la psiquiatra trajo una muestra de manualidades en madera de su padre y algunas fotos familiares. El padre había fallecido tres años antes y durante los años previos a eso la relación entre ambos había sido muy tensa y conflictiva. A la luz de esta mala relación, los resultados de su sesión de observación fueron intrigantes:

“Estuve sentada un buen rato antes de que ocurriera algo. Vi varias imágenes, formas y colores en el espejo, sobre todo patrones. Luego, al cabo de un rato, me sorprendió oír a mi abuela hablarme de repente. Escuché claramente su voz, que no había oído en años desde su muerte.

Dije: "Abuela, ¿eres tú?"

Y ella dijo: «Sí, lo soy». Luego añadió: «Estoy aquí con Howard y Kathleen [mis difuntos tíos], y tu padre también está aquí».

Dije: "¿Puede venir a hablar conmigo?"

"No", dijo, "está demasiado avergonzado para hablar".

Estoy seguro de que mi padre se sentía avergonzado por su indiferencia hacia sus hijos durante los últimos ocho años de su vida. Creo que también tenía algunas ideas paranoicas sobre los seres queridos, que no eran ciertas. Creía, en cierto modo, que lo perseguíamos.

Me resulta obvio por la conversación que tuve con mi abuela que él sabe que no éramos así y probablemente se avergüenza de cómo era él y de algunas de las cosas que dijo, que fueron terribles.

Sobre la experiencia en sí: He escuchado a muchos pacientes esquizofrénicos hablar de voces pero a menudo hablan de voces autoritarias o críticas o simplemente murmullos y zumbidos.

La voz de mi abuela no se parecía a ninguna de esas. Sonaba exactamente igual. Era como si estuviera cerca. Sin embargo, era extraño. No la esperaba para nada pero tenía la sensación de que estaba en la cabina conmigo.

Fue, exactamente, como si ella estuviera allí".

Otro visitante de mi oráculo de los muertos que escuchó una voz sobrenatural fue un hombre de veintitantos años que vino a ver a su novia, asesinada cuando ambos eran adolescentes. Aunque no la vio, su experiencia fue satisfactoria.

“Después de lo que supongo que fueron no más de cinco minutos empecé a oír la voz de una amiga mía que murió en un accidente de barco. Era como si me estuviera hablando. No me refiero a pensamientos, ensoñaciones ni imaginación. Nunca había oído nada igual.

Me habló y me dijo que era maravilloso donde estaba. Podía oír cada palabra con claridad y por separado. Había una cualidad, como un eco, creo, como si hablara a través de un tubo de hojalata. Pero era su voz, sin duda.

Me sentí muy mal por su muerte. Todos nuestros amigos también. Nadie entre mis amigos ni mi familia había muerto antes, así que era la primera vez que me pasaba algo así. Ojalá hubiera podido despedirme o decirle que me importaba.

Así que fue una experiencia maravillosa. Me sentí completamente seguro, como si estuviera con ella. No la vi, pero fue exactamente como si estuviera allí”.

"FUE UN CONTACTO EMOCIONAL DIRECTO"

Me entusiasmó especialmente realizar una aparición facilitada con esta paciente ya que fue la primera persona con la que trabajé que había tenido una experiencia cercana a la muerte. Su historia fue triste. Apenas unos meses después de que su hermana menor falleciera en accidente automovilístico esta paciente estuvo a punto de morir en otro. Había tenido una experiencia cercana a la muerte como consecuencia de ese accidente y vio a su difunta hermana. Este contacto se produjo después de que dejara su cuerpo y resultó ser profunda experiencia emocional del tipo que nunca antes había experimentado. Según lo describió, «Descubrí que el cuerpo físico, en realidad, impide que las emociones entren. Cuando estaba fuera de mi cuerpo mis emociones estaban a flor de piel. Cuando estaba fuera de mi cuerpo, era como si mis emociones se encontraran con las suyas. Fue un contacto emocional directo».

Me intrigó la oportunidad de facilitar una aparición con este sujeto, ya que me permitiría comparar los resultados de mirar al espejo con la experiencia cercana a la muerte. Aquí está su como lo describió:

“Al principio sentí que el espejo subía. Siguió subiendo. Luego vi imágenes que salían en forma de figuras y destellos de luz. Luego vi una luz roja con una neblina verde en el centro. Y entonces oí a mi hermanita decir: «Estoy aquí».

Dije en mi mente: "Me gustaría verte". Y ella dijo: "Bueno, aquí estoy".

Así que intenté relajarme, pero no pude verla físicamente. ¡Pero la sentí! Sentí su beso en la mejilla como siempre hacíamos cuando estaba viva. Y entonces la oí decir: «Estoy aquí».

No podía verla, pero sabía que estaba allí. Sentía el amor de su presencia. Tuve un pequeño recuerdo. Nos vi sentados en su habitación escuchando discos. También practicando las porras que la ayudaron a entrar al equipo de animadoras. Sentí amor en ese momento, el mismo amor que sentí cuando ocurrieron los hechos”.

Pedí a esta paciente que comparara la visión en el espejo con su experiencia cercana a la muerte. En la ECM había visto a su hermana, mientras que en la cabina de apariciones solo oído y sentido. Pero a nivel emocional, la diferencia era mínima, dijo. «Era como oír una voz física. Podía oírla hablar. Era como si se inclinara y me hablara al oído».

POR EL DOLOR Y EL CONOCIMIENTO.

La palabra psicomanteum, tomada literalmente, implica que se invoca a los espíritus de los muertos como medio de adivinación para interrogarlos sobre el futuro u otros conocimientos ocultos. Los puristas argumentarán que el centro que creé para este estudio no es un psicomanteum, ya que nuestro propósito no era despertar a los muertos para la adivinación. Más bien, la gente acudía, (y sigue acudiendo), con la esperanza de satisfacer el anhelo de la compañía de quienes han perdido. Sea cual sea la diferencia de intención entre esas antiguas instituciones y la contemporánea que he construido, sospecho que convergen en su funcionamiento primigenio.

A través del trabajo con apariciones facilitadas, he llegado a comprender la importancia del duelo en la vida humana. El historiador griego Plutarco cuenta una conmovedora historia que ilustra precisamente este punto. Un hombre prominente y adinerado, Elíseo, estaba obsesionado con la idea de que tal vez su hijo pequeño, fallecido, había sido asesinado con veneno. En su tormento, Elíseo acudió a lo que hoy es el sur de Italia, a un psicomanteo que aparentemente empleaba una forma de incubación de sueños. Tras realizar los rituales prescritos Elíseo se durmió y tuvo una visión. Su padre se le apareció, acercándose a él. Elíseo le contó todo lo sucedido y le rogó que averiguara la causa de la muerte del niño. A su padre lo siguió un joven. Como ha sucedido en varias ocasiones en mi psicomanteo, Elíseo al principio no reconoció a esta persona, que resultó ser su hijo. La identidad del joven se hizo evidente, y le aseguró a su padre que su muerte había sido por causas naturales.

Creo que nuestras razones para interesarnos en las reuniones visionarias no difieren de las de los antiguos griegos. Estoy seguro de que, entonces como ahora, la mayoría buscaba no conocimiento, sino aventura, consuelo, plenitud e incluso solaz en el psicomanteum.

wisto

V - Un camino hacia el autodescubrimiento

 

Me parecía caminar entre un mundo de fantasmas y tambalearme entre la sombra de un sueño. —Alexis Tolstoi

En nuestro mundo moderno la reflexión y la meditación han quedado relegadas a un segundo plano frente a la tecnología. El ritmo frenético de la vida nos ha hecho perder el contacto con nosotros mismos de forma muy real. La simple lucha por mantener el ritmo ha llevado a las personas a tener dificultades para conectar con sus sentimientos más profundos. Aquí es donde la observación en el espejo puede ser útil. Las visiones en el espejo que resultan de una especie de observación libre, (no de facilitación visionaria), a veces conducen a percepciones de ese profundo interior conocido como la mente inconsciente.

"SENTÍ UN MIEDO EXTREMO".

Una mujer de cuarenta y cuatro años a quien le presenté la observación en el espejo comenzó a experimentar con el procedimiento por su cuenta. Llevaba años buscando la clave de su propio dilema psicológico mediante la psicoterapia tradicional. Tras varias sesiones de observación en el espejo recuperó un recuerdo que le permitió avanzar considerablemente en su autocomprensión. Esta es su historia:

“Cuando intenté mirar al espejo descubrí que surgían sentimientos intensos. Era evidente que estaba conectando con algunos que había bloqueado durante mi consciencia ordinaria.

Sentí un miedo extremo pero no estaba seguro de qué era. A veces, literalmente saltaba y me iba porque tenía miedo de lo que iba a ver.

En concreto, descubrí que tenía miedo de tener que seguir adelante sola y cuidar de mí misma. También tenía un miedo terrible al fracaso.

Lo que vi fueron rostros y situaciones diferentes. Cada uno mostraba lo abrumado que estaba por el miedo.

Durante una sesión, vi un patrón en mi forma de relacionarme con la gente. Esto empezó en mi infancia y tenía que ver con ser la hija mayor y tener que cuidar a los demás niños de la familia.

Me vi antes de que nacieran mis hermanos, siendo la niña de los ojos de todos. Luego llegaron mis hermanos y todo cambió. La gente empezó a prestarles atención a ellos y no a mí. Para conseguir atención y aprobación de mis padres me convertí en la cuidadora de mis hermanos. En una imagen me veía bañándolos mientras mis padres estaban sentados en la sala.

Como forma de ser complaciente siempre me puse en segundo lugar en mi relación con los hombres. Cuando la relación necesitaba ser rescatada era yo quien hacía el esfuerzo. Veía momentos en los que hacía cosas que no quería hacer solo para complacer a los hombres de mi vida.

Entonces vi un suceso que en mi familia. Mi tía abuela está a punto de cumplir noventa años, y mi madre y mi hermano le organizan una fiesta de fin de semana. En el espéculo me vi participando y tomando las riendas. Me vi llamando a mi madre y diciéndole que llevaría la cena del viernes por la noche.

Estas imágenes me causaron dolor. Me di cuenta de que, en mis relaciones, mis supuestos amigos y familiares no acudían a mí para divertirse, sino para que les ayudara con algo. Al mirarme al espejo, me di cuenta de que me había abrumado, de que no me divertía”.

Esta mujer cambió muchos patrones en su vida después de su experiencia visionaria. Dejó de ofrecerse como voluntaria para tareas que no le resultaban placenteras. En lugar de involucrarse y tomar las riendas en las reuniones familiares disfrutaba y dejaba que otros llevaran la batuta. Lo mismo ocurría con la relación con sus hijos, por quienes había tomado tantas decisiones. Ahora los dejaba cometer sus errores con poca participación suya. "Ahora, en lugar de decirles qué hacer les hago sugerencias y lo dejo todo", dijo.

VISIONES DE SÍMBOLOS

La experiencia que acabamos de describir se presentó en imágenes "reales", no simbólicas. Esto facilita la experiencia para quien la experimenta, ya que hay poco que interpretar. Las visiones simbólicas que surgen al mirarse al espejo son más difíciles de aclarar. Una vez hecho esto, pueden ser tan gratificantes como las visiones sin contenido simbólico. A veces, incluso pueden ser más gratificantes que las visiones "reales", ya que permiten a la persona hablar libremente sobre una amplia variedad de aspectos de su vida que pueden relacionarse con estos símbolos. La siguiente visión reflejada está llena de contenido simbólico:

“Tengo un miedo terrible a las serpientes. Varias veces, mientras observaba, se formaba una.

