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Elisa: Dime, Erik, ¿qué somos realmente?
Erik: Somos parte de un gran campo de energía, de conciencia hecha de
energía. Somos segmentos individuales de esa conciencia, pero también somos el
todo, como un holograma, que puede ser, al mismo tiempo, tanto el todo como
partes del todo. Dicho del modo más simple, somos energía sensible.
Elisa: ¿Cuál es nuestro propósito como partes, y como todo, de ese
campo de conciencia?
Erik: Tratamos de buscar una entropía más baja, tanto como unidades
separadas como parte del todo. Proyectamos al todo, lo que hacemos
individualmente. Estamos aquí para evolucionar hacia un nivel superior.
Elisa: Pero, ¿qué es eso, en realidad? Sé que una entropía más baja
significa un desorden o caos más bajo, pero ¿qué significa eso en términos
prácticos? ¿Cuál es el punto final?
Erik: Para empezar, intentamos llegar al punto en el que nos quedemos
en el Cielo para trabajar con otros que todavía están en el plano terrenal
esforzándose por evolucionar.
Elisa: Bien, puedo ver eso como el punto final para nosotros, como
almas individuales, pero ¿qué pasa con el todo? ¿Cuál es nuestro objetivo como
campo completo de conciencia, como conjunto de todas las almas?
Erik: Buscamos convertirnos en amor, amor incondicional, como individuos, pero también para el
universo como un todo, para que cada alma lo abrace. Esa es la entropía más
baja. Ese es el punto final.
Elisa: Encuentro fascinante todo esto de amor igual a energía, porque cuando amo a alguien incondicionalmente,
siento esta extraña vibración, una sensación de que mi alma se está expandiendo
más allá de todos los límites. Se siente electrizante y vigorizante, como si
estuviera conectado a una fuente de energía inmensa y benévola.
Elisa: Erik, escuché a alguien describirnos como conciencias que,
experimentándose a sí mismas, se mueven a través de varias perspectivas.
Erik: ¡Maldita sea! ¿Quién escribió eso?
Elisa: no lo recuerdo.
Erik: Sí, mamá, eso es lo que somos. Esa persona, prácticamente lo clavó.
Elisa: Y dime, Erik por lo que veo, ¿por qué los problemas parecen ser mucho más difíciles de resolver en la otra vida? ¿Por qué es preferible tratar con ellos aquí? Pregunto esto para ayudar a aquellos que consideran el suicidio, para que se den cuenta de que sus problemas no solo se quedan con ellos cuando cruzan, sino que también son mucho más difíciles de manejar.
Erik: Mamá, nos ocupamos de los problemas en el plano terrenal, no en
el cielo. En ese sentido, si no logras hacer algo en tu vida terrenal, tendrás
que lidiar con eso cuando reencarnes.
Elisa: Está bien. Pero en tu caso ...
Erik: Espera, que no he terminado. Si dejamos muchas cosas [terrenales]
sin hacer y regresamos a la otra vida, podemos sentirnos arrepentidos; podemos
estar muy decepcionados e infelices con nosotros mismos, pero no podemos
empezar a trabajar en las cosas de nuevo hasta que volvamos al plano terrenal.
Elisa: ¿Y eso, por qué?
Erik: Debido a la dualidad. En la otra vida todos actúan al máximo
nivel de su iluminación. Las almas aquí se ayudan mucho unas a otras: se aman,
se nutren y desean ser útiles las unas a las otras. Es allí, en el plano
terrenal, donde olvidamos quiénes somos, dónde hemos estado, y qué se supone
que debemos hacer. Eso es amnesia espiritual. Llegamos [a la Tierra] y no
recordamos quiénes y qué somos, y cuál es nuestro plano espiritual; y cuando
llegamos al plano terrenal, generalmente comenzamos a trabajar en esos temas de
inmediato. Esos problemas hacen que la vida sea muy desafiante allí donde te
encuentres.
Elisa: ¡Cuéntame sobre eso!
Erik: Bueno. Algunas personas correrán hacia sus problemas y harán el
trabajo. Pero la mayoría de la gente, cuando se adapta al plano terrenal,
empieza a preocuparse por lo que piensan los demás. Buscan aprobación y aceptación;
nadie quiere ser rechazado. Entonces, lo que sucede es que comenzamos a regalar
partes de nosotros mismos hasta que no tenemos idea de quién diablos somos, y
qué se supone que debemos hacer. Es la lucha por encontrar las respuestas a
esas preguntas lo que nos proporciona los desafíos que necesitamos para crecer.
Ese redescubrimiento de nosotros mismos es lo que debemos hacer en el plano
terrenal. Se trata más de recordar, y menos de aprender.
Elisa: O sea, la clásica frase de sin dolor no hay ganancia, lo
entiendo. Pero Erik, tú también evolucionas en la otra vida, ¿verdad?
Erik: Sí, pero se trata principalmente de recibir terapia y aprender
nuevos conceptos. Cuando recibí terapia pude conectar los problemas que tuve en
mi última vida con sucesos de vidas pasadas. Pero cuando vuelva al plano
terrenal adquiriré de nuevo la amnesia espiritual y tendré que lidiar,
nuevamente, con la superación de esos problemas. No te das cuenta, mamá, pero
es un dolor cruzar al otro lado y darte cuenta de que todavía tienes problemas
que resolver. Eso es un gran problema. Puedes entender tus problemas, puedes
verlos aquí, en el Cielo, desde una perspectiva conceptual, pero necesitas el
componente experiencial para resolverlos realmente, y recordar completamente
quién y qué eres verdaderamente. Es como estudiar química orgánica; necesitas
el laboratorio para entenderla totalmente.
Elisa: Sí, y aun así . . .