Durante una de mis visiones, la casa donde crecí estaba siendo atacada por una serpiente casi tan grande como una casa. Se alzaba, silbaba y sacaba la lengua como si fuera a morder. Luego, a su lado, venía otra igual de grande. Era diferente. Era azul, tenía unos hermosos ojos azules y sonreía.

Mientras miraba, pensé: "¿No es dulce?". Pero entonces sentí miedo y salí corriendo. No confiaba”.

Hablamos de la visión al terminar. Con sorprendente facilidad, la mujer dijo que las imágenes en el espejo tenían que ver con la confianza.

"Es casi como si temiera que la gente se muestre de una manera y luego se vuelva contra mí", dijo, refiriéndose a las diferentes personalidades de las dos serpientes. "No confío en la gente. Creo que van a ser de una manera y luego se convierten en otra. Me siento engañada".

'¡VI UN PAVO REAL!'

Otra visión simbólica del espejo provino de una mujer interesada en mirarse al espejo solo para "ver qué salía". Me alegró ayudarla, ya que me intrigan las visiones que las personas tienen cuando no buscan nada en particular. Cuando esto ocurre brinda una excelente oportunidad para evaluar los resultados de mirarse al espejo en personas normales que simplemente están interesadas en la autoexploración.

Esta mujer tiene veintitrés años y se graduó de una universidad del sur. Afirma no tener una sólida formación religiosa ni interés particular en el tema. Sin embargo, supongo que busca algún tipo de espiritualidad. Baso mi opinión en el contenido de su visión reflejada. Aquí está:

“Me senté [en la cabina de observación], respiré hondo y me relajé, quizá durante unos cinco minutos. Entonces solo pude ver el marco del espejo y la negrura del mismo. Lo miré fijamente un rato, y entonces unas sombras empezaron a bailar a mi alrededor. ¡Las sombras salieron del espejo y bailaron en la cabina conmigo!

Pronto la visión en el espejo se volvió gris y borrosa. Entonces, el espejo empezó a moverse en segmentos. Partes se alejaban de mí, mientras que otras se acercaban. Entonces, ya no pude ver el marco del espejo, y me di cuenta de que me había engullido. ¡Estaba dentro del espejo!

Entonces vi un pavo real. Estaba de espaldas a mí. Luego se dio la vuelta y me quedé impresionado por sus colores. Se giró y extendió sus plumas. ¡Era enorme!

Parecía tener un rostro humano, aunque no pude ver exactamente cómo era. Entonces vi algo más detrás del pavo real. Pude ver lo que parecía una persona negra sobre un altar de sacrificios. La persona yacía con los brazos y la cabeza colgando a los lados del altar y parecía estar muerta. Tenía el rostro vuelto hacia mí, pero estaba cubierto de pelo, por lo que no pude ver sus rasgos.

Entonces, el espejo volvió hacia mí. Todo lo que vi fue un gran triángulo parecido a una campana de cena y una pequeña pieza de metal como la que se utiliza para tocar la campana. Luego, la campana sonó durante lo que parecieron un par de minutos. Sonaba lentamente, como una campana de iglesia, y era tan relajante que casi me quedo dormida.

Sin embargo, antes de que eso sucediera, ¡me encontré bailando con Jesucristo! Y cuando miré a mi alrededor, ¡estaba bailando con él en la Última Cena! Bailamos alrededor de la mesa y luego una mujer negra se acercó y me llevó lejos”.

Al igual que muchos otros sujetos, ella consideraba que contemplar era una de las experiencias más relajantes que había tenido jamás. Y aunque decía que no entendía el significado de las visiones, creo que solo estaba tratando de comprender el papel de la religión en su vida. El pavo real, por ejemplo, es un antiguo símbolo de Cristo. Y su descripción de él como «enorme» y abrumadoramente bello es agradable y me sugiere que se siente atraída por el mensaje de amor del cristianismo que subyace en gran parte de la doctrina que siempre ha rechazado. Además, el hecho de que su imagen de Cristo fuera la de una figura religiosa con la que realmente podía bailar muestra su creencia en su bondad y calidez.

La persona negra en el altar puede representar la persecución. Dado que la persona negra aparecía en una imagen con el pavo real/Cristo, suponemos que representa algún tipo de persecución cristiana. La mujer negra que la alejó de la Última Cena era probablemente la niñera que había tenido de niña.

Probablemente, esta mujer busca más espiritualidad en su vida y se siente atraída por los aspectos más bondadosos de la religión cristiana.

Estos dos casos anteriores son ejemplos de cómo mirar al espejo saca a relucir el inconsciente, revelando pensamientos y sentimientos que están vivos justo debajo de la superficie. La psicoterapia habitual también lo hace. Una ventaja de mirar al espejo es que parece llevar menos tiempo y suele dar lugar a una demostración mucho más visual de lo que ocurre en lo más profundo de la mente.

MIRAR EN EL INCONSCIENTE.

Mirar al espejo también puede ayudar a los psicoterapeutas a descubrir lo que ocurre en el inconsciente de las personas que acuden a ellos en busca de ayuda.

Freud creía, y muchos están de acuerdo con él, que los sueños son «el camino real hacia el inconsciente». Consideraba que los sueños revelan la motivación que existe bajo los impulsos, acciones que nuestro inconsciente niega cuando estamos despiertos. Considero que las visiones especulares también ofrecen pistas sobre el contenido del inconsciente. Dado que las imágenes que se ven en el espejo son en gran medida creaciones de la mente del vidente, constituyen lo que podría llamarse una prueba proyectiva, similar a las famosas cartas de Rorschach o prueba de manchas de tinta. Esta prueba podría ser muy útil para evaluar el estado mental del cliente.

En mi propio uso de la observación frente al espejo con sujetos he podido diagnosticar una variedad de problemas incluidas ansiedades específicas, depresión y problemas matrimoniales.

Para ello, pido al sujeto que siga un procedimiento determinado, tal como debieron hacer los sacerdotes que incubaban sueños en la antigua Grecia. El día anterior a la observación en el espejoe pido al sujeto que formule una idea. Por ejemplo, si alguien está preocupado por su relación con su madre, le pido que piense en ella en varios momentos del día. De esta manera, cuando finalmente nos ponemos a observar en el espejo las imágenes probablemente girarán en torno al tema de los pensamientos. Al igual que en la incubación de sueños, surgen imágenes más vívidas que la vida real y más simbólicas que los pensamientos ordinarios.

A diferencia de los sueños, que se relatan al psicoterapeuta varias horas, si no varios días, después de que el paciente los ha tenido y que pueden no ser recordados completamente, las visiones especulares tienen el potencial de ser producidas por el sujeto durante la sesión real, ofreciendo acceso a material inconsciente que puede ser tratado inmediatamente.

EL HOMBRE DE LA ISLA

Un ejemplo de este uso de la observación en el espejo como herramienta terapéutica ocurrió con un tosco estudiante del sur rural. Declaró sin reservas que no era muy sofisticado y describió a sus padres como igual de bastos. Su madre era ama de casa y su padre vendía seguros.

Cuando realizamos la sesión de observación el hombre aún vivía en casa con sus padres. Habló de su situación con tono monótono, sin emoción. Pero al final de la sesión, estaba listo para admitir que efectivamente había problemas en casa. Esto es lo que vio:

“Vi a un grupo de personas en la playa. Hacían una fogata y cocinaban algo que parecía pescado. No me interesaba tanto la comida como la gente y el lugar.

Estábamos en una isla, y no muy grande. Podía mirar hacia arriba y ver las colinas de la isla detrás de nosotros. Tenía la sensación de que podía rodearla en un abrir y cerrar de ojos.

Llevábamos trajes muy coloridos, hechos de un material que parecía casi papel. Mientras la gente a mi alrededor caminaba, sus faldas ondeaban como papel de trama suelta. Eran de colores muy brillantes y contrastaban enormemente con el verde intenso de los árboles y el rojo intenso de las flores.

En la siguiente escena, estaba con un grupo de estas personas y corríamos por las zonas bajas de la playa, recogiendo peces atrapados por la marea. Estábamos felices. También había mucha fruta en la isla, toda dulce y abundante.

El ambiente en el grupo era muy tribal. No sentíamos que alguien fuera mi mamá o mi papá, sino que todos éramos uno con los demás. Lo más asombroso para mí era que no podía distinguir si era hombre o mujer. Simplemente era muy joven.

Había una persona con la que tenía una conexión muy estrecha. Era un anciano de la tribu, persona alegre con una barriga enorme y cabello negro y rizado. Era el ancla de mi vida. Recuerdo estar sentado en la playa hablando con él y sentirme muy cómodo, pero no recuerdo de qué hablamos”.

Me pareció interesante que, durante la experiencia de observación, viviera en una isla y no pudiera crecer. Cuando se lo comenté, estuvo de acuerdo. Parecía un reflejo de su vida actual, en la que sus padres estaban ansiosos y resentidos porque su hijo estaba "fuera del nido" explorando cosas que realmente no entendían. Como él mismo expresó: "Siempre intentan arrastrarme de vuelta al pantano", lo que para él significaba que intentaban mantenerlo en casa como su hijo.

Mientras hablábamos, me di cuenta de que el anciano de la tribu al que se sentía cercano no era su padre, a quien no respetaba mucho. Tampoco podía ser ninguno de sus abuelos, ya que ambos murieron antes de que él naciera. Tras hablar de este punto, concluyó que el hombre de la playa era un amable policía de la comunidad de su familia, amigo suyo de la infancia.

Esta única sesión ayudó a este paciente a afrontar algunos problemas en su vida. A través de la observación en el espejo pudimos llegar al meollo de un dilema en su joven vida. Habló conmigo varias veces más sobre el significado de lo que había visto en el cristal y luego decidió mudarse de casa de sus padres y vivir solo.

LA MIRADA COMO HERRAMIENTA DE DEMOSTRACIÓN.

Como profesor de psicología, he descubierto que mirar al espejo es un método muy eficaz para mostrar a mis alumnos los procesos mentales inconscientes. El objetivo no es reunirlos con sus familiares fallecidos, ni siquiera examinar sus sentimientos inconscientes. Más bien, mostrarles que la mente inconsciente está activa, incluso cuando creen que no.

Con frecuencia realizo observaciones grupales frente al espejo con mis alumnos, y he tenido hasta cuarenta mirando a la vez. Este tipo de demostración en clase casi siempre comienza con escepticismo. Al comenzar la sesión puedo oír a los alumnos asombrarse ante lo que ven en la superficie reflectante. Al final de la clase la mayoría están boquiabiertos de asombro ante lo que acaban de hacer y ver. Un alumno comentó que su experiencia fue "como tener una videograbadora en la cabeza". Otra alumna se asombró de que sus recuerdos pudieran parecer "películas tridimensionales".

Estas contemplaciones grupales siempre despiertan en los estudiantes una sensación de asombro que los llena de energía durante todo el semestre. Aunque estoy acostumbrado al misterio de la contemplación, algunas de estas sesiones han producido experiencias que incluso a mí me han desconcertado, haciéndome comprender que hay mucho que aprender sobre la mente inconsciente.

Durante una demostración, pedí a un grupo de sujetos que miraran fijamente a un espéculo. Observé cómo uno de ellos respiraba profundamente para relajarse. Mientras miraba, sus ojos se agrandaban. Más tarde me contó lo que había visto:

“Intenté forzar las visiones. Luego me frustré y me relajé. Al hacerlo, experimenté una especie de transferencia repentina: giré ciento ochenta grados y me senté frente al espejo, mirando fijamente hacia donde había estado sentada. Sentí una oleada y allí estaba yo, en el espejo.

Entonces vinieron las visiones. Recuerdo haber visto un campo con una tierra llena de vaqueros e indios. Vi los colores de la pintura de guerra y de la ropa. Era una escena en la que indios y vaqueros corrían por las llanuras a mi alrededor. De hecho, estaba "dentro" de la escena.

¿De dónde salieron estas imágenes del Oeste norteamericano? No era ningún misterio para quien las tenía. De niño, estaba obsesionado con la "cultura vaquera" del Viejo Oeste. Todos sus recuerdos de infancia lo acompañan con un sombrero de vaquero o una pistola de juguete a la cintura.

Dada su fascinación por el Viejo Oeste, la experiencia tenía sentido. Lo que le desconcertaba era que sus visiones eran mucho más realistas que un sueño, e incluso más placenteras. «Estaba despierto, en medio de la acción», dijo. «Los sueños no pueden superar eso».

Han ocurrido otras cosas en estas demostraciones en el aula que fueron sumamente sorprendentes. En una clase, siete estudiantes describieron la misma visión desde diferentes puntos del aula. No puedo ni empezar a responder por qué siete de treinta personas vieron a un hombre con turbante. En otra ocasión, dos estudiantes en mesas diferentes vieron a una bailarina de ballet en su espéculo. En otra ocasión, un hombre tuvo la visión de una muela inflamada. Cuando contó a la clase lo que había visto, la mujer a su lado se quedó sin aliento y dijo que le iban a extraer una muela infectada por la mañana.

En ninguno de estos casos hubo estímulo o discusión previa que pudiera haber conducido a estas imágenes.

El valor de estas demostraciones reside en mostrar a los estudiantes de psicología y a otros que el inconsciente no es solo una abstracción, sino un nivel real de la mente humana que contiene nuestros pensamientos más profundos. Al enseñar a los estudiantes a mirarse al espejo puedo ayudarles a comprender este complejo concepto. Un estudiante comentó: «Hasta ahora, nunca supe de dónde provenían estas imágenes. Siempre supe que las imágenes del inconsciente no eran inventadas. Pero ahora sé lo reales que son».

UN RÍO DE CONOCIMIENTO.

William James llamó a la mente subconsciente "un río que fluye eternamente a través de las horas de vigilia consciente de una persona". Esta descripción resulta asombrosa cuando nos damos cuenta de lo poco que sabemos sobre el contenido de ese río. Quizás sea la observación en el espejo, con su capacidad de acceder a este río invisible de conocimiento, lo que puede hacer visibles nuestros pensamientos más profundos y recuerdos más olvidados. De ser así, puede utilizarse como herramienta de exploración psicológica que puede reducir considerablemente el tiempo que una persona necesita pasar con un analista.

 

VI - Creando tu propio Psicomanteum

 

Un lago es el elemento principal y más expresivo de un paisaje. Es el ojo de la tierra, donde el espectador, al contemplarlo con la mirada, percibe la profundidad de su propia naturaleza. —Henry David Thoreau

Mirarse al espejo es una forma de autoexploración. Y, como en cualquier exploración, es necesario estar de buen humor y contar con el equipo adecuado para disfrutar de un viaje satisfactorio.

Mi entorno especial para mirarme al espejo reproduce los escenarios de los psicomanteos a lo largo de la historia. Desde los tiempos del hombre primitivo, ha quedado claro que el control de estas visiones depende de la creación de un entorno único, completamente aislado del mundo cotidiano, para que el drama del inconsciente pueda aflorar.

Esta necesidad de un entorno especial fue lo que llevó a los guardianes del psicomanteo de Ephira a crear un complejo de estructuras subterráneas. Fue en este laberinto de cuevas y habitaciones, apenas iluminadas, donde el inconsciente se hizo visible cuando los buscadores de apariciones fueron finalmente conducidos a la cámara de las apariciones y se les permitió contemplar el caldero pulido lleno de agua.

La casa donde John Dee se comunicaba con los ángeles estaba especialmente equipada con una habitación que podría describirse como una cámara de apariciones. Era cómoda y tenuemente iluminada, e incorporaba una variedad de espejos, desde el famoso espejo de obsidiana de Dee hasta espejos comunes. La cámara de Dee era como muchas de las anteriores. Todos los buscadores de apariciones, en todas las culturas, desde la griega hasta la Inglaterra isabelina, realizaban sus intentos de conjurar espíritus en habitaciones cuidadosamente planificadas y equipadas.

Los arquitectos y operadores de todas esas instalaciones sabían algo que también me ha resultado evidente. Comprendieron que estos encuentros, cargados de espiritualidad y emociones, debían tener lugar en un entorno construido de acuerdo con ciertos principios físicos, psicológicos y estéticos. Debería ser así por al menos dos razones:

Es adecuado y apropiado que una persona que atraviesa una experiencia espiritual transformadora lo haga en un entorno memorablemente agradable y edificante.

Las características de un entorno pueden organizarse de modo que precipiten estados alterados de conciencia en las personas expuestas a él.

Estos dos factores quedan ilustrados por los griegos, quienes construyeron sus oráculos en lugares imponentes que también se consideraban lugares de encuentro entre este mundo y el siguiente. Por ejemplo, se creía que el Oráculo de Éfira se ubicaba cerca de la entrada al Inframundo.

En Éfira, el efecto interdimensional requerido se logró armonizando numerosas formas conocidas de alterar la consciencia en un único espacio unificado. La ubicación subterránea de la instalación, por ejemplo, fue suficiente para crear la atmósfera que producía el extraño efecto en la psique. De igual manera, los Nkomis emplearon la privación sensorial y el aislamiento social; el culto Bwiti, la privación del sueño y la intoxicación. Los tres utilizaban la observación en espejos como medio para ver a los espíritus.

CREANDO EL ESTADO DE ÁNIMO.

Decidí emplear un enfoque multimodal al diseñar mi psicomanteum contemporáneo, prestando especial atención a reconocer la conexión entre el juego y lo paranormal. Fomento la risa como parte integral de mi programa, pero no para obligar a los participantes a adoptar una actitud de frivolidad o hilaridad. Más bien el objetivo es permitirles, de forma segura y cómoda, liberarse de algunas de sus inhibiciones, aumentando así sus posibilidades de entrar en un estado alterado de consciencia. Al ver comedias en videocasetes o incluso leer cómics, los pacientes no restan importancia a la experiencia que están a punto de vivir, que consiste en evocar el espíritu de un familiar fallecido. Al contrario, facilitan la aceptación de lo que está a punto de suceder. En ese sentido, el humor es la puerta de entrada a lo paranormal para algunas personas.

Mi estrategia también ha sido incorporar en este entorno la mayor cantidad posible de factores que facilitan la transición a estados alterados de consciencia. Además del humor, estos factores incluyen: la naturaleza, las alteraciones del sentido del tiempo, el arte y la estimulación intelectual, y, por supuesto, superficies cristalinas como los espejos.

Ya mencioné en un capítulo anterior cómo incorporé todos estos factores en el Teatro de la Mente. Pero si te preguntas cómo crearías la atmósfera necesaria para facilitar las apariciones si intentaras mirarte al espejo por tu cuenta, permíteme repasar cada uno de estos componentes y ofrecerte algunas sugerencias:

Naturaleza. Dado que el Teatro de la Mente se encuentra en una zona rural del Sur Profundo, no tengo problema en sumergir a mis sujetos en un entorno natural relajante. Estamos rodeados de bosques y tierras de cultivo por las que es agradable caminar. El arroyo que corre junto a mi molino harinero reconvertido está lleno de tortugas y serpientes y ofrece el relajante sonido del agua corriendo.

En entornos más urbanos, la naturaleza es difícil de encontrar. Si ese es el caso donde vives, podrías probar formas artificiales de reproducirla. La mayoría de las tiendas de productos naturales tienen una selección de cintas de audio con sonidos de la naturaleza. Estos incluyen el sonido de las olas rompiendo en la orilla o la lluvia en un bosque tropical. Escuchar estas cintas en un walkman mientras paseo por un parque o incluso por una calle de la ciudad me ayuda a lograr la relajación profunda que busco.

Alteraciones en la percepción del tiempo. En el Teatro de la Mente, se les pide a los participantes que no usen reloj. Además, están rodeados de una decoración antigua que no incluye relojes. El objetivo es retrotraerlos a una época anterior, una época en la que la gente dependía menos de la tecnología. Este entorno nos transmite una sensación de historia, recordándonos generaciones pasadas. También nos recuerda que la gente se desenvolvía bien en un entorno más lento.

Si aún no tienes muchos muebles antiguos ni una habitación dedicada a las antigüedades, te sugiero crear esta atmósfera mirando un libro de fotografías antiguas o ilustraciones de la vida en tiempos pasados. Si de verdad quieres viajar al pasado, busca en una tienda de antigüedades un visor estereoscópico y las tarjetas que lo acompañan. Este método olvidado de mirar fotografías te abre una ventana a un tiempo pasado.

También es importante cubrir las esferas de los relojes existentes, tanto para fomentar la ilusión de reencuentro con el pasado como para contrarrestar la percepción moderna del tiempo. Si es necesario controlar el paso del tiempo, sugiero cronometrar las sesiones de observación con un reloj de arena, un método arcaico pero efectivo.

El arte por sí solo es suficiente para inducir estados alterados en muchas personas. Mencioné antes el síndrome de Stendhal, el tipo de crisis nerviosa que sufren muchas personas expuestas a grandes obras de arte. También mencioné que algunos músicos han reportado experiencias paranormales, incluyendo la sensación de estar fuera del cuerpo mientras interpretan grandes obras musicales.

Por ello, he recurrido tanto a la música como al arte para abrir la mente de las personas a esta conciencia alterada. El arte se exhibe por todo el edificio, y no solo arte "bonito". Se elige arte sorprendente, impactante, divertido, perturbador; todo con el objetivo de estimular el cerebro de maneras a las que no está acostumbrado.

Estos efectos artísticos no son difíciles de crear en casa. Se pueden lograr cambiando los tipos de arte que tengas colgados en las paredes. O, sin gastar tanto, podrías hojear libros de arte y conseguir el mismo efecto. Las obras de Salvador Dalí, Max Ernst y Pablo Picasso se encuentran fácilmente en coloridos libros ilustrados y tienen una forma especial de estimular la psique de la mayoría de las personas. También encuentro el arte de dibujos animados particularmente estimulante, en especial la obra de Carl Barks, el artista que dibujó al Tío Gilito del Pato Donald.