Erik: Está bien. Imagina que quieres saber sobre los bizcochos de
chocolate, también llamados en algunos sitios, morenitos. Así que lees la
receta y crees que ya lo tienes aprendido. Pero no es así. Tienes que hacer los
morenitos, con el riesgo de quemarte los dedos al hornearlos, para luego
probarlos y saber realmente lo que es ese bizcocho de chocolate. Solo entonces
podrás comprender verdaderamente el concepto del morenito de chocolate.
Elisa: Bueno, pero seguro que sería mejor si pudiéramos encontrar una
manera de obtener ese componente experiencial mientras estamos en el mundo del
espíritu. Me gustaría tener las fichas de apoyo, en lugar de estar en la obra
de teatro y poder lastimarme en las escenas de acción.
Erik: Eso estaría bien, ¿verdad? Sí, al diablo con todo esto.
¡Hagámoslo aquí, en el mundo del espíritu!
Elisa: Sí, yo voto por eso.
Erik: Pero mamá, sabes que esa no es la cuestión. El objetivo de
aprender realmente, el propósito, es tener un lugar donde se pueda aprender.
Piensa en ello: los seres espirituales no aprenden, recuerdan. Recuerdan cómo
acceder a la información, y la absorben.
Elisa: Sí.
Erik: En el mundo espiritual existe unidad entre pasado, presente y
futuro. No hay lucha ni desafío para aprender, solo desafío para recordar.
Entonces, en la Tierra, ¡bingo! Podemos borrar partes de lo que ya recordamos.
Podemos encarnarnos en el plano terrenal, y podemos aprender de esa lucha entre
el bien y el mal.
Jamie: ¡Vaya! ¡Habla tan rápido que apenas puedo seguir el ritmo!
Erik: Hay algo de verdad en esa afirmación que dice: "No sabes lo
que tienes hasta que lo pierdes".
Elisa: ¡Muy cierto!
Erik: ¡Cuando estás en el espíritu, no puedes escapar! ¡No puedes
escapar de nada! Y, francamente, no querrás escaparte. Eso es lo que eres. Eso
te envuelve y se siente genial. En ese sentido se trata, un poco, de aprender
respetando el lugar de donde vienes y lo que tienes en el ámbito espiritual.
Además, en la Tierra, es un lugar:
Elisa: [Hay una pausa mientras Jamie escucha.]
Erik: La Tierra es un lugar que tiene una dimensión inferior, y aunque
el Cielo es multidimensional, hay infinitas dimensiones por ahí fuera. Así que
hay otras razas y, ya sabes, grupos de personas o seres que están en niveles
dimensionales separados, a los que no podemos acceder mientras estamos en
espíritu.
Elisa: ¿De veras?
Erik: ¡Sí! Pero cuando nos reencarnamos en la Tierra, nos encarnamos en
un plano dimensional fijo. Es por eso por lo que tienes gente de la Tierra, de
los cielos, de las estrellas. Todos podemos estar en un mismo lugar, justo
aquí, en la Tierra. Es una verdadera comunidad mixta.
Elisa: ¡Sí, diversidad!
Jamie: ¡Nunca lo había pensado de esa manera!
Elisa: La Tierra es como una especie de lugar de reunión.
Jamie: Sí, ¡me gusta un poco más este lugar!
Erik: Así que llegamos aquí, y otras razas de seres están haciendo lo
mismo, como diciendo, "¡reunámonos y encontrémonos allí, en la Tierra! ¿Qué
tal si en Madrid, España? ¡Todos podemos estar en la misma dimensión!". Y
los otros dirán: “Está bien. Reunámonos y festejemos".
Elisa: ¡Eso es tan fascinante! ¿Algo más que quieras agregar, cariño?
Jamie: Dice que se estaba metiendo con el gato.
Elisa: Sí. Ringo, (uno de los gatos de la familia) está en la puerta de
nuevo, maullando. Apuesto a que es fácil meterse con los gatos.
Erik: Sí, son tan sensibles a los espíritus. Es muy divertido jugar con
ellos.
Elisa: Estamos divagamos un poco.
Erik: Otra razón por la que no puedes evolucionar mucho en la otra vida
es porque recuerdas cómo acceder a la información, y absorberla. Es como un
estudiante que tiene todas las respuestas para un cuestionario. ¿Cómo puedes
aprender una mierda de esa manera? No puedes.
Elisa: Sí.
Erik: Y aquí, en el mundo del espíritu, hay unidad entre pasado, presente y futuro, por
lo que no tienes esa causa y efecto que proviene de la existencia lineal. ¿Cómo
se puede aprender de un error si no se produce efecto alguno? Eso es como no
tener consecuencias por lo que haces.
Elisa: Interesante. Ahora bien, ¿los humanos siguen evolucionando
física y emocionalmente? ¿Cómo seremos dentro de miles o decenas de miles de
años?
Erik: Los humanos están evolucionando emocional y energéticamente, y eso
es lo que hará que lo físico cambie. Lo que irá primero serán sistemas de
órganos como el digestivo. Seguiremos siendo, (estoy simplificando aquí),
pulmonados, es decir, respiradores de aire. Aun tendremos corazón, ojos y
sentidos, pero obtendremos percepciones extrasensoriales. Seguiremos con todos
nuestros dedos, y tendremos más habilidades telepáticas.
Elisa: Qué bueno.
Erik: Comeremos menos porque [consumiremos] energía en lugar de
alimentos.
Elisa: ¡Eso es fascinante!
Erik: Sí. Supongo que a mucha gente le gustará eso pero, demonios,
[todavía] me encanta un pastel de chocolate.
Erik: El ADN también será diferente; estará más basado en la luz. Eso
es todo lo que sé ahora mismo.
Elisa: Parece que nos esperan algunos cambios maravillosos.
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