Sentirse apacible por la belleza es solo una parte de la razón de usar el arte para prepararse para mirarse al espejo. Sorprenderse, impactarse e incluso sentir una sensación de desplazamiento es importante. Además, la apreciación estética es en sí misma una especie de alteración de la conciencia. El efecto que buscamos es una estimulación novedosa que te provoque una sensación de asombro ante el mundo de la percepción.

Estimulación intelectual. La búsqueda del conocimiento siempre ha sido un canal importante a través del cual los seres humanos han buscado dirección espiritual e iluminación. Como mencioné antes, mantengo una extensa biblioteca en el Teatro de la Mente llena de libros sobre estados alterados de conciencia, lo paranormal y espiritualidad. Puedes hacer lo mismo fácilmente en casa, ya que la mayoría de estos libros están disponibles en las grandes librerías.

No creo que la estimulación intelectual provenga únicamente de los libros. Dado que mirarse al espejo es visual, algunos prefieren obtener su estimulación intelectual de un medio visual, especialmente uno que les permita dejar volar la mente.

Una forma de lograrlo es pasar un rato observando a través de un microscopio. Recientemente instalé un microscopio de disección fácil de usar para que mis sujetos puedan realizar una alucinante excursión al mundo microcósmico.

El reino macrocósmico también ofrece posibilidades. Un astrónomo me contó recientemente sobre un informe publicado en una revista astronómica sobre la gran cantidad de astrónomos que tienen experiencias extracorpóreas u otras profundas aventuras internas mientras observan con sus telescopios vastas extensiones interplanetarias e interestelares.

Esto sólo me indica la naturaleza expansiva de la mente del universo que nos rodea y las formas mágicas en que el contacto cercano con él puede afectar nuestros sentidos.

Recuerdos. Por último, si intentas ver a un ser querido fallecido, es importante grabar a esa persona en tu memoria. No debería ser muy difícil. Las fotografías son la forma más efectiva que he encontrado para lograrlo. Un álbum familiar lleno de grandes recuerdos despierta tanto la mente consciente como la inconsciente. Las películas y los videos familiares tienen el mismo efecto.

Otra forma de inspirar sentimientos hacia un ser querido fallecido es mediante recuerdos. He pedido a gente que traiga prendas de vestir relacionadas con la persona. También han traído cañas de pescar, herramientas de carpintería, juegos de ajedrez, pipas, vasos, cartas antiguas, etc. Cualquier objeto relacionado con esa persona es una forma eficaz de evocar recuerdos y sentimientos.

COMBINANDO ESTOS FACTORES

El propósito de todos estos factores es reducir el nivel de inhibiciones que puedas tener al mirarte al espejo, así como establecer un estado de ánimo que te permita entrar más fácilmente en otras dimensiones de la mente.

Me gustaría ofrecer pautas específicas sobre cuánto tiempo se debe dedicar a cada una de las disciplinas mencionadas, pero no puedo. Para algunas personas, una hora en contacto con la naturaleza sería demasiado larga, mientras que media hora mirando fotografías antiguas sería demasiado corta. Cuando realizo una de estas sesiones, generalmente puedo determinar, por el entusiasmo del sujeto, cuándo es hora de avanzar.

Mi consejo para que lo intentes por tu cuenta es simple: no te aburras. Si quince minutos contemplando arte te parecen suficientes, lo son. Si quieres pasear por la naturaleza durante una hora, hazlo sin duda. Lo mismo ocurre con los recuerdos. Si mirar fotos antiguas durante media hora te parece suficiente, probablemente lo sea. Mientras te sientas estimulado y no te aburras con lo que estás haciendo, todo irá bien.

El estado mental asociado con las visiones es sutil. Mantener una actitud de expectación tensa sin duda parece bloquear la experiencia. Por otro lado, asumir con calma y confianza que las apariciones aparecerán parece aumentar la probabilidad de que ocurran. El factor determinante parece ser un estado de relajación.

Una vez que haya completado todos estos pasos y se sienta preparado, puede pasar a mirarse al espejo.

EL ESPÉCULO

Se ha utilizado una amplia variedad de objetos para la observación. En este libro se mencionan varios, como bolas de cristal; espejos; metal pulido; cuencos o copas llenos de agua, tinta, sangre o vino; lámparas pulidas; lagos; etc. Casi cualquier cosa que ofrezca una profundidad nítida tiene posibilidades para la observación en el espejo.

Antiguamente, se asumía que las visiones en espejo se debían a poderes mágicos inherentes al propio espejo. Esta creencia persiste hasta nuestros días. De vez en cuando, he oído a vendedores de cristalerías afirmar que las bolas de cristal de cuarzo auténtico son mejores para la observación porque poseen poderes mágicos.

En general, las diversas sustancias utilizadas como medios para la contemplación pueden evocar diferentes asociaciones emocionales. Por lo tanto, la hidromancia, una forma común de contemplación en el espejo a lo largo de la historia, evoca la mitología relacionada con el agua, uno de los símbolos más comunes del inconsciente. El cristal, por otro lado, es una imagen inconsciente común del yo. Y las piedras, que a veces se pulen y se utilizan para la contemplación, evocan una imagen inconsciente de permanencia.

También están vinculados con las búsquedas espirituales e intelectuales de la humanidad: se decía que Cristo construyó su iglesia sobre una roca, los musulmanes visitan la piedra sagrada en La Meca, la piedra Rosetta fue la clave que abrió los secretos de las lenguas antiguas y John Dee se refirió a su espéculo de obsidiana como la piedra sagrada.

En este sentido, el tipo de espejo elegido puede tener cierta importancia. De hecho, los espejos a menudo se convierten en símbolos del "yo". Kenneth MacKenzie, el cristalista escocés del siglo XV, afirmó que su piedra de observación cayó sobre su pecho mientras dormía. John Dee afirma que su "piedra de la vista" le llegó en medio de una visita angelical. Muchos espejistas contemporáneos han dado relatos similares sobre cómo obtuvieron sus espejos.

Los objetos que reflejan el ser interior pueden llegar a ser tratados como parte de él. De hecho, cuanto más profunda sea la búsqueda del yo, más probable es que esto ocurra. Se convierte en un símbolo de la búsqueda del autoconocimiento. Otra prueba de que la bola de cristal se considera un símbolo del yo proviene de los humoristas, quienes afirman que la bola de cristal es "defectuosa" cuando el adivino al que consultan ve una imagen que no le gusta.

En última instancia, es la mente del observador, y no la esencia oculta del espejo, la base de las visiones especulares. El médium cristalino es, en efecto, un espejo del alma. El hecho de que no seamos plenamente conscientes de este hecho mientras nos contemplamos en el espejo es un factor que confiere una atmósfera misteriosa a toda la experiencia. Los procesos mentales se envuelven en un aura de misterio al tener una aparente ubicación espacial dentro del propio espejo.

En definitiva, creo que es importante usar un espéculo con el que te sientas realmente cómodo. Prefiero usar un espejo. Quizás prefieras alguno de los otros medios mencionados. No importa cuál uses. Lo importante es que funcione.

EL ACTO DE MIRAR

Asegúrate de que nadie te moleste mientras te miras al espejo. Busca un lugar privado; desconecta el teléfono; incluso puedes colgar un cartel de "no molestar" en la puerta si es necesario. Es importante que encuentres un lugar cómodo donde puedas relajarte de verdad.

La postura es importante. Siéntese en una silla cómoda que le dé soporte a la nuca, incluso si está profundamente relajado. Coloque la silla y el espejo de manera que pueda mirarse sin tener que mantener la mirada en un ángulo incómodo.

Una luz tenue desde atrás suele ser la mejor opción, aunque tendrás que experimentar hasta conseguir la iluminación perfecta. He descubierto que usar velas o un candelabro eléctrico ayuda, sobre todo al principio. También se cree que el mejor momento para mirarse al espejo es al anochecer, un momento que parece inspirar estados de ánimo alterados en muchas personas. Más adelante, cuando domines la técnica, descubrirás que es posible mirarse al espejo incluso con luz brillante.

La técnica de mirarse al espejo es extraordinariamente sencilla. Sentado cómodamente, relájese y mire fijamente la profundidad del espejo sin intentar ver nada. Algunos comparan esto con mirar a lo lejos. Con la relajación adecuada, sentirá los brazos muy pesados ​​y las yemas de los dedos hormiguearán como si estuvieran ligeramente cargadas de electricidad. Este hormigueo casi siempre indica el inicio del estado hipnagógico.

Lo más probable es que el espejo se nuble ahora. Algunas personas reportan una imagen similar al cielo en un día nublado. Otras dicen que el espejo se oscurece. En cualquier caso, este cambio en la claridad del espejo indica que las visiones están a punto de aparecer.

Déjalo fluir

La gente suele preguntar si es mejor plantear una pregunta específica cuando aparecen las visiones o si es mejor observarlas pasivamente. Como regla general, creo que no se debe dirigir la experiencia al principio. Simplemente, dejar que las imágenes fluyan.

Intentar guiar las imágenes añade una capa adicional de complicaciones que disminuyen la probabilidad de ver imágenes en el espéculo. Una vez que se haya vuelto más hábil con la observación en el espejo, formularse preguntas específicas antes de entrar en trance puede ser muy útil, especialmente si el objetivo es la autoexploración o la autocomprensión. Intentar dirigir las imágenes después de que hayan comenzado suele hacer que se desvanezcan. No estoy seguro de por qué ocurre esto, pero supongo que el pensamiento consciente lo saca del estado mental hipnagógico donde surgen estas imágenes.

¿Cuánto duran las imágenes? Generalmente menos de un minuto, especialmente para quienes no pueden mantenerse relajados. Algunos de mis sujetos han podido mantener imágenes hasta diez minutos en su primer intento. Cuanto más hábil sea la observación en el espejo, más tiempo verá las imágenes en el espéculo.

A veces, puede que no veas nada, pero oigas hablar a la persona fallecida o sientas su tacto. Algunos pueden experimentar todas las sensaciones de una persona o lugar determinado sin ver nada en realidad. Y, como ya sabes al leer este libro, puedes tener la sensación de pasar al interior del espejo, o incluso que las imágenes te acompañen. En cualquier caso, será evidente cuándo comienza y termina la experiencia visionaria.

GUARDE UN REGISTRO DE LA EXPERIENCIA

Te recomiendo que registres la experiencia inmediatamente después de la sesión. Anótala con el mayor detalle posible. Incluye las sensaciones previas a la experiencia visionaria, lo que viste o sentiste mientras la tenías y lo que te hizo salir de ella.

Un registro minucioso te ayudará a saber qué esperar la próxima vez que te mires al espejo. También te mostrará las diferencias entre sesiones y, con el tiempo, te permitirá saber cómo aprovechar al máximo tu experiencia.

Registrar tus experiencias también te ayudará a recordarlas tal como fueron. Anota la naturaleza de tu visión, incluyendo qué o a quién viste y oíste, e incluso cómo te sentiste a medida que sucedían los acontecimientos. Esto te permitirá recordar la experiencia exacta más adelante.

No te esfuerces demasiado

Si las visiones no ocurren durante una sesión, entonces es necesario considerar algunos de los posibles factores involucrados.

La razón más común para no ver nada es esforzarse demasiado. Los sujetos a veces informan que las visiones comienzan milagrosamente después de darse por vencidos, o al menos después de pensar en hacerlo.

En una ocasión dirigí un taller con ocho personas, todas alcohólicas en recuperación. Solo dos experimentaron visiones durante la sesión de contemplación. Como posible razón, mencionaron que los alcohólicos son "controladores" y, por lo tanto, no podían relajarse ni dejar que sus mentes divagaran. Les sugerí que la próxima vez simplemente se dieran por vencidos y se quedaran allí un rato más, ya que la sola idea de dejarlo podía relajarlos.

En cierto modo, el estado mental para la experiencia visionaria es opuesto al que experimentamos cuando intentamos hacer algo conscientemente. Sin embargo, mantener una actitud de expectativa confiada también facilita la aparición de las imágenes. El factor clave aquí parece ser un estado de relajación mental.

Las distracciones son otra razón común por la que no se producen visiones. Estas pueden incluir el ruido exterior y la incomodidad física. Quizás la habitación esté demasiado caliente o demasiado fría, o quizás simplemente sea demasiado ruidosa. Las distracciones también se producen por la dieta. Algunas personas simplemente no pueden tener visiones después de una comida copiosa, aunque se recomienda una ligera, ya que eleva el azúcar en sangre y evita que se concentre la atención en el hambre. Y pocas personas pueden mirarse al espejo con éxito después de haber ingerido cafeína, ya que este estimulante común tiende a poner a las personas demasiado nerviosas. También se ha establecido una conexión entre una dieta alta en potasio y la visualización efectiva. Por otro lado, quienes consumen grandes cantidades de calcio tienden a no experimentar visiones con tanta facilidad. El mensaje aquí es comer más fruta y verdura y menos productos lácteos el día anterior a mirarse al espejo.

También quiero destacar que el ejercicio es un componente importante de la relajación. La mayoría de las personas se sienten mucho más relajadas incluso después de un ejercicio suave, y su presión arterial y frecuencia cardíaca son más bajas como prueba de ello. Si tiene dificultad para relajarse o dejar que su mente divague mientras se mira al espejo, podría deberse a la falta de ejercicio. El ejercicio es una de las mejores maneras que he encontrado para estimular la relajación muscular profunda que facilita la entrada en el estado visionario. Por supuesto, consulte con su médico antes de comenzar un programa de ejercicios.

Otra razón por la que algunas personas no ven visiones es el dolor físico. El dolor de espalda, en particular, puede dificultarles a algunas personas sentarse, y mucho menos relajarse y mirarse al espejo. En ese caso, no hay nada de malo en acostarse y mirarse al espejo.

A veces, simplemente se necesita mucho tiempo o muchos intentos para tener una experiencia visionaria exitosa. Puedes sentirte completamente cómodo con el proceso y aun así no tener visiones. Te invito a perseverar y a intentarlo varias veces. En mi experiencia, poco más de la mitad de quienes lo intentan tienen una visión la primera vez. Muchos otros la tendrán al segundo, tercer o incluso cuarto intento.

¿Por qué la gente lo vuelve a intentar tras fracasar la primera vez? La respuesta probablemente se encuentre en los otros placeres de mirarse al espejo. La mayoría de la gente dice que nunca se ha sentido tan relajada en su vida. Algunos incluso se miran al espejo principalmente por relajación, considerando las visiones como una interesante consecuencia.

MANTÉNGALO JUGUETÓN

Si todo esto parece más un juego que una ciencia, entonces he logrado mi objetivo.

En algún momento, la parapsicología se ha vuelto abstracta e intelectualizada, y casi parece haber renunciado a su conexión con el alma. Intenta ser una ciencia seria, por lo que a menudo no logra consolar a quienes recurren a ella en momentos de pérdida y dolor personal.

En cierto estilo de práctica, la parapsicología se asemeja a la ciencia. Sostengo que también se asemeja al entretenimiento, el humor y el juego.

Aunque las personas adustas minimizan su importancia, el humor y el juego se encuentran entre las actividades humanas más significativas. El consuelo que ofrecen puede ser indispensable para afrontar la vida, sin mencionar que el juego creativo es una importante fuente de descubrimiento.

La parapsicología en su máxima expresión puede despertarnos a la naturaleza misteriosa del universo en el que vivimos y al asombro continuo de la conciencia con la que experimentamos ese universo.

En efecto, la parapsicología orquesta ciertos métodos o técnicas de indagación sistemática con el fin de alcanzar un fin espiritual. Puede despertar profundas emociones de asombro y admiración. Aunque no puede ofrecernos pruebas de la vida después de la muerte, sí puede brindarnos esperanza.

No pretendo en absoluto sugerir que los parapsicólogos (incluido tú, que te miras al espejo) estén dispuestos a conformarse con menos que un respeto riguroso por la verdad. Debes amar la verdad tan profundamente como los científicos, aunque no puedas realizar la misma búsqueda sistemática que ellos.

ENCONTRANDO LOS LÍMITES

El efecto deseado de la interacción de todos estos elementos al mirarse al espejo es crear una puerta a otras dimensiones de la mente. Por lo tanto, resulta una grata confirmación escuchar a los visitantes comparar esto con "entrar en otro mundo".

Quienes siguen las técnicas que he desarrollado han reportado con frecuencia manifestaciones impactantes de fenómenos tradicionalmente descritos como paranormales. Sin embargo, todo esto se ha logrado mediante un enfoque que no afirma en absoluto el carácter metafísico de estas experiencias.

Se anima a los participantes a decidir por sí mismos sobre la realidad y el significado de sus experiencias. Es en este entorno —que puedes crear fácilmente en casa— donde puedes emprender viajes a los confines más remotos de la conciencia humana.

 

VII - Usos futuros de la observación en el espejo

 

La vida subliminal tiene ventanas o perspectivas, y puertas o entradas, que extienden indefinidamente la región o el mundo de la verdad. —William James

Se nos ocurren de inmediato diversos valores y aplicaciones potenciales de la observación en el espejo. Estas aplicaciones pueden producir una comprensión más profunda de las capacidades y limitaciones de la mente humana. Pero más allá de sus implicaciones psicológicas, la observación en el espejo puede conducir a una comprensión más profunda de la historia y la literatura.

Primero, examinemos el papel que juega la mirada frente al espejo en la psicología humana.

Quizás lo más importante para quienes estudian la mente es la posibilidad de que mirarse al espejo abra un portal a un estado alterado de consciencia. Si las apariciones facilitadas de los difuntos resultan indistinguibles de las espontáneas, entonces un fenómeno común que durante mucho tiempo se ha considerado paranormal por fin está disponible para su estudio en circunstancias controladas.

Con "estudio" no me refiero simplemente a recopilar historias de personas que han tenido estas experiencias. Me refiero a que la observación en el espejo podría finalmente permitir el estudio de estos estados alterados en un laboratorio. Esto representaría un gran avance en psicología. Significaría que los sujetos podrían ser entrevistados inmediatamente después, o incluso durante, un estado alterado.

Se podrían realizar electroencefalogramas y tomografías por emisión de positrones durante una experiencia aparicional para que la ciencia finalmente pueda hacer mapas de la actividad metabólica en el cerebro que ocurre durante estos encuentros.

Dado que ha sido imposible investigar estos estados alterados en un laboratorio, muchos escépticos han afirmado que quienes tienen experiencias paranormales, así como quienes las investigan, tienden a exagerar lo que sucede, o incluso a creer que las propias experiencias son inventadas por los sujetos. Esta opinión desinformada rara vez considera la enorme cantidad de personas que ven fantasmas, tienen experiencias cercanas a la muerte o incluso abandonan sus cuerpos. Aunque hablamos de literalmente millones de personas solo en estas tres categorías, algunos cínicos los tildan de mentirosos o chiflados, negando una experiencia que fue real para el sujeto.

EXPLICACIONES LIMITADAS AL LUGAR

Al facilitar las apariciones en psicomanteos, también podríamos explicar las apariciones "afectadas por un lugar". Estas apariciones rondan un lugar específico. A veces, estas apariciones pueden durar siglos, especialmente si el área no ha sido perturbada. Algunas de las apariciones más famosas afectivas por un lugar ocurren en castillos europeos, antiguas catedrales e iglesias, y áreas silvestres. Las apariciones afectivas por un lugar suelen ser resultado de muerte súbita, asesinato u otra muerte violenta.

Lo siguiente es un ejemplo típico de las apariciones locales reportadas a los investigadores; proviene de los archivos de Gardner Murphy y Herbert Klemme:

El 3 de octubre de 1963, el decano Dahl le pidió a la señora Coleen Buterbaugh, secretaria del decano Sam Dahl, de la Universidad Wesleyana de Nebraska, en Lincoln, Nebraska, que llevara un mensaje a un colega, el profesor Martin (seudónimo), en su despacho del cercano edificio CC White. Alrededor de las 8:50 de la mañana., la señora Buterbaugh entró en el edificio y caminó a paso rápido por su amplio pasillo, oyendo el sonido de los estudiantes en un grupo de salas destinadas a la práctica musical, y en particular el de una marimba. Al entrar en la primera sala de la suite, dio unos cuatro pasos y la detuvo en seco un olor muy intenso, un olor a humedad y desagradable. Al levantar la vista, vio la figura de una mujer muy alta, de cabello negro, con blusa y falda hasta los tobillos, que extendía el brazo derecho hacia los estantes superiores derechos de un viejo mueble de música. Continuamos el relato con las propias palabras de la señora Buterbaugh:

“Al entrar en la habitación todo parecía normal. A los cuatro pasos me impactó un fuerte olor. Cuando digo fuerte me refiero a ese olor que te paraliza y casi te ahoga. Miraba al suelo, como suele hacerse al caminar, y en cuanto el olor me detuvo sentí que había alguien conmigo en la habitación. Fue entonces cuando me di cuenta de que no había ruidos en el pasillo. Todo estaba en un silencio sepulcral. Levanté la vista y algo atrajo mi atención hacia el armario de la pared de la habitación contigua. Levanté la vista y allí estaba ella. Me daba la espalda, metiendo la mano derecha en uno de los estantes del armario y permaneciendo completamente inmóvil. No era consciente de mi presencia. Mientras la observaba, no se movió. No era transparente, y sin embargo, sabía que no era real. Mientras la miraba, simplemente se desvaneció; no partes de su cuerpo una a una, sino todo su cuerpo a la vez.

Hasta que se desvaneció, no me di cuenta de que hubiera alguien más en la suite, pero justo en ese momento sentí que aún no estaba sola. A mi izquierda había un escritorio y presentía que había un hombre sentado allí. Me giré y no vi a nadie, pero aún sentía su presencia. No tengo ni idea de cuándo desapareció esa sensación, porque fue entonces, al mirar por la ventana detrás del escritorio, que me asusté y salí de la habitación. No sé si salí corriendo o andando. Cuando miré por la ventana no había ni un solo objeto moderno. La calle, que está a menos de media manzana del edificio ni siquiera estaba, ni tampoco la nueva Casa Willard. Fue entonces cuando me di cuenta de que estas personas no estaban en mi época sino yo en la suya”.

¿Qué son estas apariciones en lugares específicos? ¿Por qué el mismo fantasma es visto por tantas personas diferentes, incluso por quienes desconocen la historia de una zona o el hecho de que esté embrujada?

El uso de la facilitación visionaria puede permitir poner a prueba estas preguntas y brindar respuestas que durante mucho tiempo han eludido a los investigadores.

APARICIONES COLECTIVAS.

Una extensión del método actual debería permitir facilitar las apariciones colectivas entre varios sujetos a la vez, todos intentando facilitar la aparición de la misma persona fallecida. Se han documentado apariciones colectivas espontáneas de difuntos en espejos, y los relatos de los antiguos griegos sugieren que ocurrieron en los psicomanteos. Esto me da confianza en que esta línea de investigación finalmente dará sus frutos.

Dejaré esta línea de investigación a otros investigadores. Se me dan mejor las interacciones individuales. Por lo tanto, no voy a continuar con esta línea de investigación. Espero que colegas con mayor dominio de la conducción de sesiones grupales lleven a cabo este proyecto. El éxito en este proyecto podría revelarnos algo sobre la dinámica de los fenómenos visionarios colectivos.

TERAPIA DEL DUELO.

El estudio de las apariciones facilitadas también puede brindar información sobre la psicología del duelo. Es bien sabido que las personas en pleno duelo suelen obsesionarse con imágenes de los difuntos. Pueden llevar consigo fotografías de sus seres queridos, contemplándolas con frecuencia. Si se conceptualizan las apariciones de los difuntos como un aspecto de la capacidad mental, este trabajo puede ayudarnos a comprender mejor el proceso de duelo y, por ende, a reducir el dolor del duelo.

Es común que quienes experimentan apariciones espontáneas de seres queridos fallecidos experimenten una reducción, incluso una resolución completa, de su dolor. Esto coincide bastante con los resultados descritos por sujetos que se encontraron con el difunto en el psicomanteum. Muchas de estas personas consideraron el suceso como una sanación de sus relaciones con sus seres queridos fallecidos.

PSICOLOGÍA DE LA HISTORIA.

Por mi parte, planeo continuar mi investigación en tres líneas de investigación. Estoy en proceso de localizar material histórico que facilite el estudio de los oráculos clásicos de los muertos. Visitaré estos sitios con la esperanza de comprender mejor el entorno y los métodos que utilizaban los antiguos para conjurar a los muertos.

Por ejemplo, la mayoría de quienes escuchan por primera vez sobre el chamanismo asumen que los chamanes eran charlatanes, enfermos mentales o que poseían alguna facultad extraordinaria de la que la mayoría carecemos. Ya hemos visto que los chamanes afirmaban poder viajar al mundo espiritual a través de sus espejos mágicos, donde veían los espíritus de los muertos. Como ya saben por este libro, el mundo interior de estos antiguos practicantes tribales es accesible para todos.

Estos antiguos ritos se comprenden mejor al familiarizarse con la observación en el espejo. Este conocimiento arroja luz sobre la vida de muchas figuras históricas. También comprendemos mejor algunas de las instituciones centrales de la antigua Grecia.

También nos ayuda a comprender cómo los estados visionarios pueden potenciar la creatividad. Ahora es evidente que Thomas Edison utilizaba el estado hipnagógico para explorar su inconsciente en muchos de los inventos que cambiaron el curso de la humanidad moderna. Lo mismo puede decirse de otros grandes científicos, inventores y pensadores. El hecho de que estas maravillas del inconsciente hayan ocurrido con estos grandes hombres de la historia indica que podrían haber ocurrido en otros casos y que es muy probable que se repitan.

TRISTE HISTORIA DE LOS XHOSAS.

La historia nos muestra cómo este fenómeno puede provocar sucesos escalofriantes cuando irrumpe inesperadamente en una cultura que no está preparada para comprenderlo. Quizás te resulte incomprensible que algunas personas se obsesionen tanto con las visiones en el espejo que lleguen a controlar sus vidas. Pero este tipo de cosas han sucedido en la historia, siendo la más reciente el suicidio nacional del pueblo xhosa de Sudáfrica.

Los numerosos relatos bien documentados de esta tragedia del siglo XIX describen la aparición espontánea de un psicomanteum en una cultura primitiva. Los resultados dieron lugar a una obsesión por las visiones en el espejo que condujo a expectativas irrealistas y a un escapismo de primer orden.

Los xhosas eran un pueblo desmoralizado. Habían librado guerras contra los colonos europeos desde 1778 y habían librado media docena de guerras más contra los británicos en la primera mitad del siglo XIX.

Sus armas de la Edad de Piedra no pudieron con la superior potencia de fuego de los europeos. Sufrieron derrotas en todas sus batallas. La derrota más humillante se produjo durante la guerra de 1850, que duró tres años y dejó dieciséis mil xhosas muertos.

Los británicos no se conformaron con la victoria. Un gobernador colonial obligó a algunos jefes xhosa a besarle la bota en señal de derrota.

El único aspecto en el que los xhosa podían mantener su orgullo era su ganado. Eran excelentes pastores que respetaban y atesoraban a su ganado. Hubo épocas en que incluso lo veneraban en ceremonias especiales. El ganado recibía nombres individuales y era un tema popular en la poesía y las canciones xhosa. Los hombres xhosa se identificaban con sus animales favoritos de la misma manera que los estadounidenses se identifican con sus automóviles. Había una diferencia: el sustento del pueblo xhosa dependía de su ganado. Sin él, morirían.

Una tarde de otoño de 1856, una joven llamada Nongquase entró corriendo sin aliento en el campamento y relató haber visto a diez desconocidos negros en un estanque junto a un río. Dado que su tío era el chamán y profeta más eminente de la tribu, se le atribuyó un significado especial a su visión.

Enseguida, su tío fue al río y vio a los hombres en la poza. Quedó atónito al ver a su propio hermano fallecido entre el grupo. Un portavoz le dijo que eran mensajeros del más allá y que tenían cosas que decirle. Luego desaparecieron.

Durante las siguientes semanas, Nongquase fue enviada repetidamente a la piscina, donde conversó con los seres espejo mientras estaba sumergida hasta la cintura. Se corrió la voz del milagro, y pronto la joven profeta y su tío guiaron a los jefes tribales xhosa a través de la experiencia. Algunos tuvieron sus propias visiones.

Finalmente, Kreli, el gran rey de los xhosas, llegó al estanque para ver con sus propios ojos lo que sucedía. Él también tuvo pronto una poderosa visión de su hijo fallecido. Fue como si el niño volviera a la vida, dijo más tarde.

El rey Kreli quedó profundamente conmovido por la experiencia. Se convirtió en defensor de las profecías del estanque, incluso las que exigían la matanza del ganado para que los antepasados ​​pudieran resucitar.

No todos estuvieron de acuerdo con estas profecías, especialmente en la lejana tierra Xhosa, donde la gente se sintió ofendida por el hecho de que sus antepasados ​​hubieran elegido aparecer en un lugar tan alejado de sus aldeas. Hicieron saber que querían ver a sus parientes fallecidos en la zona.

Nueve meses después, eso sucedió. La hija de once años de un chamán local comenzó a visitar con poderes de espejo un estanque cerca de su aldea. Afirmó haber tenido encuentros con el espíritu de un xhosa fallecido, muy querido por su pueblo. Lo escuchó hablar. Dijo que los espíritus resucitarían si se mataba al ganado.

Fue en este ambiente que comenzó la gran matanza de ganado. Pronto, los cadáveres de animales muertos cubrieron el paisaje. Los funcionarios coloniales británicos intentaron detener la locura arrestando a los visionarios, pero ya era demasiado tarde. La hambruna masiva que siguió diezmó al pueblo xhosa, y ninguna de las almas fallecidas emergió como se prometió.

Las autoridades británicas no comprendieron la psicología que subyacía al fenómeno que había desencadenado la matanza del ganado. Pero ahora sabemos que la combinación de la facilitación visionaria y la baja autoestima supuso un desastre para este antiguo pueblo.

Sin embargo, la difícil situación de los xhosas debería recordarnos que debemos evitar que la actividad de contemplarse en el espejo se convierta en una actividad sectaria. Un análisis reflexivo puede mantener las experiencias visionarias en su lugar, conservándolas como una forma de ayudar a los seres humanos en lugar de convertirlas en una razón de ser.

ESTADOS ALTERADOS E HISTORIA.

Es evidente que los estados alterados de conciencia pueden despertar el interés por la historia, inspirar una nueva forma de entenderla o, incluso, en el caso de Arnold Toynbee, inducir a alguien a escribir un estudio sobre ella.

En el volumen diez de su monumental obra A Study of History, Toynbee dedica un capítulo a los acontecimientos que inspiraron a los historiadores a escribir sus mejores obras. La mayoría de los historiadores que menciona se interesaron por la historia a raíz de las grandes guerras. Pero él y Edward Gibbon fueron dos de las excepciones notables que se inspiraron en experiencias visionarias. Para Gibbon, autor de Declive y caída del Imperio romano, su momento místico se produjo mientras estaba sentado en las escaleras del Templo de Júpiter escuchando a los frailes descalzos cantar sus letanías. De repente, la ciudad moderna se transformó en las ruinas de la ciudad antigua y viceversa. La visión de la decadencia física le llevó a rastrear la caída de lo que posiblemente fue el mayor imperio de la historia. Al resumir la experiencia de Gibbon, Toynbee describe maravillosamente la naturaleza de este tipo de experiencias:

Esta experiencia imaginativa fue el único destello de inspiración que Gibbon tuvo jamás. Sin ella, ese maravilloso genio podría no haber llegado nunca a florecer, y ese famoso nombre podría no haber encontrado lugar en el registro de la historia intelectual de la humanidad. En términos cronológicos, el acontecimiento psíquico que tuvo estas trascendentales consecuencias puede que no ocupara más que una fracción de segundo de los treinta y seis años aproximadamente de la vida intelectual adulta del gran historiador; sin embargo, su atenta musa no dejó de ver y aprovechar la fugaz oportunidad de acceder a una mente que normalmente se mostraba impermeable a sus divinas sugerencias debido a una coraza de escepticismo innato que se había endurecido en el clima mental occidental del siglo XVIII, demasiado complaciente.

Toynbee escribe entonces sobre su propia experiencia visionaria, que tuvo lugar al atardecer, cuando estaba sentado en una colina con vistas a Esparta después de un agotador día de senderismo. Mientras contemplaba la ciudad en la colina frente a él, comenzó a preguntarse si había habido otra ciudad allí antes que esta. Le vinieron a la mente pasajes bíblicos como «Una ciudad situada en una colina no puede ocultarse» y «Alzaré mis ojos a las colinas, de donde viene mi ayuda».

De repente, escribió Toynbee, hablando de sí mismo en tercera persona, "el observador vio fijamente a su cara, en la corona del acantilado que dominaba la otra orilla del Eurotas, justo enfrente de los sitios casi coincidentes de Esparta I y Esparta II, un monumento que le señaló la ubicación del equivalente prehelénico de la ciudadela franca y otomana sobre cuyas almenas estaba mirando".

Toynbee parecía tener una visión fugaz, incluso un viaje, al pasado. Apreciaba esta visión. De hecho, incluso afirma que tal vez no habría producido su monumental Estudio de la Historia sin haber tenido esta experiencia. Como escribió (refiriéndose a sí mismo en tercera persona), Toynbee tal vez no habría producido sus volúmenes de historia «si esta visión sinóptica no se hubiera desplegado físicamente ante sus ojos desde la cima del Mistra el 23 de mayo de 1912, en una experiencia que había sido personal para el espectador».

Es concebible que las visiones especulares puedan utilizarse para dilucidar la forma en que los historiadores estudian y escriben la historia. Muchos autores, absortos en el detalle de las figuras históricas, afirman sentirse atormentados por la presencia de sus personajes.

Estos hechos me sugieren que los biógrafos podían "visitar" a personajes históricos bajo las circunstancias controladas del psicomanteum. Es posible que la interacción de factores conscientes e inconscientes pudiera enriquecer la comprensión histórica.

Puede que esto parezca descabellado a primera vista, pero el relato de Toynbee muestra la relevancia de la mente inconsciente y de los estados alterados de conciencia en las formas en que se estudia la historia.

Incluso Toynbee coincide. Reconoce las contribuciones de la obra de Carl Jung a su propio estudio de la historia, declarando:

CG Jung... me abrió una nueva dimensión en el ámbito de la Vida. La admirable catolicidad con la que Jung recurre a materiales de la más diversa índole para ilustrar sus temas me permitió adentrarme en la terra incognita del abismo subconsciente de la psique, al ir de lo conocido a lo desconocido... El resurgimiento, tras un viaje submarino, de fragmentos de vida psíquica consciente que habían quedado sumergidos en el Subconsciente fue el equivalente al resurgimiento...

Toynbee elogió a Platón de la misma manera, afirmando que Platón instruyó a los historiadores futuros a tomar lo que saben que es cierto y aventurarse en el mundo de la imaginación. Como escribió con tanta elocuencia:

Platón me enseñó, con su ejemplo, a no avergonzarme de usar tanto mi imaginación como mi intelecto. Me enseñó, cuando, en un viaje mental, me encontraba en el límite superior de la atmósfera accesible a la Razón, a no dudar en dejar que mi imaginación me llevara a la estratosfera en las alas de un mito... El ejemplo de Platón... me había dado el valor para distanciarme de un Zeitgeist occidental de principios del siglo XX, cuyos oráculos eran balanzas y divisores porque, en la ceguera de este Geist, las únicas realidades eran las que podían pesarse y medirse.

Insto a cualquier historiador interesado en esta oportunidad a que intente una visión especular. Este viaje de lo conocido a lo desconocido sin duda arrojaría resultados interesantes. También podría ser valioso para establecer conexiones y atar cabos sueltos sobre sucesos que han eludido los métodos tradicionales de investigación.

La mente inconsciente es una poderosa herramienta para la comprensión. En esta misteriosa región de la mente, los problemas se resuelven y los acontecimientos se aclaran mucho antes de que lleguen a la consciencia. Poder acceder a una fuente de información tan rica de una forma tan impactante como la observación en el espejo sin duda ofrece un gran potencial para quienes desean conectar con el pasado.

IMPLICACIONES LITERARIAS.

Hasta ahora, nadie ha comprendido del todo cómo surgieron historias tan fantásticas en una cultura determinada. Pero a la luz del conocimiento actual, es evidente que los elementos de la visión especular desempeñan un papel importante en muchos mitos, leyendas, cuentos de hadas, supersticiones, prácticas religiosas, acontecimientos históricos e incluso viajes personales. A continuación, se presenta un resumen de los elementos presentes en muchas de estas historias:

La presencia de una superficie u objeto reflectante: el caldero de Lludd, la botella de cobre del pescador, la trinchera de sangre de Odiseo, el espejo de obsidiana del Dr. Dee, todos representan una superficie reflectante que ofrece la posibilidad de visión especular.

Esta superficie, o espéculo, puede caracterizarse como especial o incluso mágica. Por ejemplo, Kenneth MacKenzie, de Escocia, se despertó una tarde de una siesta y encontró una piedra de observación sobre su pecho. Dijo que la piedra había sido colocada allí por ángeles y la consideraba su espéculo más preciado.

Puede requerirse un acto mágico o ritualístico para preparar el espéculo y despertar sus poderes. La literatura mítica está repleta de ejemplos. Uno de los más conocidos es el de la malvada madrastra de Blancanieves, que canta: «Espejito, espejito, ¿quién es la más bella de todas?» antes de que su espejo mágico dicte su veredicto. Aladino también debe pulir la superficie de su lámpara antes de que su brillante y clara profundidad revele al genio.

El ritual siempre ha desempeñado un papel fundamental en las visiones en espejo. Sin duda, limpiar una superficie la convierte en un espejo más brillante y de mejor calidad, pero el propósito del ritual al mirarse al espejo también es preparar al sujeto para tener una visión. Al seguir rituales ancestrales, los sujetos se convencen de que se han ganado una visión.

Una entidad de algún tipo está asociada con el espéculo.

Casi siempre hay algún tipo de espíritu, ya sea maligno o bondadoso, presente en el espejo. Lo vemos en la mitología y la literatura, así como en la vida real. He tenido pacientes que han tenido apariciones que salen del espejo y los visitan.

El más popular en el mito es la entidad en el espejo de la malvada bruja, quien da la mala noticia de que Blancanieves es la mujer más bella del mundo. Inmediatamente queda destrozado, hecho mil pedazos, por decir esta cruda verdad. El genio de Aladino también sale de la lámpara, al igual que los dragones en el cuento celta de Lludd.

Un ser humano puede entrar en el reino del espejo Como ahora sabemos por mi experimentación, no es raro que un ser humano entre en el reino del espejo a través del espejo.

Este fenómeno explica el fantástico viaje de Alicia en A través del espejo, de Lewis Carroll. También explica la experiencia, algo anticuada, que tuvo Odiseo al contemplar el mundo espiritual a través de un charco de sangre reluciente.

Los ejemplos de esto en la literatura a menudo parecen fantasiosos o incomprensibles. Al comprender que dicha transferencia forma parte de la observación en el espejo, se hace evidente que tales experiencias han desempeñado un papel en la literatura.

Esta interfaz entre el mundo ordinario y el reino habitado por seres espejo puede ser peligrosa tanto para los humanos como para la gente del espejo. Dado que el genio de la botella tiene en mente un asesinato al ser liberado, el pescador debe engañarlo para que vuelva a la botella. Por otro lado, los dragones se emborrachan con hidromiel en el cuento celta y quedan atrapados fuera del espejo. La historia de la ninfa de Numa representa un destino intermedio, pues se transformó en la misma fuente de la que surgió.

En la vida real, también ha habido peligros para quienes se miran al espejo. Sus peligros no provenían del interior del espejo, sino de las personas que los rodeaban. John Dee fue acosado por acusaciones de brujería a lo largo de su larga vida. Cagliostro fue considerado un charlatán por algunos (y bien pudo haberlo sido). Y el pobre Kenneth MacKenzie fue enterrado de cabeza en brea hirviendo por decirle a una reina la verdad sobre su marido infiel, a quien vio con otra mujer en su espejo.

La muerte y el duelo desempeñan un papel importante en estas leyendas. Al igual que en la facilitación visionaria de la vida real, la muerte, el duelo y el duelo cobran gran importancia en la mayoría de estas narraciones. El padre de Aladino había muerto, al igual que la madre biológica de Blancanieves. Odiseo navegó hacia Éfira inmediatamente después de la muerte de su camarada, Elpénor. Mientras contemplaba un charco de sangre, descubrió que su madre, Andclea, había fallecido en su ausencia.

Una vez más, mito y realidad se unen, ya que el duelo desempeña un papel fundamental en la búsqueda de visiones en el espejo por parte de personas reales. Y, al igual que ocurre con algunas figuras míticas, las personas reales se recuperan de su dolor al ver a sus seres queridos fallecidos.

Se centra en la separación matrimonial, la discordia doméstica o los disturbios sociales. Odiseo viaja al Oráculo de los Muertos en Éfira para ver si podrá regresar a casa con su esposa, Penélope. La madrastra de Blancanieves envidiaba la belleza de la joven e intentaba asesinarla. Y la familia de Aladino seguramente se sintió perturbada por el genio de la lámpara.

EL ENIGMA DE LA CAJA DE PANDORA RESUELTO.

Tal vez uno de los mitos más misteriosos de todos, la Caja de Pandora, ahora puede ser iluminada por visiones especulares.

En la leyenda de Pandora que conocemos mejor, la primera mujer de la Tierra abre una caja que libera plagas de todo tipo sobre la humanidad. Decimos que era una caja porque seguimos la versión del relato del erudito del siglo XIV Erasmo de Róterdam.

Sin embargo, en el relato más antiguo de la historia, el del poeta griego Hesíodo, Pandora no tenía una caja. En cambio, todos los espíritus emergían de un tipo específico de jarra conocida como píxide. Este era un gran recipiente utilizado para diversos fines. He aquí la historia, tal como se cuenta en la Mitología de Bulfinch:

La primera mujer se llamó Pandora. Fue creada en el cielo, y cada dios contribuyó a su perfección. Venus le dio belleza, Mercurio persuasión, Apolo música, etc. Así dotada, fue llevada a la tierra y presentada a Epimeteo, quien la aceptó con gusto, aunque su hermano le advirtió que se cuidara de Júpiter y sus dones. Epimeteo tenía en casa una tinaja donde se guardaban ciertos artículos nocivos que, al preparar al hombre para su nueva morada, no había necesitado. Pandora sintió una gran curiosidad por saber qué contenía aquella tinaja; y un día destapó y miró dentro. De inmediato, una multitud de plagas se desataron para el desventurado hombre —como gota, reumatismo y cólicos para su cuerpo, y envidia, rencor y venganza para su mente—, y se dispersaron por todas partes. Pandora se apresuró a volver a tapar. ¡Pero, por desgracia!, todo el contenido de la tinaja se había escapado, salvo una cosa que yacía en el fondo: la esperanza. Así vemos que hoy en día, cualesquiera que sean los males que nos acechen, la esperanza nunca nos abandona del todo; y mientras la tengamos, ninguna cantidad de otros males podrá hacernos completamente miserables.

Creo que la historia de Pandora está estrechamente vinculada a las visiones en espejo. Primero, activa el frasco quitando la tapa, lo cual evoca claramente los actos rituales necesarios para preparar el espéculo. Luego, emergen unos entitles del recipiente al abrirlo y después de que ella mire dentro. La palabra griega para estos entitles es keres, pequeños espíritus molestos y problemáticos. Su escape evoca al genio asesino de la botella y a los dragones que perturban la paz en los dominios de Lludd.

Pandora sufre la desaprobación que la que mira al espejo parece estar destinada a recibir, y es claramente retratada como la villana del mito. El conflicto doméstico provocado por su levantamiento del párpado es el tema central de la obra. Su desobediencia genera un caos generalizado en el mundo y es responsable de todo tipo de males y enfermedades conocidos por la humanidad.

En esta historia se implica una conexión con la muerte que los lectores de la antigüedad habrían captado de inmediato. Esta conexión reside en la propia píxide , un recipiente de gran tamaño que solía usarse como ataúd para enterrar a los pobres. La vasija que pertenece al esposo de Pandora, Epimeteo, es especial de alguna manera, pero el porqué es un misterio.

El vínculo entre la historia de Pandora y la contemplación del espejo se ve aún más reforzado por la existencia de un ritual practicado en la antigua Roma cientos de años después de la leyenda de Pandora. Es tan similar a mirar dentro de un espejo entreabierto que no puedo evitar pensar que existe una conexión entre el mito griego y la realidad.

Los antiguos romanos tenían un pozo circular llamado mun-dus. Normalmente, el pozo estaba cubierto por una gran tapa hecha de una preciosa piedra azul que hoy conocemos como lapislázuli. El pozo se llenaba de líquido, probablemente agua o vino. Tres días al año (24 de agosto, 5 de octubre y 6 de noviembre) se retiraba la tapa en un ritual asociado con fantasmas.

El historiador romano Varrón dice que "cuando el mundus está abierto, la puerta de los tristes dioses del inframundo está abierta".

Así que creo que, a mi manera, he abierto el tarro de Pandora. Sin embargo, de este tarro moderno seguramente surgirán cosas buenas, como la esperanza y la comprensión.

Los académicos podrían descubrir que las visiones reflejadas son la fuente de muchos de nuestros grandes mitos y leyendas. Me atrevería a decir que tal posibilidad probablemente nunca se les haya presentado a quienes estudian los orígenes de estos relatos. Pero al leer literatura antigua, encuentro cada vez más indicios de que las visiones reflejadas han influido en las historias que han contribuido a las civilizaciones.

Aunque existen muchas líneas de investigación posibles, mi principal interés reside en el ámbito clínico, donde puedo colaborar estrechamente con personas que buscan reencontrarse con sus seres queridos fallecidos. Es allí donde se desarrollan las experiencias audaces y desconcertantes.

Una mujer que asistió a una reunión visionaria con su hijo lo resume mejor que yo. Su hijo había fallecido dos años antes de que ella viniera a mi psicomanteum. Murió de cáncer, una enfermedad que llevaba varios años combatiendo. Su batalla contra esta enfermedad fue típica de la de muchos que la combaten. El cáncer remitía, y justo cuando creían haberlo vencido, regresaba con fuerza. Finalmente, tras varias recaídas, simplemente se rindió.

La mujer extrañaba muchísimo a su hijo. Acudió al psicomanteum con la esperanza de verlo una vez más, solo para comprobar si el dolor había desaparecido.

Nos preparamos todo el día para el encuentro, y luego la invité a entrar en la cabina de apariciones. La experiencia fue satisfactoria. Tuvo varias "visiones de memoria", vívidos fragmentos de su infancia. También relató una fuerte sensación de que su hijo había estado presente con ella en la cabina. "Estaba sentado allí conmigo", dijo al salir. "Nos sentamos juntos y observamos acontecimientos de nuestra vida juntos".

Unos días después recibí una llamada increíble de ella. Unos días después de su visita a mi clínica, despertó de un sueño profundo. No se despertó simplemente, sino que se volvió hiperactiva. Mucho más despierta de lo normal.

Allí, de pie en su habitación, estaba su hijo. Al incorporarse en la cama para observarlo, pudo ver que los estragos del cáncer habían desaparecido. Ahora lucía vibrante y feliz como antes de la enfermedad.

La mujer estaba en éxtasis. Se levantó, encaró a su hijo y comenzó a conversar. Calcula que hablaron durante varios minutos, tiempo suficiente para que ella descubriera que ya no sentía dolor y estaba feliz.

Hablaron de varias cosas, incluyendo la remodelación que la mujer había hecho en la casa tras la muerte de su hijo. Incluso lo llevó a recorrer algunas de las habitaciones donde se habían realizado cambios para mostrarle lo que se había hecho.

Finalmente se dio cuenta de lo que estaba pasando. Estaba hablando con una aparición de su difunto hijo. «No podía creer que fuera él», me dijo. «Así que pregunté si podía tocarlo».

Sin dudarlo un instante, la aparición de su hijo se adelantó y la abrazó. Luego, según contó la mujer, la levantó del suelo y la colocó sobre su cabeza.

"Lo que pasó fue tan real como si él hubiera estado ahí mismo", me dijo la mujer. "Ahora siento que puedo olvidar la muerte de mi hijo y retomar mi vida plenamente".

Impulsado por visiones como ésta, yo también sigo adelante.

 

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Lang, Andrew. La creación de la religión. AMS Press, 1968.

Leeds, Morton y Gardner Murphy. Lo paranormal y lo normal: Una perspectiva histórica, filosófica y teórica. The Scarecrow Press, Inc., 1980.

Lindsay, Charles (fotografías y diarios) y Reimar Schefold (ensayo histórico). Chamán Mentawai: Guardián de la Selva Tropical. Un libro de Aperture, 1991.

Loewe, Michael y Carmen Blacker (eds.). Adivinación y oráculos. George, Allen y Unwin, 1981.

MacKay, Charles. Delirios populares extraordinarios y la locura de las multitudes. Nueva York: Farrar, Straus, Giroux, 1932.

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Mavromatis, Andreas. Hipnagogia: El estado único de conciencia entre la vigilia y el sueño. Routledge, Kegan, Paul Ltd., 1987.

Mishlove, Jeffrey. Pensamiento permitido. Council Oaks Books, 1992.

Morse, Melvin, MD, con Paul Perry. Transformados por la luz: El poderoso efecto de las experiencias cercanas a la muerte en la vida de las personas. Nueva York: Villard Books, 1992.

Panofsky, Dora y Ervvin. La caja de Pandora: Los aspectos cambiantes de un símbolo mítico. Princeton, NJ: Princeton University Press, 1991.

Parke, HW Oráculos griegos. Biblioteca de la Universidad Hutchinson, 1967.

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Rawcliffe, DH. Fenómenos Ocultos y Sobrenaturales. Publicaciones Dover, 1959.

Schultes, Richard Evans, y Hoffman, Albert. Plantas de los Dioses: Sus poderes sagrados, curativos y alucinógenos. Healing Arts Press, 1979.

Estrabón. Traducido por Horace Leonard Jones. Geografía de Estrabón, vol. 11, Cambridge, Massachusetts: Harvard University Press, Biblioteca Clásica Loeb, 1917.

Thomas, Northcote W. Observación de cristales: su historia y práctica, con un análisis de la evidencia de la adivinación telepática. Dodge Publishing Company, 1905; Health Research, 1968.

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Vandenberg, Phillipp. El misterio de los oráculos. Macmillan Publishing Company, Inc., 1979.

 

SOBRE LOS AUTORES

 

Paul Perry es el exeditor ejecutivo de la revista American Health y coautor, junto con el Dr. Melvin Morse, de " Más cerca de la luz: Aprendiendo de las experiencias cercanas a la muerte de los niños", un éxito de ventas del New York Times. Este es el tercer libro que coescribe con el Dr. Raymond Moody.


El Dr. Raymond A. Moody obtuvo su doctorado en la Universidad de Virginia y su doctorado en Medicina en la Facultad de Medicina de Georgia. Realizó su residencia en la Facultad de Medicina de la Universidad de Virginia. Entre sus obras anteriores se incluyen " Vida después de la vida" y "Reflexiones sobre la vida después de la vida". Es director del Teatro de la Mente en Anniston, Alabama.

 

Solapa

Reuniones es la culminación de la investigación más innovadora del Dr. Raymond Moody desde la publicación del clásico " Vida después de la muerte" que aún se publica casi veinte años después. El Dr. Moody, el primer médico en investigar la experiencia cercana a la muerte y establecer su legitimidad científica, es sin duda la máxima autoridad en su campo. Con "Reuniones " , va más allá de su propio libro "Vida después de la vida" para presentar un estudio científico de personas que han tenido contacto con apariciones de muertos.

Al experimentar con fenómenos como ver apariciones en espejos y cristales y técnicas como el uso de cámaras especialmente diseñadas para provocar visiones, el Dr. Moody ha logrado resultados asombrosos al invocar los espíritus de los muertos, produciendo encuentros visionarios en un entorno de laboratorio.

En Reuniones, comparte sus extraordinarios hallazgos con lectores de todo el mundo y explora métodos mediante los cuales nosotros, los vivos, podemos comunicarnos con familiares, amigos y amantes fallecidos. Basándose en sólidos datos históricos, antropológicos y literarios, el Dr. Moody relata convincentes relatos de ilusiones perceptivas, estados hipnagógicos, trance y elevación espiritual: estudios de caso que harán reflexionar incluso a los escépticos.

Contactar a los seres queridos fallecidos no solo es un profundo deseo humano, sino que, según el Dr. Moody, también es parte fundamental del proceso de duelo y sanación. En  Reuniones, demuestra que este sueño universal es una realidad alcanzable, ofreciendo sugerencias sobre cómo cualquier persona puede usar sus técnicas para crear su propio reencuentro con un ser querido fallecido.

Ya sean una proyección de nuestra mente subconsciente o una prueba de vida después de la muerte, los sorprendentes hallazgos del Dr. Moody prometen iniciar todo un campo de investigación y brindar consuelo a personas de todo el mundo.

Cubierta: Espejo egipcio, Tumba de las Tres Princesas, Dinastía 18. ©1992 El Museo Metropolitano de Arte 

Fondo Fletcher, 1926. (26.8.98)

 

Contraportada

 Reuniones es el estudio pionero sobre cómo establecer contacto con las apariciones de los muertos

A continuación se muestran algunas visiones que han tenido lugar en la clínica del Dr. Moody:

¡No hay duda de que la persona que vi en el espejo era mi madre! No sé de dónde venía, pero estoy convencido de que era la persona real. Me miraba desde el espejo... Podía ver que tenía casi setenta años, más o menos la misma edad que tenía cuando murió. Sin embargo, se veía más sana y feliz que al final de su vida.

Sus labios no se movieron, pero me habló y escuché claramente lo que tenía que decir. Dijo: «Estoy bien», y sonrió feliz.

De repente, sentí con mucha fuerza la presencia de mi sobrino, que se había suicidado. Tenía una relación muy estrecha con este sobrino, que llevaba el nombre de mi padre y el mío.

Escuché su voz con mucha claridad. Me hablaba. Me saludó y me dio un mensaje muy sencillo. Dijo: "Hazle saber a mi madre que estoy bien y que la quiero mucho".

Vi nubes grandes, luces y movimiento de un lado a otro del espejo. Había luces en las nubes que cambiaban de color. Por un momento pensé que iba a ver a mi difunto esposo, pero no fue así.

En cambio, de repente sentí su presencia. No lo vi, pero sabía que estaba a mi lado. Entonces lo oí hablar. Me dijo: "Sigue adelante, estás viviendo bien y criando bien a tus hijos".

 

Derechos de autor

(1993) del Dr. Raymond Moody con Paul Perry

Se agradece a los siguientes autores por permitir material ya publicado:

Healing Arts Press: Extracto de Plantas de los Dioses , de Richard Evans Schultes y Albert Hoffman. Publicado por Healing Arts Press, un sello de Inner Traditions International, Ltd., One Park Street, Rochester, VT 05767. Reimpreso con autorización.

Prensa de la Universidad Johns Hopkins: Extracto de Asciepio, Volumen I, por Emma I. y Ludwig Edelstein. Reimpreso con autorización de la Prensa de la Universidad Johns Hopkins.

Oxford University Press: Extracto de "Un Estudio de Historia", Volumen X, de Arnold Toynbee. Reimpreso con autorización de Oxford University Press.

Scarecrow Press, Inc.: Extracto de "Lo Paranormal y lo Normal" de Morton Leeds y Gardner Murphy. Reimpreso con autorización de Scarecrow Press, Inc.

Texto original

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